Contursi, María Eugenia - "Estudios de la comunicación directa: perspectivas disciplinarias" - Comunicación II - Cátedra Martini
Contursi, María Eugenia - "Estudios de la comunicación directa: perspectivas disciplinarias" - Comunicación II - Cátedra Martini
MARÍA EUGENIA CONTURSI
ESTUDIOS DE LA COMUNICACIÓN DIRECTA: PERSPECTIVAS
DISCIPLINARIAS
Diferentes corrientes del análisis de la interacción
A comienzos de la década de 1970 un campo de
investigación emergente tomó la interacción social -y la interacción comunicativa
en particular- como objeto de estudio. Un “movimiento” que atraviesa diferentes
disciplinas que se agrupan en torno del postulado fundamental de que el
discurso es una construcción colectiva que funda el mundo social. Cuatro
grupos:
1) El enfoque
filosófico: la noción de acto de habla de John Austin. Este filósofo del
lenguaje inglés desarrolló una concepción pragmática del discurso según la cual
“decir es hacer”. A su vez, la teoría
de los actos de habla se nutre de la concepción de juegos del
lenguaje de Ludwig Wittgenstein y del principio
cooperativo y las máximas conversacionales de Paul Grice.
2) El enfoque
psicológico y psiquiátrico: representado sobre todo por la escuela
de Palo Alto (Watzlawick, Bateson y otros) que trabaja sobre casos de
comunicación “disfuncional” como la esquizofrenia. Muchos de los conceptos
elaborados son aplicables también a la comunicación “normal”, especialmente la
distinción entre comunicación simétrica y complementaria; la diferenciación de
los niveles del contenido y los de la relación entre los hablantes
(metacomunicación); la noción de doble vínculo; y la incorporación del concepto
de feedback tomado de la cibernética al estudio de la
comunicación humana.
3) El enfoque
lingüístico: recién en la década de 1980, aparecen trabajos que analizan la
interacción comunicativa desde el punto de vista del sistema de la lengua y su
uso. La escuela de Ginebra elabora
un modelo jerárquico en base al diálogo como forma prototípica en el que
incorpora el componente interaccional. En el ámbito hispánico, el grupo
Val-Es-Co, retoma sus teorizaciones para aplicarlas al español.
4) Los enfoques
etnosociológicos: son, según la autora, los más diversos puesto que, a su
vez, contienen los desarrollos detallados a continuación:
·
la etnografía de la comunicación de
Dell Hymes y Gumperz: en reacción a la teoría chomskyana de la competencia
gramatical innata, estos autores desarrollan el concepto de competencia
comunicativa, según la cual, para comunicarse no solo hace falta producir oraciones
correctas gramaticalmente sino manejar las condiciones de uso adecuado de las
posibilidades que la lengua ofrece al hablante. En esa competencia, los saberes
lingüísticos se encuentran intrincados con saberes socioculturales. Esta corriente,
más antropológica que lingüística, estudia las variaciones culturales del
habla;
·
la sociolingüística de
Labov, Fishman y Ervin Tripp: también considerada una forma de análisis del discurso.
Emplea la metodología, los principios teóricos y los conceptos primitivos típicos
de la lingüística. La conversación es tratada por sus representantes como un
tipo concreto de discurso;
·
la etnometodología de
Garfinkel (y el posterior análisis conversacional que de ella deriva); y
·
la microsociología de
Goffman. Las teorías de estos dos últimos autores, exponentes de la sociología
norteamericana de la vida cotidiana, serán tratados con cierto detalle en el
apartado siguiente.
