Jesús
Martín Barbero: “De las masas a la masa”
José
Luis Fernández presentó las mediatizaciones actuales en el contexto de una
sociedad que, definida por la sociología clásica, se enmarca en un capitalismo,
un capitalismo de masas, que da lugar a los medios masivos, entre los que Jesús
Martín Barbero sitúa el folletín. Según escribió este último autor en su texto “De las masas a la masa”, el folletín es
el “primer tipo de escrito en el formato popular de masa”. Más allá de que
agita y denuncia contradicciones atroces en la sociedad, en el mismo movimiento
trata de resolverlas “sin mover al lector”; la solución responderá a lo que él
espera y le devolverá la paz.
Con
este nuevo medio se comienza a dar lugar a un proceso de enculturación de las
clases populares al capitalismo, llevando a borrar esas barreras de distinción
y diferenciación entre las clases sociales, con “el paso de los dispositivos de
sumisión a los de consenso”. De esta forma, se disuelve el sistema tradicional
de diferencias sociales, se constituye a las masas en clase y surge una nueva
cultura, de masa. “Lo que sucede en la cultura cuando emergen las masas no es
pensable sino en su articulación a las readecuaciones de la hegemonía que,
desde el siglo XIX, hacen de la cultura un espacio estratégico en la
reconciliación de las clases y reabsorción de las diferencias sociales. Las
invenciones tecnológicas en el campo de la comunicación hallan allí su forma:
el sentido que va a tomar su mediación, la mutación de la materialidad técnica
en potencialidad socialmente comunicativa”, promulgó Barbero. De esta forma,
sitúa los medios en el ámbito de las mediaciones, esto es, “en un proceso de
transformación cultural que no arranca ni dimana de ellos pero en el que a
partir de un momento –los años veinte- ellos van a tener un papel importante”.
Aunque
sólo se puede hablar de cultura de masa, según Barbero, cuando la producción
toma tal dimensión. “Pero el consumo requerido por la nueva estructura de la
producción no era un hábito social, antes por el contrario: se enfrentaba a la
mentalidad de unas masas en gran parte sólo recientemente urbanizadas, y para
las que la compulsión primaria era la tendencia al ahorro. El ‘sistema’
requirió entonces educar a las masas en el consumo”, explicó Barbero. En este sentido,
la publicidad se transformó en la mejor expresión de cómo el consumo se hizo
elemento de la cultura: la materia prima va dejando de ser las necesidades y
pasan a serlo los deseos, las ambiciones y frustraciones de los sujetos.
Networking y broadcasting
En
ese contexto, el folletín se presenta hoy como una forma de comunicación tradicional,
en comparación con el sistema actual de comunicación posible gracias al proceso
de digitalización que construyó el modelo de “networking” (de muchos a muchos).
El folletín, hacia mediados del siglo XIX, se presenta como un modelo de “broadcasting”
(de uno a muchos).
Tal
como planteó José Luis Fernández en el teórico, los conceptos de sociedad y
medios masivos son complementarios, se necesitan. La sociedad se articula a
través del sistema de “broadcasting”, es decir, un formato de pocos productores
para muchos receptores (medios masivos). El origen se remonta a la
independencia editorial del siglo XVIII con el establecimiento de la prensa. La
llegada del cine, la radio y la televisión completan el sistema de medios
masivos.
Sin
embargo, según Carlos Scolari (“De los
nuevos medios a las hipermediaciones”), con el proceso de digitalización se
pasó del modelo punto-multipunto (broadcasting) al paradigma de la red, que
permite el acceso (multipunto-punto) o el intercambio entre usuarios
(multipunto-multipunto). En esto consiste justamente el nuevo sistema planteado
por Scolari: la networking.
Pasar del objeto al proceso
Scolari
elige el concepto de hipermediación para definir este nuevo sistema de medios.
En esta noción confluye buena parte de las propiedades que distinguen a las nuevas
formas de comunicación. “Dado que no nos interesa tanto estudiar los medios
digitales sino las (nuevas) mediaciones, podemos dar un ulterior salto
semántico y reflexionar sobre el concepto de hipermediación. Pasaríamos de esta
manera del objeto al proceso. O, como decía hace dos décadas Martín-Barbero,
perderíamos el objeto para ganar un proceso: el proceso de hipermediación”,
definió Scolari, al que al mismo tiempo define como “procesos de intercambio,
producción y consumo simbólico que se desarrollan en un entorno caracterizado
por una gran cantidad de sujetos, medios y lenguajes interconectados
tecnológicamente de manera reticular entre sí”.
Receptor
Scolari precisa a un receptor de consumo activo, rebelde y contrahegemónico de las mediaciones, al que contrapone –con el cambio de paradigma- un usuario que colabora en la producción textual, la creación de enlaces y la jerarquización de la información.
Receptor
Scolari precisa a un receptor de consumo activo, rebelde y contrahegemónico de las mediaciones, al que contrapone –con el cambio de paradigma- un usuario que colabora en la producción textual, la creación de enlaces y la jerarquización de la información.
“Si
la teoría de las mediaciones nos hablaba
de los medios masivos y de sus contaminaciones con la culturas populares, las
hipermediaciones construyen su mirada científica a partir de los nuevos
espacios participativos de comunicación y de su irrupción en lo masivo”,
sostuvo el autor.
Para
el estudio de las mediaciones, según Scolari, los medios de difusión de masas
cumplieron un papel fundamental. Sin embargo, hoy ese proceso está en
discusión: “Tanto las identidades colectivas como los medios masivos no tienen
ni el poder ni la homogeneidad de que gozaban en las épocas doradas de la
Modernidad. Asistimos a una desmasificación de la información y a una
fragmentación de las grandes identidades. Por otro lado, si los estudios de
comunicación han estado en su mayor parte centrados en ciertos medios, lenguajes
y géneros, las hipermediaciones apuntan a la confluencia de lenguajes, la
reconfiguración de géneros y la aparición de nuevos sistemas semióticos
caracterizados por la interactividad y las estructuras reticulares. Los
estudios hipermediaticos privilegian el trabajo en las orillas de los discursos
mediáticos, en las zonas de contaminación semiótica dentro de los entornos
digitalizados”.
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