Ir al contenido principal

Historia de los Medios - Resumen Unidad 1 - Cátedra: Levenberg

BARBIER Y LAVENIR – HISTORIA DE LOS MEDIOS: DE DIDEROT A INTERNET – PÁGINAS 9 A 19

Introducción. Los medios tienen una historia.
Definición de medios: Por medios entendemos todos los sistemas de comunicación que permiten a una sociedad desempeñar tres funciones esenciales: la conservación, la comunicación a distancia de los mensajes y de los saberes y la renovación de las prácticas culturales y políticas.
à toda estructura socialmente instituida de comunicación y al SOPORTE de esas estructuras.
Los medios y la gestión material: La acción de los medios tiene lugar en el corazón mismo de la vida social. Toda sociedad se organiza a través de múltiples instrumentos de mediación.
Los medios y el saber: El estudio de los medios nos conduce a dos órdenes de fenómenos igualmente fundamentales. El registro de la información por medio de un soporte material que asegura su conservación a más o menos largo plazo, permite la acumulación de saberes y de conocimientos, lo que lo convierte en un intermediario indispensable de una historia del pensamiento. La primera revolución del libro está signada por la invención de Gutenberg hacia 1450. Pero hay que esperar a que la misma multiplicación de los libros imoresos permita la emergencia de técnicas de trabajo y, más tarde, la invención progresiva de otro modo de lectura, la redacción de catálogos, enciclopedias y, a mediados del siglo XVI, la formación de bibliotecas modernas, para que, en un segundo momento, el cambio desemboque en el cuestionamiento de los viejos modelos del saber, en una reorganización global. La estructura y la organización del saber están determinadas por las características materiales de los medios utilizados, por su masa y por las prácticas de apropiación que ellos vuelven o no posibles.
Los medios y la política: Administras e informar desembocan en la cuestión de la política, donde intervienen dos factores principales, uno de orden estructural y el otro histórico. 1- Las estructuras. Toda sociedad humana funciona a partir de elementos materiales, de modos de organización y de prácticas sociales, pero también a partir de un imaginario global, de una cultura abstracta que le permite situarse en el tiempo, dar sentido a su existencia y experiencia y definir la dirección deseable de su porvenir. Este modelo está constituido en primer lugar por las categorías abstractas. 2- por el lado de la historia, la cuestión central es la del acceso a los medios y a las informaciones que ellos proporcionan. Ya en los siglos XV y XVI la posibilidad de multiplicar los ejemplares de un texto planta el problema de la expansión del campo de lectores y de lectura.
El fenómeno no desapareció en la actualidad.  Por un lado, las técnicas contemporáneas ligadas a la rapidez de las comunicaciones y a la posibilidad de tratar masas importantes de información permitiría la democratización. Sin embargo, la misma masa de información disponible vuelve imposible su uso, mientras que la creciente complejidad técnica de los instrumentos informáticos convierte en hipótesis el dominio autónomo del sistema por parte del usuario medio.
La historia de los medios y la histografía: La historia del libro se propone historizar las condiciones del reencuentro entre el mundo del texto y el mundo del lector. La historia de los medios (historia del lazo social más elaborado), conduce a una problemática política, a saber: la ideología, los modos de dominación y participación, los medios de administración, las vías de una eventual impugnación. El campo principal en que se concentra la investigación histórica reciente es el de la historia económica y social. Y la historia de los medios tiene un lugar central ya sea que se trate de la historia de las técnicas o de la historia de la economía de la producción, difusión y consumo. Para el hombre del año 2000 interesado en la realidad de esta tercera revolución mediática en la que está inmerso, la historia de los medios tiene el interés no sólo de superar la axiomática aportando elementos de información y de comparación, sino también de escapar de un discurso dedicado a la abalanza de nuevos medios y al desprecio de los tradicionales. No cabe al historiador proponer una teoría general de los medios: se trata de una puesta en situación diacrónica de los sistemas de comunicación en el sentido más amplio. Estos se organizan sobre el fondo de una historia anterior. Más tarde se desarrolla según orientaciones renovadas en función de las necesidades, del movimiento de las ideas e ideologías y de las evoluciones en conjunto de las sociedades. Por último, los mensajes y los tipos de informaciones que transmiten, sus configuraciones materiales y sus modos de circulación y recepción, repercuten sobre la sociedad global.
Los tiempos de los medios: Si los medios designan tanto los soportes como las formas de comunicación, las funciones principales de éstas acompañan los cambios de la sociedad global. Se distinguen, a partir de 1750, tres lógicas sucesivas. Aquí se conoce la culminación del desmantelamiento de los esquemas de percepción y representación que permitían la manipulación del mundo. En esa época también surge el universo científico y técnico y, con él, nuevos sistemas y nuevas prácticas de comunicación. En 1751 comienza a publicarse la Enciclopedia, cuyo objetivo es reunir los conocimientos dispersos, exponer su sistema general y transmitirlo. En ésta lógica política, lo escrito y lo impreso permiten la generalización de las Luces (progreso para la mayoría). La teoría de los poderes se vuelve más sutil aunque el sistema sigue siendo conservador.  La estructura económica de las sociedades se transforma: llega la revolución industrial a Inglaterra extendiéndose, de a poco, en el continente. La producción no agrícola aumenta, llega la urbanización y nuevas prácticas de consumo. Hay tendido de redes que hacen surgir la experiencia de un transporte rápido de la información. Estas redes permiten pensar y organizar el control de la circulación de información en las democracias representativas modernas y en las economías liberales. La primera parte del siglo XX está signada por la diversificación de los medios en dirección a la imagen y sonido. Igual que el libro y el periódico, el cine cumple una función política, en la medida en que ofrece una representación imaginaria de las relaciones individuales y de la sociedad en las obras de ficción, mientras que su función informativa asocia representación al mundo y puesta en escena de la vida colectiva. Tras la segunda guerra mundial, la televisión es la heredera directa de los modelos precedentes , no sólo porque ella recupera las capacidades de los hombres de radio y cine, sino por que plantea en otros términos la cuestión de la construcción social de la vida colectiva.



ROWLAND - HISTORIA GENERAL DE LOS MEDIOS Y SISTEMAS DE COMUNICACIÓN

Durante gran parte de su vida inicial, la historia de la comunicación fue la historia de la prensa.  Los mejores trabajos en esta línea tendían a situar sus explicaciones en un contexto social más amplio, por ejemplo, analizando la relación entre la prensa y las cambiantes formas de democracia, entre el cine y la experiencia sociocultural, etc. A partir de ello se generó el primer cambio significativo de la historiografía de la comunicación: ampliar el marco de referencia horizontal, situar la historia de los medios de la comunicación en la perspectiva más amplia de las instituciones sociales. Por lo tanto, si el primer gran cambio consistió en ampliar el marco de referencia horizontal, el segundo gran cambio es ampliar el marco verticalmente, considerar la historia –más amplia- de las instituciones de los medios de difusión sobre un telón de fondo cronológico mucho más profundo de la totalidad de la historia humana, examinar el papel de la comunicación en el desarrollo de la especie humana y sus formas de civilización.
Historiadores de la comunicación como Walter Ong, Elizabeth Eisenstein y Harold Adams Innis comparten un gran interés por el profundo contexto de la civilización de todas las formas principales de tecnologías de la comunicación. Hay varios principios clave de esta escuela de historiografía de la comunicación. En primer lugar, se conciben a todos los medios y tecnologías de la comunicación contemporánea como extensiones de las capacidades humanas de comunicación básicas e innatas. Incluso las modernas tecnologías son vistas como las últimas formas de las antiguas tecnologías de comunicación humana que incluyen el discurso, el gesto, el drama, el ritual social de todo tipo.En segundo lugar, en tanto que estas distintas tecnologías han ejercido una influencia distinta durante los diferentes períodos de la experiencia humana, han tenido impacto diverso en las características definitorias de las capacidades de la especie. En otras palabras, la totalidad de la experiencia humana, por tanto, parece depender en gran parte de la forma o formas de comunicación vigentes durante cualquier época.En tercer lugar, si estas relaciones entre los sistemas de comunicación y los amplios modelos de pensamiento y experiencia humana son tan fuertes, entonces la historia de la comunicación es mucho más central para la historia humana de lo que se reconoce. Desde finales del siglo XIX, la historia académica ha estado fragmentada entre los otros grandes campos de aprendizaje social y humanístico. Esto es, hemos tenido varias historias, como la historia económica, política, social y cultural. Cada una ha luchado por su supremacía como historia esencial, historia infraestructural sobre la cual se edifican las demás. Pero con la llegada de la perspectiva de la historia de la comunicación ha aparecido otro contrincante. En su forma emergente, la historia de la comunicación contemporánea ofrece la expectativa de que los patrones, sistemas y tecnologías de comunicación no sólo son importantes, sino centrales e indispensables para la historia humana, y que puede que las demás ramas formales de la historia deban reescribirse bajo su óptica. Así mismo, en su forma actual, la historia de la comunicación tiene implicaciones profundas y de largo alcance, no sólo para la historia sino también para las investigaciones en comunicación y el periodismo. Sin embargo, debería quedar claro que la perspectiva histórica planteada presenta una serie de nuevas preguntas y advertencias importantes. Por ejemplo, si se han de considerar las formas de comunicación y la experiencia de los medios de difusión como centrales para el desarrollo de la experiencia humana, ¿en qué medida son fundamentales?¿Hasta qué punto este argumento roza una forma de determinismo tecnológico contra el que nos previenen fuertemente nuestros más recientes estudios, tanto sobre investigaciones sobre comunicación como sobre la filosofía de la tecnología? O, por otro lado, si tenemos que adoptar un sentido cronológico más profundo de la historia de la comunicación y trasladamos el problema a los orígenes de la civilización humana, ¿cuánto debemos retroceder? Hemos pensado por costumbre en la “evolución” de la comunicación como una progresión a través de una trilogía desde la cultura oral a través de la imprenta hasta la electrónica. Más aun, la investigación antropológica contemporánea sugiere la posibilidad de una capacidad kinésica fuerte y pre-oral. Bien pudiera ser que los sistemas de gestos, posturas, movimientos y signos precedan a los modelos formales de discurso y lenguaje: ¿Podría ser que nuestra herencia clásica griega y la larga influencia de la retórica en la conciencia académica occidental hayan sobrevalorado la tradición en la evolución oral de la mente y la cultura? Si es así, tendrían que añadirse las dimensiones de una cultura pre-oral a la trilogía usual, haciendo de ella por lo menos un cuarteto. Mientras tanto, ¿que hay de los períodos de transición? Los modelos de trilogía o cuarteto imaginan una distinción bien clara entre una cultura o tradición de comunicación y otra. Más aún, cuanto más estudiamos el problema del cambio, más cuenta nos damos del problema de John Donne de encontrar la línea divisoria entre el día y la noche: ¿Cuánto tiempo duro la cultura manuscrita occidental?¿En qué medida era oral? O, considerándolo desde otro punto de vista, ¿cuánto de lo que consideramos cultura impresa anticipó –si no determinó- aquella cultura? Tales preguntas no son triviales en nuestra propia época cuando todavía estamos en los primeros días de lo que creemos que es una cultura electrónica. No es que las lecturas seleccionadas por [Crowley y Heyer] respondan a estas preguntas o que debamos esperar que lo hagan. Pero la perspectiva que se ofrece aquí sobre la historia de la comunicación es rica y convincente. Hará que sea considerablemente más fácil enseñar a partir de ahora las sofisticadas historias de la tecnología de los medios de difusión y de las comunicaciones, dándoles un marco de trabajo mucho más riguroso y comprensible.



