Brenca - Lacroix - "Radio y poder en la Argentina, 1920-1953; en Cuadernos de periodismo Nº 1, Fac. de Ciencias Sociales, UNLZ" - Polítcas y Planificación - Cátedra: Postolsky
Brenca / Lacroix
El nido del huevito
Guerra 14-18
Reacomodamiento mundial
Nuevas estrategias globales
Modificaciones de la escena en que va a nacer la radio en América Latina
y especialmente en la
Argentina.
1912 Ley Sáenz Peña
Yrigoyen Alvear Yrigoyen
1920-1930 década de optimismo generalizado en la Argentina (ligada muy
estrechamente con Gran Bretaña).
1930 Golpe de Uriburu
Crisis del 30
Migración del campo a la ciudad
ISI
Fraude patriótico
Justo – Pacto Roca / Runciman
Ortiz Castillo 2GM
Puja entre intereses ingleses y norteamericanos se desarrolla sin
disimulos en nuestro país.- Uno y otro
imperio tienen orientaciones diferentes en sus políticas de expansión.
En el seno de un desarrollo “pseudoindustrial” en la Argentina con el establecimiento de empresas
norteamericanas en nuestro medio se produce el nacimiento y evolución de los
servicios de RADIO.
Emisoras de primera generación
La radiodifusión comenzó en nuestro país en agosto de 1920, en un
círculo pequeño pero de tendencias expansivas debido a la curiosidad que suscitó
y el ámbito de intereses comerciales que puso en movimiento.
Su temprano desarrollo acompaña los comienzos mundiales del medio y
comparte las actitudes vacilantes que produjo en las esferas del poder
político, del público y de los propios promotores. Esta indefinición se
nota en Argentina en las marchas y
contramarchas organizativas, la tardía regulación del funcionamiento.
La estructuración del modelo organizativo de nuestra radio coincide con
el ascenso de la influencia norteamericana en América Latina, donde busca
desplazar la hegemonía europea
debilitada tras la guerra mundial de 1914.
En la evolución de la radio argentina se puede señalar un primer período
de formación de tendencias e ideas que aparecen bastante consolidadas en 1928 cuando el gobierno transfiere a
correos y telégrafos la dependencia de la radiodifusión.
Desde este momento, se abre un segundo período de fuertes disensos en
torno al estatuto jurídico de la radio.
La ley de 1953 finalmente formaliza
el contradictorio “privatismo oficialista” que ha sido la esencia del
régimen de los medios electrónicos en nuestro país.
Nacimiento de la radio
Radioaficionados elegantes fundan el radioclub argentino en 1921, se
adquirían componentes para fabricar los propios transmisores. También había
gente que los adquiría ya fabricados. No parecían bien delimitadas las
intenciones de emitir y recibir.
Recién en 1923 las radios provocan oleajes de emisiones más
perceptibles. En ese año ocurre una multiplicación de las casas de comercio
dedicadas exclusivamente a este ramo. Se implantan nuevas y poderosas emisoras de aficionados. Hay
mayor selección en los programas broadcasting, llegan nuevos materiales al
país, se realizan exposiciones. Casi al mismo tiempo llegan al congreso dos
proyectos de ley de radiodifusión (uno del diputado conservador Rodolfo Moreno
y otro del PEN). Ninguno de estos proyectos llegó siquiera a discutirse, pero
los emisores comenzarían a diferenciarse
de los receptores. La radio captaba a las masas, con apenas unos centavos
cualquiera podía fabricarse un receptor.
En 1923 se ubicaban 5 estaciones capitalinas. En 1925 hay ya 12
estaciones en la capital y 10 en el interior. Se generan humildes “pools” de intereses afines: en la
capital, por ej, Radio Cultura tiene una emisora, una revista y vende discos y
receptores. La venta de receptores fomenta el crecimiento de emisoras.
