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Garnham - "El desarrollo del Multimedia: un desplazamiento de la correlación de fuerzas" - Cátedra Mastrini

Garnham - "El desarrollo del Multimedia: un desplazamiento de la correlación de fuerzas" - Cátedra Mastrini


El concepto del multimedia como revolución y los términos asociados al mismo (convergencia y autopistas de la información) pueden naturalizar una serie de procesos, empresas, mercados y modelos de desarrollo que no necesariamente propiciarán el cambio económico, social y cultural.


·         Es verdad que en este fenómeno subyace un núcleo tecnológico común (la traslación de todas las formas de información en bits digitales, DIGITALIZACIÓN ), pero no hay cambios tecnológicos o económicos tan revolucionarios para transformar totalmente un sistema establecido.

·         Para pensar la incidencia potencial de la digitalización hay que diferenciar los procesos que se ocultan tras el término 'multimedia' o 'convergencia':
o   la convergencia de las redes,
o   la de las formas de medios de comunicación,
o   la de los modos de consumo de medios,
o   la de los modos de pago
o   y la de los mercados domésticos y comerciales.

·         Al hablar de convergencia de emisión y telecomunicaciones se piensa en un único conducto que suministre todos los servicios electrónicos a hogares y empresas (lo cual podría ampliar la diversidad de información y entretenimiento, pero también conducir al control monopólico, el aislamiento y la fragmentación social).
o   Sin embargo quedan importantes barreras tecnológicas que impiden la convergencia uniforme,  además de barreras económicas, culturales, sociales, políticas y reguladoras.  

·         La repercusión potencial de los géneros multimedia más notable sobre el contenido es la interactividad.
o   La digitalizaciones posibilitan la interactividad persona-máquina y persona-persona.

·         El mayor reto para el mundo multimedia está en el conflicto entre el mercado de consumo masivo de las industrias de la edición, el cine, la música y la radiodifusión, y el mercado de empresas de la industria de las telecomunicaciones.

·          Garantizar el acceso a las redes no garantizará la pluralidad de servicios a menos que se evite la concentración del control del contenido a la que el sector seguirá propenso.

·         No se puede dejarlo todo en manos del mercado, no hay que permitir que las empresas trans-media usen el argumento de la revolución tecnológica para eliminar las actuales regulaciones de la propiedad transversal de los medios.



Resumen 2

En el seno de la Unión Europea, la retórica de la Sociedad de la Información ha sido utilizada de forma reiterada por la Comisión, a partir de principios de los años 80. Por un lado pretendió acabar con el poder monopolístico de los operadores de telecomunicaciones nacionales con el fin de reducir los costes de telecomunicaciones a la hora de hacer negocios en Europa y crear una red o redes transeuropeas eficientes. 

Pero al desarrollar esta política, se enfrentó al poder profundamente arraigado de los organismos de Correos, Telégrafos y Teléfonos y de sus gobiernos nacionales. Por tal motivo, se vio obligada a avanzar lentamente en la liberalización de la red y crear alianzas con dichos organismos.

A la vez que proseguía una política de liberalización del mercado de las telecomunicaciones en una lenta guerra de desgaste con los organismos de Correos, Telégrafos y Teléfonos, la Comisión, utilizando de nuevo la retórica de la Economía de la Información, ha seguido una política industrial, en el sector de la Tecnología de la Información y la Comunicación, de alianza con los grandes fabricantes europeos de equipos a través de los programas ESPRIT y RACE, los principales consumidores del presupuesto de I+D de la Comisión. Al mismo tiempo, dichos fabricantes se enfrentan a una caída de su cartera de pedidos debido a una reducción de la inversión en redes de los organismos de Correos, Telégrafos y Teléfonos, como consecuencia de la finalización de la modernización de la red. Así pues, el Multimedia y las Autopistas de la información suponen un discurso legitimador no sólo de una nueva fase de I+D y de modernización de las redes capaces de mantener sobre los raíles este tren particularmente pesado, sino también para atraer a los fabricantes de material de software y medios de comunicación al círculo de los elegidos, ampliando así su apoyo político.