OJEDA – SORE LA GÉNESIS DEL ALABETO OCCIDENTAL

CONSTITUCIÓN Y TRANSFORMACIONES DEL ALFABETO OCCIDENTAL
El lenguaje, tanto oral como escrito, se sostiene en las sociedades históricas sobre el método de la autoridad. Aprendemos de nuestros padres las palabras que describirán/constituirán nuestro mundo, y de las instituciones educativas las reglas y práctica de la escritura; a esto no ofrecemos ninguna resistencia. Nuestro alfabeto comparte su raíz con otros repertorios de signos, algunos similares, como el griego, y otros completamente diferentes (en apariencia) como el hebreo. El desarrollo de la escritura, organizado cronológicamente, se puede clasificar en tres períodos: a) pre-escritural; b) escritural pre-alfabético; c) alfabético. Dentro del tercer período, a su vez, se diferencian otras tres etapas: c.1) de la conformación del primer alfabeto al alfabeto romano; c.2) desde la institucionalización del alfabeto romano a la invención de la imprenta; c.3) desde la invención de la imprenta hasta nuestros días. Es en esta etapa donde se desarrollan los cambios más significativos.
A) Período pre-escritural: Las primeras expresiones gráficas se remontan al paleolítico (40000-25000 a.C.). El primer hallazgo de esta época fue realizada por Marcelino de Santuola en el 1880 y consistía de pinturas halladas en la cueva de Altamira, España. Quince años después, se descubrirían representaciones de mamuts y renos en cuevas, confirmando la existencia del arte rupestre. Las hipótesis de carácter comunicativo fueron dejadas de lado ya que, por ejemplo, no estaban a la vista de todos y era muy difícil acceder a ellas, por lo que se pensaba que tenían una función mágica. Se conoce que estas comunidades nómades poseían actividades rituales para cohesionar al grupo, estimularlo, darle seguridad y ofrecer certezas ante un bajo nivel de conocimiento y dominio de la naturaleza. Se podría sostener que el representar a los animales y escenas de cacería era una forma de poseer lo representado: el signo no sustituía el objeto para hacerlo presente en algún aspecto, sino que ERA el objeto. Para que estos pictogramas lleguen a ser unidades de un alfabeto, será necesario que establezcan una relación estable con un sonido y que se independicen del significado denotado, llegando a una forma estable y abstracta.
B) Etapa escritural pre-alfabética: Entre los años 6000-8000 a.C. (etapa neolítica), se produce la “revolución de la agricultura”. Esto afectó a todos los órdenes de la vida humana. El aprendizaje de la producción sistemática de alimentos por medio del manejo de la agricultura y la generación de excedente alimentario, permitió que las comunidades se asienten en un sitio. También derivó en el desarrollo de prácticas sociales regulares de distinto nivel de complejidad. Resultaba necesario registrar información, y esto llevó a nuevas formas comunicacionales que lograron el desarrollo de la cultura. Entre estas formas se encuentran las formas nemotécnicas de narración y las formas de escrituras. Estas últimas significaron la convencionalización de reglas de dibujo y, luego, de ideas.
                B.1) Pictogramas: Consistían en dibujos que representaban a determinados objetos, de manera denotativa, sin que mediaran simbolizaciones intencionales entre el objeto y el signo. Los dibujos imitaban fielmente la cosa. La sustitución era simple y no tenía una carga simbólica que excediera la descripción del objeto.
                B.2) La escritura pictográfica y la aparición de ideogramas: Por un lado, se empiezan a dar relaciones entre los distintos signos, fenómeno denominado escritura pictográfica, y, por el otro, algunos signos comienzan a condensar y desplazar sus significados, dándose en ellos un creciente grado de simbolización, llamados ideogramas.
Las escrituras pictográficas funcionaban como cuentos sin palabras, donde la narración se iba articulando en función de la combinación de los diferentes pictogramas e ideogramas. Una característica central es que “el acontecimiento que se representa se ve como un todo”. La articulación de los signos podía ser lineal o distribuidas espacialmente con o sin jerarquía entre los elementos, pudiendo facilitar o dificultar el agrupamiento de los elementos. Estas escrituras presentaban problemas para identificar cuáles eran las unidades significantes, ya que la unidad podía estar formada por una o varias figuras. También existían ambigüedades en la interpretación general del texto. La debilidad de estas escrituras era su dependencia contextual.  La función de estas escrituras era mnemotécnica, por que ayuda a relatar oralmente un texto. Para poder entender las escrituras pictográficas resultaba imprescindible conocer los relatos básicos que circulaban en la comunidad y las acciones que se describirían, lo cual las caracteriza como escrituras dependientes del contexto.
En los ideogramas, si bien se pueden identificar los objetos a los que remite la figura dibujada, esta identificación del objeto es sólo el escalón necesario para acceder al significado connotado, el cual tiene alguna relación con el significado denotado pero ésta es de tipo simbólico.
Las comunicaciones oral y escrita empezaron a compartir una historia común desde las escrituras fonéticas, es decir, desde el momento en que el signo escrito quedó constituido por un elemento visual a un sonoro. Pero esta relación no evolucionó de la misma forma en todas las poblaciones con escritura. Por ejemplo, en China, los dialectos locales proliferan y hacen difícil la comunicación entre un habitante del norte y otro del sur, pero pueden entenderse por la escritura, pues es la misma (leída con diferentes sonidos).
Según McLuhan, el paso de la oralidad a la escritura ha representado una revolución perceptiva, que implicó un desplazamiento del oído como centro del acto de comunicación a la vista. Esto implicaría pasar de la profundidad de lo sonoro (a nivel físico) a la superficialidad de lo visual (lectura de una superficie material). La escritura no habilita mejores procesos comunicacionales que la oralidad a nivel cognitivo; la diferencia central está dada por la posibilidad de almacenamiento que esta práctica implica, donde la información que se puede archivar excede las capacidades individuales. La cultura occidental ha desarrollado esta forma de razón instrumental que se coordina con la escritura alfabética, donde la explicitación del código y sus reglas combinatorias antecede a la acción y donde la característica del signo es su linealidad. En China, en cambio, donde prevalece un tipo de pensamiento dialéctico, la forma de interpretación del signo es sintética, basada en procesos analógicos.
                B.3) Escrituras fonéticas: Entre el 4000 y el 3500 a.C. se producen dos cambios en la escritura claves para la conformación del alfabeto: por un lado, se va ganando en regularidad en los significantes visuales (se repiten los mismos para cada significado y se estandariza su forma) y, por el otro, se establece una relación entre la escritura y la lengua oral. Gracias a esto, fue posible independizar el pictograma de su denotatum original y vincularlo sólo a la imagen acústica para formar un nuevo signo: el fonograma. El elemento fundamental que posibilita la interpretación de estos signos era el sonido.
                B.4) Escrituras complejas: En las escrituras jeroglíficas y en las cuneiformes vamos a encontrar los elementos de las formas escriturarias anteriores conviviendo en un nuevo plano de complejidad, donde aparece la letra. Los jeroglíficos tenían trazos detallados. Se hipotetiza que la aparición de la letra estuvo motivada por la necesidad de escribir nombres propios; en dichas ocasiones el pictograma funcionaba como letra, remitiendo sólo al sonido inicial de la palabra.
La evolución de las escrituras cuneiformes van de formas figurativas a formas abstractas  y regulares, de descoordinación entre lengua oral y escrita a una correspondencia. Los primeros registros consistían en escrituras pictográficas cuyos signos eran íconos de los objetos representados. La dirección de escritura orienta la percepción en cada cultura. Hacia el 1500 a.C. esta escritura ya había adquirido valor fonético y estandarizado sus repertorios silábicos, aunque su decodificación seguía siendo problemática. Entre el 1300-1000 a.C. se desarrollan los primeros alfabetos: el más antiguo es el cananeo del cual deriva el alfabeto fenicio. Contaba con 22 letras consonantes, quedando las vocales sin registro escrito, aunque estaban presentes en la lectura. Grecia conoce este alfabeto y lo perfecciona agregándole las vocales, quedando conformado por 27 letras, todas mayúsculas.  Prácticamente no se realizan modificaciones al alfabeto griego, limitándose a unas pocas cuestiones de forma.
Desde las escrituras conventuales a la actualidad: Los primeros incunables (libros impresos durante los 50 primeros años de la imprenta donde se buscaba imitar la escritura manual), fueron impresos en caracteres góticos. Hacia el 1470 se empezó a usar la romana para las mayúsculas y el estilo medieval o humanístico para las minúsculas.



