UNIDAD 3 PARTE 2
JULIO GODIO. “El Movimiento obrero Argentino
(1950-1990)”
Primera Parte: “La Columna vertebral se
reorganiza, resiste y se reinstala en la Sociedad Política (1955-1962)”
I. Libertadores Nacionalistas y
Sindicalismo Peronista: Un encuentro prematuro (septiembre-noviembre 1955)
El 19 de septiembre de 1955, triunfante el golpe militar
“democrático”, terminaba con el gobierno peronista. El nuevo Gobierno
Provisional, presidido por el General Lonardi, agrupaba a dos grandes
corrientes político-militar: los “nacionalistas”, de la cual formaba parte el
mismo Lonardi, y los “liberales”. Existían diferencias entre las dos
corrientes: diferentes formas de enfocar políticamente el problema del
peronismo. Para los Nacionalistas (un sector de la oficialidad del Ejercito y
la Aeronáutica, los partidos Demócrata Cristiana y la Unión Federal, la Iglesia
Católica y círculos derechistas) era necesario “expurgar” a los peronistas
“corruptos”, pero preservando categorías ideológicas y políticas centrales del
peronismo. Estos aspiraban a formar un movimiento nacional-católico,
absorbiendo al peronismo. Los Liberales incluían un sector de la oficialidad
del Ejercito, la mayoría de la oficialidad de la Marina, fuertes corrientes de
la UCR, el Partido Conservador, Demócrata Progresista, el PS, sectores del
Partido Comunista, colegios profesionales, agrupamientos universitarios
estudiantiles, etc. Los liberales eran el resultado de la formación de un heterogéneo
agrupamiento de todas las corrientes políticas centrales del escenario político
argentino existente hasta 1943. Tenían un punto en común: extirpar al peronismo
de la sociedad civil y la sociedad política, y retomar y dar continuidad a la
historia en 1945.
Los nacionalistas lograron cierta preeminencia inicial
en la dirección del Ejército. Lanzaron la consigna “Ni vencedores ni vencidos”,
con el objetivo de atraer al peronismo a un compromiso con el nuevo gobierno.
La CGT, alentada por el discurso conciliador
nacionalista, acepta dialogar con el nuevo gobierno. El secretario de la CGT
(Pietro), entrevisto a Lonardi. Este prometió que le gobierno garantizaría la
“vigencia de la justicia social, concretada en leyes y convenios conquistados, así
como también el respeto a la CGT y a los sindicatos que la integran y la
seguridad para actuar en defensa de los intereses de los trabajadores”. Lonardi
dio una importante prueba de buena voluntad hacia el sindicalismo al designar
como Ministro de Trabajo al Dr. Cerutti Costa, peronista, asesor jurídico de la
UOM. El nuevo ministro ordenó la reapertura de los locales sindicales y la
libertad de los detenidos. También aseguro la Ley de Asociaciones Profesionales
no seria modificada. Luego se entrevistaron con Cerutti Costa los principales
dirigentes peronistas de distintos sindicatos. Quería legitimar el gobierno
militar.
El gobierno acuerda firmar con la CGT un pacto sobre las
siguientes bases: reconocimiento de las autoridades de la CGT, convocatoria a
elecciones en la Uniones y Federaciones. Luego de realizarse las elecciones en
las organizaciones sindicales se procedería a normalizar la CGT.
Pero el gobierno no se ataba las manos en ese pacto.
Había un punto en el cual “nacionalistas” y “liberales” estaban unidos:
despoliticar a la CGT. Fomentar un sindicalismo identificado con el peronismo
pero que no actuaría en política. Se trataba de fomentar un sindicalismo
gremialista quebrando al sindicalismo peronista político o "columna
vertebral" del movimiento peronista. En función de este objetivo, el
gobierno Provisional anuló el Preámbulo del estatuto de la CGT. La dirección
provisoria de la CGT acepto la anulación del preámbulo del estatuto y también
se aceptó que el 17 de Octubre fuese día laboral. Los líderes cegetistas
dialogaron con Lonardi y Costa, en el ánimo de abrir una brecha entre
“nacionalistas” y “liberales” que le permitiesen reagrupar las fuerzas
sindicales peronistas. Para ellos los dirigentes sindicales peronistas
aceptaban jugar momentáneamente solo un rol gremial, no político. La CGT al
sentirse más fuerte exigió al Gobierno que los interventores de los sindicatos
cesaran de apoyar a la oposición sindical y frenaran las amenazas a los
dirigentes peronistas, puesto que la dirección de la CGT deseaba conservar el
control de las elecciones sindicales. Esta posición fue fundamentada por el
dirigente Framini, que manifestó: que ellos han buscado colaborar con el
Superior Gobierno a fin de que permaneciera intacta la unidad de las
organizaciones obreras. Que están dispuestos a demostrar su fuerza. Que esperan
que se cumpla lo pactado. Que no quieran que ninguna fuerza extraña quiera
dividir el movimiento. Piden elecciones democráticas, para que cada trabajador elija
sus dirigentes. Al no conseguir lo planteado, se va a realizar la paralización
de todas las actividades.
Al mismo tiempo, la oposición sindical organizada en la
Comisión Pro-Recuperación de los sindicatos libres, con hegemonía socialista
(pero compuesta por anarquistas, radicales e independientes), exigía al
Ministro de Trabajo (Cerutti Costa) que devolviese los sindicatos a los
trabajadores democráticos. Esta presión era muy fuerte, porque si bien el
sindicalismo "democrático" antiperonista no contaba con el apoyo
masivo de los trabajadores, tenía a su favor al sector liberal del gobierno. La
presión del sindicalismo antiperonista se considera parte del operativo que
dentro del gobierno Provisional el sector liberal había comenzado a desplazar a
los nacionalistas. Como resultado de la presión del sindicalismo democrático,
Costa, pese a estar en desacuerdo decidió confrontar con la CGT y comunica a la
central sindical que las elecciones serían convocadas por el propio Ministerio
de Trabajo. Las normas electorales era: a)creación de una Junta Electoral
formada por tres funcionarios del Ministerios de Trabajo, b) elecciones
garantizadas por las FFAA, c) caducidad de mandatos en la CGT y en todos los
sindicatos afiliados. La posición del Gobierno para normalizar a los sindicatos
era inaceptable para el sindicalismo peronista que se vio obligado a iniciar
una contraofensiva para impedir la implementación de las nuevas normas
electorales y amenaza al gobierno con realizar una huelga general el 1º de
noviembre.
Para los “liberales” el comportamiento conciliador de
Cerruti ha permitido a la CGT, a menos de dos meses de la Revolución
Libertadora, pasar de fuerza derrotada a amenazar al nuevo orden político con
una huelga general.
Los militares liberales o "gorilas" actuaron
con rapidez y el 1º de noviembre el Ministerio de Trabajo es ocupado por la
Marina de Guerra; el objetivo es claro, obligar a Costa a aplicar las normas
electorales o que renuncie. El Ministro de Trabajo restableció el diálogo con
la CGT., neutralizó la ofensiva liberal y llegó a un compromiso con el
sindicalismo peronista. Se mantuvieron las autoridades de la CGT y se resuelve
nombrar consultando con ella, a veedores militares y civiles en 80
organizaciones que realizan elecciones.
El 11 de noviembre se constituyó la Junta Consultiva
(órgano asesor del Gobierno), compuesta mayoritariamente por fuerzas
antiperonistas. Era presidida por el Almirante Isaac Rojas y el 13 de noviembre
Lonardi es desalojado del poder y reemplazado por el Gral. Aramburu, líder del
sector liberal del Ejército.
El sindicalismo peronista trató de evitar la
consolidación en el poder del bloque militar-civil liberal, con una huelga para
el 15, 16 y 17 que abarcaba la defensa del sector nacionalista del Gobierno y
el inicio de la lucha por el retorno del peronismo al poder. La huelga carecía
de posibilidades de éxito ya que la clase obrera estaba desmoralizada, el
sindicalismo peronista estaba aislado y además carecía de apoyo político y
militar. La represión del Gobierno fue inmediata ocupándose sindicatos y
detenido a cientos de dirigentes sindicales. El 16, la huelga fue levantada por
la CGT. Había fracasado el primer intento del
sindicalismo peronista de establecer alianzas con la corriente
nacionalista-católica de las FF.AA. El 17 de noviembre el nuevo Secretario
General de la CGT, fue un interventor militar (Laplacette) y ya desde esa fecha el sindicalismo
peronista fue excluido de la conducción formal de la CGT y debería recurrir a
la creación de direcciones clandestinas de varias CGT, recuperando el control en 1961.
Este breve intento de los dirigentes sindicales
peronistas de vincularse al ala nacionalista-católica del ejército, indica dos cosas:
1- Es una actitud comprensible dentro de un movimiento
sindical protegido por el estado y formado ideológicamente en la teoría
corporativa de la alianza
sindicatos-ejércitos como núcleo del
movimiento peronista y el estado justicialista.
2- Se trata de un sindicalismo que puede llegar a
intentar prescindir del jefe recién exiliado y tratar de organizar un espacio
sindical propio.
II.
Resistir es la consigna: La columna vertebral restablece sus vínculos con los
trabajadores (1956)
El Gobierno Provisional de Aramburu inauguró una nueva
fase de la Revolución Libertadora con un programa económico (empresarial,
privatista, de desmantelamiento del modelo estatal-industrialista y distribucionista
del peronismo y de desarticulación de las instituciones socio-políticas
peronistas). El ataque a la política económica peronista provenía de distintas
corrientes económicas “privatistas”, vinculadas a las grandes organizaciones
empresarias (Sociedad Rural, UIA, etc.). El ataque al sindicalismo peronista
fue fundamentado por ideólogos de origen socialista, anarcosindicalistas y
sindicalistas, que acusaban a la CGT de haber permitido la “explotación de los
trabajadores”. Para desperonizar a los trabajadores era necesario emprender a
la titánica tarea de demostrar lo indemostrable: que el peronismo había
permitido “la explotación”. El objetivo del nuevo Gobierno era desarticular a
los sindicatos para imponer el modelo económico al servicio de la "libre
empresa". Por eso derrotada la huelga general de la CGT en noviembre de
1955, el gobierno Provisional se
encontró e condiciones de aplicar el Plan Prebich que consistía en modernizar
el aparato productivo sobre la base del aumento de la productividad y las
inversiones y los recurso provenientes de las exportaciones. Se comenzó con una
devaluación de la tasa de cambio para aumentar las exportaciones, lo cual
originó un alza de los precios de los alimentos y los insumos importados. Se
pensaba que en una segunda fase los industriales aceptarían recortar sus
beneficios y aumentar los salarios, para atenuar el impacto de la devaluación
sobre los ingresos de los asalariados. En una tercera fase, (ordenando las
variables principales de la economía y con
un sindicalismo “paternalista” desarticulado) sería posible eliminar los
regímenes de aumento salariales masivos y pasar a incrementar los salarios a
través de remuneraciones diferenciadas de acuerdo a la productividad del
trabajo. Pero Prebich no conocía a fondo a los empresarios argentinos, pues
estos no estaban dispuestos, ahora que podían actuar sin el control sindical
a rebajar sus beneficios y orientarse
hacia un comportamiento empresarial competitivo; al contrario pensaban que habían
derrotado a los sindicatos y que la clase obrera debía aceptar su perdida de
conquistas socio-laborales. Por lo que una comisión asesora de economía y
finanzas encabezada por Kriger Vasena criticaba a Prebich abiertamente. El
Gobierno intentó primero convencer a los empresarios que no trasladaran los
aumentos salariales a los precios pero los empresarios los recargaron en un
20/30 %, lo que obligó al Gobierno a fijar precios máximos (febrero del '57).
Adoptó también una política estatal intervencionista en materia de precios. Por
otro lado los aliados sindicales del Gobierno eran impotentes para canalizar y
limitar los reclamos de los asalariados. En tanto no tenían inserción
político-sindical en las plantas industriales. Salvo en la federación gráfica
bonaerense, la fraternidad, la asociación bancaria y el sindicato del seguro,
el “sindicalismo libre” carecía de existencia real y controlaba otros
sindicatos solo por la fuerza de la intervención estatal.
Los comunistas, si bien apoyaron políticamente al golpe
militar de septiembre, se iban desplazando hacia la oposición y trataban de
vincularse al sindicalismo peronista.
En el interior del Gobierno provisional se desarrolla a
partir de febrero de 1956 una intensa polémica acerca de la naturaleza del aumento masivo del 10%, en los salarios.
Se plantean 2 líneas:
Los duros (Álvaro Alsogaray), sostenían
que se debían mantener congelados los salarios y liberar los precios.
Los blandos (Blanco-Prebich), sostenían
que era necesario convocar a negociaciones colectivas paritarias y que
empresarios y trabajadores fijaran los incentivos salariales y condiciones de
trabajo por rama de actividad. De todos modos se reservaba la capacidad
arbitral.
Estas posiciones encerraban políticas ideológicas
diferentes en función al sistema político. Las entidades empresariales
corporativas (especialmente la Unión industrial argentina, cámara de Comercio,
y Sociedad Rural) en alianza con los duros pretendían instalar un régimen
político fuerte desmantelando la estructura sindical; suprimiendo los sindicatos
únicos por rama de actividad y la cotización sindical automática. Esta postura contaba
con el apoyo del PS. En algunos partidos reformistas antiperonistas surgía la
idea de concretar un compromiso con el peronismo, resguardando la estructura
sindical: el ala frondizista de la U.C.R. y el conservadorismo
"popular" liderado por Solano Lima expresaban esta posición.
El Gral. Aramburu más cercano a los duros, para evitar
una confrontación con los sindicatos termina apoyando a los Blandos, pero sin
romper alianzas con los empresarios. El Gobierno convoca a paritarias y al
mismo tiempo dicta un decreto que excluye de cargos sindicales a dirigentes en
funciones desde el '52 al '55 aunque también continúan los encarcelamientos de
dirigentes sindicales peronistas.
La intervención en la CGT convoca a fines de marzo a
paritarias. En las paritarias se plantea un claro conflicto: los sindicalistas
exigen un aumento salarial del 40%, pero los empresarios sólo lo aceptan
aumentos en función de la productividad lo que desemboca en huelgas declaradas
ilegales y con detención de los dirigentes. En tanto el gobierno permanecía en
el impasse entre reprimir masivamente y disolver la CGT y los sindicatos únicos
ó buscar un compromiso político con las organizaciones sindicales; lo único
concreto era que los sindicatos iban recuperando su capacidad de organización y
resistencia. El gobierno comenzó a ceder terreno motivando a Lazarreta, nuevo
Ministro de Trabajo, a laudar aumentos salariales del 30%. El Gobierno intentó
desarticular el poder sindical peronista con un decreto que permitía la
formación de varios sindicatos por rama de actividad y que la negociación
colectiva se realizase a través de comisiones intersindicales. Pero tal
política carecía de viabilidad en tanto, por un lado, el sindicalismo
democrático, carecía de fuerza real y por otro los trabajadores permanecían
fieles a su sindicato único por rama de actividad.
En los conflictos laborales que se desarrollan en 1956
surgen nuevos dirigentes sindicales peronistas que luego constituirán el núcleo
de dirección de la CGT (Vandor, Cardozo Elias, etc.)
Los sindicalistas se encontraban en plena
oposición-negociación cuando un suceso político afecta negativamente su proceso
de recuperación: un intento de producir un golpe militar avalado por Perón
excluyendo toda participación popular es derrotado y la represión fue brutal.
