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Historia del Movimiento Obrero Nacional e Internacional - Resúmenes - Unidad 3 - Parte 2

UNIDAD 3 PARTE 2

JULIO GODIO. “El Movimiento obrero Argentino (1950-1990)”

Primera Parte: “La Columna vertebral se reorganiza, resiste y se reinstala en la Sociedad Política (1955-1962)”

I. Libertadores Nacionalistas y Sindicalismo Peronista: Un encuentro prematuro (septiembre-noviembre 1955)
El 19 de septiembre de 1955, triunfante el golpe militar “democrático”, terminaba con el gobierno peronista. El nuevo Gobierno Provisional, presidido por el General Lonardi, agrupaba a dos grandes corrientes político-militar: los “nacionalistas”, de la cual formaba parte el mismo Lonardi, y los “liberales”. Existían diferencias entre las dos corrientes: diferentes formas de enfocar políticamente el problema del peronismo. Para los Nacionalistas (un sector de la oficialidad del Ejercito y la Aeronáutica, los partidos Demócrata Cristiana y la Unión Federal, la Iglesia Católica y círculos derechistas) era necesario “expurgar” a los peronistas “corruptos”, pero preservando categorías ideológicas y políticas centrales del peronismo. Estos aspiraban a formar un movimiento nacional-católico, absorbiendo al peronismo. Los Liberales incluían un sector de la oficialidad del Ejercito, la mayoría de la oficialidad de la Marina, fuertes corrientes de la UCR, el Partido Conservador, Demócrata Progresista, el PS, sectores del Partido Comunista, colegios profesionales, agrupamientos universitarios estudiantiles, etc. Los liberales eran el resultado de la formación de un heterogéneo agrupamiento de todas las corrientes políticas centrales del escenario político argentino existente hasta 1943. Tenían un punto en común: extirpar al peronismo de la sociedad civil y la sociedad política, y retomar y dar continuidad a la historia en 1945.
Los nacionalistas lograron cierta preeminencia inicial en la dirección del Ejército. Lanzaron la consigna “Ni vencedores ni vencidos”, con el objetivo de atraer al peronismo a un compromiso con el nuevo gobierno.
La CGT, alentada por el discurso conciliador nacionalista, acepta dialogar con el nuevo gobierno. El secretario de la CGT (Pietro), entrevisto a Lonardi. Este prometió que le gobierno garantizaría la “vigencia de la justicia social, concretada en leyes y convenios conquistados, así como también el respeto a la CGT y a los sindicatos que la integran y la seguridad para actuar en defensa de los intereses de los trabajadores”. Lonardi dio una importante prueba de buena voluntad hacia el sindicalismo al designar como Ministro de Trabajo al Dr. Cerutti Costa, peronista, asesor jurídico de la UOM. El nuevo ministro ordenó la reapertura de los locales sindicales y la libertad de los detenidos. También aseguro la Ley de Asociaciones Profesionales no seria modificada. Luego se entrevistaron con Cerutti Costa los principales dirigentes peronistas de distintos sindicatos. Quería legitimar el gobierno militar.
El gobierno acuerda firmar con la CGT un pacto sobre las siguientes bases: reconocimiento de las autoridades de la CGT, convocatoria a elecciones en la Uniones y Federaciones. Luego de realizarse las elecciones en las organizaciones sindicales se procedería a normalizar la CGT.
Pero el gobierno no se ataba las manos en ese pacto. Había un punto en el cual “nacionalistas” y “liberales” estaban unidos: despoliticar a la CGT. Fomentar un sindicalismo identificado con el peronismo pero que no actuaría en política. Se trataba de fomentar un sindicalismo gremialista quebrando al sindicalismo peronista político o "columna vertebral" del movimiento peronista. En función de este objetivo, el gobierno Provisional anuló el Preámbulo del estatuto de la CGT. La dirección provisoria de la CGT acepto la anulación del preámbulo del estatuto y también se aceptó que el 17 de Octubre fuese día laboral. Los líderes cegetistas dialogaron con Lonardi y Costa, en el ánimo de abrir una brecha entre “nacionalistas” y “liberales” que le permitiesen reagrupar las fuerzas sindicales peronistas. Para ellos los dirigentes sindicales peronistas aceptaban jugar momentáneamente solo un rol gremial, no político. La CGT al sentirse más fuerte exigió al Gobierno que los interventores de los sindicatos cesaran de apoyar a la oposición sindical y frenaran las amenazas a los dirigentes peronistas, puesto que la dirección de la CGT deseaba conservar el control de las elecciones sindicales. Esta posición fue fundamentada por el dirigente Framini, que manifestó: que ellos han buscado colaborar con el Superior Gobierno a fin de que permaneciera intacta la unidad de las organizaciones obreras. Que están dispuestos a demostrar su fuerza. Que esperan que se cumpla lo pactado. Que no quieran que ninguna fuerza extraña quiera dividir el movimiento. Piden elecciones democráticas, para que cada trabajador elija sus dirigentes. Al no conseguir lo planteado, se va a realizar la paralización de todas las actividades.
Al mismo tiempo, la oposición sindical organizada en la Comisión Pro-Recuperación de los sindicatos libres, con hegemonía socialista (pero compuesta por anarquistas, radicales e independientes), exigía al Ministro de Trabajo (Cerutti Costa) que devolviese los sindicatos a los trabajadores democráticos. Esta presión era muy fuerte, porque si bien el sindicalismo "democrático" antiperonista no contaba con el apoyo masivo de los trabajadores, tenía a su favor al sector liberal del gobierno. La presión del sindicalismo antiperonista se considera parte del operativo que dentro del gobierno Provisional el sector liberal había comenzado a desplazar a los nacionalistas. Como resultado de la presión del sindicalismo democrático, Costa, pese a estar en desacuerdo decidió confrontar con la CGT y comunica a la central sindical que las elecciones serían convocadas por el propio Ministerio de Trabajo. Las normas electorales era: a)creación de una Junta Electoral formada por tres funcionarios del Ministerios de Trabajo, b) elecciones garantizadas por las FFAA, c) caducidad de mandatos en la CGT y en todos los sindicatos afiliados. La posición del Gobierno para normalizar a los sindicatos era inaceptable para el sindicalismo peronista que se vio obligado a iniciar una contraofensiva para impedir la implementación de las nuevas normas electorales y amenaza al gobierno con realizar una huelga general el 1º de noviembre.
Para los “liberales” el comportamiento conciliador de Cerruti ha permitido a la CGT, a menos de dos meses de la Revolución Libertadora, pasar de fuerza derrotada a amenazar al nuevo orden político con una huelga general.
Los militares liberales o "gorilas" actuaron con rapidez y el 1º de noviembre el Ministerio de Trabajo es ocupado por la Marina de Guerra; el objetivo es claro, obligar a Costa a aplicar las normas electorales o que renuncie. El Ministro de Trabajo restableció el diálogo con la CGT., neutralizó la ofensiva liberal y llegó a un compromiso con el sindicalismo peronista. Se mantuvieron las autoridades de la CGT y se resuelve nombrar consultando con ella, a veedores militares y civiles en 80 organizaciones que realizan elecciones.
El 11 de noviembre se constituyó la Junta Consultiva (órgano asesor del Gobierno), compuesta mayoritariamente por fuerzas antiperonistas. Era presidida por el Almirante Isaac Rojas y el 13 de noviembre Lonardi es desalojado del poder y reemplazado por el Gral. Aramburu, líder del sector liberal del Ejército.
El sindicalismo peronista trató de evitar la consolidación en el poder del bloque militar-civil liberal, con una huelga para el 15, 16 y 17 que abarcaba la defensa del sector nacionalista del Gobierno y el inicio de la lucha por el retorno del peronismo al poder. La huelga carecía de posibilidades de éxito ya que la clase obrera estaba desmoralizada, el sindicalismo peronista estaba aislado y además carecía de apoyo político y militar. La represión del Gobierno fue inmediata ocupándose sindicatos y detenido a cientos de dirigentes sindicales. El 16, la huelga fue levantada por la CGT. Había fracasado el primer intento del  sindicalismo peronista de establecer alianzas con la corriente nacionalista-católica de las FF.AA. El 17 de noviembre el nuevo Secretario General de la CGT, fue un interventor militar (Laplacette)  y ya desde esa fecha el sindicalismo peronista fue excluido de la conducción formal de la CGT y debería recurrir a la creación de direcciones clandestinas de varias CGT,  recuperando el control en 1961.
Este breve intento de los dirigentes sindicales peronistas de vincularse al ala nacionalista-católica  del ejército, indica dos cosas:
1- Es una actitud comprensible dentro de un movimiento sindical protegido por el estado y formado ideológicamente en la teoría corporativa  de la alianza sindicatos-ejércitos como núcleo  del movimiento peronista y el estado justicialista.
2- Se trata de un sindicalismo que puede llegar a intentar prescindir del jefe recién exiliado y tratar de organizar un espacio sindical propio.




II. Resistir es la consigna: La columna vertebral restablece sus vínculos con los trabajadores (1956)
El Gobierno Provisional de Aramburu inauguró una nueva fase de la Revolución Libertadora con un programa económico (empresarial, privatista, de desmantelamiento del modelo estatal-industrialista y distribucionista del peronismo y de desarticulación de las instituciones socio-políticas peronistas). El ataque a la política económica peronista provenía de distintas corrientes económicas “privatistas”, vinculadas a las grandes organizaciones empresarias (Sociedad Rural, UIA, etc.). El ataque al sindicalismo peronista fue fundamentado por ideólogos de origen socialista, anarcosindicalistas y sindicalistas, que acusaban a la CGT de haber permitido la “explotación de los trabajadores”. Para desperonizar a los trabajadores era necesario emprender a la titánica tarea de demostrar lo indemostrable: que el peronismo había permitido “la explotación”. El objetivo del nuevo Gobierno era desarticular a los sindicatos para imponer el modelo económico al servicio de la "libre empresa". Por eso derrotada la huelga general de la CGT en noviembre de 1955,  el gobierno Provisional se encontró e condiciones de aplicar el Plan Prebich que consistía en modernizar el aparato productivo sobre la base del aumento de la productividad y las inversiones y los recurso provenientes de las exportaciones. Se comenzó con una devaluación de la tasa de cambio para aumentar las exportaciones, lo cual originó un alza de los precios de los alimentos y los insumos importados. Se pensaba que en una segunda fase los industriales aceptarían recortar sus beneficios y aumentar los salarios, para atenuar el impacto de la devaluación sobre los ingresos de los asalariados. En una tercera fase, (ordenando las variables principales de la economía y con  un sindicalismo “paternalista” desarticulado) sería posible eliminar los regímenes de aumento salariales masivos y pasar a incrementar los salarios a través de remuneraciones diferenciadas de acuerdo a la productividad del trabajo. Pero Prebich no conocía a fondo a los empresarios argentinos, pues estos no estaban dispuestos, ahora que podían actuar sin el control sindical a  rebajar sus beneficios y orientarse hacia un comportamiento empresarial competitivo; al contrario pensaban que habían derrotado a los sindicatos y que la clase obrera debía aceptar su perdida de conquistas socio-laborales. Por lo que una comisión asesora de economía y finanzas encabezada por Kriger Vasena criticaba a Prebich abiertamente. El Gobierno intentó primero convencer a los empresarios que no trasladaran los aumentos salariales a los precios pero los empresarios los recargaron en un 20/30 %, lo que obligó al Gobierno a fijar precios máximos (febrero del '57). Adoptó también una política estatal intervencionista en materia de precios. Por otro lado los aliados sindicales del Gobierno eran impotentes para canalizar y limitar los reclamos de los asalariados. En tanto no tenían inserción político-sindical en las plantas industriales. Salvo en la federación gráfica bonaerense, la fraternidad, la asociación bancaria y el sindicato del seguro, el “sindicalismo libre” carecía de existencia real y controlaba otros sindicatos solo por la fuerza de la intervención estatal.
Los comunistas, si bien apoyaron políticamente al golpe militar de septiembre, se iban desplazando hacia la oposición y trataban de vincularse al sindicalismo peronista.
En el interior del Gobierno provisional se desarrolla a partir de febrero de 1956 una intensa polémica acerca de la naturaleza  del aumento masivo del 10%, en los salarios. Se plantean 2 líneas:
Los duros (Álvaro Alsogaray), sostenían que se debían mantener congelados los salarios y liberar los precios.
Los blandos (Blanco-Prebich), sostenían que era necesario convocar a negociaciones colectivas paritarias y que empresarios y trabajadores fijaran los incentivos salariales y condiciones de trabajo por rama de actividad. De todos modos se reservaba la capacidad arbitral.
Estas posiciones encerraban políticas ideológicas diferentes en función al sistema político. Las entidades empresariales corporativas (especialmente la Unión industrial argentina, cámara de Comercio, y Sociedad Rural) en alianza con los duros pretendían instalar un régimen político fuerte desmantelando la estructura sindical; suprimiendo los sindicatos únicos por rama de actividad y la cotización sindical automática. Esta postura contaba con el apoyo del PS. En algunos partidos reformistas antiperonistas surgía la idea de concretar un compromiso con el peronismo, resguardando la estructura sindical: el ala frondizista de la U.C.R. y el conservadorismo "popular" liderado por Solano Lima expresaban esta posición.
El Gral. Aramburu más cercano a los duros, para evitar una confrontación con los sindicatos termina apoyando a los Blandos, pero sin romper alianzas con los empresarios. El Gobierno convoca a paritarias y al mismo tiempo dicta un decreto que excluye de cargos sindicales a dirigentes en funciones desde el '52 al '55 aunque también continúan los encarcelamientos de dirigentes sindicales peronistas.
La intervención en la CGT convoca a fines de marzo a paritarias. En las paritarias se plantea un claro conflicto: los sindicalistas exigen un aumento salarial del 40%, pero los empresarios sólo lo aceptan aumentos en función de la productividad lo que desemboca en huelgas declaradas ilegales y con detención de los dirigentes. En tanto el gobierno permanecía en el impasse entre reprimir masivamente y disolver la CGT y los sindicatos únicos ó buscar un compromiso político con las organizaciones sindicales; lo único concreto era que los sindicatos iban recuperando su capacidad de organización y resistencia. El gobierno comenzó a ceder terreno motivando a Lazarreta, nuevo Ministro de Trabajo, a laudar aumentos salariales del 30%. El Gobierno intentó desarticular el poder sindical peronista con un decreto que permitía la formación de varios sindicatos por rama de actividad y que la negociación colectiva se realizase a través de comisiones intersindicales. Pero tal política carecía de viabilidad en tanto, por un lado, el sindicalismo democrático, carecía de fuerza real y por otro los trabajadores permanecían fieles a su sindicato único por rama de actividad.
En los conflictos laborales que se desarrollan en 1956 surgen nuevos dirigentes sindicales peronistas que luego constituirán el núcleo de dirección de la CGT (Vandor, Cardozo Elias, etc.)
Los sindicalistas se encontraban en plena oposición-negociación cuando un suceso político afecta negativamente su proceso de recuperación: un intento de producir un golpe militar avalado por Perón excluyendo toda participación popular es derrotado y la represión fue brutal. La columna vertebral del peronismo (organizaciones sindicales), había logrado durante 1956 resistir el intento desarticulador de la CGT y restablecer sus vínculos con los trabajadores (a través de paritarias, huelgas etc.) y generar  rápidamente una generación de dirigentes de relevo a los dirigentes proscriptos.
La rápida recuperación del sindicalismo había sido posible principalmente poro la Revolución Libertadora, si bien disuelve la CGT, interviene sindicatos, encarcela dirigentes, no puede desalojarlos de las empresas: En efecto las antiguas comisiones internas y cuerpos de delegados continuaron funcionando clandestinamente. En estas instituciones sindicales se reorganiza la clase obrera e impulsa desde fines de 1955 huelgas sectoriales por empresa, por sección; comienzan las primeras manifestaciones de sabotaje, y se forman comando obreros que darían sustento a la resistencia peronista.  Para fines del '56 y principios del '57 los sindicalistas peronistas volvían a reagruparse.

