Bataille- "La noción de gasto" en La parte maldita - Seminario de Informática - Cátedra: Ferrer
No existe ningún
medio correcto que permita definir lo que es útil a los hombres. Todo esfuerzo
particular debe ser reducible, para que sea válido, a las necesidades
fundamentales de la producción y la conservación. El placer queda reducido a
una concesión, sería subsidiario. La parte más importante de la vida se
considera constituida por la condición de la actividad social productiva. En la
práctica, la humanidad se comporta de tal forma que satisface necesidades que
son una barbaridad atroz.
La actividad humana
no es enteramente reducible a procesos de producción y conservación. La
consumición puede ser dividida en dos partes. La primera está representada por
el uso de un mínimo necesario a los individuos para la conservación de la vida
y la continuación de la actividad productiva. La segunda son los gastos
improductivos (lujo, duelos, guerras, juegos, espectáculos, actividad sexual
sin fines reproductivos). Son actividades que tienen su fin en sí mismas. El
gasto implica pérdida (ej. Pérdida de fortuna para adquirir un collar, los
sacrificios).
El gasto existe como
función social. En las sociedades la preocupación por la conservación se impone
sobre el gasto improductivo. El poder está ejercido por las clases que
gastan. La economía clásica no tenía
motivos para suponer que el intercambio hubiera podido tener como origen la
necesidad de destrucción y pérdida. La forma arcaica del intercambio ha sido
identificada por Mauss con el nombre de potlach, tomado de los indios
del noroeste americano. Está constituido por un don considerable de riquezas
que se ofrecen con el objeto de humillar, desafiar y obligar a un rival, quien
responde con un don más importante. El don es la destrucción espectacular de
riquezas. Propiedad positiva de la pérdida, de la cual emanan la nobleza y el
honor. El rico adquiere el poder de perder.
El intercambio, en su
origen, fue inmediatamente subordinado a un fin humano. En la economía
mercantil, los procesos de intercambio tienen un sentido adquisitivo. Sólo cuando
la estabilidad queda asegurada puede llegar a someterse al régimen de gasto
improductivo. El gasto sigue siendo destinado a adquirir rango, pero no tiene
por objeto hacérselo perder a otro. El
cristianismo individualizó la propiedad.
Todo lo que era generoso, orgiástico y desmesurado ha desaparecido. Los
actos de rivalidad se desarrollan en la oscuridad. Comportamiento pudoroso de
la burguesía. Ahora la exhibición de riquezas se hace en privado. Los burgueses
envilecen el gasto ostentatorio. La burguesía no consiente gastar más que para
si, en el interior de ella misma, disimulando sus gastos a los ojos de otras
clases. Tremenda hipocresía.
Mezquindad universal.
Los componentes de la lucha de clases están presentes en la evolución del gasto
desde el período arcaico. El fin de la actividad obrera es producir para vivir
pero el de la actividad patronal es producir para condenar a los obreros a una
descomunal miseria. La lucha de clases se convierte en la forma más grandiosa
de gasto social.
El culto se une
estrechamente a la desesperanza terrestre. El sentido del cristianismo viene
dado por el desenvolvimiento de las consecuencias delirantes del gasto de
clases.
La vida
humana no comienza más que con la quiebra de los sistemas que se le asignan en
las concepciones racionales. Los hombres se encuentran constantemente
comprometidos en procesos de gasto, procesos cuyo principio es la pérdida. La
gloria resume o simboliza el objeto del gasto libre. Es posible asignar a la
utilidad un valor relativo. Los hombres aseguran su subsistencia o evitan el
sufrimiento para acceder a la función insubordinada del gasto libre.
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