SEMINARIO DE DISEÑO
GRAFICO Y PUBLICITARIO
1 ER CUATRIMESTRE
DE 2011
CATEDRA: CARLOS
SAVRANSKI
DOCENTE: CARLOS
SAVRANSKI
TEORICO NO. 14
FECHA: 06-05-11
Estamos con Castoriadis, analizando uno de sus textos, “Imaginación, imaginario y reflexión” Divide el texto en un análisis de la imaginación
radical en el sujeto singular y
en otro análisis del
imaginario radical instituyente en el dominio histórico social.
Empezamos por trabajar uno de los recorridos en el que él plantea cierta
historia de la imaginación. Empieza
con descubrimiento de la imaginación por Aristóteles. Primero desarrolla
el concepto de imaginación
reproductiva y luego el de imaginación creadora.
Después, Castoriadis cita otras fuentes de la problemática de
la imaginación, como Kant,
para desarrollar la dicotomía
entre imaginación pasiva o receptiva o activa y espontánea. Pretende
dilucidar qué papel corresponde a la imaginación. En Kant, recepción significa pasividad y espontaneidad
significa acción. El
entendimiento es una facultad activa y espontánea y la percepción es una
facultad pasiva y receptiva. La sensibilidad o la percepción es la facultad de lo dado en Kant (el
dato que se da a alguien en la experiencia sensible o perceptiva) El entendimiento es la facultad que pone ella algo de sí misma. Por
ejemplo, las categorías a
priori del entendimiento. Esto es actividad o espontaneidad. El
entendimiento es una facultad activa o espontánea. En esta relación, Castoriadis
analiza el papel que cabe a la imaginación.
Si la imaginación
tiene que ver son la sensibilidad pero la imaginación es ella activa porque
pone algo de sí misma, la imaginación necesariamente en tanto que creación ella
se pone a si misma imágenes. Cómo podría ser
que la imaginación pertenezca a la sensibilidad o percepción si estas son
pasivas y receptivas. A veces parece que la imaginación es activa, a
veces parece que la imaginación es pasiva. Él se pregunta qué rol ocupa la
imaginación. No tengo la expectativa de un saber exhaustivo de Kant en ustedes,
no es el objetivo. Pero esto lo tienen que saber. La imaginación es necesariamente una facultad activa que
pone algo de sí y no que recibe algo para sí.
Castoriadis plantea el descubrimiento y ocultamiento de la imaginación como
facultad creadora. La razón
del ocultamiento está en función de legitimar una perspectiva fundante del pensamiento occidental
que es la perspectiva de la razón. En el texto de la unidad I Castoriadis
plantea que en la
reflexión en torno al ser, el ser del que se habla es el de la física y la
materialidad pero nunca el sueño o la fantasía como modelos del ser,
como si hubiese una jerarquización
ontológica respecto de lo que entendemos por ser. Esa jerarquización la
encontramos como motivo del ocultamiento. Aristóteles descubre la imaginación
como imaginación creadora, pero acaba cediendo respecto de ella a la fuerza que
tiene el ser del ente en tanto que tal. Es decir, los entes como entes físicos
y materiales, que son los entes reales. Lo que el pensamiento de occidente
recoge y trabaja hasta la actualidad es la determinación de ese ente en tanto
que tal.
Como modo de que tengan un referente, les cito las páginas
270, 271, 272 y 273 del texto “Imaginación,
imaginario y reflexión”, donde Castoriadis expone abiertamente los motivos
del ocultamiento. El habla del privilegio ontológico que la institución social
atribuye a las cosas, entendiendo por cosas los entes físicos y materiales. El pensamiento
se pensó como búsqueda de la verdad, opuesta a la expresión de la opinión.
Verdad y opinión son dos constantes en
el pensamiento griego y por ende, en el pensamiento occidental. La verdad es el
lugar de la ciencia o episteme y la
apariencia es el lugar de la opinión o doxa,
conducente a errores. La verdad es posible mediante el pensamiento o nous. Fundamentalmente, la
contemplación. La teoría es una contemplación. Se trata de una contemplación
del pensamiento y no de las cosas, es decir, el sentido de la contemplación no
es visual. El pensamiento nos lleva a la verdad, a la ciencia o al episteme y la sensibilidad (aisthesis) nos lleva a la doxa, a la opinión y al error. Verdad y
error son producidos unos y otros por distintas facultades. Esto lo encontramos
tanto en Platón como en Aristóteles aunque éste último reivindica la
sensibilidad como fuente de conocimiento, sin embargo sigue siendo la fuente
del conocimiento errado. Toda vez que hay error no se lo debemos al pensamiento
sino a la sensibilidad. Esta jerarquización de las facultades es una constante
a lo largo del pensamiento occidental.