La columna vertebral del peronismo (organizaciones sindicales), había logrado
durante 1956 resistir el intento desarticulador de la CGT y restablecer sus vínculos
con los trabajadores (a través de paritarias, huelgas etc.) y generar rápidamente una generación de dirigentes de
relevo a los dirigentes proscriptos.
La rápida recuperación del sindicalismo había sido
posible principalmente poro la Revolución Libertadora, si bien disuelve la CGT,
interviene sindicatos, encarcela dirigentes, no puede desalojarlos de las
empresas: En efecto las antiguas comisiones internas y cuerpos de delegados
continuaron funcionando clandestinamente. En estas instituciones sindicales se
reorganiza la clase obrera e impulsa desde fines de 1955 huelgas sectoriales
por empresa, por sección; comienzan las primeras manifestaciones de sabotaje, y
se forman comando obreros que darían sustento a la resistencia peronista. Para fines del '56 y principios del '57 los
sindicalistas peronistas volvían a reagruparse.
III.
La resistencia sindical es política y partidaria: formación de las 62
Organizaciones (1957)
En 1957 era difícil para el bloque militar-civil en el
poder desarticular al peronismo pues no bastaba con proscribirlo o intervenir
la CGT, ya que los trabajadores rechazaban a todas las ideologías (liberalismo,
socialismo, comunismo) pues sólo se reconocían a sí mismos como peronistas.
Según Cavarozzi, el retorno a la democracia pasaba por
el camino de elecciones en las cuales el peronismo, y en esto coincidían
explicita o implícitamente todos los
políticos no peronistas, seria proscripto. Sin embargo la proscripción resolvió
un problema a costa de generar otro: el destino de los votos peronistas. En
este sentido, la posibilidad de completar la desperonización dependía de que el
frente partidario “democrático” se mantuviera cohesionado en su condena de
Perón.
La posición crítica del frondizisismo frente a la
Revolución Libertadora se relaciono con 2 cuestiones:
1- Su oposición al
plan económico oficial. El plan económico del Gob. provisional, en cuento
proponía una redistribución de ingresos a favor de la burguesía agraria y una
contención de los salarios, fue explicablemente atacado por Frondizi.
2- Posición asumida
frente al peronismo, fue el verdadero nudo de la política a argentina
después de 1955; en tono a ella se
definió la ruptura del frondizismo con el gobierno y la división del frente
partidario no peronista en dos campos antagónicos. De un lado quienes apoyaban
las políticas del Gobierno aunque no coincidían en todas, se ubicaron en este
campo intentando cambiar los aspectos negativos desde adentro. Del otro lado,
estaban quienes demandaron que el Gobierno se limitara a traspasar el poder en
elecciones libres absteniéndose de encarar políticas económicas.
El frondizismo comenzó a jugar un papel de eje de la
oposición al régimen de la Revolución Libertadora y planteo la necesidad de
formar un frente "Nacional-Popular" que representase a la clase
obrera, la pequeña burguesía, chacareros y al empresariado nacional, bloque
cuyo enemigo era la oligarquía liberal. Esta estrategia de acercamiento veloz
al peronismo incluyo la defensa del sindicalismo peronista. Frondizi era el
presidente del Comité Nacional de la UCR, partido central en el bloque
antiperonista. La UCR era el partido con mayor posibilidad de llegar al
gobierno luego de realizarse elecciones con la proscripción del peronismo. La
postura de Frondizi causó enojo tanto a la UCR como al Gobierno, lo que produjo
la ruptura de la UCR en la UCRP (del Pueblo), de Balbin y la UCRI.
(Intransigente) de Frondizi. La división de la UCR hizo inviable la realización
de la asamblea Constituyente convocada para ese año, por el boicot de la UCRI
en protesta por la ausencia del prescripto peronismo.
En 1957 se había agravado la dicotomía entre democracia
y pueblo. Por un lado el refuerzo por introducir reformas políticas liberales y
democráticas quedaba restringido a los partidos y fuerzas sociales que
sustentaban al Gobierno provisional, mientras que las reivindicaciones
sociolaborales concretas eran asumidas por el peronismo. El país político no
solo continuaba escindió entre peronismo/antiperonismo, sino que ahora la
alianza, en gestación entre la UCRI y el peronismo daba a esa contradicción la
forma de oposición entre liberalismo oligárquico vs nacionalismo popular.
Para realizar las elecciones en un ambiente de
tranquilidad social, era imposible aplicar una política económica de estabilización
que afectase los ingresos de la población. De allí que los iniciales objetivos
de reestructurar la economía, dejaron lugar, para 1957, a políticas
económicas de emergencia para evitar el
deterioro de la situación social.
En el movimiento sindical los intentos del gobierno y
partidos antiperonistas de crear una fuerza sindical antiperonista habían
fracasado. Pese a la intervención a la CGT y sindicatos afiliados, pese al
tratamiento preferencial a los gremios controlados pro sindicalistas “democráticos”
y pese a la intervención directa del estado en los conflictos
obrero-patronales, lo cierto es que la columna vertebral seguía intacta".
La recomposición
del sindicalismo peronista:
1- Derivó de la
practica sociopolítica de la clase obrera durante el '55-'57, el despliegue de
acciones reivindicativas contra los congelamientos salariales, que se
desarrollan en los niveles de empresa y rama de actividad. Estas acciones
permitieron reorganizar a los sindicatos y una nueva forma de cooperación: las
acciones intersindicales entre peronistas y comunistas, lo que permitió ir
organizando una dirección sindical paralela a la CGT intervenida.
2- El PC se
orientaba sindicalmente a implantarse en las empresas a través de establecer
alianzas con el sindicalismo peronista
3- La constitución
en 1957 de las 62 Organizaciones peronistas, núcleo de dirección política, del
sindicalismo peronista que permitirá cohesionar al activo sindical peronista en
todo el país.
El cuadro político de dirigencias sindicales no era
homogéneo: a principios del '57 existían: a) los gremios democráticos,
antiperonistas y vinculados al Gobierno (UTA); b) los gremios democráticos
independientes que criticaban al gobierno e iban acercándose a la oposición
sindical peronista-comunista (La Fraternidad); c) sindicatos no normalizados o
intervenidos (peronistas/comunistas) como la UOM. Además sobre la base
peronista, comunista e independiente se crea la Comisión Coordinadora
Intersindical de Gremios Normalizados (IS).
Esta jugo un papel activo en apoyo a huelgas sectoriales ferroviarias y
de municipales en 1957. En junio convoco
a un paro nacional de 1 hora, el primero luego del golpe militar del 55. Este
paro fue parcial, pero indicaba el importante grado de recuperación de los
sindicatos. La IS convoca para el 12 de julio una huelga general de 24 horas, que fue exitosa.
En este contexto de resistencia sindical, al gobierno,
se produjo, el 1º de Mayo del '57 la convocatoria oficial al Congreso Normalizador de la CGT., aunque
el fracaso del Congreso fue el fracaso del Gobierno y el sindicalismo
“democrático”. Como consecuencia inmediata emergieron 3 grandes grupos
sindicales: las 62 Organizaciones peronistas, los 32 Gremios Democráticos y las
19 Organizaciones, compuesta por comunistas e independientes. Este último se
disolverá a fines de ese año creando el M.U.C.S. (Movimiento de Unidad y
Coordinación Sindical) de orientación comunista. Con la constitución de las 62
Organizaciones se quiebra el intento del gobierno cívico-militar de reducir el
sindicalismo peronista a pura acción gremial pues su discurso se basa sobre 5
puntos:
1. Libertad de los detenidos gremiales y levantamiento
del estadio de sitio.
2. Derogación del decreto reglamentario de huelga
3. Derogación del decreto reglamentario del derecho de huelga
4. Aumentos de emergencia
5. Reanudación del Congreso de la CGT.
Sobre la base de estos 5 puntos las 62 y 19
organizaciones realizan 2 paros generales (uno de 24 y uno de 48 horas) entre
septiembre y octubre de 1957. La formación de las 62 organizaciones permite al
sindicalismo peronista no sólo hacer política sino convertirse en la fuerza
moral y material de la reorganización, del partido. Mientras el “sector
político” del peronismo permanecía pasivo y disperso, el creciente control del
peronismo de los sindicatos permitiría contar con recursos materiales para la
acción partidaria y recuperar la capacidad de los sindicatos de movilizar a los
trabajadores peronistas según sus objetivos tácticos partidarios.
IV.
Triunfo electoral del Acuerdo U.C.R.I./Perón: el sindicalismo peronista
recupera la CGT. (1958/61)
En 1958 se firmó el pacto Perón-Frondizi y en las elecciones
el peronismo apoya a la UCRI y esta se compromete a cambio legalizar al
peronismo, entregar la CGT a los sindicatos y terminar con las persecuciones a
los dirigentes políticos y sindicales de esa fuerza política. La UCRI no es
solo acompañada por el peronismo sino también por el Partido Comunista y otras
fuerzas de izquierda. El triunfo de la U.C.R.I. significó una doble derrota
para la Revolución Libertadora: en el plan económico
con el programa desarrollista-industrialista de la UCRI, era la antítesis de
los distintos programas de estabilización y crecimiento por exportaciones
tradicionales aplicados durante el gobierno provisional y en lo político, era el reconocimiento de la
legitimidad del peronismo y la apertura hacia el levantamiento de su
proscripción. Para el peronismo el triunfo de la UCRI y la perspectiva de
recuperar la legalidad, significaba el fin de la etapa de resistencia e intentos
insurrecciónales. Y para el sindicalismo peronista se abría la posibilidad de
recuperar la CGT
El nuevo Gobierno es consciente de tres cosas: a) que su
poder estaba basado en una alianza circunstancial con el peronismo; b) que las
FF.AA. estaban en su contra, por el
programa desarrollista-industrialista y con el acuerdo con el peronismo;
c) que tendría como enemigo a la UCRP. Para Frondizi sus primeros cien días
eran decisivos ya que si los superaba entonces podría aplicar su política, caso
contrario se originaría un golpe militar lo que lo obligó, entre mayo y agosto
de 1958 a establecer alianzas con el peronismo, con los sindicatos, la Iglesia
y con los EE.UU. Las medidas fueron:
- Aumento de
salarios.
- Sanción de
la Ley de Amnistía.
- Se derogan
los decretos que imponían restricciones a la actividad político-sindical.
No significa la restitución de la personería jurídica.
- Anuncia la
política petrolera (pretendía lograr el autoabastecimiento con inversiones
extranjeras en capital y tecnología).
- Posición
favorable a la libertad de enseñanza.
Tres de estas medidas tenían un único destinatario: el
peronismo. La ley de amnistía y el levantamiento de prohibiciones al peronismo,
tuvieron efecto limitado ya que algunos jueces no la extendieron a políticos peronistas
y no alcanzaba a perón.
La política petrolera pretendía en lo inmediato lograr
el autoabastecimiento a través de la investigación extranjera en capitales y
tecnologías.
El 27 de agosto de 1958 Frondizi anunció el objetivo de
reglamentar en la CN el “monopolio oficial en materia de enseñanza”. Era una
concesión a la Iglesia Catolica. La reacción estudiantil, liderada por la FUA,
y en contra de la reglamentación fue masiva y se prolongo hasta diciembre de
1959.
El resultado final de las medidas tomadas, fueron un
boomerang para Frondizi, la UCRP, el Partido Comunista., el Partido Socialista
y el peronismo se oponían a la política petrolera.; un amplio bloque
liberal-izquierda se oponía a la política educativa.
El movimiento sindical con los aumentos de salarios del
'59 se mantuvo expectante, pero cuando Frondizi propone las privatizaciones de
empresas estatales se abre otro frente de batalla, ahora con el sindicalismo.
El 17 de enero de ese año, un tanque Sherman derribó las puertas del
frigorífico Nacional, reprimiendo a 7.000 trabajadores que ocuparon el lugar
para impedir su privatización. Se produce una ola de huelgas convocadas por las
62 Organizaciones (asumiendo el rol de la CGT) por el tema de los frigoríficos,
los metalúrgicos, el transporte y los ferroviarios.
La política de Frondizi consistía en acuerdos con el
FMI, devaluación de la moneda, restricciones en el gasto y estímulo a las
empresas privadas, pero como no había un respaldo social, estas medidas
resultaron impracticables. En este contexto de rápido aislamiento político del
gobierno Frondizista, las 62 avanzaron exigiendo el establecimiento de la
legislación peronista y la devolución de la CGT.
En 1959 es sancionada la Ley de Asociaciones
Profesionales, y a partir de ella, el Gobierno inicia negociaciones con las 62
(coordinadora de los sindicatos), la cual había combinado los métodos
tradicionales de lucha con otros de índole terrorista. Era una lite que
denominaba “todas las formas de lucha”. La caída de Perón produjo
desorientación en el movimiento popular originando una formación de nuevos
dirigentes efectuando muchos de los cuadros gremiales sus primeras armas en las
organizaciones de la resistencia. Fue el caso de Vandor, dirigente de Philips
en el '56, que llegó a fines de ese año a ser Secretario General de la U.O.M,
en 1959.
La necesidad de vincular las luchas sindicales con la
vigencia de la democracia política, condujo al peronismo a aumentar la relación
sindicato/política. Ya no era lograr el retorno de Perón sino de forjar un
movimiento sindical socio-político capaz de promover la reorganización del
partido peronista y forjar alianzas civiles y militares para reconquistar el
poder para Perón.
Antes de las 62 organizaciones, hubo intentos de recrear
varias CGT`s y comandos “por arriba”. Estos fueron intentos que se
correspondían a una fase de represión y aislamiento de las bases. Pero, lo que
se necesitaba ahora era organizar la resistencia desde abajo y esto requería
una organización de combate y resistencia, representativa de los sindicatos
recuperados. Tal fue el origen de las 62
Las 62 operaban entre 1957-1958 sin apoyo partidario. En
la práctica jugaban también el rol del PP, lo cual estimulaba al sindicalismo
peronista para salir de la fábrica y proponer un programa económico-social para
la sociedad. Este programa (programa de la falda) fue aprobado en 1957 en córdoba y sus puntos centrales eran:
- El control
estatal del comercio exterior.
- Nacionalización
de empresas extranjeras monopólicas vinculadas a la exportación-importación.
- Planificación
de la comercialización.
- Nacionalización
de las fuentes de energía, de los frigoríficos.
- Estatización
del crédito.
- Reforma
agraria, extensión del corporativismo agrario.
- Control
obrero de la producción y distribución de la riqueza nacional.
Para resistir, el peronismo dio un giro a la izquierda
pero sin involucrarse demasiado formándose así en el '59 el Movimiento Obrero
Unificado (M.O.U.). Sus figuras mas destacadas eran Augusto Vandor
(metalúrgicos), Amado Olmos (sanidad), Roberto García (caucho). El MOU aprobó
una "Declaración de Propósitos", cuyos aspectos principales eran:
- Libre
discusión de los Convenios Colectivos.
- Control de
precios.
- Estabilidad
en el empleo.
- Paralización
inmediata de suspensiones y despidos.
- Cese del
plan de desnacionalización (cierre de importaciones a artículos de
fabricación nacional).
- Solución al
conflicto del Frigorífico Nacional.
- Devolución
de los sindicatos a los trabajadores.
- Normalización
de la CGT.
- Reforma
agraria para entregar las tierras a quienes trabajan.
- Levantamiento
del estado de sitio.
