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Williams - Cultura - Base y Superestructura - Hegemonía - Tradiciones Instituciones y Formaciones - Dominante, residual y Emergente - Comunicación I - Cátedra Mangone

Williams - Cultura - Base y Superestructura - Hegemonía - Tradiciones Instituciones y Formaciones - Dominante, residual y Emergente - Comunicación I - Cátedra Mangone

Cultura

Resulta imposible un análisis cultural serio sin tratar de tomar conciencia del propio concepto. Debemos limitarnos a recuperar la esencia en la que se han originado sus formas.
Sociedad, economía y cultura: áreas identificadas por un concepto constituye una formulación histórica relativamente reciente.
Sociedad: camadería activa, el hacer común, antes de que se convirtiera en la descripción de un sistema o un orden general.
Economía: manejo y control de un hogar antes de un perceptible sistema de producción, distribución e intercambio.
Cultura: antes de estas transiciones, fue el crecimiento y la marca de las cosechas y los animales y, por extensión el crecimiento y la marcha de las facultades humanas.

Los tres conceptos no se desarrollaron armónicamente, sino que cada uno de ellos, en un momento crítico, fue afectado por el curso de los demás.
La mayor parte del pensamiento social moderno parte de estos conceptos y de las notas inherentes a su formación, de sus problemas por resolver. Es decir, existe un pensamiento "político", "social" y "económico" y se supone que ellos describen "áreas", entidades comprensibles.

El concepto de "cultura", cuando es observado dentro del contexto más amplio del desarrollo histórico, ejerce una fuerte presión sobre los términos limitados de todos los demás conceptos. Esto es fuente de dificultades, tanto para su definición como para su comprensión. Nada puede ser plenamente comprendido a menos que examinemos un decisivo concepto moderno que en el siglo XVIII necesitaba una nueva palabra: civilización.

La noción de "civilizar", en el sentido de ubicar a los hombres dentro de una organización social, ya era conocida; se apoyaba sobre los términos civis y civitas y su propósito era expresado por el adjetivo "civil" en el sentido de ordenado educado y cortés. En la nueva racionalidad histórica de la ilustración, "civilización" encerraba dos sentidos:
- un estado realizado que podía contrastar con la barbarie
- un estado realizado del desarrollo que implicaba el proceso y el progreso histórico.

Los hombres habían producido su propia historia: ellos (o algunos de ellos) habían alcanzado la "civilización". Este proceso fue secular y su desarrollo, en ese sentido, fue un proceso histórico. La insistente racionalidad que exploraba e informaba todos los niveles y todas las dificultades de este proceso se detuvo en el punto en que pudo afirmarse que se había alcanzado la civilización.

Esta "civilización" tiene dos respuestas de tipo de moderno:
- la idea de la cultura, que representaba un sentido diferente del crecimiento y el desarrollo humanos
- la idea del socialismo, que proponía una crítica social e histórica junto a una alternativa de la "civilización" y la "sociedad civil", consideradas éstas últimas como condiciones fijas y realizadas.

"Civilización" y "cultura" eran en la última parte del siglo XVIII, términos intercambiables. Cada uno de ellos llevaba consigo el problemático doble sentido de un estado realizado y de un estado del desarrollo realizado.

Primer ataque a la civilización: se la acusa de superficial, artificial, distinto de un estado natural. El cultivo de las propiedades "externas" (la urbanidad, el lujo) en oposición a necesidades e impulsos más "humanos". Por tanto, a partir del movimiento romántico, fue la base para un importante sentido alternativo de la "cultura", considerada como un proceso de desarrollo "interior" o "espiritual" en oposición a un desarrollo "exterior". El efecto primario que resultó de esta alternativa fue asociar la cultura con la religión, el arte, la familia y la vida personal como opuesto a la "civilización". Cultura se tomó como clasificación general de las artes, la religión, las instituciones, etc. Sus relaciones con la "sociedad" (la civilización) eran problemáticas, ya que éstas eran evidentemente instituciones y prácticas "sociales" aunque se consideraban diferentes del conjunto de las instituciones y prácticas generales y "exteriores" que hoy se denominan corrientemente con el término "sociedad". "Cultura" era relacionada con la "vida interior": la "subjetividad", la "imaginación". La "cultura" era entonces la secularización, a la vez la liberación, de las formas más metafísicas primitivas. 

