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FORD, Aníbal - “Los medios, tráfico y accidentes transdisciplinarios” (1994) - Comunicación II - Cátedra Martini

FORD, Aníbal - “Los medios, tráfico y accidentes transdisciplinarios” (1994) - Comunicación II - Cátedra Martini

ANÍBAL FORD:
“LOS MEDIOS. TRÁFICO Y ACCIDENTES TRANSDISCIPLINARIOS” (1994)

1. Intoducción
La crisis contemporánea no es sólo comunicacional y cultural, sino también económica, política y social. El paso a la sociedad post-industrial trajo aparejado transformaciones en las identidades, en la familia, en el consumo y en el sistema de producción y empleo.
Para entrar al producto massmediático hay que tener en cuenta las transformaciones socioculturales y económicas en que se desarrollan, por ejemplo: para analizar la producción comunicación y cultural hay que tener en cuenta los procesos de concentración en grandes holdings.
Para Ford, no pueden entenderse las obras culturales sin entender sociológica y antropológicamente el mundo a que hacen referencia. Asimismo hay que entender los soportes industriales y técnicos de su producción, las técnicas de su difusión y las estructuras narrativas en que están organizadas.
Al entrar en el producto massmediático, se entra en problemas que exceden los de los medios: las identidades, las nuevas culturas urbanas, los conflictos interétnicos, la brecha entre ricos y pobres, etc.
Ford incluso señala que puede pasarse de un “imperialismo semiológico” a un “imperialismo comunicológico” dado que el fenómeno actual de hiperobservación de los medios está actuando en desmedro del análisis de la cultura. En los estudios sobre los medios, éstos fueron aislados de lo sociocultural por razones de marketing y tiempos cortos.
Así, para analizar la comunicación social hace falta un complejo conjunto de disciplinas, para enfocarse también en el territorio que están fuera de los medios. La visión endomediática confunde comunicación con medios y cree que el análisis de la comunicación mediatizada tecnológicamente puede reemplazar satisfactoriamente el análisis de todos los sistemas de comunicación humana (ej: la comunicación directa o la no verbal). Los medios son poderosos pero también es poderosa la producción social cultural que pasa por afuera de ellos.

Para relacionar la cultura con los medios, Ford convoca el ejemplo de la literatura y el periodismo. Las fórmulas retóricas y los sistemas de reproducción de la literatura influyeron en el periodismo así como éste influyó en la literatura
Hace un planteo metodológico, de separar comunicación y cultura. Una cosa es el territorio duro desde donde se describe lógica y semiológicamente la conformación de los sistemas de construcción de sentido, retóricas y géneros (estructura). Otra cosa es el contexto social donde esto pasa a funcionar dentro de una cultura, una etnia (historia).
Se puede describir en abstracto las diferencias entre lo argumentativo y lo narrativo, pero el peso de esto último en la cultura de la crisis, sobre todo en las clases pobres y los adolescentes, sólo puede ser explicado teniendo en cuenta los efectos que la crisis produce en la cultura de la vida cotidiana. Para Ford, hay que operar en los planos de la estructura y la historia simultáneamente. Como demostró Jesús Martín Barbero, es difícil entender la telenovela sin inscribirla en la larga tradición del melodrama y el drama social que antecede a los medios.

Para Ford, no se puede hablar de una recepción de los medios en general porque un género televisivo, por ejemplo, forma un conjunto mucho más fuerte con sus parientes extramediáticos que con otros géneros televisivos. No hay una recepción de los medios en general, sino sistemas de recepción relacionados fuertemente con los géneros y las transformaciones socioculturales.

No confundir comunicación y medios y no enfrentar cultura con medios. Hay que desestructurar otros lugares comunes en el estudio de la comunicación y la cultura, como la confusión entre la comunicación y la información y la oposición entre cultura y ciencia.

2. El debate por señas
Cuenta el cuentito de los dos tipitos que se enfrentan y debaten con señas y después analiza.
En el campo comunicacional hay diversos niveles de análisis.
1) Hay un nivel que trata la problemática de lo metacomunicativo, es decir, que analiza las formas en que la gente posiciona la función “ver medios” y reflexiona cotidianamente sobre cómo nos comunicamos.
2) Hay otro nivel semiológico que va a tener en cuenta los dispositivos que le dan sentido a los datos, es decir, esos saberes sobre códigos verbales y no verbales que, según las culturas, crean diversos efectos de mentira, ambigüedad, etc. No hay conjunto de datos preceptúales tan disparatado que la comunicación humana no pueda crear un orden y una unidad en él. Al mismo tiempo, hay que dar cuenta de las estrategias comunicacionales que construyen verosímiles.
3) Un nivel de análisis debe estudiar las variables socioculturales del contexto en el que el sentido puede ser comprendido: una protodescripición densa. Hay que tener en cuenta los saberes que entran en conflicto: los escriturales, corporales, no verbales, institucionalizados, cotidianos, informales, de supervivencia y de adaptación.