En octubre del '60 se conformó la Comisión de los 20,
compuesta por peronistas e independientes, para reclamar la devolución de la
CGT y presionando con hacer un paro general. Finalmente Frondizi se reúne con ellos,
firmándose más tarde un acuerdo en el cual se entregaría la CGT a la Comisión
de los 20, a cambio de que ésta convocara a un Congreso Nacional para aprobar
reformas de los cuerpos estatutarios y elegir autoridades. La CGT pasó a ser
dirigida por los sindicalistas, o sea que en síntesis, el sindicalismo
peronista había pasado primero por una fase de confrontación ('56/'57) y
segundo por una fase combinada de confrontación/negociación ('58/'61), logrando
la recuperación de espacios de negociación y el control de la mayoría de los
sindicatos y la CGT.
La nueva dirección cegetista, logrando el objetivo de
recuperar la organización, disminuyo el perfil de confrontación política con el
gobierno y cesa de calificarlo de agente de la oligarquía para exigirle
rectificaciones.
Con varios años de retraso Frondizi cumplía con uno de
los términos del pacto firmado en 1958, que posibilitaba a la UCRI la victoria
electoral. El sindicalismo peronista organizado en las 62 organizaciones,
aliado con el sector independiente y el MUCS, había aprovechado la coyuntura
política para recuperar su rol principal de
fuerza sindical. Al mismo tiempo tal cambio que origina la derrota
temporal de los objetivos antisindicales del liberalismo conservador, había
implicado simultáneamente el logro de conquistas socio-económicas para los
trabajadores. Como consecuencia de ello la identidad histórica peronista de la
mayoría de los trabajadores se conserva y se consolida. Por eso, cuando en 1960
las 62 se sintieron victoriosas decretaron la disolución del MOU.
V.
Ortodoxos e integración: un debate sindical estratégico (1961/62)
El desarrollismo necesitaba forjar una alianza con dos
corrientes sindicales, los peronistas y los independientes, para aumentar la
productividad del trabajo. Para el desarrollismo el sindicato no debía ser
destruido sino fortalecido como institución autorreguladora dentro de un
esquema de sindicatos integrados.
El acceso al desarrollismo al gobierno, había
significado el desplazamiento del bloque liberal-agrario, pues planteaba
sustituirlo con un bloque nacional-popular que retornase a las tradiciones
estatales y proteccionistas del peronismo, aplicando una estrategia
modernizadora con participación de capitales y tecnologías extranjeras.
Pero el atraso cultural de los partidos y el elitismo
frondizista, hacían difícil un acuerdo entre Gobierno y fuerzas sociales y
políticas. En un contexto socio-político de democracia, sin concentración
social y política las organizaciones comenzaron a funcionar legalmente, es así
que la delegación de los 20 decidió que una comisión sindical formase parte de
la delegación que iría a la Conferencia de la O.I.T. El esfuerzo sindical más tarde se orientó a
garantizar la aplicación de la Ley de Asociaciones Profesionales y la
cotización automática. Este punto de la ley establecía que un trabajador
aportaba al sindicato al comenzar su contrato, pudiéndose negar por escrito a
la empresa. Esa negativa no le quitaba la cobertura del convenio colectivo,
pero sí lo excluía del sistema de obras sociales administrado por el sindicato.
Estos cambios estimularon al sindicalismo peronista e independiente a acentuar
el componente socio-laboral en la acción sindical. Pero tal tipo de
confrontación contenía el peligro de estimular la emergencia de una corriente
sindical interesada en confundirse con el desarrollismo: tal corriente se
esboza con el llamado integracionismo representado entonces por Cardozo y
Gomis.
La emergencia de un sindicalismo integracionista fue el
resultado de: a) la tendencia del sindicato peronista a integrarse al Estado;
b) La prematura formulación estratégica de los integracionistas de que el
sindicalismo peronista, sin abandonar el objetivo del retorno del peronismo,
debía aceptar que la recuperación del poder político era una tarea a largo
plazo y que para cumplir con sus funciones socio-laborales el sindicalismo
peronista debía negociar con gobiernos no peronistas para recuperar su poder.
La segunda propuestas de los integracionistas era correcta y seria llevada a la
practica desde 1963 por el vandorismo. Aunque la mayoría de las organizaciones
rechazaron el intento "integracionista". Esta actitud era
comprensible ya que el Gobierno preocupado por la productividad, no avanzó a
una auténtica participación desde la CGT. Hacia 1961 se estancó el salario,
aumentó el desempleo y el precio de los productos básicos. La Comisión de los
20 continuaba normalizando la CGT pero frente a los cambios económicos, comenzó
a realizar huelgas. En este contexto de conflicto sindicato-gobierno, el emergente
integracionismo se disolvió.
La CGT a fines del '61 era una organización fuerte y en
1962 se convocó a elecciones para gobernadores, senadores y diputados en las
que se planteaba la participación o proscripción del peronismo. Esto creó un
dilema para el Gobierno ya que una derrota del peronismo lo podía acercar a un
compromiso con los partidos liberales; pero si el peronismo ganaba podría
ocurrir un golpe militar contra el Gobierno. Hasta el mismo Perón se mostraba
renuente a participar en los comicios por temor a que un triunfo peronista
ocasionara dicho golpe militar.
En las 62 existía la idea de colocar sindicalistas en
las listas peronistas por lo que ante esta realidad sindical, Perón cede y
avala la participación del peronismo.
En las elecciones vence el peronismo en 10 de las 14
provincias por lo que Frondizi anula las elecciones quedando en mano de las
FF.AA., que lo derrocan e instalan como
presidente civil en un gobierno militar al vicepresidente José M. Guido.
Pese al golpe de estado el peronismo no fue perseguido. El golpe solo había
sido para impedir el retorno al gobierno.
Lo sucedido no desmoralizó a la CGT que comprendió que
el objetivo era fortalecer aun más a las organizaciones sindicales y preparase
para futuras batallas de desgaste del resistente antiperonismo existente en las
FF.AA.
Segunda Parte: “Estrategia Vandorista para
convertir al sindicalismo en factor de poder”
VI.
Congreso Normalizador de la CGT (1963)
A principios de 1963 se realizó un Congreso Normalizador
de la CGT siendo el mismo liderado y homogeneizado por las 62 Organizaciones y
permitido por un nuevo gobierno militar.
En la reforma de estatutos lo principal fue:
1-
Se suprimiría en la declaración de principios la
adhesión a la ideología peronista, pero se reafirmaba el derecho de las
organizaciones sindicales a la acción política.
2-
Se reafirmaba (indirectamente) que la CGT lucharía por
el pluralismo político en el país, es decir por la legalización del peronismo.
3-
En materia de relaciones entre el Comité Central
Confederal (CCC) y sus afiliados, se anulaba la atribución de este de
intervenir a las organizaciones afiliadas y se preservaba su autonomía.
Expresaban un cambio sustancial en el manejo de la CGT: hasta 1955, el
poder del Secretariado y el CCC era legitimado por Perón, ahora ese poder era
legitimado por las uniones y federaciones mas fuertes.
4-
El secretariado seria elegido con el congreso y no, como
anteriormente en el CCC. Esta medida era democrática, pero también implicaba la
perdida de poder de los sindicatos pequeños y medianos.
El congreso emitió una declaración cuyos aspectos
centrales eran:
En
los Social
1-
Libertad de los detenidos y condenados por cuestiones
políticas
2-
Repudiar el decreto de la seguridad del estado,
restitución de las personerías gremiales suspendidas o canceladas, cese de las
clausuras a los locales de los sindicatos
3-
Plena vigencia de las leyes de previsión social,
creación de nuevas fuentes de trabajo, reincorporación de los cesantes por
causas gremiales y prohibición legal de los despidos en masa
4-
Otorgamiento de créditos liberales por el banco
hipotecario nacional para la vivienda obrera
5-
Participación de los trabajadores en la dirección de las
empresas, legislación para la mujer que trabaja.
En
lo Económico
1-
Efectivo funcionamiento del Instituto Nacional de
Remuneraciones y la urgente solución del problema de sueldos y salarios.
2-
Cambio total de las estructuras económicas, dando una
efectiva participación a los trabajadores en todos los órganos de conducción de
la vida económica de la nación
3-
Control de costos y fijación de precios máximos para los
artículos de primera necesidad y estabilización política de precios en
general con control sobre sus costos
4-
Anulación de los contratos petroleros
5-
Reforma agraria, realizada en profundidad, concretando
un sistema de distribución de la tierra.
En
lo Político
1-
Retorno a la constitución y al estado de derecho
2-
Levantamiento del estado de sitio
3-
Libertad de prensa oral y escrita
4-
Modificación del estatuto de los partidos políticos
permitiendo que el pueblo que coloque en pie de igualdad y pueda manifestar su
voluntad
5-
Amnistía amplia sin distinción de sectores.
6-
Eliminación de los servicios de inteligencia oficial es
de represión y de persecución de las ideas
7-
Defensa de los bienes patrimoniales de la Nación
(ferrocarriles, gas, agua y energía, teléfono, etc.), no permitiendo su
enajenación.
El Congreso fue liderado y homogeneizado por las 62
organizaciones. En ésta emerge la U.O.M. como sindicato líder, el sector
independiente fue incorporado al secretariado pero en minoría y pasa a ser su
Secretario General, José Alonso (Sindicato del Vestido), quien le da una etapa
de gran vitalidad política a la CGT., la que se sentía fuerte, capaz de jaquear
gobiernos y de ser la única organización socio-política liderada por el
peronismo con posibilidades de impulsar la recuperación y reorganización del
propio partido.
La CGT, realiza un interesante juego de actualización de
su programa socio-económico, pero sin modificar su tradicional postura en
desprecio de la democracia política, la cual es confundida y disuelta dentro de
la categoría de democracia formal.
Alonso era un dirigente sindical fuertemente
influenciado por corrientes preconciliares e integristas de la Iglesia
Católica.
El congreso Normalizador se desarrollo en condiciones
políticas particulares: el país había retornado a una semidictadura o dictadura
blanda, practicada por el presidente Guido. Pero al mismo tiempo el peronismo se sentía más fuerte, ya que se
había demostrado que el país era ingobernable sin la participación del
justicialismo.
La columna vertebral se percibía a si misma como la
fuerza socio-política peronista que había hecho posible un cambio en la
correlación de fuerzas en la sociedad política a favor del peronismo. En el
interior de las 62, se comienza a pensar que ésta era no solo "la columna
vertebral" sino el poder que decidía dentro del peronismo, aún a pesar del
propio Perón que debía aceptarlo para preparar su táctica y recuperar el poder.
Esta especulación se convertirá en teoría política y así nacerá el
"vandorismo" (es decir un sindicalismo vinculado al partido peronista
pero política y orgánicamente autónomo).
Por el contrario, el vandorismo acentuara la tradición
peronista de subsumir al sindicalismo en le partido peronista, con la
diferencia que según los cánones vandoristas el partido se subsumiría en el
acuerdo entre las 62 y núcleos partidistas “neoperonistas”. Para Perón
lógicamente esta ecuación no era aceptable.
VII.
Plan de lucha (1963/1964)
A partir de 1959 el crecimiento económico se había
sustentado en los procesos de acumulación de capital en los sectores
industriales productores de bienes de consumo duradero y la expansión de la
infraestructura. A partir de 1960 se inicia una larga fase de expansión
económica que se prolongó hasta 1974, pero esa expansión dependió de los
procesos de acumulación de capital en esos sectores, sin originar aumentos en
la ocupación industrial. El desarrollo industrial desigual dio como resultado
que los salarios dependieron cada vez más de la productividad sectorial. En
consecuencia el sindicalismo percibió (y en esta percepción reside un núcleo
teórico del vandorismo) que el centro del poder sindical se desplazaría de la
CGT a los “sindicatos fuertes”, capaces de imponer reivindicaciones laborales
diferenciadas.
El vandorismo fue quien propagandizó la celebre y
primitiva consigna “Ni gorilas ni marxistas, peronistas”. Tal consigna abarcaba
solo a las 62 organizaciones.
La CGT mantenía su carácter de promotora de un piso
básico para las condiciones salariales y sociales. Pero su función principal
era ahora más “política”.
El vandorismo tuvo que abordar otro asunto de gran
importancia (hecho político) este consistía en que el peronismo en general y
las 62 organizaciones en particular, tenían que aceptar que el retorno de Perón
al poder era inviable a corto plazo.
Perón alejado largo tiempo, carecía de capacidad para
dirigir el movimiento personalmente. Para el vandorismo se necesitaba una
dirección política peronista ubicada en el país y autónoma de perón
El vandorismo se orienta a construir una fuerza
político-sindical homogénea a través de las 62 organizaciones, de esta manera
podía controlar a la CGT e imponer decisiones políticas al interior del
movimiento peronista. La voluntad política de Vandor de dirigir el peronismo
sin perón generaría una nueva cultura política dentro del peronismo. El
vandorismo comprendió claramente que la reinstalación de la enorme fuerza
social y política del peronismo en la sociedad política a partir de 1958, presentaba 2 aspectos
contradictorios:
1-
Reinstalación de la tradición histórica del movimiento
construido entre 1944-1946 y mayoritario en la sociedad civil hasta 1955
2-
Esa rehabilitación se debería producir como
“cohabitación” con las FFAA, con los grandes grupos económicos, con la UIA, la
sociedad rural.
El vandorismo formuló una consigna organizativa clara:
controlar primero a los sindicatos industriales clave, en especial la UOM,
controlar luego la CGT y desde allí expandir la fuerza sindical al interior del
movimiento policlasista peronista, implantando a las 62 desde la base organica
(unidades básicas) hasta la direcciones provinciales y nacionales del Partido.
La consigna del vandorismo fue: "ni gorilas ni
marxistas, peronistas" y aceptando la convivencia con sectores
independientes que tenían en su poder a algunos sindicatos fuertes.
El vandorismo comprendió inmediatamente después de
realizado el Congreso Normalizador de la CGT que se estaban creando las
condiciones en el país para una nueva contraofensiva peronista: Por un lado el
nuevo gobierno cívico-militar se había debilitado luego de la lucha entre
azules y colorados 1962. Por otro lado, la política económica del gobierno, al
promover el traslado de ingresos del sector agroexportador, había provocado un
fuerte desequilibrio en el sector industrial, generando en 1963 la caída del
P.B.I., aumento de la desocupación y de la caída del salario real. El futuro
prometía un gobierno civil débil y sometido a fuertes tensiones sociales, lo
cual facilitaría el hostigamiento político y sindical peronista. Si bien el
gobierno de Guido se batía en retirada, no por eso cedía frente al movimiento
sindical, restableciendo limitaciones al derecho de huelga y prohibiendo
nuevamente la actividad política a los dirigentes sindicales. La CGT,
fortalecida por el congreso Normalizador considero que era necesario presentar
una batalla frontal frente al gobierno cívico militar y al mismo tiempo alertar
a un futuro gobierno civil que debería
negociar con los sindicatos: entre el 15 y el 18 de abril se reunió el CCC y
resolvió implementar un plan de larga
duración (1963/1964) cuyas principales
propuestas eran:
·
Actualización de salarios con relación al creciente
costo de vida.
·
Control de costos y fijación de precios máximos para
artículos de primera necesidad.
·
Propugnar la plena ocupación.
·
Pago de jubilaciones y pensiones atrasadas
·
Jerarquización de la enseñanza publica
·
Política crediticia orientada a reactivar la producción
·
Defensa de la producción del campo.