Todo esto se refiere al modo en que podemos aprehender el orden
del ser físico. ¿Cómo aprehendemos el ser físico? Mediante la sensibilidad.
Mediante el pensamiento lo pensamos al ser físico, construimos ciencia y
obtenemos verdad. La verdad y ciencia son verdad y ciencia del ser en tanto que
ser físico o material. Ahí es donde Castoriadis introduce la crítica.
Si nosotros en vez de pensar que el modelo del ser es el ser
en tanto que físico, pensamos en el sueño, la fantasía o la creación artística
como modelo del ser, entonces aquí el problema de la sensibilidad y del
pensamiento quedan afuera. El sueño, la fantasía o la creación artística no
dependen de mi percepción del mundo físico. Como no dependen de mi percepción
del mundo físico, obviamente no puedo aplicar este esquema
sensibilidad-pensamiento para poder aspirar a construir un saber de lo real o
acerca del ser.
Surge una capacidad distinta, que es la imaginación, que es
la que nos permite producir un orden del ser como el sueño, la fantasía y la
creación artística. Yo desearía que relacionen distintos textos porque si no se
pierde lo que leemos. En el texto de Castoriadis de la unidad I él dice: “Quizá,
en lugar de intentar ver en qué medida podemos explicar lo que ocurre con el
hombre por medio de la física y de la biología, y continuar suponiendo que una
idea artística, un sueño, un mito, son sólo los resultados epifenoménicos de
cierto estado del sistema nervioso, podríamos tratar con fines eurísticos de
invertir el procedimiento” “Tal vez haya llegado la hora de invertir la manera
tradicional de proceder si me atrevo a hacer lo que a mi juicio sólo a medias
es una broma” Plantea la cuestión de elegir entre el ser físico o el ser del
sueño como modelo del ser. “Como se recordará, casi siempre los filósofos
comienzan diciendo: “Quiero ver lo que es el ser, la realidad. Tengo una mesa.
¿Qué me muestra esta mesa, con rasgos característicos de un ser real?” Pero algún
filósofo comenzó alguna vez diciendo: “Quiero ver lo que es el ser, lo que en realidad
ahora tengo aquí, el recuerdo de mis sueños de la noche anterior. ¿Qué me
muestra ese sueño, con rasgos característicos de un ser real?””
“Ningún filosofo comienza diciendo “Sea el réquiem de Mozart
como paradigma del ser, comencemos por esto” ¿Por qué no podríamos comenzar
postulando un sueño, un poema, una sinfonía, como instancias paradigmáticas de
la plenitud del ser y considerar el mundo físico como un modo deficiente del
ser en lugar de ver las cosas de la manera inversa, en lugar de ver el modo de
existencia imaginario o humano, un modo de ser deficiente o secundario?”.
¿Cuál es la cuestión? Si postulamos que este es el modelo del
ser (el modo de existencia imaginario o humano), entonces el acecho a este
modelo del ser es la sensibilidad, el pensamiento y el dominio de la razón o
del logos. Pero si queremos poner como modelo del ser el reino de lo onírico y
lo mítico, necesariamente lo que aparece es la imaginación. Este modelo del
pensamiento occidental, heredado de los griegos, cae. Porque este es el modelo
de la determinación, del ser como ser determinado. ¿Por qué este es el modelo
del ser como ser determinado? ¿Cuál es la función del pensamiento, reflexión o nous o theorein en tanto que condición de la verdad? Su función es
determinar el ser en tanto que tal. Si tenemos este marco del ser en tanto que
tal, necesariamente esto supone el ser determinado. ¿Qué decimos cuando decimos
que el ser es esto o aquello? Que el ser es determinado y que el pensamiento es
capaz de alcanzar esa determinación del ser.