LABARRE – HISTORIA DEL LIBRO

LA LLEGADA DE LA IMPRENTA
Los xilógafos: La copia de los manuscritos uno a uno no resultaba satisfactoria y se buscaron formas de acelerar y multiplicar su fabricación. La xilografía consistía en tallar un bloque de madera de tal forma que quedara un dibujo en relieve, trabajándolo en sentido de las fibras. Al principio, esta técnica fue empleada para imprimir en tejidos, desde el siglo IX en Egipto, y en Occidente en el siglo XII/XIII. Produjo obras de carácter religioso y sus primeros testimonios fueron imágenes de piedad.
El nacimiento de la tipografía: La xilografía marcaba un progreso indudable pero exigía un trabajo largo y delicado y su utilización carecía de flexibilidad. Los textos tenían que ser grabados página por página, los caracteres uno a uno; los bloques se desgastaban rápidamente y sólo hacían posible un tiraje limitado. La solución residía en el descubrimiento de caracteres móviles, que pudieran juntarse a voluntad y que estuvieran fabricados en un material resistente al desgaste. Esta solución la ofrecían los caracteres metálicos de la tipografía, rigurosamente idénticos. Para pasar a la aplicación, la fabricación de los libros en serie necesitaba varios elementos previos. En primer lugar, un soporte conveniente: el papel se volvía de uso habitual en el siglo XIV. El frotador era un instrumento rudimentario, de manejo lento, y no permitía la impresión de las hojas por el frente y por el reverso. Así, la puesta en práctica de la tipografía también estaba vinculada con el descubrimiento de la prensa de imprimir. Una última condición técnica necesaria, el perfeccionamiento de una tinta gruesa, capaz de embadurnar los caracteres metálicos y de dejar huellas apropiadas sobre el papel. Por consiguiente, la tipografía pudo realizarse a costa de múltiples dificultades. Gutenberg consagró su vida para perfeccionarla. El que se considera el primero de todos los libros impresos fue una biblia de 42 líneas por página.
La imprenta nació en el medio de los orfebres, entre los cuales se practicaba desde mucho tiempo atrás el grabado, la aleación y la función de metales, técnicas que hicieron posible el perfeccionamiento de la tipografía. Por otra parte, Gutenberg intentaba fabricar manuscritos constituidos por texto. La invención de la imprenta hizo que el libro alcanzara una plenitud y una realización en la medida en que todo texto literario aspira a una comunicación y a una difusión lo más amplias posibles. La imprenta no es resultado de un impulso intelectual, sino del estado avanzado de la técnica de metal.
La expansión de la imprenta: El nuevo invento se propagó rápidamente. Cuando murió Gutenberg en 1468, la imprenta ya estaba instalada en varias ciudades. A finales del siglo VI, más de 250 ciudades europeas habían recibido la imprenta.
Factores de difusión de la imprenta: Los alemanes, descubridores de la imprenta, fueron sus primeros y mejores propagandistas. Lo que atraía y retenía a los impresores en las ciudades, era la acción de hombres o grupos preocupados por proveerse de textos y de difundiros, y bastante ricos como para aportar los fondos necesarios para hacer una impresión. La producción del libro en el siglo XV provenía sobre todo de impresores estables que habían podido desempeñar su actividad en ciudades con una demanda suficiente que permitía el funcionamiento regular de sus prensas. Así fue como los talleres tipográficos se implantaron en las ciudades universitarias. Ejemplo: París. Pero la clientela universitaria no siempre proporcionaba mercados suficientes. Los primeros impresores parisienes tuvieron que abandonar e instalarse en la calle donde publicaron libros en caracteres góticos para el uso de un público más amplio. Las grandes ciudades mercaderes ofrecían a la imprenta tres condiciones favorables: mercados más amplios para sus productor, por la población elevada; inversiones de capital; difusión de la producción.
DEL MANUSCRITO MEDIEVAL AL LIBRO MODERNO
La presentación del libro: Los primeros impresores conservaron en el libro la presentación del manuscrito por que no podían concebir otra forma de libro. Fue poco a poco cómo las necesidades de la nueva técnica llevaron al libro impreso a alejarse de su modelo inicial, y hacia los años 1530-1550, se dio a conocer lo que tenemos en la actualidad. Se llama incunables a los libros impresos hasta el 1500 inclusive.
                Los caracteres: Para el diseño, los primeros impresores copiaron la escritura de los manuscritos y la utilizaron del mismo modo: gótico de molde en los textos sagrados, bastarda en los textos de lengua vulgar.
                El texto: El de los primeros libros impresos era muy denso como el de los manuscritos. Se presentaba repartido en dos columnas, llevaba glosas en los márgenes, con el texto principal en caracteres más grandes rodeado de comentarios impresas en un cuerpo más pequeño. Esto correspondía a la Edad Media. Después, los márgenes se despejaron poco a poco y dieron descanso a la vista.
                La escritura: La forma del libro actual es todavía la del codex de finales de la Antigüedad. En la Edad Media, el libro ya estaba constituido por cuadernos. El libro impreso utilizó el papel de la misma manera y su formato depende del número de dobleces a los que se ha sometido al pliego de papel salido de la horma para constituir cada cuaderno. Al igual que los manuscritos, los primeros impresos no llevaban numeración de folio ni de página, pero como estaban compuestos por numerosos folios tirados por cientos de ejemplares, era necesario inventar señales para guiar el trabajo de los encuadernadores: registros, signaturas y llamadas.
La ilustración del libro: Las primeras decoraciones del libro impreso fueron las mismas del manuscrito. Cuando el libro impreso tuvo su propia decoración, pintores e iluminadores a veces participaron todavía en él para realzar con colores los grabados en madera.
                El grabado en madera: Muchos incunables se escaparon de los iluminadores y se quedaron sin decoración; por ello, los impresores pasaron a adornar ellos mismos sus ediciones utilizando los grabados en madera. Como estaban en relieve, dichos grabados se ajustaban fácil dentro de la horma de los caracteres tipográficos; de ese modo texto e imágenes podían imprimirse al mismo tiempo.
                El grabado en metal: Los impresores pudieron utilizar placas de metal grabadas en relieve y ajustarlas en la horma con los caracteres tipográficos, pero la verdadera técnica de grabado en metal era la talla dulce.
Los textos impresos:
                La producción: Se puede calcular la producción del siglo XV en 30 o 35000 ediciones con unos 20 millones de ejemplares, lo que aumenta considerablemente en el siglo XVI. Los mercados y la competencia limitaban los tirajes. Si eran demasiado elevados, los ejemplares no vendidos se acumulaban y los capitales puestos en juego se quedaban varados. Además, en cuanto una obra alcanzaba el éxito, era imitada por otro impresor y la gran difusión de un texto se expresaba más bien mediante una multiplicación de las ediciones que mediante tirajes elevados.
                Los textos: Los textos de iniciación gramática seguían siendo los que se utilizaban en la Edad Media: las obras jurídicas, los de ámbito científico.
El humanismo y el libro: El humanismo había aparecido en Italia en el siglo XIV. La restauración de las letras antiguas era la preocupación primordial del humanismo, que encontró en la imprenta un instrumento destacado. Los tipógrafos difunden los textos clásicos que la Edad Media había conservado, pero estos escritos son revisados. El humanismo hace una elección entre los manuscritos disponibles e inventa la crítica textual. Al mismo tiempo, la imprenta revela al público erudito los textos antiguos que los humanistas exhumaron y se difunden todas las obras latinas esenciales. La expansión de los textos clásicos se completaba mediante una multiplicación de sus traducciones, que venían a ensanchar un mercado saturado de textos originales y que correspondían al desarrollo de las lenguas nacionales. Donde el humanismo ejerció la influencia más amplia fue en el ámbito de la educación y la enseñanza.
El libro y la reforma: Lutero disponía de la imprenta para la propagación de sus ideas.
Los hombres y los libros:
                Los oficios del libro: Escribientes, iluminadores y libreros pasaron progresivamente de la fabricación y el tráfico de los manuscritos al comercio del libro impreso. Esos oficios estaban organizados tanto en universidades como en las otras ciudades. Al principio, la distinción entre impresores y libreros no era tajante. Los impresores vendían ellos mismos los libros que fabricaban y, a cambio de los que entregaban a sus colegas, recibían otros libros a los que daban salida en su tienda. Al principio, la fundición y el comercio de los caracteres tipográficos fueron atendidos por los propios impresores. En cuanto a los encuadernadores, se mantuvieron durante mucho tiempo como simples obreros. El problema más importante de la imprenta es el del financiamiento. Conseguir los instrumentos indispensables y comprar la materia prima exigen la inversión de sumas considerables. Los éxitos se debían a la intervención de un patrocinador que cargaba con los riesgos de la empresa e incluso a veces tomaba la iniciativa de la misma. De ese modo, además del impresor que fabricaba el libro, se desarrolló el nuevo oficio de editor, que asumía las responsabilidades comerciales, subvencionando la fabricación y encargándose de la venta de los libros producidos.
                Legislación del libro: privilegios y censura: Como genero comercial, el libro impreso estaba sometido a la competencia y tuvo que parapetarse dentro del sistema de privilegios para prevenirse ante la falsificación. Como vehículo de las ideas, atrajo una supervisión estricta por parte de las autoridades religiosas y civiles. De esta manera, de la protección comercial al control de las ideas, toda una legislación compleja obstaculizó la edición durante tres siglos. Los editores que emprendían una publicación se vieron obligados a solicitar a los poderes públicos un privilegio que prohibiría que cualquier persona publicara la misma obra durante un lapso de tiempo determinado.
                La condición de autor: En la Edad Media cualquier persona podía hacer una nueva coía de cualquier manuscrito y todas las veces que quisiera. Cuando estuvo bien desarrollada, la masa de los textos inéditos se agotó y los editores buscaron obras nuevas, en tanto que los autores llevaban cada vez en mayor número sus manuscritos a los libreros.
                El libro y sus lectores: La multiplicación de los libros impresos trajo consigo un aumento de los lugares de venta. La primera clientela del libro impreso seguía siendo la misma del manuscrito, personas que sabían leer o que necesitaban el libro. El libro, si bien no se extendió, por lo menos se introdujo en las clases populares.



