UNIDAD 2 PARTE 2
DEL
CAMPO HUGO. “De la FORA a la CGT”
Buenos Aires se convirtió en un campo de batalla. Varios incidentes
sucedieron en la llamada Semana Trágica y casi todo Bs. As. se levantó protestando
por los hechos que se desencadenaron el día del entierro de los obreros de la
empresa Vasena, víctimas de la represión policial.
Los levantamientos fueron a causa de la explotación a que era sometido el
proletariado marcando a la
Semana Trágica como el "el mayor momento de combatividad
proletaria".
En los años del Centenario predominó el anarquismo en el movimiento
obrero, el cual hacia 1918 reinicia su actividad. A causa de la crisis
económica, se deterioraron el salario, y las condiciones de vida y de trabajo
que el movimiento obrero trató de recuperar mediante huelgas, pero a causa de la masacre, el anarquismo quedo desprestigiado.
El sindicalismo, conservó su posición antipolítica, los socialistas y
comunistas solo pudieron acercar el campo de la acción política a pequeñas
fracciones de clase trabajadora.
La rivalidad de estas cuatro tendencias hizo imposible la unidad
sindical. Finalmente la estabilización económica de 1920 mejoró la situación de
los trabajadores.
La economía argentina durante la guerra y la
post-guerra
La estabilidad de la
Argentina del Centenario (su condición de prospera
semicolonia, productora de alimentos para la metrópolis industriales y
financieras), se vio afectada por la 1ra. Guerra, la cual alteró las relaciones comerciales y
de inmigrantes. El precio de los cereales y carne aumentó en el mercado mundial
pero las exportaciones agrícolas disminuyeron. La venta de carnes congeladas
aumentó con respecto a Australia; El volumen de las exportaciones se mantuvo
aunque cambio su composición y su valor. Los productos agropecuarios se
encarecieron menos que los industriales, de modo que se hizo necesario ir
reduciendo las importaciones
La restricción de la oferta y el alto precio de las maquinarias, materia
prima, etc., que eran necesarias para que funcionen las industrias fueron aún
mayores. Sólo algunas ramas pudieron expandir su producción y en síntesis los
índices de producción industrial bajaron en 1917 y en el '18 empezaron a
recuperarse lentamente. Con la paz, Argentina se recuperó en el mercado
mundial.
A causa de la guerra civil los campos de Alemania, Francia y Rusia
quedaron arrasados lo que provocó la demanda de cereales a la Argentina. Los
productos agrícolas se exportaron en un 60%, la venta de carnes aumentó
también, pero las inversiones norteamericanas empezaron a cambiar el panorama,
el precio descendió, el de la carne se estabilizó y solo se mantenían firmes
los productos industriales. Se había iniciado el proceso de deterioro de los
términos de intercambio. El valor de lo que se vendía se iba reduciendo
permanentemente en relación con el de lo que se compraba. La época de las
colonias prosperas se acercaba a su fin y los efectos de la dependencia
comenzaban a mostrarse La paz significó
la ruina de algunas industrias, la producción manufacturera creció y llegó a
duplicarse. Las inversiones norteamericanas revelaban la pujanza del nuevo
imperialismo que se disponía a sustituir a la vieja metrópoli europea.
Las clases medias y el radicalismo
El crecimiento dependiente había ido conformando una sociedad compleja y
diversificada. Por un lado estaba la oligarquía terrateniente con intereses
comerciales y financieros, estrechamente vinculada con el capital extranjero
que controlaba el poder político y llevaba un suntuoso tren de vida en buenos
aires. Por el otro, una clase obrera
explotada y miserable, hacinada en
conventillos y que cubría a duras penas sus necesidades más elementales con los
magros salarios y en el medio había varias capas sociales. Los trabajadores urbanos solo constituían en realidad el núcleo
organizado y activo de una vasta capa de asalariados. En el campo estaban los peones encuadrados en el tradicional
sistema de la estancia, y los jornaleros
que iban de chacra en chacra durante la cosecha. Hacia el otro extremo
pero sin pertenecer a la elite privilegiada se encontraban los estancieros grandes y medianos que
gozaban de una sólida posición. La técnica del enfriado introducida por los
frigoríficos yanquis había dividido a los ganaderos en invernaderos (en estrecha relación con las empresas actuaban como
intermediarios y dominaban el mercado) y criadores
(vendían los animales a medio preparar). Comerciantes
y hombres de negocios se habían
enriquecido en diverso grado sin ser aceptados socialmente por las familias
patricias y esto era un factor que los alejaba del poder. Todo un sector
importante de la burguesía se sentía excluida por el régimen oligárquico ya que
esto los acercaba a las clases medias compuestas por pequeños y medianos
propietarios del interior, comerciantes de todas las categorías, empresarios de
pequeños talleres, profesionales docentes y empleados públicos y privados.
Estos grupos gozaban de un buen pasar y no podían quejarse demasiado de su
situación económica ni de una estructura social que (salvo en su cúspide)
mantenía las puertas abiertas para el ascenso individual. Pero esta movilidad
social que durante mucho tiempo colmo las aspiraciones de los inmigrantes,
empezaba ya a parecer insuficiente. Sus hijos más instruidos influyeron sobre
el poder político. Sobre esta base social y como expresión de estos anhelos
surgió el radicalismo. La oligárquica sabia que sus intereses fundamentales no
estaban seriamente amenazados ya que el radicalismo no postulaba cambios de
fondo en el orden económico-socia, pues los sectores que representaban no
querían destruir el sistema sino integrarse. Este partido presionó a la
oligarquía para alcanzar el poder, llevando al mismo mediante la reforma
electoral, como cabeza del partido a Hipólito Irigoyen. Los radicales pese a
ciertas actitudes nacionalistas y populistas gobernaron sin alterar
sustancialmente la estructura económico-social. Tampoco cambio sino muy
lentamente y como producto exclusivo de sus luchas. La situación de la clase
obrera.
Un largo reflujo
Después de las grandes movilizaciones de 1909 y 1910, el movimiento
obrero argentino entro en un periodo de pronunciado reflujo provocado por la
combinación de 2 factores: La represión y la crisis económica. Armado con la
nueva ley de defensa social (que complementaba la ley de residencia) el estado
oligárquico descargo sobre el movimiento obrero todo el peso de su poder. Casi
todos los sindicatos entraron en declinación: Las centrales obreras dejaron de
celebrar sus tradicionales congresos anuales y por mucho tiempo la actividad de
los trabajadores se limito a esporádicas huelgas parciales. Dado el notable
nivel de conciencia y combatividad que las vanguardias obreras habían
alcanzado, la represión no hubiera alcanzado por si sola para producir este
retroceso. Fue necesario que una grave crisis económica conmoviera al país
dejando a mucha gente en la calle y obligando a
los demás a aferrarse al trabajo. Ante esta desesperante situación
muchos habitantes salieron a buscar trabajo al exterior durante los 5 años de
la guerra, la argentina se convirtió paradójicamente en un país de emigración.
Hasta 1918 los salarios nominales parecieron estancados y en muchos casos
declinaron. Mientras tanto el costo de vida experimentaba un alza inusitada. La
valorización de los productos agropecuarios en los mercados exteriores se
traslado a los precios internos (la carne y el pan). A causa de esto, se hacían
huelgas pero empezaron a fracasar y ante tanta miseria se volvió a plantear la
unidad sindical.
La unificación frustrada
El movimiento obrero seguía dividido en 3 sectores: F.O.R.A.
(anarquistas), C.O.R.A. (sindicalistas y socialistas) y los gremios autónomos.
Las luchas contra las leyes represivas y las protestas ante los desbordes
policiales hicieron que ambas centrales se unieran y en 1907 se convocó un
congreso de unidad sindical (el 3ro.). Mientras que socialistas y gremialistas
intentaban crear una central única, los anarquistas insistían en mantener el
nombre de F.O.R.A., invitando a los demás sindicatos a unirse a ellos. A los
gremios que se quisieran unir, los anarquistas les reservaban 3 puestos en el
Consejo Federal (8vo. Congreso).
En el congreso de la C.O .R.A.
se invitaba a todos los gremios que se unieron a ella a unirse a F.O.R.A.
Admitía como base de integración el pacto de solidaridad de 1904. En el 9º
Congreso de la F.O .R.A.
se trató de lograr la
Unión Sindical pero debido a los problemas de siempre entre
anarquistas y socialistas no se logró la unidad sindical.
La marea ascendente
Después de 1916 el movimiento obrero adquirió una extensión e intensidad
sin precedentes. Ni bien sintieron los primeros síntomas de recuperación
económica y las luchas reivindicativas tuvieron alguna posibilidad de éxito,
todos los gremios fueron lanzándose a la acción. La FOM (federación obrera
marítima) desarrollo una intensa actividad y la acción de sus militantes fue
decisiva para el desarrollo de la organización sindical en todos los puertos
del país.
Una función similar cumplieron en las ciudades y pueblos del interior,
los ferroviarios En 1917 después de varias
huelgas parciales la federación obrera ferrocarrilera, declaro una
huelga general que paralizo el trafico durante un mes. .
El incumplimiento de alguna de sus cláusulas por parte de las empresas
desencadeno durante los meses siguientes una cantidad de huelgas parciales.
Los resultados que hasta 1917 habían sido negativos comienzan a ser
favorables a partir del año siguiente. A partir de la reducción de la entrada
de inmigrantes, se redujo la desocupación.
En el noveno congreso de la
FORA (1915) fue el verdadero escenario donde se dirimió el
nuevo intento de lograr la unidad sindical. En este congreso predominaban las
organizaciones sindicales que impusieron una declaración de principios
claramente emanada de su posición ideológica y obtuvieron la mayoría en el
consejo federal. La reacción anarquista
no se hizo esperar. Este intento vuelve a fracasar.
La clase obrera, el radicalismo y la Revolución Rusa
El movimiento obrero seguía dividido y en 1916 Yrigoyen asume la Presidencia. Después
de muchas luchas la oligarquía cedió al sufragio popular. El radicalismo se
presentaba como un vasto movimiento de reparación universal, pero no atraía a
los obreros por su política y los anarquistas y sindicalistas esperaban poco de
este gobierno. El socialismo temía que Yrigoyen disminuyera su electorado;
además el radicalismo frente a los problemas de los obreros no era muy definido
(el gobierno situado por encima de los intereses de clase, trataría de
armonizarlos actuando como juez imparcial, aunque su justicia no excluiría la
paternal protección de los débiles y necesitados). La llegada del radicalismo
al gobierno esta lejos de iniciar una época de paz, por el contrario contando
con el ablandamiento del aparato represivo el movimiento obrero intento
recuperar las posiciones perdidas durante la crisis y obtener nuevas conquistas.
