Resumen primer parcial Postolski - Políticas y planificación - Cátedra: Postolski
UNIDAD
1. Apuntes para una teoría del Estado. Guillermo O´ Donell.
Estado burocrático-autoritario
El Estado burocrático-autoritario (EBA) es un tipo
de Estado que se caracteriza por anular los mecanismos políticos y
democráticos con el fin de restablecer un determinado orden social y económico
anterior que había resultado alterado por una considerable organización
autónoma de la población y en especial de los trabajadores.
El concepto fue formulado por el politólogo argentino Guillermo O'Donnell en 1975 1 a partir del análisis de las dictaduras militares instaladas
en Brasil (1964), Argentina (1966 y 1976), Chile (1973)
y Uruguay (1973).2
Características del EBA
Una de las características del EBA es la crítica y desplazamiento de
"la clase política" tradicional y su reemplazo por una
nueva. Las Fuerzas Armadas cumplen un rol
fundamental en la conformación de los EBA, reestructurando el Estado con
criterios militares.
Crisis política y aparición del EBA
O'Donnell propone un análisis de la naturaleza profunda del Estado, más
allá de su aspecto institucional. Para O'Donnell el Estado es el aspecto
coactivo de las relaciones de
producción, cuyo fin es garantizar la vigencia y reproducción de las mismas.
Los diferentes tipos de crisis pueden presentarse con diferentes grados
de intensidad y combinadas unas con otras.
Según O'Donnell el Estado burocrático-autoritario aparece cuando existe
una crisis de dominación (nivel 5) y su objetivo es poner
en su lugar a los grupos sociales que han cuestionado el orden
establecido, mediante el uso de la coacción en un contexto en el que están
ausentes los mecanismos democrático.
UNIDAD 2. La
economía política de la comunicación. El caso de la televisión. Nicholas
Garnham.
El modelo clásico de televisión, como
instrumento de producción y consumo masivos, se basó durante treinta años en el
equilibrio entre Estado, usuarios,
anunciantes y emisoras. Está siendo reemplazado
por un sistema fragmentado en el que el servicio público, si sobrevive, será
marginal.
Economía política. En primer lugar, el
desarrollo de las infraestructuras de la radiodifusión y la recepción, que
suponían una alianza entre el Estado y el consumidor tradicional de la
industria electrónica. En segundo lugar, las fuentes de financiación de los
programas suponían una asociación entre el Estado, como otrorgante de las
licencias, y el colectivo de anunciantes. En tercer lugar, para poder usar el
espectro, la industria de la tv tuvo que movilizar y mantener su legitimidad
política.
Las razones de un sistema de
equilibrios.
La
distinción crucial es entre los EEUU, que eligieron un sistema donde la
financiación provenía casi exclusivamente de la publicidad y donde la propiedad
se hizo privada y la Europa Occidental, que eligió un sistema de monopolios
públicos financiado por un canon.
En primer lugar, el Estado garantizaba una
infraestructura para la radiodifusión y aseguraba un mercado estable y en
desarrollo para su industria electrónica de consumo. La venta de aparatos fue el principal motor del crecimiento fordista.
En segundo lugar, el Estado garantizaba
una financiación segura a largo plazo para la producción de programas. En
tercer lugar, proporcionaba un medio
para la movilización política de las masas y para la formación de la opinión pública, de la que dependían los
políticos del fordismo.
Un período de transición y
reestructuración.
Comenzó el período de desregulación. ¿Qué fue lo que condujo a la quiebra del
sistema fordista y cuáles son las características claves de la nueva
economía política que está comenzando a surgir?
Nuevos
agentes formados en el terreno de la defensa (satélites) y las
telecomunicaciones (fibra óptica) introdujeron
medios para la emisión de programas de tv en los hogares que evitaban el sistema de radiodifusión
terrestre establecido y disminuían el poder que Estado pudiera tener sobre
los mercados a través de la gestión de un espectro limitado.
Lo que se buscaba era obtener el apoyo del
Estado en la política de un rápido
incremento de los canales de emisión disponibles de televisión y, así, unir la búsqueda de crecientes
financiaciones y de fuentes de programación, justificándolo con la
afirmación de que de esta manera el consumidor tendría más dónde elegir.
El modelo postfordista de acumulación.
Se caracteriza por la competencia mundial de los
mercados de consumo, cada vez más saturados y el impulso asociado para reducir
el tiempo en la rotación del capital, junto con la creciente segmentación del
mercado y la competitividad basada en los diseños y estilos, más que en los
precios y en la utilidad, hizo que la función del marketing fuera aún más
importante, produciendo mayores gastos
en publicidad, no sólo en las industrias tradicionales de bienes de consumo
sino también en el sector de servicios financieros.
Hacia una nueva economía
política de la tv.
Los sistemas nacionales de
radiodifusión encontraron cada vez más difícil sostener los niveles existentes
de producción nacional y tuvieron que buscar otras fuentes de financiación
comercial (que atentaban contra sus fundamentos políticos y culturales) y otras
vías para bajar los costos de sus programaciones. Por ello se enemistaron tanto
con sus propios empleados como con los sectores culturales y las pocas
industrias del cine nacionales que todavía existían.
UNIDAD 2.
Informe para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del
Estado. Emillio Lledo Iñigo y Enrique Bustamante.
El marco de referencia
internacional: un modelo radiotelevisivo europeo acorde con su modelo social.
Acorde a una
concepción del Estado de Bienestar, vivieron hasta los años 80-90 en toda
Europa Occidental en régimen de monopolio, con la única excepción de un
muy singular modelo de servicio público mixto en el reino Unido, con fuerte
regulación y control. Tras el caso pionero de Italia, que en 1976 comenzó un
proceso de apertura a la competencia, no controlada por norma alguna hasta la
década de los 90, se fue expandiendo por todos los países europeos un nuevo
régimen dual público privado. Protugal y España estuvieron entre los países más
tardíos en abrir paso a ése régimen de competencia, en 1990 y 1988
respectivamente.
Pueden trazarse fechas emblemáticas de
reorientación de la tv pública en ésa época: la revisión de la carta real de la
BBC en 1996; la reacción de la tv pública francesa tras su brusca caída de
audiencia a consecuencia de la privatización y subasta de TF-1 en 1987; la
reconfiguración de la radiotelevisión alemana a finales de los años 80, tras la
autorización de la competencia por ondas; o la reforma de la RAI después de la
eliminación de la lottizacione (reparto literal por lotes entre partidos
políticos) en Italia desde 1994.