Esta focalización en un relato concreto tiene también el objetivo de señalar los desenganches entre lo micro y lo macro, lo global y lo local, lo abstracto y lo concreto.

3. Lo global y lo local
Katherine Hayles desestrucutra la oposición entre lo global y lo local, planteándolas como diferentes formas de conocimiento, apropiadas para diferentes necesidades. Para investigar la comunicación y la cultura, hay que poner en contacto el texto con saberes macrosociales y saberes de minorías, conocimientos particulares y conocimientos generales.
Ford ejemplifica con su travesía por un río en Argentina y cómo la fotografía satelital que planeaban usar de mapa no servía en esta situación puntual.
El enfoque micro/local resulta importante para no perder de vista los complejos procesos de la conformación de las identidades. La ansiedad por las soluciones totalizadoras hace perder de vista el problema de la construcción social de las identidades y el rol que cumplen los medios en este proceso.
Por debajo de la globalización se producen procesos de diversificación y fragmentación. Los públicos masivos son una minoría. Es claro que el futuro no va a ser monocultural, ni pluricultural y menos acultural.

4. Cierre
La crisis social y cultural que estamos transitando a nivel macro y micro no fue ni es producida ciertamente por los medios. Pero es claro que el desarrollo de los medios está produciendo complejas transformaciones en la cultura, las formas de percepción, los sistemas de construcción de sentido.
Si es importante la ampliación y reestructuración de los medios, más importante es la manera como las nuevas tecnologías afectan los sistemas perceptivos y de construcción de sentido. A veces por su aplicaciones a los medios tradicionales. Con la foto digital, por ej, se quiebra la barrera de los verosímil, inunda los mecanismos de representación. Pero también exige el desarrollo de nuevas competencias en el receptor.
Post scriptum
El campo de los estudios en comunicación queda definido por el ingreso de los estudios culturales, sobre el lenguaje y el discurso, ya no sólo en las formas tradicionales en que las ciencias sociales enfocaban las instituciones familiares, las prácticas del capitalismo industrial o de la modernidad, sino también a las interrelaciones de los estudios sobre la cultura, y por lo tanto de los medios, con los estudios de las historia de las mentalidades o de la antropología o la etnografía.

Así, se tienen en cuenta estudios sobre broadcasting y prensa, cultura visual, cine, música, géneros y geografía. El campo de los estudios en comunicación queda constituido por un conjunto caótico de disciplinas sin un horizonte trasdisciplinario claro.

La hipótesis directriz del libro Navegaciones de Ford es que el desarrollo de los medios habla más de sobre la sociedad, la cultura y su actual crisis que sobre los medios en sí. 