MOYANO – PRENSA, MODERNIDAD Y TRANSICIÓN. PROBLEMAS DEL PERIODISMO ARGENTINO EN EL SIGLO XIX: EL MARCO MUNDIAL

Una práctica social de intercambio constante: La condición básica de existencia de la prensa periódica es la circulación impersonal y en gran escala de mercancías y noticias. Tal modo de circulación constituye tanto su forma de existir como su contenido. Tales condiciones pueden hallarse a fines de la edad media. Los más remotos antecedentes de la prensa periódica también pueden hallarse a fines del siglo XIV y comienzos del XV en las principales ciudades de Occidente, de mercantilización más temprana: Holanda, Alemania, el norte de Italia y Cataluña. Allí, prensa y periodismo nacieron por separado y el elemento unificador fue el Estado absolutista: ese que deja atrás las relaciones estamentales, personales, de coerción y servicio directos propios del Estado feudal medieval y que intenta organizar un aparato de dominio estable. Primero artesano, después capitalista, el linaje burgués de la prensa periódica recorrió todo tipo de variantes, pero posee algunos elementos comunes a todos los tiempos y lugares: actividad urbana y propia de formaciones sociales. El tráfico de noticias se expande desde las corresponsalías individuales controladas por los comerciantes, hacia la venta de información manuscrita en numerosas copias. El tráfico de noticias es, tanto un instrumento que es condición para la existencia del Estado moderno, un instrumento para el uso del Estado en su provecho y un instrumento que requiere ser controlado por el Estado. Las prácticas iniciales de la imprenta y los sujetos que la llevan a cabo, muestran el momento histórico de transición entre el artesanado y la prensa capitalista. Pero su gran expansión en el siglo XVI se realiza por la apropiación de su uso y contenidos por el Estado para nuevas funciones. De allí que las prácticas de imprenta y periodismo tuvieron características comunes.
Un pilar de la prensa periódica: la imprenta: En lo que hace al arte de imprimir periódicamente (prensa), la historia recuerda el gran salto logrado en Maguncia, Alemania a mediados del siglo XV, cuando Gutenberg logró tipos de metal intercambiables, representando cada uno una letra, número o signo de puntuación. Esta es una época signada por las lealtades y secretos gremiales, donde el aparato eclesiástico contiene el grueso de las prácticas letradas. Por otra parte, la época nos muestra el creciente rol del capitalismo financiero y comercial, la difusión de las nuevas técnicas llegadas del oriente y transformadas en Europa y una creciente importancia del libro como objeto socialmente necesario entre las elites letradas. El cambio en curso era acelerado por la crisis larga de fines de la edad media. Esta aceleración se sumaba a procesos largos en la cultura, la educación y la ciencia, pero impactó fundamentalmente en la vida económica y en las relaciones sociales.
En sus primeras décadas, las prácticas del tráfico de noticias permanecen en el universo manuscrito y la prensa se concentra en copias de libros autorizados. El propósito de los primeros artesanos de la imprenta era la prosperidad y la posesión del taller artesano propio con un arte innovador; el objetivo del invento era satisfacer una demanda existente aumentando la velocidad de la producción y abaratando los costos. Pocas décadas más tarde, con éxito en el objetivo, se empezó a utilizar la imprenta con otros fines.
El otro pilar: el proto-periodismo: Este sí nació para satisfacer nuevas necesidades. Se inició en etapa manuscrita, de modo paralelo al desarrollo del intercambio mercantil, en forma de “cartas periódicas”, que eran informes privados envidos por corresponsales desde puntos clave a comerciantes, con información acerca de mercancías, precios, situación de caminos y de las ciudades a visitar. De esta actividad deriva otra, cuando el escribiente al servicio del mercader se hace también él mercader de sus escritor, y se semi-independiza, vendiendo en los puertos de mayor movimiento información mercantil a varios compradores. Era una relación estrictamente monetaria. Un segundo elemento se desarrolla en las plazas y caminos por medio del mercader de noticias no comerciales, sino de “sucesos”. Con el nacimiento de la imprenta, la posibilidad de multiplicar estos relatos abre un negocio atractivo y favorece la “explosión” de escritos en las ferias visto en la segunda mitad del siglo XV en toda Europa occidental.
Representación y autonomía: nuevas articulaciones: La transición del feudalismo al capitalismo fue el escenario del surgimiento de ámbitos de construcción y de legitimación de los discursos y de poderes diferenciados. Se observa también el paso de formas de representación indiciales a otras que requieren operaciones de abstracción bastante más complejas para ser comprendidas. Estas diferenciaciones impactan sobre las características de los textos que circulan y, especialmente, en las relaciones entre emisores, redactores, sintaxis, receptores y modos de leer y significar. En primer lugar, las gramáticas de cada sistema discursivo dejan de hallarse indiferenciadas y pasan a remitirse a su propia metodología para legitimarse. En segundo lugar, los objetos que estos discursos nombran y las unidades mínimas de discurso se modifican. En tercer lugar, el aspecto pragmático de los discursos cambia al ritmo de las transformaciones de las relaciones sociales. Es notorio el rol del Estado absolutista en la conformación de las condiciones para que el dispositivo de prensa adquiera la forma moderna. Entre los siglos XVI y XVII el Estado absolutista constituyó un público, expandió el uso sistemático de la prensa, le dio funciones decisivas en la conformación de sistemas legales y burocráticos, promovió la regularidad e identidad institucional de las publicaciones, favoreció ámbitos de discusión libres, amplió los sistemas de transporte y facilitó la mercantilización de la economía. De allí la particularidad de una prensa moderna desarrollada por dos actores sociales en simultáneo y determinándose mutuamente: la burguesía y el Estado.
El estado absolutista y la invención de la prensa periódica: Hasta que el Estado comenzó a ocuparse, lo más parecido a alguna periodicidad de la información se daba por la continuidad de la clientela comercial en repetición de ferias, llegada y partida de barcos regulares, realización y renovación de contratos de provisión de información. Pero el proceso de centralización del estado exige novedades en el campo de la imprenta y la información: A) Control: el Estado necesita evitar que “cualquier discurso” circule. Prohíbe, regula y estimula el primer sistema regular de tráfico a través de correos oficiales.; B) Periodicidad: el Estado necesita, para optimizar el control, que la información circule en “paquetes” cada cierta cantidad de tiempo.; C) Público interlocutor: separa la propiedad privada de la tierra respecto de la potestad y responsabilidad pública del Estado. Exige el pago de impuestos, se dirige a “todos” y en “todo momento”. Esta primera despersonalización de la comunicación del Estado da nacimiento a la noción de “público”. La imprenta se transforma así en herramienta fundamental de homogeneización.; D) El arte de la guerra: la lucha de legitimación, deslegitimación, auto afirmación y motivación, etc., son terrenos propicios para la acción de la imprenta.
Apogeo del absolutismo y nacimiento de la prensa periódica regular: En el siglo XVI aparecen, aprovechando el crecimiento del volumen comercial, gacetas, mercurios, relaciones y “periódicos escritos” impresos en talleres tipográficos. Es la primera fusión entre las dos actividades y la partida de nacimiento de una proto-prensa periódica. Aun así, su circulación es todavía restringida. El pase de la imprenta y de las redacciones regulares a primer plano de la acción estatal, se produjo hacia 1630. Desde las de Reforma en adelante, se fue utilizando más la prensa como instrumento de guerra orientado a fortalecer la moral y enardecer a los seguidores, captar o neutralizar a los indecisos y atemorizar y ridiculizar a los enemigos. En tal sentido, la prensa se desarrolló sobre determinada por su constante uso militar. A principios del siglo XVII nace la prensa periódica propiamente dicha: vendedores de noticias se atreven a dar continuidad numerada a sucesivas entregas. El periodo de 1631 a 1671 es fundamental en la estabilización de la existencia de periódicos regulares permanentes y en la consolidación de temáticas típicas, como la información extranjera (censurada) y los sucesos sociales de la realeza.
Revoluciones burguesas y transformación del rol de la prensa periódica: La persecución y el estricto control sobre la prensa comienzan a deteriorarse a partir del crecimiento del poder económico y político de la burguesía inglesa a fines del siglo XVII y principios del XVIII. En Gran Bretaña, la revolución industrial permitirá alcanzar mayores y más rápidas tiradas y la ampliación general del mercado. Más adelante, en Francia, comienza la prensa doctrinaria de la revolución.
Para que la prensa “independiente” (en el sentido de empresaria y no estatal) pueda expandirse, se necesita más que leyes liberales: hace falta que ciertos espacios pertenecientes al poder no sean cuestionados por la prensa; hace falta un amplio mercado lector y comprador, necesidad a la que la revolución industrial responde. Ya en la etapa final de la victoria de la burguesía sobre la aristocracia nobiliaria europea occidental, se puede hablar del nacimiento de un ciclo de prensa moderna desarrollada, que busca ser parte del rol de mediador social entre clases, instituciones, cultura y Estado que se propone un “medio” de comunicación, controlar como garantía de funcionamiento del Estado parlamentario burgués y próspera empresa con fines lucrativos.
Absolutismo y modernización administrativa: España: España incorpora la imprenta en forma casi inmediata a su invención. Durante el siglo de oro el arte impresor tuvo gran adelanto, con excelentes niveles tipográficos, de papeles y tintas. No sucedió lo mismo con la prensa periódica: Cataluña pasó de ser región de temprano desarrollo de “periódicos escritos” con manuscritos a región estrictamente controlada y en silencio. En la primera mitad del siglo XVII, el imperio español comenzaba un ciclo de decadencia del arte gráfico. La reforma borbónica facilitó sólo en parte la recuperación y recién en 1759 la situación se revierte.
El trasplante español: orígenes de la prensa en Hispanoamérica: En América Latina, este desarrollo fue acorde con la construcción de formas sociales y estatales específicas y recientes. El absolutismo español expandió la imprenta por América con la misma rapidez que en la metrópoli, mismos controles y uso.


