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Lacan - "La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud" en La escritura y la diferencia- Comunicación 3 - Cátedra: Caletti

Lacan - "La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud" en La escritura y la diferencia- Comunicación 3 - Cátedra: Caletti

Resumen 1: 


I. El sentido de la letra

En el inconsciente se descubre toda la estructura del lenguaje. (El inconsciente no es la sede de los instintos).

La letra (soporte material que el discurso concreto toma del lenguaje) hay que tomarla al pie de la letra. Entonces el lenguaje no tiene que ver con funciones psíquicas o somáticas que estorban al sujeto hablante, pues el lenguaje (con su estructura) preexiste a la entrada que hace en él cada sujeto en un momento de su desarrollo mental. 

El sujeto es siervo del lenguaje, y aun más de un discurso  en el movimiento universal del cual su lugar está ya inscripto en el momento de su nacimiento, ya sea bajo la forma de nombre propio.

Así la experiencia de la comunidad toma su dimensión esencial de la tradición que instaura ese discurso, esa tradición funda las estructuras elementales  de la cultura, las cuales revelan la ordenación de los discursos (aún inconscientes) que solo son posibles gracias el lenguaje.
El lenguaje diferencia la sociedad humana de la natural

Disciplina lingüística: algoritmo que la funda S/s, la barra separa 2 etapas, 2 órdenes distintos separados por una barra resistente a la significación.
Ilusión: pensar que el ste  responde a la  función de representar al sdo ( si así fuera el texto más cargado de sentido devendría en insignificantes bagatelas, los algoritmos matemáticos no tiene en sí sentido).
De S/s solo tomamos el paralelismo de sus términos superior e inferior cada uno tomado en su globalidad de modo que sigue siendo un sg enigmático.
                                                          CABALLEROS    DAMAS  
-
Árbol/     es sustituido por

De sólo yuxtaponer dos stes sorpresamente se precipita el sentido inesperado (baños públicos). Entonces la entrada del ste en el sdo plantea la cuestión de su entada en la realidad.

Estructura del ste: debe ser articulada:
  1. unidades distinguibles últimos (fonemas) son acoplamientos diferenciales necesarios para el discernimiento de los vocablos en una lengua dada (la letra)
  2. componerlos según leyes de un orden cerrado, la cadena ste implica anillos cuyo collar se sella en el anillo de otro collar hecho de anillos.
Estas con las condiciones de estructura del ste.
Solo las correlaciones del ste al ste dan en ellas el patrón de búsqueda de toda significación.

El ste anticipa siempre el sentido desplegando entre él mismo su dimensión.
Es en la cadena ste donde el sentido INSISTE, pero que ninguno de los elementos de la cadena CONSISTE en la significación de la que es capaz en el momento mismo.

Se impone la noción de deslizamiento incesante del sdo bajo el ste.
(basta escuchar poesía para escuchar en ella polifonía)

La estructura de la cadena ste revela la posibilidad en tanto sujetos (q comparto con otros la misma lengua) de utilizarla para significar muy otra cosa q lo que ella dice. Función de la palabra: indicar el lugar de ese sujeto en la búsqueda de lo verdadero.

METONIMIA: función ste , la parte tomada por el todo, se apoya en la conexión palabra a palabra.

METÁFORA: brota entre 2 stes de los cuales uno se ha sustituido por otro tomando su lugar en la cadena ste, mientras que el ste oculto sigue presente (metonimia) con el resto de la cadena. Una palabra por otra.


La letra mata, pero como viviría sin ella el espíritu?


II. LA LETRA EN EL INCONSCIENTE

La interpretación de los sueños de Freud se trata de la letra del discurso, camino real al inconsciente.

El sueño es un rebus: hay que interpretarlo al pie de la letra, retener las imágenes del sueño por su valor significante. La estructura de lenguaje está en el principio de la significancia del sueño: el valor ste de la imagen no tiene que ver con su significación.

No se trata de decodificar sino de hacer las escalas necesarias para descifrara.
Transposición (precondición general del sueño) es el deslizamiento del sdo bajo el ste, siempre en acción (inconsciente) en el discurso.

Tb encontramos: Condensación (metáfora) sobre-imposición de stes y desplazamiento (metonimia) es el medio inconsciente que mejor burla a la censura.

El sueño es similar al (dígalo con mímica) excepto que se vale de la palabra pero esta es puesta en escena como los otros. Los procedimientos sutiles que utiliza el sueño para representar articulaciones sutiles confirman que este sigue las leyes del ste.

El resto es secundario: es decir los restos diurnos o fantasías.

El retorno a Freud muestra la coherencia absoluta de su técnica con su descubrimiento. En su análisis del sueño Freud da leyes del inconsciente en general.

La eficiencia del inconsciente no se detiene al despertar puesto que ninguna acción queda fuera de su campo ( esto no es coextensivo a la sicología del individuo).

El paso del ste al sdo se confunde con el lugar del sujeto.

La función del sujeto.
No se trata de saber  si hablo de mi mismo conforme a lo que soy sino que si cuando hablo de mí, soy el mismo que aquel del que hablo.

El cogito filosófico hace al hombre moderno seguro de ser él mismo en sus incertidumbres sobre él mismo (¿??).

El juego ste de la metáfora y de la metonimia se juega allí donde no soy porque no puedo situarme.

No soy, allí donde soy el juguete de mi pensamiento; pienso en lo que soy, allí donde no pienso pensar.

Los contenidos del inconsciente nos entregan en su ambigüedad la realidad de lo inmediato.

El mecanismo de (doble gatillo?) de la metáfora es el mismo donde se determina el síntoma en el sentido analítico. Entre el ste enigmático del trauma sexual y el término que viene a sustituirse en una cadena ste pasa la chispa que fija en el síntoma (metáfora donde la carne es elemento ste) la significación inaccesible para el sujeto consciente en la que puede resolverse (...).

Indestructibilidad del deseo inconsciente: es en una memoria donde reside esa cadena que insiste en reproducirse en la transferencia y que es la de un deseo muerto.

Es la verdad de lo que ese deseo fue en su historia lo que el sujeto grita por medio de un síntoma.

(Aún a nivel individual la solución de lo imposible es aportada al hombre agotando todas las formas posibles –de imposibilidades- de poner en una ecuación ste la solución.)

El ser aparece  durante un instante en el vacío del verbo ser y plantea la pregunta en el lugar del sujeto, en ese lugar plantea la cuestión con el sujeto.

Así entra el YO  en Freud: Definido por resistencias que le son propias, son resistencias imaginarias. En el hombre se reducen a la relación narcisista: allí se reúnen las funciones perceptivas  en que se integran las selecciones soriomotrices que ciernen la “realidad” para el hombre.

Estas resistencias imaginarias que ponen obstáculos al mensaje del inconsciente son 2darias comparadas con las resistencias propias del encaminamiento ste de la verdad.

Reverso: agotamiento de mecanismos de defensa = Derecho: mecanismos del inconsciente.

El inconsciente no es lo primordial, ni lo instintual, lo único elemental que conoce son elementos del ste.


III. LA LETRA, EL SER Y EL OTRO
La finalidad que propone al hombre el descubrimiento de Freud: donde estuvo (ello) tengo que advenir yo.

Finalidad de reintegración, reconciliación.

La verdad descubierta por Freud: la excentricidad radical de sí a sí mismo en el hombre. La heteronimia radical.

Ese otro, con el que estoy mas ligado que conmigo mismo, es quien me agita. Ese otro esta situado en posición de mediación con relación a mi propio desdoblamiento con respecto a mí mismo así cono con respecto a un semejante.

El inconsciente es el discurso del Otro (Autre): esto indica el mas allá donde se anuda el reconocimiento del deseo y el deseo de reconocimiento. Ese otro es el Otro que invoca incluso mi mentira como fiador de la verdad en la cual él subsiste. Es en la dimensión del lenguaje donde emerge la verdad.
Para que la cuestión misma salga a la luz es preciso que el lenguaje sea.

Puedo engañar a mi adversario x un movimiento contrario a mi plan –y resultan engañosas en la realidad y para mi adversario-, pero en cuanto a las proposiciones de paz, estas no se sitúan ni en el interlocutor ni en mi palabra sino en el lugar de la convención significante.
Mi éxito (en el engaño?) es apreciado en la connotación de la traición, en la relación con el Otro que garantiza la Buena Fe. (¿???)


El núcleo de nuestro de ser es lo que Freud nos ordena proponernos. Eso que nos propone alcanzar no es objeto de conocimiento, sino lo que hace ni ser, y de lo que mas nos enseñan los caprichos, las aberraciones, las fobias, los fetiches y no tanto mi personaje vigilado.





Resumen 2

La experiencia humana registra 3 momentos: lo imaginario, lo simbólico y lo real.

Lo imaginario: Es condición para el ingreso a la cultura. El bebe sin capacidad motriz. Se adelanta imaginariamente a representarse el cuerpo. El se piensa como completo. La mirada de la madre le devuelve la idea de cuerpo. Es uno con su madre. Donde está la imagen no está uno mismo. Solo a partir de la imagen de unidad es posible la castración, la separación.

Lo simbólico: materialidad significante. Es una estructura, no una totalidad cerrada. Tiene una falta. Tiene carácter de ley porque organiza. Organiza las relaciones imaginarias. Tiene fisuras. Nunca está acabado. La entrada en la cultura se da por la palabra. Se construye como sujeto social acosta del Otro. El Padre permite la entrada en la cultura.