La autonomía
política de las entidades públicas respecto a los gobiernos se ha consolidado
por vías diversas, pero en general con un papel importante de instancias independientes
externas. También la financiación se ha
hecho más estable a corto y medio plazo, más controlada y transparente y más
ajustada a principios de racionalidad y eficiencia del dinero público.
La mayor parte de los países miembros de la
Unión Europea han fortalecido y consolidado en estos años el prestigio y peso
de referencia de la radiotelevisión pública.
El consejo de Europa establecía en 1994 una
Resolución sobre el “Futuro del servicio
público de radiodifusión”, que señalaba como principales misiones ofrecer una
programación para todos de carácter plural, innovadora y con variedad de
programas de un alto estándar ético y de calidad; así como ofrecer noticias
imparciales e independientes, información y opinión, contribuyendo a una mejor
apreciación y difusión de la diversidad de la herencia cultural nacional y
europea.
El sistema de radiodifusión pública de los
Estados miembros está directamente relacionado con las necesidades
democráticas, sociales y culturales de
cada sociedad y con la necesidad de preservar el pluralismo de los
medios de comunicación.
La propia evolución del mercado de la
radiotelevisión parece conducir inevitablemente a esta conclusión, porque el deterioro paulatino pero acelerado de
las audiencias de los grandes canales generalistas en todos los países
desarrollados, en beneficio del capítulo de otras emisoras (temáticas, locales)
pone crecientemente en cuestión las bases de su viabilidad económica y de su
propia capacidad de federación y cohesión de una sociedad.
Muchos países establecen obligaciones de must carry en todas las plataformas
privadas.
La misión
del servicio público está encomendada por ley en la mayor
parte de los países europeos, y concretamente mediante estatutos o contratos
programa de medio plazo.
La autonomía
editorial sobre la información y sobre la programación general es una conquista
paulatina de la mayor parte de las radios y tv públicas europeas, que hoy
parece conseguida en un grado muy alto.
En el servicio público debe preponderar la
información que se mantiene como un elemento clave de la identidad del servicio
público, o la presencia de programación cultural y educativa.
Los canales públicos europeos mantienen tasas
medias de share conjunto, entre el 38 y el 46 por 100 en cada país, con una
notable estabilidad en los últimos años.
En la mayor
parte de los países europeos occidentales sigue vigente como fuente preferente
de financiación la tasa o canon implantada desde hace décadas con carácter
finalista. Sea por el canon o por el dinero público en general, con o sin
publicidad, las radiotelevisiones públicas europeas han logrado objetivar
mecanismos de evaluación del coste del servicio público, legalmente establecido,
reconocidos por la UE y que permiten una estabilidad presupuestaria plurianual.
Con la excepción de España, en
todos los países europeos en los que la tv pública emite publicdad, esta se ha
limitado en cantidades de tiempo muy por debajo de los niveles máximos
permitidos por la normativa europea. Reformas legales recientes han tendido a
bajar aún más estos límites para acentuar la autonomía financiera de la
radiotelevisión pública respecto a la presión comercial, incrementando por
tanto el peso de la financiación pública.
UNIDAD 2.
Nacimiento y organización de la radio en el siglo XX. Glenn Postolski.
Múltiples ondas cruzaban el aire, y la marina de los EEUU empezó a temer que
las interferencias pusieran en riesgo la seguridad de sus barcos. Es la
razón por la cual la marina insiste en dictar una ley que lo regule, hecho que
finalmente ocurre en 1912 con el nombre
de Ley de licencias de radio. Su vigencia llegará hasta 1927. Aún
indefinida, comienza a delinearse un fomento al desarrollo de la industria
radial desde el Estado.
El hundimiento del Titanic se convierte en un punto de inflexión. Equipado con un
equipo de radio de la Marconi, el intercambio de mensajes sobre la advertencia
del iceberg y luego las de salvamento, revelan la necesidad de la
radiotelegrafía. También da cuenta de los obstáculos provocados por la
superposición de transmisiones en una misma onda: surge de allí la necesidad nacional e internacional de adjudicar
frecuencias específicas para los diferentes servicios.
De la invención a la innovación. El dominio
empresario. Incluidos y excluidos de la emisión.
El pasaje de
la radio inicial al medio de comunicación da cuenta de muy diferentes usos y
actores intervinientes: sus usuarios eran los barcos, el gobierno y los
aficionados. Cualquiera podía ejercer el
derecho de emitir. Y el operador era
a la vez emisor y receptor. No se concebía el puro emisor o el puro receptor.
En suma, la radio era un teléfono sin cables, pero cuya comunicación, al
andar por el aire, podía ser captada por otros emisores receptores. La ley
nortemaericana no ponía límite para las licencias, apenas en 1912, hubo un
millar de transmisiones funcionando.
En 1917,
además de las 8.562 emisoras con licencia acordada, había 125000 receptores: el
negocio de la radio, en tanto venta de radio partes, se convertía en una
importante oportunidad de rentabilidad.
Con la excepción de Marconi, la mayoría de los
descubridores no son ya dueños de sus patentes ni han hecho una fortuna. Las
patentes se hallan en manos de grandes empresas, que las concentran ya sea por
compra, o por la contratación de los inventores que ahora trabajan en poderosos
laboratorios de investigación.
La situación legal del nuevo artificio
comunicativo no aparecía aún claramente: la marina, en casi todos los países,
insistía en que la radio debía ser monopólica a fin de establecer sobre ella un
debido control ya que era pensada como un monopolio natural.
El interés estatal por
dinamizar la industria.
El modelo de
regulación gubernamental y monopolio privado fue el núcleo de la primera
política de comunicación de EEUU. De todas formas, el énfasis
estaba en los privados y la regulación fue incitada más por un sentimiento antitrust y de apoyo a la competencia que en una
visión de servicio al interés público. Lo que era bueno para el capitalismo era
bueno para Amércia: esto es, la industria privada operando en un ambiente
competitivo antitrust era considerado el mecanismo más importante para
servicios de comunicaciones de alta calidad y preocupados por innovar.
Comienza a pensarse un sistema mundial de
comunicaciones, hegemonizado por los EEUU. La
GE adujo el peligro del imperialismo británico y presiona al gobierno para
expulsar a la Marconi. Será la acción común entre grandes empresas y el Estado
que dará lugar, en 1919, bajo el amparo oficioso del gobierno norteamericano, a
un gran pool privado, la RCA, que llega en poco tiempo a acumular “la más
formidable concentración de patentes exclusivas”.
