Seminario de Diseño Gráfico y Publicitario - Teórico 5 - 01-04-2011 - Cátedra: Savransky
TEORICO NO. 5
MATERIA: SEMINARIO DE DISEÑO GRAFICO
Y PUBLICITARIO
CATEDRA: CARLOS SAVRANSKI
FECHA: 01-04-11
Uno de los puntos de partida de
Castoriadis es el carácter indeterminado del ser. El ser no es la realidad en
sí, sino un proyecto de realización. No es lo que es, sino aquello por ser.
Esta postura lo lleva a enunciar la categoría de imaginación. Retoma la obra de
Aristóteles titulada Acerca del alma.
Distingue entre una imaginación reproductiva y una imaginación creadora.
Postula a la imaginación como condición del pensamiento y de la percepción. Yo
les había explicado el punto 5 del texto que ustedes tienen. De lo que
conocemos, qué proviene de nosotros y qué proviene de lo que es. Habíamos dicho
que el comienzo de todo conocimiento se ubicaba en la
percepción sensible de lo real. Una primera etapa del conocimiento se da a
partir de lo que percibimos a través de los sentidos. Como el conocimiento
sensible no es suficiente para conocer algo, hay que sumarle el pensamiento o
entendimiento. Ningún órgano de los sentidos percibe lo general y el
conocimiento es el conocer de lo general, de lo universal. Se perciben
singularidades. No podemos establecer generalidades solo a partir de la percepción
sensorial de particularidades. No se pueden establecer leyes. Esto es un
esquema de conocimiento básico.
Aristóteles dice que la
imaginación está antes del pensamiento, al punto que podría decirse que es la
condición del pensamiento. Aristóteles dice que no se puede pensar sin phantasmas (los phantasmas son producto de la phantasia
y phantasia es imaginación en griego)
Hay un phantasma o una imagen a
partir de la cual podemos pensar. Esa imagen es producto de la imaginación. Es
la imaginación la que crea esa imagen. Y es a partir de esa imagen de la
imaginación que nosotros pensamos. Pero más adelante, Castoriadis va a plantear
que no sólo la imaginación es condición del pensamiento. La imaginación es una
condición de la percepción a través de los sentidos. La imaginación también se
interpone acá. Si los órganos de los sentidos nos dan algo que tiene que ver
con la singularidad, con la particularidad, nos dan una sensación. La sensación
ella misma no es lo que proviene del mundo real. La sensación es una mixtura.
No quiero usar la palabra síntesis porque en realidad toma algo de lo real y
algo del orden de la imaginación. Entonces Castoriadis se pregunta qué proviene
el mundo y qué proviene de mí de lo que conocemos. No puedo decidir qué parte
del conocimiento le corresponde a cada uno. No puede establecerse una cuota
parte de lo que corresponde a la imaginación y de lo que corresponde al mundo.
No puede establecerse, porque las cosas del mundo para nosotros son una X, lo
indiscernible. En realidad lo que sucede es que los órganos de la percepción
chocan contra algo que es el mundo externo, pero ese algo yo no puedo discernir
qué es. No es un algo que yo pueda determinar. En el momento en que yo digo que
ese algo es tal cosa o tal otra, ya está trabajado por la imaginación. Si ya
está trabajado por la imaginación, lo que se da en el choque no lo puedo
discernir. La imaginación ya ha intervenido. Entonces si la imaginación intervino
ya en ese momento, cómo puedo saber con qué choqué o qué es aquello con lo que
choqué. No lo puedo saber. Lo que se, es el resultado. La intervención de la
imaginación convierte a ese choque en algo. Refiriéndose al color, Castoriadis
dice que el color son ondas de luz. ¿Cómo se convierten para nosotros en color?
Porque no percibimos ondas, sino colores. No sabemos contra que chocamos
nosotros pero lo que sí sabemos es que a nivel percepción, percibimos colores y
no ondas luminosas. Lo que está diciendo Castoriadis es que el color es un
producto de la imaginación. No percibimos el color sino ondas y es la
imaginación la que convierte estas ondas en lo que para nosotros es color. Los
olores son en realidad partículas pero para nosotros y gracias a la imaginación
se convierten en olores.
Aquí es donde Castoriadis introduce
la imaginación como presente en la sensibilidad y en la inteligibilidad.