Lo real: puede emerger. Más allá de lo simbólico. Innombrable. Insimbolizable. No se puede decir. Punto de fuga que nunca se puede decir cómo es. Es el lugar que no podemos dar cuenta. Queda por fuera.

No se sabe cómo el hombre empezó a hablar. Una estructura emergió. El origen no es científicos, las leyes sí. Se empezó con una estructura produciendo significaciones todas de una. La estructura organiza todo el mundo.

Las significaciones se crean en lo simbólico. Cada cultura agota todo el mundo de sentido. El lenguaje
envuelve, no tiene fronteras. Estamos inversos. No se puede ver la frontera de la significación. Un significante lleva a otro, de modo, que se forma una cadena.

El inconsciente está estructurado como un lenguaje del orden simbólico. Hay relaciones entre significantes. Hay desplazamientos y condensaciones. No hay significado/significante (Saussure) El inconsciente es el discurso del Otro. Es el lugar donde se asientan las estructuras.

Freud: El sueño lleva un mensaje. La interpretación del sentido se descifra a partir de la relación entre significantes. Articulación con otras palabras. Asociación.
En el inconsciente hay leyes simbólicas.

Estadio del espejo:

El yo, instancia psíquica, no está daba desde el nacimiento sino que hay un acto en el cual, uno se identifica con un semejante. Donde no había nada por una identificación se produce el yo.

Donde no había yo, porque veo una imagen semejante, se forma el yo.

La imagen tiene carácter performativo.

Althusser: la ideología interpela donde no había sujeto.

Yo soy lo que veo. Soy producto de una imagen. Viene de afuera. Alienación. Me veo donde no estoy. Soy cautivado por la imagen. Somos en función de una imagen que proviene de afuera. Se unifica la imagen corporal en el yo. La imagen de afuera me organiza. El yo es una identificación. Opuesto a la filosofía Cartesiana.

La relación con los semejantes está regulada por la instancia simbólica.

La familia organiza la instancia simbólica. El yo aparece como ideal. Imagen de sí mismo. Cautivado por el yo ideal. Siempre hay una fisura.

La cura psicoanalítica implica donde hubo ello que advenga el yo. De la palabra del Otro pasar a la palabra propia.

La identidad relacional es precaria. Siempre hay una ilusión de unidad.

La relación imaginaria está organizada por la instancia simbólica. La ley simbólica estructura lo imaginario. Los escenarios anteriores a la castración son resignificados.

Saussure: relación entre significado / significante era biunívoca. Se corresponden.

Lacan: relación entre Significado / Significante no es biunívoca sino que el significante no significa nada. El significante solo significa cuando pertenece a una cadena de significantes. Es la cadena de significantes la que produce un sentido. El significante por sí sólo no significa nada. En la relación entre significantes se produce el sentido.

El lenguaje no comunica nada. Cada enunciación deja un resto de sospecha.

El sentido se produce por la cadena de significantes (Lacan)

El inconsciente se manifiesta en el desplazamiento y en la condensación (Freud) Manifiestan el núcleo traumático.  En el desplazamiento, hay un elemento central fuera de foco que ilumina lo que no importa. En la condensación hay un conjunto de elementos que forman un tercero.

Lacan transforma la condensación y el desplazamiento en la metáfora y la metonimia para estudiar la producción del sentido. (Pecheux: el sujeto y el sentido se producen en la misma instancia, en el inconsciente)

Condensación: metáfora: síntoma. Forma una nueva constitución social.
Desplazamiento: metonimia: deseo: Necesidad. Fisura. Manera simbólica de aquello que nunca se llega a conseguir.

Existen dos mecanismos de producción de sentido: la metáfora y la metonimia.

Metáfora: establece una comparación. Traslada un sentido a otro figurado en virtud de un nuevo sentido.
Lacan señala que la metáfora es una operación entre significantes, no significado/significante.
En la metáfora aparece un nuevo sentido porque se da la sustitución de un significante por otro significante. La metáfora abrocha el sentido. En la metáfora se da el point de capitón.

Metonimia: relación que se produce en la cadena de significantes. Designa una cosa con el nombre de otra. Tomando el efecto por la causa, una parte por el todo.
Lacan señala que la metonimia es la conexión de un significante con otro significante. El deslizamiento de sentido que abre un nuevo sentido. Deja ambigüedad. Hay un debilitamiento en el sentido.

En la lucha no gana quien tiene mejores argumentos sino quien maneja mejor las operaciones significantes. Las significaciones se abrochan en determinados campos ideológicos. No por lo que dice sino por la metáfora que construyen (relación entre significantes), por el efecto que producen. La instancia del significante juega un papel determinante en la imaginación.

La sociedad queda atascada en una determinada metáfora. Se generarán nuevos sentidos a través de nuevas metonimias.

La metáfora abrocha el sentido. El sentido se vuelve dominante. Sólo cuando esa cadena de significantes se quiebra se abren nuevas metáforas y se puede disputar el sentido.

Lacan / Althusser: el sujeto esta descentrado. Pienso donde no soy. Soy donde no pienso. No disponemos de los mecanismos de producción de sentido sino que ellos nos disponen. En la vida social se producen metáforas y metonimia que organizan nuestras relaciones sociales.

La teoría del sujeto descentrado sirve para pensar la ideología.

La constitución del individuo y de la sociedad está descentrada. La constitución del sujeto funciona desde el desconocimiento (Pecheux Olvido 1) sino no existiría el deseo, la búsqueda por la unidad. Ilusión de que en algún momento se encontrará la solución. Hay que reconocer este malestar que nunca será solucionado.

En la sociedad siempre hay una falla, un síntoma. No existe la totalidad suturada. El síntoma es intrínseco a las sociedades, no es externo (como el judío lo era para el nazismo) Con aquello que no funciona se puede llegar a hacer algo a partir de lo simbólico.

El descentramiento implica una inadecuación entre lo imaginario y lo real.  Se desconoce el descentramiento.  

La ideología se organiza desde lo discursivo, lo simbólico. El significante organiza lo social. En la cadena de significante el sentido insiste (Zizek). Se produce un punto nodal, un point de capitón, una metáfora.

¿Cómo se produce la significación? Zizek.
  1. Desde el descriptivismo se parte de objetos dados cuyos nombres ponen en juego rasgos descripctivos.
  2.  Desde el antidescriptivismo  se piensa que existe un enlace primogenio, bautismo,  entre la palabra y el objeto que aunque cambien los rasgos el nombre no cambia. Primero hay objeto y luego el nombre. 
  3.  Desde la contingencia radical: Es el significante que produce retroactivamente el objeto. No existen las cosas antes que el significante lo constituya. Este mecanismo está velado por la ideología. El significante produce el objeto, el objeto no está dado. (Zizek) Carácter retroactivo de la nominación.
Zizek: Retoma los conceptos del psicoanálisis para pensar lo social.
Debate nominalista / antinominalista: el significante tiene un referente real. El nombre trasciende el objeto. Se asume que hay un mundo de palabras y un mundo de las cosas cuando en realidad, no hay nada debajo del significante. La cadena de significante construye la realidad, la escena que hace efectivo el significante. De ahí que exista la lucha por  la hegemonía del significante.

El significante es material. Pone en juego series de relaciones.

El punto nodal es el significante que condensa las significaciones para atrás. Desde el cual alguien se aferra. Le da sentido a toda la cadena. Algo que se dice permite ordenar hacia atrás toda la cadena. Reenvia todo el sentido. Los hechos no tienen sentido sino pertenecen a una cadena.

El significante queda anclado a otro significante. Ningun significante se cierra con un único significado. El significante está sobredeterminado. No agota su sentido.

Primero se instala la creencia, lo imaginario, después se hace creer los hechos en función a esa creencia, significantes.

El lenguaje no es representación.

El inconsciente se estructura como el lenguaje, encadenamiento de significantes. La racionalidad del acto se construye a posteriori.

El lenguaje no comunica sino que sirve para justificar la posición de cada uno. Las palabra valen poco (Lacan). Hay frases que no se terminan, pero que conllevan un sentido aún mayor. La voz vale más por el sonido que por lo que dice.

Lacan agrega la función de la voz y de la mirada.

Existe un plus de sentido, un exceso que implican muchas más cosas. El dialogo es producto de lo no dicho. El otro quiere decir algo que no dice. La duda de que el otro sabe algo que vos no sabes hace querer escuchar al otro. El significante insiste, pero no consiste. (Zizek)

Nos constituimos equivocadamente con el otro al pensar que somos uno, luego de la separación, se entra en la cultura por la falla.

Significante rígido es diferente el punto nodal. El punto nodal es el lugar desde el cual se puede dar sentido al resto de la cadena. Reenvia el sentido.

Es imposible llegar al núcleo traumático. No puede ser representado. No puede ser simbolizado. Sólo señala: el síntoma sólo señala. El núcleo traumático no se deshace porque es lo que nos constituye como sujetos. El sujeto queda fragmentado desde la falta. El síntoma señala algo real, pero no lo representa. Tampoco hay manera de llegar a lo real. El síntoma es una representación parcial de lo real. Indica la falta.

Tanto el punto nodal como el significante rígido señalan lo real.

Anamorfosis: indica algo fuera de lugar. Indica lo que molesta. Indica lo que imposibilita el cierre.

Zizek introduce el grafo del deseo de Lacan para explicar cómo se produce el sentido en lo social.