·
Plan de construcción de viviendas populares.
·
Reincorporación de cesantes por asuntos gremiales.
Este se realiza entre abril de 1963 y Junio de 1964 y
será la acción sindical mas prolongada en la historia del movimiento obrero
argentino, una larga guerra combinada de movimientos y posiciones. Este comenzó
con una entrevista con el presidente Guido, quien respondió con evasivas a los
pedidos sindicales lo que originó que dicho plan fuera ejecutado después de las
elecciones.
Elecciones del 7 de julio: Peronismo proscripto a través
del Frente nacional y provincial. También anularon la candidatura del
neoperonista Raúl Matera. El vencedor resulto la UCRP con Illia, que logró el
20% de los votos.
Una vez que el nuevo Gobierno asumió y ante la falta de
respuestas a sus reclamos, se reunió el CCC de la CGT decidiendo la realización
de una concentración y paro, durante la ejecución de esta nueva fase del Plan
de Lucha, la CGT se entrevista nuevamente con le presidente Guido el 26 de
agosto (los reclamos son políticos). Nuevamente el gobierno respondió con
evasivas. Entre agosto y octubre continúan las acciones de agitación. Pero no
se realiza ningún para general, dado que se espera la respuesta del nuevo
gobierno radical que sume el 12 de octubre. El 20 de octubre la CGT realiza una
nueva entrevista y tampoco recibe respuesta positiva. Sobre esta base en
noviembre se reúne la CCC quien decide realizar el 6 de diciembre una
concentración obrera frente al congreso nacional. Un día antes de la
concentración la CGT se entrevista con Illia y entrega un memorial con reclamos
laborales y políticos. Pero el paro de 10 a 16 horas para el día siguientes
seguía en pie. Con el paro y la concentración del 6 de diciembre la CGT considera finalizada la primera etapa del
Plan de Lucha.
El 16 de diciembre el CCC aprueba el inicio de la
Segunda etapa. El 28 de febrero se reúne nuevamente el CCC para ejecutar el
único punto en el cual se había coincidido con el gobierno radical: enviar
varios proyectos al congreso sobre la aplicación de la ley de abastecimiento,
aumento de montos mínimos a jubilaciones
y pensionados. El gobierno intentaba desplazar el conflicto hacia las acamaras
de diputados y obligar a la CGT a involucrarse en el funcionamiento del Poder
Legislativo y aceptar las decisiones de ese poder: la CGT acepto el reto del
gobierno, pero no se limito a enviar los proyectos si no que los acompaño con
medidas de fuerza, justificables plenamente en tanto la proscripción del
peronismo hacia que no contase con diputados y senadores peronistas.
La CCC resolvió el 1º de mayo impulsar una nueva forma
de acción sindical: se producen ocupaciones de fábricas siendo una forma de
lucha lindante con una postura "subversiva e izquierdista" puesto que
cuestionaba la autoridad de los empresarios. Pero el vandorismo estaba
dispuesto a ir más lejos hasta lograr que el movimiento sindical fuese
reconocido por el empresariado como "factor de poder".
Con ocupaciones de fábricas la CGT dio por iniciada la segunda etapa del
Plan de Lucha que no solo cuestionaba al
Gobierno sino a los empresarios.
EL CCC resolvió en su reunión del 8 de julio dar un
nuevo viraje y reinstalar las movilizaciones obreras dentro de un espacio
político mas amplio: de allí la resolución de convocar a Cabildos Abiertos, se
realizaron 45 cabildos abiertos zonales y provinciales y uno nacional. El plan de lucha logró el objetivo: demostrar
que la CGT era un "factor de poder",
y que se convirtiese en el eje de aglutinamiento de partidos políticos y
movimientos sociales populares. Pero en el interior de la organización obrera
el sector independiente indicó a las 62 Organizaciones que no estaba dispuesto
a ser el "furgón de cola" para desestabilizar al gobierno radical del
Dr. Illia. Y en las propias 62 había quienes pensaban con razón que el vandorismo
intentaba construir un peronismo sin perón
y que ello era inadmisible.
VIII.
Entre la democracia política radical o la “Comunidad Organizada”: el
sindicalismo peronista es atraído por el bloque cívico-militar golpista (1965)
El Plan de lucha solo logró demostrar que la CGT era un
factor de poder. Sin embargo, el peligro de que el plan de lucha desembocase en
una acción insureccional no estaba contemplado en las cúpulas del peronismo
sindical y político. Cuando el sector intransigente de Framini fue desplazado
de la dirección de las 62, el vandorismo se afianzó y reforzó su posición para
promover el diálogo con el gobierno y las FF.AA. para facilitar la
participación del peronismo en el sistema político y obligar a la UCR a
abandonar el objetivo de escindir al movimiento sindical promoviendo el paralelismo orgánico.
Pese a la estrategia dialoguista de las 62 los
independientes no deseaban ahondar el conflicto con el gobierno y tampoco eran
partidarios de apoyar una concepción político-sindical que servía para
fortalecer exclusivamente al peronismo. Por eso, a mediados de junio,
resolvieron mantenerse en el CCC pero retirarse de los cargos del secretariado
y del consejo directivo. Estos en el CCC celebrado en junio sostuvieron que
debía darse por terminado el plan de lucha ya que el gobierno había promulgado
la ley de salario mínimo vital y móvil.
En su 3º etapa, el Plan de Lucha debía desarrollarse sin
ocupación de fábricas y con centro de acción en los Cabildos y movimientos
frente al Congreso. Los independientes no aceptaron y esta etapa fue vinculada
con el llamado "Operativo Retorno" de Perón. Las 62 organizaciones
bajo el liderazgo de Vandor concibieron el plan de lucha como un largo
operativo estratégico en el cual las reivindicaciones laborales apuntalaban una
estrategia política de “objetivos múltiples”, acertadamente planteados por
Rodríguez lamas.
El Plan de Lucha terminó siendo una operación
desgastante para la CGT y que los objetivos laborales conquistados fueron insignificantes.
Lo importante políticamente era que ese plan había logrado éxito político. Por
una parte se logro quebrar el intento de la UCRP de dividir orgánicamente al
movimiento sindical y al mismo tiempo revitalizar la actividad sindical a nivel
de sectores y de empresas y por otra parte el plan demostró a la sociedad
política antiperonista que la estabilidad política del país dependía de la
participación electoral del peronismo y del reconocimiento de la CGT como “factor
de poder”. El plan de lucha hizo recordar a la sociedad política que no había
podido contar con un régimen democrático estable desde 1955, por ausencia de un pacto de
gobernabilidad con el peronismo.
Al finalizar el plan de lucha, las 62 organizaciones no
solo habían revitalizado a la CGT, sino también afianzado su hegemonía en la
central obrera.
La consolidación de la “columna vertebral” peronista en
la CGT, reforzó en el gobierno radical la errónea tesis de que era necesario
dividir al movimiento sindical. Pero que no se correspondía con su amplia
actitud política institucional de favorecer la progresiva legalización del
peronismo: 14 de marzo de 1965, en las elecciones para renovación parcial del
Congreso Nacional y otras autoridades provinciales, las listas peronistas de la
Unión Popular lograron triunfar.
La actitud antisindical de la UCRP devenía de su
carácter de partido liberal-popular basado en la clase media y liderada por una
elite política aferrada al paternalismo y al caudillismo patricio instalado por
Irigoyen. Pero, la UCRP era un partido liberal-popular decidido a restablecer
la democracia política sin proscripciones
En el accionar del peronismo estaba latente la opción de
un pacto con las FF.AA. para desalojar por la fuerza a la UCRP del gobierno.
La irracional confrontación entre la UCRP y la CGT llego
al sumun cuando en febrero de 1965 el gobierno promulga el decreto 969 de
Asociaciones Profesionales que intentaba democratizar a los sindicatos con
restricción de poderes a los órganos directivos.
En septiembre de 1958 se aprobó la ley 14.455 que reimplanta el régimen legal que rige durante los gobiernos peronistas: Los
trabajadores pueden constituir libremente y sin necesidad de autorización
organizaciones sindicales y tienen el derecho a afiliarse, reconocía personería
gremial a un solo sindicato (más representativo). En dicha ley la intervención
del estado era significativa.
El gobierno radical, intentó utilizar dicha ley para
limitar la capacidad de control de las 62. Se establece el voto secreto y
obligatorio para los afiliados, se otorga al Ministerio de Trabajo el poder de
suspender las personerías y se autoriza a las seccionales a manejar los aportes
de los afiliados.
La CGT condujo a jerarquizar el rol organizador de las
62 y los grandes sindicatos según la teoría Vandorista. Esto debilitó la
táctica de Perón de dirigir por encima de todo el movimiento.
El propósito del vandorismo por darle cauce a la
organización del movimiento en cuadros de conducción, no solo hería mortalmente
la relación entre el caudillo y la masa, sino que también tendía en última
instancia a sumar al peronismo a las reglas del juego del sistema de partidos.
Ello genero, como respuesta por parte del mismo perón, que envió a la
Argentina (como delegada personal) de su
esposa María Estela Martínez, con la finalidad de defenestrar por completo el
intento independentista y autonomista de Vandor.
Para Perón Vandor había ido demasiado lejos. Era
necesario desmontar el intento de organizar un neoperonismo, un peronismo “sin
perón”. Perón se vio obligado a actuar directamente en varias elecciones
provinciales llegando a dividir al propio peronismo para impedir triunfos
electorales del neoperonismo-vandorismo.
Todas estas alternativas eran seguidas por las FF.AA.
que veían que en las nuevas elecciones triunfaría nuevamente el peronismo. Para
las FFAA el golpe de estado era inevitable. No cabe duda de que radicales y
peronistas marchaban hacia el abismo. Para ambos partidos (radicalismo y
peronismo) era “fatal” un retorno de las FFAA al poder.
IX.
Golpe de estado de 1966: Avales y esperanzas sindicales
A principio de 1966 se desarrollaba en el interior del
peronismo una lucha abierta entre perón y Vandor, que controlaba las 62.
Mientras perón intentaba conservar el control del movimiento para golpear y negociar su retorno al poder,
el vandorismo se orientaba a constituir una especie de partido laboralista,
basado en los sindicatos, inserto en el sistema político real y factor de poder
en la negociación política.
La formula vandorista fue “para salvar a Perón hay que
estar contra Perón”. Vandor pensaba articular desde el “partido laborista”
amplias alianzas con el neoperonismo político y el desarrollismo.
El anciano líder decidió enfrentase con Vandor en los
campos partidario y sindical. En lo partidario enviando a Isabel Perón para
reorganizar el partido y limitar el poder del neoperonismo. El éxito de perón
es parcial gana en Mendoza pero pierde en Jujuy.
Al mismo tiempo Perón promueve la escisión de las 62,
ganando a José Alonso y al núcleo de los 19 sindicatos.
El vandorismo contraataca y el 15 de febrero Alonso es
destituido como secretario de la CGT y reemplazado por Fernando Donaires.
El sindicalismo peronista vivía su crisis interna en
medio de un agravamiento de la crisis económico-social: A mediados de diciembre
de 1965 Pugliese había informado al FMI que se ejecutaría una devaluación de la
moneda, restricción del gasto público y congelamiento de los salarios. El
objetivo era recibir nuevos créditos del FMI. EN enero de 1966 el gobierno
anuncio que los topes de aumentos salariales para el año serian del 15%.
En abril el congreso nacional, personado por los
sindicatos, modifico la ley 11729, restringiendo la capacidad de los
empresarios de despedir personal. La UIA, la sociedad rural, ACIEL, la CGE,
exigieron a Illia el veto de la ley pero este se negó: en los marcos de la
alianza circunstancial con el gobierno, la CGT convoco el 7 de junio a una
exitosa huelga general para frenar la contraofensiva empresarial. Esta alianza
CGT/gobierno duraría poco. Por que se produciría al mismo tiempo un acelerado
proceso de negociación entre las FFAA, el peronismo y el desarrollismo para
desalojar a la UCRP del gobierno. El peronismo opta por apoyar el golpe de
estado. Perón desde Madrid, avalo la especie local de que Onganía, líder del golpe
en marcha, era un “nuevo perón”: el débil gobierno minoritario radical,
debilitado por la crisis económica y acosado por las huelgas obreras y
estudiantiles se mostraba impotente para detener el golpe de estado.
EL 28 de junio de 1966 se produjo el golpe de estado. El
conjunto del peronismo apoya la asonada militar. Se iniciaba una larga
dictadura militar, autocalificada “Revolución Argentina”. La CGT, producido el
golpe, emitió una declaración en la cual destaca la afinidad ideológica entre
el peronismo y el nacionalismo católico del nuevo presidente Onganía,
Solo el débil MUCS se manifestó en contra de la asonada
militar.
Tercera Parte: “El Nacionalismo integrista
conservador en el poder: desventuras y repliegue vandorista. Emergencia de
corrientes sindicales de resistencia activa
a la dictadura militar (1966-1970)”
X.
El vandorismo criticado en sus fundamentos: escisión sindical. Formación de la
CGT de los argentinos y la CGT de Azopardo (1966-1968)
Las 62 vandoristas autocalificadas de “Leales a Perón” y
las 62 de “Pie junto a Perón”, simpatizaron
con el golpe de estado, al cual no solo valoraban como la
desarticulación de un operativo liberal sino además como la posibilidad de
reeditar el pacto sindicatos-ejercito de 1945.
El nuevo régimen militar comenzó por proscribir a todos
los partidos políticos, en tanto el objetivo de Onganía y su equipo
nacionalista-integrista, pensaba en la conformación de un movimiento político
corporativo. Para eso necesitaba sindicatos dóciles, por eso adopta la medida
de devolver la personería gremial a varias organizaciones intervenidas por el
gobierno radical. El acercamiento de Onganía a la CGT, no tenía como interés
promover el poder sindical sino señalar que los sindicatos tendrían un lugar en
el nuevo orden estatal si aceptaban las reglas del juego del gran capital y las FFAA.
En agosto se firmó la ley que establecía el arbitraje
obligatorio y cuando algunos sindicatos iniciaron medidas de fuerza fueron
intervenidos.
La intervención al Sindicato Unido Portuarios Argentinos
(SUPA) y la ley de racionalización de trabajo portuario origino la primera
huelga contra el gobierno militar que se prolongo durante 2 meses. Pese a estas
medidas antisindicales la CGT trataba de mantener buenas relaciones con el
gobierno.
El nuevo régimen formulo en noviembre el Programa
económico de la Revolución argentina de Orientación monetarista, cuyo objetivo
principal era modernizar la economía argentina. La estabilización de precios
internos y salarios era esencial. Para esto fueron congelados los segundos y
controlados los primeros.
La respuesta inicial de la CGT fue una huelga general el
14 de noviembre, esta solo logro el
desplazamiento del ministro de economía y su reemplazo por Kriger Vasena, vinculado
a las empresas subsidiarias extranjeras en el ramo de la alimentación.
La política de Vasena expresaba el intento de reinstalar
la economía argentina en el mercado mundial, sobre la base de modificar la
estructura de las exportaciones, a favor de los productos agroindustriales y en
detrimento del tradicional monopolio de cereales y carnes. Suponía un rápido
proceso de modernización y aumento de productividad de la economía argentina.