Pero en los planes de los gigantes que forman la
RCA, y en los de las que luego ingresarán, no figura la radiodifusión como
proyecto central. Sin embargo, la existencia y el poder de esas enormes
corporaciones es lo que otorga a la futura radio norteamericana el carácter de
negocio privado centrado en el entretenimiento y financiado por la publicidad.
El pasaje de la industria de
los componentes a la centralidad de la emisión.
Queda claro
como la creación de emisoras se acompaña por el interés privado por movilizar
la industria de los componentes.
En enero de 1921,
ante el éxito de la KDKA, el Departamento de Comercio establece que la radiodifusión (ahora decididamente
broadcasting) es una estación de tipo
diferente de la simple estación de telegrafía, y comienza a otorgar licencias
de radiodifusión (para noticias, conferencias y entretenimiento) en 360 mh,
mientras que se reserva la banda de 485 mh para pronóstico del tiempo y
cosechas, y noticias oficiales.
Los que
solicitaban licencias para emitir eran las grandes empresas productoras de
radio partes o receptores, a fin de alentar la compra de sus productos; las
universidades, para dar cursos, los diarios, a fin de captar avisos. De a poco
se suman iglesias, por razones de evangelización. Los sindicatos con fines de
organización.
Los receptores producidos artesanalmente
comienzan a fabricarse por millares y se forma una audiencia integrada ahora no de simples aficionados armadores sino de
compradores de aparatos de radio: la radio se convierte en un negocio
específico, diferente del de la telegrafía inalámbrica. Su masividad empieza a originar inquietud en el poder político.
La norma
vigente en EEUU fomenta la expansión del nuevo artefacto estableciendo el
principio de la obligatoriedad del estado de conceder un permiso de emisión a
quien lo solicite. Cuando las condiciones de acumulación de este modelo de
negocios se modifiquen, diferente será la regulación que se impondrá desde el
Estado.
Dos paradigmas de
organización.
La situación
de la radio en los EEUU y GB era, en los comienzos, análoga: fuerte presencia
industrial (en ambos países estaba la Marconi),
proliferación de radio armadores, interés del Estado nacional en la industria y
en la emisión. Pero en GB existía un
solo gigante industrial y en los EEUU, varias grandes compañías funcionaban en
le mercado. Por otro lado, el saldo de la primera guerra fue muy diferente para
ambos países. De todo ello resultó una fuerte tendencia al control y al orden
en GB y mayor desorden con cierto grado de liberalidad en los EEUU.
El modelo
norteamericano, cuya estructura se consolidó en unas pocas, influyentes y
poderosas redes privadas, sujetas a control público y financiadas mediante
publicidad comercial. Generó una programación para grandes audiencias, propensa
a excluir los temas educativos o formativos.
El modelo
británico, caracterizado por la hegemonía centralizada de un monopolio público
de los servicios, financiado por diversos tipos de contribuciones de la propia
audiencia. Una programación destinada a la educación del gusto, entendido éste
según los cánones de las clases cultivadas.
Pero ambos apuntaron fundamentalmente a convertir la radio en un medio de
contención social.
El modelo nortemericano.
En 1925
se realizó la Cuarta Conferencia Nacional de Radio, en Washington. Los líderes industriales imponen que se
establezca la restricción al ingreso de nuevos actores, negando otorgar nuevas
licencias.
El armado de las redes.
Cristalización de modelos y formatos.
Unir dos
estaciones de radio fue una dificultad arduamente superada porque hubo que
producir cables especiales. En eso estaba la AT&T cuando un millonario
le pidió permiso para retransmitir los programas de la WEAF a través de su
propia emisora. El cable atravesaba otras localidades y la AT&T generó un nuevo negocio con las emisoras de esas
localidades. AT&T planeaba una cadena de emisoras propias, pero ante la
congestión del aire, decidió aliarse con estaciones ya existentes.
Los contratos de las grandes emisoras con las
radios locales afiliadas fueron evolucionando hasta convertirse en un
intercambio de los programas provistos por las cabezas de cadenas por el
público acercado por las emisoras locales. Debido a ello, las emisoras chicas
van perdiendo terreno en provecho de estaciones con capacidad económica para producir
programas estelares. El negocio de las
chicas es ahora vender público.
Pero
AT&T con sus cables molestaba a sus socios en RCA, que no eran empresas
productoras de cables. Buscaron las distintas empresas medios
alternativos para generar cadenas que fue centralmente la telegrafía.
El
desencuentro entre la AT&T y RCA termina en un pleito legal y, negociación
mediante, la RCA le compra la emisora WEAF, que dará origen en 1926 a la
National Broadcasting Co. (NBC). Esta red, que utiliza por el
convenio los cables de teléfono, está destinada a llevar a toda la nación los
grandes sucesos, con una programación de gran eficacia. Mientras la AT&T se
concentra en la producción industrial de cables, la RCA se adueña del negocio
de la radio: con 5.000.000 de hogares con receptores, a fines de la década se
convertirán en casi 30.000.000 de aparatos.
En 1927, NBC contaba con dos redes . una cadena
llamada “roja” con cabecera en la WEAF, y una “azul” liderada por la WJZ.
Fue preciso
que existiera una estructura publicitaria nacional para que la radiodifusión se
expandiera en cadenas. Tal estructura había comenzado a formarse antes
de la radio, en 1910, en un proceso paralelo de concentración económica. La
publicidad era breve, circunspecta y extremadamente educada.
Una tercera
cadena se gestó desde una empresa proveedora de talentos. El proyecto, que
implicó a varias compañías, se consolida y sale al mercado en 1928, y es la
Columbia Broadcasting System (CBS). Esta nueva cadena, ya sea
usando el cable o por onda corta, agrega a su programación local la
retransmisión de servicios de la culta BBC inglesa.
A fines de 1927, la nueva ley de radiodifusión
norteamericana salió con apuro. Según el radio act, se mantenía el control de la
nación sobre todas las ondas, justificándose la existencia del medio en el
interés, la conveniencia o la necesidad pública. Aseguraba la libertad de
emisión y llevaba la marca antimonopólica, al prohibir dar licencia a
cualquiera que, luego de promulgada la ley, fuera declarado culpable de
prácitcas monopólicas en la fabricación o venta de aparatos de radio, o de usar
métodos desleales de competencia.
El modelo Europeo: la BBC.
La industria de la radio era muy sólida en GB.