El disco entra en las emisoras desde el principio, pero la crítica culta
lo rechaza. Las emisoras se prestigiaban sólo desde el concierto. En hoteles y
cafés selectos de Bs. As. Se instalan
estudios de radio. Sin embargo, promediando la época emigran a la periferia.
Los horarios son breves y muchas veces entrecortados. La tecnología
sigue los pasos de los fabricantes. La potencia de las emisoras se multiplica.
Las radios argentinas se desvinculan del negocio de la venta de receptores y
radiopartes para convertirse en un
negocio per se, mediante la explotación como medio de publicidad. El
crecimiento en quipos transmisores acrece el interés de los anunciantes,
sobretodo después de 1925.
Las quejas cuentan que los avisos eran largos y el tiempo dedicado a
ellos, excesivo. Otra crítica corriente apuntaba a las interferencias y ruidos.
En 1932 el Radioclub argentino se preocupará por el tema.
En cuanto a los contenidos, la radio argentina de los 20 no gozó del
favor de la crítica. Había quienes veían en la radio un modo de difundir la
cultura aceptaba como tal (según el modelo BBC)
En 1925 se lamenta el poco
aprecio que tiene la radio por el teatro. El deporte, sin embargo estuvo en la
radio desde el comienzo. Hubo noticiosos desde bastante temprano también.
En suma, la radio del 20 tiene que haber sido de nivel popular, modesto
en cuanto a sus talentos pero distintivo e influyente en los gustos de una gran
masa poblacional.
Los años de formación de la radio y sus perspectivas
Si bien puede plantearse que el telégrafo es un antepasado de la radio,
los problemas que ésta plantea son de índole muy diversa. Cuando en nuestro
país se implantan empresas de telégrafos, el parlamento les impone normas.
Éstas recaerán más tarde sobre la radiodifusión. Esta ley establece un régimen
de licencias previas aunque transferibles con la anuencia de autoridad. Como
función se disponen disposiciones explícitas y censuras referidas a la moral y
las buenas costumbres. La ley penaba rigurosamente a los transgresores. El
servicio radiotelegráfico es
exclusividad del Estado hasta 1000 km de nuestros límites nacionales. Un
decreto divide al país en dos zonas:
marítima y terrestre. La radio desciende jurídicamente del telégrafo y este
carácter confunde su naciente identidad como medio masivo. Parece crear cierta
incomodidad jurídica y no únicamente en nuestro país. Ni siquiera los diarios
veían a la radio como un soporte de servicios
similares. Recién lo advierten cuando la radio comienza acaparar los
presupuestos publicitarios. Y en nuestro país esto sucede en la década del 30.
Moreno es quien adjudica primero a la radio el carácter de servicio
público (en su proyecto de ley). El desarrollo de la radio dejó atrás estos
proyectos de ley antes de que fueran tratados.
En 1924 se incorpora por primera vez a la ley el término broadcasting.
Los objetivos son regularizar el funcionamiento del broadcasting y difundir noticias de interés general,
conciertos, conferencias, etc.
El poder imponía su penetrante mirada, y aún se reservaba el derecho de
clausurar transmisores a su sólo juicio.
En 1925 se detalla una regulación específica para la radio (que mostraba
irregularidades, interferencias, etc.) Se debía mantener un servicio,
especificar horarios y el Estado se reservaba el derecho a modificar y
clausurar emisoras arbitrariamente.
El próximo paso de la política estatal frente a la radio sería en 1928.
Dos naciones centrales han decidido ya los modos de comportamiento del medio y
consagrado actitudes antitéticas del Estado frente al fenómeno de la
radiodifusión. En EE.UU. en 1927 se determina
el carácter de la radio que sería privatista, organizada en cadenas y
financiada por la publicidad. Ese mismo año Inglaterra fundaba la BBC londinense “monopolio
público bajo forma de una corporación independiente”.