Algunos conceptos y críticas: Goffman y Garfinkel
La investigación microsociológica de ErvingGoffman (1922-1984) considera importantes los aspectos más rutinarios de
nuestras interacciones, ese trabajo que realizamos constantemente para
reconstruir un ambiente que nos parezca normal y para sostener la mejor imagen
de nosotros mismos frente a los demás. Su punto de interés es la estructura
de la interacción (sus reglas constitutivas) en tanto esta es la
unidad fundamental de la vida social. Le interesa el proceso en el que el
individuo reconstruye una nueva definición de su propio ser, de su identidad
social. Las unidades de análisis que construye a tal fin son los
encuentros, las ocasiones sociales cara a cara, ya que, según este autor, estas
representan auténticos microsistemas sociales. Allí lo importante
para los actores es definir la situación: identificar cooperativamente
una cierta estructura de interacciones, expresiones, comportamientos,
expectativas, valores como adecuados a los sujetos en ese momento. Definir la situación
es, en síntesis, estipular el significado del encuentro.
Una serie de distinciones resultan
necesarias:
(1) diferenciar la interacción de la comunicación: la primera se trata de la conducta o comportamiento intersubjetivo y es un fenómeno sociológico. La comunicación, por su parte, tiene que ver con el uso del lenguaje (verbal y no verbal) y es un fenómeno lingüístico. Sin embargo, como adhiere al principio de que “todo comunica”, siempre que hay interacción hay comunicación (voluntaria o no) y viceversa.
(2) el individuo tiene varias facetas: el actor, soporte material, físico, biológico, cognoscitivo y el personaje, que es la imagen que el individuo tiene de sí mismo. Dice Goffman que el individuo, en su naturaleza de ser interaccional, tiende a concentrarse todo él en el personaje. El self se atribuye al individuo sobre la base de la imagen social que representa su personaje a través de las fachadas que escoge como más apropiadas para cada situación o encuentro comunicativo. Aquí el contexto aparece como las circunstancias espaciales, temporales, institucionales o no, formales o informales, inmediatas a la interacción comunicativa.
(1) diferenciar la interacción de la comunicación: la primera se trata de la conducta o comportamiento intersubjetivo y es un fenómeno sociológico. La comunicación, por su parte, tiene que ver con el uso del lenguaje (verbal y no verbal) y es un fenómeno lingüístico. Sin embargo, como adhiere al principio de que “todo comunica”, siempre que hay interacción hay comunicación (voluntaria o no) y viceversa.
(2) el individuo tiene varias facetas: el actor, soporte material, físico, biológico, cognoscitivo y el personaje, que es la imagen que el individuo tiene de sí mismo. Dice Goffman que el individuo, en su naturaleza de ser interaccional, tiende a concentrarse todo él en el personaje. El self se atribuye al individuo sobre la base de la imagen social que representa su personaje a través de las fachadas que escoge como más apropiadas para cada situación o encuentro comunicativo. Aquí el contexto aparece como las circunstancias espaciales, temporales, institucionales o no, formales o informales, inmediatas a la interacción comunicativa.
Ese contexto “restringido” a la situación de
comunicación determina relativamente la fachada que el individuo escoge.
Winkin: “los momentos y sus hombres”. La interacción comunicativa, entonces,
está ordenada de acuerdo con reglas. Estas, que son inconscientes,
constituyen niveles normativos diferentes que se cruzan, se superponen,
atraviesan otras distinciones sociales más tradicionales (utilidad, profesión,
escolaridad, etc.) y constituyen una parte de la competencia que un
sujeto debe poseer para interactuar de forma apropiada a las circunstancias. La
competencia nos permite conocer las claves de los diferentes usos del discurso
(serio, en broma, formal, etc.) que no siempre están explícitamente aclaradas.
Esta idea proviene del concepto de marco
metacomunicativo de Bateson: el frame o marco, según
Goffman, está organizado por las premisas (de forma normativa) que estructuran
la actividad de los actores. Dentro de este marco se estipulan todas las
acciones, no sólo las comunicativas (en esto difiere del planteo batesoniano,
además de por la naturaleza del marco, psíquico en un caso y social en el
otro), y la implicación del sujeto en ella. La relación entre el actor y las
normas, por último, está vinculada a cada ocasión particular, a cada situación
concreta. La desviación es parte del orden social, de sus procesos
reales, y es su manifestación más significativa.
Críticas más importantes a la teoría de
Goffman, Wolf (1979):
Desde la
macrosociología
·
Excesiva atención a los aspectos irrelevantes
de las interacciones y desatiende la realidad de las estructuras.