DIDEROT – CARTA SOBRE EL COMERCIO DE LIBROS
LA PROPIEDAD Y EL PRIVILEGIO
En el otoño de 1763, Diderot redacta un manuscrito: “Carta histórica y política dirigida a un magistrado sobre la Librería, su estado antiguo y actual, sus reglamentos, sus ambulantes, el cruce de puentes y otros asuntos relativos al control literario”. El magistrado al que se refiere es Antoine Gabriel de Sartine, que entonces ocupaba el puesto de lugarteniente general de policía de la ciudad de París, así como también la Dirección de la Librería. Diderot consigna a su carta como un “fragmento sobre la libertad de prensa donde expongo la historia de los reglamentos de la Librería, las circunstancias que la hicieron nacer, lo que se debe conservar y lo que se debe suprimir”. Indica que la “libertad de prensa” es la significación esencial de un texto que, a primera vista, parece presentado como una memoria. La carta es oportuna para hacer una crítica acerca de la censura y sus efectos. Diderot intenta demostrar que las interdicciones son ineficaces, ya que no impiden la circulación de las obras prohibidas y que, por el contrario, favorecen su venta. Los libros verdaderamente peligrosos no son los que la censura designa como tales. Las necesidades del comercio y los progresos de la verdad se alían con el fin de exigir mayor libertad de impresión. Para asegurarla, no es necesario abolir la censura previa, sino que basta con “multiplicar los permisos tácitos al infinito”. Los libreros estaban inquietos ante la eventual supresión de los privilegios de librería que, según ellos, debían asegurarles un derecho exclusivo y perpetuo para la publicación de las obras que habían adquirido de sus autores. Diderot combate las corporaciones y monopolios que él considera trabas nocivas al comercio, y sostiene la necesidad de los privilegios de librería. Hay que definir el privilegio como la garantía de una transacción, consignada bajo sello privado, por la cual el autor cede libremente su manuscrito al librero. Tal propiedad no establece un monopolio y deja la posibilidad de publicar al infinito los mismos objetos. El privilegio debe ser respetado por la autoridad pública dado que constituye uno de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Si los privilegios no estuvieran, los libreros verían sus beneficios reducidos dado que numerosas ediciones del mismo título se repartirían en el mercado de compradores. La búsqueda del costo más bajo posible para las obras de gran circulación arruinarían todas las artes del libro ya que esas obras resultarían “muy vulgares”, “miserables en tipografía, en papel y corrección”. Luego, Diderot se ocupa de los efectos sobre la literatura y sobre la condición de los literatos, quienes se encuentran necesariamente ligados a los libreros. Obligados a vender sus manuscritos a quienes los publicarán, los autores sólo pueden esperar que las cláusulas de la transacción les resulten lo menos desfavorables posibles. Para Diderot, sólo el reconocimiento de la propiedad sobre sus “producciones” y la seguridad dada a los libreros de que gozaran de privilegios, pueden garantizar un pago a precio justo pro las obras.
Trece años después, Condorcet redactó un panfleto titulado “Fragmentos sobre la libertad de prensa”. Mientras que Diderot funda su argumentación en la identidad entre la propiedad literaria y las otras propiedades inmobiliarias, Condorcet rechaza esa asimilación. Para Diderot una obra puede ser protegida por privilegio exclusivo por que cada obra expresa los pensamientos o sentimientos de su autor y, por lo tanto, constituye su legitima propiedad. Pero para Condorcet, la propiedad literaria “no es un derecho, es un privilegio, un obstáculo impuesto a la libertad, una restricción evidente a los derechos de los demás ciudadanos”.




HABERMAS – HISTORIA Y CRÍTICA DE LA OPINIÓN PÚBLICA

FUNCIONES POLÍTICAS DE LA PUBLICIDAD
El caso modélico de la evolución inglesa: Una publicidad que hace de publicidad política surge en Inglaterra entre el siglo XVII y XVIII. Las fuerzas empeñadas en conseguir influencia en las decisiones del poder estatal apelan al público pensante para legitimar sus exigencias ante ellos. También se da una publicidad literaria. Al enfrentamiento entre los intereses hacendados y adinerados, se le suma el enfrentamiento entre los intereses restrictivos del capital comercial y financiero, de un lado, y los expansivos del capital manufacturero e industrial, del otro.
Tres acontecimientos de los años 1694-1695: - la fundación del Banco de Inglaterra, significa la entrada de una nueva etapa del capitalismo; - la abolición de la institución de la censura previa significa una nueva etapa en el desarrollo de la publicidad, posibilita la penetración del razonamiento en la prensa; - el primer gabinete de Gobierno significa una nueva etapa en el desarrollo del Parlamento.
La prensa sucumbirá a la Ley sobre el libelo y a las restricciones impuestas por los privilegios de la Corona y el Parlamento; también el impuesto del timbre bajó la tirada de prensa, se redujo el alcance de los periódicos y algunos llegaron a desaparecer. Pero, en comparación con las demás, la prensa inglesa gozaba de grandes libertades.  Harley es el primer estadista que aprovecha la situación y hace del “espíritu partidario” un espíritu público. Bajo Jorge I comenzó la década de predominio de los liberales, pero ellos que tenían el periódico más importante y de mayor divulgación de la época, no fueron los creadores del periodismo político de gran estilo, sino los conservadores. “La novedad conseguida por la oposición fue la creación de una opinión popular”. La opinión pública estaba orientada por la fundición de un periodismo independiente que se vio a sí mismo afirmado frente al Gobierno y que convirtió en asunto corriente el comentario crítico y la oposición pública del gobierno. El comentario y la crítica constantes de medidas adoptadas por la Corona y el Parlamento transformaron al poder público. El grado de desarrollo de la publicidad se medirá de acuerdo con el nivel de disputa entre el Estado y la prensa. Frente a los artículos satíricos “pioneros de la prensa moderna”, el Parlamento tiene una ventaja: puede mantener en secreto las discusiones parlamentarias.  Había periódicos afines al gobierno de turno, por lo que la oposición tenía que contentarse con noticias oportunas acerca de los discursos más importantes de sus representantes. Desde el comienzo de los ’30, en los diarios de crítica política, dan noticia de los debates parlamentarios. El Parlamento se vio en la necesidad de ir renovando la prohibición de sus publicaciones. La exclusión de la publicidad no podía mantenerse en el tiempo. En 1803, se reservó por primera vez un puesto en la tribuna a los periodistas en el Parlamento; durante casi un siglo habían entrado ilegalmente.
Junto a los grandes periódicos nuevos, como el Times (1785), surgen las demás instituciones del público políticamente raciociniante.  En 1792, este público es reconocido en su función de crítica pública por un discurso de Fox ante la Cámara de los Comunes. El raciocinio político del público ha llegado a articularse de tal modo que en el siglo XIX desempeña el papel de un permanente comentarista crítico.


Las variantes continentales: También en Francia surge un público políticamente raciocinante, pero no logra institucionalizar sus impulsos políticos antes de la Revolución. Sin aprobación de la censura no se podía publicar nada y, así, no podía desarrollarse un verdadero periodismo político. Las diferencias estamentales son estrictas: el rey monopoliza por completo el poder público. En la primera mitad del siglo, la crítica se ocupa de los filósofos, la religión, literatura y el arte. La Enciclopedia está pensada como empresa publicística de gran envergadura. Fue Necker el primero en conseguir que la publicidad políticamente activa abriera una brecha en el sistema absolutista: dio al conocimiento público el balance del presupuesto nacional.
La Revolución crea en Francia los partidos de club, de los que se nutren las fracciones parlamentarias; se forma una prensa diaria política y los Estamentos generales dan a la publicidad sus discusiones. En agosto aparece un periódico dedicado a la información parlamentaria. Las funciones políticas de la publicidad pasan de ser codificaciones de la Constitución revolucionaria francesa a convertirse en consignas que se extienden por toda Europa. La Constitución de 1791 completa el entramado de la publicidad: “la libre expresión de ideas y opiniones es uno de los más preciados derechos de los hombres. Por consiguiente, todos pueden hablar, escribir e imprimir libremente ateniéndose a la responsabilidad derivada del mal uso de esa libertad en los casos previstos por la ley”. La Constitución de 1793 inserta expresamente la libertad de reunión en la protección de la libertad de opinión. El 17 de enero de 1800, Napoleón suprime la libertad general de prensa. A partir de 1811 sólo son tolerados tres periódicos bajo estricta censura.