En 1922 nació la British Broadcasting
Company, compañía privada de carácter monopólico, con un directorio que
representaba seis empresas (entre ellas la Marconi) y el Estado El primero
generó una programación para grandes audiencias, propensa a excluir los temas
educativos o formativos.
y sólo podían comercializarse receptores
ingleses con el sello de la BBC. La BBC tenía tres propósitos: informar, educar y entretener. El
propósito de la BBC era ayudar a formar
el gusto del público.
En 1926,
en medio de grandes convulsiones en el país, una comisión sugirió modificar la
estructura de la BBC y convertirla en una corporación donde ya no estaban
representadas las industrias: se creó así un
ente público autónomo – la British Broadcasting Corporation en lugar de Company-.
Un ente autónomo regido por un presidente designado por la Corona.
Al no contar con financiación publicitaria, los
recursos de la radio británica consistieron en los cánones de los abonos, la
comercialización de los programas y otros ingresos menores.
Divergencias y convergencias
de los modelos:
Ambos modelos comparten algunas características:
-
Considerar a
los medios de comunicación como ramas de la industria con importancia
estratégica.
-
Separar los
diversos sectores para aplicar una regulación específica dependiendo del medio
(regímenes diferentes basados en la tecnología).
-
Subordinar
la comunicación al imperativo del interés nacional (económico y militar).
UNIDAD DE
PRACTICOS. La crisis del estado populista. Horacio Tarkus.
La hipótesis central consiste en que la sociedad y el estado populista – una
totalidad social que implicó un específico régimen de acumulación del capital,
un tipo de relación entre las clases, una forma propia de dominación estatal y
una modalidad de ideología hegemónica- constituyeron
una salida eficaz a la crisis de la sociedad oligáquico-liberal, pero en los
años setenta se mostraban cada vez más incapaces de asegurar las condiciones
esenciales de acumulación y hegemonía. La actual ofensiva “liberal” contra
el estado, en verdad no arremete contra el “estado en general” sino contra una
forma histórica particular de éste: el populista.
El ciclo que va desde la politización y la
euforia militante de los 82-84 hasta el desencanto de fines de la década,
permitió acaso comprender que el camino transitado por la dictadura no se podía
desandar.
El poder,
aún el más dictatorial, como quiere Foucault, nunca es sólo represivo. Es
también productivo.
La crisis del modelo de acumulación de la ISI
comienza a resolverse desde 1976 en adelante, en las condiciones favorables que
desata la crisis capitalista del 73-74, desarticulando el modo anterior.
De acuerdo
con O´ Donell, distinguimos entre estado, régimen político y gobierno. Este autor entiende por régimen “al
conjunto de patrones realmente vigentes (no necesariamente consagrados jurídica
o formalmente) que establecen las modalidades de reclutamiento y acceso a los
roles gubernamentales, así como los criterios de representación sobre cuya base
se formulan expectativas de acceso a dichos roles”. El gobierno está
constituido por dichos roles, desde donde se movilizan, directamente o por
delegación a escalones inferiores de la jerarquía burocrática, en apoyo de órdenes
y disuasiones, los recursos controlados por el aparato estatal, incluso su
supremacía coactiva. Se puede concluir, con O´ Donell, que el gobierno es la
cumbre del aparato estatal y el régimen es el trazado de las rutas que conducen
a esa cumbre.
Con el
término populismo designamos una modalidad de acumulación del capital, un tipo
de estructura de clases y una forma del estado. Una modalidad de acumulación
centrada en la industrialización sustitutiva en economías semicerradas, en la
redistribución progresiva del ingreso, en políticas de intervención estatal en
la economía. Condición y al mismo tiempo resultado de este proceso fueron las
migraciones internas, la urbanización, la aparición del proletariado y su
búsqueda de integración en el sistema político.
Este compromiso o pacto
populista está mediado por el estado.
UNIDAD DE
PRACTICOS. Radio y poder en la Argentina. Russovich y Lacroix.
Los cambios producidos por la guerra del 14-18
se manifestaron en el reacomodamiento del poder mundial. Nuevas estrategias
globales de este mismo poder se difunden y generan las modificaciones de la
escena en que va a nacer la radio en América Latina y en nuestro país en
particular.
En el seno
de este desarrollo pseudoindustrial, con el establecimiento de empresas
norteamericanas en nuestri medio –y la actividad industrial y comercial que
éstas generan- se produce el nacimiento y la evolución de los servicios de
radio.
Emisoras de primera
generación:.
Al inciar su carrera, la radio argentina
dependía de los ministerios de Marina e
Interior. Ambos ministerios, atenidos a una ley de 1917, daban permisos a
quienes los solicitaban. En cuanto a la gente de radio: aparecen siempre los mismos radioaficionados, del comercio
especializado y los grandes diarios. La radio es seguida y apoyada por
revistas del ramo.
El crecimiento de emisoras es desequilibrado. Hay gran diferencia de potencia instalada
entre capital y el interior.
Entre 1928 y
1930 hay un reacomodamiento general por la intervención estatal y porque el
aparato se hace más pequeño y se conecta a la red eléctrica.
El poder político se configura árbitro del
mensaje radial y terciador entre los broadcasters y su entorno frente a los
grandes diarios.
No obstante los cambios de 1928, los problemas
existentes de interferencias, ruidos parásitos, se agudizan aún más. La radio
es un fenómeno público que se discute y critica: los puntos más censurados por los diarios son los programas y el exceso
de publicidad.
La radio
argentina parecía mirar con más cariño al modelo norteamericano, aunque sus
críticos tuvieran una secreta esperanza de que la ley por venir consagraría el
modelo BBC. La lucha final se daría en la década siguiente y sus resultados
serán irremisibles.
Los modelos. The one and
the other.
El proceso de ISI amplía
notablemente el mercado publicitario. Esto favorece el crecimiento
del negocio radial y el desarrollo técnico empresarial del, y mengua la puja
por la pauta con los diarios. En los hechos, se consagra el modelo network norteamericano al crearse por ley, en
1941, la tercera cadena argentina de radio con centro en Radio Splendid.
Graham Murdock sugiere que la
radio halla al mundo cultural ya dividido en patrones en los que la forma de
financiación está relacionado con la jerarquía cultural. Así, el sector
comercial, basado en la producción para el mercado, se corresponde con un
modelo cultural “populista”, y el sector subvencionado por el Estado
corresponde a un concepto de paternalista de la cultura.
La emisora que en 1924 se inicia como LOY Radio
Nacional, adquirida al año siguiente por un inmigrante dueño de un negocio de radios, Jaime
Yankelevich, mudará su indicativo y su nombre, se llamará LR3 Radio Belgrano.