La interpelación es la manera de entrada en la cultura, pero no es suficiente para explicar la producción de sentido. El sujeto no sabe es que interpelado. En la interpelación el sujeto queda cocido. Hay un exceso de voz, luego de la interpelación. Cuando el sujeto es interpelado, se pregunta: ¿Qué quiere de mi? ¿Qué no me dice?  El sujeto está angustiado. Soluciona el problema construyendo una fantasía y su síntoma. Reafirman al sujeto y lo atan.  

Siempre hay un resto que garantiza la producción del sentido social.


Resumen 3:

Lacan, J.  -  Escritos I, “El estadio del espejo” y “La instancia de la letra”;

Seminario I, XI,”Ideal del Yo y Yo-Ideal”

Imaginario-Simbólico-Real son los tres registros de la realidad humana. Lo imaginario es la etapa previa a la resolución del complejo de Edipo cuando hay una relación dual con la madre. Lo simbólico es la instancia del orden cultural y sobre todo el lenguaje que nos organiza. El Edipo se resuelve. Los registros de lo imaginario y lo simbólico aparecen marcados por el orden de lo simbólico, se ve la eficacia del orden incluso antes del nacimiento (aquí Freud sólo veía fases biológicas). El bebe se percibe como fragmentado: será la imagen de otro cuerpo o la suya en un espejo lo que perciba como totalidad, a partir de ahí construye una imagen propia gracias a la imagen del otro. Entonces el Yo queda atrapado en una imagen ajena, este es el carácter imaginario del Yo. La posición del sujeto en lo simbólico determina las relaciones entre lo imaginario y lo Real. Lo imaginario depende del intercambio simbólico entre los hombres, la palabra, para identificar al sujeto con el ideal del Yo, evita así que el sujeto quede completamente a merced de lo imaginario. El ideal del Yo que guía al sujeto en sus relaciones con los otros se vincula con la Ley y dirige al Yo ideal que se relaciona con lo imaginario. Surge así el sujeto descentrado. Lo imaginario, pese a la determinación del universo de lo simbólico y el carácter imaginario del Yo, no se reduce a lo simbólico, no se suspende por la imposición de la Ley. La alienación es la separación que me domina para constituirme como Yo (no aparece en Lacan tan extrema como en Marx). La estructuración del Yo en un ser que se desarrolla se da a partir de la confluencia entre la estructuración del nivel simbólico y la carga imaginaria que trae cada uno. La heteronomía quiere decir que el sujeto no depende de sí mismo y por eso es descentrado.
La no linealidad entre significante y significado, están separados por una barra, al significado no se accede, no hay relación de correspondencia con un referente, ninguna significación se sostiene si no es por referencia a otra significación. Un significante conduce a otro y no a un significado. Nos movemos a través de cadenas de significantes y el desplazamiento es muy importante en estas cadenas porque allí está la posibilidad de significar otras cosas, no todos actuamos igual ya que cada uno censura diferentes cosas. La producción de significantes tiene cierta “autonomía” y es un L? el de fijar o anclar la significación en ciertos puntos, es muy importante la forma en que se da el encadenamiento de significantes porque así se organiza la significación.
La metáfora (condensación) y la metonimia (desplazamiento): en los dos actúa el desplazamiento porque una cosa se sustituye por otra que está en la cadena significante. Los dos se dan en una cadena significante.
Lo Real es inaccesible para el sujeto pues está mediado por lo Simbólico. Les atribuimos a algunos elementos la capacidad de representar lo real pero no existe transparencia entre las cosas y nosotros. El tema de lo Real tiene que ver con el descentramiento del sujeto, con su constitución descentrada y el desconocimiento en que se funda la actividad del sujeto. Es el desconocimiento radical de nosotros mismos. La referencia a lo real sirve para marcar un cierto carácter en los otros dos registros por contraste o inferencia, sirve para advertir en el orden de lo simbólico que la Ley es una ley instituida y que lo Imaginario no es sino un dejo lanzado desde el inconsciente. Trata de devolvernos una cierta figura de nosotros mismos que nos resulte comprensible. La importancia del tema de lo real en la propuesta de Lacan tiene que ver con el conocimiento de nosotros mismos, sirve para advertir hasta que punto esta propuesta supone que vivimos en un cierto mundo “colgados” de nuestros deseos y de las reglas, de las leyes y de la palabra que organiza las significaciones, es decir: con una radical ignorancia de lo Real en sí.
El estadio del espejo debe ser entendido como una identificación en el sentido pleno que el análisis da a este término como la transformación producida en el sujeto cuando asume una imagen. El hecho de que su imagen especular sea asumida jubilosamente por el ser sumido todavía en la impotencia motriz y la dependencia de la lactancia nos parece manifiesta como la matriz simbólica en la que el yo se precipita en una forma primordial antes de objetivarse en la dialéctica de la identificación con el otro y antes de que el lenguaje le restituya en lo universal su función de sujeto. El momento en el que termina el estadio del espejo inaugura por la identificación con la imago del semejante y el drama de los celos primordiales la dialéctica que desde entonces liga al yo con situaciones socialmente elaboradas. Es este momento el que hace volcarse decisivamente todo el saber humano en la mediatización por el deseo del otro, constituye sus objetos en una equivalencia abstracta por la rivalidad del otro y hace del yo ese aparato para el cual todo impulso de los instintos será un peligro, aún cuando respondiese a una maduración natural; pues la normalización misma de esa maduración depende desde ese momento en el hombre de un expediente cultural: como se ve respecto al objeto sexual en el complejo de Edipo.

- El sentido de la letra: es toda la estructura del lenguaje lo que la experiencia psicoanalítica descubre en el inconsciente. Llamamos letra el soporte material que el discurso concreto toma del lenguaje. Esto supone que el lenguaje no se confunde con las diversas funciones somáticas y psíquicas que le estorban en el sujeto hablante. Por la razón primera de que el lenguaje con su estructura pre-existe a la entrada que hace en él cada sujeto en un momento de su desarrollo mental.

El lenguaje conquistó allí efectivamente en la experiencia su estatuto de objeto científico. Este es el hecho por el cual la lingüística se presenta encabezando una nueva clasificación de las ciencias que marca una revolución del conocimiento: las necesidades de la comunicación. Para nosotros la lingüística es el estudio de las lenguas existentes en su estructura y en las leyes que en ella se revelan, esto deja afuera la teoría de los códigos abstractos impropiamente colocada bajo la rúbrica de la teoría de la comunicación, la teoría de la información, incluso toda semiología más o menos generalizada. Para señalar la emergencia de la disciplina lingüística en el momento constituyente de un algoritmo que la funda: S/s. Esto se lee así: significante sobre significado, el signo así descripto es atribuido a Saussure. La temática de la lingüística queda suspendida desde ese momento de la posición primordial del significante y de la amplitud de su función en la génesis del significado. No hay ninguna significación que se sostenga si no es por la referencia a otra significación: llegando a tocar en caso extremo la observación de que no hay lengua existente para la cual se plantee la cuestión de su insuficiencia para cubrir el campo del significado ya que es un efecto de su existencia de lengua el que responda a todas las necesidades.
Con la superación del Edipo se da un corte con la primer etapa que nunca cierra totalmente, esta fase queda latente y reaparece en lo inconsciente. Esta es la relación entre el imaginario y lo simbólico. Debemos desprendernos de la ilusión de que el significante responde a la función de representar al significado, que el significante deba responder de su existencia a título de una significación cualquiera. Esta falacia conduce al lógico-positivismo en la búsqueda del sentido del sentido. Para captar la función del algoritmo presentado empezaré por producir la ilustración errónea con la cual se introduce su uso en forma clásica:

- Arbol (dibujo de un árbol). Acá se ve cómo se favorece la dirección errónea antes indicada. La sustituiré por otra que se puede considerar como más correcta entendiéndola como una exageración en la dimensión incongruente a la que el psicoanalista no ha renunciado todavía del todo:

- Caballeros/Damas (dibujo de una puerta dibujo de una puerta). Acá se ve sin extender demasiado el alcance del significante interesado en la experiencia o sea redoblando únicamente la especie nominal sólo por la yuxtaposición (juntar) de dos términos cuyo sentido complementario parece deber consolidarse por ella. Se produce la sorpresa de una precipitación del sentido inesperada: en la imagen de las dos puertas gemelas que simbolizan los baños. Este ejemplo desarma el modelo nominalista y muestra como el significante entra de hecho en el significado bajo una forma material que plantea la cuestión de su lugar en la realidad. Queda por definir que debe atravesar el significante que es aquí visible en los plurales. La estructura del significante es, como se dice del lenguaje, que sea articulado. Esto quiere decir que sus unidades están sometidas a la doble condición de reducirse a elementos diferenciales últimos y de componerlos según las leyes de un orden cerrado.

