Arnheim: “La Forma”
Para los fines de
la vida cotidiana, el acto visual es esencialmente un medio de orientación
práctica. En este sentido, ver es determinar (por medio de los ojos) que un
cierto objeto está presente en cierto lugar. Esta es la forma más elemental de
identificación.
1) La visión
como exploración activa ® Ver puede tener una significación
mayor que la que hemos acotado. En lo que respecta al acto visual, se suponía
que la psyche se desempeñaba como una cámara fotográfica. Pero si no
presuponemos, sino que observamos los hechos desprejuiciadamente, descubrimos
que la visión está lejos de ser un artefacto de registro mecánico. En primer
lugar, la visión no es una mera recepción pasiva. Las imágenes no se estampan
sobre un órgano fielmente sensitivo, sino que cuando observamos un objeto le
salimos al encuentro. Es un proceso eminentemente activo. La visión difiere de
la cámara porque es una exploración activa; altamente selectiva, no solo porque
se concentra en lo que llama la atención sino también por el modo en que
establece el contacto con un objeto.
2) Captación de
lo esencial ®
Ver significa captar unos pocos rasgos destacados del objeto. Esos pocos rasgos
elegidos, sin embargo, son capaces de promover la presencia de un objeto
complejo. No sólo bastan para identificarlo, sino que incluso transmiten la
vívida impresión de ser la cosa misma, completa y “real”. Estas características
perceptuales más destacadas determinan la identidad del objeto percibido, y
crean una figura integrada en la que también influyen algunas cualidades
secundarias.
3) Conceptos
Perceptuales ®
La percepción comienza con la captación de los rasgos estructurales destacados.
Arnheim habla de una antigua concepción del proceso de percepción en tanto
proceso de “generalización”, esta concepción provenía del intelectualismo,
que consideraba que la percepción comenzaba con el registro de casos
individuales, cuyas propiedades comunes sólo podían ser llevadas a lo general
por seres lo suficientemente maduros como para ser capaces de formar conceptos
intelectualmente. Esta postura fue refutada más tarde con la realización de
diversos experimentos (ver en texto ejemplo de triángulos, niños y chimpancés);
se descartó la idea de que la visión era un proceso que partía de lo particular
para arribar a lo general. Se hizo evidente que las características
estructurales globales pertenecían al nivel primario de la percepción, y no a
un nivel tardío propio de la abstracción intelectual.
Se hace evidente,
además, que estas características estructurales globales no son
producidas explícitamente por una pauta estimulante en particular. Arnheim pone
el siguiente ejemplo: una cabeza humana puede verse redonda y, sin embargo, la
redondez no forma parte del estímulo. Si dicha redondez no se produce intelectualmente,
sino que la veo de inmediato, ¿Cómo se introduce en el percepto? La respuesta
es que la configuración de estímulos parece intervenir en el proceso perceptual
solo en la medida en que evoque en el cerebro una estructura específica de
categorías sensoriales generales, que “reemplazan” al estímulo de un modo
parecido al que, en una descripción científica, una trama de conceptos generales
se da como el equivalente de un fenómeno de la realidad. Lo que se produce es
más bien una adecuación de las características perceptuales a la estructura que
el estímulo material sugiere, antes que una recepción del material en bruto de
por sí. Los procesos cerebrales que posibilitan esta articulación son
desconocidos.
La percepción consiste en la
formulación de “conceptos perceptuales”. La visión actúa sobre el material en
bruto de la experiencia, creando un patrón correlativo de formas generales que
se aplican no solo al caso individual concreto, sino también a un número
infinito de casos. Pero el uso de la palabra “concepto” no debe llevarnos a
pensar en el acto de percibir en tanto operación intelectual. Debemos entender
que los procesos descriptos tienen lugar en el aparato visual. Pero el término,
en cambio, debe sugerir que existe una notable similitud entre las actividades
elementales de los sentidos y las más elevadas del pensar o del razonar. La
percepción logra, en el campo de los sentidos, lo que en el reino de la razón
se llama entendimiento.
4) ¿Qué es la forma? ®
Es una de las características esenciales de los objetos que nuestra vista
capta. Se refiere a los aspectos espaciales de las cosas, excepto su ubicación
y orientación, es decir, no nos indica dónde se encuentra un objeto, ni tampoco
si está del derecho o del revés. Los cuerpos tridimensionales están limitados
por superficies bidimensionales; las superficies, por bordes unidimensionales.
Los sentidos pueden explorar sin impedimentos los límites exteriores de los
objetos. Exterior e interior concurren para constituir la forma de los objetos,
o bien compiten entre sí para lograrlo. Además, el aspecto de un objeto nunca
se determina sólo por la imagen que impresiona al ojo. El conocimiento y la
observación están íntimamente ligados; la forma interna de las cosas está a
menudo presente en la concepción visual. De esto se desprende que la forma de
un objeto no coincide necesariamente con los límites efectivos del cuerpo
físico. La verdadera forma de un objeto se constituye, pues, por sus características
espaciales esenciales.
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