Lema, Augusto - "La juventud es más que un objeto de estudio" (1997) - Comunicación II - Cátedra Mangone
Lema, Augusto - "La juventud es más que un objeto de estudio" (1997) - Comunicación II - Cátedra Mangone
La cultura juvenil se ha convertido en un reclamado objeto de estudio.
¿Objeto de estudio u objeto de mercado?
Tomando el segundo término lleva a la consideración de un ¿nuevo? papel para las ciencias sociales: no sólo el de constituir un discurso celebratorio sobre el esado de las cosas sino, sobre todo, el de generar insumo para el márketing de las empresas.
Hay ciertos discursos de las ciencias sociales que se mimetizan con los que circulan en el mercado. Al referirse a la juventud, homogeneizan sus diferencias y enfatizan la novedad de sus manifestaciones. Hablan de lo mismo como lo nuevo. Al mismo tiempo no hablan de los mismos sujetos a quienes se les sobreimprime la etiqueta de joven, de cómo los sectores juveniles se insertan de manera desigual en el mercado de trabajo, de cómo los grupos marginados juveniles ingresan en las crónicas policiales como detenidos o desaparecidos.
Sobre los libros de Marafioti y Margulis:
Civilización o tevé:
Se comienza a correlacionar algunos hechos que se examinaban por separado: el lugar hegomónico de la tevé y el vaciamiento material y simbólico de la escuela.
La tesis que recorre el trabajo de Marafioti lejos de tener que ser reemplazada, debería ser concebida según Marafioti "como un lugar de resistencia a la cultura de la fragmentación, a la cultura del espectáculo".
Debilidades de la tesis:
1. sobredimensionamiento del lugar de la tecnología en las transformaciones culturales. No tanto por la descripción de los efectos culturales, sino, fundamentalmente, por el hecho de interpretarlos sólo como efectos. La explicación de la relación tecnología/cultura insiste más en cómo la tecnología alteró la cultura que en cómo ésta creó las condiciones para la aparición de dichas tecnologías.
La ausencia de una reflexión social, sobre las políticas de lo social, sobre las determinaciones econ´micas de las políticas de lo social, es la que lleva a ignorar las tensiones entre tecnología/cultura, a no comprender aquellas que se dan entre medios/escuela y a no poder pensar otras propuestas que vayan más allá de decisiones individuales o de transformaciones pedagógicas.
La gramática de la sociología de la cultura:
Si la idea de juventud se vincula a una moratoria social, lo que supone la posibilidad de postergar las responsabilidades del mundo adulto, queda claro que dicha noción sólo involucraría a aquellos sectores que pueden disponer materialmente de ese tiempo libre. Por el contrario en los sectores populares el tiempo libre no sería otra cosa que "ocio forzado". Margulis y Urresti acuerdan con esa lectura pero ven otras variables que atraviesan el espacio juvenil. Ellos incorporan las nociones de moratoria vital (una disponibilidad energética, un capital temporal que está en posesión de los jóvenes), memoria social incorporadora (un hábitus generacional), de género, así como destacan la importancia del lugar de los jóvenes en relación con las instituciones.
Esto les permite diferenciar a los jóvenes no juveniles (los que no gozan de moratoria social) y los no jóvenes juveniles (sectores medios y altos que, aunque reducido su capital temporal, exhiben los signos de la juventud).
Margulis y Urresti se proponen "recuperar cierta "materialidad" e "historicidad" en el uso sociológico de la categoría juventud.
Las tensiones que recorren estos ensayos en torno a cómo concebir lo joven, las producciones juveniles o sus prácticas de consumo, bien pueden representar, hacia afuera, las tensiones de un campo que comienza a agitarse en estos agónicos noventa. ¿Será ésta la época del fin de las fábulas, la crisis de los microrelatos, de las explicaciones débiles? Por lo menos algunas de las tesis que empiezan a circular sugieren puntos de partida para una reflexión que intente zafar del doble tironeo de las exigencias del mercado académico y del mercado a secas.
La cultura juvenil se ha convertido en un reclamado objeto de estudio.
¿Objeto de estudio u objeto de mercado?
Tomando el segundo término lleva a la consideración de un ¿nuevo? papel para las ciencias sociales: no sólo el de constituir un discurso celebratorio sobre el esado de las cosas sino, sobre todo, el de generar insumo para el márketing de las empresas.
Hay ciertos discursos de las ciencias sociales que se mimetizan con los que circulan en el mercado. Al referirse a la juventud, homogeneizan sus diferencias y enfatizan la novedad de sus manifestaciones. Hablan de lo mismo como lo nuevo. Al mismo tiempo no hablan de los mismos sujetos a quienes se les sobreimprime la etiqueta de joven, de cómo los sectores juveniles se insertan de manera desigual en el mercado de trabajo, de cómo los grupos marginados juveniles ingresan en las crónicas policiales como detenidos o desaparecidos.
Sobre los libros de Marafioti y Margulis:
Civilización o tevé:
Se comienza a correlacionar algunos hechos que se examinaban por separado: el lugar hegomónico de la tevé y el vaciamiento material y simbólico de la escuela.
La tesis que recorre el trabajo de Marafioti lejos de tener que ser reemplazada, debería ser concebida según Marafioti "como un lugar de resistencia a la cultura de la fragmentación, a la cultura del espectáculo".
Debilidades de la tesis:
1. sobredimensionamiento del lugar de la tecnología en las transformaciones culturales. No tanto por la descripción de los efectos culturales, sino, fundamentalmente, por el hecho de interpretarlos sólo como efectos. La explicación de la relación tecnología/cultura insiste más en cómo la tecnología alteró la cultura que en cómo ésta creó las condiciones para la aparición de dichas tecnologías.
La ausencia de una reflexión social, sobre las políticas de lo social, sobre las determinaciones econ´micas de las políticas de lo social, es la que lleva a ignorar las tensiones entre tecnología/cultura, a no comprender aquellas que se dan entre medios/escuela y a no poder pensar otras propuestas que vayan más allá de decisiones individuales o de transformaciones pedagógicas.
La gramática de la sociología de la cultura:
Si la idea de juventud se vincula a una moratoria social, lo que supone la posibilidad de postergar las responsabilidades del mundo adulto, queda claro que dicha noción sólo involucraría a aquellos sectores que pueden disponer materialmente de ese tiempo libre. Por el contrario en los sectores populares el tiempo libre no sería otra cosa que "ocio forzado". Margulis y Urresti acuerdan con esa lectura pero ven otras variables que atraviesan el espacio juvenil. Ellos incorporan las nociones de moratoria vital (una disponibilidad energética, un capital temporal que está en posesión de los jóvenes), memoria social incorporadora (un hábitus generacional), de género, así como destacan la importancia del lugar de los jóvenes en relación con las instituciones.
Esto les permite diferenciar a los jóvenes no juveniles (los que no gozan de moratoria social) y los no jóvenes juveniles (sectores medios y altos que, aunque reducido su capital temporal, exhiben los signos de la juventud).
Margulis y Urresti se proponen "recuperar cierta "materialidad" e "historicidad" en el uso sociológico de la categoría juventud.
Las tensiones que recorren estos ensayos en torno a cómo concebir lo joven, las producciones juveniles o sus prácticas de consumo, bien pueden representar, hacia afuera, las tensiones de un campo que comienza a agitarse en estos agónicos noventa. ¿Será ésta la época del fin de las fábulas, la crisis de los microrelatos, de las explicaciones débiles? Por lo menos algunas de las tesis que empiezan a circular sugieren puntos de partida para una reflexión que intente zafar del doble tironeo de las exigencias del mercado académico y del mercado a secas.
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