RINCÓN, Omar - "Hacia una televisión pública experimental y gozosa" - Comunicación II - Cátedra: Mangone Gándara
RINCÓN, Omar - "Hacia una televisión pública experimental y gozosa" - Comunicación II - Cátedra: Mangone Gándara
Muchas de las TV
públicas del mundo están innovando para dejar de ser la tía seria y aburrida y
convertirse en una opción sugestiva y alternativa para que las audiencias
encuentren una mejor manera de ser interpeladas.
Existe una
desconexión entre el deseo cultural del productor de programas, y el deseo
gozoso de diversión cotidiana del televidente. Para salvar esta desconexión,
las TV públicas del mundo inventan nuevas maneras de acercarse al público.
La TV pública se ve
abocada a la búsqueda estética, de innovación narrativa, a la apertura de
géneros y formatos, la exploración de ideas, aparición de nuevos talentos, la creación
de una diversidad formal, y a llenar de seducción visual la pantalla, para
seducir a las audiencias.
1. UN CONTEXTO ESTALLADO DESDE EL CUAL CREAR
El ecosistema
comunicativo actual describe nuevas relaciones entre las tecnologías y las
sensibilidades emergentes, nuevos modos de percibir y de sentir. Este
ecosistema comunicativo obliga a pensar que la cultura de hoy se refiere mas a
cómo los ciudadanos desarrollan una comprensión de su país que les capacite
para ayudar a transformarlo, que a eventos de contenido artístico o
culturalista, mas a una TV cercana a sus deseos de relatos y estéticas.
Se vive en un nuevo
entorno educativo, uno difuso y descentrado, un medio ambiente de información y
de saberes múltiples, excitado en relación con el sistema educativo que aun nos
rige y que tiene como centros la escuela y el libro. La circulación del saber
se ha transformado, ya que hoy existe una multiplicidad de saberes que circulan
por otros canales, unos más más difusos y mas fluidos. Asistimos a nuevas
formas de cultura, de ver y leer, de aprender y conocer, de hacer y diseñar TV,
de construcción de ciudadanía.
Las transformaciones
del sentido de lo comunicativo y lo educativo crean nuevos escenarios
culturales, unos más plurales y más diversos, unos más cercanos a la expresión
que a los contenidos, unos más de ciudadanía expresiva que de política
ilustrada.
La TV pública del
mundo hace programas que buscan atender a las audiencias olvidadas y presentar
las temáticas que hacen la ciudadanía, ausentes de la TV comercial.
La TV pública debe
ser útil para la gente, lo cual obliga a ser divertida, estar cerca de la vida
cotidiana de la audiencia y buscar experimentar en lo visual.
Frente a ese mundo
sin problemas que la TV
quiere vender, hay que volver a retomar lo grotesco, la ironía, la parodia y lo
confuso de la vida diaria, las obsesiones individuales, las solidaridades
comunitarias.
Al discurso
autorreferencial de la TV
hecha sólo para divertir hay que oponer la gente y sus necesidades, ya que las
necesidades informativas y culturales de la gente, son oportunidades de mercado
para las TV públicas y privadas.
La TV pública debe
preguntarse cómo hacer para que la vean: debe ser buena, sugestiva y
entretenida. Debe comunicarse con el mismo estilo de la época, interesarse por
las necesidades de la gente, brindar más espacio a las historias de desarrollo
humano, debe buscar hacer del conocimiento un bien social, etc.
Los canales deben
convertirse en un lugar para el intercambio de sensibilidades e identidades.
La TV pública debe
ser entendida como un medio para hacer/crear cultura, ya que la TV es el escenario privilegiado
en el cual se expresan las transformaciones más de fondo de las sensibilidades
y las identidades efímeras de las mayorías sociales.
La TV pública debe
dejar de lado la secuencia lineal para pensar en una programación más
descentrada, en géneros y formatos.
Hacer de la TV un lugar de encuentro de las
diversidades estéticas, étnicas; escenario de memoria, que privilegia la voz y
la participación del ciudadano. Y que recupere para la TV el ritual, la socialización,
el juego, el goce propio de la vida, más que de los contenidos.
No hay que imponer
desde fuera la temáticas y contenidos, sino desde una concepción de las
audiencias, la TV
y la sociedad en que se inscribe.
La TV pública trabaja
primero en lo televisivo, segundo en lo narrativo, tercero en lo político, y
cuarto sobre la reflexión de las temáticas. El contenido se inscribe dentro de
un proyecto expresivo, estético y de vinculación
afectiva de las audiencias.
La TV pública debe
ser una alternativa televisiva de calidad frente a los mensajes globales y los
canales privados, y debe reconocer la diversidad étnica, la pluralidad cultural
y la multiplicidad de voces. Esto se debe traducir en hacer buena y competitiva
TV, programas divertidos y afectivos.
Hacer buena TV es innovar, crear
propuestas diversas, formar los nuevos talentos, generar nuevas formas de poner
las identidades en imágenes.
La TV debe ser
retomado y potenciada en aquello que le critican: su espectacularización, su
fragmentación, su apertura infinita, su cotidianeidad, su centralidad en la
vida social.
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