SIMPSON GRINBERG, M: “Comunicación alternativa: tendencias de la investigación en América Latina” - Comunicación II - Cátedra: Mangone Gándara
SIMPSON GRINBERG, M: “Comunicación alternativa:
tendencias de la investigación en América Latina”, en Simpson Grinberg, M.
Comunicación alternativa y cambio social, México, Premia editora, 1986
Introducción
Es necesario insertar
este análisis en el contexto global de las estructuras informativo-comunicacionales,
contexto en el que se destaca su carácter monopólico. No podemos dejar de
referirnos a las principales líneas de investigación. Las propuestas de
comunicación alternativa constituyen una expresión específica de esta
problemática.
Las grandes líneas de
investigación se vinculan actualmente con la llamada industria cultural o
industria de la conciencia; con el carácter trasnacional de las estructuras
informativo-comunicacionales. Hay un desequilibrio informativo Norte-Sur, un
imperialismo cultural. Hay que analizar las estructuras de propiedad y control
y la función económica de los medios masivos en los procesos de circulación y
reproducción del capital.
Nos hallamos ante dos
interrogantes: primero, desde qué posiciones políticas e ideológicas se
cuestiona el status-quo social-comunicacional; segundo, qué se entiende por
democratización.
La propuesta de una
parte de los investigadores puede sintetizarse en pocas líneas: plantean la
necesidad de promover políticas nacionales de comunicación que implican la
descentralización del poder comunicacional a nivel mundial y su reconcentración
directa o indirecta al interior de cada país; otros estudiosos, sin embargo,
ponen énfasis en la democratización interna objetivo de esas políticas
nacionales.
El espectro abarca,
por una parte, desde las ideologías tecnocrático-autoritarias centradas en
consideraciones de soberanía nacional informativa y modernización de
estructuras, hasta posiciones que podríamos denominar como
tecnocrático-populistas, con acentuada tendencia a fortalecer el poder
comunicacional de los Estados nacionales. Por la otra parte, hay sectores que
enfatizan conceptos tales como pluralismo, acceso y participación. Hablan de
derecho a la información, a la que definen como un bien social, a la vez que
subrayan los derechos del receptor. Algunos estudiosos dan importancia central
a la democratización de los sistemas de propiedad, señalan la urgencia de
reascender la vieja distinción entre lo público y lo privado para avanzar hacia
la incorporación del derecho social. El control real de la información debe
provenir de los receptores organizados.
Dentro de la izquierda
latinoamericana conviven posiciones enfrentadas: aquí incluimos tanto a los que
confunden términos tales como “nacionalización” “estatización” y
“socialización” en un solo haz conceptual, promoviendo el control estatal de
los medios y planteando la necesidad de una radical descentralización del poder
comunicacional.
Entre los
investigadores “críticos” (ej Camilo
Taufie) que promueven la estatización “socialista”, suelen hallarse una
conjunción de presupuestos científicos e ideológicos sobre la que no se ha
reflexionado suficientemente. Entienden que el objeto principal de la
comunicación es la persuasión, e ignorando los derechos de los receptores,
afirman el papel hegemónico del emisor.
A partir de tales
concepciones, no se hace hincapié en un cambio radical de las estructuras de
propiedad y control que haga posible implementar flujos multidireccionales de
comunicación, sino en un mero cambio de los contenidos, en la suposición de un
receptor pasivo que debe ser preparado para recibirlos.
En cuanto al concepto
de democratización en el área comunicacional, para la derecha y para la
izquierda autoritaria, suele ser sinónimo de acceso universal al discurso del
poder.
Tal fue la posición de
Armand Mattelart. Aunque se habla de “devolverle la palabra al pueblo”, se
promueven esquemas unidireccionales basados en la concentración del poder
comunicacional en manos del estado.
Por nuestra parte,
entendemos que la problemática comunicacional debe ser abordaba en relación con
los procesos de democratización y con el carácter de la sociedad global. Esto
implica partir de varios principios metodológicos:
a)
El
carácter real de las estructuras predominantes de la comunicación solo puede
analizarse inserto en el contexto de la sociedad global.
b) La sociedad en su conjunto constituye una
macroestructura comunicacional; en esa macroestructura se reproducen
modalidades de la división del trabajo. Las relaciones comunicacionales en la
sociedad global constituyen un reflejo de las relaciones de poder, de los
procedimientos para la toma de decisiones que derivan del sistema político.
c) Las estructuras de propiedad y control de los
medios determinan el carácter de los procesos de generación de mensajes y el
tipo de relación comunicacional entre emisores y receptores.
d) Existe un modo de producción simbólica
predominante.
e) Del carácter de la relación emisor-receptor
pueden inferirse los rasgos definitorios del sistema político y económico de la
sociedad global.
f) El carácter del sistema comunicacional
predominante esta determinado por la interacción de dos instancias: el modo de
producción material predominante y el tipo de sistema político, con la
articulación específica que establece entre el Estado y la sociedad civil.