RESUMEN 2

Aníbal Ford “Los medios. Tráfico y accidentes trasdisciplinarios” 
1. Introducción
Los problemas que plantea Ford tienen dos niveles: 
1- El primero refiere a las distintas distinciones, como ser: no confundir comunicación con medios,  no  enfrentar  medios  con  cultura,  inscribir el  estudio  de  los  medios  en  una problemática más amplia, exterior y anterior a estos, muy relacionada con la historia de los géneros o de otras series culturales.  
Esto último es de fundamental importancia: un género televisivo forma un conjunto mucho más  fuerte  con  sus  parientes  extramediáticos  que  con  otros  géneros  televisivos.  Vale destacar que no hay una recepción de los medios en general, sino sistemas de recepción relacionados fuertemente con los géneros, con sus transformaciones o con sus nuevas series culturales.  Estas  consideraciones  de  cómo  abordar  los  distintos  niveles  comunicacionales  y culturales  nos  permiten  empezar  a  definir  un  campo propio  de  las  ciencias  de  la comunicación y diferenciarnos de otras ciencias sociales.  2-Ese  campo  que  en  América  Latina  llamamos  “comunicación  y  cultura”  es  un  campo típicamente trasdisciplinario. Esto implica un estudio de los medios enmarcado no en una teoría  de  los  medios  sino  en  una  teoría  de  la  cultura.  Saberes  trasversales  que  no  se pueden  dejar  de  lado. Lo  cierto  es que  este  campo, el  de  la  “comunicación  y  cultura”, dentro del cual ubicamos el estudio de los medios, implica diversos niveles de análisis buscando un mínimo orden. La crisis contemporánea no es sólo comunicacional y cultural sino también, económica, política  y  social.  Esto  tiene  su  centro  en  el  paso a  la  sociedad  posindustrial (transformaciones en la familia, en el empleo, en los medios de producción, entre otros). Por  ello,  analizar  la  crisis  desde  un  solo  enfoque sería  erróneo.  Y  si  nos  queremos adentrar  en  los  medios  para  hablar  de  sus  géneros, sus  formas  de  producción  o recepción, de la creciente segmentación entre demanda y oferta, o de los procesos de globalización simbólica, de sus efectos y usos, aislándolas de su complejo entramado con las transformaciones socioculturales y económicas, será un poco difícil abordar el tema. El  estudio  en  medios  debe  estar  contextualizado.  Los  medios  no  pueden  ser considerados  como  una  variable  independiente.  Se  tienen  que  tomar  en  cuenta  las variables sociales, políticas, económicas y culturales.  Si  nos  adentramos  en el  producto  massmediático,  se entra  también  en  problemas que exceden,  que  están  más  allá  de  los  medios:  las  identidades,  la  memoria,  las  nuevas culturas  urbanas,  entre  otros.  Estos  temas  son  investigados  por  disciplinas  que  no  se encuadran en la teoría de los medios: la sociología, los estudios culturales, la etnografía, etc.  Este  fenómeno  actual  de  hiperobservación  de  los  medios  funciona  como  una reparación aunque también está actuando en desmedro del análisis de la cultura y las redes de comunicación directa, no massmediatizada. Si hablamos de un estudio en comunicación, debemos tomar en cuenta la comunicación de masas y la comunicación directa por lo que queda en claro una relación: no hay que confundir  comunicación  con  medios.  La  comunicación  puede  ser  entendida  como interacción  simbólica  directa,  como  no  verbal  y  hasta  puede  ser  mediatizada tecnológicamente. En el caso de la comunicación mediatizada, se ponen en escena todos los  sistemas  de  comunicación  humana,  el  cuerpo  y  los  sentidos,  lo  kinésico  y  lo proxémico; pero no por ello los reemplaza. No  debemos  enfrentar  tampoco  cultura  con  medios.  La  cultura  “culta”  o  “cultivada” carga tantas fórmulas, retóricas y sistemas de reproducción como los mgéneros de los medios, así como en ambos conjuntos se pueden producir rupturas y transformaciones.  La producción cultural y social pasa tanto por los medios como por fuera de ellos. Los medios son poderosos pero también es poderosa la producción social cultural que pasa por fuera de ellos. Cualquier tesis que niegue lo uno o lo otro sería errónea. Separamos entonces también lo cultural de lo comunicacional: -  
Comunicación: territorio duro desde el cual describimos lógica y semiológicamente la conformación de sistemas de construcción de sentido, de retóricas y géneros, o la formalización que proviene de la teoría de la información, la cibernética, hasta llegar a los campos que sustentan la informática y las nuevas tecnologías. -   Cultura: territorio donde esto pasa a funcionar, a tener un sentido claro, dentro de un contexto, una cultura, una etnia, una situación histórica.     