Un decreto que se reglamenta en 1929 somete a las estaciones
radioeléctricas de broadcasting de
experimentación y de aficionados a la sola jurisdicción y fiscalización del
ministerio del interior. Con ello, caducan todas las licencias. Se sigue afirmando que el
Estado es el dueño de las licencias. Se reiteran así, los patrones culruales
del modelo BBC. Se prohíben cadenas salvo las expresamente autorizadas.
Desaloja las emisoras de capital y GBA para llevarlas a descampados. El Estado
disimula el carácter de medio masivo de la radio y soslayaba así el problema de
la libertad de prensa.
Ganancias y pérdidas del período: balance provisorio y
coda
No existe orden en la asignación de frecuencias y esta se produce a
título precario. En cuanto a la gente de radio, aparece rondando siempre el
mismo número reducido de nombres. La radio es apoyada por las revistas del
ramo. El período 1928/1930 trae un reacomodamiento general. Se producen cambios
técnicos. La radio va adquiriendo alf roma que ha de regir su funcionamiento.
En estas luchas intervienen cada vez más, con mayor fuerza, el poder político,
árbitro del mensaje radial poderos terciador entre los distintos sectores. En
1928/1929 los problemas de interferencias se agudizan aún más. Los puntos más
censurados por la radio son los programas y el exceso de publicidad.
Por todo y en todo la radio argentina parecía mirar con más cariño al
modelo norteamericano, aunque los críticos tuvieran una secreta esperanza de
que la ley por venir consagraría el modelo BBC. La lucha final se daría en la
década siguiente.
Los modelos: “the one and the other”
De 1930 a 1943 la radio argentina
define su futuro. Su decisión está conectada con las formas ya adoptadas por la
radiodifusión local, con los cambios sociales y con las relaciones de dominio
entre las grandes potencias y nuestro país. ISI, instalación de empresas
norteamericanas: efecto, ampliar notablemente el mercado publicitario. Este
hecho favorece el crecimiento del negocio radial y al desarrollo
técnico-empresarial del medio y asimismo amengua la puja por el reparto del
presupuesto publicitario con los diarios.
Así, más allá de que la posición gubernamental parece
inclinarse a favor del modelo
inglés, en los hechos se consagra
finalmente el modelo “Network” norteamericano, al crearse, por una discutida
ley, en 1941, la tercera cadena argentina de radio con centro en Radio
Splendid.
¿Populista
o paternalista?
La radio se formó en nuestro
país según las pautas de la producción para el mercado: sus manifestaciones, en
la década del 30, evidencian el dinamismo e importancia de este desarrollo
comercial.
Jaime Yankelevich formará Radio
Belgrano en 1925, adquiriendo LOY Radio Nacional. De programación dirigida a
grandes públicos es la primera en organizar comercialmente su red. Le sigue una
empresa periodística con propósitos diferentes: Editorial Haynes, dueño de
matutino Tabloid y varias revistas. Radio El mundo obtiene la primera licencia
concedida en firme y por 15 años. A cambio de esto provee del edificio a la Radio del Estado inaugurada
en 1936. Radio El Mundo se organiza pronto en cadenas y tiene acuerdos con
varias emisoras del interior. En 1941 se agregará la red RADES. Este proceso
implica la concentración y la centralización de las comunicaciones radiales y
revela la ausencia que desde el Estado
fuera capaz de atender las necesidades nacionales. Esta concentración silencia
las voces del interior en los mejores horarios.
Los grandes diarios no sólo
criticaban la programación y los excesos publicitarios de la radio sino que
también ponía reparos sobre su actividad informativa ya que la reclamaban como
un derecho de la prensa escrita. La radio está empezando a comprar y elaborar
sus propios servicios. Otra crítica es a los radioteatros, el auge del mismo es
a los ojos de la cultura y es legislador, lo peor de la radio. Otras quejas van
a la proliferación perniciosa de programas deportivos.