Esto último produjo una presión sobre el propio concepto de "civilización". Esta situación alcanzó un punto crítico durante el período de rápido desarrollo de la sociedad industrial y de sus prolongados conflictos políticos y sociales. Este proceso formó parte del continuo desarrollo de la civilización: de un nuevo y más elevado orden social. No obstante, desde otra perspectiva, la civilización fue el estado realizado al que estos nuevos desarrollos amenazaban con destruir. Civilización se convirtió en un término ambiguo que denotaba por una parte un desarrollo progresivo y por otra un estado realizado y amenazado. En este sentido, la civilización y la cultura se superponen nuevamente como estados recibidos antes que como procesos continuos. Por lo tanto, ahora tenemos una nueva contra que enfrenta a la cultura y a la civilización: el materialismo, el mercantilismo, la democracia, el socialismo.

Paralelamente la cultura sufría otro desarrollo. Difícil de delinear, pero importante, porque condujo a la "cultura" considerada como un concepto social, específicamente antropológico y sociológico. La tensión y la interacción existente entre este sentido en desarrollo y el otro sentido del proceso "interior" y las "artes" continuó siendo evidente y sumamente importante. El origen de este segundo sentido se halla arraigado en la ambigüedad de la "civilización" considerada tanto un estado realizado como un estado realizado del desarrollo. 
Propiedades del estado realizado y los medios de su desarrollo: 
- la razón: medio fundamental característico
- una esclarecida comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos permite crear formas más elevadas del orden natural y social.
- la historia era el progresivo establecimiento de sistemas más racionales y por lo tanto más civilizados. 

La complejidad que reviste el concepto de "cultura" es por lo tanto sumamente clara. Se convirtió en el nombre del proceso "interno" especializado en sus supuestos medios de acción en la "vida intelectual" y "las artes". Asimismo, se convirtió en el nombre del proceso general especializado con sus presuntas configuraciones en "todos los estilos de vida". En una segunda instancia tuvo una función fundamental en las definiciones de las "ciencias humanas" y las "ciencias sociales". 

Marxismo.
El primer problema sustancial se halla en las actitudes asumidas con respecto a la "civilización". La decisiva intervención del marxismo consistió en el análisis de la "sociedad civil" y de aquello que dentro de sus términos se conocía por "civilización" como forma especial específica: la sociedad burguesa creada por el modo de producción capitalista.
Capitalismo: ataca y observada como históricamente progresista. Fue atacada debido a su "artificialidad", a los notorios contrastes que evidenciaba en relación con un orden "natural" o "humano".
Socialismo: sustituiría como próximo y más elevado estadio del desarrollo.

El segundo problema sustancial fue el rechazo de lo que Marx denominó: "historiografía idealista" de los procedimientos teóricos de la Ilustración. La noción originaria del "hombre que produce su propia historia" recibió un nuevo contenido fundamental a través del énfasis puesto sobre el "hombre que se hace a si mismo"  mediante la producción de sus propios medios de vida. Se ofrecía la posibilidad de superar la dicotomía existente entre la "sociedad" y la "naturaleza" y de descubrir nuevas relaciones constitutivas entre la "sociedad" y la "economía".

En el complejo desarrollo sufrido por el concepto de "cultura" existe una cuestión decisiva que aparecería una y otra vez durante el período formativo del siglo XVIII y principios del siglo XIX, pero que en general se perdió o al menos no fue desarrollado durante el primer estadio del marxismo.



Base y superestructura

Una base determinante y de una superestructura determinada se ha sostenido a menudo como la clave del análisis cultural marxista.
Ver fragmento de marx
A partir de este pasaje, sería posible definir las formas "culturales" (religiosas, estéticas o filosóficas) dentro de las cuales "los hombres toman conciencia de este conflicto" sin suponer necesariamente que estas formas específicas constituyan la totalidad de la actividad "cultural".