A causa de esto empezaron a aumentar las huelgas en todos los oficios y en todo
el país y atrayendo incluso a algunos sectores de clase media.
Los sectores patronales se sintieron desprotegidos. La Asociación nacional del
trabajo coordino la resistencia empresaria frente a las denuncias obreras
promoviendo lock-outs, listas negras y sindicatos amarillos, reclutando
rompehuelgas y presionando a los patrones más propensos a ceder. Las tendencias
revolucionarias recibieron un gran impulso con el triunfo de los bolcheviques
en 1917. Rusia demostraba que los sueños revolucionarios eran posibles, que el
obrero podía tomar el poder, destruir el sistema capitalista y construir el
socialismo. Como ejemplo de esto, tuvieron a Alemania, Hungría, Francia y
España.
En 1918 obreros de los talleres metalúrgicos Vasena, realizaron una
huelga larga y combativa. La empresa contrató reemplazantes y matones y así los
enfrentamientos se hicieron cada vez más violentos. Días después un piquete de
huelguistas fue ametrallado por fuerzas policiales con un saldo de 5 muertos y
más de 20 heridos. La reacción popular no se hizo esperar: espontáneamente se
fueron interrumpiendo todas las actividades y el día 9 la ciudad amaneció
paralizada. Una enorme multitud formó el cortejo fúnebre y fue sembrando la
agitación por todos los barrios, a su paso aumentaban los incidentes con
corridas, tiros, etc. Al llegar al cementerio se produjo un nuevo tiroteo con
la fuerza policial que después de varios muertos, acabó con la manifestación.
Los talleres Vasena habían sido saqueados por la multitud y la llegada de las
tropas puso fin al enfrentamiento. El Gobierno acuarteló a las fuerzas
policiales por lo que las calles quedaron en poder de los obreros.
El general Dellepiane estaba preparando su aparato represivo cuando
aparecieron las primeras patrullas. Los huelguistas se defendieron (con
barricadas y desesperados combates) pero las tropas los detuvieron y hacia la
tarde la situación estaba controlada.
Las jornadas de enero de 1919 sacudieron fuertemente a la clase obrera.
En cambio, los acontecimientos de la Patagonia, no menos dramáticos y
sangrientos, llegaron atenuados por la distancia.
Nuevos
intentos de unidad
Mediante la movilización obrera y a causa de la represión se buscaba
lograr la unidad sindical, pero viejas y nuevas diferencias mantenían la
división.
A pesar de sus disensiones internas, la F.O .R.A sindicalista seguía propugnando la unidad
El congreso numero 11 decidió crear un comité, integrado por representantes de
las dos centrales y de los sindicatos autónomos para convocar a un Congreso de
unificación. La F.O .R.A
comunista no acepto formar parte del mismo. En el mismo se enfrentaron
tendencias políticas y antipolíticas. Superado esto se volvió a crear una nueva
central, la Unión
Sindical Argentina en la que se refundió la F.O .R.A. 9º. Fuera de ella
quedaban los anarquistas antifusionistas y algunos sindicatos autónomos,
principalmente los ferroviarios.
Contra
la reacción
A partir de 1919 el movimiento obrero debió soportar constantes
embestidas por parte del Gobierno y las fuerzas armadas y continuaban los
allanamientos, muertes y heridos. En ese mismo año el gobierno proyecto una ley
de trabajo calificada por los trabajadores como la ley mordaza. Frente a ella la FORA sindicalista convoco a un congreso extraordinario que
decidió iniciar una compaña de oposición. En el interior del país las fuerzas
represivas actuaban con total impunidad. Ante esta situación todos los gremios
iniciaron una huelga general que duró 7 días con la liberación de los presos
sociales y reapertura de los locales clausurados.
En 1922 tanto la U.S .A.
como la F.O .R.A.
proclamaron la huelga general que duro 3 días
por la muerte del obrero alemán Kurt Wilckens, asesinado por un guardia
cárcel.
En 1924 un proyecto de ley de jubilaciones, considerado desventajoso por
los sectores obreros, volvió a concitar la acción conjunta de las distintas
agrupaciones
Estas manifestaciones de solidaridad unánime y entusiastas eran muy
esporádicas. La propuesta del partido comunista de formar un frente único con la USA la FORA y el partido
socialista, la alianza libertaria la federación de agrupaciones sindicalistas y
otras organizaciones a favor de los presos políticos y sociales y contra la
reacción capitalista, no tuvo éxito ya
que las diferencias ideológicas seguían impidiendo la unidad sindical.
Nuevamente la división
A pesar de los repetidos e infructuosos intentos de unificación, la
organización sindical termino reflejando la división del movimiento obrero en 4
tendencias ideológicas:
- Sindicalistas revolucionarios y anarcosindicalistas
(USA)
- Socialistas (CORA)
- Comunistas anárquicos (FORA)
- Comunistas
El
caso Mañasco - Sacco Vanzetti
El foguista Mañasco era militante de la F.O .M. y aprovechando los barcos que iban al
litoral organizó en Misiones el Sindicato de Obreros Yerbateros, obteniendo así
una buena victoria con su 1ra. huelga. Con el apoyo de la F.O .M. y de la F.O .R.A., Mañasco recorrió el
país organizando nuevos sindicatos.
Por la muerte de un vecino, Mañasco fue enjuiciado y a través de falsos
testimonios le dieron cadena perpetua, condena que fue confirmada por la Cámara de Apelaciones. Una
multitud recibió a Mañasco en Bs. As. y el 1º de Mayo tuvo como objetivo su
liberación. A través de la solidaridad proletaria se obtuvo una gran victoria
ya que la libertad de Mañasco fue el 9/7/27. Nada pudo hacer el clamor mundial
ante el juicio de Sacco y Vanzetti teniendo en la Argentina hondas
repercusiones y por más que el movimiento obrero se solidarizó con huelgas y
reuniones, no pudo conseguir un buen resultado y los dos militantes fueron
muertos.
El
nacimiento de la CGT
En 1920, Argentina estaba económicamente bien, y una oleada de
prosperidad inundaba al país: el comercio exterior estimulaba la actividad
agropecuaria, el mercado interno crecía, porq el poder adquisitivo había
aumentado y esto hacía que la ocupación se mantuviera alta, los salarios
también iban aumentando lo que provocó una mejora en la clase obrera.
Los movimientos de solidaridad y protesta estaban en primer plano y
fueron creando un ambiente favorable para la unidad sindical.
En el 2º Congreso de la U.S .A.
el enfrentamiento de las tendencias se mostró más moderado y aunque la misma
fue atacada por el diario socialista La Vanguardia , tuvo acceso al Congreso.
Los gráficos hicieron un congreso y constituyeron la Federación Obrera
Poligráfica, la cual exhortó a la unidad sindical. La F.O .R.A. rechazó la
posibilidad de una fusión y la U.S .A.
y la C.O .A. no lo
hicieron. Para poder lograr esa fusión, se formó un comité nacional sindical, y
en 1930 decidieron dejar constituida la CGT. Con ella se iniciaba una nueva etapa del
movimiento obrero argentino.
UNIDAD
2 PARTE 2
JUAN
SURIANO. “La oposición
anarquista a la intervención estatal en las relaciones laborales en la Cuestión
Social Argentina”.
En 1904 Joaquín V
González (ministro del interior) envió al congreso nacional un ambicioso
proyecto de ley nacional de trabajo. Sus objetivos no apuntaban solo a dar ras
y aplacar el conflicto social sino también a integrar a los trabajadores al
sistema mediante una estrategia que combinaba la coerción y el consenso. De
esta manera el estado comenzaba a involucrarse en el conflicto social y a
mediar en las relaciones obrero patronales.
La iniciativa obtuvo un
rotundo fracaso que solo en parte se debió a la escasa predisposición de los
legisladores. La mayor oposición provino de los propios involucrados: Los
industriales agrupados en la Unión Industrial Argentina y la mayoría del
movimiento obrero nucleado en la FOA y orientada por el anarquismo. Ambos sectores
pensaban que la intervención estatal afectaba directamente a las libertades
individuales. Eran los propios involucrados en el conflicto laboral quienes se
manifestaban en desacuerdo con la intervención gubernamental en asuntos
considerados privativos a una relación directa entre patrones y obreros. Los
anarquistas celebraron el fracaso del proyecto como un triunfo propio.
La
cuestión social
El problema de la
sociedad capitalista residía en que el excedente de la producción era apropiado
por una minoría de unos pocos que abusaba del privilegio antinatural encarnado
en la propiedad privada y que despilfarraban esos excedentes en vidas lujosas e
improductivas y en objetos suntuosos. Entonces, de nada servía la abundancia
del capitalismo pues producía enmarcado desequilibrio entre los beneficios
producidos por el progreso y la enorme miseria de los trabajadores. Este
desequilibrio se debía a la falta de armonía entre el trabajo humano, elemento
productivo por excelencia y el capital considerado por los anarquistas como
parasitario.
El diagnostico de los
pensadores libertarios sobre las causas era tan claro como su resolución, la
culpabilidad del capitalismo se expresaba a través de la autoridad, la
propiedad y la religión. La solución solo era posible en una sociedad futura
que suprimiera el dinero (el capital) y restaurar la economía sobre la armonía
natural, repartiendo el producto del trabajo de acuerdo al principio de: a cada
uno según su trabajo.
La
noción libertaria de Estado y de ley
Durante los primeros
años del siglo XX el estado tendió a acentuar su presencia en otras esferas más
conflictivas y desatendidas de la sociedad local. En este sentido apuntaba la
ley de servicio militar obligatorio (1902) tendiente a complementar la función
educadora de la escuela publica y, a la vez, acentuar el sentimiento nacional
entre los sectores populares.
En 1912 el gobierno
impulso la ley Sáenz Peña que permitiría a todos los varones argentinos mayores
de 18 años acceder al voto libre, secreto y obligatorio ampliando de manera
notable la participación ciudadana en
las prácticas electorales.
Todas estas medidas
apuntaban a integrar de manera mas efectiva a amplios sectores de la población
y evitar (o neutralizar) la influencia de las ideologías contestatarias entre
los trabajadores.