Sin embargo, son terrenos difíciles de separar porque podemos describir en abstracto lo argumentativo de lo narrativo, pero el peso de esto último en la cultura de la crisis sólo puede ser explicado entendiendo los efectos cognitivos que produce la crisis en la cultura de la vida cotidiana, en esta situación histórica concreta. Esto, por supuesto, no quiere decir que las teorías duras de la comunicación (Peirce o Saussure, de Shannon y Wiener) no sean emergentes culturales. El  territorio  de  los  medios,  y  especialmente  de  sus  “contenidos”,  no  se  recorta  tan fácilmente de lo que sucede afuera. Difícil entender la telenovela sin inscribirla en la larga tradición  del  melodrama  y  el  drama  social  que  antecede  a  los  medios.  Este desdibujamiento  de  los  límites  se  da  no  sólo  en  el que  observa  académicamente  la evolución  sociocultural,  sino  también  en  la  instancia  de  producción.  Un  ejemplo:  los estudios  cuantitativos  y  cualitativos  sobre  la  prensa  escrita  señalas  un  corrimiento  del interés de los lectores hacia la zona de “interés general”, en detrimento de las secciones “políticas  y  económicas”.  Esto  presiona  sobre  los  medios  que  ven  que  se  debilita  una clasificación  y  una  jerarquización  típica  de  la  modernidad.  Si  esto  es  producto  de  la creciente  individualidad  o  si  es  parte  de  la  crisis  y  búsqueda  de  nuevos  elementos ordenadores en lo casuístico y lo narrativo no está claro.  Ford se inclina por lo segundo por dos razones: 1)  la aceleración de los medios en el registro de los acontecimientos y la lentitud de la justicia;  2)  la  imposibilidad  de  registrar  los  nuevos  fenómenos  sociales  en  series  macro, generales.     Esto corresponde a una época de transición. La sociedad siempre termina construyendo o reconstruyendo macrorelatos.  Este  proceso  está  produciendo  movimientos  en  el  interior  de  los  medios.  Es  decir,  la misma  trasdisciplinariedad  que  observamos  crecer  en  nuestros  estudios  académicos, pueden ponerse en paralelo  entre las formas en que la noticia de interés general explota y rota hacia diferentes disciplinas. 
2. El debate por señas “El debate por señas” se originó hace más de diez mil años en el territorio del Tigris y el Eufrates, una de las grandes cunas de la narración. Circula por las más diversas culturas e incluso, en la cultura urbana actual. El sabio y el Mullah debaten sin hablar sobre un supuesto tema. Cada uno de ellos interpretó en los signos del otro algo diferente a lo que realmente querían significar a través de ellos, tal como lo comprobó el emperador.  Las consideraciones acerca de este relato que Ford rescata son las siguientes: 
1-  Este relato es una de las tantas pruebas de la existencia de una reflexión en torno a la construcción de sentido en las culturas de la vida cotidiana. La reflexión sobre la  comunicación,  lo  cultural,  lo  metacomunicaional y  lo  metacultural,  no  es  sólo patrimonio de los comunicólogos o culturólogos.  2-  La  presencia  o  conciencia  de  temas  específicamente  comunicacionales  o semiológicos:  -   Los saberes sobre códigos verbales y no verbales; el rol de lo aleatorio en la  decodificación  y  construcción  de  sentido;  los  dispositivos  para  darle sentido a cualquier tipo de datos.  -   También nos lleva (aunque de manera secundaria) al tema de los ardides, las astucias, las estrategias comunicacionales, la creación de verosímiles. 3-  Ubicación de la problemática en clave sociocultural. La presencia explicativa de la pertinencia a una etnia específica y una cultura de cada uno de los contendientes, la diferenciación relacionada con las clases sociales. La lección de que el sentido, la recepción, sólo pueden ser comprendidos contextual y culturalmente.  4-  Es  importante  la  problemática  comunicacional  de este  relato  por  estar  también, íntimamente  relacionado  con  los  recursos  de  adaptabilidad  y  oportunismo comunicacional  que  se  dan  en  las  culturas  informales.  Se  ponen  en  conflicto diferentes  saberes:  escriturales,  no  verbales,  corporales,  institucionalizados, cotidianos, informales, de supervivencia y adaptación. 
Con esto quiere dar cuenta de los niveles que plantea el análisis en la investigación en comunicación  y  cultura,  válidos  tanto  para  la  comunicación  directa  como  la massmediatizada (con la salvedad de la mediación de la tecnología). Este trabajo de focalización en un relato concreto tiene también el objetivo de señalar los desengaches entre lo micro y lo macro, entre lo global y lo local, entre lo abstracto y lo concreto.  El  análisis  comunicacional  y  cultural  siempre  tiende  a  focalizar  procesos  de interacción  simbólico,  sólo  explicables  en  el  marco  de  un  contexto  específico.  Y  esto produce tensiones con la generalización sociológica y política. Pero esta tensión es propia de  la  cultura  del  hombre,  de  su  “malestar”,  de  la  pelea  entre  la  formalización  y  la resistencia a ser formalizado. El peligro obvio es cuando dejan de ser vistos como parte de una escala. Es importante tener en cuenta el tanto de la pertinencia tanto metodológica como histórica, de los análisis micro y macro, globales o locales.       3. Lo global y lo local Toma un ejemplo de Hayles: la pregunta ¿Cuánto mide la costa de Bretaña? Le sirve para demostrar  los  diferentes  sentidos  que  puede  tener  un  mismo  objeto.  