Sombras
de una marginalidad fragmentada.
Aproximaciones
a la metamorfosis de los sectores populares de la Argentina.
Pablo
Molina Derteano- Licenciado en Sociología de
la UBA. Magíster en Investigación en Ciencias Sociales Es docente regular de la
Materia Metodología y Técnicas de Investigación Social y miembro del Programa
Cambio Estructural y Desigualdad Social. Becario CONICET desde 2006. Ha
desarrollado diversos trabajos y publicado artículos vinculados a inserción
socio-laboral, trayectorias laborales y movilidad social de jóvenes
vulnerables. Asimismo ha participado del seguimiento de políticas sociales y
programas de capacitación a organismos públicos
Juventud ¿Divino Tesoro?
Trayectorias socio-laborales
de jóvenes trabajadores de delivery.
El
empleo de tipo delivery no posee escalafones ni ascensos, y es de duración
escasa. No es considerada una profesión. Solo puede actuar como fase de
traspaso entre otros eventos laborales.
Este
artículo busca estudiar a aquellos jóvenes que trabajan en distintas modalidades
de trabajo de delivery. Para ello se analizaron los casos de jóvenes residentes
en enclaves de pobreza de la zona sur de GBAque tienen entre 16 y 21 años
y residen en las zonas de Quilmes Este,
Temperley y Banfield. Un dato importante
es que muchos de ellos tienen hijos por lo que el horizonte de
responsabilidades supone un hogar propio para algunos, mientras otros deben
aportar parte de sus ingresos para la manutención de sus hogares de origen.Fueron
objeto de entrevistas en profundidad y participaron en una dinámica de grupo
focal.
El
mismo presenta un enfoque basado en el análisis de trayectorias socio-laborales;
estudia cuales son las estrategias de inserción socio-laborales que se ponen en juego y el conjunto de vivencias, experiencias, imaginarios
que se desprenden de las subjetividades en su actual empleo, considerando en su
pasado laboral y familiar y sus perspectivas a futuro.
Se
empleó una metodología de corte cualitativo en el cual se toman tanto aportes
de su realidad objetiva, como de sus percepciones subjetivas.
En relación a sus perspectivas
socio-laborales podemos identificar dos trayectorias pasadas que recopila el
autor; Recordando que el arribo del evento delivery, es siempre circunstancial:
-
Del
refugiado: Jóvenes que tuvieron empleos en fábricas, ejes de su
formación de competencias e identidades laborales, en general mediados
por sus familiares directos, con ingresos
muy superiores. Ésta se asocia a
pautas de rutinización diurnas y genera una idea de escalafones, aunque solo es
valorado en la medida en que permiten mejores ingresos, les da “sentido de
pertenencia”.
-
Derrotero
Socio-laboral: No es posible construir una lógica lineal en
sus eventos laborales. Estos jóvenes pueden llegar a intentar encausar su
trayectoria en un determinado sentido, pero bajo una lógica directamente
instrumental.
Para
ambos perfiles el empleo fabril otorga elementos rutinizadores, ordenadores de
la vida cotidiana.
Sus
empleos como delivery les imponen rutinas e interacciones diferentes. Las
condiciones de contratación son absolutamente informales, pactadas de palabra.
No existe ningún tipo de beneficio, o derecho laboral, ni seguro alguno para
ellos o sus motos. El perfil buscado por los empleadores de estos muchachos es,
según el autor “jóvenes brutos con buen trato” ya que afirma que los mismos no deben advertir ser explotados,
(considerando que sus sueldos son mínimos, aprovechándose de la ganancia de las propinas) pero al mismo
tiempo deben tener buen trato con los clientes, demostrar cierta cultura y
simpatía para ganarse su confianza.
El
empleo de estos jóvenes es visto como algo transitorio, sin posibilidades de
ascenso y que a su vez no permite una integración sistemática, es decir que no
están registrados y por lo tanto no hacen aportes para el futuro.
Un aspecto importante
que se analizó dentro de los resultados de la investigación, es que la juventud
no es un periodo etario, sino un periodo entre la niñez y las responsabilidades
que inevitablemente sobrevendrán. Resultó interesante observar que los jóvenes
que contaban con hijos renunciaban a sus propias condiciones subjetivas a favor
del mismo, lo que acorta los ciclos vitales.