Todo lo anterior nos lleva a interrogarnos acerca de: a) el carácter real del modo de producción al
que se tiende, b) las articulaciones entre el modo de producción material y el
modo de producción simbólica y c) las características de las articulaciones
entre el Estado, la sociedad política y la sociedad civil.
Esto significa que la
investigación no puede limitarse al análisis y la impugnación de las
estructuras comunicacionales correspondientes a un solo sistema económico,
excluyendo otros contextos.
II. CONCEPTUALIZACIONES: DOS TENDENCIAS
PREDOMINANTES
La gama de enfoques
sobre la comunicación alternativa tiene mucha amplitud y variedad. Suelen
usarse expresiones diversas como comunicación popular, participativa,
autóctona, autogestionaria…el denominador común es que tratan de constituir una
opción frente al discurso del poder en sus diversos niveles. En la mayoría de
los casos se visualiza a la comunicación alternativa como respuesta a la comunicación
de masas; en otros, simplemente como la persistencia de formas comunicacionales
de carácter generalmente participativo y preexistentes a la comunicación de
masas. Se trataría entonces de un fenómeno de resistencia cultural.
Existen dos corrientes
fundamentales. En primer lugar, la conceptualización de la comunicación
alternativa que visualiza a ésta, implícita o explícitamente, como un antídoto
exclusivo respecto a las estructuras trasnacionales; y luego, están las
definiciones que supeditan el carácter alternativo de ciertas experiencias a su
inserción dentro de estrategias de cambio social estructural elaboradas por las
autodenominadas “vanguardias” político-ideológicas. No se trata de dos líneas
de pensamiento netamente diferenciadas, sino que se entrecruzan.
- La
comunicación alternativa como respuesta a la estructura trasnacional
Estas corrientes se
sustentan en un diagnóstico previo que subraya el carácter fundamentalmente
trasnacional de las estructuras comunicacionales. Hay mucha información acerca de los
diferentes aspectos involucrados en estas problemáticas, que van desde la
denuncia sobre la manipulación de las noticias hasta los estudios
pormenorizados acerca del dominio que las empresas trasnacionales ejercen sobre
el conjunto de la comunicación social en América Latina, tanto desde el ángulo
tecno-económico como político-ideológico.
Desde este marco, se
considera que la comunicación alternativa surge como respuesta a la mencionada
modalidad trasnacional y al carácter intrínsecamente unidireccional y
autoritario de los medios masivos. Surgen como respuesta al sistema dominante
cuyos centros de poder se asientan en los países capitalistas occidentales.
La comunicación de
masas es vista, no como antítesis irreductible, sino como factor de apoyo a la
comunicación alternativa, dentro de procesos globales de democratización.
La comunicación
alternativa sería así capaz de superar el cerco ideológico que le impone el
predominio trasnacional a condición que cumpla con los siguientes requisitos:
primero, que sea capaz de articular los flujos de comunicación horizontal y
vertical; y segundo, que logre articular las formas de producción artesanal e
industrial.
Autores de esta
corriente postulan una alianza activa entre periodistas, grupos políticos y sindicales,
vecinos de barrios populares y organizaciones de intelectuales para salir al
paso de la influencia del mensaje trasnacional. Se contemplan acciones dentro
del sistema y fuera del mismo. Se apunta a que la comunicación alternativa se
incorpore plenamente en la comunicación masiva, y, a través de ésta, alcance a
amplios sectores sociales.
- Hegemonía
de las vanguardias político-intelectuales
Se fundamenta en la
llamada teoría de la vanguardia, cuyo núcleo es el papel dirigente que se
adjudica a las élites político-intelectuales como depositarias del saber
teórico e histórico, que deben transmitir a las masas.
La validez de las
experiencias comunicacionales no encuadradas en las estructuras del poder
trasnacional depende de su inserción en una estrategia totalizadora. Se tienen
que desarrollar en el seno de una organización política.
Se plantean dos
instancias: en primer término, una óptica de la oposición que implica el
desarrollo de modalidades alternativas de comunicación con las bases, de transmisión
de ideología, y en segundo término, una óptica del poder plasmada en un
proyecto coherente de los medios en un proceso revolucionario.