III. La resistencia sindical es política y partidaria: formación de las 62 Organizaciones (1957)  
En 1957 era difícil para el bloque militar-civil en el poder desarticular al peronismo pues no bastaba con proscribirlo o intervenir la CGT, ya que los trabajadores rechazaban a todas las ideologías (liberalismo, socialismo, comunismo) pues sólo se reconocían a sí mismos como peronistas.
Según Cavarozzi, el retorno a la democracia pasaba por el camino de elecciones en las cuales el peronismo, y en esto coincidían explicita o implícitamente  todos los políticos no peronistas, seria proscripto. Sin embargo la proscripción resolvió un problema a costa de generar otro: el destino de los votos peronistas. En este sentido, la posibilidad de completar la desperonización dependía de que el frente partidario “democrático” se mantuviera cohesionado en su condena de Perón.
La posición crítica del frondizisismo frente a la Revolución Libertadora se relaciono con 2 cuestiones:
1-  Su oposición al plan económico oficial. El plan económico del Gob. provisional, en cuento proponía una redistribución de ingresos a favor de la burguesía agraria y una contención de los salarios, fue explicablemente atacado por Frondizi.
2-  Posición asumida frente al peronismo, fue el verdadero nudo de la política a argentina después  de 1955; en tono a ella se definió la ruptura del frondizismo con el gobierno y la división del frente partidario no peronista en dos campos antagónicos. De un lado quienes apoyaban las políticas del Gobierno aunque no coincidían en todas, se ubicaron en este campo intentando cambiar los aspectos negativos desde adentro. Del otro lado, estaban quienes demandaron que el Gobierno se limitara a traspasar el poder en elecciones libres absteniéndose de encarar políticas económicas.

El frondizismo comenzó a jugar un papel de eje de la oposición al régimen de la Revolución Libertadora y planteo la necesidad de formar un frente "Nacional-Popular" que representase a la clase obrera, la pequeña burguesía, chacareros y al empresariado nacional, bloque cuyo enemigo era la oligarquía liberal. Esta estrategia de acercamiento veloz al peronismo incluyo la defensa del sindicalismo peronista. Frondizi era el presidente del Comité Nacional de la UCR, partido central en el bloque antiperonista. La UCR era el partido con mayor posibilidad de llegar al gobierno luego de realizarse elecciones con la proscripción del peronismo. La postura de Frondizi causó enojo tanto a la UCR como al Gobierno, lo que produjo la ruptura de la UCR en la UCRP (del Pueblo), de Balbin y la UCRI. (Intransigente) de Frondizi. La división de la UCR hizo inviable la realización de la asamblea Constituyente convocada para ese año, por el boicot de la UCRI en protesta por la ausencia del prescripto peronismo.
En 1957 se había agravado la dicotomía entre democracia y pueblo. Por un lado el refuerzo por introducir reformas políticas liberales y democráticas quedaba restringido a los partidos y fuerzas sociales que sustentaban al Gobierno provisional, mientras que las reivindicaciones sociolaborales concretas eran asumidas por el peronismo. El país político no solo continuaba escindió entre peronismo/antiperonismo, sino que ahora la alianza, en gestación entre la UCRI y el peronismo daba a esa contradicción la forma de oposición entre liberalismo oligárquico vs nacionalismo popular.
Para realizar las elecciones en un ambiente de tranquilidad social, era imposible aplicar una política económica de estabilización que afectase los ingresos de la población. De allí que los iniciales objetivos de reestructurar la economía, dejaron lugar, para 1957, a políticas económicas  de emergencia para evitar el deterioro de la situación social.
En el movimiento sindical los intentos del gobierno y partidos antiperonistas de crear una fuerza sindical antiperonista habían fracasado. Pese a la intervención a la CGT y sindicatos afiliados, pese al tratamiento preferencial a los gremios controlados pro sindicalistas “democráticos” y pese a la intervención directa del estado en los conflictos obrero-patronales, lo cierto es que la columna vertebral seguía intacta".
 La recomposición del sindicalismo peronista:
1-  Derivó de la practica sociopolítica de la clase obrera durante el '55-'57, el despliegue de acciones reivindicativas contra los congelamientos salariales, que se desarrollan en los niveles de empresa y rama de actividad. Estas acciones permitieron reorganizar a los sindicatos y una nueva forma de cooperación: las acciones intersindicales entre peronistas y comunistas, lo que permitió ir organizando una dirección sindical paralela a la CGT intervenida.
2-  El PC se orientaba sindicalmente a implantarse en las empresas a través de establecer alianzas con el sindicalismo peronista
3-  La constitución en 1957 de las 62 Organizaciones peronistas, núcleo de dirección política, del sindicalismo peronista que permitirá cohesionar al activo sindical peronista en todo el país.

El cuadro político de dirigencias sindicales no era homogéneo: a principios del '57 existían: a) los gremios democráticos, antiperonistas y vinculados al Gobierno (UTA); b) los gremios democráticos independientes que criticaban al gobierno e iban acercándose a la oposición sindical peronista-comunista (La Fraternidad); c) sindicatos no normalizados o intervenidos (peronistas/comunistas) como la UOM. Además sobre la base peronista, comunista e independiente se crea la Comisión Coordinadora Intersindical de Gremios Normalizados (IS).  Esta jugo un papel activo en apoyo a huelgas sectoriales ferroviarias y de municipales en 1957. En junio  convoco a un paro nacional de 1 hora, el primero luego del golpe militar del 55. Este paro fue parcial, pero indicaba el importante grado de recuperación de los sindicatos. La IS convoca para el 12 de julio una huelga  general de 24 horas, que fue exitosa.
En este contexto de resistencia sindical, al gobierno, se produjo, el 1º de Mayo del '57 la convocatoria oficial al Congreso Normalizador de la CGT., aunque el fracaso del Congreso fue el fracaso del Gobierno y el sindicalismo “democrático”. Como consecuencia inmediata emergieron 3 grandes grupos sindicales: las 62 Organizaciones peronistas, los 32 Gremios Democráticos y las 19 Organizaciones, compuesta por comunistas e independientes. Este último se disolverá a fines de ese año creando el M.U.C.S. (Movimiento de Unidad y Coordinación Sindical) de orientación comunista. Con la constitución de las 62 Organizaciones se quiebra el intento del gobierno cívico-militar de reducir el sindicalismo peronista a pura acción gremial pues su discurso se basa sobre 5 puntos:
1. Libertad de los detenidos gremiales y levantamiento del estadio de sitio.
2. Derogación del decreto reglamentario de huelga
3. Derogación del decreto reglamentario del derecho de huelga
4. Aumentos de emergencia
5. Reanudación del Congreso de la CGT.
Sobre la base de estos 5 puntos las 62 y 19 organizaciones realizan 2 paros generales (uno de 24 y uno de 48 horas) entre septiembre y octubre de 1957. La formación de las 62 organizaciones permite al sindicalismo peronista no sólo hacer política sino convertirse en la fuerza moral y material de la reorganización, del partido. Mientras el “sector político” del peronismo permanecía pasivo y disperso, el creciente control del peronismo de los sindicatos permitiría contar con recursos materiales para la acción partidaria y recuperar la capacidad de los sindicatos de movilizar a los trabajadores peronistas según sus objetivos tácticos partidarios.

IV. Triunfo electoral del Acuerdo U.C.R.I./Perón: el sindicalismo peronista recupera la CGT. (1958/61)
En 1958 se firmó el pacto Perón-Frondizi y en las elecciones el peronismo apoya a la UCRI y esta se compromete a cambio legalizar al peronismo, entregar la CGT a los sindicatos y terminar con las persecuciones a los dirigentes políticos y sindicales de esa fuerza política. La UCRI no es solo acompañada por el peronismo sino también por el Partido Comunista y otras fuerzas de izquierda. El triunfo de la U.C.R.I. significó una doble derrota para la Revolución Libertadora: en el plan económico con el programa desarrollista-industrialista de la UCRI, era la antítesis de los distintos programas de estabilización y crecimiento por exportaciones tradicionales aplicados durante el gobierno provisional y en lo político, era el reconocimiento de la legitimidad del peronismo y la apertura hacia el levantamiento de su proscripción. Para el peronismo el triunfo de la UCRI y la perspectiva de recuperar la legalidad, significaba el fin de la etapa de resistencia e intentos insurrecciónales. Y para el sindicalismo peronista se abría la posibilidad de recuperar la CGT
El nuevo Gobierno es consciente de tres cosas: a) que su poder estaba basado en una alianza circunstancial con el peronismo; b) que las FF.AA. estaban en su contra, por el  programa desarrollista-industrialista y con el acuerdo con el peronismo; c) que tendría como enemigo a la UCRP. Para Frondizi sus primeros cien días eran decisivos ya que si los superaba entonces podría aplicar su política, caso contrario se originaría un golpe militar lo que lo obligó, entre mayo y agosto de 1958 a establecer alianzas con el peronismo, con los sindicatos, la Iglesia y con los EE.UU. Las medidas fueron:
  • Aumento de salarios.
  • Sanción de la Ley de Amnistía.
  • Se derogan los decretos que imponían restricciones a la actividad político-sindical. No significa la restitución de la personería jurídica.
  • Anuncia la política petrolera (pretendía lograr el autoabastecimiento con inversiones extranjeras en capital y tecnología).
  • Posición favorable a la libertad de enseñanza.

Tres de estas medidas tenían un único destinatario: el peronismo. La ley de amnistía y el levantamiento de prohibiciones al peronismo, tuvieron efecto limitado ya que algunos jueces no la extendieron a políticos peronistas y no alcanzaba a perón.
La política petrolera pretendía en lo inmediato lograr el autoabastecimiento a través de la investigación extranjera en capitales y tecnologías.
El 27 de agosto de 1958 Frondizi anunció el objetivo de reglamentar en la CN el “monopolio oficial en materia de enseñanza”. Era una concesión a la Iglesia Catolica. La reacción estudiantil, liderada por la FUA, y en contra de la reglamentación fue masiva y se prolongo hasta diciembre de 1959.
El resultado final de las medidas tomadas, fueron un boomerang para Frondizi, la UCRP, el Partido Comunista., el Partido Socialista y el peronismo se oponían a la política petrolera.; un amplio bloque liberal-izquierda se oponía a la política educativa.
El movimiento sindical con los aumentos de salarios del '59 se mantuvo expectante, pero cuando Frondizi propone las privatizaciones de empresas estatales se abre otro frente de batalla, ahora con el sindicalismo. El 17 de enero de ese año, un tanque Sherman derribó las puertas del frigorífico Nacional, reprimiendo a 7.000 trabajadores que ocuparon el lugar para impedir su privatización. Se produce una ola de huelgas convocadas por las 62 Organizaciones (asumiendo el rol de la CGT) por el tema de los frigoríficos, los metalúrgicos, el transporte y los ferroviarios.
La política de Frondizi consistía en acuerdos con el FMI, devaluación de la moneda, restricciones en el gasto y estímulo a las empresas privadas, pero como no había un respaldo social, estas medidas resultaron impracticables. En este contexto de rápido aislamiento político del gobierno Frondizista, las 62 avanzaron exigiendo el establecimiento de la legislación peronista y la devolución de la CGT.
En 1959 es sancionada la Ley de Asociaciones Profesionales, y a partir de ella, el Gobierno inicia negociaciones con las 62 (coordinadora de los sindicatos), la cual había combinado los métodos tradicionales de lucha con otros de índole terrorista. Era una lite que denominaba “todas las formas de lucha”. La caída de Perón produjo desorientación en el movimiento popular originando una formación de nuevos dirigentes efectuando muchos de los cuadros gremiales sus primeras armas en las organizaciones de la resistencia. Fue el caso de Vandor, dirigente de Philips en el '56, que llegó a fines de ese año a ser Secretario General de la U.O.M, en 1959.
La necesidad de vincular las luchas sindicales con la vigencia de la democracia política, condujo al peronismo a aumentar la relación sindicato/política. Ya no era lograr el retorno de Perón sino de forjar un movimiento sindical socio-político capaz de promover la reorganización del partido peronista y forjar alianzas civiles y militares para reconquistar el poder para Perón.
Antes de las 62 organizaciones, hubo intentos de recrear varias CGT`s y comandos “por arriba”. Estos fueron intentos que se correspondían a una fase de represión y aislamiento de las bases. Pero, lo que se necesitaba ahora era organizar la resistencia desde abajo y esto requería una organización de combate y resistencia, representativa de los sindicatos recuperados. Tal fue el origen de las 62
Las 62 operaban entre 1957-1958 sin apoyo partidario. En la práctica jugaban también el rol del PP, lo cual estimulaba al sindicalismo peronista para salir de la fábrica y proponer un programa económico-social para la sociedad. Este programa (programa de la falda) fue aprobado en 1957 en córdoba  y sus puntos centrales eran:
  • El control estatal del comercio exterior.
  • Nacionalización de empresas extranjeras monopólicas vinculadas a la exportación-importación.
  • Planificación de la comercialización.
  • Nacionalización de las fuentes de energía, de los frigoríficos.
  • Estatización del crédito.
  • Reforma agraria, extensión del corporativismo agrario.
  • Control obrero de la producción y distribución de la riqueza nacional.

Para resistir, el peronismo dio un giro a la izquierda pero sin involucrarse demasiado formándose así en el '59 el Movimiento Obrero Unificado (M.O.U.). Sus figuras mas destacadas eran Augusto Vandor (metalúrgicos), Amado Olmos (sanidad), Roberto García (caucho). El MOU aprobó una "Declaración de Propósitos", cuyos aspectos principales eran:
  • Libre discusión de los Convenios Colectivos.
  • Control de precios.
  • Estabilidad en el empleo.
  • Paralización inmediata de suspensiones y despidos.
  • Cese del plan de desnacionalización (cierre de importaciones a artículos de fabricación nacional).
  • Solución al conflicto del Frigorífico Nacional.
  • Devolución de los sindicatos a los trabajadores.
  • Normalización de la CGT.
  • Reforma agraria para entregar las tierras a quienes trabajan.
  • Levantamiento del estado de sitio.