Le sigue una empresa periodística de propósitos
diferentes: Editorial Haynes, dueña
de un matutino tabloid y de varias revistas abandona temprano la lucha contra la radio comercial y planea su propia
emisora, que saldrá al aire con todos los recaudos técnicos y de
programación, más la seguridad de servicios informativos aplios y propios. LR1 Radio El Mundo obtiene la primera
licencia concedida en firme y por 15 años. A cambio de esta gentil
irregularidad, LR1 provee el edificio donde el estado argentino instala su
modesta emisora, LRA Radio del Estado, en 1936.
Más tarde, en 1941,
se agregara la tercera red, RADES. Este proceso implica a un mismo tiempo
la concentración y centralización de las comunicaciones radiales, y revela la
ausencia de un plan que, impulsado por el Estado, fuera capaz de atender las
necesidades nacionales.
La primera razón de la
prevalencia del modelo formal norteamericano es que la radio se inició y
configuró en el país como empresa privada, con emisión centralizada en buenos
aires y financiada por publicidad.
Los empresarios locales nunca se
interesaron en defender la libertad de prensa para la radio.
El decreto de 1933 es un
reglamento de comunicaciones que abarca la radiodifusión y otras transmisiones. Entre sus principales novedades
figura que reitera el carácter público,
que permite suplir la falta de servicio público por estaciones privadas, previa
autorización del PEN. Las empresas privadas pueden prestar servicios donde el
Estado falte. Muchos años después, en 1980, será el Estado el subsidiario, sólo
podrá acceder cuando falte el interés privado.
En 1934 llega el folleto de
instrucciones dedicado sólo a radiodifusión. Este folleto ha sido durante
años el vademécum de la radio comercial, y comienza hablando de la publicadad. Se legalizan las 100 palabras por tanda,
se prohíben los jungles y la reteración de marcas.
Otro dato es la liberalidad
respecto a los discos: ahora se toleran y se permite que llenen el 50% de la
programación. Esto puede tener relación con el ingreso de las grabadoras a
nuestro país.
En 1938, casi al final de una década de
reglamentaciones y polémicas, siguen
señalándose los mismos problemas en la radio. Se encarga a una comisión
estudiar la situación. La comisión se expide en 1939 pero no surge ningún
proyecto de ley.
En su ley.
Ninguno de los cambios había traído una mejora para
las voces del interior, en primer lugar porque el total de su potencia era muy
inferior al de las radios capitalinas, y en segundo lugar porque se confirmaron
las cadenas con base emisora en Bs As.
En 1944 hay un decreto que
reglamenta las concesiones. Exige que las radios estén en manos de ciudadanos
nativos o naturalizdos con no menos de diez años de ejercicio de la ciudadanía.
En 1946 se pone en vigencia el
Manual de Instrucciones para las estaciones de Radiodifusión, reglamentarista,
extenso, ambiguo y contradictorio. La censura previa es rigurosa y generalizada,
aunque muchas veces los límites de lo
permitido quedan a media luz. Los extranjeros ven muy limitada su actuación
como intérpretes musicales ya que el 75% de los integrantes debían ser
argentinos, y si el conjunto está compuesto por tres, deben ser todos. El 75%
de los artistas que actúen en una emisora deben ser asimismo argentinos.
Los controles, suspensiones y
clausuras de emisoras son significativos. LR3 es suspendida por tiempo
indeterminado por haber intercalado expresiones contrarias al gobierno mientras
habla el presidente de la Nación. UN mes después, en julio de 1946, la
suspensión se cambia por intervención, al descubrirse que Jaime Yankelevich
explotaba la radio en lugar de los permisionarios titulares.
El IAPI, de reciente fundación,
comienza a adquirir por cuenta de correos y telégrafos, y con un crédito del
Banco Nación, las redes y emisoras, salvo LR1, propiedad de Haynes, ahora en
poder de Orlandi Maroglio, mandatar.io de Miguel Miranda, que había adquirido
en 1948 el 51% de las acciones.
De cómo el Estado entra y sale de la radio. La ley
de 1953
Cuando el congreso trata en 1953 la primera ley de
radiodifusión hay 64 emisoras, 15 en
capital y 49 en el interior. Sus materiales técnicos son totalmente importados.
Las cadenas comerciales son tres: LR1 (cabecera + 12) LR3 (cabecera + 21) y LR4
(cabecera + 14). Además está lacadena estatal de LRA y sus nueve emisoras del
interior. Se calcula un receptor de radio cada 6 habitantes.
Esta primera ley de radiodifusión
es breve, privatista y centralista. Implica el paso a manos privadas
mediante licitación dei las cadenas LR1, LR3 y LR4 con objetivos que no son
novedosos con respecti a 1925: “programas culturales, educativos y artísticos”,
informativos y de entretenimiento.
Las prohibiciones son las clásicas de la censura
fundamental, lo que hace a la moral y las buenas costumbres, lo que puede
implicar traición o sedición, alarma pública o comprometer las relaciones
internacionales de nuestro país, la injuria personal y la mentira.
En esta ley hace su aparición el
Servicio Oficial de Radiodifusión. Que tiene el carácter de una cuarta cadena
centrada igualmente en Buenos Aires.
La ley se reglamenta en diciembre de 1953.
La ley atribuye a la radiodifusión de interés público, en
lugar de servicio público, la razón es que los servicios públicos pertenecen originalmente
al Estado y bajo ningún concepto podrán ser enajenados para su explotación.
Aprobada
la ley y su reglamentación, las licitaciones se producen al año siguiente, en
1954. La red A (LR1 y su red) pasa a manos de Vicente Aloé; la red B (LR3 y su
red) a las de Jorge Antonio, con la sociedad “Asociación Promotora Telerad”; la
red C (LR4 y su cadena) a la sociedad La Razón, también controlada por Aloé. La
radio salía de la égida del Estado y se quedaba en le área del gobierno.
UNIDAD DE PRACTICOS. El Peronismo
y la Política de Radiodifusión. Sergio Ariibá.
El Estado conformó un monopolio
de la información y un monopolio de los medios de comunicación para consolidar
el adoctrinamiento de las masas.
Para desarrollar el adoctrinamiento del pueblo fue
necesario tener el monopolio de la información –que aseguraba a Perón el uso
exclusivo de la palabra para difundir la acción de gobierno y la “Doctrina
Nacional”- y el monopolio de los medios de comunicación –para garantizar la
correcta difusión de todo lo actuado-. Sobre
la base de un grupo de medidas Perón controló la prensa gráfica, la radio y la
tv en un proceso de concentración y centralización.