·
A su planteo le falta perspectiva histórica. Este problema se deriva de su descripción
fenomenológica de las situaciones sociales. à Goffman responde que el problema crucial de
la sociología es el de la organización y la estructura de la sociedad y
reconoce que esto no es tocado en sus estudios, que toman temas secundarios
como el de los sentidos que experimenta el individuo de la estructura social.
Reivindica la microsociología.
·
Su trabajo se presenta como ideológicamente
neutral, pero nos permite inferir elementos de darwinismo social y
relativismo cultural.
·
La dimensión del poder no se encuentra
incorporada en sus análisis descriptivistas, carentes de juicios de valor. Sin
embargo, podemos leer en Goffman, que el poder está en quién define la
situación en curso. Se trata de una especie de micropoder. Por otro lado,
también podemos reflexionar acerca del poder de la normalidad frente al desvío.
·
Falta de sistematicidad y orden para exponer los conceptos.
·
Representa la sociología naturalista,
en la que los detalles estructurales no se extienden del primer capítulo para
luego abundar en detalles insignificantes.
Desde la
etnometodología
·
Se le ha criticado que no se sabe bien qué es
lo que determina, por parte del actor, la elección de un self en
lugar de otro. à Goffman responde que las elecciones son
situacionales, no de los individuos y todo lo que se atribuye a los individuos
es, en última instancia, propio de las reglas que estructuran los encuentros.
Podemos hablar de determinación del comportamiento en Goffman, aunque esa
determinación sea microsocial, mientras que en el planteo garfinkeleano el
sujeto está en el centro de su mundo social.
·
Se le critica que su teoría adolece de categorías
analíticas explícitas que permitan distinguir entre la perspectiva del actor
y la del observador y cómo ambas pueden ser colocadas en el mismo marco
conceptual.
Por su parte, la etnometodología, creada por
Harold Garfinkel (1917-1987), tuvo como principal objetivo describir los “métodos”
(procedimientos, saberes y saberes prácticos) que usan los miembros de
una sociedad dada para resolver el conjunto de problemas que se les presentan
en la vida cotidiana. Pretende describir el mundo social tal y como se
construye continuamente, emergiendo como realidad objetiva, ordenada,
inteligible y familiar. Desde este punto de vista, la etnometodología
recomienda no tratar los hechos sociales como cosas, sino considerar su
objetividad como una realización social. Esta autoorganización del
mundo social no se origina en el Estado, la política o cualquier
superestructura abstracta, sino en las actividades prácticas de la vida
cotidiana de los miembros de la sociedad. Estas actividades se realizan
conjuntamente en las interacciones; y la gente las efectúa ateniéndose a los
presupuestos y a los tipos de conocimiento propios de la "actitud
natural" provista por el sentido común.
Garfinkel marca su posicionamiento respecto
de la sociología tradicional:
"(...) en contraposición a ciertas
versiones de Durkheim que enseñan que la realidad objetiva de los hechos
sociales es el principio fundamental de la sociología, tomamos la lección y
usamos como política de investigación que la realidad objetiva de los hechos
sociales es la realización continua de las actividades de la vida cotidiana,
efectuada por miembros que conocen, usan, y consideran como obvios los
procedimientos ordinarios e ingeniosos para esta realización."
Para Durkheim el hecho social es exterior al
individuo y lo determina. Garfinkel, por el contrario, pone en el centro de su
investigación los procedimientos de los que se sirven los miembros para
explicar las situaciones sociales. Para analizarlos, el sociólogo observar el
hecho social no como objeto estable sino como proceso contingente, como
producción continua de los miembros a través de sus acciones e interacciones.
En esta construcción intersubjetiva del mundo, los actores ponen en
práctica un savoir-faire (saber hacer), una serie de procedimientos,
reglas de conducta y recomendaciones, en resumen, una metodología.