El movimiento libertario
se opuso decididamente a este proceso y arremetió de manera frontal contra el
aparato gubernamental en defensa de la posibilidad de vivir en anarquía y sin
gobierno. En esta dirección exigía vivir en anarquía y sin gobierno, pues este
no contribuye en nada al progreso de los pueblos y a su bienestar. El no ha
creado nada. Estaban convencidos de que ele estado destruía la tendencia de los
individuos a la cooperación voluntaria y violaba la naturaleza de la sociedad
en tanto representaba mandato y autoridad. Le negaban al estado la entidad y la
capacidad suficiente para mantener a la sociedad en equilibrio a fin de
garantizar el orden y la libertad. Desde la percepción libertaria tiranía,
desigualdad e inmoralidad son las bases del gobierno.
La autoridad encarnada
por el estado anulaba al individuo tanto desde la perspectiva jurídica como
política, coartando los derechos y las libertades individuales.
El anarquismo se
enfrentaba a un estado que no solo se adjudicaba la defensa del bien común sino
también se arrogaba la representación de la voluntad general y de la libertad de los individuos. Es a
partir de esta concepción negadora del estado, entendido específicamente como un ente coercitivo y autoritario, que el
anarquismo organizaría gran parte de sus prácticas sociales, políticas y
culturales. Esta postura implicaba no solo negarlo sino enfrentarlo.
La idea subyacente de
este pensamiento, era que la ley, detrás de su intento por detener las luchas
populares, cristalizaba las relaciones sociales y se convertía en un factor de
atraso y de freno de progreso, entendiendo en este caso por progreso la
liberación de los individuos de todo
lazo de explotación. Así, el proceso de
creación legislativo era siempre percibido como un proceso atentatorio de las
libertades individuales y, a la vez, como el producto de elucubraciones
maquiavélicas de los grupos dominantes para preservar el poder. La ley nunca
es, no podrá ser jamás, buena: por que emanan de un principio malo: el de la
imposición. Por eso no sirve siquiera como medio de educación.
La
legislación laboral
La oposición a la
legislación implicaba no solo la critica abstracta del concepto de ley y la
consecuente violación del orden natural que su aplicación significaba, sino
también el más concreto ataque a la acción parlamentaria.
Aun cuando los
anarquistas prestaron escasa atención a la labor concreta del poder legislativo
nacional y de hecho no lo hicieron durante la década de 1890, cuando los temas
tratados comenzaron a involucrar a los trabajadores, su actitud vario pues
consideraron que el parlamento comenzaba a coartar las libertades del
movimiento obrero. Los anarquistas interpretaron esta acción como una
intromisión directa del estado en un área vedada, o no considerada, hasta
entonces a la acción gubernamental a no ser por las prácticas represivas
encarnadas por la labor policial.
En 1904, ante la
inminente sanción de la ley de descanso dominical, los comunistas de La
protesta aseguraban que el problema del descanso semanal solo podía ser
resuelto por los propios gremios involucrados.
Los aspectos más
irritativos para los militantes sindicales, los anarquistas en particular, se
hallaban en el titulo XII del proyecto dedicado a las asociaciones industriales
y obreras. Allí una serie de disposiciones afectaba directamente el
funcionamiento de los gremios: si por un lado se reconocía el libre
funcionamiento de las asociaciones; se establecían ciertos límites para otorgar la personería jurídica; también
el estado imponía a la asociación la
obligación de dar a conocer sus estatutos, objetivos así como una lista con la
identificación de sus miembros. A través de diferentes artículos el PE podía intervenir directamente en los
siguientes casos: incitar a la rebelión contra las autoridades o las leyes de
la republica: alterar la paz y el orden publico a través de asambleas publicas,
manifestaciones o la impresión de panfletos, periódicos; etc.; emplear la
fuerza o la violencia para obtener metas gremiales; atentar contra la libertad de trabajo y comercio;
contrariar las disposiciones policiales; usar carteles o pancartas agraviantes
así como actuar agresivamente durante las manifestaciones publicas.
Es evidente que eran
centralmente estas disposiciones las que afectaban directamente a las prácticas
sindicales anarquistas, en tanto atacaban las tácticas empleadas por ellos.
Apenas presentado por el
ministro González al congreso y dando claras muestras de la preocupación del
movimiento libertario; se publico un folleto de 64 páginas escrito por Alberto
Castro y C García Balsas que trataba de efectuar una critica minuciosa y
detallada de la iniciativa del ministro del interior.
Consecuentemente el
proyecto legislativo seria solo una variante de la política represiva cuyo
objetivo apuntaba a frenar el conflicto social y disciplinar a los trabajadores
detrás de un férreo código laboral para favorecer a los patrones. Actuaría como
un elemento de control social interfiriendo en las libertades de los hombres.
Profundizando su
crítica, en la reacción de cuerpos inspectores, especialmente en el área de
higiene, creían entrever la acción de espionaje y control del estado
introduciéndose directamente en la privacidad de los individuos y violando los
principios de libertad.
La sola posibilidad de
un control permanente sobre las conductas tanto privadas como públicas de las
personas, irritaba profundamente a los grupos libertarios.
Es evidente la firme
convicción de que los anarquistas sobre la perversidad de las leyes de esta naturaleza
en tanto ponían en peligro los principios de libertad individual y
desarticulaba la misma posibilidad de vivir en anarquía.
García Balsas sostenía
que la legislación, mas allá de algunas mejoras relativas en la situación
obrera, no hacia mas que legitimar la explotación del hombre por el hombre.
Rechazaban la posibilidad de un progreso gradual de la sociedad, como defendían
los socialistas, pues pensaban que nada cambiaba con la reducción de la jornada
de trabajo, ni con el descanso dominical, ni con la reglamentación del trabajo
femenino e infantil.
Coherente con la utópica
idea de una sociedad futura donde desaparecería el egoísmo y todos los hombres
trabajarían y desempeñarían armónicamente la doble labor manual e intelectual y
ganarían los mismo salarios, veían como única salida posible a esta situación
la eliminación de los grupos improductivos( políticos, gobernantes, patrones,
empresarios, y se sumaban ahora los empleados y funcionarios públicos)
La critica mas
fundamental de la doctrina libertaria a la legislación laboral era ¿Qué
aportaba una legislación obrera? Tiene la virtud de crear nada nuevo, puesto
que cuando los instrumentos legislativos del estado y la burguesía se decidían
a convertir en ley las reivindicaciones obreras, lo único que hacían era
traducir en forma de ley algo que los trabajadores organizados ya había
obtenido como fruto de acciones colectivas. La legislación se limita, pues, a
dar forma legal a lo que es un producto del combate social.
El anarquismo compartía
con los empresarios la no intromisión estatal en asuntos considerados como
propios. Esto es, el conflicto laboral era un combate que debía ser resuelto
por las partes involucradas a través de la firma de acuerdos.
La negación tan tajante
de la intervención estatal (y de la existencia misma del estado) implicaba
algunos problemas irresolubles para las practicas anarquistas, especialmente en
aquellos aspectos de su estrategia que involucraban las reivindicaciones del
movimiento obrero. Si el anarquismo apoyaba en la FORA la obtención de la
jornada de 8 horas, entre otras, ¿Cómo lograrlas efectivamente sin la sanción
legislativa o la participación del estado? Los anarquistas reconocían que estas
reivindicaciones solo representaban una mejora temporal y era acertado luchar
por ellas en la medida que estuvieran contenidas en una estrategia que apuntaba
a una revolución a largo plazo. De esta
manera, luego de cada reclamo o de cada huelga, se encontraron inhabilitados de
cristalizar las mejoras obtenidas mediante las luchas, al no aceptar la
sanción legal por parte de cualquiera de
las instancias del estado.
Entre 1902 y 1916 se
sancionaron varias leyes de carácter laboral (incluidas leyes represivas que
involucraban indirectamente a los trabajadores) y el estado se fue involucrando
paulatinamente tanto a través de estas, como mediante la creación del
departamento nacional del trabajo en 1907. De esta manera se estaban preparando
las bases de la fuerte presencia estatal en la sociedad argentina unas pocas
décadas mas tarde.
El movimiento libertario
aferrado a sus principios no modifico su postura y, seguramente, en esta
actitud podría rastrearse una de las variadas y múltiples causas de la rápida decadencia de esta
tendencia contestataria unos años mas tarde. Incluso en la primera década del
siglo, en pleno auge de la estrategia anarquista, esta posición habría de
causar inconvenientes, puesto que podía resultar incongruente y hasta
contradictorio a los ojos de los trabajadores luchar por la implantación de la
jornada de 8 horas o el descanso dominical y negarse a aceptar la sanción
parlamentaria.
La concepción negadora
del estado y la excesiva (tal vez) ingenua confianza en la capacidad
transformadora de la clase obrera (guiada por el anarquismo) había llevado a la
FOA a firmar en 1901, que la conquista
integral de los derechos de los trabajadores debía ser obra solo de los
trabajadores.
Percibían toda la
legislación tendiente a mejorar las condiciones de los trabajadores como una
serie de trampas tendidas a los obreros por el estado y los grupos dominantes.
Conclusiones
La actitud anarquista
basada en un razonamiento abstracto y ciertamente moralizante era
suprahistorica en la medida en que no reconocía las realidades cambiantes del
proceso social.
Sin embargo y a pesar de
la frontal oposición que llevo adelante contra la legislación laboral y la
intervención estatal en la regulación de las relaciones laborales, es indudable
que contribuyo de manera superlativa a la emergencia de la cuestión obrera y
con ello, la cuestión social ocupo un rol central durante la primera década del
siglo XX.
Los reformadores
sociales aparecieron como una consecuencia de las manifestaciones de la
cuestión social (el pauperismo urbano) pero la aceleración en la convocatoria
del estado a resolver este problema se debió al desarrollo de las
organizaciones obreras, de sus manifestaciones ideológicas y el estallido del
conflicto social.
JUAN
SURIANO. “El Estado
Argentino frente a los trabajadores urbanos: Política Social y represión,
1880-1916”.
Introducción
El proceso de crecimiento de la economía agro
exportadora de la Argentina de 1880 produjo la aparición de un heterogéneo
mosaico de trabajadores urbanos. Una serie de diversidades (étnicas,
culturales, geográficas y laborales) trabaron la constitución del proceso de
identidad colectiva. Sin embargo, los trabajadores hallaron numeroso espacios
donde plasmar sus experiencias comunes (sociedades mutuales, cooperativas,
bibliotecas, prensa contestataria, etc.)