También plantea la existencia de una imaginación corporal. Hemos planteado que
el cuerpo es sujeto de nuestras prácticas. Si el cuerpo es el sujeto de
nuestras prácticas, las prácticas tienen
que de algún modo estar guiadas por la imaginación. Está muy claro que toda
práctica es una práctica con sentido. Hay un sentido de la práctica por el cual
toda práctica tiene una finalidad. Toda práctica apunta a querer lograr algo en
el orden del mundo. Si tuviéramos que pensar en términos de auto conservación,
para que haya auto conservación el sujeto humano tiene que apropiarse de los
objetos del mundo y valerse de ellos. Los objetos que sirven para nuestra auto
conservación están mediados por una red social. Hay sociedades más simples y más
complejas desde el punto de vista de producción de los recursos para lograr la auto
conservación. El trabajo es una práctica corporal. Para que ese trabajo pueda
apuntar a un fin de auto conservación y tener un sentido o significación, para
eso se necesita la imaginación.
Vemos como se va orientado el pensamiento
de Castoriadis. Habíamos planteado que esta facultad de la imaginación genera
un universo de significaciones. Cada uno de nosotros como sujetos singulares
poseemos una imaginación radical y hay una facultad en tanto que sujeto
colectivo, que es el imaginario radical instituido, que da origen a las
significaciones imaginarias sociales. Cada sociedad posee un universo de
significaciones imaginarias distinto. Una sociedad no puede existir sin
instituciones y las instituciones constituyen un dominio de lo determinado. Si
la dimensión imaginaria o magmática es indeterminada, no podemos vivir en un
universo indeterminado. Sólo podemos vivir en un universo o mundo social
determinado, donde haya reglas, normas e instituciones (escuela, derecho,
Estado) Esta dimensión de lo determinado, que Castoriadis llama dimensión conjuntista-identitaria,
está basada en tres principios, que son los principios de la lógica: 1)
identidad (A es igual a A); 2) no contradicción (no es el caso de A y no A); 3)
tercero excluido. Castoriadis plantea que todo ser viviente y la vida en
general es conjuntista-identitaria. Un ser viviente está regido por esta dimensión
conjuntista-identitaria, en la cual necesariamente funcionan estos tres
principios de la lógica. Supongamos que la planta, que funciona por
fotosíntesis, necesita luz solar y entonces tiende a ella. La condición de la
vida está entre la luz y la no luz. La planta necesita tender a la luz y
escapar de la sombra. Hace unos años nosotros hicimos un piquete universitario
en Corrientes y Ángel Gallardo con clases públicas. En una de ellas, Adrián
Paenza dio una clase sobre la Serie de Fibonacci o el Número de Oro, que se usó
mucho en el Renacimiento. Hubo una obra de arte en el Renacimiento, llamada La Divina
Proporción, a la cual se intentó
aplicar conceptos matemáticos para la construcción del cuerpo. En términos de
construcción de forma, en el Renacimiento se usó mucho esta serie. Los templos
griegos también están diseñados en base a proporciones áureas. La proporción áurea
es una razón numérica. En la naturaleza la vida animal y vegetal funcionan en
virtud de la Serie de Fibonacci. Pensemos cómo se estructuran las hojas de una
planta alrededor de un tallo. Lo que hay es un espiral que se va achicando cada
vez más, las hojas de abajo son más grandes y van girando sobre un eje y las de
arriba son las más chicas, uno podría pensar que es porque son las más nuevas.
En realidad, demuestra como en el proceso de desarrollo de la vida vegetal,
antes las hojas se superponían unas con otras, pero en el proceso evolutivo se
llegó a esta forma ideal espiralada que obedece a la lógica. Es la forma en la
que la planta puede recibir de la mejor manera lo que necesita, que es la luz
para la fotosíntesis.
Castoriadis plantea que no puede
existir la vida sin los tres principios de la lógica. La vida es
conjuntista-identitaria. No se refiere tanto a la lógica formal. La lógica
formal es una enunciación de una condición de la existencia en donde nosotros
tomamos esas condiciones de la existencia y construimos con esto la lógica
formal. Hay una lógica real subyacente al estrato de todo lo viviente.
Castoriadis plantea este
principio de toda vida, que es la dimensión conjuntista-identitaria. El hombre
como ser viviente está regido por la dimensión conjuntista-identitaria. Pero
como ser pensante, se sustrae de ella. Lo que no tienen los demás seres
vivientes es esa posibilidad de escapar de la dimensión conjuntista-identitaria
en el orden ya no de la vida natural, sino de la vida cultural. El hombre se
sustrae de la dimensión conjuntista-identitaria hacia la dimensión imaginaria.