BARBIER Y LAVENIR – LA SEGUNDA REVOLUCIÓN DEL LIBRO (1751-1870)

La editorial del Antiguo Régimen (1751-1790): El modelo francés.
La editorial tradicional: Se caracteriza por tres elementos principales:
Un mercado cerrado: De ahí que las modificaciones técnicas aportadas a la prensa tipográfica sean poco numerosas : una máquina de madera accionada por la fuerza humana y de baja productividad. El taller tipográfico es un negocio de familia, que funciona autofinanciándose y cuyo principal problema es el de la sucesión de un maestro imprentero a otro. En esta estructura, las funciones profesionales se organizan: por un lado, el maestro imprentero, que dirige el trabajo; por el otro, el editor de fondos, propietario de los títulos a publicar, por los que ha obtenido la cesión del autor y un privilegio de las autoridades. Con respecto a la distribución, la estrechez de los mercados y la imposibilidad material de dominar espacios más amplios conducen a muchos profesionales a combinar actividades. Libros e impresos son vendidos por medio de comerciantes no especializados. Ej: vendedores ambulantes.
Una lógica corporativa: Imprenteros tipógrafos, editores de fondos o libreros mayoristas se organizan en corporaciones que, a cambio de su trabajo y de la autocensura que ellas ejercen sobre el sector, son beneficiarias de un privilegio de exclusividad por parte de las autoridades (imprentero del rey). Los imprenteros tienden, en el siglo XVIII, a imponerse como notables, tanto por su fortuna como por su status social. El poder asegura a cada uno un privilegio de exclusividad; garantizándoles, a través de los cargos de imprenteros oficiales, una renta mínima. Con la seguridad de tener de que vivir, los imprenteros rechazan los trabajos prohibidos. Resguardados tras privilegios cuidadosamente protegidos, produciendo para un mercado limitado, los grandes editores franceses, apenas se interesan en nuevos tipos de especulación.
Lectura y distinción: A pesar de que el libro y lo impreso penetran en una franja estrecha de la sociedad, es posible contrastar la expansión de esta franja en dirección, sobre todo, a los grupos de intelectuales. La ausencia de un público importante impide el surgimiento de un procesos de autonomización de las actividades de escritura: si no posee fortuna personal, el escritor está obligado, para vivir, a asegurarse una posición profesional. El espacio privilegiado de aculturación es el de la ciudad, donde los materiales escritos se presentan de manera abundante, y donde se concentra una población de intermediarios culturales (empleados domésticos) que aseguran la transmisión de los modos de vida de las clases altas hacia una población más vasta.
El libro y las Luces: La editorial del Antiguo Régimen se prolonga en muchos aspectos hasta el siglo XIX industrial.
El crecimiento de la producción impresa francesa: Las evaluaciones usuales de la producción impresa francesa del siglo XVIII son extraídas de France littéraire de Quérard. Según esos datos, la producción, medida en número de títulos, se triplicaría entre 1701 y 1770. En valores absolutos tenemos cerca de 2000 títulos por año a comienzos del siglo y más de 6000 en la década de 1770. Las décadas de 1760 y 1770 conocieron un resurgimiento de la producción impresa provincial. La apertura se ve confirmada por el tipo mismo de obras publicadas. Los editores del interior se lanzan a la edición de obras eruditas o de títulos más vinculados a la recreación, especialmente novelas. Se tiene la impresión de que el mercado se abre, y de que los parisinos ya no pueden garantizar su tradicional exclusividad.
Nuevos libros, nuevos lectores, nuevas prácticas: La ampliación de los circuitos de distribución da cuanta de una relación diferente de las mayorías de la cosa impresa. El autor de la Bastilla descubierta destaca en 1789: ¨A riesgo de sus fortunas, de sus libertades, y a veces de sus vidas, han contribuido a hacernos llegar al punto donde nos encontramos. No alcanzaba con que los escritores compusieran sus libros; era necesario todavía hacerlos imprimir, hacerlos distribuir, atravesando un ejército de espías y delatores¨. Por el lado de los libros, la composición temática de los títulos se desplaza. Cae el sector religioso y crecen los sectores representativos de relaciones modernas con lo impreso. Ej: lecturas científicas o recreativas. Los periódicos, aún siendo caros, son más accesibles que los libros, ofrecen tipos de artículos bastante variados, permiten acelerar la circulación y la difusión de las novedades y de los saberes, y parecen permitir la participación de sus lectores en el trabajo y en las reflexiones de una República de las Letras que tiende a convertirse, cada vez más en una República de los Ciudadanos. Lo que se demanda de ahora en adelante al periódico es un tipo de información rápida y eficaz, que el libro tradicional no pueda ofrecer en las mismas condiciones. En el dominio de los libros, la evolución de las lenguas en las que se edita y la forma material diferente sugieren la laicización de los contenidos y la banalización de las prácticas de lectura. A partir de 1760, hay un crecimiento del francés como lengua de publicación, en detrimento del latín. El libro abandona definitivamente los exclusivos medios eruditos, para extenderse en dirección a un público más vasto. Paralelamente, cambian también las formas materiales. El formato del libro, su espesor, la elección de una tipografía, la organización del texto en la página, la relación eventual con las ilustraciones, la existencia o no de dispositivos múltiples de referencia son otros indicadores  que reflejan las elecciones hechas por el editor y el imprentero. A partir de la segunda mitad del siglo XVIII, se asiste a una tendencia al aligeramiento, a la banalización y a la búsqueda de una mayor maleabilidad.
Una coyuntura de apertura
La administración de la editorial:
A partir de 1629, cada publicación es objeto de todo un conjunto de procedimientos administrativos, que la autorizan y la protegen, y entre los cuales los principales son la autorización para imprimir, acordada por un censor, y el privilegio otorgado por el rey, que garantiza al editor la exclusividad del texto por un cierto plazo. Chauvelin inaugura los primeros permisos tácitos e intentará llenar el vacío existente entre prescripciones oficiales y pensamiento ilustrado en sus instrucciones a los inspectores de librerías en 1731. A partir de los años 1735-1745, el poder real se orienta así hacia una ¨política de tolerancia¨. El punto de ruptura debe situarse en 1760. Las elecciones de la década 1760-1770 llevan a la Academia a una fuerte mayoría de partidarios de las ideas ¨filosóficas¨, y en adelante se encontrarán grandes funcionarios ilustrados en todos los puestos de la más alta administración real.
Geografía redes y sociabilidad del libro: La década 1760-1770 abre el pasaje a la lógica de la segunda revolución del libro. Un 1º indicador de esto es el de la innovación técnica. El pasaje de las técnicas basadas en la madera y el agua a las del metal y a las de la fuerza motriz. El 2º indicador es el proceso de renacimiento de las ediciones provinciales a partir de 1770.
La venta ambulante: El libro y el impreso penetran por medio de la librería establecida y bien conocida por las autoridades y también, por una multitud de revendedores o expositores regulares (se instalan todos los días en el mismo sitio). Pero la segunda mitad del siglo0 XVIII se caracteriza sobre todo como una época fuerte de la venta ambulante de libros.
La sociabilidad del libro y de lo impreso:
Tanto las sociedades como los gabinetes de lectura reúnen recursos para poner a disposición de todos un  conjunto de títulos que sería imposible para cada uno procurarse por sí mismo. En la sociedad de lectura, el proyecto es antes que nada intelectual. Un grupo de socios se reúne para emprender actividades intelectuales o artísticas en las que lo impreso ocupa una posición central. A la inversa de la sociedad de lectura, el gabinete es un asunto sobre todo comercial. Hay una apertura del público, pero relativa carestía del libro y despliegue de prácticas de sociabilidad en las que los intercambios y la conversación tienen un lugar determinante. Aparecen lectores que no pueden comprar los libros que desean, y que no son recibidos como miembros de sociedades de lectura.