Estos ámbitos se convirtieron en
las instituciones representativas de los trabajadores desde donde se
resistieron las presiones de los sectores patronales y el estado. El aparato
estatal se involucro en las zonas conflictivas, solo cuando el orden social y
económico aparece amenazado por los trabajadores quienes querían hacer huelgas,
boicot, etc., y que estaban amparados por el anarquismo y el socialismo. Así el
Estado comenzó como árbitro y regulador de las relaciones sociales con una
política social que va cambiando a partir de los '80 y particularmente en 1900
en la medida que las relaciones sociales y económicas fueron complicándose. A
causa de esto, se fue generando en el seno estatal una política burocrática
administrativa, especialmente en el Departamento Nacional de Trabajadores, al cual
se sumaron profesionales con iniciativas de política social e intentaron
asignar al estado un rol regulador de las relaciones sociales particularmente
con respecto a las vinculaciones obrero-patronales. Este nuevo sector comenzó a intercalarse
entre el poder político y la sociedad civil intentando diferenciar los
intereses del estado (representante de
la sociedad en su conjunto) de los intereses sectoriales. El Estado, a la vez
que comenzaba a elaborar una política social, promovía una legislación represiva
sumamente dura y especializaba y perfeccionaba un cuerpo represivo, mas
precisamente la policía de la capital, destinado a erradicar los elementos “no
asimilables” de la clase obrera.
Partimos de la premisa de que el proceso de formación
del estado y su relación con la sociedad es contradictoria y no lineal, puesto
que no existe una subordinación mecánica e instrumental entre el estado y una
clase social en la medida que se ve obligada asumir intereses generales de la
sociedad y convertirse en arbitro; que su postura ante el problema social no
fue homogénea y univoca y se recurrieron a diversas estrategias de integración
o marginación de los trabajadores que pusieron en evidencia diferencias y
conflictos entre grupos hegemónicos y grupos subordinados representados en el
estado.
El
Estado ante la cuestión social: negación, prescindencia. (1880/1900)
En 1880, el Estado consolida su posición. Argentina se
incorpora al mercado mundial exportando bienes primarios. Con la reposición de
la fuerza de trabajo asegurada por el incesante flujo humano proveniente de
Europa. El brusco crecimiento de Bs. As. generó la certidumbre de una multitud
de problemas vinculados a los sectores
populares: el hacinamiento y la falta de higiene en las viviendas, sumadas a
las carencias de dispositivos sanitarios y de salubridad se convertían en
generadores y propagadores de un sinnúmero de enfermedades “físicas y morales”.
Bajo la influencia de los médicos higienistas el gobierno municipal, adopto
medidas: creando hospitales, asistencia pública, obras de salubridad, servicios
de agua corriente, legislación de la prostitución o la reglamentación de los
conventillos y casas de inquilinos pero aún no estaba bien organizado. La degradación de la vida urbana fue
considerada una consecuencia inevitable del crecimiento descontrolado de la
ciudad, debido precisamente al laissez faire que excluía acciones
planificadoras. Sus tres poderes, tanto legislativo como ejecutivo y judicial,
no estaban definidos puesto que por ejemplo en 1881 la Sociedad de Dependientes
de Comercio solicitó a la corporación municipal el cierre obligatorio de los
comercios los días domingos, pero los comerciantes e industriales presionaron
para que se derogara esa medida aunque en síntesis solo prohibieron el trabajo
dominical a menores de 14 años que estuvieran trabajando.
Más allá de todo esto hay dos aspectos importantes:
1ro.) El conflicto es interesante por el comportamiento entre trabajadores
urbanos y empresarios; 2do.) El intento de participación del Gobierno marcó
límites ante problemas sociales. Además tanto la ley de 1882 que prohibía el
trabajo infantil y el dominical, las preocupaciones por las relaciones
laborales eran escasas y no trascendieron de algunos proyectos recibidos indiferentemente por el Consejo
Deliberante, como así también el petitorio del documento Coni dirigido a
controlar el trabajo infantil que quedó en el olvido. En 1901, Bullrich designó
a Gabriela de Coni inspectora ad honorem de la Municipalidad de Bs. As. para
que investigue sobre las condiciones de trabajo de las mujeres y de los niños
empleados en las fábricas de la Capital, pero el trabajo no tuvo mucho éxito
debido al carácter no profesional
otorgado a la inspección y a Coni, por lo que ella no pudo contar con un cuerpo
de inspectores que secundaran su labor. Así se observa que los conflictos
laborales no eran tema de atención para los legisladores ya que solo lo eran,
en momentos de agitación social. Cuando el conflicto se tornaba perceptible, se
produjeron algunos atisbos de intervención.
En 1891, debido a la crisis desatada el año anterior,
Lucio Mansilla solicitó tratar el pedido del Comité Internacional Obrero
referido a la sanción de leyes protectoras para la clase obrera. Cinco años más
tarde, los diputados Lobos y del Valle, presentaron un proyecto relativo a
temas laborales, el cual se refería a la modificación de la Ley Orgánica de
1882, a la reglamentación del trabajo nocturno, descanso dominical y
condiciones de higiene en establecimientos industriales. A su criterio el
malestar entre los trabajadores era producto de la indiferencia de los poderes
públicos. Pero el proyecto no fue tratado en la Cámara.
Esta falta de implicancia en los problemas también era
propia del Poder Ejecutivo lo cual llevó al aumento de intensidad de las
huelgas, levantamientos, etc. El problema económico social se iba agrandando y
se escapaba de las manos del Estado, el cual decía que la agitación obrera se
debía a malas influencias de dirigentes anarquistas y socialistas y que muchos
de estos dirigentes eran extranjeros. La inmigración lejos de ser un beneficio
para la república, es un elemento de disolución social. A raíz de esto, no tuvo
mejor idea que aprobar el proyecto de la Ley de Residencia presentada por Coni,
quien estaba en contra de los inmigrantes (decía que eran parásitos de las
ciudades porque lo que menos venía era gente que generara riquezas sino
vagabundos y gente sin oficio), y con esta ley el Gobierno se los sacaba de
encima.
La ley de residencia y la aplicación del estado de sitio
en 1902 no son más que la culminación de un proceso mediante el cual la clase gobernante elaboro un
sistema de ideas sobre la política y la
sociedad que desemboco en un esquema de
dominación en el cual los conflictos sociales no alcanzaban a articularse desde
el poder. El estado argentino que se había mostrado dinámico y moderno
impulsando la inserción del país en el mercado mundial y que había adoptado
medidas progresistas ante los sectores
mas tradicionales y conservadores de la sociedad a través de la implementación
de la educación laica y el matrimonio civil; exhibió fuertes debilidades ante
la irrupción de los nuevos sectores sociales. El grupo dirigente se aferro al
esquema de sociedad elaborada por la
generación del 80 y ante las impugnaciones políticas y sociales apelo a la
profundización de la coerción física
para mantener un orden imperante que articulaba liberalismo económico y conservadurismo político y social.
El conflicto social instalado en la ciudad urbana de
comienzos de siglo fue percibido como un
fenómeno residual de las relaciones sociales de los países industrializados
europeos.
¿Integrar
o reprimir? Los primeros pasos de política social del Estado argentino
Joaquín V. González, ministro del Interior del Gobierno
de Roca, comprendió que el Estado debía modificar su actitud ante los sectores
populares y se convirtió en intermediario entre Roca y la oposición. Artífice
de la tenue reforma electoral de 1902 que permitió el acceso del primer
diputado socialista al parlamento, recibió
con satisfacción el triunfo de Palacios en 1904. La presencia del socialismo en
el marco de la legalidad y el orden constitucional, implicaba la posibilidad de orientar la protesta obrera
dentro de los marcos del sistema. González presentó en 1904 un proyecto de ley de trabajo cuyo objetivo respondía a la
necesidad de hallar respuestas, frenar el conflicto social y lograr la
integración plena de los trabajadores al sistema. El estado debía comenzar a
mediar en los conflictos intentando
captar a los trabajadores mediante una estrategia que combinara la coerción y
el consenso. Decía que solo con una legislación global e integradora podían
mediarse los problemas provocados por la clase obrera y alcanzar la armonía
entre los factores mano de obra y capital. El proyecto de Ley Nacional de
Trabajo y la presencia de González hizo que el Estado se viera obligado a
ampliar su actuación para lograr la paz y la armonía social, pero el mismo fue
recibido con indiferencia en el Congreso y nunca fue tratado íntegramente y
solo alguna de sus partes se
convirtieron en leyes, previa eliminación de los aspectos irritativos al sector
patronal. Pese a la insistencia del Poder Ejecutivo, los diputados y senadores
no mostraron mucha urgencia ante la cuestión social además de provocar fisuras
entre el Poder Ejecutivo y Legislativo. El Poder Ejecutivo comenzó a dar sus
primeros pasos como mediador del conflicto social, sin abandonar la
representación de la clase hegemónica
pero moderándola y orientando su política en la búsqueda de formas de
dominación más legales, organizadas y eficaces. Así se convirtió en un Estado
mediador, con intenciones de vincular las clases sociales en una relación de
dominación que garantizara la reproducción
del sistema en paz y armonía social. Siendo sus principales
características:
1º) política represiva cuyo principal objetivo era
aislar y erradicar a los elementos mas contestatarios del movimiento obrero.
2º) Política preventiva integradora que trataba de asimilar al conjunto de los
trabajadores al sistema. Estas dos estrategias representaban un aspecto de la
ampliación y especialización de las esferas de actuación estatal y fueron
instrumentados principalmente por dos instituciones dependientes del ministerio
del interior, la policía y el Depto.
Nacional de Trabajo, creado en 1907.
La
policía
El Estado se propuso destruir los vínculos entre el
anarquismo y los trabajadores recurriendo al control parcial de las actividades
sindicales, limitando el derecho de huelga, intimidando a los militantes, la
vigilancia sobre las actividades de las organizaciones obreras o restricción de
los piquetes de huelga Es decir, operar sobre las practicas sindicales más
radicalizadas y establecer los limites impuestos por la legalidad del sistema
La aplicación de la Ley de Residencia y mas tarde la de defensa social, el
estado de sitio, la participación del ejercito de línea o el cierre de
periódicos, fueron hechos mas que
frecuentes durante estos años.
Los diversos gobiernos, mas allá de la mayor o menor
predisposición a ejercer políticas sociales reformadoras, tendieron a impulsar
y profundizar el mejoramiento de las
herramientas de control policial tanto en los aspectos represivos como
preventivos. Para poner límites a los desbordes sociales, el Estado amplió el
número de comisarías (21 en 1886; 43 en 1912), la militarización de la
institución para controlar los desbordes de la lucha electoral, se creó la
Guardia de Caballería, la comisaría de pesquisas, las cuales no siempre
resolvieron los problemas con éxito. La irrupción de las huelgas, mitines, la
militancia sindical, tanto anarquista como socialista, con el manejo de un aparato simbólico nuevo y
extraño generaron nuevos problemas a la policía. Ya en 1893 con la creación del
escuadrón de seguridad destinado a mantener el orden en los servicios públicos
y reuniones políticas, comenzó la reestructuración policial adecuada a los
nuevos tiempos.