Como dentro de la dimensión imaginaria tampoco podría vivir porque es
indeterminada necesita él mismo construir su propia dimensión
conjuntista-identitaria, que es la de las instituciones. Por un lado está su
dimensión conjuntista-identitaria como ser viviente y como ser natural y por
otro lado está la dimensión conjuntista-identitaria que él crea a partir de la
dimensión imaginaria en forma de instituciones, gracias a las cuales regula su
existencia social y establece parámetros que acaban rigiéndose en definitiva
por los principios de la lógica. Vemos esta doble dimensión de la existencia
del hombre que es la dimensión imaginaria y la dimensión conjuntista-identitaria.
Así como las palancas son
funcionales, los computadores también lo son. Los objetos son racionales. El Renacimiento
es una época muy peculiar desde muchos puntos de vista, porque el ser humano es
racionalidad y con la racionalidad penetra las cosas. Nosotros creamos mundo en
la medida en que ponemos a funcionar la razón. Podemos crear una segunda
naturaleza. La máquina es la segunda naturaleza. Galileo planteaba que había dos
libros escritos por Dios, el libro revelado o Biblia y el otro libro creado no
revelado, que es el mundo.
Uno podría preguntase si el mundo
está escrito en caracteres matemáticos o si es uno el que lee mediante las
matemáticas al mundo. O bien somos nosotros los que ponemos la matemática como
condición para la lectura del mundo y nos inventamos un lenguaje matemático
para leer al mundo dentro de ese lenguaje. O bien el mundo en sí mismo es
matemático y nosotros descubrimos la matemática para poder leer el mundo. Para
Galileo el mundo mismo está escrito en caracteres matemáticos. Kant plantea que
las matemáticas son la condición de la subjetividad humana en virtud de la cual
nosotros le imponemos al mundo esta razón humana para poder entenderlo desde la
razón humana en la única manera en que esta razón puede entenderlo. Kant avanza
con una especie de premisa antropológica en donde él pone las condiciones del
hombre como las condiciones del conocimiento del mundo. El mundo es para
nosotros, no es en sí. Kant distingue entre la cosa en sí y el fenómeno. No
puedo resolver que es la cosa en sí. Lo único que puedo conocer es el fenómeno,
porque el fenómeno es aquello que aparece o es para mí. Es un giro que da Kant.
Cuando Platón habla del conocimiento el conocimiento sensible es fenoménico o
aparencial. El fenómeno es lo que aparece o es la apariencia. En toda
apariencia hay esencia y por consiguiente la apariencia no es la verdad, sino
que la verdad es la esencia. La apariencia es del orden de lo fenoménico y de
lo sensible y la esencia es del orden de la verdad y de lo inteligible. Kant
dice que el fenómeno no es la apariencia sino aquello que a mí se me aparece y
tengo muchas formas posibles de considerarlo porque es lo que se me da a mí.
Esta idea de que el conocimiento es fenoménico es lo que estaría diciendo Kant
respecto de las matemáticas. No es el mundo el que es matemático sino que soy
yo el que pongo las condiciones
matemáticas para poder entender el mundo. Las matemáticas son las herramientas
que me permiten a mí codificar el mundo. Si lo codifico yo, es porque yo pongo
el código.
Castoriadis asume la perspectiva
kantiana. No hay un ser en sí, sino algo que es construido o creado
permanentemente. Es importante entender la diferencia entre cosa y objeto,
porque no es lo mismo. La cosa es la cosa en sí y el objeto es lo que es para
un sujeto. El objeto en tanto es para un sujeto nunca puede ser la cosa porque
la cosa en sí, no sabemos lo que es, no se la puede conocer. El objeto es la
construcción del sujeto. Por construcción entiendo que es el producto de una
síntesis, entre lo que aporta las particularidades sensibles del mundo exterior
y la facultad del entendimiento que pone uno, que permite pasar de la
experiencia singular de cada cosa a la ciencia de carácter universal.