En octubre del '60 se conformó la Comisión de los 20, compuesta por peronistas e independientes, para reclamar la devolución de la CGT y presionando con hacer un paro general. Finalmente Frondizi se reúne con ellos, firmándose más tarde un acuerdo en el cual se entregaría la CGT a la Comisión de los 20, a cambio de que ésta convocara a un Congreso Nacional para aprobar reformas de los cuerpos estatutarios y elegir autoridades. La CGT pasó a ser dirigida por los sindicalistas, o sea que en síntesis, el sindicalismo peronista había pasado primero por una fase de confrontación ('56/'57) y segundo por una fase combinada de confrontación/negociación ('58/'61), logrando la recuperación de espacios de negociación y el control de la mayoría de los sindicatos y la CGT.
La nueva dirección cegetista, logrando el objetivo de recuperar la organización, disminuyo el perfil de confrontación política con el gobierno y cesa de calificarlo de agente de la oligarquía para exigirle rectificaciones.
Con varios años de retraso Frondizi cumplía con uno de los términos del pacto firmado en 1958, que posibilitaba a la UCRI la victoria electoral. El sindicalismo peronista organizado en las 62 organizaciones, aliado con el sector independiente y el MUCS, había aprovechado la coyuntura política para recuperar su rol principal de  fuerza sindical. Al mismo tiempo tal cambio que origina la derrota temporal de los objetivos antisindicales del liberalismo conservador, había implicado simultáneamente el logro de conquistas socio-económicas para los trabajadores. Como consecuencia de ello la identidad histórica peronista de la mayoría de los trabajadores se conserva y se consolida. Por eso, cuando en 1960 las 62 se sintieron victoriosas decretaron la disolución del MOU.

V. Ortodoxos e integración: un debate sindical estratégico (1961/62)
El desarrollismo necesitaba forjar una alianza con dos corrientes sindicales, los peronistas y los independientes, para aumentar la productividad del trabajo. Para el desarrollismo el sindicato no debía ser destruido sino fortalecido como institución autorreguladora dentro de un esquema de sindicatos integrados.
El acceso al desarrollismo al gobierno, había significado el desplazamiento del bloque liberal-agrario, pues planteaba sustituirlo con un bloque nacional-popular que retornase a las tradiciones estatales y proteccionistas del peronismo, aplicando una estrategia modernizadora con participación de capitales y tecnologías extranjeras.
Pero el atraso cultural de los partidos y el elitismo frondizista, hacían difícil un acuerdo entre Gobierno y fuerzas sociales y políticas. En un contexto socio-político de democracia, sin concentración social y política las organizaciones comenzaron a funcionar legalmente, es así que la delegación de los 20 decidió que una comisión sindical formase parte de la delegación que iría a la Conferencia de la O.I.T.  El esfuerzo sindical más tarde se orientó a garantizar la aplicación de la Ley de Asociaciones Profesionales y la cotización automática. Este punto de la ley establecía que un trabajador aportaba al sindicato al comenzar su contrato, pudiéndose negar por escrito a la empresa. Esa negativa no le quitaba la cobertura del convenio colectivo, pero sí lo excluía del sistema de obras sociales administrado por el sindicato. Estos cambios estimularon al sindicalismo peronista e independiente a acentuar el componente socio-laboral en la acción sindical. Pero tal tipo de confrontación contenía el peligro de estimular la emergencia de una corriente sindical interesada en confundirse con el desarrollismo: tal corriente se esboza con el llamado integracionismo representado entonces por Cardozo y Gomis.
La emergencia de un sindicalismo integracionista fue el resultado de: a) la tendencia del sindicato peronista a integrarse al Estado; b) La prematura formulación estratégica de los integracionistas de que el sindicalismo peronista, sin abandonar el objetivo del retorno del peronismo, debía aceptar que la recuperación del poder político era una tarea a largo plazo y que para cumplir con sus funciones socio-laborales el sindicalismo peronista debía negociar con gobiernos no peronistas para recuperar su poder. La segunda propuestas de los integracionistas era correcta y seria llevada a la practica desde 1963 por el vandorismo. Aunque la mayoría de las organizaciones rechazaron el intento "integracionista". Esta actitud era comprensible ya que el Gobierno preocupado por la productividad, no avanzó a una auténtica participación desde la CGT. Hacia 1961 se estancó el salario, aumentó el desempleo y el precio de los productos básicos. La Comisión de los 20 continuaba normalizando la CGT pero frente a los cambios económicos, comenzó a realizar huelgas. En este contexto de conflicto sindicato-gobierno, el emergente integracionismo se disolvió.
La CGT a fines del '61 era una organización fuerte y en 1962 se convocó a elecciones para gobernadores, senadores y diputados en las que se planteaba la participación o proscripción del peronismo. Esto creó un dilema para el Gobierno ya que una derrota del peronismo lo podía acercar a un compromiso con los partidos liberales; pero si el peronismo ganaba podría ocurrir un golpe militar contra el Gobierno. Hasta el mismo Perón se mostraba renuente a participar en los comicios por temor a que un triunfo peronista ocasionara dicho golpe militar.
En las 62 existía la idea de colocar sindicalistas en las listas peronistas por lo que ante esta realidad sindical, Perón cede y avala la participación del peronismo.
En las elecciones vence el peronismo en 10 de las 14 provincias por lo que Frondizi anula las elecciones quedando en mano de las FF.AA., que lo derrocan e instalan como  presidente civil en un gobierno militar al vicepresidente José M. Guido. Pese al golpe de estado el peronismo no fue perseguido. El golpe solo había sido para impedir el retorno al gobierno. 
Lo sucedido no desmoralizó a la CGT que comprendió que el objetivo era fortalecer aun más a las organizaciones sindicales y preparase para futuras batallas de desgaste del resistente antiperonismo existente en las FF.AA.  

Segunda Parte: “Estrategia Vandorista para convertir al sindicalismo en factor de poder”

VI. Congreso Normalizador de la CGT (1963)
A principios de 1963 se realizó un Congreso Normalizador de la CGT siendo el mismo liderado y homogeneizado por las 62 Organizaciones y permitido por un nuevo gobierno militar.
En la reforma de estatutos lo principal fue:
1-    Se suprimiría en la declaración de principios la adhesión a la ideología peronista, pero se reafirmaba el derecho de las organizaciones sindicales a la acción política.
2-    Se reafirmaba (indirectamente) que la CGT lucharía por el pluralismo político en el país, es decir por la legalización del peronismo.
3-    En materia de relaciones entre el Comité Central Confederal (CCC) y sus afiliados, se anulaba la atribución de este de intervenir a las organizaciones afiliadas y se preservaba su autonomía.
Expresaban un cambio sustancial en el manejo de la CGT: hasta 1955, el poder del Secretariado y el CCC era legitimado por Perón, ahora ese poder era legitimado por las uniones y federaciones mas fuertes.
4-    El secretariado seria elegido con el congreso y no, como anteriormente en el CCC. Esta medida era democrática, pero también implicaba la perdida de poder de los sindicatos pequeños y medianos.

El congreso emitió una declaración cuyos aspectos centrales eran:
En los Social
1-    Libertad de los detenidos y condenados por cuestiones políticas
2-    Repudiar el decreto de la seguridad del estado, restitución de las personerías gremiales suspendidas o canceladas, cese de las clausuras a los locales de los sindicatos
3-    Plena vigencia de las leyes de previsión social, creación de nuevas fuentes de trabajo, reincorporación de los cesantes por causas gremiales y prohibición legal de los despidos en masa
4-    Otorgamiento de créditos liberales por el banco hipotecario nacional para la vivienda obrera
5-    Participación de los trabajadores en la dirección de las empresas, legislación para la mujer que trabaja.

En lo Económico
1-    Efectivo funcionamiento del Instituto Nacional de Remuneraciones y la urgente solución del problema de sueldos y salarios.
2-    Cambio total de las estructuras económicas, dando una efectiva participación a los trabajadores en todos los órganos de conducción de la vida económica de la nación
3-    Control de costos y fijación de precios máximos para los artículos de primera necesidad y estabilización política de precios en general  con control sobre sus costos
4-    Anulación de los contratos petroleros
5-    Reforma agraria, realizada en profundidad, concretando un sistema de distribución de la tierra.

En lo Político
1-    Retorno a la constitución y al estado de derecho
2-    Levantamiento del estado de sitio
3-    Libertad de prensa oral y escrita
4-    Modificación del estatuto de los partidos políticos permitiendo que el pueblo que coloque en pie de igualdad y pueda manifestar su voluntad
5-    Amnistía amplia sin distinción de sectores.
6-    Eliminación de los servicios de inteligencia oficial es de represión y de persecución de las ideas
7-    Defensa de los bienes patrimoniales de la Nación (ferrocarriles, gas, agua y energía, teléfono, etc.), no permitiendo su enajenación.

El Congreso fue liderado y homogeneizado por las 62 organizaciones. En ésta emerge la U.O.M. como sindicato líder, el sector independiente fue incorporado al secretariado pero en minoría y pasa a ser su Secretario General, José Alonso (Sindicato del Vestido), quien le da una etapa de gran vitalidad política a la CGT., la que se sentía fuerte, capaz de jaquear gobiernos y de ser la única organización socio-política liderada por el peronismo con posibilidades de impulsar la recuperación y reorganización del propio partido.
La CGT, realiza un interesante juego de actualización de su programa socio-económico, pero sin modificar su tradicional postura en desprecio de la democracia política, la cual es confundida y disuelta dentro de la categoría de democracia formal.
Alonso era un dirigente sindical fuertemente influenciado por corrientes preconciliares e integristas de la Iglesia Católica.
El congreso Normalizador se desarrollo en condiciones políticas particulares: el país había retornado a una semidictadura o dictadura blanda, practicada por el presidente Guido. Pero al mismo tiempo  el peronismo se sentía más fuerte, ya que se había demostrado que el país era ingobernable sin la participación del justicialismo.
La columna vertebral se percibía a si misma como la fuerza socio-política peronista que había hecho posible un cambio en la correlación de fuerzas en la sociedad política a favor del peronismo. En el interior de las 62, se comienza a pensar que ésta era no solo "la columna vertebral" sino el poder que decidía dentro del peronismo, aún a pesar del propio Perón que debía aceptarlo para preparar su táctica y recuperar el poder. Esta especulación se convertirá en teoría política y así nacerá el "vandorismo" (es decir un sindicalismo vinculado al partido peronista pero política y orgánicamente autónomo).
Por el contrario, el vandorismo acentuara la tradición peronista de subsumir al sindicalismo en le partido peronista, con la diferencia que según los cánones vandoristas el partido se subsumiría en el acuerdo entre las 62 y núcleos partidistas “neoperonistas”. Para Perón lógicamente esta ecuación no era aceptable.

VII. Plan de lucha (1963/1964)
A partir de 1959 el crecimiento económico se había sustentado en los procesos de acumulación de capital en los sectores industriales productores de bienes de consumo duradero y la expansión de la infraestructura. A partir de 1960 se inicia una larga fase de expansión económica que se prolongó hasta 1974, pero esa expansión dependió de los procesos de acumulación de capital en esos sectores, sin originar aumentos en la ocupación industrial. El desarrollo industrial desigual dio como resultado que los salarios dependieron cada vez más de la productividad sectorial. En consecuencia el sindicalismo percibió (y en esta percepción reside un núcleo teórico del vandorismo) que el centro del poder sindical se desplazaría de la CGT a los “sindicatos fuertes”, capaces de imponer reivindicaciones laborales diferenciadas.
El vandorismo fue quien propagandizó la celebre y primitiva consigna “Ni gorilas ni marxistas, peronistas”. Tal consigna abarcaba solo a las 62 organizaciones.
La CGT mantenía su carácter de promotora de un piso básico para las condiciones salariales y sociales. Pero su función principal era ahora más “política”.
El vandorismo tuvo que abordar otro asunto de gran importancia (hecho político) este consistía en que el peronismo en general y las 62 organizaciones en particular, tenían que aceptar que el retorno de Perón al poder era inviable a corto plazo.
Perón alejado largo tiempo, carecía de capacidad para dirigir el movimiento personalmente. Para el vandorismo se necesitaba una dirección política peronista ubicada en el país y autónoma de perón
El vandorismo se orienta a construir una fuerza político-sindical homogénea a través de las 62 organizaciones, de esta manera podía controlar a la CGT e imponer decisiones políticas al interior del movimiento peronista. La voluntad política de Vandor de dirigir el peronismo sin perón generaría una nueva cultura política dentro del peronismo. El vandorismo comprendió claramente que la reinstalación de la enorme fuerza social y política del peronismo en la sociedad política  a partir de 1958, presentaba 2 aspectos contradictorios:
1-    Reinstalación de la tradición histórica del movimiento construido entre 1944-1946 y mayoritario en la sociedad civil hasta 1955
2-    Esa rehabilitación se debería producir como “cohabitación” con las FFAA, con los grandes grupos económicos, con la UIA, la sociedad rural.

El vandorismo formuló una consigna organizativa clara: controlar primero a los sindicatos industriales clave, en especial la UOM, controlar luego la CGT y desde allí expandir la fuerza sindical al interior del movimiento policlasista peronista, implantando a las 62 desde la base organica (unidades básicas) hasta la direcciones provinciales y nacionales del Partido.
La consigna del vandorismo fue: "ni gorilas ni marxistas, peronistas" y aceptando la convivencia con sectores independientes que tenían en su poder a algunos sindicatos fuertes.
El vandorismo comprendió inmediatamente después de realizado el Congreso Normalizador de la CGT que se estaban creando las condiciones en el país para una nueva contraofensiva peronista: Por un lado el nuevo gobierno cívico-militar se había debilitado luego de la lucha entre azules y colorados 1962. Por otro lado, la política económica del gobierno, al promover el traslado de ingresos del sector agroexportador, había provocado un fuerte desequilibrio en el sector industrial, generando en 1963 la caída del P.B.I., aumento de la desocupación y de la caída del salario real. El futuro prometía un gobierno civil débil y sometido a fuertes tensiones sociales, lo cual facilitaría el hostigamiento político y sindical peronista. Si bien el gobierno de Guido se batía en retirada, no por eso cedía frente al movimiento sindical, restableciendo limitaciones al derecho de huelga y prohibiendo nuevamente la actividad política a los dirigentes sindicales. La CGT, fortalecida por el congreso Normalizador considero que era necesario presentar una batalla frontal frente al gobierno cívico militar y al mismo tiempo alertar a un futuro  gobierno civil que debería negociar con los sindicatos: entre el 15 y el 18 de abril se reunió el CCC y resolvió implementar un plan  de larga duración (1963/1964)  cuyas principales propuestas eran:

·         Actualización de salarios con relación al creciente costo de vida.
·         Control de costos y fijación de precios máximos para artículos de primera necesidad.
·         Propugnar la plena ocupación.
·         Pago de jubilaciones y pensiones atrasadas
·         Jerarquización de la enseñanza publica
·         Política crediticia orientada a reactivar la producción
·         Defensa de la producción del campo.
·         Plan de construcción de viviendas populares.
·         Reincorporación de cesantes por asuntos gremiales.