En 1901 se crea
la Sección Especial de la policía de la Capital para controlar a los
militantes anarquistas y socialistas. Control que se efectuaba en forma
secreta y con policías de civil,
destinados a infiltrarse en partidos, grupos, conferencias, periódicos, etc.
con el objetivo de identificar a los dirigentes y activistas más importantes.
En 1904, esta oficina amplió sus funciones y adquirió el rango de Comisaría de
Investigación, encargada de controlar las actividades políticas, incorporó el
sistema dactiloscópico y en 1907 la Cédula de Identidad para poder controlar
más a la clase obrera, anarquistas, socialistas, extranjeros. La policía
controlaba mucho más a los anarquistas a quienes consideraba como verdaderos
enemigos del orden público y estableció verdaderas diferencias entre
anarquistas y socialistas por medio del control. Esta actitud hacia el anarquismo y por
extensión hacia el conflicto social se fue endureciendo a medida que
transcurría la década y si el gobierno, paralelamente, a través del
departamento de trabajo, flexibilizaba su postura frente a los conflictos del mundo del trabajo, la policía adoptaba
posiciones francamente autoritarias y sugería al poder ejecutivo profundizar y
generalizar la represión. El coronel Flacón, que comando la policía entre
1906-1909 y encarno esta postura evidenciada en la violenta represión a las
movilizaciones contestatarias especialmente en la masacre provocada el 1º de
mayo de 1909 en plaza Lorea.
La autoridad policial no aceptaba el cuestionamiento de
la prensa como por ejemplo el que le hicieron en 1909 con la masacre del 1º de
Mayo en la plaza Loria, en donde el coronel Falcón quien ese entonces era
jefe policial, se vio obligado a
renunciar pues no admitía críticas a sus métodos.
La especialización política de una parte del aparato
represivo genero ciertas distorsiones en las funciones de la policía que la
llevaron a exceder los objetivos asignados por el poder ejecutivo.
La policía fue entusiasta partidaria de limitar y
restringir la actividad política sindical basándose en la idea, de la
existencia de un enemigo interno (el anarquismo), de quien la nación debía defenderse
apelando a la reforma del sistema legal considerado obsoleto. La permisividad
policial ante el accionar de los grupos de extrema derecha durante el
centenario estaría indicando la adhesión de un sector de la policía a métodos
más expeditivos que los brindados por el régimen legal. De seta forma, casi
como un hecho natural desde la institución policial se justifico la censura de
prensa; la detención; encarcelación y expulsión de todos sospechosos de
profesar ideas libertarias así como el cuestionamiento y apercibimiento de aquellos sectores que no compartían la
existencia de un enemigo interno pues consideraban al anarquismo mas como una
expresión de idealismo trasnochado que un mounstro destructor del estado.
Durante estos años se desarrollo en el seno de la policía una corriente de
pensamiento con un sesgo antidemocrático que anticipaban las tendencias
autoritarias desarrolladas en el ejército a partir del final de la década de
1910 y que tenían su correlato en el accionar de los grupos nacionalistas
actuantes a partir del asesinato de Falcón 1909.
El
Dpto. Nacional de Trabajo
Quien mejor
represento la idea de estado previsor. Se creó a comienzo de 1907. El Dpto.
Nacional de Trabajo tenía dos objetivos principales: 1ro.) Resolver los
conflictos sociales entre obreros/empresa; crear para esto un cuerpo
legislativo y una oficina de trabajo
estatal, así como también desempeñar un rol arbitral entre obreros y patrones
por medio de la conciliación, reemplazando a la policía que era la que cumplía
ese papel, y que estaba identificada por la sociedad como un cuerpo represivo y
no preventivo; 2do.) Tener un grupo de intelectuales, profesionales
influenciados por el positivismo spenceriano y el desarrollo de las ciencias
sociales. Según Quesada, la concientización de los intelectuales y
profesionales debía estar formada por abogados, médicos, economistas y
sociólogos, quienes tendrían la misión
no solo de proveer profesionales aptos para el Estado, sino afirmar una conciencia
de la cuestión social en las clases dirigentes. La prevención del conflicto,
pasaba por el estudio de las convulsiones sociales y de la legislación
extranjera. Quesada elaboro su propuesta preventiva a fin de canalizar el
conflicto y permitir la reproducción pacifica y ordenada del sistema
La trayectoria de la Dirección Nacional de Trabajo no
tuvo mucha autoridad al comienzo, tenia un rol pasivo consecuente con el
principio de “observar, experimentar y comparar” aunque a partir de 1912
comenzó a cambiar y se fue convirtiendo en una institución más ejecutiva. Con
la conducción de Avellaneda, la Dirección Nacional de Trabajo amplía sus
funciones además de preparar la legislación del trabajo recogiendo, coordinando
y publicando todos los datos entre las relaciones trabajo/capital. Debía también
tener la facultad de inspeccionar y vigilar el cumplimiento de las pocas leyes
sociales, que hasta allí, tenían poca o ninguna aplicación practica. Se la
llamó Ley Orgánica y tuvo vigencia a partir de 1912. A partir de esa fecha se
otorgó a los inspectores el derecho de ingresar a fábricas, talleres y
comercios y a labrar actas de infracción a los empresarios que violaran las
leyes vigentes.
La Dirección Nacional de Trabajo también participó en
tribunales arbitrales, creó una oficina de asesoramiento gratuito para los
obreros a fin de evitar demoras por trámites judiciales y también un registro
nacional de colocaciones que a pesar de funcionar con solo 2 oficinas en la
Capital, logró aumentar el número de aquellas.
Los tres pilares básicos de esta política debían
orientarse a establecer una adecuada protección en el trabajo, implementar
medidas de previsión social (seguros contra accidentes de trabajo,
jubilaciones) e intensificar la educación como factor de regeneración social.
Emergen una serie de características que parecen sugerir
el surgimiento de una burocracia político administrativa.
El DNT no era una simple prolongación de la clase
dominante, sino un factor diferenciado y complejo que parecía como mediador
entre la sociedad civil y el poder ejecutivo en base a la contraposición del
interés general del estado y los intereses particulares de los diversos
sectores de la sociedad civil.
Conclusión
La modificación y complejización de las relaciones
socioeconómicas a partir de 1880 y más precisamente desde principios del siglo,
alteraron la actitud prescindente del estado ante las relaciones obreros
patronales. EL resultado fue un cambio en la visión de un sector de los grupos
gobernantes con respecto al rol de los poderes públicos en las relaciones sociales
que implicaron los primeros pasos en materia de política social en el país bajo
la influencia de las diversas experiencias de legislación social en las
naciones capitalistas mas avanzadas. Estos primeros pasos fueron la
consecuencia ya la respuesta a la aparición del conflicto social pero también
se vinculo al conflicto político puesto que es el mismo sector de la clase
dominante el encargado de iniciar la tibia renovación con el objetivo de
descomprimir el nivel de conflictividad y resolver los problemas de cohesión
social y legitimidad emergentes de la nueva situación socioeconómica.
FALCON
Y MONSERRAT. “Estado,
empresas, trabajadores y sindicatos”
Tomo
6: “Democracia, conflicto social y
renovación de ideas (1916-1930)”
El periodo entre 1916 y 1930 tuvo modificaciones
sustanciales respecto del periodo anterior. Sin embargo con respecto al modelo
de acumulación no hubo una modificación de fondo, ya que continuó la producción
primaria para la exportación. Hubo novedades con respecto al Estado y las
organizaciones obreras. Las elites sociales pretendían continuar con sus
actitudes inéditas como la Semana Tragica.
Se pueden distinguir 4 etapas:
1.
El movimiento obrero entre 1916 y 1919
Son los tres primeros años del Gobierno de Irigoyen que
pretendía conseguir la adhesión de los trabajadores a través de arbitrajes en
lo conflictos entre capital y trabajo.
En 1915 tuvo lugar el 9º Congreso de la FORA donde
participaron los Sindicalistas Revolucionarios que habían disuelto la CORA para
lograr la unidad. Tuvieron mayoría y declararon a la FORA una organización
apolítica y puramente obrera sin definición ideologica expresa. El comunismo se
reemplazó por el sindicalismo. La FORA se desprendió en la FORA del 5º Congreso
anarquista y la FORA del 9º Congreso sindicalista. Esta ultima fracción tuvo
mucho contacto con Irigoyen a partir de 1916, como asumió como presidente. Esta
relación se caracterizaba por los arbitrajes del Estado que muchas veces
provenían de trabajadores; y la
predisposición sindicalista a recibir apoyo estatal.
Hacia 1906, los sindicalistas fueron perdiendo su
ideología revolucionaria, y la reemplazaron por su apoliticismo. Tenían un
inclinación a negociar que provenía de lo gremios de servicios enfrentados a
compañías extranjeras. Ambas FORA´s tenían un enemigo en común: el Partido
Socialista.
El Estado oligárquico anterior al radicalismo no se
entrometía en las fuerzas laborales que no estaban relacionadas con el sector
agroexportador, sino, el Estado intervenía con una dura represión. Después de
1902 con la primera huelga general nacional se sistematizó la represión en el
plano legislativo en la Ley de Residencia como en el de la acción directa. En
1904 se presentó un proyecto de Código de Trabajo.
La Ley de Saenz Peña Universal masculina implicó una
ampliación del mercado político al incorporar un sector importante de
trabajadores. Los conservadores comenzaron a prestar más atención a las
políticas laborales, a partir de 1916.
En 1912 hubo elecciones en Santa Fe y ganó el
radicalismo. En 1913 estallaron dos conflictos en Rosario. Hay que tener en
cuenta 2 cuestiones: que había un conflicto entre el Intendente y la
Gobernación Provincial; y por otro lado que el radicalismo fue votado por los
barrios obreros. En el primer conflicto, el Gobernador decidió no intervenir,
el segundo fue de los tranviarios que terminó con la resolución de un tribunal
arbitral convocado por el Gobernador.
En 1916 los trabajadores marítimos de Bs. As. Declararon
la huelga. La Federación Obrera Marítima (FOM), estaba adherida a la FORA
Sindicalista. Se aceptó el arbitraje del Depto Nacional de Trabajo por parte de
los obreros, pero de los patrones no ya que se pensaban que eso fomentaría las
huelgas y alteraría el libre juego de la oferta y la demanda. Su característica
más distintiva estuvo en el estrecho contacto que mantuvieron la FOM con el
presidente Irigoyen. Al final las empresas aceptaron la intervención del Poder
Ejecutivo, pero al dictar la resolución, las empresas alegaron que no estaban
en condiciones de cumplir con el laudo arbitral. Ante esto, la FOM reanudó la
medida de fuerza. La Bolsa de Comercio y la Sociedad rural presionaron para que
se llegara a un acuerdo definitivo. En 1917 firmaron un convenio que normalizó
las actividades portuarias. Los marítimos consiguieron un aumento salarial y el
reconocimiento de su sindicato para los empleadores.