El medio fundamental era el reemplazo de la mano de obra por bienes de capital
y tecnología extranjera. Tal política condujo a la reducción de aranceles para
la importación y reformas impositivas que ocasionaron una ola de quiebras en
las pequeñas y medianas empresas, las principales fuentes de trabajo. Al mismo
tiempo el gobierno implanta fuertes retenciones a la exportación de productos
del campo, para subsidiar las exportaciones no tradicionales. Quien pagaría el
costo por esta política de apertura y modernización segmentaria, seria la clase
obrera que soportaba los aumentos de los precios de alimentos mientras que los
salarios estaban congelados. Las nuevas inversiones de tecnología, no eran
generadoras de empleo masivo y ocasionarían mayor desempleo. La desocupación se
aceleraría por el cierre de las empresas.
Entre 1967 y 1968 el país conoció una extraña calma
producto de la mezcla entre expectativa esperanzada y represión. Pero se
estaban acumulando subterráneamente tensiones sociales y políticas que podrían
desembocar en una profunda crisis política.
En 1967 el vandorismo continuaba controlando la CGT: su
táctica era dialogar desde posiciones de fuerza con el régimen militar.
El 3 de febrero el CCC por mayoría resolvió convocar a
un paro general el 1 de marzo que fue masivo. Pero la respuesta de la dictadura
fue rápida y contundente: se retiraron las personerías gremiales a la FOTIA,
FOETRA y a la propia UOM. También se suspendió la aplicación de convenciones
colectivas de trabajo y se limitaron beneficios sociales a los trabajadores de
la administración pública, ferrocarriles, puertos, servicios eléctricos, etc.
El vandorismo comprobó que había poco espacio para
negociar con el gobierno militar.
Al encontrarse frente a un estado altamente concentrado
y hostil, la dirección de la CGT no supo que hacer y una parte de la misma se
volcó hacia la capitulación lisa y llana. La derrota provoco un reagrupamiento
defensivo, uno de cuyos resultados fue la configuración del llamado bloque
oficialista. Roto el equilibrio de la clásica fórmula “presionar para negociar”
los participacionistas trataban de negociar de cualquier manera.
El vandorismo se había quedado sin espacio político,
dado que en ese momento el régimen no era impresionable por la fuerza teórica
de los sindicatos.
Las 62 siguieron divididas un tiempo mas, después de la
derrota que sucedió al paro general del 1 de marzo de 1967 y cuando sus
dirigentes llegaron a un acuerdo de
unidad, su fundamento residía más bien en la impotencia mutua para hacer frente
a la situación.
Durante 1697 los dirigentes gremiales llegaron a
comprender que los sindicatos como grupo de presión habían llegado al límite de
sus posibilidades durante el pico de movilizaciones en 1964.
El retorno del jefe popular era imposible, a nos ser que
mediara una gran acción de masas que infringiera una derrota decisiva al
régimen oligárquico, como la que años después le proporcionaría el Cordobazo.
Los sindicatos a su vez no se proponían ninguna
insurrección, sino en todo caso imponer todo el peso de su clase social en la
mesa de negociaciones.
La crisis del movimiento obrero habría de prolongarse
hasta mayo de 1969, con el Cordobazo.
Antes de que estallara el Cordobazo y las grandes
movilizaciones en el interior del país, el cuadro sindical experimento un nuevo
reagrupamiento. En marzo de 1968 la división del movimiento obrero quedó
institucionalmente consagrada. En ese mes una comisión provisoria de 20
miembros (los dos peronistas e independientes) a la que había quedado reducida
la conducción de la CGT (desde 1967), convocó al Congreso Normalizador Amado
Olmos. Pero antes de dar comienzo a las deliberaciones, el sindicalismo estaba
nuevamente dividido en dos fracciones.
A la derrota de la huelga del 1 de marzo le siguió una
larga etapa de parálisis del movimiento obrero, que se prolongaría hasta mayo
de 1969, con el Cordobazo. No era solo consecuencia de la derrota, era también
el producto de participacionistas y dialoguistas de no hostigar el régimen de
Onganía.
La pasividad la dirección de la CGT (estaba en manos de
una comisión de 20 gremios de los 62´ y los independientes) no era compartida
por diferentes corrientes sindicales que planteaban la oposición frontal al
régimen militar. Estas corrientes eran: sindicalismo peronistas combativo de
orientación cristiana; sindicalismo clasista pluralista y los sindicatos intervenidos
por la dictadura militar, la 62 de pie. En su conjunto, estas corrientes tenían
un objetivo sindical común: desalojar a la alianza Vandorista-independiente de
la dirección de la CGT.
Para los días 28/29 y 30 de marzo fue convocado por los
20 el mencionado Congreso Normalizador: en este, se enfrentan 2 posturas
antagónicas que se expresan alrededor de un tema puntual: reconocimiento o no
de los delegados de los sindicatos intervenidos. Triunfa la postura de
incorporar a los delegados de los sindicatos intervenidos originando el retiro
del vandorismo. La organización sindical que sale de este congreso, será
conocida como la CGT de los argentinos. Y tendrá vigencia solo por dos años,
disolviéndose en 1970.
Las 62´ vandoristas mantienen control sobre la central
de Azopardo y los fondos sindicales
pasando a denominarse la CGT Azopardo. Esta división se extiende al interior
del país. Los sindicatos participacionistas liderados por Luz y Fuerza
permanecen neutrales pero con conexiones con la CGT de Azopardo. La CGT de los
argentinos adopto un programa de liberación nacional y social. Y una táctica
política de confrontación abierta con la dictadura. Pero el bloque de
sustentación era heterogéneo y pronto parte de los sindicatos intervenidos y
sectores de las 62´ comienzan a abandonarla. Esta soporta una creciente
represión de la dictadura a través de nuevas intervenciones y detenciones de
dirigentes sindicales.
En el desplazamiento de organizaciones sindicales de la
CGT de los argentinos a la CGT de Azopardo tuvo importancia otro hecho: a
principios de 1969 se produce la reconciliación de Perón con Vandor y el
acuerdo de reunificar las 62 organizaciones. Al fin de cuentas, el vandorismo
expresaba la tradición sindical peronista y podía ser “recuperado” y colocado
bajo el liderazgo estratégico del líder exiliado.
El interés de Vandor por llegar a acuerdos con perón era
también fuerte, en tanto no solo tenia que enfrentarse a combativos y
participacionistas, sino que necesitaba el apoyo de perón para mantener el
control de las 62.
La CGT de los argentinos fue una fuerza socio-política
propagandística de la subversión frente a lo existente. Ese rol fue importante
porque estimulo la formación de núcleos
sindicales combativos, en comisiones internas, en cuerpos de delegados y
en direcciones sindicales, lo cual tendría suma importancia, pues empalmaría
con un cuadro de gestación de movilización espontánea de los trabajadores en
diversas áreas del país y cuya simbiosis dará lugar al Cordobazo.
XI.
El Cordobazo, nuevas izquierdas encuentran espacios políticos para intentar
instalarse en la sociedad (1969)
En junio de 1968 se celebra el congreso extraordinario
de la CGT Azopardo, que se reúne bajo el lema de “por las libertades públicas y
salarios dignos y contra la desocupación y los monopolios”
El congreso plantea un programa de de acción, compuesto
por un plan de emergencia, un plan de corto plazo y un plan de mediano plazo.
En su conjunto se trata de un programa de reactivación económica, mejoras
salariales, políticas sociales y restablecimiento de los derechos de
organización y actividad sindical.
El país era un polvorín seco y solo se necesitaba una
mecha para encenderlo y esa mecha fueron los radicalizados estudiantes
universitarios. En las movilizaciones universitarias se observaba dos hechos
sumamente importantes: recibían apoyo de las clases medias urbanas empobrecidas
por la política económica del régimen y
de núcleo trabajadores sindicalizados que canalizan su protesta social al margen de las organizaciones sindicales.
En este contexto de “suversionismo espontáneo”, se
produjo una situación particular en la
ciudad de Córdoba. En esta ciudad, permeable a las ideas políticas renovadoras,
se desarrolla en la década de los 60 una clase obrera moderna y joven, en las
industrias dinámicas metalmecánicas, automotriz y otras. Se conforma una
compleja trama de relaciones entre obreros, estudiantes e intelectuales.
El 29 de mayo de 1969 luego de una asamblea obrera en el
sindicato SMATA, los trabajadores marcharon hasta el centro de la ciudad para
cumplir con la resolución del plenario intersindical: Paro activo. A esta
manifestación se unen universitarios, jóvenes de los barrios y sectores de la pequeña burguesía: la
manifestación se transforma en ocupación de la ciudad. La policía retrocede los
manifestantes forman barricadas. Los bancos de Londres y británicos, la empresa
Ford y otras son atacadas y sufren destrozos. El sindicato luz y fuerza deja a
la ciudad sin luz. Al anochecer del 29 el III Cuerpo del Ejército resuelve
entrar en la ciudad y logra sofocar el levantamiento. El 30 la ciudad es
paralizada por una huelga general. Se ha producido el Cordobazo.
Como consecuencia del Cordobazo se produjo en la clase
obrera cordobesa una ruptura con la cultura sindical peronista tradicional y
ello permitió que se iniciase un proceso de sustitución por “otras” culturas
obreras de signo izquierdista, articuladas en la práctica de la democracia
sindical. El Cordobazo produjo un cambio sustancial en los métodos de lucha:
Ocupaciones de establecimientos con asambleas autoconvocadas, paros “activos”
con abandono de los lugares de trabajo, movilizaciones callejeras, restablecimiento
del rol organizador de las comisiones internas y cuerpos de delegados. En el
plano ideológico se produjo la emergencia de una cultura sindical clasista
articulada en genéricas ideas socialistas.
Hasta 1968 la actividad sindical había tenido por
escenario los despachos oficiales y las gerencias de las empresas, mientras que
a partir de 1969 desciende a los galpones fabriles y se vuelca en las calles.
A partir de 1946 y hasta 1968 el sindicalismo argentino
había utilizado fundamentalmente el pedo numérico de sus cotizantes para
introducirse en el juego de las fuerzas que rige las relaciones entre los
factores de poder en la cúpula social y política. Pero a partir de 1969 la
participación de las bases comienza a resurgir, desbordando frecuentemente a
dirigentes y aparatos.
La primera consecuencia del Cordobazo en el movimiento
sindical cordobés fue la conquista por el clasismo de la dirección de los
sindicatos de la empresa FIAT. Esta experiencia duro solo hasta 26 de octubre
de 1971 cuando ambos sindicatos fueron intervenidos por el gobierno militar.
La Segunda consecuencia fue: que se produjo un nuevo
corte en el sindicalismo local: hasta el Cordobazo existían 2 regionales la CGT
regional “ortodoxa” que se mantenía neutral entre ambas CGT´s y la CGT
legalista que se alinea con la CGT
Azopardo. En la 2º mitad de 1969 se forma una coordinadora integrada por 40
organizaciones sindicales lideradas por corrientes combativas y clasistas que
se convierte en dirección ejecutiva del sindicalismo cordobés.
Esto comienza a incidir en otras ciudades y zonas
industriales estimulando el desarrollo de diversas modalidades de sindicalismos
combativos y clasistas.
Desde 1969 la resistencia obrera se concentro en el
interior del país, permaneciendo relativamente pasivos los trabajadores de la
capital federal y el Gran Buenos Aires.
El surgimiento de la violencia contestataria fue, en las
condiciones argentinas, un fenómeno inevitable, si tenemos en cuenta que desde
el estado y partidos/agrupamientos sociales derechistas y empresariales, se ha
ejercido sistemáticamente la violencia
como instrumento para poder ejercer el poder abiertamente desde 1930.
El periodo del surgimiento y consolidación de nuevos
agrupamientos político-militares que inician actividades guerrilleras en el
país va desde 1969 a 1972. Las principales formaciones político-militares son:
- En el campo
marxista: el partido revolucionario de los trabajadores-ejercito
revolucionario del pueblo (PRT-ERP)
- En el campo
peronista: Las Fuerza Armadas Peronistas (FAP)
- Fuerzas
armadas revolucionarias (FAR)
- Montoneros
Debe también señalarse que como consecuencia del clima
de cultura contestataria de izquierda se desarrollan nuevos partidos
marxistas-leninistas, como el partido comunista revolucionario (PCR) y
vanguardia comunista (VC).
La dictadura militar erosionada por la carencia de apoyo
social, cuestionada políticamente por la movilización popular y debilitada por
la escisión interna en el ejército al emerger el lanussismo opuesto al
nacionalismo integrista-comenzara a partir de 1969 a aplicar una táctica de
retirada ordenada.
La preocupación principal del régimen conservador
autoritario será neutralizar las movilizaciones obreras y populares. Pero ello
obligaba al régimen a buscar interlocutores, para negociar una salida
honorable, en el campo de los partidos políticos tradicionales y en el moderado
sindicalismo peronista histórico: esta necesidad de apertura obligaba al
lanussismo a desembarcarse del tozudo integrista general Onganía.
XII.
La CGT reunificada: Congreso Nacional de 1970. Subsunción del vandorismo en la
estrategia de Perón.
Como parte de su estrategia de la negociación con la oposición
moderada, el gobierno militar decide en julio de 1970 favorecer la
reorganización de la CGT.
Suárez era un peronista que colaboraba desde 1966 con el
régimen militar. El reorganizador Suárez en acuerdo con las 62 y los
paricipacionistas de la Nueva corriente de opinión conforma una comisión
integrada por 14 sindicatos. Luego de la formación de esta comisión, los
directivos de la CGT renuncian. Pero las 62 vandoristas reunificadas forman
como “reaseguro” una nueva comisión de las 20 ante el peligro de que la CGT sea
entregada a los “paricipacionistas”. Esta comisión permite a los sindicatos de
las 62 por un lado negociar con la intervención pero por otro mantener una
dirección sindical nacional autónoma de la CGT.
La comisión de los 20 plantea un programa mínimo de
acción sindical de cuatro puntos. Mientras tanto negocia la normalización de la
CGT:
1-
libertad de los detenidos gremiales y derogación del
estado de sitio
2-
devolución de los gremios intervenidos a sus legitimas
autoridades
3-
Aumento de emergencia a los trabajadores activos y
pasivos precio congelamiento de precios y convocatoria a paritarias
4-
Reincorporación de cesantes por causas gremiales.
La decisión de las 62 fue inteligente, no contaban con
Vandor asesinado en 1969, pero era dirigida por lideres experimentados. Sin
romper negociaciones con Suárez, el 27 de agosto la convención de los 20
convoca a un exitoso paro general nacional, en el cual participan sindicatos
enrolados en el participacionismo (como la UOCRA).
Los 20 convocan para el 1 de octubre a un paro activo de 36 horas: el objetivo
principal es obligar al régimen militar a aceptar el liderazgo de las 62 y
abandonar el intento de Onganía de entregar la CGT a los participacionistas: el
gobierno amenaza con la represión, incluido el fusilamiento de los dirigentes
sindicales, hubo deserciones en las 62.
En definitiva predomina la tesis de levantar el paro.
Las 62 se dividen entre los partidarios y opositores al levantamiento de la
medida de fuerza: el gobierno saca la conclusión de que los sectores duros de
las 62 han sido derrotados y especialmente que la UOM, ha perdido fuerza. En
función de esa valoración. El interventor Suárez forma una comisión asesora con
sindicalistas participacionistas, sindicalistas expulsados de las 62 por promover
levantar el paro y sindicalistas del antiguo nucleamiento de NO alineados. Esta
comisión se transforma en comisión Nacional Reorganizadora y Normalizadora.