FLICHY – UNA HISTORIA DE LA COMUNICACIÓN MODERNA

DE LA COMUNICACIÓN DE ESTADO A LA COMUNICACIÓN DE MERCADO (1790-1870)
Introducción. Según Braudel, una innovación nunca tiene valor si no es en función del impulso social que la apoya y la impone. Flichy estudia el telégrafo óptico en sus tres etapas: la del sabio aislado, la del pequeño laboratorio y la del gran centro de investigación. La 1º etapa (1790-1870) es la de la controversia entre comunicación de Estado y comunicación de mercado. En la 2º etapa (1870-1930) aparece la controversia entre comunicación profesional y comunicación familiar. La 3º etapa (1930-1990) es la del paso de la comunicación familiar a la comunicación individual.
El científico y el ingeniero. Los historiadores de la revolución industrial han destacado que en la Inglaterra del siglo XVIII, la distinción entre ciencia y técnica todavía no se había establecido realmente. El telégrafo óptico, que se conoce y se ha experimentado desde finales del siglo XVIII, no se desarrollará durante el siglo, a falta de una estructura social apropiada. Hay que esperar a la Revolución Francesa para que aparezca, con la creación del Estado Moderno, un agente social dispuesto a tomar a su cargo la realización de infraestructuras permanentes. Chappe, en 1790, define un nuevo proyecto técnico: ¨Poner al gobierno en condiciones de transmitir sus órdenes a una gran distancia en el menor tiempo posible¨. Se realiza el proyecto de Chappe de gobernar en ¨tiempo real¨. El uso que cita es militar. Chappe tuvo éxito allí donde otros habían fracasado, a base de apoyarse en las exigencias de la defensa nacional. El establecimiento del telégrafo es la respuesta a los que piensan que Francia es demasiado extensa para formar una República. El telégrafo acorta las distancias. El sistema de Chappe participa de la construcción del espacio nacional. La lengua del telégrafo se convierte en casi universal. Su propósito es: ¨encontrar el medio de expresar muchas cosas con pocos signos¨. En 1799, Chappe propone utilizar el telégrafo para transmitir las cotizaciones de las monedas y anunciar la llegada de los barcos a los puertos. Las razones del fracaso de la ampliación de los usos del telégrafo hay que buscarlas más bien del lado de las insuficiencias de la demanda.
Las redes y la electricidad (1870-1930).
La invención de las redes. El telégrafo de Chappe se inscribe un una tradición de la reorganización de las redes de carreteras. Se multiplican las redes de correo. A partir de finales del siglo XVIII, se asiste a una duplicación de la velocidad de circulación (8 días en vez de 15 para ir de París a Marsella). El telégrafo prolonga esta evolución, pero constituye a la vez una ruptura, ya que un mensaje medio invierte 15 minutos en ir de París a Valenciennes. El objetivo ya no es vencer al tiempo, sino al espacio. La red se queda en un conjunto de líneas que van de París a las provincias, sin conexión entre ellas. Chappe descubrió que para transmitir la información hay que codificarla utilizando un código universal. El telégrafo óptico constituye el punto de partida de los sistemas de telecomunicaciones. A falta de ser instantáneo, la transmisión es muy rápida. Se constituye una red permanente que se extiende espacialmente cada vez más. La información es codificada en un lenguaje ¨universal¨. En el curso del paso del siglo XVIII al XIX se constituye una nueva técnica: la electricidad. En 1837 florecen los proyectos del telégrafo eléctrico y se pasa de la investigación científica a la voluntad de explotar comercialmente este invento. Ocho años más tarde se tiende el primer cable trasatlántico.
La comunicación del mercado: El telégrafo eléctrico (1930-1990).
Cooke tratará de encontrar un uso comercial a su telégrafo y contactará con inversores potenciales. Quiere convertirse en un empresario del telégrafo. La técnica abandona el gabinete de los científicos para constituir la base de nuevas empresas. Se pone en contacto con las compañias de ferrocarriles y les presenta su sistema para facilitar la seguridad y mejorar la explotación. En Estados Unidos, en la década de 1870, el telégrafo desempeña un papel fundamental como lazo económico y social en una nación que está en período de creación y expansión. La transmisión de informaciones bursátiles constituye el uso número uno del telégrafo eléctrico. Introduce un poco más de racionalidad entre los inversores.
DÍAZ – COMUNICACIÓN Y REVOLUCIÓN. 1759-1810
MANUEL BELGRANO: NUEVOS RUMBOS EN EL DEVENIR DEL PERIODISMO RIOPLATENSE.
Con Belgrano quedó demostrado cómo el primer periodista de la región; como la persona más indicada para valorar el poder de la prensa. La formación intelectual que adquirió en el viejo continente lo llevó a promover toda iniciativa tendiente a que esta región contara con los beneficios del periodismo desde épocas tempranas. De su razonamiento se desprende la trascendencia que Belgrano como intelectual confería a la palabra escrita cuando se intentaba introducir nuevas ideas en un ámbito conservador; era el periódico, según su entender, el medio ideal para lograrlo.
LA PRIMERA ACTIVIDAD PERIODÍSTICA DE BELGRANO EN EL RIO DE LA PLATA.
El periodismo español en la última década del siglo XVIII estaba en una etapa de repliegue pero no había declinado su producción. El Correo Mercantil de España y sus indias (1792) tiene una importancia a nivel local. Los diarios que llegaban a América contenían noticias procedentes de España y Europa en general, pero la publicación mencionada también tenía noticias de las colonias americanas. Formaba parte de la prensa metropolitana especializada en economía. La primera oportunidad concreta de Belgrano fue cuando el ministro Gadorqui, desde España, requirió el envío mensual de noticias acerca del estado de la agricultura, artes y comercio del virreinato para ser publicada en el Correo. Belgrano recibía la información de las distintas regiones del virreinato y las reelaboraba periodísticamente, ya que provenían de funcionarios acostumbrados a redactar documentos formales y no poseían lenguaje adecuado para ser impreso en un periódico. Además, escribía sus propios artículos. También se apoyaba en una red de corresponsales distribuidos en el territorio virreinal. No le resultaba conveniente, por entonces, dirigir una publicación, pero fue mentor intelectual de los dos primeros periódicos del virreinato, así como también aceptó la dirección del Correo de Comercio, por pedido expreso de virrey Cisneros.


EL MÁS CLARO EXPONENTE DEL PERIODISMO INTELECTUAL/AMPLIADO RIOPLATENSE
Ceballo y Mesa solicitó permiso para publicar el primer periódico en la región que se titularía Telégrafo Mercantil Rural, Político-Económico e Historiógrafo del Río de la Plata, pero para su publicación se requería una considerable cantidad de suscriptores. El Real Consulado se suscribió con 21 ejemplares para ser distribuidos entre sus miembros, por orden de Belgrano, ya que sabía la importancia que tendría un periódico en la región donde la circulación de libros era restringida. Esta publicación tenía por objeto “adelantar las ciencias y las artes, fundar una escuela filosófica que desterrase las formas bárbaras del escolasticismo, extender los conocimientos de los agricultores e informar los lectores de todos los progresos y descubrimientos nuevos en la historia, las antigüedades, la literatura y los demás conocimientos humanos”. Para que sea posible su publicación era necesario constituir una Sociedad Patriótica y Literaria. Cuando el director del Telégrafo Mercantil
se alejó de los objetivos y le retiraron el apoyo, Belgrano trabajó en un órgano de difusión que lo sustituyera y creó el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio en septiembre de 1802. A través de él, circularon las ideas progresistas.

BELGRANO DIRIGE SU PERIÓDICO: EL CORRECO DE COMERCIO
La amistad de Castelli y Belgrano con Cisneros hizo que el periodista pudiera desarrollar sus proyectos, publicando el Correo de Comercio (1810-1811) amparándose en la “expectabilidad que gozaba entre sus ciudadanos”, dada su trayectoria. En el prospecto promovido se ponían de manifiesto conceptos inherentes al periodismo intelectual/ampliado cuando refería acerca de la trascendencia que cobraban las publicaciones periódicas. Belgrano intentaba fomentar las ideas económicas pero también la idea de libertad, inculcando las ventajas de poder escribir sin restricciones, excepto del dogma religioso, injurias y obscenidad. Querer cercenar la libre opinión es “querer mantener a la nación en ignorancia, origen de todos los males que sufrimos”. Belgrano al ejercer el periodismo lo hacía movido por sus ideales y sin pretender retribución alguna. Formaría parte del periodismo intelectual/ampliado debido a que el fin primordial era la faceta pedagógica y/o política de la prensa.


LA CONSOLIDACIÓN Y LOS EFECTOS DE LA PRENSA FUNDACIONAL RIOPLATENSE
Si bien se reconocen las restricciones que imponía el régimen virreinal, no se puede olvidar que la prensa de este período, sin llegar a niveles de excelencia, posee un inmenso valor. en sus páginas tuvieron oportunidad de difundirse las ideas más progresistas de la época, escritas por plumas rioplatenses, quienes buscaban el agrandamiento intelectual y material de los habitantes de estos territorios.
En el Río de la Plata se podía percibir dos formas de comunicación caligráficas: el periodismo gacetillero/restringido y el periodismo manuscrito/ampliado
à periodismo intelectual/ampliado. Aquí, los escritores usaban la prensa periodística para dotar su raciocinio, intencionadamente pedagógico, de eficacia publicista. Hay que tener en cuenta la relación que mantenían los medios gráficos con el poder político de turno y el aspecto económico. Respecto al primer punto, incidió tanto en la permanencia pública del periódico como en los distintos perfiles que adoptaba conforma el contexto político, militar, social, económico y cultural de la región.
En cuanto a las similitudes podemos ver que las publicaciones porteñas fueron editadas por la misma imprenta por lo que presentan rasgos específicos parecidos como la presentación de sus textos o hasta el contenido, y privilegiaban, más que las noticias, la difusión de estudios literarios, científicos, etc.


UNA PUBLICACIÓN PARTICULAR: LA GAZETA DE GOBIERNO
Publicación colonial y dirigido por el propio virrey Cisneros. No se sabe con exactitud su fecha de iniciación pero su primer número está fechado el 14 de octubre de 1809. Publicaba los documentos oficiales y transcribía los artículos de periódicos de afuera, que más convenía a la política del gobierno metropolitano. Al ser reproducciones, existía un margen de manipulación por parte de las autoridades virreinales. Asimismo, era muy rica la información referida al movimiento de buques y sus cargamentos en los puertos del Río de la Plata. 


LOS DEBATES PÚBLICOS COMO EXPONENTES GENUINOS DE LA MODERNIDAD
Los debates buscaban más el aporte que la polémica en sí misma. El periódico más comprometido en la difusión/promoción de las discusiones públicas fue El Telégrafo.  Se puso en marcha la Sociedad Literaria con un grupo de selectos intelectuales de distintas zonas del virreinato. En esta época, el saber leer y escribir confería un capital simbólico muy significativo, de modo que la posibilidad de hacer públicos los pensamientos e ideas constituía una oportunidad propicia para influir en la opinión pública. Por otra parte, las transformaciones en el seno de la sociabilidad eran tan profundas que el universo de los receptores iba adquiriendo un poder frente a los intelectuales. La publicación iba preparando el terreno para las futuras disputas intelectuales, ya que los escritores vernáculos estarían deseosos de ver sus propias ideas en letras de molde, incluso alguno corrió con los gastos de impresión.




