Merleau-Ponty - "La Sensación" - "La asociación y la proyección de recuerdos" - Seminario de Diseño Gráfico y Publicitario - Cátedra: Savransky
La
fenomenología de la percepción (M. Merleau-Ponty)
Capítulo 1: “LA SENSACIÓN”
Cuando la Gestalt nos dice que una figura sobre un fondo es el dato sensible más simple que
podemos obtener, nos esta dando la definición misma del fenómeno perceptivo,
aquello sin lo cual un fenómeno no puede llamarse percepción. El algo
perceptible forma siempre parte de un "campo". Una placa homogénea,
al no ofrecer nada que percibir, no puede ser dada en ninguna percepción. La
pura impresión es imperceptible y, en consecuencia, impensable como momento de
la percepción.
Renunciaré a definir la sensación por la impresión pura. El rojo y el
verde no son sensaciones, son algo sensible y la cualidad no es un elemento de
la conciencia, sino una propiedad del objeto.
La cualidad no se experimenta nunca inmediatamente y toda conciencia es
conciencia de alguna cosa. Esta "alguna cosa" no es necesariamente un
objeto identificable. Hay dos manera de engañarse sobre la cualidad: una
consiste en convertirla en un elemento de la conciencia, cuando es objeto de la
conciencia, tratarla como impresión muda, cuando tiene siempre un sentido;
otra es creer que este sentido y este objeto, al nivel de la cualidad, son
plenos y determinados.
El segundo error viene del prejuicio del mundo. Construimos por la
óptica y la geometría el fragmento de mundo cuya imagen puede formarse en
nuestra retina. Todo lo que pase fuera de ese perímetro no actúa ya sobre nuestra vida. Deberíamos percibir,
pues, un segmento del mundo acotado por
límites. Ahora bien, la experiencia no ofrece nada que se le parezca y no
comprenderemos nunca, a partir del mundo, qué es un campo visual.
Hay que reconocer lo indeterminado como un fenómeno positivo. En esta atmósfera se presenta la cualidad. El
sentido que entraña es un sentido equivoco, se trata más bien de un valor
expresivo que no de una significación lógica.
El texto del mundo exterior no es copiado sino constituido.
Lo sensible es aquello que se capta con los sentidos, pero sabemos que
ese "con" no es simplemente instrumental, que el aparato sensorial no
es un conductor, que aún en la periferia la impresión fisiológica se encuentra
encajada en relaciones.
Si nos volvemos a la experiencia perceptiva, observamos que la ciencia
no consigue sino construir una semejanza de la subjetividad: introduce
sensaciones que son cosas, ahí donde la
experiencia muestra que ya hay conjuntos significativos, somete el universo
fenoménico a categorías que no valen sino en el universo de la ciencia, sin ver
que lo peculiar de lo percibido es admitir la ambigüedad, el dejarse modelar
por su contexto.
Capítulo 2: “LA ASOCIACIÓN
Y LA PROYECCION DE RECUERDOS”
Las sensaciones y las imágenes que deberían empezar y terminar todo el
conocimiento no aparecen nunca sino en un horizonte de sentido, y la
significación de lo percibido (lejos de ser el resultado de una asociación)
está, por lo contrario presupuesta en todas las asociaciones (ya se trate de la sinopsis de una figura
presente o bien de la evocación de las experiencias pasadas).
Nuestro campo perceptivo está formado por "cosas" y por
"vacíos entre las cosas". Las partes de una cosa no están
entrelazadas entre si por una simple asociación exterior.
Si nos pusiéramos a ver como cosas los intervalos ente las cosas, el
aspecto del mundo cambiaría sensiblemente. No se trataría de los mismos
elementos enlazados de otra manera, sino real y verdaderamente de otro mundo.
No hay datos indiferentes que le dé por formar, reuniéndose, una cosa,
porque contigüidades o semejanzas los asocien: por el contrario, porque
percibimos un conjunto como cosa, la actitud analítica puede discernir ahí
ulteriormente semejanzas o continuidades.
Sin la percepción del todo no pensaríamos en subrayar la semejanza
o la contigüidad de sus elementos, sino
que no formarían parte del mismo mundo y no existirían en modo alguno.
Para una descripción pura -y la Teoría de la Forma pretende ser tal- la
contigüidad y la semejanza de los estímulos no son anteriores a la constitución
del conjunto. La "buena forma" no se realiza porque fuera buena en
sí, sino que es buena porque se realiza en nuestra experiencia. Las pretendidas
condiciones de la percepción no se anticipan a la percepción misma.
La función esencial de la percepción consiste en fundar o inaugurar el
conocimiento y la vemos a través de sus resultados. La unidad de la cosa en la
percepción no es construida por la asociación, sino que, condición de la
asociación, se anticipa a si misma.
El pasado no es traído a la percepción presente por un mecanismo de
asociación, sino desplegado por la conciencia presente misma.
Antes de todo aporte de la memoria, lo visto debe organizarse de tal
manera que me ofrezca un cuadro en que pueda reconocer mis experiencias
anteriores. De este modo, el invocar recuerdos presupone lo que se trata de
explicar: la puesta en forma de los datos, la imposición de un sentido al caos
sensible. En el momento en que la evocación de los recuerdos es posible, se
hace superflua, puesto que la obra que de ella se esperaba ya está realizada.
La experiencia pasada no puede aparecer sino a posteriori como causa de
la ilusión, ha sido necesario primero que la experiencia presente tome forma y
sentido para que pueda evocar este recuerdo y no otro.
Si se admite que los recuerdos no se proyectan por si mismos sobre las sensaciones y que la conciencia los
confronta con el dato presente para quedarse con los que concuerdan con él, se
reconoce un texto original que entraña en sí un sentido y lo opone al de los
recuerdos: este texto es la percepción misma.
Una atmósfera , un horizonte o si se quiere, "montajes
dados" que le asignan una situación
temporal, tal es la presencia de lo pasado que hace posible los actos distintos
de percepción y de rememoración.
Percibir no es experimentar una multitud de impresiones que traerían
consigo recuerdos capaces de completarlas, sino que es ver brotar de una
constelación de datos, un sentido inmanente sin el cual ningún llamado a los
recuerdos es posible. Percibir no es recordar.
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