Estos saben que la normalización es imposible sin un acuerdo con las 62 y en
particular con la UOM.
El 2 de julio, se realiza un congreso con todos los
sectores. Este se realiza en nuevas condiciones políticas, Onganía había sido
derrocado y el nuevo presidente era Levingston.
El congreso produjo una declaración con la siguiente
declaración:
- Rectificaba
el derecho de huelga
- Reclamaba
la restitución a los sindicatos de las Obras Sociales intervenidas por el
gobierno.
- Reclamaba
reimplantación del régimen de
negociaciones colectivas, entre otras.
El programa criticaba al monetarismo practicado en materia
económica por el gobierno de Onganía
Otro aspecto central de la declaración es que la CGT se
adhería a la acción antigubernamental “antisubersiva” y se definía por la
preservación del patrimonio material y espiritual de los argentinos frente a
cualquier género de agresión externa.
En enero de 1971 el gobierno concedió a los sindicatos
ciertas mejoras: aumento salarial del 6% sobre los salarios reales; elevación
del salario mínimo y convocatoria a comisiones paritarias. La CGT abre una
etapa de expectativas frente al nuevo ministro de economía, pese a que son
intervenidos dos sindicatos importantes de las 62.
La fuerza principal en el gobierno de la fallida
Revolución Argentina era el lanussismo, cuya principal preocupación era ya
buscar una salida electoral, pero a la cual llegase con el consenso de
radícale, peronistas y la derecha conservadora para promover un candidato único
apoyado también por las FFAA.
XIII.
La columna vertebral relegada: “Cámpora al gobierno, Perón al poder” (1972-
Julio 1973)
Las consecuencias principales del Cordobazo fueron las
renuncias de Vasena y la división de las FFAA.
A partir de la caída de Onganía la dictadura militar
comienzo un repliegue ordenado que consistía en buscar apoyo en los partidos
para una salida concertada, en la cual las FFAA continuaran jugando un papel
central y aislar política y socialmente a las organizaciones político-militares
y proceder a su aniquilamiento militar.
El gobierno de Onganía, salvo la ley de obras sociales,
no dejó margen para las peticiones sindicales.
La táctica efectiva del vandorismo, golpear primero y negociar después, perdió efectividad y un sector,
los participacionistas, intento acercarse al régimen militar, produciendo la
división del sindicalismo.
Durante casi tres años (1966-1968) la mayoría de los
dirigentes sindicales no colaboraron con el régimen militar, pero se
mantuvieron pasivos: recién con la formación de la CGT de los argentinos en
1968 se genera un polo de resistencia sindical. Este se amplia con los
clasistas SITRAC y SITRAM.
A partir de 1971, producida por el Cordobazo la ruptura
del dique represivo, comenzaron a generalizarse las huelgas, por empresa,
sectoriales y llegaron las primeras huelgas generales impulsadas por la CGT
reunificada.
La dictadura militar, en su ultima fase lanussista
intento montar el Gran Acuerdo Nacional (GAN) cuyo objetivo central era llegar
a un compromiso entre partidos políticos, organizaciones empresarias y a las
FFAA para una candidatura en común. Tal maniobra incluía la proscripción de Perón
y subestimaba el grado de conciencia antidictatorial y antimilitarista generada
en el pueblo.
Perón logro entre 1971 y 1972 formar un bloque político
antagónico al GAN, la llamada Hora del Pueblo, en la cual estaban todos los
partidos políticos salvo el PC y la derecha liberal. Se sumaron a su apoyo la
CGT y la Confederación General Económica: luego de destruir al GAN, perón
estimulo la formación de su propia fuerza, el Frente Justicialista de
Liberación Nacional (FREJULI). Los montoneros fueron incorporados al FREJULI
El gobierno fijó para el 11 de marzo 1973 las elecciones
nacionales. Sin ningún control por el régimen militar, pero si perón estaba
proscripto ningún partido apoyaba al GAN. EL FREJULI logra el 49.5% de los
votos. Cámpora al gobierno Perón al poder.
Héctor Cámpora presidente y Solano Lima vicepresidente.
La izquierda ocupaba los ministerios más políticos. El bastión de la derecha
fue el ministerio de Bienestar y social.
Renuncian Cámpora y solano lima y Perón llega al poder con
la formula Perón-Isabel de Perón. Su
convocatoria a la paz tenía más adherentes en la oposición y en las FFAA, que
entre sus propios partidarios.
Para Perón era vital el apoyo incondicional de la
Columna vertebral: pero en 1973 las relaciones entre Perón y las 62 no eran
optimas, por las siguientes: a) debido a que este como fuerzas articuladoras de
un movimiento político amplio (FREJULI) había optado por el staff político
peronista y los montoneros y nos por las 62, b) las 62 observaban que el nuevo
gobierno peronista (su gobierno) les colocaría en el rol del sindicalismo
oficialista y no estaban seguras de que resultase un buen negocio, salvo que se
les recompensase con una fuerte cuota de poder c)Perón había alabado a los
montoneros.
Desde 1955 Perón había elaborado una estrategia de
desestabilización permanente del sistema político y sus apoyos coyunturales habían sido solo
maniobras tácticas subordinadas al objetivo de impedir la formación de
alternativas políticas no peronistas hegemónicas en la sociedad.
La practica ejercida durante 17 años había terminado por
generar una cultura sindical pragmática y al mismo tiempo autónoma del resto de
las instituciones partidarias: por eso los sindicalistas peronistas no estaban
dispuestos a aceptar que Perón los relegase fácilmente de los centros de poder
partidarios y estatales: desde el primer momento del gobierno de Cámpora las 62
se lanzaron a recuperar su influencia sobre el líder. Al mismo tiempo
acentuaron sus criticas a los infiltrados, es decir a los montoneros.
El pacto social (elaborado por el ministro de economía)
en su esencia era un compromiso entre sindicatos, empresarios y el estado para
compatibilizar la necesidad de mejorar la distribución del ingreso con la
necesidad de frenar la inflación con la reactivación de la economía.
El pacto social fue el resultado de un proceso iniciado
en 1971 de búsqueda de dotar primero al pacto político (hora del pueblo) y
luego al pacto electoral (FREJULI) de una base de sustentación
sindical-empresaria sólida.
Consistía en:
- Eliminar la
desocupación y el subempleo
- Elevar el
nivel adquisitivo de los salarios, con una justa distribución del ingreso
- Eliminar la
marginalidad social: atender las áreas de salud, vivienda, educación y
asistencia social.
- Terminar
con el descontrolado proceso inflacionario y la fuga de capitales, entre
otras.
Definición de una política irreversible que tiene por
objeto el aumento de la participación de los trabajadores en el ingreso
nacional, en el marco de una nueva concepción de la remuneración del trabajo y
de las relaciones entre los sectores sociales, punto de partida del proceso de
reconstrucción y liberación nacional.
La base social de la CGE era la pequeña y mediana
industria, pero la cúpula era dominada por grandes empresarios industriales de formación
estatal-industrialista.
En 1975 las entidades empresarias del campo estarán
abiertamente contra el gobierno de perón y conspirando para un golpe militar.
La situación económica del país no era favorable para
una rápida recuperación de los salarios. Lo único favorable a un plazo mediano
era que la economía crecía moderadamente.
La CGT acepto la política coyuntural del gobierno:
aumento los salarios del 20%, suspensión de las negociaciones colectivas por 2
años y congelación de precios. Se argumento que aceptaban las medidas para
salvaguardar el salario real. Pero en realidad era un sacrificio del sindicalismo para congraciarse y
recuperar influencia sobre Perón.
Para los trabajadores sindicalizados, el retorno de Perón
al gobierno, implicaba la posibilidad de presionar a los empresarios para
superar los límites salariales establecidos en el Pacto Social, por que sabían
que Perón necesitaba de la concentración social para estabilizar el nuevo
régimen. Pero al mismo tiempo creían que sus amplios derechos a la organización
y movilización recuperados, podían permitir la presión a los empresarios y
lograr éxitos sectoriales y de empresa. De allí que de junio a septiembre de
1973 se registraran mas de 120 conflictos por renegociación de contratos de
trabajo e implementación de escalafones.
DANIEL JAMES. “Resistencia e Integración”
La Era de Vandor. 1962-1966
Capitulo
7: La Burocracia sindical: poder y política en
los sindicatos peroistas.
El
Vandorismo: Elementos de una imagen
VANDOR, líder de los
obreros metalúrgicos, personificó una actitud de aceptación de la necesidad de
llegar a un acuerdo y encontrar un espacio dentro de los límites de la
situación.
En lo político: El
Vandorismo significó el empleo de la fuerza política y la representación que
los sindicatos tenían como fuerza dominante del peronismo y que también tenían
por ser el único sector legal del movimiento, para tratar y negociar con otros
“Factores del Poder”.
La imagen del líder
sindical Vandor, reforzó la visión de sindicatos peronistas como parte
fundamental del sistema político y social. Fue una imagen que dirigentes
gremiales se apresuraron a adoptar, en particular la CGT intentó fortalecer
esta imagen.
Para 1962, las 62
Organizaciones estaban en clara posición mayoritaria respecto de los gremios no
peronistas. Controlaban todos los sindicatos industriales y todos menos uno de
los comités regionales de la CGT. Las negociaciones que allanaron el camino
hacia el congreso de enero representaban a un acuerdo entre el sector
vandorista del peronismo y los independientes. Vandor insistió en que el
secretario general fuese un peronista (Alonso) y los independientes cedieron
también varios puestos clave.
La base del poder de
Vandor fuera de la UOM era su control sobre las 62. Para 1963 los líderes más
intransigentes de la línea dura habían renunciado. A medida que los vandoristas
dominaban más sindicatos, se fue desmovilizando a las bases. Durante la crisis
económica de 1962-63 se asistió a la culminación de este proceso. Los
empleadores y líderes sindicales aprovecharon esta situación para librarse de
muchos activistas. También llegó a ser sinónimo de Vandorismo el empleo de
matones para intimidar a los posibles opositores.
Asegurado su sostén en
las 62 Organizaciones y confirmada su posición dominante dentro de la CGT, la
jefatura sindical peronista dominante entro de la CGT, estaba preparada para
hacer sentir su peso.
·
Para
1962 la economía Argentina había entrado en una profunda crisis.
·
El
mercado Argentino era muy pequeño para proporcionar un estímulo continuo a las
nuevas y dinámicas ramas de la
industria.
·
Se
exigía, para la producción de bienes duraderos en petroquímicas, automóviles y
artefactos eléctricos, grandes inversiones de capital, que debían provenir en
gran medida del exterior, e importación de equipos tecnológicamente avanzado.
·
El
intento de seguir expandiendo la industrialización, condujo al aumento del
déficit de la balanza de pagos
·
El
cuello de botella de las divisas extranjeras tuvo efectos inflacionarios.
·
A
medida que el déficit empeoró los gobiernos argentinos se vieron forzados a
volverse a las tradicionales exportaciones agropecuarias para pagar los
intereses de la deuda externa.
·
Con
el fin de acrecentar el valor de esas exportaciones, la Argentina recurrió a
varias devaluaciones.
·
En
1962 Plan de Emergencia patrocinado por el FMI.
·
Resultado
para la clase trabajadora: recesión industrial que aumentó espectacularmente en
desempleo así como nuevos niveles de inflación que repercutieron en el salario
real.
Resuelto el conflicto con
el triunfo de la facción más moderada = Cúpula sindical ► 1963 Semana de
protesta contra las políticas económicas del gobierno de Guido ► Huelga General
24 hs. Al mejorar la situación económica
a fines del 63y avanzado el 64, la CGT intensificó su actividad para recobrar
el terreno perdido. Sus presiones sobre el gobierno radical de Illia condujeron
a la segunda etapa de aplicación del Plan de Lucha en 1964 (Plan: ocupaciones
de fábricas). El principal abogado de esta táctica en los cuerpos directivos de
la CGT fue VANDOR, y la industria metalúrgica abrió la marcha en las
ocupaciones.
En las elecciones parlamentarias de 1965 triunfó un
poderoso bloque de diputados peronistas, cuya campaña había sido realizadas por
las 62 Organizaciones y fueron elegidos muchos sindicalistas.
Importantes
factores que contribuyeron al poder de la cúpula sindical
La base estructural del
poder institucional de los sindicatos se encuentra en la ley 14.455, o Ley de
Asociaciones Profesionales (aprobada por Frondizi en 1958). Esta ley
restablecía el sistema creado por Perón del sindicato único, es decir el
reconocimiento legal de un solo sindicato dotado de derechos de negociación en
cada industria, en plano local o nacional.
La ley diferenciaba a:
- Los sindicatos de 1° grado: En
cada provincia y en Capital Federal organizaban a los trabajadores de
igual oficio o área de industria.
- Segunda categoría:
Comprendía a las federaciones que
agrupaban a los sindicatos de 1° grado de las distintas provincias.
- Tercer nivel de organización:
Confederación que reunía a las federaciones.
Lo que
prevalecía en los sindicatos más grandes e importantes del país era la
estructura no federativa. Se debe tener
en cuenta que si bien había muchas federaciones que representaban a sindicatos
locales en alguna industria determinada, esto no era de ningún modo sinónimo de
verdadera libertad respecto del control central. La mayor parte de las
federaciones tenían sus sedes en Bs. As. y estaban dominadas por el sindicato
de la Capital Federal.
En consecuencia, la ley
de Asociaciones Profesionales no sólo garantizaba los derechos de negociación
de las direcciones sindicales sin temor de la posible competencia de sindicatos
rivales, sino que también echaba las bases para una estructura sindical que
contribuyó a asegurar el control centralizado dentro de un gremio.
En los estatutos de los
sindicatos abundaban las cláusulas que prohibían la “provocación de desórdenes”
o el “comportamiento incorrecto”
Los recursos del sindicato provenían de
diversas fuentes:
·
La
cuota sindical: aporte básico al gremio
·
La
cuota asistencial: también pagada por los afiliados, destinada al mantenimiento
de los distintos servicios que los sindicatos ofrecían en sus obras sociales.
·
Los
empleadores, además, pagaban cierto aporte a los fondos de las obras sociales.
·
Cuotas
extraordinarias.
Las sumas puestas a
disposición de los dirigentes sindicales eran altísimas. Las mismas constituían
un importante factor explicatorio de la violencia asociada al gremialismo
peronista, así como de la corrupción personal. Esos caudales constituían la
base de toda una gran gama de servicios sociales.
El sistema no sólo
gravitaba por lo que representaba en términos monetarios, sino también por lo
que representaba en cuanto a empleos, influencia y prestigio: El sistema de
protecciones y prebendas de los sindicatos estaba construido sobre una compleja
pirámide de intereses entrelazados tanto en el interior de los sindicatos como
dentro del movimiento en general, pirámide cuya cúspide ocupaban los sindicatos
más poderosos. Por otro lado, la cúpula tenía la posibilidad de controlar las
elecciones.
La Ley de Asociaciones Profesionales, reimplantó el sistema
establecido por Perón de que la lista ganadora se adjudicara todos los cargos
directivos. Salvo en circunstancias excepcionales y en algunos gremios, ninguna
provisión disponía la representación de la minoría.
Cada gremio tenía
requisitos que debía cumplir una lista para poder presentarse:
Þ
Era
preciso que cierto número de afiliados al gremio la hubiera apoyado formalmente
por escrito: se necesitaban entre el 10 y 30% de las firmas de todos los
afiliados.