MOYANO – SEIS AÑOS DECISIVOS: LA REVOLUCIÓN DE MAYO Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA PRENSA MODERNA EN EL RÍO DE LA PLATA


Los años transcurridos entre la primera invasión inglesa y la revolución de mayo, muestran los primeros intentos por parte de la elite política y social rioplatense de discutir y construir nuevas instituciones y formas de construcción de la legitimidad, así como una prensa periódica cuyo rol es articular las nacientes esferas públicas con la construcción de una opinión legitimante de las nuevas formas de autoridad. Pero será en la etapa de la Organización Nacional (1853-1880) donde se consolide el estado nación moderno y permitirá que la prensa periódica no sólo se apoye en la modernización del aparato estatal y el fortalecimiento de la sociedad civil, sino en las relaciones de mercado.
El río de la plata recién se incorpora al periodismo en 1801 con gacetismo estatalista, ensayos, periódicos con temas médicos o literarios, copias de periódicos británicos. La necesidad de restaurar la cadena de legitimidad y confianza en la autoridad lleva a Cisneros a publicar Gaceta del Gobierno
de Buenos Aires en 1809; luego publica el Correo de Comercio.
La revolución de mayo, aparte del colapso de la autoridad, etc., hace notar las problemáticas de la representación, la libertad de conciencia y expresión. La importancia de la Gaceta se ve reflejada en su carácter simbólico: en la fecha de su primera publicación, 7 de junio, se fijó el día del periodista en nuestro país. Se trata del “primer periódico patrio” y se asigna a Moreno el carácter de primer periodista. Ya en el 1815, en el periódico aparecerán referencias que cuestionarán más profundamente el orden absolutista y por ello removerán las bases mismas de la función de la prensa: ya no se trataba sólo de mostrar el control de los aparatos y signos del poder sino de asumir nuevos roles para el periódico, acordes con los nuevos roles pensados para la sociedad y el Estado. Así, la ruptura de Mayo coincide con un momento de condiciones favorables para una expansión de la actividad de prensa en el marco colonial: Cisneros estimuló a Belgrano a publicar un semanario.
La perspectiva del auto gobierno criollo estaba en todas las fracciones que pugnaron por el poder o por un lugar en él desde mayo de 1810. Se podían ver opiniones diferentes y búsquedas de bases de sustentación. La única publicación regular y permanente en estos años fue la Gaceta de Buenos Aires de edición semanal, pero fue justamente la función todavía estatal de la prensa, la que debido a la dinámica de transformación del Estado se vio obligada a ver los primeros cambios: la fractura de la cadena de legitimidad virreinal se vio en el desconocimiento de la junta de Buenos Aires por parte de la junta de Montevideo. Se inició una guerra entre ambas y cada una tenía su gaceta propia. Una vez que lograron el triunfo los porteños, disolvieron la fuerza militar enemiga, legitimando la propia y embalaron la imprenta y la despacharon a Buenos Aires, distribuyendo en Montevideo sólo la gaceta porteña. El 3 de octubre de 1811, con Pedro Agrelo a la cabeza, siendo empleado a sueldo, se publicó en la Gaceta una aclaración diciendo que no era un periódico ministerial, sino un “papel particular” (un periódico moderno en sentido burgués). Por esto, Agrelo presentó su renuncia y varios patriotas, en virtud de la libertad de prensa, se postularon para realizar el trabajo en regalo a la patria. Tras la renuncia de Agrelo y contrariamente a lo dicho, se comportó como un boletín ministerial publicando decretos y resoluciones. El 26 de octubre se promulgó un decreto sobre la libertad de imprenta: eliminaba la censura previa pero establecía una junta conservadora de control compuesto por vecinos y no ya por la Iglesia. Luego, con Vicente Pazos, se vieron cambios: se aumentó el tamaño de papel, su periodicidad y se nombró a un segundo redactor, Bernardo Monteagudo. Así, Pazos publicaría los martes y Monteagudo, los viernes. Esto mostraba una pluralidad de voces. Tras el cierre del Correo de Comercio, la Gaceta queda como única lectura local. Pazos y Monteagudo pertenecían a diferentes círculos y territorios. El primer problema fue la propia delimitación que los redactores hacen entre sí, ya que cada uno publicaba cosas diferentes y contradictorias. Pazos, entonces, transforma desde el martes 7 de enero de 1812, la edición de los martes en El Censor, semanario que ahora aparecía como la contraparte de la gaceta de los viernes. Mientras tanto, el grupo de Monteagudo intentaba formar una sociedad patriótica para sentar las bases de un posible club político. El 10 de enero se publica en la gaceta el anuncio de reunión constitutiva de la sociedad patriótica, la cual acrecentaría su influencia en los asuntos del Estado, particularmente gracias a su acercamiento con la Logia Lautaro.  Esta coexistencia de periódicos duro menos de tres meses, por decisión del propio gobierno. Ahora, se publicaría una Gaceta Ministerial semanal. La división de la Gaceta de Buenos Aires en dos publicaciones muestra la inmadurez de las condiciones de desarrollo de la sociedad civil y del Estado para sostener la pluralidad de prensa periódica. Monteagudo, luego, logró fundar el semanario Mártir o Libre, pudiendo de nuevo tener simultaneidad, aunque sea por poco tiempo, ya que duró 9 números. Luego, se fundó El grito del sud durando 30 números. Esta vez, el periódico aparecía como órgano de la sociedad, presentando las actividades que esta realizaba y difundiendo sus puntos de vista, constituyéndose en el primer órgano no estatal del país. El mismo día que asumió Alvear como Director Supremo, el 10 de enero de 1815, apareció el periódico El Independiente. La estructura empezaba a insinuar el modelo desarrollado por la prensa burguesa británica: secciones de publicidad de actos de gobierno, sección política, revista de periódicos extranjeros y material literario. Ya en su primer número se deja en claro el tono antiespañol y la búsqueda de una línea favorable al autogobierno y al libre comercio, como así también una matriz democrática y parlamentaria. Al igual que el Directorio, buscaba orientar la opinión pública contra la monarquía española en simpatía con el gobierno británico, buscar la unión de fuerzas al interior del Río de la Plata y denigrar al contrincante (Artigas). Aunque sólo duró 13 números marcó un punto de inflexión en cuanto a la explicitación de un nuevo marco de organización política que mostraba unidad, a pesar de los conflictos, en cuestiones claves como la ruptura con España y el absolutismo, prensa con funciones modernas, etc. Igualmente, no deja de ser una operación ministerial clásica, con funciones de Estado, con un redactor que no goza de autonomía, con tópicos controlados y carente de un mercado suficiente como para circular generando sus propios recursos para sostén.
Destituido Alvear y asumiendo Álvarez Thomas, se puso una Junta de Observación. El Estatuto Provisional trajo novedades: Buenos Aires debía tener dos semanarios, asumiendo la pluralidad de voces como función necesaria de la prensa. Uno sería la Gaceta, y el otro, El Censor, sería pagado por el Cabildo y debía analizar la conducta de los funcionarios e ilustrar al pueblo acerca de sus derechos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Línea de tiempo historia Argentina

Línea de tiempo historia Argentina. 1880: - Presidencia de Julio A. Roca.   ECONÓMICO  Implantación de una economia capitalista  - liberalismo económico (que se extiende hasta  1916) (Liberalismo Oligárquico)  Argentina se integra a la economía europea y al  mercado mundial  - Compradora de manufacturas y proveedora de  materias primas  La élite no se preocupa en invertir en la industria Por falta de inversiones locales las tareas de  infraestructura deben ser encaradas por el estado Modelo Agroexportador como régimen de acumulación Estado: papel de central en la formación de empresas  privadas nacionales y en la instalación de compañías  extranjeras   Inversiones Inglesas (bancos , ferrocarriles y frigoríficos)  POLÍTICO  finaliza el proceso de “construcción del Estado “ conservadurismo político  ideología positivismo (progreso y neutralidad – la clase  dominante garantía la neutralidad ya que era una clase  culta)   fraude electoral , características:  - Sistema: voto can

Lidia Fernández - Capítulo 1: El concepto de institución

Lidia Fernández - Capítulo 1: El concepto de institución El término “institución” se utiliza para aludir a ciertas normas que expresan valores altamente “protegidos” en una realidad social determinada. En general tienen que ver con comportamientos que llegan a formalizarse en leyes escritas o tienen muy fuerte vigencia en la vida cotidiana, como por ejemplo: la familia, el matrimonio, la propiedad privada, el tabú son, instituciones (están instituidas socialmente). A continuación, tres acepciones diferentes sobre el concepto de institución: 1) Institución como sinónimo de regularidad social, aludiendo a normas y leyes que representan valores sociales y pautan el comportamiento de los individuos y los grupos, fijando sus límites. Por ejemplo: la norma constitucional que establece la libertad y el derecho de enseñar y aprender; los programas vigentes; las leyes de educación, etc. El individuo actúa siempre dentro de grupos y organizaciones, las cuales sufren el efecto de dos tipos de reg

Barthes, Roland - “Significado y significante” y “Denotación y connotación”, en Elementos de semiología - Semiología - Cátedra: Arnoux

Barthes, Roland - “Significado y significante” y “Denotación y connotación”, en Elementos de semiología - Semiología - Cátedra: Arnoux Roland Barthes : Semiólogo francés de mediados del siglo XX. Estudió los signos no lingüísticos, los llamó signos semiológicos. Se apoyan en la concepción racional que anteriormente planteó Saussure . Barthes toma los conceptos de Saussure para poder basar la cultura. Además de los signos verbales y gráficos, existen signos gestuales, icónicos, etc. que se combinan con los lingüísticos también y se forman nuevos lenguajes; por ejemplo, el publicitario, el de la moda, las señales de tránsito, los gestos de cortesía, protocolo, etc., éstos producen significantes que relacionamos con significados pero no son signos lingüísticos, son gestos imágenes, dibujos, etc. Barthes tratará de pensar las características de la cultura como un gran y complejo sistema semiológico. No hay en éstos signo unidades distintivas, sino más bien sentido, Ej. En l