El lenguaje ocupa el primer lugar como
elemento constituyente de las situaciones sociales. Para Garfinkel las actividades
mediante las que los miembros de una colectividad producen y controlan sus
actividades cotidianas son idénticas –son reflexivas, hablan de la práctica y
del actor al mismo tiempo- a los procedimientos que utilizan para hacer
explicables (accountables) esos
contextos. Accountable =
relatable. Mediante esos “informes” de los actores se constituye el orden
social, se hace visible el mundo. No considera el lenguaje como una entidad abstracta
sino como actividad lingüística caracterizada por dos rasgos fundamentales: (1)
es irremediablemente indexical y, por tanto, (2) reflexiva.
(1) La indexicalidad es la capacidad que
tiene el lenguaje en uso de llenarse de sentido solo en un contexto particular.
Las palabras poseen un significado dentro del código, pero los miembros de un
grupo dado se comunican y producen su representación del mundo (co-producida
socialmente) a través de los sentidos que solo pueden asignarse en relación con
el contexto. A su vez, conocemos ese contexto a partir de su descripción.
(2) Esta relación de producción recíproca
entre (sentido de la) descripción y (descripción del) contexto es lo que se
conoce como reflexividad à es una propiedad de la explicación que
designa el proceso de autoconstitución de las prácticas sociales. No se trata
de un acto conciente de los actores, sólo una ruptura en el orden normal de los
acontecimientos, puede volverla evidente -aunque solo parcialmente- para los
miembros de un grupo.
Las descripciones indexicales de los sujetos,
entonces, por carácter reflexivo, funcionan para el analista como un reflejo
del individuo mismo, una fuente de datos sobre cómo utiliza los métodos que el
sentido común le provee para explicar el mundo según como él y su grupo de
pertenencia lo conciben.
Recapitulando, algunos de los principios que fundan esta corriente son:
·
todos los comportamientos observables en los
intercambios cotidianos son rutinarios: se basan en “normas” implícitas,
asumidas por los actores como externas pero que surgen como explicación de sus
propias acciones.
·
Las normas que sostienen los comportamientos
sociales son solo en parte preexistentes: son reactualizadas permanentemente y
regeneradas por la práctica cotidiana en un movimiento sin fin de construcción
interactiva del “orden social”.
·
La teoría etnometodológica es aplicable a
todos los dominios de la actividad social, incluyendo la misma actividad
científica.
·
Toda práctica social, incluida la
comunicación, es reflexiva e indexical. El hecho social, por lo tanto, no viene
dado sino que es el resultado de la actividad de los actores para dar sentido a
su práctica cotidiana.
Wolf ha listado una serie de críticas que recibe la etnometodología
a las que agregamos otras:
·
Llega a un relativismo sin salida que
le impide producir alguna afirmación teórica sólida y sistemática. Descubre lo
obvio. Es una teoría circular.
·
No toma en cuenta la perspectiva
macrosociológica. Por ejemplo, no considera el problema de la relación
entre vida cotidiana e instituciones sociales, es decir, el problema del poder.
·
Tampoco observa las reglas que se relacionan
con la especificidad de los contextos y su carácter “normativo”. Hay una
negación de toda posibilidad normativa por encima del contexto actual de
interacción.
·
Aunque sea el grupo el que crea las reglas y
no al revés, son los propios actores los que consideran que son las reglas
las que determinan la vida del grupo.
·
El sujeto aparece como un dios cultural que
crea ex nihilo la realidad social y saca significados del vacío de una
interacción no estructurada. à Respuesta que da
Wolf: la realidad se presenta a los individuos que interactúan en ella como
dada objetivamente, conocible en común con los demás, dada por descontado.
·
Se le critica una insuficiente elaboración
del concepto de indexicalidad.
·
Se critica el concepto de reflexividad, pues
realizar una práctica social es mucho más que hacerla explicable.
·
El trabajo de la construcción social de la
realidad no puede ser tomado como una cooperación entre iguales (problema del
poder y del conflicto de intereses).
·
Metodológicamente, si la etnometodología
quiere estudiar los procesos de constitución de la realidad y el orden social
debe incluir una referencia a lo que es su propia labor de descripción e
interacción. De no hacerlo, sería un simple estudio formal de las
interacciones; de hacerlo se encuentra ante un problema de regresión
infinita.
