Gándara, Santiago (1997): “Caiga quien caiga”, en Gándara, S. Mangone, C. Warley, J. Vidas
imaginarias. Los jóvenes en la tele, Buenos Aires, Biblos.
El autor plantea de modo
crítico que Mario Pergolini se constituyó en los noventa como figura faro de la
denominada neotelevisión, al tiempo que “representante típico de la juventud”,
y en el `95 Pergolini reaparece en la pantalla con el noticiero paródico “Caiga
quien caiga”. El texto hace un recorrido por la carrera mediática del conductor
y subraya críticamente algunos “desplazamientos” (la astucia de la ambigüedad)
y apunta “una liquidación” (la asimilación del hijo rebelde en la estructura de
los medios).
Pergolini se ha
constituido en una de las figuras faro de la denominada “neotelevisión” y un
representante típico de la juventud con todos los estereotipos que lo definen
como tal: innovador, espontáneo, agresivo, provocador, contestatario.
Caiga quien Caiga: un
noticiero paródico que presenta más continuidades que rupturas con respecto a
la tradición genérica del medio.
El autor intenta
puntualizar un recorrido de sus programas, y subrayar desplazamientos y apuntar
a una liquidación – la asimilación del hijo rebelde en la estructura de los
medios masivos.
1º relato: Estereotipo de
su llegaba a los medios: “desde abajo” y “Estar en el lugar justo
2º relato: se relaciona
con la actitud de rebeldía: estudiante expulsado de un colegio y rechazo de
oferta televisiva de Sofovich.
3º relato: inserción en
los medios masivos. Se autodefine como un hombre de radio
Estos relatos construyen
una imagen: la del joven común que se hizo desde abajo y tuvo suerte, la del
rebelde con causa, la del hombre de radio à cumplen la función de
legitimar una posición en los medios, sobre todo en el televisivo: la del outsider.
Su actitud “crítica” le
permitía una mayor capacidad para desplazarse en el medio sin integrarse de
manera definitiva. (explotación del discurso de distanciamiento y “onda
antisistema”).
La tv de los 90 se
encontraba con un producto que enriquecía el proceso de juvenilización de la pantalla.
La tv reprodució esto en
dos variantes: Tinelli (zafado) y Pergolini (el transgresor). à lucha por conquistar el
mercado.
CQC debe ser visto como
el producto en el que la tv argentina presentó una nueva cara, que presenta
constantes y variaciones con el discurso televisivo, su tradición genérica y
sus tópicas sobre lo que significa ser joven.
Géneros
CQC la apertura es una
presentación filmada donde el intertexto está próximo al de los filmes de
suspenso o policiales: investigadores que intentar dilucidar un enigma, desaparición
o crimen. En distintos programas de él se pueden ver elección de géneros
televisivos diferentes y pactos de lectura diferentes. CQC programa
periodístico de humor, con estética “neutra”, respetan las convenciones del
género hasta cuando exageran sus torpezas.
CQC supuso una ruptura
con el discurso televisivo previo.
Desplazamientos
CQC se fragmenta en
algunas de las secciones canónicas de los noticieros (noticia de la semana,
radiofotos, etc)
La lucha de protagonismo
pareciera reproducir la estructura de rolas fijos en los noticieros de
televisión.
Se proponen como una
satirización del discurso de los medios.
El efecto cómico se
origina en tres procedimientos:
1)
contraste
entre lo protocolar y la situación provocada por el periodista que o exagera la
importancia del evento o exhibe episodios menores o cambia su registro, su rol
o género.
2)
Tipo
de entrevistado y el lugar que éste ocupa en la entrevista. Pasa a un 2º plano.
3)
El
lugar del periodista, quien se desplaza de su papel específico de mediador
entre entrevistado y público, para constituirse en el centro como “organizador”
de la escena o “seguidor” de la figura en cuestión.
Desde los 90 –
“farandulización de lo público” (políticos, funcionarios, reciben tratamiento
como estrella del sistema).
En la farandulización del
reportaje, el invitado se convierte en espectáculo y al mismo tiempo, el medio
espectaculariza su presencia. Los medios procuran poner en contacto al
entrevistado con el público, para “crear, mantener, reforzar su notoriedad
pública” y así “generar motivos de identificación”. Lo que se busca en CQC es
el contacto del propio medio con el personaje. El tema no es el entrevistado
sino que el medio esté allí para sorprenderlo ante nuestra mirada.
Ambigüedades
La parodia y la ironía
constituyen las marcas distintivas del programa, son las que le permiten
presentarse como un programa “crítico”. Ironía que permite “burlarse de ciertos
discursos televisivos y de personajes públicos.
La ironía funciona en
complicidad con el espectador que advierte el doble juego porque ya está
instalado desde el principio. En la ironía siempre hay un resto de ambigüedad,
dado que no podría ser percibida de una manera dubitativa. Supone un
enmascaramiento, le permite a los protagonistas decir una cosa a alguien y
sugerir otra distinta a los espectadores. Pierde su eficacia por dos
mecanismos: cuando el afectado finge ignorar la ironía o cuando quienes la
provocan la instalan en otro lugar. à
se pueden encontrar gestos críticos o rebeldes pero como simulación (Kirchner
agarrando el micrófono).
Liquidación
La vuelta de Pergonilini
con CQC supuso el abandono de los géneros y estéticas que lo identificaron en
su entrada en la televisión y lo aproximaban a toda una zona hasta ese momento.
La adopción de un producto en la medida que parodia al telenoticiero. CQC
implica la institucionalización del lugar de su conductor en el espacio
televisivo. Ahora el joven rebelde entra desde adentro, al instalarse en una tradición,
en una genealogía que remite a la tv. Lo que queda de lo juvenil no es un
género ni una estética. Lo joven pasa a ser una “modalidad” un “estilo”:
informal, dinámico, ligero, irónico o distanciado, características que el
discurso de los medios subsumen en la categoría de “rebelde”. Conversión de esa rebeldía en estilo.
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