Comenzó otro conflicto en 1917 de los ferroviarios que
estaban representados por dos entidades gremiales. Por un lado, la Fraternidad,
entidad reformista que representaba a la aristocracia obrera ferroviaria y
pretendías negociar con el Estado; por el otro, la Federación Obrera
Ferroviaria (FOP) que representaba a los empleados no calificados. En 1920 se
unificaron en la Confraternidad Ferroviaria.
El conflicto se extendió a distintas zonas del país.
En este caso la patronal aceptó el arbitraje para las
organizaciones obreras, no la Fraternidad que sostenía que solo aceptaría si el
garante de que se cumpla el acuerdo seria el Poder Ejecutivo; y la FOP no lo
aceptaba porque pensaba que aun así, las empresas no cumplirían, su propuesta
era la estatización de los ferrocarriles en mano de los trabajadores.
La Bolsa de Comercio y la Sociedad Rural solicitaron al
gobierno que endurezca su posición. Las empresas rechazaron el acuerdo que
implicaba la reducción de las horas de trabajo y aumentos de salarios. El Poder
Ejecutivo endureció si posición y sancionó por decreto el Reglamento que
incluía una Ley de Jubilaciones, un aumento del 10% y la readmisión de los
huelguistas. En cuanto a las empresas, estas podían aumentar sus tarifas para
cubrir los gastos que ocasionaban estas disposiciones. La Fraternidad quería
levantar la huelga y la FOP quería continuar hasta lograr que se estatizara.
Pero como la FOP quedó aislada fue perdiendo la fuerza y se levantó la huelga.
En 1917 comenzó otra huelga, la de los empleados de la
Municipalidad de Buenos Aires. Se hizo un reemplazo de los huelguistas, no se
les ofreció arbitraje. Una de las razones fue que en los municipales había una
gran cantidad de extranjeros carentes de derechos electorales, a diferencia de
los marítimos y los ferroviarios.
Así quedaban al descubierto el límite de la política
laboral del laboral del Irigoyenismo.
En 1918 comienza una de las huelgas más importantes del
siglo, fue la Semana Trágica que comenzó en los talleres metalúrgicos Vasena en
Buenos Aires. La represión genero 4 muertos, por lo que los anarquistas de la
FORA del 5º Congreso llamaron a la
huelga general. Mientras tanto los civiles que formaban la Liga Patriótica, se
lanzaban a una persecución de anarquistas y judíos.
Las causas de esta huelga sin precedentes fueron su espontaneidad
y que fue el resultado de la indignación popular frente a la masacre. Fue un
estallido emocional. Un factor que contribuyó que la situación económica de
posguerra, la desocupación, el descenso del salario y la baja del costo de vida
fue masivo. En cambio, el enfrentamiento armado fue protagonizado por grupos
pequeños organizados y anarquistas. El movimiento obrero no tuvo una estrategia
común: las FORA de 9º congreso declaró la huelga cuando de hecho ya se había
iniciado, los Sindicalistas Revolucionarios siempre tuvieron en cuenta la
negociación como vía de solución, los Socialistas compartían sus objetivos pero
querían impulsar desde el Parlamento una legislación laboral, pero los
anarquistas querían una insurrección. También hay que tener en cuenta que
Irigoyen propició negociaciones y trató de disuadir a los empresarios tratando
de conservar las alianzas con los dos grupos pero al mismo tiempo intentó
pacificar la situación reprimiendo. El papel de la Liga Patriótica surgió de la
emergencia de las derechas para evitar el desborde del desorden. Actuaron como
fuerza de choque y de presión política porque la derecha ya no confiaba en la
capacidad del gobierno radical para contener al movimiento obrero. Habían
optado por actuar por cuenta propia.
La presencia de Dellepiane en la Casa Rosada fue una
fuerte presión para el gobierno para que endurecieran sus posiciones.
Las consecuencias mediatas mas importantes de la Semana
Trágica fueron, el replanteo de las políticas del gobierno en su relación con
el movimiento obrero y; se fortalecieron Sindicatos con tendencias menos
radicalizadas (FORA IX); la mayor presencia de la elite conservadora bajo la
Liga Patriótica y un mayor protagonismo militar. Este acontecimiento marcó un
corte.
2.
La Legislación Laboral (1919-1922)
La nueva estrategia fue la promoción de proyectos de la
legislación laboral. Irigoyen intentaba lograr un equilibrio. Se enviaron 4
proyectos de legislación: de condición y arbitraje; de asociaciones
profesionales; de contratos colectivos de trabajo y sobre prescripciones
laborales. Todos quedaron encajonados en el Congreso porque los radicales no
tenían mayoría. Luego, hubo un Proyecto de Código de Trabajo que establecía la
obligatoriedad de la afiliación sindical, otorgaba la personería jurídica,
posibilidad de celebrar CCT, etc. Reconocía el derecho de huelga como el último
medio para mejorar las condiciones de trabajo. Se reforzaba el papel arbitral
del Estado dándole obligatoriedad al fallo arbitral y la posibilidad de
disolver sindicatos.
Otro terreno sobre el que se avanzó fue el de las
funciones del Dpto Nacional de Trabajo que antes le otorgaba tareas de recopilación
de datos y estadísticas. En 1912 se ampliaron notablemente con funciones de
regulación del mercado de trabajo: convocar y dirigir conciliaciones, funciones
de política para el cumplimiento de la legislación y llevar un Registro
Nacional de Colocaciones. Este proyectó tampoco fue sancionado.
El gobierno pretendía recuperar su influencia para
combatir al Socialismo que estaba en crecimiento frente a las elecciones de
1919. El primer paso lo dio en una nueva huelga de la FOM. El radicalismo gano
por un ajustado margen ya que perdió votos en la clase media.
Los acontecimientos de la Semana Trágica no retrajeron
las luchas sindicales por dos causas: inflación y sindicalización. Esto reavivó
a los sectores Conservadores, lo que llevó al gobierno a adoptar medidas
represivas y a autorizar las Leyes de Residencia y de Defensa Social.
Se produjeron contradicciones entre la FORA 9º y el
Gobierno a raíz de los Proyectos de Legislación porque los consideraban una
limitación de libertades. Ante esto el Estado buscó un acentuado personalismo y
políticas asistencialistas. Con las elecciones logró la mayoría en la Cámara de
diputados.
En 1921 los conflictos tuvieron un marco social distinto
por la depresión al boom exportador.
Hubo un paro en el Puerto de Buenos Aires y se contrataban rompehuelgas a
través de la Asociación Nacional del Trabajo (ANT). Se sumaron los taxistas en
repudio de la Liga Patriótica. El gobierno ordenó reprimir incluso a la FORA 9º que declaró la huelga general. La depresión
había reducido la capacidad de movilización por lo que la FORA 9º estaba
debilitada. El radicalismo tomo la estrategia de expandir comités radicales en
los barrios y los gremios por lo que ganó en 1928.
Se dio un enfrentamiento entre Sindicalistas y
Socialistas ya que despreciaban su labor parlamentaria ya favorecía las
instituciones burguesas. Los Socialistas lo acusaban de ser agentes políticos
del gobierno radical, critica que también les hacían los comunistas. La FORA 9º
se disolvió en 1922, para formar la USA:
3. Las Organizaciones Sindicales y el Nuevo
Gobierno Radical (1922-1928)
El Gobierno de Alvear fue menos conflictivo y se
caracterizó por el recupero económico. Los sindicatos cada vez mas optaban el
dialogo.
La década del 20 fue de mejoramiento económico con volúmenes
importantes de capital extranjero especial, descenso del costo de vida,
elevación del Salario real, mejoramiento del nivel de vida, etc., que
inhibieron los estallidos sociales. Las huelgas que se dieron fueron mas por
Solidaridad que por aumentos de salarios.
La USA tuvo algunos problemas para lograr la unidad y la
FOF decidió no formar parte de ella. Esto se debía a que había acordado con la
Fraternidad formar un bloque: la Confraternidad Ferroviaria (1920) y en 1922
pasó a llamarse Unión Ferroviaria.
El sindicalismo va perdiendo influencia frente al
Socialismo. En 1919 se creó la Comisión Socialista de Información Gremial con
el objetivo de darles una adecuada unidad de criterio a los militantes
socialistas que participaban en organizaciones gremiales. En 1926 se constituyó
la Confederación Obrera Argentina (COA). La inclusión de los ferroviarios en la
COA fue un golpe para la USA.
Con la influencia de la revolución Rusa se genera un
corriente pro bolchevique que agranda su influencia a partir de 1920 cuando sus
militantes ocuparan la conducción de la FORA 5º, luego llamada FORA comunista.
El Partido Comunista también fue creciendo, y se unió a la FORA 9º, y luego de
la USA:
Los anarquistas no participaron en los intentos de
Unión. Los comunistas se fueron en 1926 de la USA por sus diferencias con los
sindicalistas. Esto permitió que los gremios comunistas integraran la COA en
1926 hasta que en 1929 crearon su propia central: el Comité de Unidad Sindical
Clasista (CUSC).
Convivían 4 centrales: USA, COA, FORA y CUSC:
El objetivo de Alvear fue la consolidación definitiva de
las transformaciones socialistas del Irigoyenismo, profundizando la legislación
social y laboral, la conciliación y negociación. Propuso una Ley de Jubilaciones a la que tanto
los obreros como los patrones se opusieron y obligaron a suspender la ley.
Hubo un conflicto en 1924 con la FOM que tenia el apoyo
de la USA. El gobierno propuso la negociación y se llegó a un acuerdo. Fue un
duro golpe para la USA y el Sindicalismo. El socialismo trató de tomar provecho
de los espacios débiles de la USA.
A partir de 1925, Alvear presentó proyectos de Ley: un
estatuto legal para los Trabajadores marítimos, la creación de un organismo
paritario que se llamó La Junta de Trabajo que cumpliría funciones consultivas,
de intervención en conflictos, y ser tribunal de derecho. Estaría integrada por
obreros y patrones. Otro elemento fue la celebración de contratos colectivos,
pero no lograron tener una sanción por la complejidad del tema.
Se llamó a una Comisión para redactar el Código de
Trabajo.