Tres sentidos de la "superestructura":
- las formas legales y políticas que expresan verdaderas relaciones de producción existentes (las instrucciones).
- las formas de conciencia que expresan una particular concepción clasista del mundo (las forma de conciencia).
- un proceso en el cual, respecto de toda una serie de actividades, los hombres tomen conciencia de un conflicto económico fundamental y lo combatan (las prácticas políticas y culturales).
Estas tres áreas están relacionadas y que, en el análisis, deben interrelacionarse. Pero en esta interrelación, el término es de poca ayuda ya que es aplicado a su vez a cada área de forma alternativa.
Cuando Marx llegaba a cualquier tipo de análisis probado o tomaba conciencia de la necesidad de un análisis de este tipo, se manifestaba a la vez específico y flexible en la utilización de sus propios términos.
En todo análisis marxista serio las categorías no son utilizadas de modo abstracto. No obstante, pueden producir su efecto.

La síntesis clásica de "la relación existente entre la base y la superestructura" es la distinción de Plejanov de "cinco elementos consecutivos":
1. el estado de las fuerzas productivas.
2. las condiciones económicas.
3. el régimen socio-político.
4. la psiquis del hombre social.
5. las numerosas ideologías que reflejan las propiedades de esta psiquis.

Esto es mejor que la tan corriente proyección desnuda de "una base" y "una superestructura". Sin embargo, el error se halla en su descripción de estos "elementos" como "consecutivos", cuando en la práctica son indisolubles: no son "áreas" o "elementos" separados, sino actividades y productos totales y específicos del hombre real.
Los analistas ortodoxos comenzaron a pensar en "la base" y en la "superestructura" como si fueran entidades concretas separables. Con esta perspectiva, perdieron de vista los verdaderos procesos cuya acentuación debió haber sido función especial del materialismo histórico.
En oposición a su desarrollo en el marxismo, no son "la base" y "la superestructura" las que necesitan ser estudiadas, sino los verdaderos procesos específicos e indisolubles dentro de los cuales, desde un punto de vista marxista, la relación decisiva es la expresada por la compleja idea de la "determinación".


Hegemonía
Definición tradicional de "hegemonía": dirección política o dominación, especialmente en las relaciones entre los Estados.
Marxismo: amplió la definición ----> Estado + Clases sociales + Clase dirigente

Gramsci: Distinción entre "dominio" y "hegemonía".
Dominio: se expresa en formas directamente políticas y en tiempos de crisis por medio de una coerción directa o efectiva.
Hegemonía: complejo entrelazamiento de fuerzas políticas, sociales y culturales. Los efectos que produce sobre la teoría cultural son inmediatos ya que incluye los conceptos de cultura como proceso social total en que los hombres configuran sus vidas y el de ideología como sistema de signos y valores que expresa un interés particular de clase.

En el reconocimiento del "total del proceso" es donde el concepto de "hegemonía" va más allá que el concepto de ideología.

La conciencia relativamente heterogénea, incompleta de los hombres reales y de la sociedad es atropellada en nombre de este sistema decisivo y generalizado. Son las formas plenamente articuladas y sistemáticas las que se reconocen como ideología.

Una clase dominante "tiene" esta ideología en formas simples y relativamente puras. Una clase subordinada, no tiene sino esta ideología como su conciencia. O sino, "esta ideología se ha impuesto sobre su conciencia que debe luchar para sostenerse o para desarrollarse contra la ideología de la clase dominante". 

El concepto de hegemonía no se iguala con la conciencia, sino que comprende las relaciones de dominación y subordinación, según sus configuraciones asumidas como conciencia práctica, como una saturación efectiva del proceso de la vida en su totalidad. La hegemonía constituye todo un cuerpo de prácticas y expectativas en relación con la totalidad de la vida. Es una "cultura", pero una cultura que debe ser considerada asimismo como la vívida dominación y subordinación de clases particulares.