Con la segunda propiedad del significante de componerse según las leyes de un orden cerrado se afirma la necesidad del sustrato topológico del que da una aproximación el término de cadena significante que yo utilizo ordinariamente: anillos cuyo collar se sella en el anillo de otro collar hecho también de anillos. Tales son las condiciones de estructura que determinan como gramática el orden de las imbricaciones constituyentes del significante hasta la unidad inmediatamente superior a la frase; como léxico, el orden de los englobamientos constituyentes del significante hasta la locución verbal.
Es fácil en los límites en que se detienen estas dos empresas de aprehensión del uso de una lengua, darse cuenta de que sólo las correlaciones del significante al significante dan en ellas el patrón de toda búsqueda de significación. El significante por su naturaleza anticipa siempre el sentido desplegado en cierto modo ante él mismo su dimensión. Es en la cadena del significante donde el sentido insiste pero ninguno de los elementos de la cadena consiste en la significación de la que es capaz el momento mismo. La noción de deslizamiento incesante del significado bajo el significante se impone.
Lo que descubre esta estructura de la cadena significante es la posibilidad que tengo, por la característica de la lengua ser común a todos los sujetos, de usarla para significar otra cosa que lo que ella dice. Esta función es más digna de subrayarse en la palabra que la de disfrazar el pensamiento del sujeto: es a saber la de indicar el lugar de ese sujeto en la búsqueda de lo verdadero. La función propiamente significante que se describe así en el lenguaje tiene un nombre que es metonimia. La parte tomada por el todo, la metonimia se apoya en la conexión palabra a palabra. Con ella designamos la primera vertiente del campo efectivo que constituye el significante: para que el sentido tome allí su lugar. La segunda vertiente es la metáfora: su chispa no brota por poner en presencia dos significantes igualmente actualizados sino que se produce entre dos significantes de los cuales uno se ha sustituido al otro tomando su lugar en la cadena significante mientras que el significante oculto sigue presente por su conexión metonímica con el resto de la cadena. Una palabra por otra es la fórmula de la metáfora.
- La letra en el inconsciente: Las dos vertientes de la incidencia del significante sobre el significado vuelven a encontrarse allí: la Verdichtung o condensación es la estructura de sobre-imposición de los significantes donde toma su campo la metáfora y cuyo nombre indica la connaturalidad del mecanismo a la poesía hasta el punto de que envuelve la función propiamente tradicional de esta. La Verschiebung o desplazamiento es ese viraje de la significación que la metonimia demuestra y que desde su aparición en Freud se presenta como el medio del inconsciente más apropiado para burlar a la censura. Lo que distingue a estos dos mecanismos es una condición impuesta al material significante que puede llamarse deferencia a los medios de la puesta en escena.
Metonimia: es la conexión del significante con el significante la que permite la elisión por la cual el significante instala la carencia de ser en la relación de objeto, utilizando el valor de remisión de la significación para llenarlo con el deseo vivo que apunta hacia esa carencia a la que sostiene. El signo – situado entre ( ) manifiesta aquí el mantenimiento de la barra – que en el primer algoritmo marca la irreductibilidad en que se constituye en las relaciones del significante con el significado, la resistencia de la significación.
Metáfora: la estructura metafórica, indicando que es en la sustitución del significante por el significante donde se produce un efecto de significación que es de poesía o de creación, dicho de otra manera de advenimiento de la significación en cuestión. Podemos suponer ahora que la inclinación del espejo plano está dirigida por la voz del otro. Esto no existe a nivel del estadio del espejo sino que se ha realizado posteriormente en nuestra relación con el otro en su conjunto: la relación simbólica. Pueden comprender entonces que la regulación de lo imaginario depende de algo que está situado de modo trascendente en esta ocasión es el vínculo simbólico entre los seres humanos.
Vínculo simbólico: Socialmente nos definimos por intermedio de una ley. Situamos a través del intercambio de símbolos, nuestros diferentes yos los unos respecto de los otros. Estamos en determinada relación simbólica que es compleja según los diferentes planos en que nos coloquemos. La relación simbólica define la posición del sujeto como vidente. La palabra, la función simbólica, define el mayor o menor grado de perfección, de completitud, de aproximación de lo imaginario. La distinción se efectúa en esta representación entre el ideal-ich y el ich-ideal, entre yo ideal e ideal del yo. El ideal del yo dirige el juego de relaciones de las que depende toda relación con el otro, y de esta relación con el otro depende el carácter más o menos satisfactorio de la estructuración imaginaria. Semejante esquema ilustra que lo imaginario y lo real actúan al mismo nivel.

¿Cuál es mi deseo? ¿Cuál es mi posición en la estructuración imaginaria? Esta posición sólo puede concebirse en la medida en que haya un guía que esté más allá de lo imaginario a nivel del plano simbólico, del intercambio legal, que sólo puede encarnarse a través del intercambio verbal entre los seres humanos. Ese guía que dirige al sujeto es el ideal del yo. La distinción es absolutamente esencial y nos permite concebir lo que ocurre en el análisis en el plano imaginario y que se llama transferencia. El amor es un fenómeno que ocurre a nivel de lo imaginario y que provoca una verdadera subducción de lo simbólico, como una anulación, una perturbación de la función del ideal del yo. El ich-ideal, el ideal del yo, es el otro en tanto hablante, el otro en tanto tiene conmigo una relación simbólica, sublimada, que en nuestro manejo dinámico es a la vez semejante y diferente a la libido imaginaria. El intercambio simbólico es lo que vincula entre sí a los seres humanos, o sea la palabra, y en tanto tal permite identificar al sujeto. No hay aquí metáfora: el símbolo da lugar a seres inteligentes, como dice Hegel. El ich-ideal en tanto hablante puede llegar a situarse en el mundo de los objetos a nivel del ideal-ich o sea en el nivel donde puede producirse esa captación narcisística con que Freud nos machaca los oídos en su texto.






Teórico sobre Lacan


            El martes pasado hicimos foco en esta posibilidad de articulación entre Marxismo y psicoanálisis con eje en una teoría del sujeto, en realidad quisiera terminar de decirlo, este proyecto de articulación de alguna manera enhebra una parte de la obra de Althusser y también podría decirse que este proyecto Althusser no lo concluye, el punto quizás de mayor densidad en el que plantea la conexión y en el que intenta trabajar teóricamente la conexión es en las relaciones entre la ideología y lo inconsciente, en particular lo imaginario, sin embargo ustedes que han leído Ideología y Aparatos ideológicos han visto algunas puntas, algunas pistas en ese intento de articulación , pero también han visto, piensen que este texto está escrito 5 o 6 años después de “Freud y Lacan”, es decir no era cosas que se le ocurrieron el día anterior, que la cuestión del encuentro del psicoanálisis con el inconsciente ya venía siendo macerada durante años y sin embargo, Ideología y Aparatos....la alusión que hace a esta conexión es somera, es escueta, es prudente en un sentido y no es sistemática; hay otros textos de Althusser que no fueron publicado en donde avanza en borradores, avanza bastante más en esta cuestión, me parece que estos títulos los tienen como obligatorios para dar el final, Tres notas sobre la teoría del discurso, es un texto que escribe, que hace circular en su equipo de investigación, donde avanza sobre esta problemática hasta llegar a Ideología y aparatos ideológicos...pero son avances solamente en borrador, lo largo del propio borrador sostiene una posición que corrige y así sucesivamente.

