Le Breton - "Capítulos 3 y 4" de Antropología del cuerpo y modernidad - Seminario de Informática - Cátedra: Ferrer
Le Breton - "Capítulos 3 y 4" de Antropología del cuerpo y modernidad - Seminario de Informática - Cátedra: Ferrer
Cap. 3: “Los orígenes de una representación moderna
del cuerpo: El cuerpo máquina.”
A partir de distintas etapas epistemológicas, marcadas
por los trabajos de Kepler, Copérnico y especialmente Galileo, la sociedad
erudita occidental se desplaza del mundo del “aproximadamente” al universo de
la precisión.
En el S. XVII, con el advenimiento de la filosofía
mecanicista, Europa Occidental pierde su fundamento religioso: el
individualismo y el ascenso del capitalismo, liberan a algunos hombres de su
fidelidad a las tradiciones culturales y religiosas.
A partir de la ruptura epistemológica que Galileo introduce, las matemáticas proporcionan la
fórmula del mundo. La naturaleza se identifica con un conjunto sistemático de
leyes, el mundo deja de ser un universo de valores para convertirse en un
universo de hechos subordinados a un conocimiento racional, no hay misterio que
la razón no pueda alcanzar.
Descartes pronuncia de un modo oficial las fórmulas
que distinguen al hombre del cuerpo, convirtiéndolo en una realidad aparte, y
además despreciada y accesoria. Este dualismo no tiene un fundamento religioso.
La dimensión corporal de la persona recoge toda la carga de decepción y
desvalorización. Este cuerpo tiene una
desventaja, aún cuando sea considerado como una máquina no es lo
suficientemente confiable y riguroso en la percepción de los datos del entorno.
Lo racional no es una categoría del cuerpo, pero es una de las posibles
categorías del alma. Como no es un instrumento de la razón, el cuerpo
está, para los mecanicistas, consagrado
a la insuficiencia. De esta forma es desacralizado y se convierte en un objeto
de investigación entendido como una realidad aparte. Para Descartes, el cuerpo
es una máquina. Propone un cuerpo plano, carente de significación, como el de
los anatomistas.
Por su parte, los sectores populares se inscriben en
tradiciones muy alejadas y no aíslan al cuerpo de la persona.
Una “tecnología política del cuerpo”, bien analizada
por Foucault, prolonga la metáfora mecánica en los propios movimientos del
cuerpo. Coordina en las instituciones la yuxtaposición de los cuerpos según un
cálculo que debe lograr la docilidad de los sujetos y la eficacia esperada por
la acción emprendida.
En los S. XVII y XVIII, las disciplinas se imponen
como “fórmulas generales de dominación”. Descartes fue quien proporcionó
garantía filosófica a la utilización instrumental del cuerpo en diversos
sectores de la vida social.
Esa ruptura que se inició en el S XVII, llevó a que
hoy la ciencia mantenga una relación ambivalente con el cuerpo: éste es su
anti- modelo, intenta desembarazarse de él, al mismo tiempo que intenta
duplicarlo.
Esa lucha contra el cuerpo despliega su estructura
oculta, lo reprimido que la sostenía: el temor a la muerte. Corregir el cuerpo,
hacer de él una máquina, es escapar de este momento final, borrar la
“insoportable levedad del ser”.
Resumen 2:
Capítulo 3: “El
cuerpo máquina”
La revolución
galileana
En
el siglo XVII, con el advenimiento de la filosofía mecanicista, Europa
Occidental pierde su fundamento religioso. La reflexión sobre la naturaleza que
realizan los filósofos o los sabios se libera de la autoridad de la Iglesia y de las causas
trascendentes para situarse en otro nivel: a la altura del hombre.
A
partir de la ruptura epistemológica que Galileo introduce con fuerza
definitiva, las matemáticas proporcionan la fórmula del mundo acto de fundación simbólica del control
humano sobre la naturaleza que carece ya de trascendencia La naturaleza se
convierte en juguete mecánico, queda subordinada al hombre: pensamiento
mecanicista.