Con todo, la radio era ya, en
la década del treinta, una presencia fundamental en la vida cotidiana del
pueblo. La disputa sobre su orientación y sobre su estatuto legal involucraba a
un extenso público y a un conjunto
empresario con peso, que ganaba con el negocio publicitario.
La radio del treinta era
hechura del modelo norteamericano. Sin embargo se seguían discutiendo sus
formas: ¿populista o paternalista?
Era claro que los grandes
diarios, ciertos sectores del gobierno, gente de la cultura se inclinaban por
el modelo inglés. A los diarios les molestaba la absorción por la empresa
radial de gran parte del presupuesto publicitario y la independencia
informativa. En cuanto al poder político, sus aprensiones frente a la radio
eran de carácter censurante y
fiscalista. Ambos temores fueron resolviéndose precariamente a través de
regulaciones, decretos de tono censurador en lo que respecta a los contenidos,
etc. El gobierno podía llegar a un entendimiento con las radios y tal vez
algunos funcionarios estaban contentos con las ganancias del modelo
“populista”. El discurso crítico alude a que las radios están en todas las
casas y hay que cuidar la sugestión que puede generar cierta información que
éstas transmiten.
El modelo que prevaleció era el
que promovía mejores negocios. La radio comenzó en el país como empresa
privada, con emisión centralizada en Bs. As. Y financiada por la publicidad.
La función de la radio se
limitaba al entretenimiento, a las informaciones de interés general y a la
publicidad.
En el fondo el problema entre
grandes radios y diarios fue comercial, así como fue de control censurante la
presión del Estado sobre la radio.
Todos quedaron más o menos
conformes con el camino finalmente
seguido porque hubo inversiones publicitarias abundantes, censura estatal explícita, con aquiescencia de los censurados, y los
programas mejoraron, al menos en cuanto a grandes figuras y a suntuosidad, ya
que no en lo concerniente a servicios populares, democratización, federalismo
ni auténtica cultura.
Tanto aquí como en los demás
países, la actitud del Estado frente a la radio es muy otra que la que se observa ante la prensa gráfica:
con el nuevo medio se marcan límites, se ponen formas de control y censura, se
indican contenidos deseables, se establecen normas, las emisoras están
obligadas a cumplir horarios, continuidad, condiciones técnica.
Un nuevo decreto en 1933
intenta sujetar a la radio con normas más explícitas y con firmes penalidades.
Reitera el carácter público del medio, permite suplir la falta de servicio
público con estaciones privadas con previa autorización. Define las condiciones
de los licenciatarios: argentinos o radicados en el país, personas o
sociedades, con solvencia económica y antecedentes satisfactorios. Las emisoras del interior se entregan por
concurso. Se dice lo que no debe predominar en las transmisiones, se explicitan
los contenidos prohibidos sin aviso previo. Busca restringir el espacio
informativo. Permite explícitamente las cadenas.
En 1934 llega el folleto
dedicado especialmente a la radiodifusión. Define las formas de la publicidad
por radio. Busca restringir el espacio informativo. Acota los informativos
radiales prohíbe el periodismo de opinión. Era un alarde de censura explícita.
Pero los titulares de las licencias no se conmovían por la censura, es más,
daban seguridades al Estado de que la radio comercial no reivindicaba la
libertad de prensa.
Otro cambio que llama la
atención es la libertad con respecto a los discos, ahora se toleran totalmente.
Esto se puede relacionar con la presencia de grabadoras en nuestro país.
En cambio, en toda la década
del 30 hay un ataque frontal a los radioteatros. Los definen como “carentes de
valor artístico”.
Quienes se ocupan de defender
aquella radio, con sus defectos y virtudes, son las revistas especializadas:
Antena, Radiolandia, Sintonía.
No
hay como nombrar una comisión para que todo siga igual
En 1938 el poder ejecutivo pone
en marcha una comisión para que evalúe y examine los permisos precarios y
establezca la organización integral del medio. Esta comisión es la primera y
tal vez la más importante mirada global sobre el hecho de la radio, una
esperanza cierta para las fuerzas conservadoras de la cultura y el poder
político.
