Hall - "Notas sobre la deconstrucción de lo popular" - Seminario de Cultura Popular y Cultura Masiva - Cátedra: Alabarces
Hall - "Notas sobre la deconstrucción de lo popular" - Seminario de Cultura Popular y Cultura Masiva - Cátedra: Alabarces
Stuar Hall
Notas sobre la
deconstrucción de lo popular
Una vez
planteado el difícil problema de la periodización en el estudio de la cultura
popular Hall va a sugerir que durante la larga transición hacia el capitalismo
agrario y luego en su formación y
evolución hay una lucha más o menos continua en torno a la cultura del pueblo
trabajador, las clases obreras y pobres y que este hecho tiene que ser
considerado el punto de partida de estudio de la cultura popular.
El capital
tenía interés en la cultura de las clases populares porque la constitución de
todo un orden social nuevo alrededor del capital requería un proceso más o
menos continuo de reeducación en el sentido más amplio de la palabra. Y en la
tradición popular estaba uno de los focos principales de resistencia de estos
métodos que querían llevar a cabo esta “reformación” del pueblo. De ahí que
durante tanto tiempo la cultura popular haya sido vinculada a cuestiones de
tradición, de formas tradicionales de vida y de ahí que su tradicionalismo se haya
interpretado equivocadamente como un impulso conservador que mira hacia atrás y anacrónico. Lucha y
resistencia pero también apropiación y expropiación. Destrucción activa de
determinadas maneras de vivir y su transformación en algo nuevo. “cambio cultural” es un
eufemismo cortés que disimula el proceso. En vez de caer en desuso a causa de
la larga marcha hacia la modernización las cosas son apartadas para que otra
ocupe su lugar.
El pueblo es
con frecuencia el objeto de la reforma,
a menudo por su propio bien, desde luego “en beneficio suyo”. Hay transformaciones en el corazón del
estudio de la cultura popular. Un trabajo activo en tradiciones y actividades
existentes, la reelaboracion de las mismas de manera que salgan de un modo
distinto: parece persistir pero de un periodo a otro, pasan a ocupar una
relación diferente con las formas de vivir de la gente trabajadora y sus formas
de definir relaciones mutuas, sus relaciones con los demás y con sus
condiciones de vida.
La transformación es la clave del largo
proceso de “moralización” de las clases laborales, la “desmoralización” de los
pobres y “reeducación” del pueblo. En sentido “puro”, la cultura popular no
consiste en las tradiciones populares de resistencia a estos procesos, ni en
las formas que se les sobreponen. Es el terreno sobre el que se elaboran las
transformaciones.
En el estudio de la cultura popular debemos empezar siempre por: el doble
papel de la cultura popular el doble movimiento de contención y resistencia que
esta siempre dentro de ella. (esto es comparable con lo que dice Thompson).
Aunque
formalmente la cultura popular era la de la gente fuera de las murallas más
allá de la sociedad política y el triangulo de poder, de hecho nunca estuvieron
fuera del campo de las fuerzas sociales y las relaciones culturales. No solo
presionaban constantemente a la “sociedad”, estaban vinculadas y relacionadas
con ella por medio de multitud de tradiciones y prácticas. Líneas de alianza
además de líneas de división. El pueblo amenazaba constantemente con entrar en
erupción pero sin llegar nunca a trastornar del todo los delicados lazos de
paternalismo, deferencia y terror que le tenían constreñido.
Una de las
principales dificultades que se interpone a una periodización apropiada de la
cultura popular es la profunda transformación que la cultura de las clases
populares sufre entre 1880 y 1920. Este fue un periodo de hondo cambio
estructural. Mientras más se analiza más conciencia se adquiere de que en
alguna parte de este periodo se la halla la matriz de los factores y problemas
de donde nacen nuestra historia. Todo cambia y no se trata sencillamente de un
cambio de las relaciones entre las fuerzas, sino una reconstitución del terreno
de la lucha política. No es casualidad que tantas de las formas características
de lo que ahora consideramos como cultura popular tradicional aparezcan durante
este período. Un período de crisis social imperialista.
Algo nuevo aparece en este campo y
en este momento: la inserción activa y en masa de un público obrero
desarrollado y maduro en un nuevo tipo de prensa comercial y popular. Esto ha
tenido hondas consecuencias culturales: aunque no es, en sentido estricto, una
cuestión exclusivamente comercial. Hizo necesaria la reorganización completa de
la base y la estructura capitalista de la industria cultural. Uno de sus
efectos fue la reconstitución de las relaciones políticas y culturales entre la
clase dominante y la dominada: un cambio íntimamente relacionado con esa
contención de la democracia popular sobre la que parece estar firmemente basada
“nuestra democrática forma de vida” actual.
En este período de 1880 – 1920 hay un resurgimiento en el interés por la
cultura popular.
Hay una fractura muy fuerte en la cultura popular del periodo de pos
guerra. Cambio en la relación entre el pueblo y la concentración y expansión de
los nuevos aparatos culturales.