Este se realiza entre abril de 1963 y Junio de 1964 y será la acción sindical mas prolongada en la historia del movimiento obrero argentino, una larga guerra combinada de movimientos y posiciones. Este comenzó con una entrevista con el presidente Guido, quien respondió con evasivas a los pedidos sindicales lo que originó que dicho plan fuera ejecutado después de las elecciones.
Elecciones del 7 de julio: Peronismo proscripto a través del Frente nacional y provincial. También anularon la candidatura del neoperonista Raúl Matera. El vencedor resulto la UCRP con Illia, que logró el 20% de los votos.
Una vez que el nuevo Gobierno asumió y ante la falta de respuestas a sus reclamos, se reunió el CCC de la CGT decidiendo la realización de una concentración y paro, durante la ejecución de esta nueva fase del Plan de Lucha, la CGT se entrevista nuevamente con le presidente Guido el 26 de agosto (los reclamos son políticos). Nuevamente el gobierno respondió con evasivas. Entre agosto y octubre continúan las acciones de agitación. Pero no se realiza ningún para general, dado que se espera la respuesta del nuevo gobierno radical que sume el 12 de octubre. El 20 de octubre la CGT realiza una nueva entrevista y tampoco recibe respuesta positiva. Sobre esta base en noviembre se reúne la CCC quien decide realizar el 6 de diciembre una concentración obrera frente al congreso nacional. Un día antes de la concentración la CGT se entrevista con Illia y entrega un memorial con reclamos laborales y políticos. Pero el paro de 10 a 16 horas para el día siguientes seguía en pie. Con el paro y la concentración del 6 de diciembre la CGT  considera finalizada la primera etapa del Plan de Lucha. 
El 16 de diciembre el CCC aprueba el inicio de la Segunda etapa. El 28 de febrero se reúne nuevamente el CCC para ejecutar el único punto en el cual se había coincidido con el gobierno radical: enviar varios proyectos al congreso sobre la aplicación de la ley de abastecimiento, aumento de montos mínimos a  jubilaciones y pensionados. El gobierno intentaba desplazar el conflicto hacia las acamaras de diputados y obligar a la CGT a involucrarse en el funcionamiento del Poder Legislativo y aceptar las decisiones de ese poder: la CGT acepto el reto del gobierno, pero no se limito a enviar los proyectos si no que los acompaño con medidas de fuerza, justificables plenamente en tanto la proscripción del peronismo hacia que no contase con diputados y senadores peronistas.
La CCC resolvió el 1º de mayo impulsar una nueva forma de acción sindical: se producen ocupaciones de fábricas siendo una forma de lucha lindante con una postura "subversiva e izquierdista" puesto que cuestionaba la autoridad de los empresarios. Pero el vandorismo estaba dispuesto a ir más lejos hasta lograr que el movimiento sindical fuese reconocido por el empresariado como "factor de poder".
Con ocupaciones de fábricas  la CGT dio por iniciada la segunda etapa del Plan de Lucha que no solo  cuestionaba al Gobierno sino a los empresarios.
EL CCC resolvió en su reunión del 8 de julio dar un nuevo viraje y reinstalar las movilizaciones obreras dentro de un espacio político mas amplio: de allí la resolución de convocar a Cabildos Abiertos, se realizaron 45 cabildos abiertos zonales y provinciales y uno nacional.  El plan de lucha logró el objetivo: demostrar que la CGT era un "factor de poder",  y que se convirtiese en el eje de aglutinamiento de partidos políticos y movimientos sociales populares. Pero en el interior de la organización obrera el sector independiente indicó a las 62 Organizaciones que no estaba dispuesto a ser el "furgón de cola" para desestabilizar al gobierno radical del Dr. Illia. Y en las propias 62 había quienes pensaban con razón que el vandorismo intentaba construir un peronismo sin perón  y que ello era inadmisible.

VIII. Entre la democracia política radical o la “Comunidad Organizada”: el sindicalismo peronista es atraído por el bloque cívico-militar golpista (1965)
El Plan de lucha solo logró demostrar que la CGT era un factor de poder. Sin embargo, el peligro de que el plan de lucha desembocase en una acción insureccional no estaba contemplado en las cúpulas del peronismo sindical y político. Cuando el sector intransigente de Framini fue desplazado de la dirección de las 62, el vandorismo se afianzó y reforzó su posición para promover el diálogo con el gobierno y las FF.AA. para facilitar la participación del peronismo en el sistema político y obligar a la UCR a abandonar el objetivo de escindir al movimiento sindical  promoviendo el paralelismo orgánico.
Pese a la estrategia dialoguista de las 62 los independientes no deseaban ahondar el conflicto con el gobierno y tampoco eran partidarios de apoyar una concepción político-sindical que servía para fortalecer exclusivamente al peronismo. Por eso, a mediados de junio, resolvieron mantenerse en el CCC pero retirarse de los cargos del secretariado y del consejo directivo. Estos en el CCC celebrado en junio sostuvieron que debía darse por terminado el plan de lucha ya que el gobierno había promulgado la ley de salario mínimo vital y móvil.
En su 3º etapa, el Plan de Lucha debía desarrollarse sin ocupación de fábricas y con centro de acción en los Cabildos y movimientos frente al Congreso. Los independientes no aceptaron y esta etapa fue vinculada con el llamado "Operativo Retorno" de Perón. Las 62 organizaciones bajo el liderazgo de Vandor concibieron el plan de lucha como un largo operativo estratégico en el cual las reivindicaciones laborales apuntalaban una estrategia política de “objetivos múltiples”, acertadamente planteados por Rodríguez lamas.
El Plan de Lucha terminó siendo una operación desgastante para la CGT y que los objetivos laborales conquistados fueron insignificantes. Lo importante políticamente era que ese plan había logrado éxito político. Por una parte se logro quebrar el intento de la UCRP de dividir orgánicamente al movimiento sindical y al mismo tiempo revitalizar la actividad sindical a nivel de sectores y de empresas y por otra parte el plan demostró a la sociedad política antiperonista que la estabilidad política del país dependía de la participación electoral del peronismo y del reconocimiento de la CGT como “factor de poder”. El plan de lucha hizo recordar a la sociedad política que no había podido contar con un régimen democrático estable  desde 1955, por ausencia de un pacto de gobernabilidad con el peronismo.
Al finalizar el plan de lucha, las 62 organizaciones no solo habían revitalizado a la CGT, sino también afianzado su hegemonía en la central obrera.
La consolidación de la “columna vertebral” peronista en la CGT, reforzó en el gobierno radical la errónea tesis de que era necesario dividir al movimiento sindical. Pero que no se correspondía con su amplia actitud política institucional de favorecer la progresiva legalización del peronismo: 14 de marzo de 1965, en las elecciones para renovación parcial del Congreso Nacional y otras autoridades provinciales, las listas peronistas de la Unión Popular lograron triunfar.
La actitud antisindical de la UCRP devenía de su carácter de partido liberal-popular basado en la clase media y liderada por una elite política aferrada al paternalismo y al caudillismo patricio instalado por Irigoyen. Pero, la UCRP era un partido liberal-popular decidido a restablecer la democracia política sin proscripciones
En el accionar del peronismo estaba latente la opción de un pacto con las FF.AA. para desalojar por la fuerza a la UCRP del gobierno.
La irracional confrontación entre la UCRP y la CGT llego al sumun cuando en febrero de 1965 el gobierno promulga el decreto 969 de Asociaciones Profesionales que intentaba democratizar a los sindicatos con restricción de poderes a los órganos directivos.
En septiembre de 1958 se aprobó la ley 14.455  que reimplanta el régimen  legal que rige  durante los gobiernos peronistas: Los trabajadores pueden constituir libremente y sin necesidad de autorización organizaciones sindicales y tienen el derecho a afiliarse, reconocía personería gremial a un solo sindicato (más representativo). En dicha ley la intervención del estado era significativa.
El gobierno radical, intentó utilizar dicha ley para limitar la capacidad de control de las 62. Se establece el voto secreto y obligatorio para los afiliados, se otorga al Ministerio de Trabajo el poder de suspender las personerías y se autoriza a las seccionales a manejar los aportes de los afiliados.
La CGT condujo a jerarquizar el rol organizador de las 62 y los grandes sindicatos según la teoría Vandorista. Esto debilitó la táctica de Perón de dirigir por encima de todo el movimiento.
El propósito del vandorismo por darle cauce a la organización del movimiento en cuadros de conducción, no solo hería mortalmente la relación entre el caudillo y la masa, sino que también tendía en última instancia a sumar al peronismo a las reglas del juego del sistema de partidos. Ello genero, como respuesta por parte del mismo perón, que envió a la Argentina  (como delegada personal) de su esposa María Estela Martínez, con la finalidad de defenestrar por completo el intento independentista y autonomista de Vandor.
Para Perón Vandor había ido demasiado lejos. Era necesario desmontar el intento de organizar un neoperonismo, un peronismo “sin perón”. Perón se vio obligado a actuar directamente en varias elecciones provinciales llegando a dividir al propio peronismo para impedir triunfos electorales del neoperonismo-vandorismo.
Todas estas alternativas eran seguidas por las FF.AA. que veían que en las nuevas elecciones triunfaría nuevamente el peronismo. Para las FFAA el golpe de estado era inevitable. No cabe duda de que radicales y peronistas marchaban hacia el abismo. Para ambos partidos (radicalismo y peronismo) era “fatal” un retorno de las FFAA al poder.

IX. Golpe de estado de 1966: Avales y esperanzas sindicales
A principio de 1966 se desarrollaba en el interior del peronismo una lucha abierta entre perón y Vandor, que controlaba las 62. Mientras perón intentaba conservar el control del movimiento  para golpear y negociar su retorno al poder, el vandorismo se orientaba a constituir una especie de partido laboralista, basado en los sindicatos, inserto en el sistema político real y factor de poder en la negociación política.
La formula vandorista fue “para salvar a Perón hay que estar contra Perón”. Vandor pensaba articular desde el “partido laborista” amplias alianzas con el neoperonismo político y el desarrollismo.
El anciano líder decidió enfrentase con Vandor en los campos partidario y sindical. En lo partidario enviando a Isabel Perón para reorganizar el partido y limitar el poder del neoperonismo. El éxito de perón es parcial gana en Mendoza pero pierde en Jujuy.
Al mismo tiempo Perón promueve la escisión de las 62, ganando a José Alonso y al núcleo de los 19 sindicatos.
El vandorismo contraataca y el 15 de febrero Alonso es destituido como secretario de la CGT y reemplazado por Fernando Donaires.
El sindicalismo peronista vivía su crisis interna en medio de un agravamiento de la crisis económico-social: A mediados de diciembre de 1965 Pugliese había informado al FMI que se ejecutaría una devaluación de la moneda, restricción del gasto público y congelamiento de los salarios. El objetivo era recibir nuevos créditos del FMI. EN enero de 1966 el gobierno anuncio que los topes de aumentos salariales para el año serian del 15%.
En abril el congreso nacional, personado por los sindicatos, modifico la ley 11729, restringiendo la capacidad de los empresarios de despedir personal. La UIA, la sociedad rural, ACIEL, la CGE, exigieron a Illia el veto de la ley pero este se negó: en los marcos de la alianza circunstancial con el gobierno, la CGT convoco el 7 de junio a una exitosa huelga general para frenar la contraofensiva empresarial. Esta alianza CGT/gobierno duraría poco. Por que se produciría al mismo tiempo un acelerado proceso de negociación entre las FFAA, el peronismo y el desarrollismo para desalojar a la UCRP del gobierno. El peronismo opta por apoyar el golpe de estado. Perón desde Madrid, avalo la especie local de que Onganía, líder del golpe en marcha, era un “nuevo perón”: el débil gobierno minoritario radical, debilitado por la crisis económica y acosado por las huelgas obreras y estudiantiles se mostraba impotente para detener el golpe de estado.
EL 28 de junio de 1966 se produjo el golpe de estado. El conjunto del peronismo apoya la asonada militar. Se iniciaba una larga dictadura militar, autocalificada “Revolución Argentina”. La CGT, producido el golpe, emitió una declaración en la cual destaca la afinidad ideológica entre el peronismo y el nacionalismo católico del nuevo presidente Onganía,
Solo el débil MUCS se manifestó en contra de la asonada militar.

Tercera Parte: “El Nacionalismo integrista conservador en el poder: desventuras y repliegue vandorista. Emergencia de corrientes sindicales de resistencia activa  a la dictadura militar (1966-1970)”

