Acevedo - "Introducción a la pregunta por la técnica" - Seminario de Informática - Cátedra: Ferrer
Heidegger se pregunta
por la esencia de la técnica, que es distinto al sentido corriente de la
técnica como lo que está ahí delante. La esencia está más allá de lo meramente
constatable. Domina el ámbito de lo que se halla ante los ojos. La esencia de
la técnica no es algo técnico. Alcanzar la esencia es ver su relación con el
ser. Supone haber visto algo como modo de develar el ser. La esencia es
histórica. La esencia perdura reuniendo y garantizando el ser de lo que
reúne. Se accede a la esencia a través
del habla.
La determinación
usual de la técnica la concibe como un medio para un fin, como un hacer del
hombre, por eso Heidegger la llama concepción instrumental y antropológica.
Esta representación no alcanza lo esencial. La esencia de la técnica es una
manera de destinarse el ser al hombre. Para el hombre de la época técnica la
naturaleza se convierte en una fuente de energía para la técnica y la industria
moderna. Todo toma lugar en el horizonte de la utilidad, de lo que es necesario
apoderarse. Nada aparece neutral. Lo ente puesto a disposición, disponible para
el consumo. Cada ente deviene reemplazable. Carácter de actualidad, cambio
permanente. El hombre como mano de obra. El desocultar técnico que mide y
calcula se erige como el único. La antigua técnica artesanal no se imponía
sobre los entes, los respetaba. La esencia de la técnica es ambigua, por una
parte constituye el peligro, por otra, en ella aparece lo salvador. La dimensión
de lo humano es lo ocultado por la esencia de la técnica al erigirse como único
modo de develamiento, así constituye el peligro. Heidegger no postula volver a
una etapa pre-técnica. Lo peligroso no es la técnica sino el misterio de su
esencia. Podemos dar el sí a la ineludible utilización de los objetos técnicos
y podemos decir no en cuanto les prohibimos que nos planteen exigencias, nos
deformen. (Esta actitud de sí y no él la llama “serenidad ante las cosas”). La
serenidad nos permite ver que “el sentido del mundo técnico se oculta”. La
actitud en virtud de la cual nos mantenemos abiertos al sentido oculto en el
mundo técnico es denominada por Heidegger “apertura al misterio”.
Para Ortega y Gasset,
la técnica es lo que hacemos para evitar los quehaceres que la circunstancia
primaria nos impone. El esfuerzo ahorrado es empleado en la realización de
quehaceres que no le son impuestos al hombre por la naturaleza, que él se
inventa a sí mismo. La técnica está supeditada a ese ser sí mismo del hombre.
Ortega destaca el lado puramente humano de la técnica, pero no queda preso en
un estrecho humanismo.
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