Tres definiciones de lo popular
Con respecto al adjetivo popular este puede tener varios significados, no
todos útiles.
1.
El
significado más racional remite a las cosas que se califican de populares
porque masas de personas las escuchan, las leen, las consumen y parecen
disfrutarlas al máximo. Esta es la definición de mercado o comercial del
término. Se la asocia acertadamente con la manipulación y el envilecimiento de
la cultura del pueblo. Sin embargo dos cuestiones impiden al autor prescindir
por completo de este significado. En primer lugar, si es verdad que en el siglo
XX grandes masas de personas consumen y disfrutan de los productos de la
industria cultural, entonces se desprende que entre ese público hay un número
considerable de obreros. Y si las formas de las que depende la participación en
esta clase de cultura suministrada comercialmente son puramente manipulatorias
y envilecidas, entonces las personas que las consumen están ellas mismas
envilecidas o viven en un estado permanente de falsa conciencia. Deben ser
tontos culturales incapaces de ver que lo que se les está dando es una forma
actualizada del opio del pueblo, es decir se esta construyendo el concepto de
pueblo como fuerza puramente pasiva.
Las
industrias culturales capitalistas son los agentes de manipulación y engaño de
las masas.
Hall se
pregunta si es posible resolver este problema sin abandonar la atención al
respecto manipulador de una gran parte de la cultura popular comercial. Y señala que hay varias estrategias
esgrimidas por los teóricos pero que según su calificación son como menos
dudosas.
-
Una consiste en contraponer a esta cultura otra
cultura alternativa, la auténtica cultura popular y sugerir que la clase obrera
real no se deja engañar por los
artilugios comerciales. Esta es una
alternativa heroica pero muy poco convincente. Descuida las relaciones
absolutamente esenciales del poder cultural, de dominación y subordinación, que
es un rasgo intrínseco de las relaciones culturales. Además no hay ninguna
cultura popular autónoma, auténtica y completa que esté fuera del campo de
fuerza de las relaciones de poder cultural y dominación.
-
En segundo lugar subestima en gran parte el
poder de la implantación cultural. El estudio de la cultura popular oscila
constantemente entre estos dos polos inaceptables: autonomía pura o
encapsulamiento total.
Hall piensa
que no es necesario ni correcto suscribir una u otra estas alternativas. Las
industrias culturales tienen efectivamente el poder de adaptar y reconfigurar
constantemente lo que representan y por medio de la repetición y selección,
imponer e implantar aquellas definiciones de nosotros mismos que mas fácilmente
se ajusten a las descripciones de la cultura dominante o preferida. Esto es lo
que significa la concentración del poder cultural, el medio de hacer cultura
en la cabeza de los pocos.
Esta
dominación cultural tiene efectos reales, aunque no sean omnipotentes ni
exhaustivos. Si afirmara que esta fuerzas impuestas no tienen influencia
algunas, diríamos que la cultura del pueblo puede existir como enclave
independiente, fuera de la distribución del poder cultural y las relaciones de
fuerza cultural.
Hall no
piensa que sea así. Piensa que hay una lucha continua e irregular y desigual
por parte de la cultura dominante cuyo propósito es desorganizar y reorganizar
constantemente la cultura popular, encerrar y confirmar sus definiciones y
formas dentro de una gama mas completa de formas dominantes.
Hay puntos de
resistencia y hay también momentos de inhibición. Esta es la dialéctica de la
lucha cultural. Un campo de batalla donde no se obtienen victorias definitivas,
pero siempre hay posiciones estratégicas que se conquistan y se pierden.
Si las formas
de cultura popular comercial que nos proporcionan no son puramente
manipulatorias estos es porque junto con los atractivos falsos, la
trivialización y los cortocircuitos hay también elementos de reconocimiento e
identificación, algo que se aproxima a la re-creación de las experiencias y
actitudes reconocibles a las cuales responden las personas.
2.
Con la segunda definición de lo popular Hall
dice que es más fácil vivir y es porque se trata de la definición descriptiva.
Así la cultura popular serian todas las cosas que el pueblo hace o ha hecho,
una definición más bien antropológica y que también plantea dificultades.
En primer
lugar es demasiado descriptiva porque propone que virtualmente cualquier cosa
que el pueblo haya hecho tiene cabida en la lista, el problema estriba en cómo
distinguir de esta lista infinita lo que no es cultura popular.
En segundo
lugar no podemos recoger en una sola categoría todas las cosas que hace el
pueblo sin observar que la verdadera
distinción analítica no surge de la lista misma sino de la oposición clave pueblo/no
pueblo. Es decir el principio estructurador de lo popular en este sentido son
las tensiones y oposiciones entre lo que pertenece al dominio de la cultura
dominante y la cultura de la periferia. Estas oposiciones no se pueden
construir de manera puramente descriptiva porque de periodo en periodo cambian
los contenidos de cada categoría. Y en realidad el principio estructurado no
consiste en el contenido de cada categoría sino en las fuerzas y relaciones que
sostienen la distinción, la diferencia entre lo que, en un momento dado, cuenta
como actividad cultural de elite y lo que no cuenta como tal. Estas categorías
permanecen aunque los inventarios cambien.