X. El vandorismo criticado en sus fundamentos: escisión sindical. Formación de la CGT de los argentinos y la CGT de Azopardo (1966-1968)
Las 62 vandoristas autocalificadas de “Leales a Perón” y las 62 de “Pie junto a Perón”, simpatizaron  con el golpe de estado, al cual no solo valoraban como la desarticulación de un operativo liberal sino además como la posibilidad de reeditar el pacto sindicatos-ejercito de 1945.
El nuevo régimen militar comenzó por proscribir a todos los partidos políticos, en tanto el objetivo de Onganía y su equipo nacionalista-integrista, pensaba en la conformación de un movimiento político corporativo. Para eso necesitaba sindicatos dóciles, por eso adopta la medida de devolver la personería gremial a varias organizaciones intervenidas por el gobierno radical. El acercamiento de Onganía a la CGT, no tenía como interés promover el poder sindical sino señalar que los sindicatos tendrían un lugar en el nuevo orden estatal si aceptaban las reglas del juego del gran capital  y las FFAA.
En agosto se firmó la ley que establecía el arbitraje obligatorio y cuando algunos sindicatos iniciaron medidas de fuerza fueron intervenidos.
La intervención al Sindicato Unido Portuarios Argentinos (SUPA) y la ley de racionalización de trabajo portuario origino la primera huelga contra el gobierno militar que se prolongo durante 2 meses. Pese a estas medidas antisindicales la CGT trataba de mantener buenas relaciones con el gobierno.
El nuevo régimen formulo en noviembre el Programa económico de la Revolución argentina de Orientación monetarista, cuyo objetivo principal era modernizar la economía argentina. La estabilización de precios internos y salarios era esencial. Para esto fueron congelados los segundos y controlados los primeros.
La respuesta inicial de la CGT fue una huelga general el 14  de noviembre, esta solo logro el desplazamiento del ministro de economía y su reemplazo por Kriger Vasena, vinculado a las empresas subsidiarias extranjeras en el ramo de la alimentación.
La política de Vasena expresaba el intento de reinstalar la economía argentina en el mercado mundial, sobre la base de modificar la estructura de las exportaciones, a favor de los productos agroindustriales y en detrimento del tradicional monopolio de cereales y carnes. Suponía un rápido proceso de modernización y aumento de productividad de la economía argentina. El medio fundamental era el reemplazo de la mano de obra por bienes de capital y tecnología extranjera. Tal política condujo a la reducción de aranceles para la importación y reformas impositivas que ocasionaron una ola de quiebras en las pequeñas y medianas empresas, las principales fuentes de trabajo. Al mismo tiempo el gobierno implanta fuertes retenciones a la exportación de productos del campo, para subsidiar las exportaciones no tradicionales. Quien pagaría el costo por esta política de apertura y modernización segmentaria, seria la clase obrera que soportaba los aumentos de los precios de alimentos mientras que los salarios estaban congelados. Las nuevas inversiones de tecnología, no eran generadoras de empleo masivo y ocasionarían mayor desempleo. La desocupación se aceleraría por el cierre de las empresas.
Entre 1967 y 1968 el país conoció una extraña calma producto de la mezcla entre expectativa esperanzada y represión. Pero se estaban acumulando subterráneamente tensiones sociales y políticas que podrían desembocar en una profunda crisis política.
En 1967 el vandorismo continuaba controlando la CGT: su táctica era dialogar desde posiciones de fuerza con el régimen militar.
El 3 de febrero el CCC por mayoría resolvió convocar a un paro general el 1 de marzo que fue masivo. Pero la respuesta de la dictadura fue rápida y contundente: se retiraron las personerías gremiales a la FOTIA, FOETRA y a la propia UOM. También se suspendió la aplicación de convenciones colectivas de trabajo y se limitaron beneficios sociales a los trabajadores de la administración pública, ferrocarriles, puertos, servicios eléctricos, etc.
El vandorismo comprobó que había poco espacio para negociar con el gobierno militar.
Al encontrarse frente a un estado altamente concentrado y hostil, la dirección de la CGT no supo que hacer y una parte de la misma se volcó hacia la capitulación lisa y llana. La derrota provoco un reagrupamiento defensivo, uno de cuyos resultados fue la configuración del llamado bloque oficialista. Roto el equilibrio de la clásica fórmula “presionar para negociar” los participacionistas trataban de negociar de cualquier manera.
El vandorismo se había quedado sin espacio político, dado que en ese momento el régimen no era impresionable por la fuerza teórica de los sindicatos.
Las 62 siguieron divididas un tiempo mas, después de la derrota que sucedió al paro general del 1 de marzo de 1967 y cuando sus dirigentes llegaron a  un acuerdo de unidad, su fundamento residía más bien en la impotencia mutua para hacer frente a la situación.
Durante 1697 los dirigentes gremiales llegaron a comprender que los sindicatos como grupo de presión habían llegado al límite de sus posibilidades durante el pico de movilizaciones en 1964.
El retorno del jefe popular era imposible, a nos ser que mediara una gran acción de masas que infringiera una derrota decisiva al régimen oligárquico, como la que años después le proporcionaría el Cordobazo.
Los sindicatos a su vez no se proponían ninguna insurrección, sino en todo caso imponer todo el peso de su clase social en la mesa de negociaciones.
La crisis del movimiento obrero habría de prolongarse hasta mayo de 1969, con el Cordobazo.
Antes de que estallara el Cordobazo y las grandes movilizaciones en el interior del país, el cuadro sindical experimento un nuevo reagrupamiento. En marzo de 1968 la división del movimiento obrero quedó institucionalmente consagrada. En ese mes una comisión provisoria de 20 miembros (los dos peronistas e independientes) a la que había quedado reducida la conducción de la CGT (desde 1967), convocó al Congreso Normalizador Amado Olmos. Pero antes de dar comienzo a las deliberaciones, el sindicalismo estaba nuevamente dividido en dos fracciones. 
A la derrota de la huelga del 1 de marzo le siguió una larga etapa de parálisis del movimiento obrero, que se prolongaría hasta mayo de 1969, con el Cordobazo. No era solo consecuencia de la derrota, era también el producto de participacionistas y dialoguistas de no hostigar el régimen de Onganía.
La pasividad la dirección de la CGT (estaba en manos de una comisión de 20 gremios de los 62´ y los independientes) no era compartida por diferentes corrientes sindicales que planteaban la oposición frontal al régimen militar. Estas corrientes eran: sindicalismo peronistas combativo de orientación cristiana; sindicalismo clasista pluralista y los sindicatos intervenidos por la dictadura militar, la 62 de pie. En su conjunto, estas corrientes tenían un objetivo sindical común: desalojar a la alianza Vandorista-independiente de la dirección de la CGT.
Para los días 28/29 y 30 de marzo fue convocado por los 20 el mencionado Congreso Normalizador: en este, se enfrentan 2 posturas antagónicas que se expresan alrededor de un tema puntual: reconocimiento o no de los delegados de los sindicatos intervenidos. Triunfa la postura de incorporar a los delegados de los sindicatos intervenidos originando el retiro del vandorismo. La organización sindical que sale de este congreso, será conocida como la CGT de los argentinos. Y tendrá vigencia solo por dos años, disolviéndose en 1970.
Las 62´ vandoristas mantienen control sobre la central de Azopardo  y los fondos sindicales pasando a denominarse la CGT Azopardo. Esta división se extiende al interior del país. Los sindicatos participacionistas liderados por Luz y Fuerza permanecen neutrales pero con conexiones con la CGT de Azopardo. La CGT de los argentinos adopto un programa de liberación nacional y social. Y una táctica política de confrontación abierta con la dictadura. Pero el bloque de sustentación era heterogéneo y pronto parte de los sindicatos intervenidos y sectores de las 62´ comienzan a abandonarla. Esta soporta una creciente represión de la dictadura a través de nuevas intervenciones y detenciones de dirigentes sindicales.
En el desplazamiento de organizaciones sindicales de la CGT de los argentinos a la CGT de Azopardo tuvo importancia otro hecho: a principios de 1969 se produce la reconciliación de Perón con Vandor y el acuerdo de reunificar las 62 organizaciones. Al fin de cuentas, el vandorismo expresaba la tradición sindical peronista y podía ser “recuperado” y colocado bajo el liderazgo estratégico del líder exiliado.
El interés de Vandor por llegar a acuerdos con perón era también fuerte, en tanto no solo tenia que enfrentarse a combativos y participacionistas, sino que necesitaba el apoyo de perón para mantener el control de las 62.
La CGT de los argentinos fue una fuerza socio-política propagandística de la subversión frente a lo existente. Ese rol fue importante porque estimulo la formación de núcleos  sindicales combativos, en comisiones internas, en cuerpos de delegados y en direcciones sindicales, lo cual tendría suma importancia, pues empalmaría con un cuadro de gestación de movilización espontánea de los trabajadores en diversas áreas del país y cuya simbiosis dará lugar al Cordobazo.

XI. El Cordobazo, nuevas izquierdas encuentran espacios políticos para intentar instalarse en la sociedad (1969)
En junio de 1968 se celebra el congreso extraordinario de la CGT Azopardo, que se reúne bajo el lema de “por las libertades públicas y salarios dignos y contra la desocupación y los monopolios”
El congreso plantea un programa de de acción, compuesto por un plan de emergencia, un plan de corto plazo y un plan de mediano plazo. En su conjunto se trata de un programa de reactivación económica, mejoras salariales, políticas sociales y restablecimiento de los derechos de organización y actividad sindical.
El país era un polvorín seco y solo se necesitaba una mecha para encenderlo y esa mecha fueron los radicalizados estudiantes universitarios. En las movilizaciones universitarias se observaba dos hechos sumamente importantes: recibían apoyo de las clases medias urbanas empobrecidas por la política económica del régimen  y de núcleo trabajadores sindicalizados que canalizan su protesta social  al margen de las organizaciones  sindicales.
En este contexto de “suversionismo espontáneo”, se produjo  una situación particular en la ciudad de Córdoba. En esta ciudad, permeable a las ideas políticas renovadoras, se desarrolla en la década de los 60 una clase obrera moderna y joven, en las industrias dinámicas metalmecánicas, automotriz y otras. Se conforma una compleja trama de relaciones entre obreros, estudiantes e intelectuales.
El 29 de mayo de 1969 luego de una asamblea obrera en el sindicato SMATA, los trabajadores marcharon hasta el centro de la ciudad para cumplir con la resolución del plenario intersindical: Paro activo. A esta manifestación se unen universitarios, jóvenes de los barrios  y sectores de la pequeña burguesía: la manifestación se transforma en ocupación de la ciudad. La policía retrocede los manifestantes forman barricadas. Los bancos de Londres y británicos, la empresa Ford y otras son atacadas y sufren destrozos. El sindicato luz y fuerza deja a la ciudad sin luz. Al anochecer del 29 el III Cuerpo del Ejército resuelve entrar en la ciudad y logra sofocar el levantamiento. El 30 la ciudad es paralizada por una huelga general. Se ha producido el Cordobazo.
Como consecuencia del Cordobazo se produjo en la clase obrera cordobesa una ruptura con la cultura sindical peronista tradicional y ello permitió que se iniciase un proceso de sustitución por “otras” culturas obreras de signo izquierdista, articuladas en la práctica de la democracia sindical. El Cordobazo produjo un cambio sustancial en los métodos de lucha: Ocupaciones de establecimientos con asambleas autoconvocadas, paros “activos” con abandono de los lugares de trabajo, movilizaciones callejeras, restablecimiento del rol organizador de las comisiones internas y cuerpos de delegados. En el plano ideológico se produjo la emergencia de una cultura sindical clasista articulada en genéricas ideas socialistas.
Hasta 1968 la actividad sindical había tenido por escenario los despachos oficiales y las gerencias de las empresas, mientras que a partir de 1969 desciende a los galpones fabriles y se vuelca en las calles.
A partir de 1946 y hasta 1968 el sindicalismo argentino había utilizado fundamentalmente el pedo numérico de sus cotizantes para introducirse en el juego de las fuerzas que rige las relaciones entre los factores de poder en la cúpula social y política. Pero a partir de 1969 la participación de las bases comienza a resurgir, desbordando frecuentemente a dirigentes y aparatos.
La primera consecuencia del Cordobazo en el movimiento sindical cordobés fue la conquista por el clasismo de la dirección de los sindicatos de la empresa FIAT. Esta experiencia duro solo hasta 26 de octubre de 1971 cuando ambos sindicatos fueron intervenidos por el gobierno militar.
La Segunda consecuencia fue: que se produjo un nuevo corte en el sindicalismo local: hasta el Cordobazo existían 2 regionales la CGT regional “ortodoxa” que se mantenía neutral entre ambas CGT´s y la CGT legalista que se alinea  con la CGT Azopardo. En la 2º mitad de 1969 se forma una coordinadora integrada por 40 organizaciones sindicales lideradas por corrientes combativas y clasistas que se convierte en dirección ejecutiva del sindicalismo cordobés.
Esto comienza a incidir en otras ciudades y zonas industriales estimulando el desarrollo de diversas modalidades de sindicalismos combativos y clasistas.
Desde 1969 la resistencia obrera se concentro en el interior del país, permaneciendo relativamente pasivos los trabajadores de la capital federal y el Gran Buenos Aires.
El surgimiento de la violencia contestataria fue, en las condiciones argentinas, un fenómeno inevitable, si tenemos en cuenta que desde el estado y partidos/agrupamientos sociales derechistas y empresariales, se ha ejercido  sistemáticamente la violencia como instrumento para poder ejercer el poder abiertamente desde 1930.
El periodo del surgimiento y consolidación de nuevos agrupamientos político-militares que inician actividades guerrilleras en el país va desde 1969 a 1972. Las principales formaciones político-militares son:
  • En el campo marxista: el partido revolucionario de los trabajadores-ejercito revolucionario del pueblo (PRT-ERP)
  • En el campo peronista: Las Fuerza Armadas Peronistas (FAP)
  • Fuerzas armadas revolucionarias (FAR)
  • Montoneros

Debe también señalarse que como consecuencia del clima de cultura contestataria de izquierda se desarrollan nuevos partidos marxistas-leninistas, como el partido comunista revolucionario (PCR) y vanguardia comunista (VC).
La dictadura militar erosionada por la carencia de apoyo social, cuestionada políticamente por la movilización popular y debilitada por la escisión interna en el ejército al emerger el lanussismo opuesto al nacionalismo integrista-comenzara a partir de 1969 a aplicar una táctica de retirada ordenada.
La preocupación principal del régimen conservador autoritario será neutralizar las movilizaciones obreras y populares. Pero ello obligaba al régimen a buscar interlocutores, para negociar una salida honorable, en el campo de los partidos políticos tradicionales y en el moderado sindicalismo peronista histórico: esta necesidad de apertura obligaba al lanussismo a desembarcarse del tozudo integrista general Onganía.

XII. La CGT reunificada: Congreso Nacional de 1970. Subsunción del vandorismo en la estrategia de Perón.
Como parte de su estrategia de la negociación con la oposición moderada, el gobierno militar decide en julio de 1970 favorecer la reorganización de la CGT.
Suárez era un peronista que colaboraba desde 1966 con el régimen militar. El reorganizador Suárez en acuerdo con las 62 y los paricipacionistas de la Nueva corriente de opinión conforma una comisión integrada por 14 sindicatos. Luego de la formación de esta comisión, los directivos de la CGT renuncian. Pero las 62 vandoristas reunificadas forman como “reaseguro” una nueva comisión de las 20 ante el peligro de que la CGT sea entregada a los “paricipacionistas”. Esta comisión permite a los sindicatos de las 62 por un lado negociar con la intervención pero por otro mantener una dirección sindical nacional autónoma de la CGT.
La comisión de los 20 plantea un programa mínimo de acción sindical de cuatro puntos. Mientras tanto negocia la normalización de la CGT:
1-    libertad de los detenidos gremiales y derogación del estado de sitio
2-    devolución de los gremios intervenidos a sus legitimas autoridades
3-    Aumento de emergencia a los trabajadores activos y pasivos precio congelamiento de precios y convocatoria a paritarias
4-    Reincorporación de cesantes por causas gremiales.

La decisión de las 62 fue inteligente, no contaban con Vandor asesinado en 1969, pero era dirigida por lideres experimentados. Sin romper negociaciones con Suárez, el 27 de agosto la convención de los 20 convoca a un exitoso paro general nacional, en el cual participan sindicatos enrolados en el participacionismo (como la UOCRA).
Los 20 convocan para el 1 de octubre  a un paro activo de 36 horas: el objetivo principal es obligar al régimen militar a aceptar el liderazgo de las 62 y abandonar el intento de Onganía de entregar la CGT a los participacionistas: el gobierno amenaza con la represión, incluido el fusilamiento de los dirigentes sindicales, hubo deserciones en las 62.
En definitiva predomina la tesis de levantar el paro. Las 62 se dividen entre los partidarios y opositores al levantamiento de la medida de fuerza: el gobierno saca la conclusión de que los sectores duros de las 62 han sido derrotados y especialmente que la UOM, ha perdido fuerza. En función de esa valoración. El interventor Suárez forma una comisión asesora con sindicalistas participacionistas, sindicalistas expulsados de las 62 por promover levantar el paro y sindicalistas del antiguo nucleamiento de NO alineados. Esta comisión se transforma en comisión Nacional Reorganizadora y Normalizadora. Estos saben que la normalización es imposible sin un acuerdo con las 62 y en particular con la UOM.
El 2 de julio, se realiza un congreso con todos los sectores. Este se realiza en nuevas condiciones políticas, Onganía había sido derrocado y el nuevo presidente era Levingston.
El congreso produjo una declaración con la siguiente declaración:
  • Rectificaba el derecho de huelga
  • Reclamaba la restitución a los sindicatos de las Obras Sociales intervenidas por el gobierno.
  • Reclamaba reimplantación del régimen de  negociaciones colectivas, entre otras.