Una comparación: dos sociologías de la vida cotidiana
Mauro Wolf, en Sociologías de la vida
cotidiana (1979), presenta tres corrientes de la sociología moderna norteamericana
que tienen en común el considerar las prácticas cotidianas y el lenguaje como objetos
privilegiados para el estudio de las relaciones sociales: se trata de la teoría
de Erving Goffman, de la etnometodología de Harold Garfinkel y del análisis
conversacional de Harvey Sacks, Gail Jefferson y Emmanuel Schegloff. En este
trabajo nos concentraremos especialmente en las dos primeras con un afán
comparativo.
El mote de “sociologías de la vida cotidiana”
para agrupar estas corrientes conforma más Wolf que el de “microsociologías”,
puesto que este último refleja la condición de teorías periféricas con la
surgen estas investigaciones en el campo sociológico.
Los puntos en común, según Wolf, que tienen
estas tres teorías sobre las relaciones sociales, además de poner el énfasis en
las prácticas cotidianas y en el uso del lenguaje verbal y no verbal, pueden
resumirse en los siguientes enunciados:
·
Toman como problema central la fundación
social y lingüística del mundo, que es conocido intersubjetivamente.
·
Su objeto específico de análisis es la acción
(dentro de la que ubican la interacción comunicativa) en la red de las
relaciones intersubjetivas.
·
El lenguaje es considerado como factor
cimentador de la forma social. Estos autores representan uno de los intentos
más acabados de interdisciplinariedad entre la teoría sociológica y el estudio
lingüístico.
·
Dan por supuesta la existencia de una
competencia (incluidas la lingüística y la comunicativa) socialmente adquirida
y necesaria para interactuar en el seno de una sociedad.
·
Toman de la etnografía y de la etología (el
estudio del comportamiento animal) sus técnicas de investigación, que
consisten, fundamentalmente, en la observación y el registro de las acciones de
los individuos y en la experimentación a partir de la deliberada ruptura de los
patrones rutinarios de la conducta para observar cómo se reestablece el orden
normal de los acontecimientos. En el caso de Goffman, esa “desviación” le
permite explicitar la norma que fue transgredida; en el de Garfinkel, poner en
evidencia el conocimiento del sentido común que es invocado por los actores
para recomponer la normalidad. Los métodos utilizados son, eminentemente
cualitativos.
Sin embargo, hay diferencias notables entre estas teorías.
- Goffman à se señala más intensamente la dimensión de
acción del lenguaje, el valor de su uso en la interacción estratégica y su
fundamento de batalla, de polémica. La microsociología de Goffman se refiere a
las ocasiones sociales, a las realidades pequeñas y transitorias que se
transforman en su objeto de estudio privilegiado.
Garfinkel à subraya, ante todo, la constante relación
entre el sentido de lo que se comunica y el contexto, la situación en la cual
aparece el uso del lenguaje, es decir, el aspecto inevitablemente local y
contingente de la comprensión del discurso y de la acción. Su principal
preocupación es cómo funciona el conocimiento implícito del sentido común,
considerado como aquello que se da por supuesto, que no es necesario aclarar
entre “miembros” de un grupo y que interviene en la comprensión y en la
producción del mundo social.
- Otra diferencia fundamental es la noción de
indexicalidad.
Goffman à asume la existencia de un sistema simbólico
transituacional. Para él, los actores negocian una definición de la situación,
por lo tanto, las reglas que deben aplicarse en ella.
Garfinkel à le interesa cómo los actores llegan a
identificar una ocasión como una situación en la que se aplica tal regla; se
interesan en las reglas no por su valor normativo, sino como “recursos” para
establecer la situación.
-
Goffman à perspectiva más influida por el pensamiento
sociológico de Durkheim y Parsons, tiende a considerar esos encuentros sociales
como reproducción de un orden social que aparece como un universo normado:
“Las relaciones
que todo grupo de actores tiene normalmente entre sí y con clases específicas
de objetos parecen estar universalmente sometidas a normas de tipo restrictivo
y permisivo. (…) Estas pautas de comportamiento (cuyos motivos y cuyo
funcionamiento son diversos), estas rutinas conexas a las normas, constituyen
sumadas lo que cabría calificar de «orden social».”