Me gustaría hacer más bien hoy hacer énfasis en otro aspecto de este paquete de lecturas y de problemas, así como dijimos que el psicoanálisis constituye en un sentido una teoría del sujeto también podríamos decir de un modo que está fuertemente implicado que constituye una teoría del lenguaje o del significante, vale hacer la salvedad en este sentido al que me voy a referir del aporte de Lacan que dirá alguna vez más que lo que dice está en Freud, el aporte de Lacan es de una enorme e indiscutible influencia en general en la problematización del lenguaje, quiero decir, si la referencia que hicimos el martes pasado a las relaciones entre marxismo y psicoanálisis están encuadradas en alguna salvedad, es una historia que tiene sus distintos capítulos, se han agarrado de los pelos alguna vez, hay quienes siguen resistiendo hay quienes avanzan, etc., las relaciones entre psicoanálisis y lenguaje prácticamente no hay nadie que se ocurra negarlas ni resistirlas, por supuesto que hay infinidad de corrientes dentro de la ciencia del lenguaje que hacen caso omiso a las formulaciones lacanianas pero es cada vez más extensa la influencia que estas formulaciones tienen en el campo del análisis de los fenómenos del lenguaje. Si han leído como supongo “La instancia de la letra”, lo principal volveremos el martes que viene sobre algunos detalles, está dicho y está claramente dicho, Lacan toma la afirmación saussureana de Significante/ Significado (sgte. / sgdo), al mismo tiempo que declara su deuda y rinde homenaje tanto a Saussure como a Jakobson, en rigor trastoca la concepción del signo, en cuánto a ellos, y este trastrocamiento pasa de manera decisiva por suponer que la barra, el algoritmo, no une ambas caras de la hoja de papel, como diría Saussure, para la noción del signo y la significación, sino que es una barra que separa, que distancia, que impone una barrera, entiendo que para lo que han leído del texto, la afirmación, insisto es relativamente accesible, sencilla, lo demuestra haciendo un chiste, con el baño de damas y con el de caballeros, todos lo ha leído no?, Que amen de ser un buen chiste, es un argumento francamente irrebatible, qué es lo que está señalando a través de este chiste? Lo que señala es que la significación se produce por excelencia en la asociación entre significantes y que el enlazamiento, la asociación entre ellos, organizan, definen el campo semántico, en el que la frase, el decir, habrá de anclar. El sgte., dice Lacan, entra en el sgdo., se quiebra de esta manera todo noción biunívoca entre concepto, imagen sonora o gráfica, toda concepción de asociación en entidades discretas, dónde la forma representa el concepto, y se da lugar en cambio a una concepción en la que la forma mucho más y antes de ser representativa es decisiva en la organización de la significación, no es el representante de algo que está en otro lado, no es la palabra árbol representando el concepto de árbol, cuándo el concepto de árbol debe permanecer transparente, y proferimos la palabra árbol para representarlo, sino que en rigor la palabra árbol contribuye a constituir la carga semántica vinculado a lo arbóreo de que se trate. Ahí ustedes se habrán fijado en una de estas largas parrafadas llenas de contrapuntos y chistes, en relación con el ste./sgdo. de árbol, empieza a jugar distintas asociaciones que parten del término árbol, para mostrar hasta que punto se van encadenado, se van asociando a otros usos posibles, y aclara que lo genealógico que no tendría que ver con el concepto del término árbol, sería eventualmente representante. Para demostrar que en rigor, no hay tal juego de representación en el que la forma resulte subordinada, derivada y determinada por el concepto, para realizar un cometido que el concepto trae consigo, es con esta concepción con la que rompe, por supuesto que detrás de esta concepción hace también una referencia bastante clara, Lacan, que todavía va más allá, que suele estar instalada en nuestro sentido común, que fue sostenida durante siglos por las gramáticas tradicionales pre-saussureanas, según la cuales, en realidad el signo entero a su vez, guarda una correspondencia con la cosa con el referente como diría Jakobson. Para la filosofía clásica que por supuesto más de una vez se ocupó de los problemas del lenguaje, según la cuál, la cosa, la experiencia de la percepción de la cosa funda la elaboración del concepto y el concepto emerge, se hace manejable, se hace gráfico o sonoro a través de la forma significante, esta tradición, no es una tradición que tenga una sola línea de tren detrás suyo, varias líneas de trenes confluyen en esta tradición y hoy día persisten, de alguna manera suponemos la forma es un mero envoltorio que encierra un contenido y este contenido que es conceptual, es intelectual,  a su vez existe porque tiene una relación, una referencia en el mundo exterior en el mundo de las cosas, en esto ha coincidido, el que clásicamente el empirismo sajón, planteadas por Locke, se basaban en un esquema de esa índole y antes todavía la relación entre signo y cosa es una relación que sostuvo y tuvo vigencia largamente bajo la pluma de San Agustín, hacia 1700, la gramática llamada de Port Royal retoma la tradición agustiniana y establece que los signos son sustitutos eficaces de las cosas cuándo ellas están ausentes, la clásica definición que en general retoman las semiologías que el signo es aquello que está en el lugar de la cosa. Ahora bien, la operación que plantea Lacan, es casi invertir los términos del recorrido, ni Saussure ni Lacan se meten con la relación entre el signo y el referente, esto será retomado por Jakobson, pero en el texto ustedes verán, una referencia critica a la idea de cómo detrás de esta tradición permanece la asociación empirista a que debe estar la cosa misma que a su vez forma el concepto, que a su vez se expresa por la forma, lo que hace Lacan decía es invertir la relación y poner el acento, el eje, en el gobierno de la operación significativa en el significante, es una estructura que organiza un campo sémico y es el campo del sgte. A través de las relaciones, asociaciones con otros significantes, la manera en el que el sentido, dice Lacan, el sentido insiste sin estar en ningún punto en particular, el sentido, diríamos retomando los términos previos, se organiza, aquí hay una suerte de revolución, de media vuelta a la milanesa, aquí hay una suerte de puesta en tela de juicio de una serie densa de transmisiones, que abre un horizonte completamente nuevo en relación con el modo de aprehender los problemas del lenguaje. Las relaciones que unos significantes establecen con otros son básicamente dos, la metonimia y la metáfora y lo que hace para terminar de relacionar es decir que metonimia y metáfora son ni más ni menos que lo que Freud llamaba desplazamiento y condensación, ergo el inconsciente se organiza como un lenguaje, esto es, lo inconsciente deja de ser esa imagen vulgar, en rigor es una suerte de gramática que es capaz de reconvertir, de transformar, pensamientos latentes en contenidos manifiestos que es capaz de reorganizar bajo nuevas formas un campo de sentido, la metonimia y la metáfora está claro me parece en el texto, el privilegio que Lacan le da a la metonimia, en rigor, dirá incluso luego la metáfora requiere de una metonimia para poder ser parte, es como una operación de segundo grado, la primera la elemental es darle, tomar la parte por el todo, en los términos que utiliza Lacan; la idea de que un significante se enlaza con otros desplazando el sentido por la cadena a medida que incorpora a la cadena nuevos elementos que son siempre una manera de ser, de convocar una parte de algún todo, habla de si esta es la asociación elemental que se produce en la superficie de los significantes, si esta es la operación básica de la cadena sgte. que insiste Lacan, el problema vendrá en todo caso, en la necesidad que tenga el discurso, de pronto, de detener el infinito desplazamiento en algún punto, usa un giro, un término, utiliza la expresión “bastas de acolchado”, para referirse a la instancia en la que el desplazamiento de lo contrario infinito, como en su propia retórica que hace contrapuntos, asociaciones, debe ser detenido para dar lugar a la emergencia del sentido, en otros textos veremos utilizada la expresión francesa “point de capiton” que se refiere, no se si lo habrán escuchado en castellano, “point de capiton” creo, no es que sepa francés sino que lo he averiguado, apunta, alude, a esos, cuándo ustedes tienen esos almohadones, o colchones con un relleno de pedacitos de lana, y cada tanto unos botones que detienen el desplazamiento de los fragmentos en el interior del almohadón, esto es el point de capiton, esos botones que detienen el movimiento interno de los fragmentos de los que se compone el acolchado, esta es una imagen bastante adecuada de cómo piensa Lacan el problema, en rigor, el desplazamiento en principio es un desplazamiento que no tiene límite, la cadena sgte. no tiene principio ni fin, y son operaciones específicas en la superficie del discurso las que por un instante detienen el desplazamiento para permitir la emergencia del sentido; si ustedes hacen un esfuerzo pueden recordar, alguna conversación que ha tenido, supongamos una situación que no nos comprometa demasiado, que están queriendo renunciar a su trabajo o los están queriendo echar del trabajo, entonces, la situación es un poco incómoda porque tampoco es que se lleven a las patadas, el jefe, que es el que dice que van a dejar de trabajar ahí, sale a decir cosas de ustedes que dicen, de que está hablando? No dice nada, dice palabras, la asocia con palabras, y de pronto aparece alguna palabra, que ustedes dicen, esta es la clave, esta es la que organiza toda la asociación de boludeces (risas), que está diciendo, esta es la palabra, esto es “que ayer me metí el dedo en la nariz”, ese es el que organiza la infinita asociación de la verdad con la que más o menos han ido aproximando el bochín. Valga como ejemplo pedestre de “point de capiton”, vamos a ver la manera en que en otro plano de análisis el point de capiton, adquiere un papel importante, por ejemplo en el discurso político, en la batalla política y será un elemento a tener en cuenta en la monografía final, pero la imagen que es capaz de modificar en principio que es lo que Lacan está pensando y lo que está pensando es que no hay unidades discretas en el lenguaje, no hay correspondencias punto a punto, no hay representaciones biunívocas, no hay formas que contengan sentidos, significados por sí mismas, más aún no hay conceptos que puedan delimitarse de una vez y para siempre, salvo que tengamos o coleccionemos mariposas, los tomemos y con una alfiler, lo clavemos en la página correspondiente del diccionario, que es el único lugar dónde los conceptos viven aisladamente como las mariposas clavadas en el corcho, fuera del diccionario en el lenguaje como alternativa no hay conceptos que puedan aislarse, que supongan una capacidad intrínseca de definir un ente, una cosa, un algo, lo que hay es campos de significados que discurren, si me permiten la figura, por debajo de la barra y que la asociación de significantes que se organiza por encima es capaz en determinado momento de decirles como una red a los pescaditos, acá, es en definitiva, el significante decía yo hace unos minutos, el lugar dónde se gobierna el proceso de la significación. Creo que está por demás claro, la parte en la que Lacan traza un puente entre estos problemas del lenguaje y la vida onírica, y está por demás claro, entonces, que lo que sería el descubrimiento de Freud, en relación con los sueños, no es tan solo el descubrimiento de Freud, sino propiamente el descubrimiento del inconsciente como lenguaje, del que el sueño es un lugar de visibilización, y está claro que de lo que se trata para pensar en lo inconsciente es exactamente lo que planteaba Freud al comienzo en “La interpretación de los sueños”, cuando en la misma línea de Lacan, decía: los que han querido entender que hay detrás de los sueños se han equivocado, porque han tratado de buscar un significante para cada forma, entonces si soñas con un avión entonces estás por viajar, prepara la valija, etc., y este ha sido el gran error de siempre, en rigor, los sueños son jeroglíficos, entonces alude a una historia antropológica, arqueológica, que consiste en lo siguiente, los jeroglíficos egipcios durante siglos y siglos, trataron de ser interpretados, y se fracasó reiteradamente, según lo que los dibujos, los ideogramas, grabados en la piedra representaban, vieron que aparece un pajarito, un sol, un perro, la interpretación, el desciframiento de los jeroglíficos trataron de seguir la pauta representativa hasta que llegó un señor, en los años en los que Napoleón se llevó la piedra de la Roseta de Egipto a Francia, llegó un señor  que logró descifrarlos simplemente cumpliendo el requisito de no prestar atención a lo que representaban, sino en suponer que cada uno de ellos eran signos que significaban en su relación con otros signos, Frued dice los sueños han fracasado porque se ha intentado hacer el análisis representacional de los sueños, en rigor, son un lenguaje, nos permite dice Lacan acceder al inconsciente como un lenguaje, lo que es inconsciente es el desconocimiento que nosotros tenemos sobre estas operaciones, sobre estas gramáticas transformativas, valga la expresión, porque el avión en el sueño, o el acto fallido, es muy probable que tengamos alguna idea de cual es su razón y origen, de donde lo tomamos, a que está vinculado, de lo que no tenemos idea es como hicimos para ponerlos en relación con toros sin fin de elementos y lo que en su asociación que sentido produce, de que manera insiste un sentido que no es consciente en esta cadena significante.