Lo imaginario y lo
conjuntista-identitario son dos dimensiones que se reflejan en las
instituciones y en el lenguaje. En el lenguaje la dimensión
conjuntista-identitaria es para Castoriadis el código y la dimensión imaginaria
es lo que él da en llamar lengua. Hay un lugar en el texto donde cita la frase
de Rimbaud de “Senté a la belleza sobre las rodillas y la encontré amarga y la
injurié” Lo pone como ejemplo de dimensión imaginaria y de lengua. El poema Una temporada en el infierno no es una
dimensión conjuntista- identitaria, pues su significación no es determinada,
sino absolutamente indeterminada, pero por determinar. Con respecto a las
dimensiones conjuntistas-identitarias, también son arbitrarias, pues no hay una
necesidad de que el derecho sea este y no otro. Las instituciones son
conjuntistas-identitarias, pero construcciones arbitrarias. No estamos poniendo
lo imaginario como lo arbitrario y lo conjuntista-identitario como lo
necesario. Las dos son arbitrarios en el sentido de que son creaciones, pero
una es determinada y la otra indeterminada. La serie de los números naturales
es una creación arbitraria pero determinada.
Kant hizo la distinción entre
juicios analíticos y juicios sintéticos. Los juicios analíticos son lógicos y
no agregan conocimiento. La matemática y la geometría son juicios sintéticos y
a priori. Intervienen el tiempo y el espacio. El tiempo y el espacio son
condiciones a priori de la sensibilidad. Durante muchos años hay un debate en
el campo de las matemáticas y de la lógica acerca de si las matemáticas son
juicios analíticos y lógicos o juicios sintéticos y a priori. Una corriente
sostenía que las matemáticas son juicios analíticos, en cambio otra corriente
sostenía lo contrario, que eran juicios sintéticos y a priori. Un filósofo
italiano logra reducir todo a la lógica. La lógica son juicios analíticos. La
geometría y las matemáticas son juicios analíticos. Sin embargo y a pesar de
que con cinco teoremas pudo reducir todo a la lógica, hay muchos matemáticos
que consideran que las matemáticas son juicios científicos a priori.
Retomemos Castoriadis. Si las
sociedades son capaces de construir sus propias significaciones imaginarias
sociales y cada sociedad se define en función del conjunto de significaciones
sociales imaginarias que crea, si la vida social es una auto creación, uno
debería indagar qué pasa en las sociedades con el modo en que los hombres que
viven en ella consideran sus propios productos. Cómo consideran sus propios
productos. Los hombres crean ellos mismos sus propias significaciones
imaginarias sociales. Pero no siempre son conscientes de ello y por eso a veces
se piensa que las significaciones imaginarias sociales y las instituciones son
naturales y dadas. Toda realidad social es auto creación, lo sepan los hombres
o no lo sepan. Cuando no toman conciencia de ello estamos en una sociedad
heterónoma. Una sociedad heterónoma es aquella donde a pesar de que la realdad
social es auto creación, los hombres consideran que hay algo externo que es
causa de esa existencia social: Dios, la naturaleza, las leyes de la física,
etc. Cuando la sociedad es consciente de que ella crea su mundo de
significaciones imaginarias sociales, es autónoma. Autonomía y heteronomía se constituyen
en este sentido como dos grandes planteos, al punto que la sociedad autónoma es
uno de los objetivos políticos de Castoriadis. Plantea la autonomía social e
individual. La autonomía individual se relaciona con otros factores, más allá
de las causas divinas o naturales y la auto creación, pues según Castoriadis
tiene que ver con el acceso al inconsciente. Es decir, cómo poder acceder a
esas instancias inconscientes que escapan al dominio de lo consciente. La
posibilidad de lograr la autonomía individual a partir del descubrimiento de
los mecanismos inconscientes sobre los que no tengo gobierno pero que me
gobiernan a mí. Para poder alcanzar la autonomía social es preciso también
alcanzar la autonomía individual.
Bourdieu descubre que el habitus se va formando incluso antes de
que los agentes ingresen a un campo. No se nace en un campo. Los padres de un niño
pertenecen a un campo, ero el niño, no, puesto que la familia no es campo. Se
genera un primer esbozo de lo que es el habitus
en la familia. Cuando el niño entra al primer campo educativo y encuentra
reglas y normas de campo. Los agentes explotan las condiciones del campo en
función de sus propios intereses individuales y el campo explota las
condiciones de los agentes en función de los intereses del campo. Se mezclan el
interés privado y el interés público.
Lo que constituye el proyecto
político emancipatorio de Castoriadis se concibe como el logro de una doble
autonomía. No es posible la autonomía social si no hay autonomía individual. Si
yo no puedo explicar las causas conscientes de mis propios comportamientos y
entender el sentido de lo que hago y porque lo hago. Estar alerta sobre al
funcionamiento interior de sí.
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