El programa criticaba al monetarismo practicado en materia económica por el gobierno de Onganía
Otro aspecto central de la declaración es que la CGT se adhería a la acción antigubernamental “antisubersiva” y se definía por la preservación del patrimonio material y espiritual de los argentinos frente a cualquier género de agresión externa.
En enero de 1971 el gobierno concedió a los sindicatos ciertas mejoras: aumento salarial del 6% sobre los salarios reales; elevación del salario mínimo y convocatoria a comisiones paritarias. La CGT abre una etapa de expectativas frente al nuevo ministro de economía, pese a que son intervenidos dos sindicatos importantes de las 62.
La fuerza principal en el gobierno de la fallida Revolución Argentina era el lanussismo, cuya principal preocupación era ya buscar una salida electoral, pero a la cual llegase con el consenso de radícale, peronistas y la derecha conservadora para promover un candidato único apoyado también por las FFAA.

XIII. La columna vertebral relegada: “Cámpora al gobierno, Perón al poder” (1972- Julio 1973)
Las consecuencias principales del Cordobazo fueron las renuncias de Vasena y la división de las FFAA.
A partir de la caída de Onganía la dictadura militar comienzo un repliegue ordenado que consistía en buscar apoyo en los partidos para una salida concertada, en la cual las FFAA continuaran jugando un papel central y aislar política y socialmente a las organizaciones político-militares y proceder a su aniquilamiento militar.
El gobierno de Onganía, salvo la ley de obras sociales, no dejó margen para las peticiones sindicales.
La táctica efectiva del vandorismo, golpear primero y negociar después, perdió efectividad y un sector, los participacionistas, intento acercarse al régimen militar, produciendo la división del sindicalismo.
Durante casi tres años (1966-1968) la mayoría de los dirigentes sindicales no colaboraron con el régimen militar, pero se mantuvieron pasivos: recién con la formación de la CGT de los argentinos en 1968 se genera un polo de resistencia sindical. Este se amplia con los clasistas SITRAC y SITRAM.
A partir de 1971, producida por el Cordobazo la ruptura del dique represivo, comenzaron a generalizarse las huelgas, por empresa, sectoriales y llegaron las primeras huelgas generales impulsadas por la CGT reunificada.
La dictadura militar, en su ultima fase lanussista intento montar el Gran Acuerdo Nacional (GAN) cuyo objetivo central era llegar a un compromiso entre partidos políticos, organizaciones empresarias y a las FFAA para una candidatura en común. Tal maniobra incluía la proscripción de Perón y subestimaba el grado de conciencia antidictatorial y antimilitarista generada en el pueblo.
Perón logro entre 1971 y 1972 formar un bloque político antagónico al GAN, la llamada Hora del Pueblo, en la cual estaban todos los partidos políticos salvo el PC y la derecha liberal. Se sumaron a su apoyo la CGT y la Confederación General Económica: luego de destruir al GAN, perón estimulo la formación de su propia fuerza, el Frente Justicialista de Liberación Nacional (FREJULI). Los montoneros fueron incorporados al FREJULI
El gobierno fijó para el 11 de marzo 1973 las elecciones nacionales. Sin ningún control por el régimen militar, pero si perón estaba proscripto ningún partido apoyaba al GAN. EL FREJULI logra el 49.5% de los votos. Cámpora al gobierno Perón al poder.
Héctor Cámpora presidente y Solano Lima vicepresidente. La izquierda ocupaba los ministerios más políticos. El bastión de la derecha fue el ministerio de Bienestar y social.
Renuncian Cámpora y solano lima y Perón llega al poder con la formula Perón-Isabel de  Perón. Su convocatoria a la paz tenía más adherentes en la oposición y en las FFAA, que entre sus propios partidarios.
Para Perón era vital el apoyo incondicional de la Columna vertebral: pero en 1973 las relaciones entre Perón y las 62 no eran optimas, por las siguientes: a) debido a que este como fuerzas articuladoras de un movimiento político amplio (FREJULI) había optado por el staff político peronista y los montoneros y nos por las 62, b) las 62 observaban que el nuevo gobierno peronista (su gobierno) les colocaría en el rol del sindicalismo oficialista y no estaban seguras de que resultase un buen negocio, salvo que se les recompensase con una fuerte cuota de poder c)Perón había alabado a los montoneros.
Desde 1955 Perón había elaborado una estrategia de desestabilización permanente del sistema político  y sus apoyos coyunturales habían sido solo maniobras tácticas subordinadas al objetivo de impedir la formación de alternativas políticas no peronistas hegemónicas en la sociedad.
La practica ejercida durante 17 años había terminado por generar una cultura sindical pragmática y al mismo tiempo autónoma del resto de las instituciones partidarias: por eso los sindicalistas peronistas no estaban dispuestos a aceptar que Perón los relegase fácilmente de los centros de poder partidarios y estatales: desde el primer momento del gobierno de Cámpora las 62 se lanzaron a recuperar su influencia sobre el líder. Al mismo tiempo acentuaron sus criticas a los infiltrados, es decir a los montoneros.
El pacto social (elaborado por el ministro de economía) en su esencia era un compromiso entre sindicatos, empresarios y el estado para compatibilizar la necesidad de mejorar la distribución del ingreso con la necesidad de frenar la inflación con la reactivación de la economía.
El pacto social fue el resultado de un proceso iniciado en 1971 de búsqueda de dotar primero al pacto político (hora del pueblo) y luego al pacto electoral (FREJULI) de una base de sustentación sindical-empresaria sólida.
Consistía en:
  • Eliminar la desocupación y el subempleo
  • Elevar el nivel adquisitivo de los salarios, con una justa distribución del ingreso
  • Eliminar la marginalidad social: atender las áreas de salud, vivienda, educación y asistencia social.
  • Terminar con el descontrolado proceso inflacionario y la fuga de capitales, entre otras.

Definición de una política irreversible que tiene por objeto el aumento de la participación de los trabajadores en el ingreso nacional, en el marco de una nueva concepción de la remuneración del trabajo y de las relaciones entre los sectores sociales, punto de partida del proceso de reconstrucción y liberación nacional.
La base social de la CGE era la pequeña y mediana industria, pero la cúpula era dominada por grandes empresarios industriales de formación estatal-industrialista.
En 1975 las entidades empresarias del campo estarán abiertamente contra el gobierno de perón y conspirando para un golpe militar.
La situación económica del país no era favorable para una rápida recuperación de los salarios. Lo único favorable a un plazo mediano era que la economía crecía moderadamente.
La CGT acepto la política coyuntural del gobierno: aumento los salarios del 20%, suspensión de las negociaciones colectivas por 2 años y congelación de precios. Se argumento que aceptaban las medidas para salvaguardar el salario real. Pero en realidad era un sacrificio  del sindicalismo para congraciarse y recuperar influencia sobre Perón.
Para los trabajadores sindicalizados, el retorno de Perón al gobierno, implicaba la posibilidad de presionar a los empresarios para superar los límites salariales establecidos en el Pacto Social, por que sabían que Perón necesitaba de la concentración social para estabilizar el nuevo régimen. Pero al mismo tiempo creían que sus amplios derechos a la organización y movilización recuperados, podían permitir la presión a los empresarios y lograr éxitos sectoriales y de empresa. De allí que de junio a septiembre de 1973 se registraran mas de 120 conflictos por renegociación de contratos de trabajo e implementación de escalafones.


DANIEL JAMES. “Resistencia e Integración”
La Era de Vandor. 1962-1966
Capitulo 7: La Burocracia sindical: poder y política en los sindicatos peroistas.

El Vandorismo: Elementos de una imagen
VANDOR, líder de los obreros metalúrgicos, personificó una actitud de aceptación de la necesidad de llegar a un acuerdo y encontrar un espacio dentro de los límites de la situación.
En lo político: El Vandorismo significó el empleo de la fuerza política y la representación que los sindicatos tenían como fuerza dominante del peronismo y que también tenían por ser el único sector legal del movimiento, para tratar y negociar con otros “Factores del Poder”.
La imagen del líder sindical Vandor, reforzó la visión de sindicatos peronistas como parte fundamental del sistema político y social. Fue una imagen que dirigentes gremiales se apresuraron a adoptar, en particular la CGT intentó fortalecer esta imagen.
Para 1962, las 62 Organizaciones estaban en clara posición mayoritaria respecto de los gremios no peronistas. Controlaban todos los sindicatos industriales y todos menos uno de los comités regionales de la CGT. Las negociaciones que allanaron el camino hacia el congreso de enero representaban a un acuerdo entre el sector vandorista del peronismo y los independientes. Vandor insistió en que el secretario general fuese un peronista (Alonso) y los independientes cedieron también varios puestos clave.
La base del poder de Vandor fuera de la UOM era su control sobre las 62. Para 1963 los líderes más intransigentes de la línea dura habían renunciado. A medida que los vandoristas dominaban más sindicatos, se fue desmovilizando a las bases. Durante la crisis económica de 1962-63 se asistió a la culminación de este proceso. Los empleadores y líderes sindicales aprovecharon esta situación para librarse de muchos activistas. También llegó a ser sinónimo de Vandorismo el empleo de matones para intimidar a los posibles opositores.
Asegurado su sostén en las 62 Organizaciones y confirmada su posición dominante dentro de la CGT, la jefatura sindical peronista dominante entro de la CGT, estaba preparada para hacer sentir su peso.
·         Para 1962 la economía Argentina había entrado en una profunda crisis.
·         El mercado Argentino era muy pequeño para proporcionar un estímulo continuo a las nuevas y  dinámicas ramas de la industria.
·         Se exigía, para la producción de bienes duraderos en petroquímicas, automóviles y artefactos eléctricos, grandes inversiones de capital, que debían provenir en gran medida del exterior, e importación de equipos tecnológicamente avanzado.
·         El intento de seguir expandiendo la industrialización, condujo al aumento del déficit de la balanza de pagos
·         El cuello de botella de las divisas extranjeras tuvo efectos inflacionarios.
·         A medida que el déficit empeoró los gobiernos argentinos se vieron forzados a volverse a las tradicionales exportaciones agropecuarias para pagar los intereses de la deuda externa.
·         Con el fin de acrecentar el valor de esas exportaciones, la Argentina recurrió a varias devaluaciones.
·         En 1962 Plan de Emergencia patrocinado por el FMI.
·         Resultado para la clase trabajadora: recesión industrial que aumentó espectacularmente en desempleo así como nuevos niveles de inflación que repercutieron en el salario real.
Resuelto el conflicto con el triunfo de la facción más moderada = Cúpula sindical ► 1963 Semana de protesta contra las políticas económicas del gobierno de Guido ► Huelga General 24 hs.  Al mejorar la situación económica a fines del 63y avanzado el 64, la CGT intensificó su actividad para recobrar el terreno perdido. Sus presiones sobre el gobierno radical de Illia condujeron a la segunda etapa de aplicación del Plan de Lucha en 1964 (Plan: ocupaciones de fábricas). El principal abogado de esta táctica en los cuerpos directivos de la CGT fue VANDOR, y la industria metalúrgica abrió la marcha en las ocupaciones.
En las elecciones parlamentarias de 1965 triunfó un poderoso bloque de diputados peronistas, cuya campaña había sido realizadas por las 62 Organizaciones y fueron elegidos muchos sindicalistas.

Importantes factores que contribuyeron al poder de la cúpula sindical
La base estructural del poder institucional de los sindicatos se encuentra en la ley 14.455, o Ley de Asociaciones Profesionales (aprobada por Frondizi en 1958). Esta ley restablecía el sistema creado por Perón del sindicato único, es decir el reconocimiento legal de un solo sindicato dotado de derechos de negociación en cada industria, en plano local o nacional.
La ley diferenciaba a:
  1. Los sindicatos de 1° grado: En cada provincia y en Capital Federal organizaban a los trabajadores de igual oficio o área de industria.
  2. Segunda categoría: Comprendía  a las federaciones que agrupaban a los sindicatos de 1° grado de las distintas provincias.
  3. Tercer nivel de organización: Confederación que reunía a las federaciones.
Lo que prevalecía en los sindicatos más grandes e importantes del país era la estructura no federativa.  Se debe tener en cuenta que si bien había muchas federaciones que representaban a sindicatos locales en alguna industria determinada, esto no era de ningún modo sinónimo de verdadera libertad respecto del control central. La mayor parte de las federaciones tenían sus sedes en Bs. As. y estaban dominadas por el sindicato de la Capital Federal.
En consecuencia, la ley de Asociaciones Profesionales no sólo garantizaba los derechos de negociación de las direcciones sindicales sin temor de la posible competencia de sindicatos rivales, sino que también echaba las bases para una estructura sindical que contribuyó a asegurar el control centralizado dentro de un gremio.
En los estatutos de los sindicatos abundaban las cláusulas que prohibían la “provocación de desórdenes” o el “comportamiento incorrecto”
 Los recursos del sindicato provenían de diversas fuentes:
·         La cuota sindical: aporte básico al gremio
·         La cuota asistencial: también pagada por los afiliados, destinada al mantenimiento de los distintos servicios que los sindicatos ofrecían en sus obras sociales.
·         Los empleadores, además, pagaban cierto aporte a los fondos de las obras sociales.
·         Cuotas extraordinarias.

Las sumas puestas a disposición de los dirigentes sindicales eran altísimas. Las mismas constituían un importante factor explicatorio de la violencia asociada al gremialismo peronista, así como de la corrupción personal. Esos caudales constituían la base de toda una gran gama de servicios sociales.
El sistema no sólo gravitaba por lo que representaba en términos monetarios, sino también por lo que representaba en cuanto a empleos, influencia y prestigio: El sistema de protecciones y prebendas de los sindicatos estaba construido sobre una compleja pirámide de intereses entrelazados tanto en el interior de los sindicatos como dentro del movimiento en general, pirámide cuya cúspide ocupaban los sindicatos más poderosos. Por otro lado, la cúpula tenía la posibilidad de controlar las elecciones.
La Ley de Asociaciones Profesionales, reimplantó el sistema establecido por Perón de que la lista ganadora se adjudicara todos los cargos directivos. Salvo en circunstancias excepcionales y en algunos gremios, ninguna provisión disponía la representación de la minoría.
Cada gremio tenía requisitos que debía cumplir una lista para poder presentarse:
Þ     Era preciso que cierto número de afiliados al gremio la hubiera apoyado formalmente por escrito: se necesitaban entre el 10 y 30% de las firmas de todos los afiliados.
Esto representaba un obstáculo considerable, porque presentarse como patrocinante de una lista opositora significaba exponerse a represalias, y si llegaban a reunir las firmas estas podías ser objetadas, y así podían eliminarse muchas firmas. Otro procedimiento consistía en que la gerencia despidiera de la empresa a los dirigentes opositores antes de que hubieran cumplido en la planta el número de años de trabajo necesario para se candidatos. Otra arma de las direcciones consistió en el control de la junta electoral ► empleo de métodos fraudulentos (empezó a hacerse más frecuente en 1960-1970). Hubo muchos casos de urnas desaparecidas y listas adulteradas.
En Argentina, la ley 14.455 otorgaba al Estado poderes extraordinarios frente al movimiento gremial. La capacidad del sindicato para negociar colectivamente con los empleadores dependía de que se le otorgara la personería gremial. El secretario de Trabajo estaba facultado para supervisar todo el proceso electoral y designar inspectores. También tenía poderes para revisar los asuntos financieros. La ley también regulaba la frecuencia de las asambleas generales y establecía las condiciones que debía poseer un delegado frente a ellas.
Las formas en que cada gobierno usaba esas facultades variaba de un régimen a otro y constituía tema de negociaciones entre los gobiernos y sindicatos.
Finalmente, el Ministerio de Trabajo estaba facultado para designar a un interventor, o sea, confiar el manejo del sindicato a un administrador designado por el gobierno.
Un dirigente sindical no podía desentenderse de la índole del gobierno nacional, porque de ella dependía la posible amistad o enemistad del gobierno con él.
En marzo de 1966 el gobierno de Illia dicta un decreto que modifica la Ley de Asociaciones Profesionales. Este decreto significó un ataque,  en gran escala, contra los poderes de la dirigencia gremial, porque impuso rigurosas garantías de democracia interna. Frente a este ataque a la estructura del poder sindical central,  los sindicatos peronistas devolvieron el golpe (negociaciones con las FFAA).
Los individuos particulares que intervenían en el manejo de los organismos gubernamentales, en especial el Ministerio de Trabajo, habían llegado a tener importancia para los líderes gremiales. A los dirigentes sindicales les resultaba indispensable sentir que podían confiar en los burócratas ministeriales.