Teórico 7 La instancia de la Letra - Teórico sobre Lacan


La posibilidad de articulación entre Marxismo y Psicoanálisisestá en una teoría del sujeto.

Este proyecto de articulación enhebra una parte de la obra de Althusser y también podría decirse que este proyecto Althusser no lo concluye.

El punto quizás de mayor densidad es la conexión entre la ideología y lo inconsciente, en particular lo imaginario.

En Ideología y Aparatos ideológicos la alusión que hace a esta conexión es somera, es escueta, es prudente en un sentido y no es sistemática.

Hay otros textos de Althusser que no fueron publicado en donde avanza en borradores, avanza bastante más en esta cuestión, “Tres notas sobre la teoría del discurso” donde avanza sobre esta problemática hasta llegar a Ideología y aparatos ideológicos. Pero son avances solamente en borrador, lo largo del propio borrador sostiene una posición que corrige y así sucesivamente.

El psicoanálisis constituye una teoría del sujeto también constituye una teoría del lenguaje o del significante.

El aporte de Lacan es de una enorme e indiscutible influencia en general en la problematización del lenguaje.

Las relaciones entre marxismo y psicoanálisis están encuadradas en alguna salvedad. Es una historia que tiene sus distintos capítulos. Las relaciones entre psicoanálisis y lenguaje prácticamente no hay nadie que se ocurra negarlas ni resistirlas, pero hay infinidad de corrientes dentro de la ciencia del lenguaje que hacen caso omiso a las formulaciones lacanianas pero es cada vez más extensa la influencia en el campo del análisis de los fenómenos del lenguaje.

En “La instancia de la letra” Lacan toma la afirmación saussureana de Significante/ Significado (sgte. / sgdo), al mismo tiempo que declara su deuda y rinde homenaje tanto a Saussure como a Jakobson. Trastoca la concepción del signo. Este trastrocamiento pasa de manera decisiva por suponer que la barra no une ambas caras de la hoja de papel, como diría Saussure, para la noción del signo y la significación, sino que es una barra que separa.

La significación se produce por excelencia en la asociación entre significantes y que el enlazamiento, la asociación entre ellos, organizan, definen el campo semántico, en el que la frase, el decir, habrá de anclar. El significante, dice Lacan, entra en el significado.

Se quiebra toda noción biunívoca entre concepto, imagen sonora o gráfica. Toda concepción de asociación en entidades discretas, dónde la forma representa el concepto y se da lugar en cambio a una concepción. No es el representante de algo que está en otro lado, no es la palabra árbol representando el concepto de árbol, cuándo el concepto de árbol debe permanecer transparente, y proferimos la palabra árbol para representarlo, sino que en rigor la palabra árbol contribuye a constituir la carga semántica vinculado a lo arbóreo de que se trate.

La relación con el ste./sgdo. de árbol, empieza a jugar distintas asociaciones que parten del término árbol, para mostrar hasta que punto se van encadenado, se van asociando a otros usos posibles, y aclara que lo genealógico que no tendría que ver con el concepto del término árbol, sería eventualmente representante.

No hay tal juego de representación en el que la forma resulte subordinada, derivada y determinada por el concepto. Lacan rompe con ésta concepción sostenida por la gramática tradicional pre-saussureana, según el signo entero guarda una correspondencia con la cosa, el referente (Jakobson)

Para la filosofía clásica la experiencia de la percepción de la cosa funda la elaboración del concepto y el concepto emerge, se hace manejable, se hace gráfico o sonoro a través de la forma significante.

La forma es un mero envoltorio que encierra un contenido y este contenido que es conceptual, es intelectual,  a su vez existe porque tiene una relación, una referencia en el mundo exterior en el mundo de las cosas.
La relación entre signo y cosa es una relación que sostuvo y tuvo vigencia largamente bajo la pluma de San Agustín, hacia 1700, la gramática llamada de Port Royal retoma la tradición agustiniana y establece que los signos son sustitutos eficaces de las cosas cuándo ellas están ausentes.

La clásica definición que retoman las semiologías es que el signo es aquello que está en el lugar de la cosa.

La operación que plantea Lacan es casi invertir los términos del recorrido. No se meten con la relación entre el signo y el referente. Esto será retomado por Jakobson

Hay una crítica a la tradición empirista. Lacan invierte la relación, pone el acento en la operación significativa, en el significante, como una estructura que organiza un campo semántico.

A través de las relaciones, asociaciones con otros significantes, es la manera en el que el sentido insiste sin estar en ningún punto en particular. El sentido se organiza.


Hay una suerte de revolución, hay una puesta en tela de juicio de una serie densa de transmisiones, que abre un horizonte completamente nuevo en relación con el modo de aprehender los problemas del lenguaje.

Las relaciones que unos significantes establecen con otros son básicamente dos: la metonimia y la metáfora, el desplazamiento y condensación para Freud.

El inconsciente se organiza como un lenguaje. Lo inconsciente deja de ser esa imagen vulgar, es una suerte de gramática que es capaz de reconvertir, de transformar, pensamientos latentes en contenidos manifiestos, es capaz de reorganizar bajo nuevas formas un campo de sentido

Lacan privilegia la metonimia porque un significante se enlaza con otros desplazando el sentido por la cadena.

A medida que incorpora a la cadena nuevos elementos, que son siempre una manera de ser, convocar una parte de algún todo. Si esta es la asociación elemental que se produce en la superficie de los significantes, es la operación básica de la cadena significante, el problema vendrá en la necesidad que tenga el discurso de detener el infinito desplazamiento en algún punto.


Utiliza la expresión “bastas de acolchado” para referirse a la instancia en la que el desplazamiento debe ser detenido para dar lugar a la emergencia del sentido.

 Utiliza la expresión francesa “point de capiton” que son los botones que detienen el desplazamiento de los fragmentos en el interior del almohadón.  Esos botones detienen el movimiento interno de los fragmentos de los que se compone el acolchado

El desplazamiento no tiene límite. La cadena significante no tiene principio ni fin. Son operaciones específicas en la superficie del discurso las que por un instante detienen el desplazamiento para permitir la emergencia del sentido.

El point de capiton es esa palabra clave que organiza de pronto toda la asociación del resto de lo que se quiere decir.

El point de capiton adquiere un papel importante. Por ejemplo en el discurso político, en la batalla política y será un elemento a tener en cuenta en la monografía final

 Lo que Lacan está pensando es que no hay unidades discretas en el lenguaje. No hay correspondencias punto a punto. No hay representaciones biunívocas. No hay formas que contengan sentidos, significados por sí mismas. Más aún no hay conceptos que puedan delimitarse de una vez y para siempre. Fuera del diccionario en el lenguaje como alternativa no hay conceptos que puedan aislarse, que supongan una capacidad intrínseca de definir un ente, una cosa, un algo.
Lo que hay son campos de significados que discurren por debajo de la barra y que la asociación de significantes que se organiza por encima es capaz en determinado momento de decirles acá.

El significante es el lugar dónde se gobierna el proceso de la significación.

El descubrimiento de Freud, en relación con los sueños, no es tan solo el descubrimiento del inconsciente sino el inconsciente como lenguaje del que el sueño es un lugar de visibilización.

Lacan decía los que han querido entender que hay detrás de los sueños se han equivocado, porque han tratado de buscar un significante para cada forma.

Ha caído en un error. Los sueños son jeroglíficos

Los jeroglíficos egipcios durante siglos y siglos, trataron de ser interpretados, trataron de seguir la pauta representativa hasta que llegó un señor, en los años en los que Napoleón se llevó la piedra de la Roseta a Francia, un señor logró descifrarlos simplemente cumpliendo el requisito de no prestar atención a lo que representaban, sino en suponer que cada uno de ellos eran signos que significaban en su relación con otros signos

Freud dice los sueños han fracasado porque se ha intentado hacer el análisis representacional de los sueños. Pero son un lenguaje que nos permiten acceder al inconsciente como un lenguaje

Lo que es inconsciente es el desconocimiento que nosotros tenemos sobre estas operaciones. Porque del sueño o del acto fallido es muy probable que tengamos alguna idea de cual es su razón y origen, de donde lo tomamos, a que está vinculado, pero de lo que no tenemos idea es cómo hicimos para ponerlos en relación con un sin fin de otros elementos y que en su asociación producen un sentido, un sentido que insiste en esta cadena significante que no es consciente.





Resumen téoricos Lacan - de http://resumenescaletti.blogspot.com.ar/2012/02/resumen-teoricos-lacan.html

Lacan

La forma de escribir de Lacan tal vez forma parte de una manera de entender el tipo de diálogo que puede sostener con sus lectores, que básicamente son otros analistas.

¿A raíz de qué está Lacan en el programa?  ¿De qué lectura se trata?  No cabe duda de que buena parte de los conceptos con los que nosotros nos estamos rozando, han tenido un impacto profundo en campos teóricos que van mucho más allá del psicoanálisis.  Por ejemplo: Verón a veces escribe el Otro (con mayúsculas).  Este es un elemento a tener en cuenta para pensar porqué está Lacan en el programa. 

