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James, Daniel - "Resistencia e integración" - Seminario de Cultura Popular y Cultura Masiva - Cátedra: Alabarces

James, Daniel - "Resistencia e integración"  - Seminario de Cultura Popular y Cultura Masiva - Cátedra: Alabarces


El trabajo organizado y el Estado peronista

Antes de 1946:

  • Expansión de la economía industrial.
  • En la clase trabajadora:
  • los salarios reales en general declinaron (inflación).
  • represión por parte del Estado y los empleadores sin posibilidad de defensa de los obreros. 
  • legislación laboral y social escasa (cumplimiento obligatorio esporádico).
  • fuera de los lugares de trabajo: familias obreras debían enfrentar problemas sin ayuda del Estado. 
  • movimiento laboral dividido y débil.
  • mayoría del proletariado industrial estaba al margen de toda organización sindical efectiva. 
Perón (1943 - secretario de Trabajo y después vicepresidente del gob. militar) atendió algunas de las preocupaciones de la emergente fuerza laboral industrial. Su política social y laboral creó simpatías entre los trabajadores. 

Si bien el período 1943-46 hubo muchas mejoras, fue en el período 46/55 donde tuvo un efecto más profundo. Hubo un considerable aumento de la capacidad de organización y el peso sindical de la clase trabajadora. 

La expansión sindical moldeó el futuro desarrollo del movimiento gremial. Los empleadores estaban obligados por ley a negocias con el sindicato reconocido, y los salarios y condiciones establecidos por esa negociación se aplicaban a todos los obreros de esa industria, sin importar que estuvieran agremiados o no. El Estado asumía el papel de supervisión. 

Durante el período peronista, se asistió a la integración de esa fuerza social (la org sindical) a una coalición política emergente, supervisada por el Estado.
  • En la primera presidencia: gradual subordinación del movimiento sindical al Estado y la eliminación de los líderes de la vieja guardia. El peso de la intervención estatal y el apoyo político popular que recibía Perón de los trabajadores agremiados limitó inevitablemente las opciones abiertas a los líderes de la vieja guardia sindical. Cada vez más, los sindicatos se incorporaron al movimiento peronista. 
  • En la segunda presidencia: se tornó evidente el papel oficialmente asignado al movimiento sindical: incorporar a la clase trabajadora a ese Estado. Los dirigentes gremiales ocupaban bancas en el congreso. Las ventajas económicas concretas para la clase trabajadora resultaban inmediatas. Los salarios reales aumentaron 53%
Los términos de la integración política del sindicalismo al Estado peronista fueron muy poco cuestionados en sentido general. Un legado crucial que los sindicalista recibieron de la era peronista consistió en la integración de la clase trabajadora a una comunidad política nacional y un correspondiente reconocimiento de su status cívico y político dentro de esa comunidad.


Los trabajadores y la atracción política del peronismo
¿Cómo debemos interpretar la base de esa relación y, además, el significado de la experiencia peronista para los trabajadores peronistas?
Izquierdistas que competían por las simpatías de la clase trabajadora, e incluso algunos peronistas, explicaron la adhesión popular al peronismo en términos de obreros migrantes sin experiencia que, incapaces de afirmar en su nuevo ámbito urbano una propia identidad social y política e insensibles a las instituciones y la ideología de la clase trabajadora tradicional, se encontraron "disponibles" para ser utilizados por sectores disidentes de la elite. 
Los revisionistas lo vieron como un lógico compromiso de los obreros con un proyecto reformista dirigido por el Estado que les permitía ventajas materiales concretas. No una imagen de una masa pasiva, sino la de actores, dotados de conciencia de clase. Desde este punto de vista, la adhesión política ha sido vista como reductible a un racionalismo social y económico básico (sentido común), es decir obtener beneficios económicos. 
Sin embargo, era también algo más: un movimiento representativo de un cambio decisivo en la conducta y las lealtades políticas de la clase trabajadora, que adquirió una visión política de la realidad diferente. Por lo tanto, si bien el peronismo representó una solución concreta de necesidades materiales experimentadas, todavía nos falta comprender por qué la solución adopto la forma específica de peronismo y no una diferente. Necesitamos entender el éxito del peronismo, sus cualidades distintivas, la razón por la cual su llamamiento político inspiró más confianza a los trabajadores:

  • Los trabajadores como ciudadanos en la retórica política peronista
Atractivo político fundamental: capacidad para redefinir la noción de ciudadanía dentro de un contexto más amplio, esencialmente social. Derechos políticos. Retórica (tomada de Hipólito Yrigoyen) donde prevalecían los símbolos de una lucha contra la oligarquía y con un lenguaje tradicional acerca de la ciudadanía y los derechos y obligaciones de carácter político. En parte, la fuerza de ese interés por los derechos políticos se originaba por los fraudes de la "década infame". El peronismo pudo reunir un capital político denunciando la hipocresía de un sistema democrático formal que tenía escaso contenido democrático real. La formulación por el peronismo de demandas democráticas era la exigencia de restablecimiento de derechos ya anteriormente reconocidos.