Se propone una
definición del concepto de comunicación alternativa que interesa señalar por
las exigencias y limitaciones que implica: se sugiere que la expresión se use
para aquellas relaciones dialógicas de transmisión de imágenes y signos que
estén insertas en una praxis transformadora de la estructura social en tanto
totalidad.
Este enfoque desestima
toda praxis de carácter espontáneo que no tienda concientemente a un cambio
radical. Es una postura que aborda el proceso comunicacional desde una
perspectiva instrumentalista, con una concepción neoconductista según la cual
el núcleo de toda comunicación lo constituye una transmisión unidireccional de
mensajes- en este caso “liberadores”- con el fin de introyectar a las masas el
nivel adecuado de conciencia.
Hay aquí un eco de las
ideas de Kautsky y Lenin acerca de la imposibilidad de que el proletariado
adquiera por sí misma conciencia socialista. Aparece un papel protagónico de
los intelectuales y de su función dirigente.
A partir de este
enfoque y de la concepción gramsciana del intelectual orgánico, algunos
investigadores consideran que la comunicación popular emancipadora implica una
labor activa de los intelectuales, previa conversión política que los
identifique con los intereses populares. Se establece que la función del
intelectual no se agota en la tarea de “prestar voz a los que no la tienen”.
Implica sobre todo su intervención educadora y dirigente en el seno del mismo
pueblo.
III. ALGUNAS OBSERVACIONES CRÍTICAS
Desde la perspectiva A
se han hecho aportes muy significativos para la conceptualización del fenómeno
alternativo. La prevalencia de este enfoque, que se centra en la crítica a un
solo modelo, el denominado trasnacional, se explica por su enorme gravitación
en América Latina. Sin embargo, tiene limitaciones para la aprehensión de la
cambiante realidad latinoamericana. Estos límites de aplicabilidad del concepto
de comunicación alternativa son inherentes a su propia definición en torno a un
único modelo.
Las definiciones
negativas en oposición al modelo trasnacional suelen complementarse con
definiciones positivas, cuyos elementos constitutivos configuran a la
comunicación alternativa como el paradigma de la democracia comunicacional.
Desde esta
perspectiva, la comunicación alternativa no constituye solamente un antídoto
frente a las estructuras trasnacionales, sino una propuesta y un proyecto que cuestiona
la concentración del poder comunicacional independientemente de las razones que
aduzcan para legitimarlo, y todo ello, en la inteligencia de que las
estructuras comunicacionales constituyen en gran medida una expresión de las
relaciones de poder y un espejo en el que puede mirarse la sociedad en su
conjunto, entendida como una macroestructura comunicacional.
Diremos que es
alternativo todo medio que, en un contexto caracterizado por la existencia de
sectores privilegiados que detentan el poder político, económico y cultural,
implica una opción frente al discurso dominante.
El apartado B gira en
torno a la hegemonía de las elites político-intelectuales. La concepción de
Lenin sobre los procesos de formación de la conciencia pone de manifiesto una incongruencia:
cómo es posible decirse marxista y afirmar que la conciencia tiene un origen
diferente que el ser social. La experiencia histórica ofrece muchos ejemplos de
movimientos de carácter espontáneo que han trascendido del mero economicismo y
de los objetivos inmediatos.
Si se revisa la
bibliografía sobre las relaciones vanguardia-masa se ve que cada autor enfatiza
las posibilidades de autoemancipación o la necesidad imperiosa de una
vanguardia esclarecida que conduzca a las mayorías sociales hacia su
liberación, aunque hay que señalar que de Marx y Engels a Lenin se opera un
claro desplazamiento a favor de la elite intelectual.
Se puede ver una
polémica entre las consecuencias de la teoría de la vanguardia y su uso para la
legitimación del poder y la supresión de la autonomía popular en el curso de
los procesos político-sociales, una de cuyas manifestaciones son las
estructuras comunicacionales autoritarias.
Desde esta óptica,
muchas organizaciones sociales y culturales como los medios masivos que constituyen,
son meras correas de transmisión de la vanguardia. Es una concepción
instrumentalista de la comunicación alternativa, cuya meta final es el control
estratégico de los movimientos populares. En la medida en que la comunicación
alternativa implica el ejercicio de la democracia comunicacional directa, al
margen de todo control y sin necesidad de intérpretes privilegiados del sentir
colectivo, entraría en contradicción con la hegemonía de la teoría de la
vanguardia.