Hay otro argumento que es más fuerte.  Como estamos transitando el camino de la ideología hacia el discurso, tenemos que leer a Lacan.  Pero hay algo más: tanto para la perspectiva de los problemas de la ideología como la perspectiva de los problemas del discurso, en esta secuencia que se completa, sobre todo, en este último cuarto del siglo XX, hay una operación que es la puesta en tela de juicio de los cimientos de una racionalidad que Occidente sostuvo en los cuatrocientos años anteriores.  En esta puesta en tela de juicio, - Descartes o incluso Santo Tomás, ocho siglos – el psicoanálisis en general cumple un papel fuerte y la manera en la que en la que el psicoanálisis realiza esta tarea deconstructiva quien busca ponerla en evidencia, sobre todo, es Lacan, trabajando en un cierto regreso y relectura de Freud.  Sólo que no se notaba; entonces Lacan es el encargado de que se note.  Lacan no habla de la deconstrucción, sino que habla desde un lugar que ya no está organizado por aquello que cuestiona.  Tanto en la problemática de la ideología como en la del discurso, esta operación de puesta en tela de juicio de un modo de concebir los hombres y sus relaciones sociales, el psicoanálisis tiene un papel importante y su explicitador principal es Lacan.  Entonces, por eso, también está aquí.

Es como si Lacan dijera que lo que intenta decir “Pienso, luego existo”, está todo mal: en realidad, donde pienso, no soy; y donde efectivamente soy lo que sea que soy, es porque no pienso.  Se dedicó extensamente al tema.  Hay una mirada sobre el sujeto o sobre el problema del sujeto que dará lugar a reflexiones e investigaciones que serán particularmente pertinentes al psicoanálisis, pero cuya base se asienta en un lugar en el que discute no sólo con otras psicologías, sino con una tradición del pensamiento filosófico, sociológico, antropológico, lingüístico que se enclavan en una concepción que está fuertemente teñida por una determinada noción de sujeto. 

Por un lado, una relación muy importante con los problemas que estamos abordando sobre ideología y discurso.  Por otro lado, no podría pensarse sin Lacan y el psicoanálisis.

Que esté Lacan significa que tenemos que preguntarnos: ¿no habrá un anclaje de lo ideológico en lo inconsciente (Althusser)?  La posibilidad de que en ellos se encuentren elementos para una teoría del lenguaje o de lo discursivo. 

No se trata solamente de dos ramas que podemos todo el tiempo tratar por separado.  En buena medida, el problema puede inteligirse cuando advertimos que lo que se está planteando desde el psicoanálisis es que hablar del sujeto tiene que ver con hablar del lenguaje.  Hay elementos para una teoría del sujeto y para una teoría del lenguaje y, tal vez, ambas series de elementos estén entrelazadas pero, como no se puede ver todo de golpe y al mismo tiempo, hacemos esta inicial discriminación.

El problema del sujeto: el psicoanálisis colabora en la puesta en tela de juicio de una idea que Occidente ha sostenido en los cuatrocientos años anteriores.  De un modo de pensar la razón, a los actores sociales, ahora podemos decir de un modo de pensar el sujeto.  Hay un modo de pensar el sujeto que, cuando menos, arranca con Descartes y que hoy puede estar en crisis en lo que son las fronteras, en los lugares de más avanzada de la problematización teórica pero, entre nosotros, en el común de nuestros días, ni siquiera se ha asumido la crisis.  Hay una idea del sujeto que, cuando menos, arranca con Descartes y que todavía nos tiene absolutamente convencidos.  Esta idea del sujeto en la que permanecemos es parte de la dificultad, de lo chocante que nos resulta la lectura de Lacan e, incluso, algunas dificultades que podemos haber tenido con Althusser u otros textos anteriores.

El aporte que hace el psicoanálisis - que no es muy distinto del que hace Marx con la ideología – es pensar que, entre otras cosas, somos criaturas que andamos por el mundo y por la vida creyendo que hacemos lo que queremos, y que no es cierto.  Lo que pasa es que, como nos hacemos esa película, es realmente muy difícil tomar distancia.  Pero lo que, en realidad, había ya señalado Marx en la ideología desde La ideología alemana es que la manera en que nuestra conciencia organiza las palabras respecto de quién soy yo, cómo son los demás, cómo son nuestras relaciones con el mundo, no es eso lo que efectivamente es.  Eso es una película que guarda una relación para nada inocente con las condiciones materiales de la película. 

El corte que hace Freud y Lacan es todavía más fuerte y más radical.  Todos estamos en esa película, sólo que la mayoría hemos aprendido a disimularla.  No es cierto que organizamos nuestra vida con centro en nuestra conciencia.  Creemos saber mucho más de lo que efectivamente sabemos. Estamos convencidos de que tenemos el control sobre nuestro centro y la hipótesis es que no tenemos control sobre nuestro centro.

Si hubiese que plantear en muy pocas palabras la manera en la que los textos de Lacan contribuyen a una teoría no sólo del sujeto, sino del lenguaje y el discurso, el punto central sobre el que cabría detenerse es el que aparece inicialmente en La instancia de la letra.

La manera en la que Lacan toma la definición saussureana de signo, para romper y dar vuelta esta noción en cuanto a lo que supone como tipo de vínculo, de asociación entre el significante y el significado.  Aquí hay una clave fuerte de todo lo que en adelante se tratará.  Y esta propuesta lacaniana, la de suponer que la barra que en la tradición de la lingüística asocia, une al significante y al significado, es una barra que separa, que escinde. 

Esta es la plataforma de partida de la serie de conceptualizaciones y categorías que sobrevendrán y las que trabaja no sólo Lacan, sino también Žižek, haciendo alusión, a Laclau.

Tanto en Lacan como en Žižek como en Laclau, hay una participación decisiva de esta reformulación del algoritmo de Saussure, según la cual entre significante y significado hay una barra que escinde.  ¿De qué se trata?  Se trata una vez más, en otro territorio, de pensar en contra de la manera en la que la lingüística de tradición saussureana termina empalmando con unas tradiciones positivistas que, a su vez, tienen que ver con la filosofía sustancialista o existencialista.  En esta tradición, se supone que la unión, la asociación entre el significante y el significado es sólida, es casi tan arbitraria como natural, inmotivada, y nosotros diremos – para subrayar la diferencia – que es fija. 

En el Curso de lingüística general, Saussure se maneja como si esta asociación inmotivada supusiese una asociación fija entre el significante – sea sonoro o gráfico – de mesa y el concepto significado mesa, que tenemos en nuestra cabeza.  Mesa – mesa, es arbitrario, e inmotivado, porque podría haber sido musa, por ejemplo; no hay nada que pueda explicar porqué mesa y no musa o misa.  Pero esta asociación resulta fuertemente atadora de un significante a un significado.

Lo que plantea Lacan es que esto, en rigor, no es para nada así.  En todo caso, funciona así, aparece así en los límites de lo que puede suponer, por ejemplo, el registro de signos que hace un diccionario, un listado de palabras como el edificio abstracto de la lengua puede estipularlos, pero que en el lenguaje efectivamente circulante, en rigor, no hay ninguna asociación dura, fija, fuerte, sólida, y la significación no es el resultado de esta asociación biunívoca que suponía la lingüística de base saussureana; sino, por el contrario, los significantes se deslizan, se enlazan entre sí sobre la base de una barra bajo la cual el significado se moverá incesantemente.  Da como ejemplo las puertas de los baños.   También podrían decirse otros ejemplos acerca de cómo un significante produce significado en su relación mucho antes que con un significado que le está asociado, en su relación con otros significantes en la cadena. 

Es esta cadena de significantes la que organiza el deslizamiento de los significados de un modo en el que sería imposible establecer punto a punto, cuál es el pedazo de significado que corresponde al significante, etc.  Es como si al pasar desde la perspectiva de un cierto análisis del lenguaje, de las unidades discretas, de los términos, tal y como aparecen en el diccionario, al pasar al modo en el que el lenguaje pone en juego sus términos,  al modo en el que unidades mucho más complejas que las de la palabra o la frase, la significación se produce en el enlazamiento que los significantes realizan entre sí en la línea del sintagma. 

Esto construye una diferencia tajante de concepción.  En la misma línea de lo que hablamos la clase pasada contra cierta tradición esencialista, entonces, el contenido de las palabras no estaría en cada una de ellas, sino que estaría en una operación más compleja.  No es un problema de complejidad, porque agranda el paradigma de la palabra a la oración; la significación se construye de un modo distinto del que suponemos, por obra de lo que le aporta cada término al período.  De algún modo, si la significación no se construye en absoluto por ninguna ecuación ni de suma, resta, multiplicación, etc., de lo que aporta cada término al sintagma, sino que se construye en las relaciones que en el sintagma alcanzan a articular los términos entre sí; quiere decir que ningún término tiene, en definitiva, una definición última, propia, intrínseca y definitiva.  Lo cual, vale la pena subrayar. 

Esto tendrá que ver con la idea de que los significantes no están llenos de cierto contenido, sino que pueden llegar a estar más bien vacíos.  Para Lacan, esta observación sobre el lenguaje, en rigor, tiene su base, su fuente, su inspiración en La interpretación de los sueños, de Freud.  En realidad, aquella clave que Freud ofrece para pensar los sueños, tiene que ver precisamente con no interpretar las imágenes (significante) del sueño como portadoras de un significado, sino pensar la organización del sueño para indagar o preguntarse por lo que significan.  Lo que hace Lacan es decir: las pistas que nos ha dado Freud para pensar la elaboración onírica, en rigor, son pistas para pensar el lenguaje en general, y no sólo el lenguaje de los sueños.  Y el lenguaje de los sueños, su organización, es, como dirá más de una vez Lacan, una de las formas a las que tenemos un cierto acceso para advertir de qué manera el inconsciente es como un lenguaje. 