La conformación de la estructura de los medios de
radiodifusión tuvo una funcionalidad en dos órdenes prioritarios –en esta
disposición-: a) política y b) económica. Política,
porque era esencial para el gobierno de Perón constituir identidades políticas,
sociales, culturales para formar y organizar la opinión pública, y económica,
porque era necesario integrar una elite económica que fuera equilibrista y
concordante al sistema público, a través de la normalización jurídica de la
estructura de propiedad del sistema de radiodifusión.
En este sentido se establecieron dos políticas
autoritarias que afectaron el desarrollo de la comunicación a partir de una muy
fuerte intervención estatal. Por un
lado, el gobierno restringió tres libertades básicas del individuo: a) libertad
de expresión, b) libertad de imprenta y c) libertad de prensa. Y, por otro
lado, el gobierno posibilitó la conformación monopólica del sistema de medios
de radiodifusión.
La restricción de libertades se estableció como “la
bestia negra del peronismo”, formándose sobre la base de seis medidas
contundentes: a) expropiación y limitación del papel, B) modificación del
código penal, c) declaración del estado de guerra interna y del estado de
sitio, d) allanamientos, clausuras y expropiaciones de medios de prensa
gráfica, E) adquisición de talleres de imprenta y f) creación de la comisión
bicameral investigadora de actividades antiargentinas.
La radiodifusión entre 1946 y
1955 destacó una concentración geográfica, política y económica. La ciudad de Bs. As. Fue el
centro del desarrollo geográfico del sistema de radiodifusión donde sectores
políticos próximos al gobierno resultaron adjudicados de las cadenas de
radiodifusión conformadas e integradas por actores económicos determinados, consagrando
definitivamente en este período un pluralismo formal (no real) y una élite
económica y política.
La organización del Estado en la radiodifusión.
Para estructurar la radiodifusión el gobierno de
Perón agrupó este principio en dos organismos del Estado: la Secretaría de
Prensa y Difusión de la Presidencia y el Ministerio de Comunicaciones.
Un primer nivel político
administrativo desde la SPyDP, un segundo nivel técnico desde el MICOM.
La prensa gráfica y la radiofonía habían alcanzado
un desarrollo muy importante, en relación a su expansión pero de manera
diferente. La prensa gráfica se consolidó básicamente sobre una estructura
histórica sostenida por grandes medios y acompañada por un conjunto de diarios
que cumplían un rol oficial u opositor al régimen de turno. Esta situación se
percibía en relación a la política, sin embargo, existieron medios
periodísticos de género y temáticos que sobrevivían, más allá de la disputa
ideológica, únicamente por intermedio de la publicidad comercial y otros modos
de financiamiento.
La radiofonía se estructuraba y
desestructuraba a partir de la
existencia de permisos precarios que habilitaban a las radios para funcionar
temporalmente, hasta tanto existiera una ley que regulara al sistema en su
conjunto, actualizando los adelantos políticos, sociales y técnicos a la
normativa vigente, que era el Reglamento de Radiocomunicaciones sancionado en
1933.
En 1944 se sanciona el Estatuo del
Peón y el Estatuto Profesional de Periodista.
Hasta 1946 la ley que regulaba la
radiodifusión era el reglamento de 1933 y el Manual de instruccipnes para las
estaciones de radiodifusión pretendía consagrarse como la reglamentación
orgánica. Esta
norma se caracterizó por la censura previa y las profundas restricciones a la
libertad de expresión en materia de contenidos.
El sistema de radiodifusión en 1946 se había
construido históricamente a través del otorgamiento de permisos precarios a
personas físicas y jurídicas y extendiéndose en todo el país el concepto de la
retransmisión. En estos términos existían las siguientes modalidades de
estaciones de radio: a) cabeceras, b) retransmisoras y c) red de emisoras.
Teniendo en cuenta que el origen
y el desarrollo de la radiodifusión sonora se produjo a partir de la iniciativa
privada y se financió mayoritariamente a través de la publicidad, el Estado
ocupó un rol de características complementarias resguardando el rol de
controlador y no de administrador, poniendo atención al carácter contenidista de las informaciones y
comunicaciones que se establecían, intentando asegurar una programación cultural
y educativa. Así, nuestro país consolidó un modelo de radiodifusión sonora
“populista” bajo la influencia del modelo comercial norteamericano.
Con la proposición y el respaldo político de Eva
Perón para los dos cargos, por un lado designó a Raúl Alejandro Apold, conocido
como “el zar del cine y la propaganda” en la Subsecretaría de Informaciones y
Prensa de la Presidencia y por otro lado a Oscar Nicolini al mando del
Ministerio de Comunicaciones.
La ausencia total de un marco normativo que
regularizara realmente la estructura de propiedad de los medios posibilitó la
transferencia, compra y venta de licencias entre pesonas físicas y jurídicas y
la conformación de redes dirigidas por una cabecera e integradas por estaciones
retransmisoras.
En este escenario, la primera presidencia de Perón
se destacó por cuatro sucesos trascendentales donde el gobierno, por intermedio
de allegados, compró y logró el control de la mayoría de los medios de prensa
gráfica y radios. Una política de gobierno para construir el monopolio en la
estructura de medios de prensa gráfica y radiodifusión con la finalidad de
centralizar y concentrar el poder político y económico.
En este desarrollo verificamos el
mapa de medios controlado por el Estado de manera indirecta desde la relación
medios de comunicación y propietario: a) LR3 Radio Belgrano – Jaime Yankelevich
/ Oscar Nicolini, b) Editorial Haynes / red Azul y Blanca: Oscar Maroglio /
Miguel Miranda / Vicente Aloé, c) Editorial La Razón SA: Red Argentina de
Emisoras Splendid: Ricardo Peralta Ramos / Vicente Aloé. Este control indirecto
fue complementado por el control directo del gobierno ejercido desde LRA radio
del Estado.
El gobierno encomendó a Yankelevich traer la
tecnología para la tv.
En el 53 se sancionó la ley de
radiodifusión. Se precisó el servicio de radiodifusión como “de interés público”,
destacando que el poder ejecutivo podría autorizar a particulares su prestación
mediante licencias sujetas a las condiciones establecidas por la ley y su
reglamentación. Las adjudicaciones se harían previa licitación.
Las licencias se otorgarían por 20 años y a los
que: a) ser argentino nativo, b) si fueran personas jurídicas, con 70% de
capital argentino, c) el directorio tenía que estar conformaido por argentinos,
d) debían tener un plan de acción para la licencia.