Depende  de  la escala. Y da un ejemplo político. Para los portugueses la frontera con España es más larga  que  para  los  españoles  porque  a  raíz  de  sus  necesidades  geopolíticas  la hiperobservan.  Son  diferentes  formas  de  conocimientos,  adecuadas  a  sus  necesidades diferentes. Ambas ciertas, como eran las versiones del erudito y el Mullah. Tal vez valga no perder este paso por lo micro al que nos obliga la crisis, y que es la base del  pluralismo,  al  entrar  en  generalizaciones  de  manera  reactiva,  desconociendo  los complejos  procesos  de  conformación  de  las  identidades.  Esto  cobra  relevancia  si  se considera que las políticas nacionales tienden a simplificar el problema de las identidades o de la construcción social de la identidad. Y también el rol que cumplen la comunicación y cultura, y por tanto los medios, en este proceso.  Esta reducción de las variables de la identidad    presente  en  la  xenofobia  y  en  los  diversos  proteccionismos  culturales,  se diferencia de la problemática que emerge en América Latina sobre las identidades y los procesos  de  integración.  Ambos  temas  son  plantados como  problemas  y  no  como construcciones terminadas y fijadas en un contexto determinado. 
Identidades y políticas deberán encontrar un nuevo modelo y marco institucional. Porque las políticas comunicacionales y culturales han entrado en crisis en su sentido tradicional.  Es  evidente  que  el futuro  no  va  a  ser  monocultural ni  tampoco  menos  pluricultural.  Lo cierto  es  que  en  la  relación  con  los  medios  los  procesos  de  generalización  y particularización,   de   homogeneización   y   heterogeneización,   de   localización   y globalización  están  generando  nuevos  ordenamientos culturales,  nuevas  formas  de pensarse  a  sí  mismo,  proponiendo  localizaciones  simbólicas  transversales.,  no territoriales,  que  avanzan  en  paralelo  a  los  peligros  de  colapso  comunicacionales  e informacionales. Crece los simbólico y decrece lo material.       4. Cierre La crisis que estamos atravesando a nivel macro o micro no es ni fue producida por los medios.  Pero  es  claro  que  el  desarrollo  de  los  medios  está  produciendo  complejas transformaciones en la cultura, en la producción de sentido La  misma  palabra  medios  es  de  difícil  definición.  Ya  no  estamos  frente  a  mensajes consumidos simultáneamente por audiencias masivas, como cuando se intentó constituir esta disciplina. Si el cine es un medio (que se consume en el espacio privado), también lo son los video games y los usos interactivos de la televisión.  Pero si es importante esta ampliación y reestructuración de los medios, más importante aún es la manera en que las nuevas tecnologías afectan los sistemas perceptivos y de construcción de sentido. Un claro ejemplo es la digitalización de la fotografía ya que se quiebra la barrera de verosímil, inunda mecanismos de representación.      También  es  complejo  el  cambio  proveniente  de  los  hipertextos  o  de  las  realidades virtuales  porque  implica  la  ruptura  de  la  linealidad,  la  crisis  del  modelo  escritural tradicional,  cosa  que  no  está  mal,  y  también  la  posibilidad  de  observar  un  fenómeno desde diversos puntos de vista, que tampoco está mal, siempre y cuando no destruya las bases de la ética y lleve a un relativismo fluctuante y oportunista.
El  estado  de  este  campo  es  al  mismo  tiempo  hiperproductivo  y  caótico.  A  su  vez,  se constituye por un lado, pero por otro lo hace navegando en un mar de disciplinas caótico, invariable sin un horizonte trasdisciplinario claro. Su “semiosis” es infinita.  El problema está en la construcción y recepción de los mensajes que transitan los medios. Los  que  definen  los  estudios  en  “comunicación  social”  como  endomediáticos  pueden aportar a la descripción económica de los sistemas de producción y distribución o a la recepción  entendida  como  medición  de  audiencia  en  un  marco  semejante  a  las mediaciones de la opinión pública.  Frente a esto, el salto hacia un análisis del discurso y los géneros de los medios y de sus formas  de  producción  y  recepción,  sus  verosímiles, sus  relaciones  con  saberes  y contextos,  sus  sistemas  de  construcción  de  sentido,  sus  relaciones  con  la  interacción simbólica  y  la  comunicación  no  verbal,  etc.,  estalla  el  campo  hacia  diversos  conjuntos trasdisciplinarios, plurales, no unificados. Como las ciencias del conocimiento, las ciencias de  la  comunicación  se  expanden  trasversalmente  y  nos  dicen  hoy  más  sobre  la reformulación de los estudios sobre la sociedad, la cultura, el conocimiento, sobre la crisis contemporánea que sobre ese rubro aparentemente inocuo: la teoría de los medios.     La realidad es densa. En tiempos de crisis la lectura de indicios se exacerba  para dar sentido  a  lo  que  acontece,  a  la  realidad.  Tanto  la emisión  como  la  recepción  exigen competencias, que se van sumando y modificando, varían según el contexto. 

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