Esto representaba un
obstáculo considerable, porque presentarse como patrocinante de una lista
opositora significaba exponerse a represalias, y si llegaban a reunir las
firmas estas podías ser objetadas, y así podían eliminarse muchas firmas. Otro
procedimiento consistía en que la gerencia despidiera de la empresa a los
dirigentes opositores antes de que hubieran cumplido en la planta el número de
años de trabajo necesario para se candidatos. Otra arma de las direcciones
consistió en el control de la junta electoral ► empleo de métodos fraudulentos
(empezó a hacerse más frecuente en 1960-1970). Hubo muchos casos de urnas
desaparecidas y listas adulteradas.
En Argentina, la ley
14.455 otorgaba al Estado poderes extraordinarios frente al movimiento gremial.
La capacidad del sindicato para negociar colectivamente con los empleadores
dependía de que se le otorgara la personería gremial. El secretario de Trabajo
estaba facultado para supervisar todo el proceso electoral y designar
inspectores. También tenía poderes para revisar los asuntos financieros. La ley
también regulaba la frecuencia de las asambleas generales y establecía las
condiciones que debía poseer un delegado frente a ellas.
Las formas en que cada
gobierno usaba esas facultades variaba de un régimen a otro y constituía tema
de negociaciones entre los gobiernos y sindicatos.
Finalmente, el
Ministerio de Trabajo estaba facultado para designar a un interventor, o sea,
confiar el manejo del sindicato a un administrador designado por el gobierno.
Un dirigente sindical no
podía desentenderse de la índole del gobierno nacional, porque de ella dependía
la posible amistad o enemistad del gobierno con él.
En marzo de 1966 el
gobierno de Illia dicta un decreto que modifica la Ley de Asociaciones
Profesionales. Este decreto significó un ataque, en gran escala, contra los poderes de la
dirigencia gremial, porque impuso rigurosas garantías de democracia interna.
Frente a este ataque a la estructura del poder sindical central, los sindicatos peronistas devolvieron el
golpe (negociaciones con las FFAA).
Los individuos
particulares que intervenían en el manejo de los organismos gubernamentales, en
especial el Ministerio de Trabajo, habían llegado a tener importancia para los
líderes gremiales. A los dirigentes sindicales les resultaba indispensable
sentir que podían confiar en los burócratas ministeriales.
El
papel político de los sindicatos peronistas – 1962/1966
Los sindicalistas
peronistas derivaban su poder de sus facultades para negociar por el colectivo
y del papel político de los sindicatos como principal fuerza organizadora de
todo el movimiento peronista. Las tensiones y conflictos que este papel
generaba en el movimiento peronista y con el propio Perón, se fueron haciendo
más evidentes.
En las elecciones del
´62 las 62 Organizaciones han desempeñado el más definitivo papel de liderazgo.
Es conocido que fue la mesa coordinadora de las 62 que decidió comparecer a las
urnas con candidatos propios. Ante tal
evidencia, algunos creyeron que el general Perón había decidido que la
conducción integral del movimiento nacional debería pasar a las manos de los
dirigentes sindicalistas. Pero en septiembre del ´62 Perón nombra a MATERA como
su representante en Argentina , a Perón le interesaba porque sus contactos con
los militantes. Matera fue encargado de negociar la participación peronista en
las elecciones presidenciales fijadas para julio de 1963. La fórmula Solano
Lima – Begnis recibió el apoyo de las 62 Organizaciones. Las fuerzas armadas
declararon que esa fórmula era inaceptable y las 62 junto con Perón se
dispusieron a votar en blanco.
En octubre del 63 Perón
quiere reorganizar el movimiento por completo, a cargo de la Junta Reorganizadora.
Se trataba de una medida contra el creciente influjo de Vandor. Framini era el
rival + importante de Vandor por la jefatura del sector sindical. Una
declaración de Sosa (línea de Framini) que criticaba a Vandor determino que la
UOM se retirara de todos los organismos representativos del peronismo. Frente a
este boicot declarado por el + poderoso sindicato peronista, Perón da marcha
atrás y Sosa fue eliminado de la Junta. Vandor se vio + fortalecido cuando
Iturbe (su colaborador estrecho) fue nombrado delegado personal de Perón. En
enero del 64 Perón creó una nueva comisión de 7 miembros presidida x Iturbe.
Esta comisión era Vandorista y de los 7 Framini y Antún no respondían a Vandor.
Siguientes 6 meses ► se lleva a cabo campaña de inscripción ► obj: Fundar un
nuevo Partido Justicialista. Este proceso fue manejado por Vandor. La campaña
de reclutamiento no tuvo éxito numérico en la Capital Federal y en la Prov. de
Bs. As. Pero la superioridad de Vandor ante Framini le permitió tener una
victoria bien definida. Obj: Tomar parte de las elecciones parlamentarias de
marzo del 65.
La única estrategia
viable para el Peronismo se encontraba en la línea de la victoria electoral.
Los neoperonistas habían
desobedecido la orden dada por Perón de votar en blanco en Julio de 1963 y
alcanzando algunos éxitos. Esto derivó
en intensas fricciones en el sector sindical.
A principios de 1964, la
decisión de reconstruir el Partido Justicialista debilitó mucho a la posición
neoperonista y a la vez los neoperonistas desobedecieron a Perón en el sentido
de que se integraran a la nueva estructura partidaria.
Cuando en enero del 65
la justicia electoral se negó a otorgar al Partido Justicialista la personería
legal, se tornó inevitable alguna transacción. Se convino en que el peronismo
utilizaría el rótulo de Unión Popular en la Capital Federal y las provincias de
Bs. As., Chaco y San Juan. En marzo del 65, victoria para el Peronismo y más
para el sector sindical que respondía a Vandor.
Abril 1965, Mesa
Analítica: Consistía en los 5 grandes: Framini, Vandor, Iturbe, de Parodi y
Lascano, más 3 representantes de las 62 y 2 de la CGT. La tarea era determinar
la prioridad de los proyectos que serían presentados al Congreso por el bloque
peronista y consolidar la base electoral alcanzada en marzo y preparar al
movimiento para las elecciones del ´67 y los comicios presidenciales del ´69.
Perón, ante el dominio
del movimiento por el sector sindical, en julio del ´65 envía instrucciones
para crear un organismo de base más amplia con el objetivo de diluir el poder
de los “cinco grandes”.
Los Vandoristas
intentaron convencer a Perón de que su decisión era errónea. La negativa de los
líderes sindicales que rodeaban a Vandor de diluir su poder inauguró un período
de lucha abierta entre esa cúpula y Perón.
Perón manda a su mujer a
la Argentina con instrucciones de reorganizar el movimiento. A su llegada
Isabelita comienza a congregar a las fuerzas antivandoristas del peronismo. Los
vandoristas le expresaron sus críticas de los representantes de Perón en la
Argentina.
En octubre del 65 se realiza en Avellaneda una conferencia
con las 62 Org. En esta reunión 100 delegados vandoristas aprobaron una moción
de repudio a: “los pactos entre quienes invocan una representatividad
inexistente en el gobierno y los voceros del gobierno”. Esto suponía cuestionar
la autoridad del propio Perón, y reafirmaron “el deseo de promover la
institucionalización del movimiento de abajo hacia arriba en un limpio proceso
democrático interno”.
El papel de Perón (estaba claro) en un partido cuyos
líderes fueran elegidos en convenciones nacionales, tendría que ser limitado.
La disputa dividió de arriba abajo al Peronismo. El enfrentamiento decisivo se
produjo con motivo de la elección de un diputado por Mendoza, en el 66. La
victoria fue de Corvalán Nanclares y, en definitiva, de Perón. Desde ese
momento hasta el golpe militar de junio del 66, Vandor se concentró en
consolidar su base sindical.
Ventajas
y desventajas de hacer política
·
El poder que un dirigente
peronista derivaba de su función política no era ilimitado. Su posibilidad de
movilizar a la clase trabajadora en nombre de Perón constituía un arma
importante y útil para presionar a un gobierno
·
Ser los principales
representantes políticos de Perón les daba una reserva de apoyo en caso de un
que un fracaso en el campo económico les redujera ese apoyo.
·
El Plan de Lucha respondió
al fin de demostrarles a los militares tanto la debilidad del gobierno de Illia
como el poder de los sindicatos. En esa forma las fuerzas armadas serían
persuadidas a ponerse de acuerdo con la cúpula gremial en caso de que
proyectaran un golpe contra el gobierno radical o bien a modificar las
objeciones que tuvieran contra la participación electoral de los peronistas.
·
La identidad política de
los obreros fue encarnada c/ vez más por sus sindicatos, lo que contribuyó a
que los dirigentes sindicales lograran mantener su fuerza en situaciones que,
en otros sentidos, les eran altamente desfavorables.
Pero el poder político de los gremios tenía sus límites,
por la dicotomía Perón/anti –Perón se llegaba a un punto donde los sindicatos
ya no podían seguir más adelante sin que las fuerzas armadas dieran un paso al
frente y acabaran con el proceso de amenaza y contraamenza. Frondizi utilizó la
amenaza de que si los gremios presionaban demasiado, habría contra su gobierno
un golpe militar que conduciría a un gobierno mucho más antisindicalista.
También, su poder de negociación política provenía más de
su posición como representantes de Perón ante las masas que del poder de
negociación que por su propia cuenta recibían de la órbita sindical. El uso de
la “camiseta peronista” le daba a la cúpula gremial un considerable espacio de
maniobra, pero no equivalía a negociar políticamente desde una posición de fuerza
genuina y puramente sindical y autónoma. Cuando la independencia sindical se
acentuaba demasiado, Perón no dejaba de recordarles la índole relativa de ese
poder. Perón otorgó a la cúpula gremial una considerable libertad de acción
como representación política suya y muy rara vez interfirió en sus tratos
sindicales. Perón era muy cauteloso cuando se trataba de tomar partido por un
ala u otra del movimiento. Prefería actuar como árbitro final del conflicto e
intervenir como último recurso a favor de uno u otro.
Su organización en los únicos términos realmente
imaginables, es decir basada en los sindicatos y dominada por éstos, era lo que
Perón más temía.
ALEJANDRO SCHNEIDER. “La política
laboral del gobierno de Juan C. Onganía: Oposición y reorganización silenciosa
de los trabajadores (1966-1969)”
El 28/06/1966 el país inicio un nuevo periodo
institucional. La Junta
de Comandantes en Jefe de las FFAA designo como Presidente de facto al General
J. C. Ongania. La
Revolución Argentina intento establecer un ordenamiento
económico, social y político distinto del modelo vigente.
Los ideólogos del golpe promovieron la figura de
Ongania como el hombre fuerte que el país necesitaba.
En este capitulo se analiza la política laboral del
Presidente Ongania, entre 1966-1969, las diferentes respuestas que dio la clase
trabajadora a tales medidas. En este último año, producto del Cordobazo, se
inicio el tramo final de la Revolución Argentina. Las protestas de bases
respondieron, además, a circunstancias originadas en el propio gobierno
militar.
Se busco imponer una sociedad comunitaria, donde
prevaleciera el orden, la jerarquita y los valores morales. La Doctrina de Seguridad
Nacional fue cobrando forma en los estrategas militares argentinos.
El papel que debería desempeñar las FFAA: asegurar el
crecimiento económico y tendría que intervenir cuando el gobierno lo consideré.
Además manifestó la necesidad de cooperación
latinoamericana, para evitar la expansión imperialista, de ideas ajenas a
Occidente, mediante la conformación de una frontera ideológica.
El golpe de Estado contó con el respaldo de Perón.
Las
primeras medidas del gobierno
El proceso iniciado pasaría por tres tiempos:
1-se abocaría a las dificultades económicas
2-encararía la problemática social
3-énfasis en la cuestión política
Las FFAA asumirían la representación de la ciudadanía,
el alto mando castrense dicto una serie de documentos que establecían las bases
de su funcionamiento jurídico y político. El Poder Ejecutivo agregaba a sus
funciones específicas las propias del Legislativo, se removió a los integrantes
de la Corte Suprema
de Justicia, a los gobernadores y a las legislaturas provinciales. Se
disolvieron los partidos políticos, no así los sindicatos y otras entidades
sectoriales.
El gobierno militar que sucede al Presidente Illía en
1965, pertenece a la categoría de las dictaduras constituyentes.
Su primer gabinete fue integrado por miembros de una asociación “El Ateneo de la
República”, se sumaron también hombres provenientes del empresariado
socialcristiano y del liberalismo. La
convivencia de estas líneas de pensamiento, por lo alternativos proyectos que
representaban, genero una constante inestabilidad administrativa durante los
primeros meses del gobierno.
Las primeras medidas económicas:
-transferencias de tierras publicas a la iniciativa
privada
-incremento en las tarifas de electricidad
-privatización de emisoras radiales y televisivas
-disminución de la protección aduanera.
Estas tendieron a favorecer a los sectores mas
concentrados. También se agrego la idea de reorganizar las funciones del
Estado, hacerlo mas eficiente. Se busco disminuir el personal público y se
intento racionalizar los organismos oficiales y la administracion central.
Este régimen no siempre mantuvo un enfoque coherente
con ciertos temas: el tratamiento de la cuestión laboral y la relación con las
organizaciones sindicales. El ala liberal propicio, la disolución de la CGT y la derogación de la Ley de Asociones
Profesionales. Contra esta postura, los sectores nacionalistas impulsaron la
unificación de las tendencias gremiales en una sola central subordinada a los
lineamientos trazados por el Poder Ejecutivo (esta postura fue la que
prevaleció)
Primeras medidas adoptadas:
-devolución de la personería jurídica a los
trabajadores del Caucho, Municipales, Farmacia, Calzado y Vestido (en manos de
hombres provenientes del Peronismo)
-celebración de numerosos encuentros con los
dirigentes obreros.
-se suspendió el decreto 969/66 que limitaba el poder
a los organismos sindicales.
Se efectuó con veedores del gobierno, el Congreso
Ordinario Normalizador de la CGT
en el mes de octubre. Aunque Onganía había adoptado algunas medidas que
afectaron los vínculos con los gremios, el conclave terminó reafirmando la
actitud conciliadora de los sectores liderados por Vandor y los Independientes.
Únicamente quedaron excluidos los seguidores de Alonso, de las 62
Organizaciones de Pie junto a Perón y el Movimiento de Unidad Clasista
Sindical.
En cuanto a los trabajadores se decretaron medidas que
apuntaron a perjudicar su accionar:
-se sanciono la ley 16636 de Arbitraje Obligatorio,
que sometió los conflictos al arbitro de la cartera del área, limitando en la
practica el derecho a huelga.
Convenio
Metalúrgico de 1966
Las negociaciones con los metalúrgicos fueron las más
destacadas. Estas se centraron alrededor de las discusiones salariales y sobre
el régimen laboral. Los dirigentes de la
UOM , en el Congreso Rosendo García, propusieron un
anteproyecto de convenio.
-articulo 2 se pide sacra las quitas zonales
-articulo 14 descanso de 30 minutos pagos por cada 8
hs de trabajo corrido
-articulo 35 no se autoriza al empleador a modificar
las condiciones actuales de trabajo que pudieron significar recargos de tareas
y/o esfuerzos
-articulo 52 todos los establecimientos que tengas mas
de 50 personas, la patronal debería instalar un comedor que suministre comida
barata al personal
-articulo 84 aumento correspondiente a la primera
quincena de vigencia del convenio, cuya retención efectúa la patronal, será
destinada al sindicato.