 

El papel político de los sindicatos peronistas – 1962/1966

Los sindicalistas peronistas derivaban su poder de sus facultades para negociar por el colectivo y del papel político de los sindicatos como principal fuerza organizadora de todo el movimiento peronista. Las tensiones y conflictos que este papel generaba en el movimiento peronista y con el propio Perón, se fueron haciendo más evidentes.
En las elecciones del ´62 las 62 Organizaciones han desempeñado el más definitivo papel de liderazgo. Es conocido que fue la mesa coordinadora de las 62 que decidió comparecer a las urnas con candidatos propios.  Ante tal evidencia, algunos creyeron que el general Perón había decidido que la conducción integral del movimiento nacional debería pasar a las manos de los dirigentes sindicalistas. Pero en septiembre del ´62 Perón nombra a MATERA como su representante en Argentina , a Perón le interesaba porque sus contactos con los militantes. Matera fue encargado de negociar la participación peronista en las elecciones presidenciales fijadas para julio de 1963. La fórmula Solano Lima – Begnis recibió el apoyo de las 62 Organizaciones. Las fuerzas armadas declararon que esa fórmula era inaceptable y las 62 junto con Perón se dispusieron a votar en blanco.
En octubre del 63 Perón quiere reorganizar el movimiento por completo, a cargo de la Junta Reorganizadora. Se trataba de una medida contra el creciente influjo de Vandor. Framini era el rival + importante de Vandor por la jefatura del sector sindical. Una declaración de Sosa (línea de Framini) que criticaba a Vandor determino que la UOM se retirara de todos los organismos representativos del peronismo. Frente a este boicot declarado por el + poderoso sindicato peronista, Perón da marcha atrás y Sosa fue eliminado de la Junta. Vandor se vio + fortalecido cuando Iturbe (su colaborador estrecho) fue nombrado delegado personal de Perón. En enero del 64 Perón creó una nueva comisión de 7 miembros presidida x Iturbe. Esta comisión era Vandorista y de los 7 Framini y Antún no respondían a Vandor. Siguientes 6 meses ► se lleva a cabo campaña de inscripción ► obj: Fundar un nuevo Partido Justicialista. Este proceso fue manejado por Vandor. La campaña de reclutamiento no tuvo éxito numérico en la Capital Federal y en la Prov. de Bs. As. Pero la superioridad de Vandor ante Framini le permitió tener una victoria bien definida. Obj: Tomar parte de las elecciones parlamentarias de marzo del 65.
La única estrategia viable para el Peronismo se encontraba en la línea de la victoria electoral.
Los neoperonistas habían desobedecido la orden dada por Perón de votar en blanco en Julio de 1963 y alcanzando algunos éxitos.  Esto derivó en intensas fricciones en el sector sindical.
A principios de 1964, la decisión de reconstruir el Partido Justicialista debilitó mucho a la posición neoperonista y a la vez los neoperonistas desobedecieron a Perón en el sentido de que se integraran a la nueva estructura partidaria.
Cuando en enero del 65 la justicia electoral se negó a otorgar al Partido Justicialista la personería legal, se tornó inevitable alguna transacción. Se convino en que el peronismo utilizaría el rótulo de Unión Popular en la Capital Federal y las provincias de Bs. As., Chaco y San Juan. En marzo del 65, victoria para el Peronismo y más para el sector sindical que respondía a Vandor.
Abril 1965, Mesa Analítica: Consistía en los 5 grandes: Framini, Vandor, Iturbe, de Parodi y Lascano, más 3 representantes de las 62 y 2 de la CGT. La tarea era determinar la prioridad de los proyectos que serían presentados al Congreso por el bloque peronista y consolidar la base electoral alcanzada en marzo y preparar al movimiento para las elecciones del ´67 y los comicios presidenciales del ´69.
Perón, ante el dominio del movimiento por el sector sindical, en julio del ´65 envía instrucciones para crear un organismo de base más amplia con el objetivo de diluir el poder de los “cinco grandes”.
Los Vandoristas intentaron convencer a Perón de que su decisión era errónea. La negativa de los líderes sindicales que rodeaban a Vandor de diluir su poder inauguró un período de lucha abierta entre esa cúpula y Perón.
Perón manda a su mujer a la Argentina con instrucciones de reorganizar el movimiento. A su llegada Isabelita comienza a congregar a las fuerzas antivandoristas del peronismo. Los vandoristas le expresaron sus críticas de los representantes de Perón en la Argentina.
En octubre del 65 se realiza en Avellaneda una conferencia con las 62 Org. En esta reunión 100 delegados vandoristas aprobaron una moción de repudio a: “los pactos entre quienes invocan una representatividad inexistente en el gobierno y los voceros del gobierno”. Esto suponía cuestionar la autoridad del propio Perón, y reafirmaron “el deseo de promover la institucionalización del movimiento de abajo hacia arriba en un limpio proceso democrático interno”.
El papel de Perón (estaba claro) en un partido cuyos líderes fueran elegidos en convenciones nacionales, tendría que ser limitado. La disputa dividió de arriba abajo al Peronismo. El enfrentamiento decisivo se produjo con motivo de la elección de un diputado por Mendoza, en el 66. La victoria fue de Corvalán Nanclares y, en definitiva, de Perón. Desde ese momento hasta el golpe militar de junio del 66, Vandor se concentró en consolidar su base sindical.

Ventajas y desventajas de hacer política
·         El poder que un dirigente peronista derivaba de su función política no era ilimitado. Su posibilidad de movilizar a la clase trabajadora en nombre de Perón constituía un arma importante y útil para presionar a un gobierno
·         Ser los principales representantes políticos de Perón les daba una reserva de apoyo en caso de un que un fracaso en el campo económico les redujera ese apoyo.
·         El Plan de Lucha respondió al fin de demostrarles a los militares tanto la debilidad del gobierno de Illia como el poder de los sindicatos. En esa forma las fuerzas armadas serían persuadidas a ponerse de acuerdo con la cúpula gremial en caso de que proyectaran un golpe contra el gobierno radical o bien a modificar las objeciones que tuvieran contra la participación electoral de los peronistas.
·         La identidad política de los obreros fue encarnada c/ vez más por sus sindicatos, lo que contribuyó a que los dirigentes sindicales lograran mantener su fuerza en situaciones que, en otros sentidos, les eran altamente desfavorables.

Pero el poder político de los gremios tenía sus límites, por la dicotomía Perón/anti –Perón se llegaba a un punto donde los sindicatos ya no podían seguir más adelante sin que las fuerzas armadas dieran un paso al frente y acabaran con el proceso de amenaza y contraamenza. Frondizi utilizó la amenaza de que si los gremios presionaban demasiado, habría contra su gobierno un golpe militar que conduciría a un gobierno mucho más antisindicalista.
También, su poder de negociación política provenía más de su posición como representantes de Perón ante las masas que del poder de negociación que por su propia cuenta recibían de la órbita sindical. El uso de la “camiseta peronista” le daba a la cúpula gremial un considerable espacio de maniobra, pero no equivalía a negociar políticamente desde una posición de fuerza genuina y puramente sindical y autónoma. Cuando la independencia sindical se acentuaba demasiado, Perón no dejaba de recordarles la índole relativa de ese poder. Perón otorgó a la cúpula gremial una considerable libertad de acción como representación política suya y muy rara vez interfirió en sus tratos sindicales. Perón era muy cauteloso cuando se trataba de tomar partido por un ala u otra del movimiento. Prefería actuar como árbitro final del conflicto e intervenir como último recurso a favor de uno u otro.
Su organización en los únicos términos realmente imaginables, es decir basada en los sindicatos y dominada por éstos, era lo que Perón más temía.


ALEJANDRO SCHNEIDER. La política laboral del gobierno de Juan C. Onganía: Oposición y reorganización silenciosa de los trabajadores (1966-1969)
El 28/06/1966 el país inicio un nuevo periodo institucional. La Junta de Comandantes en Jefe de las FFAA designo como Presidente de facto al General J. C. Ongania. La Revolución Argentina intento establecer un ordenamiento económico, social y político distinto del modelo vigente.
Los ideólogos del golpe promovieron la figura de Ongania como el hombre fuerte que el país necesitaba.
En este capitulo se analiza la política laboral del Presidente Ongania, entre 1966-1969, las diferentes respuestas que dio la clase trabajadora a tales medidas. En este último año, producto del Cordobazo, se inicio el tramo final de la Revolución Argentina. Las protestas de bases respondieron, además, a circunstancias originadas en el propio gobierno militar.
Se busco imponer una sociedad comunitaria, donde prevaleciera el orden, la jerarquita y los valores morales. La Doctrina de Seguridad Nacional fue cobrando forma en los estrategas militares argentinos.
El papel que debería desempeñar las FFAA: asegurar el crecimiento económico y tendría que intervenir cuando el gobierno lo consideré.
Además manifestó la necesidad de cooperación latinoamericana, para evitar la expansión imperialista, de ideas ajenas a Occidente, mediante la conformación de una frontera ideológica.
El golpe de Estado contó con el respaldo de Perón.

Las primeras medidas del gobierno
La Revolución Argentina tuvo como objetivo no solo desplazar a un presidente, sino mantenerse en el poder todo el tiempo que fuese necesario para “reorganizar la republica”, adecuándola a las nuevas necesidades internacionales y tratando de poner fin a la inestabilidad crónica del país (podemos decir que los movimientos del 06/09/1930 y el 04/06/1943 fueron típicos golpes de Estados: cambio de los gobernantes, mantenimiento de la estructura institucional; el movimiento del 27/06/1966 fue una Revolución: cambio de los gobernantes y alteración de la estructura institucional hacia delante por otra radicalmente nueva.
El proceso iniciado pasaría por tres tiempos:
1-se abocaría a las dificultades económicas
2-encararía la problemática social
3-énfasis en la cuestión política
Las FFAA asumirían la representación de la ciudadanía, el alto mando castrense dicto una serie de documentos que establecían las bases de su funcionamiento jurídico y político. El Poder Ejecutivo agregaba a sus funciones específicas las propias del Legislativo, se removió a los integrantes de la Corte Suprema de Justicia, a los gobernadores y a las legislaturas provinciales. Se disolvieron los partidos políticos, no así los sindicatos y otras entidades sectoriales.
El gobierno militar que sucede al Presidente Illía en 1965, pertenece a la categoría de las dictaduras constituyentes.
La Revolución Argentina que preside Onganía pretende realizar grandes transformaciones económicas y sociales que permiten una redistribución de las fuerzas políticas.
Su primer gabinete fue integrado por  miembros de una asociación “El Ateneo de la República”, se sumaron también hombres provenientes del empresariado socialcristiano  y del liberalismo. La convivencia de estas líneas de pensamiento, por lo alternativos proyectos que representaban, genero una constante inestabilidad administrativa durante los primeros meses del gobierno.
Las primeras medidas económicas:
-transferencias de tierras publicas a la iniciativa privada
-incremento en las tarifas de electricidad
-privatización de emisoras radiales y televisivas
-disminución de la protección aduanera.
Estas tendieron a favorecer a los sectores mas concentrados. También se agrego la idea de reorganizar las funciones del Estado, hacerlo mas eficiente. Se busco disminuir el personal público y se intento racionalizar los organismos oficiales y la administracion central.
Este régimen no siempre mantuvo un enfoque coherente con ciertos temas: el tratamiento de la cuestión laboral y la relación con las organizaciones sindicales. El ala liberal propicio, la disolución de la CGT y la derogación de la Ley de Asociones Profesionales. Contra esta postura, los sectores nacionalistas impulsaron la unificación de las tendencias gremiales en una sola central subordinada a los lineamientos trazados por el Poder Ejecutivo (esta postura fue la que prevaleció)
Primeras medidas adoptadas:
-devolución de la personería jurídica a los trabajadores del Caucho, Municipales, Farmacia, Calzado y Vestido (en manos de hombres provenientes del Peronismo)
-celebración de numerosos encuentros con los dirigentes obreros.
-se suspendió el decreto 969/66 que limitaba el poder a los organismos sindicales.
Se efectuó con veedores del gobierno, el Congreso Ordinario Normalizador de la CGT en el mes de octubre. Aunque Onganía había adoptado algunas medidas que afectaron los vínculos con los gremios, el conclave terminó reafirmando la actitud conciliadora de los sectores liderados por Vandor y los Independientes. Únicamente quedaron excluidos los seguidores de Alonso, de las 62 Organizaciones de Pie junto a Perón y el Movimiento de Unidad Clasista Sindical.
En cuanto a los trabajadores se decretaron medidas que apuntaron a perjudicar su accionar:
-se sanciono la ley 16636 de Arbitraje Obligatorio, que sometió los conflictos al arbitro de la cartera del área, limitando en la practica el derecho a huelga.

Convenio Metalúrgico de 1966
Las negociaciones con los metalúrgicos fueron las más destacadas. Estas se centraron alrededor de las discusiones salariales y sobre el régimen laboral. Los dirigentes de la UOM, en el Congreso Rosendo García, propusieron un anteproyecto de convenio.
-articulo 2 se pide sacra las quitas zonales
-articulo 14 descanso de 30 minutos pagos por cada 8 hs de trabajo corrido
-articulo 35 no se autoriza al empleador a modificar las condiciones actuales de trabajo que pudieron significar recargos de tareas y/o esfuerzos
-articulo 52 todos los establecimientos que tengas mas de 50 personas, la patronal debería instalar un comedor que suministre comida barata al personal
-articulo 84 aumento correspondiente a la primera quincena de vigencia del convenio, cuya retención efectúa la patronal, será destinada al sindicato.
-articulo 89 la patronal se obliga a solicitar a la Bolsa de Trabajo los obreros que necesite, en consecuencia, toda necesidad del personal deberá ser cubierta por la UOM.
La cámara patronal ofreció un aumento del 25% por un año, contra el 40% solicitado por el gremio. Además las entidades empresariales reclamaron restringir la libertad sindical dentro de las fábricas en lo que respecta a las comisiones internas.
Las negociaciones se llevaron a cabo en medio de una importante cantidad de amenazas. Existía una base real de descontento entre los obreros. Lo que predomino fue el diaologo entre Vandor, Salimei (Ministro de Encomia y Trabajo) y los empleadores.
Obtuvieron:
-un incremento del 30% sobre los salarios básicos por un año y se pauto eliminar las quitas zonales prometiendo a los trabajadores del interior un aumento entre el 33 y 38% (no fue aceptada en algunas provincias, debido a la oposición de algunas cámaras)
El resto de los artículos se mantuvieron, no se altero el polémico apartado que hacia referencia a los ritmos de producción y a las condiciones de labor. La entidad gremial no logro aumentar a 10 minutos el tiempo de descanso, tampoco se incorporo el reclamo del comedor ni de la bolsa de empleo en manos de la dirigencia sindical. Si se aseguro el cobro de su cuota extraordinaria de ingresos derivada de la negociación anual.