El
autor plantea dos hipótesis al realizar este estudio:
Fragmentación socio-laboral
“empleabilidad precaria o carrera”:
Las
transformaciones estructurales de la economía y su efecto desestructurador en
los canales de ingreso y promoción dentro del mercado laboral será la hipotesis
tomada en este estudio.
El pasaje
de industrias manufactureras tradicionales a una economía de servicio implica,
en términos de trayectorias subjetivas socio-laborales, la perdida de los
oficios manuales como alternativa para los sectores populares, así como la
desintegración de la noción de carrera como instancia de movilidad social
ascendente, intergeneracional. Entendiendo ésta como un espacio vital que se
prolonga en el tiempo, un espacio de negociación entre la subjetividad y la
estructura social-objetiva. Provocando así un sector informal con salarios
comparativamente más bajos, destruyendo los empleos de clase media que derivan
de esas industrias manufactureras, planteando que estos jóvenes formen parte de
esos empleos marginales estrechamente vinculados al nuevo espacio urbano que propone
esta modernización generándose una tensión entre empleabilidad precaria y
carrera, de la cual surge ésta hipótesis.
La
empleabilidad en sectores de bajos recursos puede traducirse en un tipo de
flexibilidad que conduce a determinadas inserciones laborales, caracterizada
por eventos laborales inestables, de poca duración y sin promoción alguna.
Tiene que ver con los niveles de capacitación y la estructura de los mercados
secundarios, pueden ser estados de transición, pero para algunos sectores se trata
de una situación más prolongada que va minando sus posibilidades de avanzar
hacía situaciones más estables.
La
idea de “carrera” es desechada tanto de sus horizontes de perspectiva como en
sus posibilidades objetivas de movilidad hacia posiciones más estables. Si
estos jóvenes percibieran su realidad socio-ocupacional, como inserta en el
marco de una carrera, entonces cabría esperar que sus percepciones no sean las
de fragmentación y sean las de “sentirse parte” de un todo armónico y
funcional.
El
autor afirma que para estos jóvenes trabajadores su empleo como delivery se
inscribe en una cadena viciosa de empleabilidad precaria, tanto por sus
condiciones socioculturales que las circunscriben a una lógica de necesidad,
como por su horizonte de percepciones que no parece incluir la noción de
carrera, independientemente de sus posibilidades reales de consecución.
Fragmentación socio
territorial:
Los
barrios pobres sufrieron una transformación decisiva, se dio una mutación de
“barrio obrero” hacia villa miseria. El discurso de barrio obrero corresponde a
la sociedad salarial que estos jóvenes no han conocido y por lo tanto, están en
coordenadas socio-históricas desfasadas.
La
segregación socio-territorial opera en la subjetividad, en la construcción una
nueva percepción de sus identidades subjetivas y colectivas.
La
descripción de un “pasado glorioso” de pleno empleo y oportunidades para criar
una familia, aun con el factor contingente; y la dignificación del valor del
trabajo constituye el núcleo de la pureza de la ilusión comunitaria. Estos
mitos de pureza comunitaria contribuyen a alienar su experiencia vital de
empleabilidad precaria y pueden reemplazar el sentido subjetivo de carrera, con
la gran diferencia que la comunidad se presenta siempre como “eterna e
invariable en el tiempo” y se opone ontológicamente al proceso subjetivo.
Se
han revisado las condiciones de vida y trabajo de este segmento de jóvenes
trabajadores, y se plantea que sus estrategias de subsistencia están signadas
por la precariedad. Las mismas estrategias de subsistencia de estos jóvenes
desarrollan en el contexto de necesidad son las que profundizan su
segmentación.
Las
condiciones de fragmentación social y las dificultades de los jóvenes de
sectores populares se han naturalizado a tal punto que las posibilidades de
recambio generacional (Savia 2001) se encuentran ya trasladadas al discurso
cotidiano, no exento de contenido político, que los llevan a percibirse como
una “generación muerta”.
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