Se creó el Servicio Oficial de Radiodifusión (SOR)
y el Servicio Internacional de Radiodifusión (SIR). El SOR tenía como finalidad
contribuir a consolidar la unidad espiritual de la nación.
Siete meses después de la
reglamentación de la ley de radiodifusión, en junio de 1954, se produjo el
llamado a licitación para la instalación y explotación de tres redes de
radiodifusión. Esta norma constituye un vacío legal ya que la ley de
radiodifusión establecía que dentro de los 45 días debía hacerse el llamado a
licitación. Esta controversia jurídica será el argumento usado por la
Libertadora para derogar el llamado a licitación.
UNIDAD DE PRACTICOS. Televisión
argentina en los 60: la consolidación de una negocio de largo alcance. Gustavo
Bulla.
Fue durante esa década donde se masificó la tenencia de receptores de tv, lo cual redundó en la
constitución de un mercado publicitario consolidado, fundamental para el
financiamiento por esa vía, y para el desarrollo general de la actividad.
La creación de productos
industriales para ser consumidos por los jóvenes colateralmente produjo una
nueva segmentación del mercado publicitario y éste, a su vez, de las
audiencias de los medios de comunicación, que también comenzaron a tener sus
segmentos de programación destinados específicamente a esa fracción etaria.
Hecha la ley… (el decreto ley)
La salida al aire de los nuevos canales privados no
resultó nada fácil. Si bien el gobierno de Aramburu había otorgado las
licencias en 1958, hasta 1960 el tiempo transcurrió entre los tibios intentos
de revisión del gobierno de Frondizi y la búsqueda de capitales por parte de
quienes habían ganado la licitación. Este último resultó clave, dado que no se encontraron inversores argentinos
dispuestos a completar la suma necesaria para poner los canales en
funcionamiento. Por otra parte, la
ley de radiodifusión prohibía la participación del capital extranjero en
televisión y en radio. Para subsanar este inconveniente se crearon productoras de contenidos para
los canales de televisión que quedaron en manos de inversores extranjeros.
Estos inversores no fueron otros que las tres grandes cadenas de tv
norteamericanas, la NBC, la CBS y la ABC.
A partir del dominio directo de las productoras, e
indirecto de los canales, las cadenas norteamericanas lograban una integración vertical de producción de
contenidos y distribución, que estaba prohibida en su país de origen.
La prohibición de establecer redes permanentes
también fue burlada por los empresarios privados. La operatoria verificada por
la cual se constituyeron redes de hecho asumió la forma de una triangulación,
teniendo a los canales de cabecera, las productoras y los canales del interior
en sus vértices.
La precariedad tecnológica de la época no inhibe
que en la década del 60 existan cadenas
de tv, en tanto a través de enlatados se emitían programas mayoritariamente
hechos en Bs As por la cabecera. Aquella modalidad reconocía tres formas: 1) de propiedad: cuando se producía una
inversión directa de las productoras asociadas a los canales de cabecera en la
empresa licenciataria del canal del interior; 2) de asociación: se basaba en la relación contractual por la cual
el canal del interior le compraba toda la programación a una sola productora
porteña, con las ventajas que supone la compra mayorista; 3) independencia: el canal del interior compraba su producción a
dos o más productoras de capital.
La explosión del nuevo medio.
Con cuatro canales de aire en capital más dos en el
interior la tv argentina desarrolló en los 60 su expansión y consolidación. A
partir del crecimiento significativo de la oferta televisiva en los 60, y amparada
por cierto florecimiento económico del país con un visible aumento del consumo
por parte de los sectores populares en base a una situación prácticamente de
pleno empleo, cada vez fue más habitual encontrarse con grandes aparatos
receptores en los livings de las casas.
Pájaro que comió…
A partir de 1965 se comenzó a producir un paulatino
proceso por el cual las grandes cadenas
norteamericanas se desprenden de sus acciones en las productoras y canales
privados de capital federal. Primero fue la NBC que se desprendió en 1965 de
sus acciones en canal 9, la siguipo la ABC que se desvniculó de canal 11 en
1970 y, CBS vendió su participación en canal 13 en 1971.
La razón fundamental es la crisis
de rentabilidad que sufría la televisión comercial norteamericana y por una
política de reorientación de las inversiones hacia nuevos campos que prometían
mejores ganancias: el desarrollo de las telecomunicaciones, las videocaseteras
y la tv por cable.
Los actores locales que tomaron la posta
El primer empresario argentino en tomar las riendas
integrales de un canal privado importante fue Alejandro Romay, quien en 1965 adquirió las acciones de Compañía
Argentina de Televisión (CADETE), licenciataria de LS83 Canal 9.
La segunda empresa en cambiar de manos fue la
licenciataria de canal 11, Dicon SA y su productora subsidiaria, Telerama. En 1970 la cadena ABC le vendió el paquete
mayoritario de las acciones al empresario periodístico Ricardo García,
propietario del diario Crónica, editor del semanario sensacionalista. Ese
olfato periodístico para detectar los temas más atractivos para la clase
trabajadora como son los deportes, las noticias policiales y los juegos de
azar, rápidamente lo plasm+o en canal 11, disputándose los secotres populares
con la audiencia de canal 9.
Por utlimo, en 1971, la sociedad conformada por CBS se desprendió de sus acciones en la
empresa Proartel, la productora de canal 13. Quien tomo las riendas de la
emisora fue Goar Mestre, que era su antiguo representate en argentina.
Tarde pero seguro…
El decreto ley 14650 fue promulgado en noviembre de
1957, pero su reglamentación fue recién decretada en 1965.
La otra televisión
Si la diferencia fundamental
entre la radio y la tv argentina está dada porque la primera lo hizo a partir
de la iniciativa privada y contemporáneamente con los países centrales,
mientras que la transmisión de imágenes y sonido a distancia surgió por decisión
estatal y una década después que en aquellos países, sí es posible encontrar puntos de
contacto entre el nacimiento de la radio y de la tv por cable en nuestro país. Al igual que en los comienzos de la radio
donde no se tenía claro cuáles serían los alcances del medio, el desarrollo de
la tv por cable vio favorecido su desarrollo inicial desde el punto de vista
administrativo por la ausencia casi total de regulaciones a la actividad, sólo
hacía falta un permiso municipal para el tendido del cableado.