Otra preocupación fue la de la previsión social, por lo
que presentó un Proyecto de Ley de accidentes de trabajo ya existía una Ley que
obligaba a contratar un seguro particular, pero Alvear estableció que solo el
Estado se haría cargo de la administración de los Seguros a través de la Caja
Nacional de Seguros para alcanzar a mas trabajadores. Tampoco pudo ser
sancionado.
4.
La vuelta de Irigoyen y el reinicio de lo Conflictos
Los sectores más cercanos al Irigoyenismio fueron los
marítimos y los ferroviarios. La FOM entro en huelga para que se la reconozca
como entidad representante de los marítimos. El gobierno actuó como arbitro y
puso fin a la huelga. En 1928 estalló una huelga en Rosario, empezó con los
portuarios y se extendió hasta una huelga general y los conflictos llegaron
hasta la zona rural. Representantes de la bolsa de comercio de Rosario y de la Cámara
Industrial presionaron a Irigoyen, quien por decreto dispuso la intervención
militar de las zonas en conflicto.
JULIO
GODIO. “El Movimiento Obrero Argentino
(1910-1930)”.
Huelgas
y nuevas represiones 1921-1922
El movimiento sindical
argentino esta en 1921 organizado formalmente en dos centrales nacionales, las
FOA “comunista” y IX respectivamente y en sindicatos autónomos. Pero el
movimiento esta escindido políticamente en 4 grandes corrientes: sindicalistas,
anarcosindicalistas, socialistas y comunistas.
El gobierno radical no
había podido atraer en forma estable y permanente al sector sindicalistas. El
estado argentino bajo el gobierno radical, continuaba considerando al
movimiento sindical como parte de la cuestión social, pero sin avanzar en la
formulación de una legislación laboral
que reconociese formalmente los derechos
de los trabajadores. Dadas estas condiciones agravadas por la caída del salario
real y la explotación de los trabajadores, eran previsibles nuevos movimientos
de protesta. Al mismo tiempo la presencia de la Liga Patriótica y la ANT
auguraban nuevas represiones contra el movimiento obrero.
Durante 1921 se
produjeron en Buenos Aires 86 huelgas, dentro de ellas se produjo una huelga
general que es necesario destacar: la
huelga política contra la represión policial y paramilitar de mayo 1921.
Luego del 11º congreso
de la FORA IX, se constituye un comité de unidad encargado de convocar al
congreso de unificación en 3 meses. Este comité esta compuesto por 5
representantes de cada FORA y 5 por los sindicatos autónomos. En medio de las
tratativas el 25 de mayo de 1921, miembros de la liga patriótica, asaltan el
local de la Unión de Chóferes y matan a 2 trabajadores.
Para el movimiento
sindical era central detener a la liga patriótica: El 27 de mayo las dos FORA
se reúnen y resuelven antes de tomar medidas de fuerza, exigir al gobierno la
libertad de los presos sindicales y la reapertura de locales clausurados. El
gobierno radical no accede a esas demandas. La FORA IX pretende continuar con
las negociaciones, pero la FORA comunista, lanza la huelga general para el día
31 de mayo. El 30 de mayo por la noche, locales de esta son allanados por la
policía. Pero la huelga ya había sido lanzada, un comité mixto de ambas FORA
dirige el movimiento que paraliza a la capital federal desde el 30 de mayo
hasta el 5 de junio, una semana de huelga general que se extendió a varias
ciudades. Pero el gobierno no cede y además la liga patriótica y la ANT
intensifican su acción reclutando sustitutos. Ante esta situación la FORA IX
decide levantar la huelga, considerando que se ha logrado el objetivo de protesta-sindical.
Tal posición no es aceptada por la FORA comunista que propone continuar con el
movimiento. Como consecuencia de esto se disuelve el comité mixto.
Dada la superioridad de
la FORA IX la huelga se levanta.
El levantamiento de la
huelga es correspondido por la justicia que libera los presos sindicales y se
reabren los locales.
Está claro que se ha
constituido un bloque patronal-paramilitar para detener al movimiento sindical.
El gobierno radical de Irigoyen no puede
escapar a esa tenaza y accede a las crecientes presiones conservadoras para
detener al movimiento sindical.
El movimiento obrero
desde su fundación se trataba de un movimiento obrero urbano, sin incidencia en
la fuerza de trabajo asalariada localizada en la agricultura y la ganadería. La
mayoría de los trabajadores rurales eran criollos localizados en estancias
extensivas, lo cual generaba un alto aislamiento geográfico entre los núcleos
de trabajadores rurales.
La implantación del
movimiento obrero en el medio rural podía encontrar condiciones mas fáciles
allí donde la clase rural de origen nacional/extranjero presentase un cuadro de
predominio absoluto del trabajo asalariado. Esta situación se presentaba
claramente en la Patagonia Argentina.
Para 1920 la situación
económica se agravo por la caída de las exportaciones. Los salarios del peón de
estancia se vieron reducidos drásticamente.
La actividad sindical se
concentraba en Río Gallegos, donde existía una Sociedad Obrera de Oficios
Varios (SO) afiliada a la FORA comunista. Se inicia en 1918, en gallegos con la
deportación de un trabajador.
En los puertos se
registran paros reiterados en 1918 y
1919. Alrededor del 20 de septiembre de 1920 la sociedad obrera de Gallegos
(SO) solicita permiso al jefe de policía para realizar un acto de homenaje al
teórico anarquista español francisco Ferrer. El permiso es denegado y la
policía allana y clausura el local sindical. La SO declara un paro de 48 horas
y apela al juez federal quien, después de varios incidentes, autoriza el acto.
La SO levanta el paro y renuncia al homenaje para evitar nuevos conflictos;
estos se producen a raíz de un boicot decretado por la liga de comerciantes e
industriales de reciente formación, contra el periódico La Gaceta del Sur, que
había defendido el derecho de la SO a realizar el homenaje. Los obreros
responden a su vez con el boicot a las empresas de la liga y la policía
detiene, golpea e inicia sumario de deportación contra los militantes.
La SO se había planteado organizar a los
trabajadores rurales: el 1 de noviembre de 1920 son convocados a Río Gallegos
delegados de los peones para redactar un pliego de condiciones a presentar a
los empresarios rurales por pago de salarios atrasados, aumento de salarios,
despidos y mejores condiciones de trabajo. La sociedad rural rechaza el
convenio y los trabajadores declaran la
primera huelga general de trabajadores rurales en la Argentina. Es una
huelga con características violentas. La policía reprime duramente en el
interior del territorio, huyendo de las palizas y desalojados por los
estancieros, los peones van concentrándose en grandes grupos que viven a campo
abierto. Acosada por la policía y tropas de marina, con sus apoderados presos y
el juez impotente para hacer cumplir sus resoluciones. La SO levanta el paro en
el pueblo el 21 de enero de 1921, pero la huelga se mantiene en el campo.
La información del
conflicto llega a Buenos Aires, el poder ejecutivo envía en enero de 1921 a
Ángel Iza como gobernador titular, seguido a los pocos días por el 10º
Regimiento de Caballería, al mando del coronel Héctor Varela, de militancia
política radical. Iza y Varela se entrevistan con los huelguistas en la
estancia “El Tero” y se llega a un acuerdo sobre salarios y condiciones de
trabajo, sin reconocer a la SO. Pero la situación económica se agrava por nueva
caída de las exportaciones y los estancieros violan el compromiso con la SO. La
liga patriótica y la ANT se establecen en julio de 1921 en Río Gallegos. En
octubre de 1921 comienza la segunda huelga que abarca a todo el territorio: los
peones rurales son mayoritariamente argentinos y chilenos, con la conducción de
anarcosindicalistas europeos. La huelga es reprimida por la policía en las
ciudades donde los dirigentes son deportados o encarcelados, pero el centro de
acción es el campo donde grupos de peones armados recorren estancia por estancia
ocupándolas y tomándolas a los dueños en calidad de rehenes.
El poder ejecutivo
reacciona rápidamente: envía nuevamente al teniente coronel Varela con un
escuadrón del 10º de caballería, al cual se suman efectivos de la 5º Caballería
al mando del capitán Anaya. En total 260 hombres. La táctica ahora no es
negociar sino reprimir sin ningún límite. Estos redujeron así cerca de 3000
peones bien armados, sufriendo una sola baja.
La matanza no fue un
“exceso”, fue producto de la combinación de la brutalidad de los estancieros
extranjeros y argentinos, con el mesianismo de una oficialidad reaccionaria que
legitimaba los crímenes bajo el argumento de garantizar la integralidad
territorial.
El movimiento obrero
reacciono lentamente en Buenos Aires y salvo un intento fallido de la FORA de
convocar a una huelga general de solidaridad, nada sucedió.
El gobierno radical hace
lo posible para que la brutal represión sea olvidada. Como ha hecho durante la
semana trágica primero ha buscado la negociación, pero ante la presión de los
empresarios y la liga patriótica ha cedido y permitido que el ejercito ocupe un
rol represor que estimulará su futura vocación
de poder político.
La otra gran matanza
obrera fue en la provincia de Santa Fe. La forestal era una empresa localizada
en el chaco santafesino talaba árboles para extraer tanino y usar la madera.
Los trabajadores de la misma eran en su mayoría jóvenes de 20 y 30 años a los
cuales una década de trabajo los había transformado en ancianos. En las
fábricas que componían las empresas trabajaban en 1919 diez mil hombres, que
ganaban un promedio de 3 pesos por día. Entre 1915-1918 comenzaron a llegar a
La Forestal activistas de la FORA comunista.
Cuando un trabajador no
era del agrado del jefe de la fabrica el mismo, después de despedirlo, ordenaba
el desalojo de la viviendo y luego se presentaba a hacerlo efectivo.
En julio de 1919 se
desató la primer huelga: los obreros solicitaban aumentos de salario, disminución
de la jornada de trabajo de 12 a 8 horas, suspensión de despidos. La huelga fue
organizada por una filial de la FORA comunista.
El 13 de diciembre
comenzó el segundo paro, que se prolongo hasta mediados de enero de 1920. La
empresa logro que el gobierno de santa fe formara un batallo móvil con policías y lumpens. Se sumaron 85
soldados del 12º de infantería. La empresa se hizo cargo de todos los gastos
del batallón. La respuesta a la huelga fueron los despidos masivos que se
prolongan hasta marzo. Para reforzar al batallón represivo llegan ese mes
miembros de la liga patriótica. En abril se desata la represión: Lotito y otros
anarquistas fueron detenidos. Como respuesta el 23 de abril los trabajadores,
algunos armados, toman la empresa, produciéndose un tiroteo en el cual mueren
el gerente de la empresa y un trabajador. La represión fue feroz y el 28 de
abril la unidad militar del 12 de infantería ocupa la fabrica y fusila 20
trabajadores.