Garfinkel à considera que no existe un orden social
previo a la misma interacción, ya que es en ella donde ese orden “se produce”
gracias al conocimiento del sentido común que los interactuantes poseen por el
mero hecho de ser miembros de un grupo social. Este supuesto tiene una
fundamental importancia en el tratamiento de las “reglas” de la interacción
que, para la etnometodología, son la invocación de principios flexibles, ad
hoc (fuertemente contextualizados, indexicales), provenientes del sentido
común, que se ponen en funcionamiento.
Apéndice: elementos para el análisis de la conversación
El ejercicio del habla implica: una alocución (existencia de un destinatario diferente del
locutor); una interlocución (un intercambio de palabras: el diálogo,
donde los roles de emisor y receptor son intercambiables); una interacción (red de influencias mutuas,
de intercambios, de cambios de los participantes durante el intercambio).
1) Noción de INTERACCIÓN
Validación interlocutiva: los interactuantes se hablan uno al otro,
se comprometen en el intercambio produciendo signos de ese compromiso mutuo:
los saludos, las presentaciones y otros rituales “confirmativos” lo hacen evidentemente.
Otros medios son más discretos pero también fundamentales:
(a) Emisor: orientación del cuerpo,
dirección de la mirada, etc. Son procedimientos fáticos: el locutor se asegura
de que el destinatario lo escucha.
(b) Receptor: produce “reguladores”,
señales que advierten al locutor que está en el circuito comunicativo: no verbales,
vocales o verbales.
(c) La sincronización interaccional:
las actividades fáticas y reguladoras son solidarias. Se trata de un conjunto
de mecanismos de ajuste que interviene en todos los niveles de funcionamiento
de la interacción. Este fenómeno caracteriza, por ejemplo, por:
·
El funcionamiento de los turnos de habla
·
Los comportamientos corporales de los
diferentes participantes presentes
·
La elección de los temas, del estilo del
intercambio, del registro de la lengua, del vocabulario utilizado, etc.
En la interacción, el discurso es co-producido
enteramente, es el fruto de un trabajo colaborativo incesante.
B) Noción de CONVERSACIÓN
1. Diversidad de interacciones comunicativas
i. Puede existir un “distribuidor oficial de
turnos” (animador, moderador).
ii. En ausencia del moderador, la alternancia
de turnos es autogenerada, sobre la base de un cierto número de reglas
interiorizadas por los participantes.
iii. En los dos casos, el sistema da un lugar
importante a las negociaciones interaccionales, pacíficas o conflictivas,
corteses o agresivas.
iv. El sistema puede dar lugar a violaciones
deliberadas (interrupciones, intrusiones), pasibles de sanción
(encabalgamientos y lagunas o silencios).
2. Las interacciones se realizan por medios
verbales, no verbales o mixtos.
3. Diferentes géneros de interacciones
verbales: conversación familiar, entrevistas, etc.
Contexto
Los componentes de contexto son pertinentes
en la interacción bajo la forma de representaciones que tienen los
interlocutores:
a) INGREDIENTES: marco espacio-temporal, finalidad, participantes,
relaciones mutuas de los participantes.
b) MARCO PARTICIPATIVO: 1) roles interlocutivos; 2) diferentes tipos de
receptores. Son identificables por índices verbales y no verbales.
c) TROPO COMUNICACIONAL: es la estrategia comunicativa que define
alocutarios.
d) ROLES INTERACCIONALES: son relativamente estables a lo largo de la
comunicación. Están directamente ligados al tipo de interacción en curso. Estos
roles son complementarios, pero la interacción es simétrica: el rol interaccional
es distinto del estatus social, aunque ciertos tipos de roles están ligados a
ciertos estatus. El conjunto de los roles interaccionales define el contrato de
comunicación.
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