El sistema del tv por cable, tal
como lo conocemos hoy, con una gran multiplicidad de señales entre locales e
internacionales, y oligopolizado en su estructura de propiedad a través de un
puñado de grandes operadores, debió esperar hasta la década del 80 para iniciar
su expansión, tecnología satelital mediante.
UNIDAD DE PRACTICOS. Peronismo y
tv (1973-1976). Gustavo Bulla.
¿Qué hacer con los medios?
Pese a las evidentes, crecientes e irreversibles
contradicciones que anidaban en el marco del movimiento peronista, uno de los acuerdos más extendidos
seguramente lo constituía la voluntad de poner en manos del estado el control
de los medios de comunicación masiva, especialmente la radio y la tv.
Un vehículo fundamental para alcanzar tal objetivo
lo constituía el vencimiento de las licencias de TV entregadas a empresarios
privados en las postrimerías de la Revolución Libertadora.
Finalizada la primavera camporista, Raúl Lastiri
firmó el decreto que declaraba la caducidad de las licencias de los cinco
canales de tv que había adjudicado con cuestionamientos el dictador Aramburu.
Se nombraron interventores primero, luego se prorrogó la tenencia de los canales
en manos de los privados.
Con Perón en el gobierno, los permisionarios
volvieron a recibir una prórroga hasta junio de 1974. Durante ese período se
intensificaron los debates sobre que hacer con los canales de tv. Se consolidó
al interior de los sindicatos de tv que había que ir hacia algún formato de
servicio público.
En 1975, tomas de canales por sus trabajadores
mediante, se expropiaron los canales de capital federal con sus productoras y
repetidoras del interior.
La estatización constituyó una
esencia invalorable para los objetivos de la dictadura militar, el de
utilizarlos como una usina a destajo para sembrar el terror.
UNIDAD DE PRACTICOS. Relaciones
peligrosas: los medios y la dictadura entre el control, la censura y los
negocios.
Cómo los medios intervinieron en
la creación de consensos, cómo fue su actuación frente a la política de censura
y represión del gobierno, y los niveles de compromiso, espacios de negociación,
resistencia y oposición que existieron.
Indagaremos si el discurso que se
construyó desde los medios fue funcional al modelo que se buscaba legitimar
para favorecer su proyección empresarial, y si en función de esto jugaron un
rol activo en la legitimación del llamado Proceso de Reorganización Nacional.
Terrorismo de Estado.
Para su aplicación necesitó de una clara política de desinformación, censura y
manipulación mediática. Para imponerla dispuso del aparato del Estado,
alguna resistencia social y mucha complicidad. La libertad de expresión estuvo
suprimida y luego, en muchos casos, negociada. Desde una política cultural más
abarcativa se implementó una lógica instrumental en los medios.
Política cultural.
La cultura era un campo de batalla estratégico,
para el cual la dictadura llevó a cabo
una política cultural con una fuerte voluntad de transformación del entramado
político, social y cultural de la sociedad argentina.
Necesitó la participación de civiles profesionales
de todas las especialidades. Esta participación no sólo se limitaba a aquellos
que salían a la arena pública opinando a favor de la dictadura o los
funcionarios con presencia mediática, sino también incluía a los equipos de
especialistas encargados de elaborar estudios previos.
Generar consenso.
El objetivo mediato consistía en
generar un consentimiento de la población, a partir de nuevos patrones en la
educación, la comunicación y la cultura.
Política comunicacional.
Los militares pensaron a los medios como un lugar
estratégico en su política de control, y pese a declarar el liberalismo
económico, durante los casi ocho años
que ejercieron el poder, nunca cedieron el control de los canales y las radios
que gestionaban.
El empleo de la censura marcó un rasgo de
continuidad con la etapa política precedente. Pero durante la dictadura estas
acciones se aplicaron como un dispositivo de control.
Las acciones iban desde el
asesinato de periodistas, el cierre de diarios y el secuestro de ediciones
completas.
Antes del golpe, los militares habían hecho
circular una cartilla de palabras que consideraban inadecuadas. Los términos
fueron aceptados por los dueños de empresas periodísticas. Una vez en el poder,
esto se convirtió en la norma.
Se intervino militarmente la Federación Argentina
de Trabajadores de Prensa.
El gobierno contrató, para su asesoramiento, a las
principales agencias publicitarias que funcionaban en el país.
De eso no se habla.
La aplicación de estas políticas tuvo diferentes
grados de implementación. De la dureza
del primer momento se pasó a distintas instancias de negociación. Así, el
servicio de lectura previa dejó de funcionar al mes, y en los canales de tv
surgieron tácticas para acordar con los asesores literarios.
La dictadura no necesitó
configurar una oficina de censura centralizada porque la gran mayoría de los
medios privados aceptaron sin resistencia las medidas represivas impuestas por
la junta militar.
De esta rigidez inicial se pasó a los pocos días a
una situación de autocensura interna que funcionó como un mecanismo de
autocontrol tanto o más riguroso.
Publicidad y consumo.
La economía de las empresas periodísticas estaba
vinculada directamente con la capacidad de consumo del mercado interno. Por lo
tanto, la política económica neoliberal afectó directamente al sector. Como
contrapartida, el mercado publicitario que venía en retroceso, va a
recuperarse, principalmente en el subsector televisivo.
Donde manda capitán, programa el productor.
El régimen militar, mientras tuvo la inciativa
política, jamás pensó en delegar el control de los medios. Existía el temor de
que si estos pasaban a manos de empresarios privados, hubiesen podido adoptar
posturas críticas.
Negociados negociados
La negociación extrajudicial con
los ex licenciatarios de los canales de tv; la incorporación de la norma PAL N;
la transferencia de acciones de la fabricación de papel a los medios gráficos.
Hecha la ley…
Por un lado, el ala liberal del
gobierno en conjunto con las cámaras empresarias del sector presionaban para
garantizar una Ley de radiodifusión privatista y comercial. Por otro, los
sectores duros de las FFAA argumentaban acerca de la necesidad de controlar el
discurso mediático.
En marzo de 1980 Videla sancionó
el decreto ley 22285, reglamentado al año siguiente. La norma fue diseñada por
el ejecutivo con la patronal.
Se definió al servicio de
radiodifusión como de interés público y se fijó un rol subsidiario al Estado al
indicar que este proveerá servicios de radiodifusión cuando no los preste la actividad privada…
Se estableció que podían ser
titulares de licencias argentinos o naturalizados con fines de lucro, con más
de 10 años de residencia. Se prohibió el acceso a las empresas gráficas y a los
capitales extranjeros.
La ley es de carácter
centralista.
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