El
conocimiento debe ser útil, racional, desprovisto de sentimiento y debe
producir eficacia social. La maquina proporciona la fórmula del nuevo sistema
del mundo (Ej: cuerpo máquina pensado como un reloj = metáfora privilegiada,
funciona el cuerpo con regularidad) La
conquista del tpo por el reloj, especialización de la duración. S. XVII es el
tpo racional. El universo deja de ser un universo de valores para convertirse
en un universo de hechos
El cuerpo en la
filosofía cartesiana
No
es que el dualismo cartesiano sea el primero en operar una ruptura entre el
espíritu (o el alma) y el cuerpo, sino
que este dualismo: no tiene un fundamento religioso, nombra un aspecto social
manifiesto: la invención del cuerpo occidental; la confinación del cuerpo a ser
el límite de la individualidad.
S.
XVII el cuerpo aparece como la parte – humana del hombre, pero la distinción
entre cuerpo y alma solo es p´las clases eruditas, en cambio, las clases
populares no aísla el cuerpo de la persona.
Descartes, al elevar el pensamiento y denigrar el
cuerpo a mera materia, sienta el fundamento filosófico que le va a permitir a
la ciencia la utilización instrumental del cuerpo, ya que éste pasa a ser un
objeto más entre otros. El
cuerpo se lo desacraliza y se lo estudia, es
entendido como una realidad aparte, el cuerpo adquiere un valor despreciativo. Después de todo, la condición humana se define por
la conciencia y no le debe nada al cuerpo. De
ahí en más, la ciencia va a tener una relación ambivalente con el cuerpo, por
un lado va a tratar de borrarlo, de sacarse de encima su peso, y por el otro va
a intentar una y otra vez duplicarlo, corregirlo.
El cuerpo
supernumerario
La
inteligibilidad mecanicista convierte a los matemáticos en la clave única de
comprensión de la naturaleza. El cuerpo es, por lo tanto, fuente de sospechas.
El universo que se vive que se siente tal como aparece, gracias a las actividades
perceptivas, cae en desgracia a favor de un mundo inteligible. La verdad de la
naturaleza deja de ser accesible a la evidencia sensorial, hay que
distanciarlas, purificarlas, someterlas a cálculo.
La
razón impone su verdad abstracta enfrentada a las evidencias sensibles. Ruptura
entre sentidos y realidad aparece como una estructura fundadora de la
modernidad. Diferentes descubrimientos: telescopio, microscopio, imprenta
contribuyen a disociar la actividad de los sentidos y de la inteligencia. Lo vivo
está subordinado al modelo de la máquina y se agota en éste por completo, el
cuerpo está despojado del hombre q´ puede ser pensado sin reticencias a partir
del modelo de la máquina.
La
desacralización gana terreno en todos los dominios en que puede acceder el
hombre, experimentación sobre el cuerpo del hombre o del animal que no provoca
indignación moral.
El cuerpo según el
modelo de la máquina
Para
Descartes el cuerpo hasta el hombre en su totalidad es una máquina. El cuerpo
humano es una mecánica diferenciable de las demás por la singularidad de sus
engranajes.
Una “anatomía
política”
Una
tecnología
política del cuerpo, bien analizada por Foucault, prolonga la metáfora
mecánica en los propios movimientos del cuerpo y racionaliza la fuerza del trabajo
que el sujeto debe proporcionar, coordina en las instituciones la yuxtaposición
de los cuerpos según un cálculo que debe lograr la docilidad de los sujetos y
la eficacia esperada por la acción emprendida.
A la racionalización
del mundo se agrega una racionalización
minuciosa del cuerpo y de sus actitudes. El cuerpo es apéndice vivo de la
maquina. La asimilación mecánica del cuerpo,
deja este el espesor humano y muestra la única dignidad posible de darle al
cuerpo en la modernidad. La visión mecanicista le gano a las otras visiones,
esta le da una reparación al cuerpo y le otorga una dignidad que no podría
tener si solo fuese un organismo. La
admiración que el cuerpo actual tiene es por su asimilación a la maquina.
Cuerpo maquina que puede fallar y los productos ayudan a que funcione bien (ej:
Activia). El cuerpo se erige como máquina de conocimiento previsible, puede
predecir (basado en la razón, el conocimiento es aquello predecible).
[Esta
desacralización de la carne, alentada por los anatomistas a partir siglo XVI
fue la condición de posibilidad para la “invasión”, con supuestos fines de
“investigación”, por parte del hombre moderno sobre su propio cuerpo. La intervención técnica sobre el
cuerpo humano no nace de las
perspectivas que parece abrir en cada época la tecnociencia, sino que estas
prácticas modernas se corresponden con un cambio profundo en la mentalidad de
los hombres respecto de sí y de sus capacidades.]
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