-articulo 89 la patronal se obliga a solicitar a la Bolsa de Trabajo los obreros
que necesite, en consecuencia, toda necesidad del personal deberá ser cubierta
por la UOM.
La cámara patronal ofreció un aumento del 25% por un
año, contra el 40% solicitado por el gremio. Además las entidades empresariales
reclamaron restringir la libertad sindical dentro de las fábricas en lo que
respecta a las comisiones internas.
Las negociaciones se llevaron a cabo en medio de una importante
cantidad de amenazas. Existía una base real de descontento entre los obreros.
Lo que predomino fue el diaologo entre Vandor, Salimei (Ministro de Encomia y
Trabajo) y los empleadores.
Obtuvieron:
-un incremento del 30% sobre los salarios básicos por
un año y se pauto eliminar las quitas zonales prometiendo a los trabajadores
del interior un aumento entre el 33 y 38% (no fue aceptada en algunas
provincias, debido a la oposición de algunas cámaras)
El resto de los artículos se mantuvieron, no se altero
el polémico apartado que hacia referencia a los ritmos de producción y a las
condiciones de labor. La entidad gremial no logro aumentar a 10 minutos el
tiempo de descanso, tampoco se incorporo el reclamo del comedor ni de la bolsa
de empleo en manos de la dirigencia sindical. Si se aseguro el cobro de su
cuota extraordinaria de ingresos derivada de la negociación anual.
Portuarios
y Ferroviarios. Frente a las políticas de racionalización
Durante el mes de agosto, el régimen de acto comenzó a
aplicar su política de racionalización en la esfera pública. Los trabajadores
de Tucumán fueron los primeros en sentir su efecto cuando la dictadura decidió
intervenir ochos ingenios azucareros. Los pobladores respondieron con numerosas
medidas de fuerza (sabotajes, paros, ocupaciones) y con un alto grado de
violencia, no impidieron los despidos ni el cierre de su fuente de trabajo.
Los obreros portuarios en el mes de octubre padecieron
una situación similar, con la sanción de la Ley 16971 y el decreto 2729/66: estas
establecieron un nuevo régimen para reducir los costos de las operaciones
portuarias. La racionalización presento elementos en común con los planes
diseñados durante la presidencia de Frondizi.
El núcleo dinámico del conflicto fue el puerto de
Buenos Aires, lema: NINGUNA FABRICA O
COMERCIO TRABAJE, NINGUN TRANSPORTE CAMINE.
Este plan de reestructuración ferroviaria esta basado
en la superexplotación del obrero con un cercenamiento vergonzante de nuestras
reivindicaciones.
-reducción de las 10 horas mínimas de descanso a cinco
-obligación de trabajar hasta 72 horas semanales si el
servicio lo exige
-desaparición de interinatos y varias jerarquías
-despidos masivos y traslados a cualquier lugar del
país
-cierre de estaciones y clausuras de ramales
-privatización de talleres que pasaran a manos de
empresas extranjeras
Todos los obreros ferroviarios deben asistir y
participar de las Asambleas en defensa de los derechos de la clase obrera,
dejando de lado las rencillas individuales que nos separan y favorecen los
planes de gobierno.
En el segundo semestre de 1966, hubo diversas medidas
de fuerza en defensa de los derechos laborales. Se intento detener la ofensiva
empresaria, favorecida por el contexto dictatorial, de incrementar las tareas y
los ritmos de producción. Esto, sumados al aumento de las suspensiones y
despidos, provocaron la casi totalidad de los protestas gremiales. Se llevaron
a cabo en el lugar de trabajo, fueron de breve duración, se ejecutaron en forma
rápida y sorpresiva.
La
ofensiva gubernamental de 1967 y los límites del poder sindical
Lo que preocupaba era el permanente acercamiento que
mantenía el Poder Ejecutivo con la burocracia sindical, para aliviar esto el
subsecretario de trabajo fue reemplazado.
También el Ministro de Economía y Trabajo fue
sustituido por un hombre proveniente del liberalismo, en Economía fue nombrado
Krieger Vasena.
Su primer objetivo aplicar un fuerte plan
antiinflacionario, solucionado esto se proponía promover el crecimiento
económico. Se dispusieron una serie de medidas que elevaron la recaudación
impositiva, redujeron el déficit de los entes estatales (incrementando las
tarifas de los servicios públicos y disminuyendo el número de empleados) e
implementaron una devaluación imperfectamente compensada de la moneda.
Paralelamente, se busco una amplia integración de empresas trasnacionales.
Fueron llamadas a colaborar en la modernización del país mediante el aporte del
capital y tecnología, como complemento, el estado emprendió las inversiones
destinadas a mejorar la infraestructura energética y vial. La renovación de los
contratos con las firmas petroleras extranjeras, una mayor apertura a las
inversiones externas y la renegociación de un compromiso crediticio con el FMI
configuraron un ordenamiento opuesto al implementado por la anterior gestión.
Se abordo un drástico congelamiento de sueldos.
Pujas internas entre corrientes vandoristas y
aloncistas, los conflictos por las medidas de racionalización, sumados a los
cambios de política de Perón con respecto a Onganía, condujeron a la central
sindical a adoptar una actitud mas critica con el régimen militar
Los obreros tomaron medidas (paros parciales,
movilizaciones, huelga nacional de 24 horas, etc.).
El Poder Ejecutivo en respuesta lanzo una batería de
leyes represivas contra el plan dispuesto por la central obrera
Onganía promulgo una nueva ley, denominada de Servicio
Civil de Defensa, que lo facultaba a movilizar a los mayores de 14 años en caso
de que el bienestar de la
Nación así lo requiriera.
Resistencia
molecular en las fábricas y los talleres.
Al margen de los problemas de integración que tuvo la
jefatura cegetista, los asalariados continuaron defendiéndose frente a los
embates del régimen. Afecto a los trabajadores del ámbito privado y además
acorralo a los del ámbito estatal. La residencia a la sólida ofensiva
empresarial cobro un notable significado porque se desarrollo por fuera y en
contra de la actitud de los burócratas sindicales, quienes como parte de la
estrategia de alineamiento con el gobierno, en varias oportunidades denunciaron
y delataron a los activistas que se rebelaban a sus mandatos.
Las medidas de fuerza fueron muy localizadas. En
general, se produjeron ante despidos y suspensiones, frente al aumento de los
ritmos de producción, por las modificaciones en el diseño de las tareas y por
la violación de las condiciones elementales de trabajo.
Las medidas de fuerza durante el segundo semestre de
1967 fueron sorpresivas, se restringieron al ámbito de las unidades de trabajo
y tuvieron una escasa duración, desde el tradicional paro hasta quites de
colaboración y sabotajes tanto en los medios de transporte como en la
producción.
Existencia latente de un respetable nivel de
organización y de conciencia gremial. Se expreso en una firme cohesión y
voluntad de defender los intereses colectivos por encima de los individuales.
Cada enfrentamiento nutrió y sirvió de un cúmulo de experiencia para las
futuras propuestas. Se encuentran las raíces del clasismo y de las
coordinadoras sindicales de la década del ’70.
Los
debates en el gobierno de Onganía sobre la cuestión obrera.
La política de Vasena se tradujo en una serie de
beneficios para los sectores mas concentrados de la clase dominante.
Emergieron incertidumbres entre nacionalistas y
liberales en el seno de la dictadura, sobre las funciones que debía desempeñar
el sindicalismo.
Según los nacionalistas: constituir una sector afín a
sus ideales, buscaron un movimiento obrero unificado, conducido por hombres
apolíticos que aceptaran su lugar especifico en la sociedad que se esta
erigiendo.
Según los liberales: atomizar el movimiento sindical.
Mecanismos para lograrlo: anulación de los preceptos de la Ley de Asociaciones
Profesionales hasta la reglamentación de las tareas de las tareas de los
gremios vinculados al estado.
La cuestión obrera genero en más de una oportunidad
opiniones encontradas en el seno de la Revolución Argentina.
Cada grupo político tenía una compresión opuesta de la
sociedad y del papel que debió cumplir el sindicalismo.
Es mas cada facción estaba interesad en distintas
áreas de la Economía.
Los nacionalistas encaminados en los sectores de producción,
la constitución de una firme relación con la cúpula laboral implicaba una
importante granita a la hora de las negociaciones colectivas. Para los
liberales orientados a la finanza y al comercio mundial, las entidades
profesionales representaban más un obstáculo que una ventaja.
El
nuevo ordenamiento sindical.
La dirigencia laboral en ningún momento dejo de
dialogar con funcionarios del régimen. Por estas conversaciones, la cúpula
gremial comenzó a dividirse en 3 tendencias:
-Nueva Corriente de Opinión o participacionista: por
su actitud colaboradora con el régimen. Los gremios que la integraron
provinieron de las 62 Organizaciones y estaban liderados por la construcción,
los vitivinícolas, los obreros del cuero y en un principio por la Federación de Luz y
Fuerza. Lideres Rogelio Coria (construcción) y Juan Taccone (lucifuercita),
este propuso la necesidad de refundar el país sobre bases corporativistas, con
las FFAA, los sindicatos y la Iglesia
Católica como sus pilares constituyentes.
-Corriente liderada por Vandor junto con el grueso de
las entidades enroladas dentro de las 62 Organizaciones, también la integraron
gremios independientes, como empleados de comercio, conformándose así la
tendencia con mayor números de afiliados. Su comportamiento quedo signado por
las negociaciones y la nula cooperación con los proyectos gubernamentales.
“Presionar para negociar” se encontró limitado por la
cerrada actitud de Onganía.
-La CGT
de los Argentinos claramente opositor al régimen.
Todas estas divisiones gremiales terminaron de
cristalizarse como productos de las presiones políticas (tanto de parte del
gobierno como del justicialismo y el radicalismo, aliados en la oposición) en
el Congreso Normalizador Amado Olmos de marzo de 1968.
Desde el inicio de sus sesiones, la cúpula laboral se
planteo un problema que en apariencia era formal: si el encuentro debía
reunirse con la asistencia de todas las entidades, incluidas las antiguas
direcciones de las organizaciones intervenidas o si solo debían tener
representación aquellos sindicatos no intervenidos. Se debatía el carácter
político que iba a adoptar la futura conducción y su relación con la Revolución Argentina.
Tras varios conclaves se decidió reconocer el ingreso
de los delegados de las federaciones y uniones sancionados por el régimen. Las
asociaciones profesionales que permanecieron en el Congreso dieron origen a la
CGT Paseo Colon (CGT de los Argentinos)
encabezada por Raimundo Ongaro. Convergieron en ella organismo que se hallaban
intervenidos (Obreros Azucareros, Unión Ferroviaria), sindicatos de las 62
Organizaciones de Pie (Telefónicos) e Independientes (Personal Civil de la Nación )
Estas entidades en un inicio, representaron a los
sectores mas afectados por las consecuencias del plan económico de Vasena.
Los gremios que se apartaron del encuentro lo
desconocieron y efectuaron un nuevo Congreso Normalizador a fines de mayo. En
él se reunieron aquellos sindicatos agrupados en torno a Vandor, conformando: la CGT Azopardo.
Tanto las entidades enroladas en la Nueva Corriente de Opinión como
otras asociaciones (bancarios, mecánicos) se mantuvieron al margen de la
constitución de ambas confederaciones.
La evolución de estas dos CGT no fue homogénea.
Durante esos meses las centrales fueron modificando su composición interna.
Gremios nacionales (UTA, Municipales) rápidamente dejaron de concurrir a la
CGT Paseo Colon. Otros como la seccional de
Luz y Fuerza de Córdoba se sumaron a su predica. Algo similar sucedió dentro de
los sindicatos que militaban en el vandorismo.
También se caracterizo por constantes interpelaciones
en su periódico contra los monopolios, el imperialismo, el régimen de facto.
La única tarea especifica que encaro la central de
Azopardo fue de alinear, en torno a la figura del líder metalúrgico, a aquellos
gremios y seccionales que no adhirieron al ongarismo.
El
camino hacia la recuperación de la actividad gremial
Mientras se sucedieron los reacomodos entre la
diligencia sindical, el movimiento obrero, durante el primer semestre de 1968,
continuo salvaguardando sus conquistas laborales en forma aislada y atomizada.
El principal motivo de reclamo fue la defensa de las
condiciones de empleo ante el incremento de la racionalización y los despidos,
también comenzaron a producirse demandas por aumentos salariales.
El conflicto que represento una mayor repercusión fue
en 1968, los 7000 trabajadores petroleros de la Refinería La Plata de
YPF en la localidad de Ensenada.
Se origino cuando la dictadura extendió la jornada
laboral de 6 a
8 horas diarias a la vez que diagrama su nuevo régimen de producción sobre la
base de la reducción en un 30% del plantel estable.
El gremio era liderado por un alineado a la CGT Azopardo.
Ante esta racionalización, luego de dos asambleas, los
obreros decidieron enfrentar estas modificaciones por fuera de la conducción
del gremio.
El cese de tareas tuvo un alto acatamiento y se
fortaleció con la colaboración de los sindicatos que agrupaban a los
trabajadores de Flota y Taller Naval.
Estas medidas y otros dejaron un valioso saldo en la
experiencia y la organización de la clase obrera.
Se fueron sumando distintos sectores a los
enfrentamientos. Su impacto se sintió a nivel cualitativo. El sindicato
mecánico comenzó a ser respetado como un actor social de importancia a la hora
de las decisiones políticas, peleando el espacio y el liderazgo con otras
entidades, como los metalúrgicos.
Los enfrentamientos de fines de 1968 y comienzo de
1969, continuaron originadose en defensa de las viejas conquistas laborales, en
rechazo a los planes de flexibilización, en contra de los despidos y por el
retraso en el cobro de las quincenas y/o aguinaldos. Los conflictos se
manifestaron a través de quites de colaboración, negativas de efectuar horas
extras, petitorios y paros parciales. Mostraron la existencia de una tenaz
actividad gremial en la clase trabajadora.
Los reclamos empezaron a superar el nivel
reivindicativo de cuestiones gremiales, para pasar a exteriorizar su contenido
más antidictatorial.
En diciembre de 1968, había vencido el congelamiento
de los haberes impuestos por el programa económico de marzo del 1967. El
Ministerio de Economía otorgo una leve suma del 8% que no alcanzo a paliar la
perdida de los ingresos reales.
El movimiento obrero empezó a plantear entres sus
demandas la necesidad que los empresarios diesen aumentos de emergencia. Los
trabajadores no aceptaron la cifra proporcionada por el gobierno. En algunos
establecimientos se infringieron las pautas oficiales antes del Cordobazo.
Desde comienzos de 1969 se hizo evidente el
descontento reinante en diferentes sectores de la sociedad. La dictadura
intento establecer un nuevo reordenamiento en el mundo laboral. Busco detener
la conflictividad existente, pretendió crear una corriente ideológica cercana a
sus principios ideológicos. Las resoluciones dispuestas por el Poder Ejecutivo
procuraron satisfacer los reclamos gremiales.
Durante 1967 y 1968 el primer mandatario logro
disminuir la protesta gremial. Las medidas de fuerza tuvieron una variada gama
de expresiones desde las huelga sy paros hasta la ejecución de quites de
colaboración y acciones de sabotaje.
Mientras crecía un abierto sentimiento de rechazo a la
burocracia, los distintos órganos del movimiento obrero comenzaron a
convertirse en instrumentos de lucha alternativos y radicalizados.
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