Sobre el liberalismo, Perón recordaba a su público que tras la fraseología del liberalismo había una división social básica y que una verdadera democracia sólo podría ser construida si se enfrentaba con justicia esa cuestión social. Perón no se dirigió a los obreros como individuos atomizados cuya única esperanza de lograr coherencia social y significado estaba en seguir a un líder. Perón les habló como fuerza social organizada. El era sólo su vocero. 

Las cuestiones de la industrialización y del nacionalismo económico debían ser situadas en el marco de esa nueva visión del papel de los obreros en la sociedad. Perón tuvo la habilidad de definir los parámetros sociales y políticos para realizar la industrialización de una forma nueva que, creíble para los trabajadores, le permitió apropiarse del tema y el símbolo del desarrollo industrial y convertirlo en una arma política mediante la cual pudo diferenciarse de sus adversarios. 

En la retórica peronista, la justicia social y la soberanía nacional eran temas verosímilmente interrelacionados antes que consignas abstractas meramente enunciadas. 


  • Una visión digna de crédito: carácter concreto y creíble del discurso político de Perón
El vocabulario del peronismo era a la vez visionario y creíble. La credibilidad arraigaba en parte en la índole inmediata y concreta de esa retórica. Esto involucraba la limitación de las consignas políticas abstractas a sus aspectos materiales más concretos. El "pueblo" muchas veces se transformaba en "el pueblo trabajador", de modo que "el pueblo", "la nación" y "los trabajadores" eran intercambiables entre sí. 
El nacionalismo de la clase trabajadora era invocado principalmente en función de problemas económicos concretos. 
Inmediatez: La doctrina peronista tomaba la conciencia, los hábitos, los estilos de vida y los valores de la clase trabajadora tales como los encontraba y afirmaba su suficiencia y su validez. Sólo había que apoyar a Perón. En este sentido, la atracción política del peronismo era esencialmente plebeya. Ignoraba la necesidad de una elite política iluminada y reflejaba un profundo antiintelectualismo. 
Relación sentimental: ej: "(...) Porque ustedes han tenido los mismos dolores y los mismos pensamientos que mi pobre vieja habrá sentido en esos días". La identificación de su propia madre con los pobres, establecía una identidad sentimental entre él mismo y su audiencia. 
En 1945 ya había empezado a circular entre los trabajadores la consigna que había de simbolizar esa credibilidad: "¡Perón cumple!".


El herético impacto social del peronismo

  • Significado de la década infame: respuestas de la clase obrera. 
La cultura popular de la era peronista fue dominada por una dicotomía temporal que contrastaba el presente peronista con el pasado reciente. La década infame fue experimentada por muchos trabajadores como un tiempo de frustración y humillación profundas, sentidas colectiva e individualmente. 
En el tango se puede observar el tono de amargura y resignación. Igualmente hay que tener cuidado de extraer del tango conclusiones, ya que el mismo era cada vez más una forma de arte comercializado cuya conexión con el "barrio" de trabajadores era tenue. 

  • Experiencia privada y discurso público
El poder del peronismo radicó en su capacidad para dar expresión pública a lo que hasta entonces sólo había sido internalizado, vivido como experiencia privada. La capacidad del discurso peronista para articular esas experiencias no formuladas (en respuesta de la clase obrera se da a conocer ejemplos donde los obreros callan antes que expresar lo que les pasa, no tienen voz) constituypo la base de su poder auténticamente herético.
El poder social herético que expresaba el peronismo se reflejó en su empleo de lenguaje. Términos como justicia social, equidad, decencia habían de ocupar posiciones centrales en el nuevo lenguaje del poder. 
Los descamisados, había sido un término utilizado por los antiperonistas, pero el peronismo adoptó el término e invirtió su significado simbólico, transformándolo en afirmación del valor de la clase trabajadora. 
Lo mismo con el término "negro"
Gran parte del espíritu de irreverencia y blasfemia, y de esa redistribución del espacio público, característicos de la movilización de la clase trabajadora el 17 de octubre de 1945 y la campaña electoral siguiente, parecería constituir una suerte de "antieatro", basado en el ridículo y el insulto, contra la autoridad simbólica y las pretensiones de la elite argentina. Se representó una recuperación del orgullo y la autoestima de la clase trabajadora, sintetizados en la frase "Bueno, con Perón todos éramos machos". 

  • Los límites de la herejía: ambivalencia del legado 
Gran parte de los esfuerzos del Estado peronista desde 1946 hasta su deposición en 1955 pueden ser vistos como un intento por institucionalizar y controlar el desafío herético que había desencadenado en el período inicial y por absorber esa actitud desafiante en el seno de una nueva ortodoxia patrocinada por el Estado. Bajo esta idea, se podría decir que el peronismo fue un experimento social de desmovilización pasiva. El propio Perón se refirió con frecuencia a su preocupación por los peligros de las "masas desorganizadas" ("De casa al trabajo y del trabajo a casa"). 

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