Dos ventajas:
1. Sus formas de dominación y subordinación se corresponden más estrechamente con los procesos normales de la organización y el control social en las sociedades desarrolladas que en el caso de las proyecciones más corrientes que surgen de la idea de una clase dominantes, habitualmente basadas en fases históricas mucho más simples y primitivas. Hincapié de Gramnsci sobre la creación de una hegemonía alternativa por medio de la conexión de una hegemonía alternativa por medio de la conexión práctica de diferentes formas de lucha conduce a un sentido de la actividad revolucionaria mucho más profundo y activo que en el caso de los esquemas persistentemente abstractos derivados de situaciones históricas sumamente diferentes.
2. Existe un modo absolutamente diferente de comprender la actividad cultural como tradición y como práctica. El trabajo y la actividad cultural no constituyen una superestructura: la tradición y la práctica cultural son comprendidas como algo más que expresiones superestructurales de una estructura social y económica configurada. Están asociados a un área de realidad mucho mayor que las abstracciones de experiencia "social" y "económica".
Si cualquier cultura viva es necesariamente tan extensa, los problemas de dominación y subordinación por una parte y los problemas que surgen de la extraordinaria complejidad de cualquier práctica y tradición cultural verdadera por otra, pueden finalmente ser enfocados de modo directo.

Problema próximo dentro del propio concepto de "hegemonía": (no en el caso de Gramsci) la tendencia totalizadora del concepto es convertida en una totalización abstracta y de este modo resulta fácilmente compatible con las sofisticadas acepciones de "la superestructura" o incluso de la "ideología". La hegemonía puede ser vista como más uniforme, más estática y más abstracta de lo que realmente puede ser en la práctica. Esto puede llevar a que los problemas de la realidad de la dominación y la subordinación y de sus relaciones con una configuración cooperativa y una contribución común, pueden ser planteados de un modo sumamente falso.

Hegemonía como un proceso. Es un complejo efectivo de experiencias, relaciones y actividades que tiene límites y presiones específicas y cambiantes.
No se da de modo pasivo como una forma de dominación. Debe ser continuamente renovada, recreada, defendida y modificada. Así mismo, es continuamente resistida, limitada, alterada, desafiada por presiones que de ningún modo le son propias. Contrahegemonía y hegemonía alternativa, son elementos reales y persistentes de la práctica. Las numerosas formas de oposición y lucha son importantes no sólo en sí mismas, sino como rasgos indicativos de lo que en la práctica ha tenido que actuar el proceso hegemónico con la finalidad de ejercer su control. Una concepción abstracta de hegemonía puede ignorar o aislar la oposición. En la medida en que las alternativas son significativas, la función hegemónica decisiva es controlarlas, transformarlas o incluso incorporarlas. Lo hegemónico debe ser visto como algo más que una simple transmisión de una dominación (inmodificable). Todo proceso hegemónico dee estar alerta hacia las alternativas y la oposición. Esto que dice en este párrafo es muy importante porque el autor va a decir que "resulta conflictivo reducir todas las iniciativas y contribuciones culturales a los términos de hegemonía".
La parte más interesante de todo análisis cultural es la que procura comprender lo hegemónico en sus procesos activos y formativos, pero también en sus procesos de tranformación. Las obras de arte son con frecuencia especialmente importantes como fuentes de esta compleja evidencia. 
Sería un error descuidar la importancia de las obras y de las ideas, aunque afectadas por los límites de la hegemonía, constituyen rupturas significativas respecto de ellas y que pueden ser también incorporadas, pero que, no obstante, se manifiestan independientes y originales.
La apertura finita aunque significativa de muchas obras de arte, como formas significativas que se hacen posibles pero que requieren asimismo respuestas significativas persistentes y variables, resulta entonces particularmente relevante.


Tradiciones, instituciones y formaciones
Tres aspectos dentro de cualquier proceso cultural: tradiciones, instituciones y formaciones.

Tradición: radicalmente rechazado dentro del pensamiento cultural marxista. La "tradición ha sido comúnmente considerada como un segmento histórico relativamente interte de una estructura social: la tradición como superviviencia del pasado.
En la práctica, la tradición es la expresión más evidente de las presiones y límites dominantes y hegemónicos.
Lo que debemos comprender es una tradición selectiva: una versión intencionalmente selectiva de un pasado configurativo y un pasado que resulta poderosamente operativo dentro del proceso de definición e identificación cultural y social. 