Es por eso que se empeña en trasladar lo que Freud llamaba los dos grandes obreros de la elaboración onírica – la condensación y el desplazamiento –  y pensarlos en términos del lenguaje en el que, en general, habitamos.  Y nos plantea que, en rigor, estos dos obreros son lo que – según Jakobson – en el lenguaje toman la forma de lo que llamamos metonimia y metáfora.  En la elaboración onírica ocurre, precisamente, que la relación que los contenidos, los pensamientos latentes, alcanzan en las imágenes del sueño, pueden tener, por ejemplo, desplazamientos, pueden tener sustituciones, pueden condensar varios pensamientos latentes en una imagen, puede una imagen remitir a varios pensamientos latentes o pensamientos latentes desplazarse de una imagen a la otra. 

Esta relación entre los significantes del sueño y sus contenidos, son los que Lacan plantea que podemos advertir en el lenguaje en general.  Si nuestro lenguaje se comporta de una manera análoga al de la elaboración onírica, si metonimia y metáfora pueden ocupar el lugar o ser análogas en su operación a la condensación y el desplazamiento, entonces, vale preguntarse por algunas de las consecuencias que esto trae consigo. 

En la suposición general lacaniana relativa al modo en el que se organiza la subjetividad, la metonimia será, por excelencia, la lógica del deseo, el deseo cuya realización nunca alcanza a darse de modo pleno y que lo hace, precisamente, desplazarse, derivar de un punto a otro.  También, señala Lacan, el modo en el que la metáfora es la lógica del síntoma.  La sustitución de un significante por otro, el modo en el que un significante viene sustituido por otro.  Pero quedamos en el tema de la metonimia y los desplazamientos del deseo.  Para Lacan, en La instancia de la letra, este desplazamiento se detiene cuando se establece un punto de acolchado.  Este concepto es importante porque permite, al mismo tiempo, pensar la significación como una producción abierta, una producción vinculada a movimientos, metafóricamente en la articulación sintagmática, fuera de la literalidad del sintagma, la significación en términos de la propia vida social.

Los desplazamientos que se producen en la significación nos permiten pensarla como un proceso abierto. Al mismo tiempo, nos permite pensar bajo qué operación no está todo el tiempo todo moviéndose, sino que hay un dispositivo, un recurso que es propio del mismo lenguaje, que es capaz de detener esta apertura, estos movimientos, este desplazamiento, y estabilizar la significación en un punto.  Esta es la idea de lo acolchonado.  Cuando Žižek lo retoma lo hace para señalar de qué manera y hasta qué punto este point de capiton – que Žižek llamará designante rígido – suele hacerse presente a través de un significante en particular, que es capaz de organizar un campo entero de significaciones, que es capaz de organizar cadenas asociativas con otros significantes, que es capaz de organizar un campo de sentido.

Para Žižek, como para Laclau, este designante rígido – que Laclau llamará punto nodal – tiene un papel decisivo en la problematización de lo ideológico.  Para Žižek, tanto como para Laclau, en un diálogo entre ellos, es en torno de esta posibilidad de que el mismo proceso social establezca organizar un campo de significación a partir de un designante rígido, como pueden entenderse la operación de lo ideológico y, en este sentido, estaríamos ante una concepción considerablemente distinta de la operación althusseriana, según la cual ideológica era la representación de las relaciones imaginarias con las condiciones de existencia. 

Más bien en Žižek se aprecia que lo ideológico resulta de una operación en la cual un campo móvil de significaciones detiene su movimiento, clausura su sentido, cristaliza una determinada serie de encadenamientos, para colocarse en el lugar de lo que efectivamente es.  Es en tanto lo que de sí mismo muestra.  Pero esta operación, como operación propia de lo ideológico, no podría entenderse si previamente no entendemos la manera en la que el plano del significante y el plano del significado están separados, escindidos por la barra del algoritmo; y el plano del significado más bien podemos imaginarlo como una suerte de masa semántica, cuya forma precisa advendrá por la manera en que se combinan entre sí, en circunstancias específicas, los significantes en el otro plano. El análisis de lo ideológico pasa, en buena medida, por detectar cuál es el designante rígido que organiza una serie de otras cadenas de significantes y en qué sentido y de qué manera produce esa significación, que por cierto no es ni última, ni definitiva, varía, se desplaza con el propio proceso histórico social.  Pero, al mismo tiempo, en una determinada etapa de ese proceso aparece estabilizado de un cierto modo, y que esa estabilización de las significaciones que durante un trecho nos convence que las cosas son así y nos organiza en nuestra relación con el mundo de un cierto modo; esa operación desde un punto de vista del análisis del discurso, están dadas por el lugar que ocupa un designante rígido para detener el que, si no, será flujo permanente, constante, indefinido por el conjunto de los significados.  Se trata de advertir de qué manera, por ejemplo, hace nada más que cinco años “riesgo país” quería decir un montón de cosas que hoy no quieren decir nada.  Estos son desplazamientos.  No está dicho que, por ejemplo, la palabra riesgo – forma sonora con su significado asociado – más el signo país fuera a dar...  No tiene nada que ver con lo que significa el riesgo país.  El riesgo país se coloca en un punto capaz de asociar cadenas sintagmáticas con otras cadenas sintagmáticas.

Para Voloshinov la lucha política es una lucha por la significación y, por lo tanto, que la significación es un campo abierto de desplazamientos posibles, donde distintos actores lucharán para que el desplazamiento sea en un sentido o en otro. 

Laclau supone que el concepto de hegemonía, retomado desde Gramsci, entraña la definición de un orden articulatorio entre una cadena de significación dada.  Por lo tanto, nos permitirá decir que la manera en la que hoy todos los políticos son corruptos, es el indicio de una hegemonía determinada y es capaz de organizar el significado en un campo considerablemente más amplio que aquel literal al que se refieren los propios términos “todos – los – políticos – son – corruptos”.  Es expresión de una hegemonía, cuya operación estaría en estabilizar una cierta lejanía de los ciudadanos respecto de las luchas políticas de no confiar en ninguno, etc.

La materia de lo ideológico son las significaciones, por lo tanto, cualquier proceso atinente al modo en el que se organizan las significaciones en la vida social, no tienen más remedio que ser del orden de lo ideológico.  La cristalización es, por excelencia, la operación donde lo ideológico alcanza su efectivo papel político cultural.  Es donde efectivamente lo ideológico se convierte en la coronación de un ejercicio de dominación.  Por ejemplo, que pensemos que efectivamente las empresas estatales son un cáncer en el presupuesto, que efectivamente la Argentina es un país Cromañon, o que efectivamente la suba de los salarios genera inflación.  Lo que sé es que tras las tres cosas, están pugnando por articular una cadena de significaciones y esto no es inocente porque, detrás, viene la prevalencia de unas prácticas, de unos sectores, etc.  Lo primero que hace la ideología es clausurar, dejarnos tranquilos.  No tener incertidumbres tiene que ver con una operación de dominación.

El añadido que sobre la base de Lacan hace Žižek es importante, en relación a cómo este designante rígido, para poder ocupar ese lugar, para poder organizar las cadenas significantes, debe necesariamente ser un significante puro, vacío, un puro significante, es decir, carente de todo significado propio.  Este carácter de significante puro, vacío de todo contenido propio, es lo que le permite colocarse en el lugar de articulador de cadenas. Žižek hace un buen análisis del antisemitismo alrededor del término judío, y dice que habría una explicación por la cual judío es el nombre que tienen los avaros, recelosos, conspirativos, etc.  Entonces, aparece como que el significante judío tiene como contenido, como su propio significado, avaricioso, más receloso, más conspirador, etc.  ¿Es eso exactamente lo que en el discurso antisemita se dice respecto del judío?  No.  Hay un punto en el que judío, además de querer justificarse a través de una serie de atributos que se le dan, supone algo más; pero algo más que es innombrable.  El soporte de la identidad es el significante, es la pura forma, la que hace de soporte de la identidad. No hay una identidad que venga definida cartesianamente por principios sustanciales que tienen su origen, etc.; sino que el soporte de la identidad es el nombre. 

Ese plus de significación del que se carga un significante de modo tal que no haya lista de características que pueda permitir su descomposición al punto tal que Žižek juega con la idea de tautología, de que no hay otra manera de referir al “referente” de ese nombre más que con ese nombre.  Eso que resulta imposible de simbolizar, es ese vacío y (emboca) con la idea del deseo y su desplazamiento permanente en el campo de la metonimia. 

Es fuerte la idea de esta noción de identidad que plantea Lacan y Žižek y que retoma, para nosotros, Laclau.  Contra toda la tradición filosófica, la identidad no se encuentra, no se define, no se sustenta en el interior, en una dimensión intrínseca, sustantiva de la cosa.   Sino que, si acaso – dice Žižek – el soporte de la identidad es el nombre y, en definitiva, lo único que define el nombre es ese propio significante y, por lo tanto, en la relación que establezco en una o en más de una determinada cadena con otros significantes, de eso hablamos cuando decimos identidad.  La mía, la de cada uno de ustedes pero, también, la de un partido político, la de una coalición de fuerzas.  En la memoria política, en la manera en la que identificamos a los personajes políticos tres años atrás y los identificamos hoy.  Lo único que permanece es el nombre.  Lo único que retiene la identidad es el nombre que, a su vez, se organiza de distinto modo en el campo de la significación.

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