El peligro es que el multimedia –así como los términos asociados al mismo, convergencia y autopistas de la información- se utilice como atajo para crear una alusión de naturalidad en una serie de procesos, empresas, mercados y modelos de desarrollo completamente diferentes.

En el sistema predigital, las diferencias entre industrias se agrupan en torno a dos distinciones claves que la digitalización está ahora desdibujando. La distinción entre productos y servicios y la distinción entre el sentido único e interactivo.

Aun cuando, al principio de su concepción, la radio se vio como una forma de comunicación de persona a persona  y el teléfono como una forma de radiodifusión, pronto siguieron vías opuestas y divergentes. La radiodifusión utilizó la transmisión por el aire y explotó las economías de escala que ofrecía para proporcionar entretenimiento a bajo coste, en sentido único, y servicios de información a públicos relativamente indiferenciados en sus hogares. Era gratuita en el punto de uso y se financiaba mediante el canon, la subvención estatal o la publicidad. El contenido estaba altamente regulado.

Las telecomunicaciones utilizaban la transmisión por cable para ofrecer telefonía de banda estrecha en dos sentidos y, más tarde, servicios de datos a abonados empresas o particulares, pero el uso estaba y está principalmente orientado a las empresas y se facturaba en base al uso. La transmisión estaba regulada pero no así el contenido.

Está ampliamente aceptada, actualmente, la tesis de que los desarrollos tecnológicos –la digitalización de la radiodifusión y el desarrollo de redes conmutadas de fibra y de banda ancha- están contribuyendo a la convergencia de esas industrias tan distintas.

Los primeros discursos sobre la convergencia apuntaban a la telefonía y la informática

Las primeras discusiones sobre convergencia se centraban en la telefonía y la informática. Dicha convergencia fue una de las motivaciones para la desregulación en EEUU. Si bien ha habido una forma de convergencia en el sentido de que las redes de telecomunicaciones se han convertido en extensos sistemas informáticos de distribución, al mismo tiempo, contrariamente a las previsiones y a pesar de un rápido crecimiento del tráfico de datos, el tráfico de voz por teléfono sigue siendo el uso que domina absolutamente la red y, por ende, el motor del sistema. El reciente y muy rápido crecimiento de Internet es otro buen contraejemplo. Las primeras ofertas de servicio de correo electrónico por parte de los teleoperadores fueron en gran medida un fracaso. Internet, por supuesto, utiliza las instalaciones de la red de telecomunicaciones pero se basa principalmente en la capacidad informática instalada, fuera del control de los operadores de telecomunicaciones, y ha crecido a partir de una cultura informática, no de telecomunicaciones. Así pues, Internet es un ejemplo de naturaleza híbrida más que de convergencia de redes o de industrias.

Pero este escenario ¿es realista?
Analicemos en primer lugar el aspecto técnico. Es obvio que los próximos diez años, más o menos, cuando el sistema normativo lo permita a los operadores de telecomunicaciones, van a ampliar la capacidad de sus redes para ofrecer video a los hogares mientras que, a la vez, los operadores de tv por cable van a desarrollar la capacidad de suministrar telefonía conmutada y servicios de datos a sus clientes. Dado que la provisión de un bucle local fijo seguirá probablemente teniendo características de monopolio natural, esto significa que habrá probablemente una gran competencia entre operadores de telecomunicaciones y operadores de cable para controlar dicho enlace. Estamos asistiendo ya al comienzo de este proceso. En ausencia de una intervención reguladora, es probable que la capacidad financiera de los operadores de telecomunicaciones les asegure la conquista de una posición dominante. No obstante, quedan importante barreras tecnológicas que impiden la convergencia uniforme.

Es probable que asistamos al desarrollo de nuevos productos y servicios multimedia a partir de industrias especializadas de software informático y de edición, basados en la infraestructura técnica y de nuevos ordenadores personales y en los mercados profesionales y de …

Hay y es probable que siga habiendo importantes barreras reguladoras para la convergencia. Los hay en las industrias afectadas que, por supuesto, sostienen que el cambio de regulación es necesario precisamente para eliminar esas barreras.