Demostración empírica: dentro de una cultura particular, ciertos significados y prácticas son seleccionados y acentuados y otro significados y prácticas son rechazados o excluidos.
La tradición, en la práctica, es una versión del pasado que se pretende conectar con el presente y ratificar. En la práctica, lo que ofrece la tradición es un sentido de predispuesta continuidad.
El sentido hegemónico de la tradición es siempre el más activo: un proceso deliberadamente selectivo y conectivo que ofrece una ratificación cultural e histórica de un orden contemporáneo.
También la tradición es un proceso vulnerable en el sentido que debe descartar áreas de significación totales. Un ejemplo de esto es cuando se da un una obra contracultural, en la cual reside su forma en la recuperación de áreas descartadas. Esto tiene poco efecto, y puede acabar siendo una recuperación residual o marginal.

Instituciones:
El establecimiento efectivo de una tradición selectiva puede decirse que depende de instituciones identificables. Es una subestimación del proceso suponer que depende solamente de la instituciones.
Las comunidades específicas y los sitios específicos de trabajo ejercen presiones inmediatas y poderosas sobre las condiciones de vida: enseñan, confirman y en la mayoría de los casos refuerzan los significados, valores y actividades.

No puede suponerse que la suma de todas las instituciones constituya una hegemonía orgánica. Un complejo proceso hegemónico, está en la práctica, llego de contradicciones y de conflictos no resueltos. Ésta es la razón por la que no puede reducirse a las actividades de un "aparato ideológico estatal".
En la práctica normalmente se logra una incorporación efectiva; ciertamente, para establecer y conservar una sociedad de clases esta incorporación debe lograrse. Sin embargo, ninguna presión resulta verdaderamente hegemónico. La verdadera condición de la hegemonía es la efectiva autoidentificación con las formas hegemónicas.

Formaciones:
Son más reconocibles como tendencias y movimientos conscientes que normalmente pueden ser distinguidos de sus producciones formativas.
En las sociedades desarrolladas, las formaciones tienen un papel más importante que las instituciones. Todo análisis social o cultural de ellas exige procedimientos radicalmente diferentes de los desarrollados para las instituciones. Lo que se analiza en cada caso es el modo de una práctica especializada.


Dominante, residual y emergente

Análisis trascendental: un proceso cultural es considerado un sistema cultural que determina rasgos dominante: la cultura feudal o la cultura burguesa o la transición de una a la otra.

Lo residual es algo diferente a lo "arcaico", aunque en la práctica son muy difíciles de distinguir.
Arcaico: lo que se reconoce plenamente como un elemento del pasado para ser observado.
Residual: lo que ha sido formado efectivamente en el pasado, pero todavía se halla en actividad dentro del proceso cultural. Ciertas experiencias, significados y valores que no pueden ser expresados en términos de la cultura dominante, son, no obstante, vividos y practicados sobre la base de un remanente de alguna formación o institución social y cultural anterior.
Un elemento cultural residual se halla normalmente a cierta distancia de la cultura dominante efectiva, pero, una parte de él en la mayoría de los casos habrá de ser incorporada si la cultura dominante efectiva ha de manifestar algún sentido en estas áreas.
Es en la incorporación de lo activamente residual como el trabajo de la tradición selectiva se torna especialmente eficiente.

Emergente: nuevos significados y valores, nuevas prácticas, nuevas relaciones y tipos de relaciones que se crean continuamente.
Resulta difícil distinguir entre los elementos que constituyen efectivamente una nueva fase de la cultura dominante y los elementos que son esencialmente alternativos o de oposición a ella. Las definiciones de lo emergente, tanto como de lo residual, sólo pueden producirse en relación con un sentido cabal de lo dominante.
La emergencia cultural en relación con la emergencia y la creciente fortaleza de una clase es siempre de una importancia fundamental e invariablemente compleja.

A tener en cuenta: ningún modo de producción y por lo tanto ningún orden social dominante y por lo tanto ninguna cultura dominante verdaderamente incluye o agota toda la práctica humana, toda la energía humana y toda la intención humana.

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