Portuarios y Ferroviarios. Frente a las políticas de racionalización
Durante el mes de agosto, el régimen de acto comenzó a aplicar su política de racionalización en la esfera pública. Los trabajadores de Tucumán fueron los primeros en sentir su efecto cuando la dictadura decidió intervenir ochos ingenios azucareros. Los pobladores respondieron con numerosas medidas de fuerza (sabotajes, paros, ocupaciones) y con un alto grado de violencia, no impidieron los despidos ni el cierre de su fuente de trabajo.
Los obreros portuarios en el mes de octubre padecieron una situación similar, con la sanción de la Ley 16971 y el decreto 2729/66: estas establecieron un nuevo régimen para reducir los costos de las operaciones portuarias. La racionalización presento elementos en común con los planes diseñados durante la presidencia de Frondizi.
El núcleo dinámico del conflicto fue el puerto de Buenos Aires, lema: NINGUNA FABRICA O COMERCIO TRABAJE, NINGUN TRANSPORTE CAMINE.
La Revolución Argentina debía terminar con el problema deficitario de los ferrocarriles, había que reestructurar el ente público para convertirlo en una compañía eficiente.
Este plan de reestructuración ferroviaria esta basado en la superexplotación del obrero con un cercenamiento vergonzante de nuestras reivindicaciones.
-reducción de las 10 horas mínimas de descanso a cinco
-obligación de trabajar hasta 72 horas semanales si el servicio lo exige
-desaparición de interinatos y varias jerarquías
-despidos masivos y traslados a cualquier lugar del país
-cierre de estaciones y clausuras de ramales
-privatización de talleres que pasaran a manos de empresas extranjeras
Todos los obreros ferroviarios deben asistir y participar de las Asambleas en defensa de los derechos de la clase obrera, dejando de lado las rencillas individuales que nos separan y favorecen los planes de gobierno.
En el segundo semestre de 1966, hubo diversas medidas de fuerza en defensa de los derechos laborales. Se intento detener la ofensiva empresaria, favorecida por el contexto dictatorial, de incrementar las tareas y los ritmos de producción. Esto, sumados al aumento de las suspensiones y despidos, provocaron la casi totalidad de los protestas gremiales. Se llevaron a cabo en el lugar de trabajo, fueron de breve duración, se ejecutaron en forma rápida y sorpresiva.

La ofensiva gubernamental de 1967 y los límites del poder sindical
Lo que preocupaba era el permanente acercamiento que mantenía el Poder Ejecutivo con la burocracia sindical, para aliviar esto el subsecretario de trabajo fue reemplazado.
También el Ministro de Economía y Trabajo fue sustituido por un hombre proveniente del liberalismo, en Economía fue nombrado Krieger Vasena.
Su primer objetivo aplicar un fuerte plan antiinflacionario, solucionado esto se proponía promover el crecimiento económico. Se dispusieron una serie de medidas que elevaron la recaudación impositiva, redujeron el déficit de los entes estatales (incrementando las tarifas de los servicios públicos y disminuyendo el número de empleados) e implementaron una devaluación imperfectamente compensada de la moneda. Paralelamente, se busco una amplia integración de empresas trasnacionales. Fueron llamadas a colaborar en la modernización del país mediante el aporte del capital y tecnología, como complemento, el estado emprendió las inversiones destinadas a mejorar la infraestructura energética y vial. La renovación de los contratos con las firmas petroleras extranjeras, una mayor apertura a las inversiones externas y la renegociación de un compromiso crediticio con el FMI configuraron un ordenamiento opuesto al implementado por la anterior gestión.
Se abordo un drástico congelamiento de sueldos.
Pujas internas entre corrientes vandoristas y aloncistas, los conflictos por las medidas de racionalización, sumados a los cambios de política de Perón con respecto a Onganía, condujeron a la central sindical a adoptar una actitud mas critica con el régimen militar
Los obreros tomaron medidas (paros parciales, movilizaciones, huelga nacional de 24 horas, etc.).
El Poder Ejecutivo en respuesta lanzo una batería de leyes represivas contra el plan dispuesto por la central obrera
Onganía promulgo una nueva ley, denominada de Servicio Civil de Defensa, que lo facultaba a movilizar a los mayores de 14 años en caso de que el bienestar de la Nación así lo requiriera.

Resistencia molecular en las fábricas y los talleres.
Al margen de los problemas de integración que tuvo la jefatura cegetista, los asalariados continuaron defendiéndose frente a los embates del régimen. Afecto a los trabajadores del ámbito privado y además acorralo a los del ámbito estatal. La residencia a la sólida ofensiva empresarial cobro un notable significado porque se desarrollo por fuera y en contra de la actitud de los burócratas sindicales, quienes como parte de la estrategia de alineamiento con el gobierno, en varias oportunidades denunciaron y delataron a los activistas que se rebelaban a sus mandatos.
Las medidas de fuerza fueron muy localizadas. En general, se produjeron ante despidos y suspensiones, frente al aumento de los ritmos de producción, por las modificaciones en el diseño de las tareas y por la violación de las condiciones elementales de trabajo.
Las medidas de fuerza durante el segundo semestre de 1967 fueron sorpresivas, se restringieron al ámbito de las unidades de trabajo y tuvieron una escasa duración, desde el tradicional paro hasta quites de colaboración y sabotajes tanto en los medios de transporte como en la producción.
Existencia latente de un respetable nivel de organización y de conciencia gremial. Se expreso en una firme cohesión y voluntad de defender los intereses colectivos por encima de los individuales. Cada enfrentamiento nutrió y sirvió de un cúmulo de experiencia para las futuras propuestas. Se encuentran las raíces del clasismo y de las coordinadoras sindicales de la década del ’70.

Los debates en el gobierno de Onganía sobre la cuestión obrera.
La política de Vasena se tradujo en una serie de beneficios para los sectores mas concentrados de la clase dominante.
Emergieron incertidumbres entre nacionalistas y liberales en el seno de la dictadura, sobre las funciones que debía desempeñar el sindicalismo.
Según los nacionalistas: constituir una sector afín a sus ideales, buscaron un movimiento obrero unificado, conducido por hombres apolíticos que aceptaran su lugar especifico en la sociedad que se esta erigiendo.
Según los liberales: atomizar el movimiento sindical. Mecanismos para lograrlo: anulación de los preceptos de la Ley de Asociaciones Profesionales hasta la reglamentación de las tareas de las tareas de los gremios vinculados al estado.
La cuestión obrera genero en más de una oportunidad opiniones encontradas en el seno de la Revolución Argentina.
Cada grupo político tenía una compresión opuesta de la sociedad y del papel que debió cumplir el sindicalismo.
Es mas cada facción estaba interesad en distintas áreas de la Economía. Los nacionalistas encaminados en los sectores de producción, la constitución de una firme relación con la cúpula laboral implicaba una importante granita a la hora de las negociaciones colectivas. Para los liberales orientados a la finanza y al comercio mundial, las entidades profesionales representaban más un obstáculo que una ventaja.

El nuevo ordenamiento sindical.
La dirigencia laboral en ningún momento dejo de dialogar con funcionarios del régimen. Por estas conversaciones, la cúpula gremial comenzó a dividirse en 3 tendencias:
-Nueva Corriente de Opinión o participacionista: por su actitud colaboradora con el régimen. Los gremios que la integraron provinieron de las 62 Organizaciones y estaban liderados por la construcción, los vitivinícolas, los obreros del cuero y en un principio por la Federación de Luz y Fuerza. Lideres Rogelio Coria (construcción) y Juan Taccone (lucifuercita), este propuso la necesidad de refundar el país sobre bases corporativistas, con las FFAA, los sindicatos y la Iglesia Católica como sus pilares constituyentes.
-Corriente liderada por Vandor junto con el grueso de las entidades enroladas dentro de las 62 Organizaciones, también la integraron gremios independientes, como empleados de comercio, conformándose así la tendencia con mayor números de afiliados. Su comportamiento quedo signado por las negociaciones y la nula cooperación con los proyectos gubernamentales.
“Presionar para negociar” se encontró limitado por la cerrada actitud de Onganía.
-La CGT de los Argentinos claramente opositor al régimen.
Todas estas divisiones gremiales terminaron de cristalizarse como productos de las presiones políticas (tanto de parte del gobierno como del justicialismo y el radicalismo, aliados en la oposición) en el Congreso Normalizador Amado Olmos de marzo de 1968.
Desde el inicio de sus sesiones, la cúpula laboral se planteo un problema que en apariencia era formal: si el encuentro debía reunirse con la asistencia de todas las entidades, incluidas las antiguas direcciones de las organizaciones intervenidas o si solo debían tener representación aquellos sindicatos no intervenidos. Se debatía el carácter político que iba a adoptar la futura conducción y su relación con la Revolución Argentina.
Tras varios conclaves se decidió reconocer el ingreso de los delegados de las federaciones y uniones sancionados por el régimen. Las asociaciones profesionales que permanecieron en el Congreso dieron origen a la CGT Paseo Colon (CGT de los Argentinos) encabezada por Raimundo Ongaro. Convergieron en ella organismo que se hallaban intervenidos (Obreros Azucareros, Unión Ferroviaria), sindicatos de las 62 Organizaciones de Pie (Telefónicos) e Independientes (Personal Civil de la Nación)
Estas entidades en un inicio, representaron a los sectores mas afectados por las consecuencias del plan económico de Vasena.
Los gremios que se apartaron del encuentro lo desconocieron y efectuaron un nuevo Congreso Normalizador a fines de mayo. En él se reunieron aquellos sindicatos agrupados en torno a Vandor, conformando: la CGT Azopardo.
Tanto las entidades enroladas en la Nueva Corriente de Opinión como otras asociaciones (bancarios, mecánicos) se mantuvieron al margen de la constitución de ambas confederaciones.
La evolución de estas dos CGT no fue homogénea. Durante esos meses las centrales fueron modificando su composición interna. Gremios nacionales (UTA, Municipales) rápidamente dejaron de concurrir a la CGT Paseo Colon. Otros como la seccional de Luz y Fuerza de Córdoba se sumaron a su predica. Algo similar sucedió dentro de los sindicatos que militaban en el vandorismo.
La CGT Paseo Colon o de los Argentinos se planteaba como objetivo derrocar al gobierno militar. Esta se dirigió hacia los trabajadores y planteo un programa de unidad nacional hacia el conjunto de la sociedad. Se acercaron grupos provenientes de la burguesía que se veían perjudicados por la economía de Vasena, partidos políticos que se hallaban proscriptos, sindicalistas desplazados por Vandor y curas pertenecientes al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.
También se caracterizo por constantes interpelaciones en su periódico contra los monopolios, el imperialismo, el régimen de facto.
La única tarea especifica que encaro la central de Azopardo fue de alinear, en torno a la figura del líder metalúrgico, a aquellos gremios y seccionales que no adhirieron al ongarismo.

El camino hacia la recuperación de la actividad gremial
Mientras se sucedieron los reacomodos entre la diligencia sindical, el movimiento obrero, durante el primer semestre de 1968, continuo salvaguardando sus conquistas laborales en forma aislada y atomizada.
El principal motivo de reclamo fue la defensa de las condiciones de empleo ante el incremento de la racionalización y los despidos, también comenzaron a producirse demandas por aumentos salariales.
El conflicto que represento una mayor repercusión fue en 1968, los 7000 trabajadores petroleros de la Refinería La Plata de YPF en la localidad de Ensenada.
Se origino cuando la dictadura extendió la jornada laboral de 6 a 8 horas diarias a la vez que diagrama su nuevo régimen de producción sobre la base de la reducción en un 30% del plantel estable.
El gremio era liderado por un alineado a la CGT Azopardo.
Ante esta racionalización, luego de dos asambleas, los obreros decidieron enfrentar estas modificaciones por fuera de la conducción del gremio.
El cese de tareas tuvo un alto acatamiento y se fortaleció con la colaboración de los sindicatos que agrupaban a los trabajadores de Flota y Taller Naval.
Estas medidas y otros dejaron un valioso saldo en la experiencia y la organización de la clase obrera.
Se fueron sumando distintos sectores a los enfrentamientos. Su impacto se sintió a nivel cualitativo. El sindicato mecánico comenzó a ser respetado como un actor social de importancia a la hora de las decisiones políticas, peleando el espacio y el liderazgo con otras entidades, como los metalúrgicos.
Los enfrentamientos de fines de 1968 y comienzo de 1969, continuaron originadose en defensa de las viejas conquistas laborales, en rechazo a los planes de flexibilización, en contra de los despidos y por el retraso en el cobro de las quincenas y/o aguinaldos. Los conflictos se manifestaron a través de quites de colaboración, negativas de efectuar horas extras, petitorios y paros parciales. Mostraron la existencia de una tenaz actividad gremial en la clase trabajadora.
Los reclamos empezaron a superar el nivel reivindicativo de cuestiones gremiales, para pasar a exteriorizar su contenido más antidictatorial.
En diciembre de 1968, había vencido el congelamiento de los haberes impuestos por el programa económico de marzo del 1967. El Ministerio de Economía otorgo una leve suma del 8% que no alcanzo a paliar la perdida de los ingresos reales.
El movimiento obrero empezó a plantear entres sus demandas la necesidad que los empresarios diesen aumentos de emergencia. Los trabajadores no aceptaron la cifra proporcionada por el gobierno. En algunos establecimientos se infringieron las pautas oficiales antes del Cordobazo.
Desde comienzos de 1969 se hizo evidente el descontento reinante en diferentes sectores de la sociedad. La dictadura intento establecer un nuevo reordenamiento en el mundo laboral. Busco detener la conflictividad existente, pretendió crear una corriente ideológica cercana a sus principios ideológicos. Las resoluciones dispuestas por el Poder Ejecutivo procuraron satisfacer los reclamos gremiales.
Durante 1967 y 1968 el primer mandatario logro disminuir la protesta gremial. Las medidas de fuerza tuvieron una variada gama de expresiones desde las huelga sy paros hasta la ejecución de quites de colaboración y acciones de sabotaje.
Mientras crecía un abierto sentimiento de rechazo a la burocracia, los distintos órganos del movimiento obrero comenzaron a convertirse en instrumentos de lucha alternativos y radicalizados.



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