Zizek - "Cómo inventó Marx el síntoma?"- Comunicación III - Cátedra: Caletti
Tanto en Marx como en
Freud el secreto a develar no es el contenido oculto bajo la forma sino que el
secreto a develar es la forma. ¿Por qué determinada mercadería / sueño adquirió
determinada forma?
La interpretación de
los sueño no se puede reducir a descubrir el pensamiento latente.
Deseo inconsciente –
núcleo oculto – pensamiento latente – disimulación del deseo inconsciente – se
disfraza el núcleo.
La forma mercancía nos
ofrece una clave para comprender otros fenómenos.
Hemos de analizar la génesis de la forma mercancía. No basta con reducir la forma a la
esencia, el núcleo, hay que analizar el proceso por el cual el contenido
encubierto asume esa forma.
En la estructura de la
forma mercancía se puede encontrar el sujeto trascendental.
El dinero posee un
carácter material sublime, cuya consistencia es indestructible e inmutable,
subsiste más allá de lo físico, sustentado en el orden simbólico.
En el intercambio hay
una dimensión de abstracción real de la cual nadie da cuenta. La efectividad
social del intercambio radica en el desconocimiento de la lógica del mercado.
La ideología no es una
falsa conciencia, una representación ilusoria, es una realidad social cuya
existencia implica el no conocimiento de sus participantes en lo que se refiere
a su esencia, implica que no sepan lo que están haciendo.
El síntoma implica un
cierto no conocimiento por parte del sujeto. El sujeto puede gozar su
síntoma solo en la medida en que su lógica se le escapa y la interpretación de
la lógica implica la disolución del síntoma.
El síntoma es un
elemento particular que subvierte su fundamento universal. (El síntoma es
constitutivo)
El rasgo esencial
del fetichismo de la mercancía no consiste en el reemplazo de los hombres por
cosas, sino que consiste en un falso reconocimiento con respecto a la relación
entre una red estructurada y uno de sus elementos; aquello que es
efecto estructural, un efecto de la red de relaciones entre los elementos,
como si esta propiedad también perteneciera a la red fuera de sus
relaciones con los demás elementos. Este falso reconocimiento puede tener lugar
en una “relación entre cosas” así como en una “relación" entre
hombre.
Este reconocimiento
anticipa la teoría del espejo de Lacan: sólo reflejándose en otro puede
alcanzar la identidad propia y enajenada.
En vez de ponerse
de manifiesto las relaciones sociales entre personas aparecen disfrazadas de
relaciones sociales entre las cosas.
"El proceso
de intercambio de mercancías implica un cierto desconocimiento (que
implica la diferencia con lo oculto: desconocer es no querer saber) un cierto
no conocimiento, este no conocimiento seria el sostén de las relaciones
sociales de intercambio, Zizek lo conceptualiza como un
síntoma social, que solo se pude gozar en la medida en que
la lógica de funcionamiento se nos escapa, es decir el intercambio sólo
es posible en la medida que en que su lógica se nos escapa. Esta sería una
parte estructural de la forma mercancía, sería constitucional, estructural; una
condición de la realidad un punto que hace de cierre a la realidad.
Este síntoma está
sostenido y anticipado por una realidad prediscursiva, es
decir funciona en la medida en que hay un discurso, que genera
prácticas, rituales, argumentaciones, que intentan anticipar las relaciones
sociales.”
En Marx, ellos no lo
saben, pero lo hacen. (Ingenuidad. Falsa conciencia) El objetivo será hacer
consciente esta ideología, pero hay un punto clave, la realidad no puede
reproducirse sin la ideología. (paradoja)
El pensamiento cínico
implica que ellos saben muy bien lo que hacen, pero aún así, lo hacen.
Reconocen que detrás de un universal ideológico existe un interese particular,
pero aún conservan la máscara. La crítica a la ideología deja de funcionar. Se
presupone que vivimos en una sociedad post ideológica, sin embargo, el
pensamiento cínico deja intacto el nivel fundamental de la fantasía ideológica,
el nivel en el que la ideología estructura la realidad social.
La ilusión ideológica
no reside en el saber, en el conocimiento, sino en la práctica, en lo que la
gente hace. En la práctica, actúan “como si” el dinero fuera una encarnación de
la riqueza, son fetichistas en la práctica.
Lo que no saben es el
hecho que en su realidad, es su actividad social, están orientados por una
ilusión fetichista. La ilusión estructura su práctica. Ésta
ilusión de pasar por alto lo que estructura nuestra realidad, se llama fantasía
ideológica.
Cuando somos víctimas
del fetichismo, la propiedad particular asume la forma de universal.
La creencia se
materializa en nuestra práctica social. La creencia sostiene la fantasía que
regula la realidad social. La realidad social se apoya en el “como si” Cuando
se pierde la creencia, la trama social se desintegra.
Encontramos razones
para justificar nuestra creencia porque ya creemos; no creemos porque
encontramos buenas razones para hacerlo.
Althusser le faltó explicar cómo se internaliza el AIE, como produce el efecto ideológico.
La máquina externa,
los AiE, ejercen su fuerza en la medida en que se experimenta, en el
inconsciente del sujeto, como un mandamiento traumático, sin sentido. Sin
embargo, la internalización no es plena, siempre habrá un residuo que lejos de
obstaculizar la sumisión total, es condición de ella. Este plus sin sentido, no
integrado, es lo que sostiene la ideología.
Althusser no explica
lo que pasa antes de ser cautivo de la interpelación, el sujeto es atrapado por
el Otro mediante un objeto-causa del deseo en pleno Otro, mediante ese secreto
que está oculto en ese Otro.
La fantasía da soporte
a la realidad.
Despierta para eludir
el real de su deseo.
La realidad es una
construcción de la fantasía que permite enmascarar lo real de nuestro deseo.
Sucede lo mismo con la
ideología. La ideología no es algo que creamos para escapar de la realidad sino
que es una construcción de la fantasía que sirve de soporte a nuestra realidad.
Es una ilusión que estructura nuestras relaciones sociales y encubre un núcleo
insoportable, real, imposible. No ofrece un punto de fuga sino que ofrece una
realidad social como huida de un núcleo traumático.
La tesis lacaniana
señala que siempre existe un duro núcleo, un resto que persiste y no puede ser
reducido a un universal ilusorio. Solo nos acercamos a ese núcleo en el efecto
sueño. En el sueño nos acercamos a ese marco de fantasía que determina nuestra
actividad, nuestro modo de actuar en la realidad.
La ideología
obstaculiza el estado real, intentamos romper el sueño ideológico,
deshaciéndonos de la ideológica, pero la única manera de romper el sueño
ideológico es confrontar lo Real de nuestro deseo que anuncia ese sueño.
La diferencia entre la
perspectiva marxista y la perspectiva lacaniana:
En
el marxismo, la mirada ideológica es una mirada parcial que pasa por alto la
totalidad de las relaciones sociales. El fetiche oculta la red positiva de
relaciones sociales.
En la lacaniana, la
ideología designa una totalidad que borra las propias huellas de su
imposibilidad. El fetiche de Freud oculta la falta en torno a la cual se
articula la red simbólica.
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