Las
relaciones de poder que constantemente puntúan y dividen el dominio de la
cultura en sus categorías preferidas y residuales.
3.
La tercera definición de lo
popular es la elegida por el autor.
En un periodo
dado esta definición contempla aquellas formas y actividades cuyas raíces estén
en las condiciones sociales y materiales de determinadas clases, que hayan
quedado incorporadas a tradiciones y practicas populares. En este sentido,
retiene lo que es valioso de la definición descriptiva pero continúa
insistiendo en que lo esencial para la definición de la cultura popular son las
relaciones que definen a la cultura popular en tensión continua, de relación,
influencia y antagonismo, con la cultura dominante. Es un concepto de cultura
polarizado alrededor de esta dialéctica cultural. Trata el dominio de las
formas y actividades culturales como un campo que cambia constantemente. Luego
examina las relaciones que de modo constante estructuran este campo en
formaciones dominantes y subordinadas. Examina el proceso mediante el cual se
articulan las relaciones de dominación y subordinación.
Las trata
como un proceso por medio del cual algunas cosas se prefieran con el fin de
poder destronar otras. Tiene en su centro las cambiantes y desiguales relaciones
de fuerzas que definen el campo de la cultura: la cuestión de la lucha cultural y sus múltiples formas.
Su foco de atención es la relación entre cultura y cuestiones de hegemonía.
De lo que se
tiene que ocupar esta definición no es de la autenticidad de la cultura
popular. Reconoce que todas las formas culturales serán contradictorias en este
sentido , compuestas por elementos antagónicos e inestables. El significado de
una forma cultural y su lugar o posición en el campo cultural no se inscribe
dentro de su forma, ni su posición será siempre la misma.
El
significado lo da en parte el campo social. Lo que importa no son los objetos
intrínsecos o fijados históricamente de la cultura sino el estado de juego en
las relaciones, en un exceso de simplificación lo que dice Hall es que lo que
cuenta es la lucha de clases en la cultura y por la cultura. Lucha que adopta numerosas
formas: incorporación, tergiversación, resistencia, negociación, recuperación.
Toma la
distinción de Williams de: emergente, residual e incorporado.
Esto debería
hacernos revisar el empleo del
término tradición. La tradición es un elemento vital de la cultura pero
tiene poco que ver con la mera persistencia de formas antiguas. Tiene mucho más
que ver con la forma en que se han vinculado o articulado elementos unos con
otros. No solo puede modificarse la combinación
de los elementos de la tradición de tal manera que se articulen con prácticas y
posiciones diferentes y adquieran un significado y pertinencia nuevos. También
es frecuente que la lucha cultural se manifieste de la forma más aguda
justamente en el punto donde se cruzan tradiciones distintas y opuestas. Las
culturas concebidas no como formas de vida separadas, sino como formas de lucha se cruzan constantemente: las
luchas culturales pertinentes surgen en los puntos de cruzamiento.
Esto nos pone
sobre aviso contra los enfoques encerrados en sí mismos de la cultura popular
que, valorando la tradición por ella misma y tratándola de manera ahistórica, analizan la cultura popular como si llevara en su interior desde su momento de
origen algún significado o valor fijo. No hay una garantía intrínseca dentro de
los símbolos y los signos que asegure un sentido único. El intento por crear
una estética popular universal es casi con seguridad equivocada.
Como explica
Hall en su ejemplo de la esvástica, en la lucha cultural estos cambian de
sentido, son apropiados de maneras diversas, son negados o resignificados en la
dialéctica que caracteriza a las relaciones culturales.
El termino
popular tiene unas relaciones muy complejas con el término clase. Hablamos de
formas particulares de culturas obrera, pero utilizamos el término mas
inclusivo cultura popular para referirnos al campo general de
investigación. No hay una relación entre
clase y determinada forma o práctica cultural.
Los términos popular y clase están relacionados pero no son
intercambiables. El término popular indica esta relación un tanto desplazada
entre la cultura y las clases. Alude a esta alianza de clases y fuerza que
constituyen clases populares. El termino popular nos remite a las cultura de
los oprimidos, las clases excluidas.
La cultura
popular esta organizada en torno a la contradicción: las fuerzas populares
contra el bloqueo del poder.
La naturaleza
de la lucha política y cultural es constituir clases e individuos como fuerza
popular, convertir las clases divididas y los pueblos separados en una fuerza
cultural popular democrática.
La cultura
popular es uno de los escenarios de lucha a favor o en contra de la cultura
dominante. Es consentimiento y resistencia. Es en parte el lugar donde la
hegemonía surge y se afianza.
Es el lugar
donde podría constituirse el socialismo. Sino fuera por esto no la estudiaría.
Frase para saber si leiste el texto (está a lo último de todo): "Por esto tiene importancia la "cultura popular". De otra manera, si he de decirles la verdad, la cultura popular me importa un pito".
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