La Forestal comienza a
cerrar establecimientos y se corría la voz de que se disponían a producir
lock-out. Ofreció a los obreros que quisieran regresar a sus lugares de origen,
pasajes de ferrocarril y dinero para el viaje.
El 28 de enero de 1921
se desato otra huelga. Hasta el 20 de abril hubo caza huelguistas: se
deportaba, se prendía fuego a las casas: la Huelga de la Forestal fue
derrotada. Pocos años después la empresa cerró y la selva volvió a ocupar su
lugar.
DAVID
ROCK. “El Radicalismo Argentino
1890-1930”
Capítulo
7: La Semana Trágica
En 1919 las tensiones generadas por las huelgas entre el
Gobierno y los conservadores o clase alta pusieron en tela de juicio al
gobierno instituido por la
Ley Sáenz Peña. Las Fuerza Armadas se vincularon con la
política y tomaron el papel de árbitro en el destino del gobierno civil.
En ese año surgió la Liga Patriótica Argentina
que aunque no era hostil al radicalismo estaba bajo el control de grupos
conservadores y ejercía una fuerte influencia sobre el gobierno.
El gobierno en su lucha por continuar abandonó los
planes progresistas de su política sobre
todo en relación con el capital extranjero e intentó mejorar la posición
con el sindicato. También retornó a un sistema de aumento del gasto público que
mediante una conducción simbólica mostraba su debilitamiento. Entre 1916 y 1919
las relaciones con la clase alta estuvieron determinadas por el problema obrero
y es a partir de allí que las disputas aparecen en la clase media popular.
Los
Salarios y las Tendencias de Agremiación
El papel de los obreros en la semana trágica tuvo como causa
el alza del costo de vida debido a la guerra. Los precios de los bienes importados
subieron pero también la demanda de alimentos por parte de Europa, lo que dio
prosperidad a productores y exportadores. En 1917 baja la desocupación y en
1918 la producción industrial interna vuelve a niveles anteriores a la guerra.,
como resultado de la sustitución de importaciones. Esta situación produjo caída
de salarios, aumento de empleo y desarrollo del movimiento “sindicalista”
(todas las huelgas que hicieron tuvieron éxito). En 1918 el anarquismo estaba
perdiendo importancia (ej.: la huelga general que hacen por el despido de los
ferroviarios es un fracaso) y esto benefició al sindicalismo ya que entre
1917/18 aumentó el número de agremiados y en 1919 la afiliación llega hasta las
pequeñas industrias y servicios. La FORA comienza a crecer con el fin de vencer
a la Asociación
Nacional del Trabajo. En el 10º Congreso de la FORA se decide
apoyar las huelgas limitadas. El origen de la huelga general fue por la inflación
y el aumento del costo de vida y la mayoría de los participantes de la huelga
fueron los que estaban agremiados lo que explica su falta de organización.
Además la huelga mostró que era idea del radicalismo utilizar a los sindicatos
para extender su influencia en la clase obrera ya que no tenían la fuerza
necesaria para ejercer ese rol.
La
Huelga de los Talleres Vasena
A fines de 1918 se produjo la huelga en los Talleres
Vasena ya que la industria metalúrgica había sido perjudicada por la guerra
pues dependía del suministro de materias primas y carbón extranjero. Con el
objeto de reducir costos se contrató a inmigrantes, mujeres y niños. A pesar de
que la empresa era conocida por sus salarios de hambre y por las medidas
policiales que prevenían posibles huelgas. En noviembre de 1918 se creó un
sindicato en los talleres Vasena, y en diciembre se declaró la huelga adoptando
la policía medidas violentas incluso con los vecinos de la fábrica. Al terminar
el mes se retiraron las fuerzas policiales dejando a una patrulla simbólica lo
que alentó a los huelguistas a seguir adelante. El 4/1/19, el gerente A. Vasena
pide al Ministro del Interior que le enviara refuerzos ya que los huelguistas
en una abierta rebelión habían cortado líneas telefónicas, el agua y atacaban a
los carros en los que la empresa traía los materiales a la fábrica. El 5/1/19 se
produjo un enfrentamiento armado en el cual murió un joven oficial. Como
venganza, la policía organizó una emboscada dos días después disparando a los
huelguistas cuando éstos se lanzaron a detener a los carros (hubo 4 muertos).
El
proceso de movilización.
La huelga declarada el 9/1/19 marcó el comienzo de la Semana Trágica como
reacción a la represión del 7/1/19. Los sindicatos empezaron a demostrar
señales de división: unos anunciaron movimientos de fuerzas para el día 9 como
homenaje al oficial caído; otros emitieron declaraciones de protesta enviando
delegados al cortejo fúnebre entre los que se hallaban los más poderosos de la
FORA y FOM. Los sindicalistas no apoyaron la huelga general pero la masa obrera
sí. El día 8 se llevaron a cabo los preparativos para el funeral y el día 9 un
centenar de trabajadores se lanzó a la calle dividiéndose en pequeños grupos
saliendo a buscar apoyo en otros lugares de la ciudad.
El paro tuvo el acatamiento de los obreros industriales
y de los tranviarios; los ferroviarios y los portuarios casi no figuraron.
Durante el funeral hubo nuevos incidentes por parte de los obreros del gremio
Vasena ya que se prendió fuego a automóviles, se ocupó un asilo de huérfanos y
hubo intentos de robar armas. Cuando la caravana llegó al cementerio municipal
la policía los estaba esperando lo que originó la muerte de 20 obreros. Los
huelguistas estuvieron apoyados por los vecinos de la fábrica Vasena quienes
habían sido reprimidos días antes. Al intervenir en la acción grupos
desconectados entre sí la huelga fracasó rápidamente. La refriega del 7/1
determinó que la huelga tuviera un carácter espontáneo y carente de objetivos
precisos. Nada sugiere que esa huelga haya querido atacar al Estado o al
sistema capitalista, siendo una de las características salientes la división
entre los sindicatos y los obreros no agremiados.
El
Proceso de Contrarrevolución.
El fin de la huelga no representó el fin de la Semana Trágica pues
a partir del momento en que las tropas salieron a la calle, surgió un
movimiento paramilitar integrado por civiles de clase media y alta. El 10/1
hubo reuniones en el centro de la Capital con asistencia pública que exigía que
se tomara medidas. Un grupo de civiles armados organizó patrullas y comenzó a
acompañar a la policía y al ejército. Hizo su aparición un movimiento
contrarrevolucionario de derecha que no apuntó a los huelguistas sino a los
rusos - judíos del barrio de Villa Crespo. Esto refleja la creencia de que la
huelga formaba parte de una conspiración revolucionaria conducida por
comunistas ruso-judíos. Los incidentes de este tipo aumentaron el 12/1 cuando
la policía dio a conocer que había descubierto una célula bolchevique entre los
inmigrantes rusos, que luego se comprobó inocente aunque la gente creyó
ingenuamente en una conspiración revolucionaria.
Lo importante de este movimiento “patriótico” (como se
autodenominaba) era que, atravesando las fronteras partidarias, unía a grupos diversos
de la burguesía apoyados por los legisladores radicales y conservadores y sus
jefes eran antiguos oficiales de las fuerzas armadas quienes daban órdenes y
adiestraban a civiles en el uso de las armas.
Reacción
del Gobierno.
La aparición de esta Organización paramilitar alteró el
equilibrio y distribución del poder político. Los grupos anti-huelguistas
quedaron al descubierto con la creación de la Asociación Nacional
del Trabajo (1918), teniendo como aliados a los militares, a la clase media y
al partido radical.
Cuando en noviembre comenzó a cundir el “terror rojo”,
el gobierno al principio lo tomó con calma, pero después no pudo mantener una
posición neutral. Su creciente debilidad no se debía únicamente a las huelgas
pues durante las semanas finales de la guerra se lo había sometido a constantes
presiones para que se declarara en favor de los aliados. En 1918 se celebraron
las elecciones municipales y los radicales fueron derrotados por los
socialistas quienes eran defensores de los aliados, siendo condenada la actitud
neutralista de Yrigoyen. A esto se agrava cada vez más la oposición militar al
gobierno dentro de la clase alta con grandes dificultades internas con el
rebelde Grupo Azul de su propio partido. Junto al informe de huelga aparecía en
el diario La Época, un artículo en el que se negaban cambios en el gabinete. La
persona vinculada con esos rumores era Melo, de quien se decía que iba a ser
designado Ministro del Interior y uno de los defensores de los aliados, líder
del grupo Azul y director y asesor legal de la fábrica Vasena.
El hecho de que en un primer momento el gobierno
acudiera a la policía tenía como objetivo conquistar la voluntad de Melo, lo
que se confirma cuando se toma conocimiento de que al anunciar Melo que seguía
oponiéndose a Yrigoyen, la policía fue retirada de la fábrica, dejando que las
cosas siguieran su curso hasta el 7/1. Ese día el gobierno se puso de parte de
la policía pero a la vez retomó contacto con la FORA y trató de imponer un
arbitraje. El resultado fue un acuerdo con la FORA en el sentido de que la
policía no actuaría a fin de evitar ulteriores accidentes durante el funeral.
Esta promesa fue cumplida y ello explica por que la policía apareció tan
tardíamente el 9/1.
El 11/1 el gobierno llegó a un acuerdo con los
sindicalistas: a cambio de la libertad de los presos que había tomado la
policía y de aumentos salariales de entre un 20 y 40% para los trabajadores de
Vasena, la FORA levantaría la huelga y ya para entonces el gobierno había
perdido por completo el control de los acontecimientos.
Lo cierto es que el radicalismo había caído en una
trampa política pues la rapidez con que surgió el movimiento “patriótico”
demostró que la política laboral del gobierno carecía de respaldo en los conservadores y en la clase media. La
intervención de un nuevo factor de poder, el ejército, significó que para
evitar ser derrotado debía sumarse a la represión de la huelga. A partir de ese
momento el temor de un levantamiento militar pasó a ser factor condicionaste de
su política.
El resultado más importante de la Semana Trágica fue
el rápido crecimiento de la organización paramilitar dirigida por los
conservadores surgida en el curso de la huelga. En una reunión celebrada en el Club Naval
con la presencia de casi toda la clase conservadora se aprobó una resolución
que ordenaba continuar la lucha contra ideologías y agitadores foráneos,
surgiendo de esa reunión la Liga Patriótica
Argentina.
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