Se habla de dos estilos de
radio: paternalista y populista. Según
la comisión la mala calidad se originaba en la competencia: cualquier
cosa era válida para ganar.
Era preciso para la comisión, reorganizar la
estructura de la radio en el país. La comisión de 1938 se expide en 1939 sin
pena ni gloria.
En 1941 a las dos cadenas privadas
existentes se suma una tercera centrada en Radio Splendid.
Las fuerzas de neto tinto
conservador siguen proponiendo el modelo BBC. Pero nada impide el modelo
norteamericano.
Mientras tanto se había
iniciado en 1930 la 2da Guerra Mundial y nuevos intereses conmovían a los
emisores. La radio fue un factor nada desdeñable en la introducción de los
negocios de EE.UU. en nuestro país y sus ideologías de venta.
El
golpe de 1943 y sus 307 artículos
Ninguno de los cambios había
traído una mejora para las voces del
interior. Esa es la situación al producirse el heterogéneo golpe de 1943. Se
crea una comisión para rever los permisos De ésta surge el decreto 1895 que
reglamenta el otorgamiento de concesiones con exigencia acerca de los
propietarios (argentinos, nativos, naturalizados con no menos de 10 años de
residencia).
Se pone en vigencia, poco antes
de la vuelta al democracia, el manual para las estaciones de radiodifusión:
reglamentarista, extenso y contradictorio. Se inspira en el carácter censurante
de las reglamentaciones de 1933 y 1934 y lleva el control hasta el ridículo.
Los informativos y noticiosos no pueden criticar. Aparecen numerosos rasgos de militarismo.
Emisiones con marchas militares, etc. Se restringe el tiempo de música grabada.
Se prohíbe transmitir noticias argentinas de fuente extranjera. Los controles,
suspensiones y clausuras de emisoras son significativas.
Entre 1947 y 1948 se da un
traspaso al ámbito oficial de la mayoría de las emisoras. La presencia del
gobierno en las emisoras no implica que éstas dejen de financiarse con
publicidad.
De
cómo el Estado entra y sale de la radio. La ley de 1953
El Congreso trata en 1953 la
primera ley de radiodifusión.
La televisión no es aún
competencia. Mucho más que el universo de los diarios, la radio sigue siendo el
modo más hegemónico de recibir noticias, música, entretenimiento.
Esta primera ley es breve,
privatista y centralista, implica el pase a manos privadas mediante licitación
de las cadenas con objetivos no novedosos: “programas, educativos, culturales, artísticos”
Los contenidos que se alientan APRA el medio son los culturales, de unidad
nacional, los recién llegados a la ciudad hallan en la radio el vínculo con la
patria chica. Las prohibiciones son las clásicas: lo que hace a la moral y las
buenas costumbres. Hace su aparición el Servicio Oficial de Radiodifusión,
cuarta cadena situada también en Bs.As. La radiodifusión entra en el ámbito
exclusivo del Ministerio de Comunicaciones y se especifican características
admisibles en los noticiosos que facilitan el trabajo del censor.
Finalmente las licencias, cuya
duración es de 20 años con opción de las mismas empresas de nuevos períodos
pueden heredarse.
Se adopta la forma de “interés
público” que ya había aparecido antes y se corresponde al modelo norteamericano
(por esto no podía ser servicio
público).
Aprobada la ley y su
reglamentación, las licitaciones se producen al año siguiente, en 1954. Un año
después el golpe anula por ilegales los decretos que daban las licitaciones.
Todo el sistema pasa prácticamente al Estado.
Conclusiones
Pág. 125 del
texto, resumen mini de todo lo que se dijo. Léanlo es repetitivo pero
esclarecedor y sobretodo corto!! No lo pongo porque es copiar todo tal cual y
repetir, pero está bueno para leerlo.
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