Es preciso tratar las profecías de una inminente convergencia con recelo. La simple convergencia potencial de las tecnologías de transmisión no será suficiente para la convergencia de las propias industrias. Sus mercados son muy distintos. Los sistemas de transmisión por cable y los hercianos seguirán estando en competencia. La demanda doméstica de nuevos servicios no es suficiente para cubrir la nueva inversión en redes. En los servicios de entretenimiento, los costes de transmisión no representan más que un porcentaje reducido de los costes totales. Las culturas organizativas de las empresas y los regímenes reguladores asociados son muy distintos.

En mi opinión, es poco probable que se dé un solo “tubo” dominante. La tendencia dominante conduce del exceso de capacidad de la banda ancha y el negocio de transmisión y conmutación a limitarse a un mercado competitivo sobre la oferta de un servicio clásico.

Terminales y software
Se puede transmitir toda la información digital que se quiera por un cable de fibra óptica, pero no se convierte en un bien o un servicio vendible sin un descodificador y una pantalla. Más aun, los usuarios van a requerir alguna forma de encontrar lo que quieren entre la multitud de ofertas rivales. No se trata sólo de un gran mercado en sí mismo, sino que también proporciona el control estratégico sobre el diseño de contenido y los sistemas de facturación.

Los géneros multimedia
Los géneros multimedia no son nuevos. No obstante, el almacenamiento en ordenador, la informatización de la manipulación y la visualización de textos, imágenes y sonidos en forma digital posibilitan nuevas formas de medios de comunicación y, por ende, nuevos productos o servicios y nuevos mercados. A veces, estas formas serán desarrollados o intentos de desarrollo de viejos géneros.

La interactividad
La digitalización posibilita dos formas distintas de interactividad: la interactividad persona-máquina y la interactividad persona-persona.

En el primer caso, persona maquina: el multimedia supone la capacidad del usuario para interactuar a través de un sistema operativo informático con una base de datos para construir una serie variable de combinaciones y de caminos de acceso a un conjunto preestablecido de datos digitalizados. Se trata de una mejora de la capacidad ya presente con la tecnología de impresión de acceso e indexación aleatorios. En un extremo del espectro tenemos el videojuego y en el otro la base de datos electrónica, con el diario electrónico en algún punto intermedio.

El segundo modelo de interactividad -persona-persona- es el del teléfono. Una forma de ver el multimedia es como un cambio de modelo televisivo de distribución a un modelo de telecomunicaciones. Mucha gente, excitada por el rápido crecimiento de Internet, ve el multimedia como un internet de banda ancha pero la característica clave del teléfono y de internet es que los usuarios crean su propio contenido.

La convergencia de los mercados
Finalmente, quisiera abordar la cuestión de a qué mercados se dirige el multimedia. La industria tradicional de la comunicación creó básicamente dos modelos de desarrollo de mercado.

Las industrias de la edición, el cine, la música y la radiodifusión se centraron en desarrollar y atender a mercados de consumo de masas. Su tamaño y su solidez dependían de la disponibilidad de gasto de consumo discrecional que en todas las economías desarrolladas se ha situado a largo plazo por debajo del 3% del PIB.

La industria de las telecomunicaciones, por otro lado, atendía principalmente a un mercado de empresas y permitía que el servicio alcanzase lentamente al mercado.

Las principales empresas de medios de comunicación ven el multimedia como una forma de hacer crecer los mercados estancados de diarios y tv, añadiendo interactividad y elección, y por tanto como una vía para captar una cuota mayor de gasto de ocio discrecional de los consumidores.

El hecho de garantizar el acceso a las redes no garantizará el acceso a la deseable pluralidad de servicios en competencia a menos que se refuercen los medios para evitar la concentración del control del contenido al que el sector seguirá siendo propenso.

El multimedia y la propiedad transversal de los medios
Las empresas trans-media ejercen su actividad en diversos medios. Pretenden que esta integración horizontal les permita por sinergias conseguir economías de escala y de envergadura. Las barreras reglamentarias vigentes frenan sus esfuerzos de eficacia al limitar el despliegue de sinergias que podrían ser explotadas y, al mismo tiempo, impiden la creación de nuevos productos y servicios multimedia.





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