Es necesario partir de
otra perspectiva. Visualizar los procesos de cambio en una dimensión que exceda
holgadamente del mero pinto de vista partidario, para avanzar en toda la trama
de la vida social. Las experiencias de comunicación alternativa adquirirían una
relevancia que no depende de su inserción formal en movimientos de carácter
político. Y ello es así, en la medida en que constituyen avanzadas de nuevas
relaciones sociales. Pero las vanguardias, que no establecen límites para su
dominio, pretenden seguir ejerciendo el papel de únicos emisores del discurso
social históricamente válido.
Para la concepción
histórico-política escolástica y académica, sólo es real y digno aquel
movimiento absolutamente consciente, determinado incluso por un plan
minuciosamente trazado anteriormente y correspondiente con la teoría abstracta.
IV. NUEVAS INDAGACIONES TEÓRICAS
A la observación de la
realidad socio-comunicacional de las mayorías, a fin de hallar algunas claves
para su comprensión, se produce una significativa inversión en el carácter de
las investigaciones, que hasta ahora se han dedicado predominantemente a los
modos de comunicación de las clases dominantes. Se esta promoviendo el estudio
de los canales informales y de las lecturas obreras, de los procesos de
decodificación crítica. Hay un interés por las formas de comunicación popular
que surgen de los movimientos obreros y de los llamados movimientos urbanos.
Existe la necesidad de
indagar acerca del estatuto teórico y del valor político de las organizaciones
y movimientos ciudadanos, entre cuyos rasgos comunes esta la práctica de
sistemas de autogestión y la propensión a la acción directa, con lo que se
contribuye a gestar una racionalidad alternativa, que no es simple producto
lógico sino praxis social concreta.
Hay un sinfín de
expresiones ciudadanas que luchan, se organizan y toman conciencia, en un
intento de transformar la base material y la forma social de la vida cotidiana.
Es interesante
insistir en la tendencia al análisis de la prensa obrera y sindical y de las
clases subalternas en general. Aunque se trate de un movimiento incipiente, se
pueden detectar tres líneas fundamentales de investigación: los panoramas de
actualidad, los análisis de casos y los estudios históricos.
Es fundamental el
estudio de las estructuras comunicacionales autóctonas, preexistentes a la
aparición de los medios masivos y cuya vigencia y amplitud actuales no han sido
analizadas suficientemente.
En lo que se refiere a
la relación entre comunicación alternativa y cambio social, estas apuntan hacia
el futuro. Junto con las sociedades campesinas, el movimiento cooperativo, las
asociaciones de barrio, los sindicatos y las asociaciones eclesiales de base,
estos grupos son los que verdaderamente practican la democracia en nuestra
sociedad y constituyen reductos de la comunicación democrática.
Un área de
investigación importante se refiere a la comunicación alternativa en los
regímenes de transición. Como ejemplo, el gobierno de la Unidad Popular en
Chile y el régimen revolucionario de Velasco Alvarado en Perú.
Es, sobre todo, el
caso de Armand Mattelart en su trabajo sobre la prensa alternativa de los
cordones industriales de Santiago de Chile. No deja de ser paradójico que un
defensor del monopolio estatal socialista de los medio haga hincapié en
problemas y situaciones de los que surgen alternativas no solo respecto a la
derecha sino también frente a la prensa oficial o semioficial del régimen
allendista. Claro que sin llegar a comprender el verdadero carácter de los
problemas que estaba sacando a la luz: la contradicción radical entre el poder
ejercido por ciertas vanguardias paternalistas y la autonomía cultural y
socio-comunicacional de las masas trabajadoras.
Hay una investigación
que es necesario profundiza, la comunicación alternativa como expresión de la
dualidad de poderes en procesos de transición, como emergente del conflicto
entre centralización y democratización del poder comunicacional.
En el caso de Perú nos
encontramos con la Reforma
de la prensa. El proceso mismo de comunicación no se vio mayormente alterado a
pesar de la expropiación. El emisor fue el gobierno con sus respectivos
matices.
CLASE
Critica:
·
Lo que
hacen es supeditar las prácticas comunicacionales a estar insertas en un
proyecto político limitando lo alternativo a lo político y militante
·
Reconoce el Acceso y participación
·
Acusa a Margarita de subestimar al
proletariado (ninguno afiliado a la práctica política que para ella no es
alternativa)
·
Termina siendo tan hegemonico como
el sistema
·
Critica la concepción instrumentalista
Usar los medios para la legitimación del poder de la
izquierda
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