Puesto que la
imaginación es creación, el ser no es aquello que es sino aquello por ser,
aquello que es capaz de ser hecho en tanto que tal por la imaginación como
creación. De acuerdo a
la ontología heredada y tradicional tenemos al ser en tanto que tal, mientras
que de acuerdo a la perspectiva de Castoriadis tenemos al ser por ser. Eso es
lo que dice Castoriadis en los párrafos dedicados a los motivos del ocultamiento de la imaginación. La filosofía quedó bajo la égida
del privilegio ontológico que la institución social le atribuye a la cosa como
ser físico-material del cual deberíamos descubrir su verdad. El
pensamiento se consideró como una búsqueda de la verdad. Como la sensibilidad
es una facultad cuya jerarquía no permite la verdad, en todo caso permite
introducir algún elemento que podría llevar a la verdad, pero la verdad no
depende de la sensibilidad, sino del intelecto o del pensamiento. La
posibilidad de determinar la verdad de lo que es pertenece al pensamiento.
Ustedes saben que el conocimiento empieza con la experiencia
sensible, pero la experiencia sensible no nos permite hacer ciencia. La ciencia
no es la ciencia de lo particular. Yo no veo la mesa en general, yo veo esta
mesa o cualquier otra. Pero nuestros órganos de los sentidos no nos permiten
aprehender la cosa en general. Es nuestro pensamiento el que eleva la
percepción o la aprehensión sensible de cada una de las cosas al nivel de la
universalidad. No podríamos nunca recorrer, en términos de construcción de la
ciencia, la totalidad de las experiencias posibles en las cuales todos los
metales se dilatan con el calor. Para saber si esta ley de la física es
verdad, tendríamos que acceder a las
infinitas posibilidades de experimentar este hecho, lo cual es imposible. Por
eso las leyes de la ciencia son siempre provisorias hasta la aparición de un
contra-hecho. Todo conocimiento científico es una universalización a partir de
hechos particulares, porque sabemos que no hay ciencia de lo particular, sino
que hay ciencia de lo general. La universalización no la puede producir la
sensibilidad, pero no es posible sin la sensibilidad. El entendimiento es capaz
de elevar a postulado general hechos singulares. He aquí el esquema de la
ciencia occidental fundado por el pensamiento griego. El conocimiento
científico está construido sobre la posibilidad de que el entendimiento
construya el carácter universal de los enunciados científicos por vía de la
experiencia sensible. En ese enunciado universal decimos que el ser es igual a
lo que el enunciado dice que es. Estamos determinando el ser mediante el
pensamiento y haciendo coincidir nuestro pensamiento con las determinaciones
del ser. El ser es determinado y el pensamiento descubre la determinación del
ser. No obstante, los enunciados absolutos los condicionamos siempre a la
aparición de un contra-hecho que los contradiga. Todo científico moderno sabe
que la determinación científica es relativa. Hoy determinamos una cosa de una
manera y mañana la determinamos de otra. Pero siempre determinamos. Lo que está
planteando acá Castoriadis es que hay un modelo de relación entre el conocer y
el ser, que deja afuera la imaginación. Cuando tomamos otro modelo como modelo
del ser que no es el del ser físico-material, hace su entrada la imaginación.
La verdad quedó ligada al intelecto y a la razón y el error quedó ligado a la
percepción o sensibilidad y a los productos de la imaginación. La verdad sobre
el ser y sobre el mundo sería tarea del logos o del nous. Parecía estar excluido que la verdad debiera algo a la
imaginación.
El aporte crítico de Castoriadis es que la verdad tiene que
ver con la imaginación. Quería decir algo respecto de esto que llamamos logos y de este otro término que es legein. Suele traducirse logos por palabra o entendimiento o razón.
El motivo por el cual se traduce por palabra y a la vez por entendimiento y
razón es que se trata de una razón discursiva y no intuitiva. Logos es discurso
y entendimiento. El entendimiento es dimisión de la discursividad. Legein en griego quiere decir reunir y
separar. Quiere decir cosas opuestas. El legein
es un acto donde empleamos el logos para reunir y separar. Todo pensamiento
discursivo lo que hace es separar y reunir. Cuando hablamos de la dimensión conjuntista-identitaria,
que es una dimensión lógica, lo que hacemos en ella es reunir y separar.
Construimos clases o
conjuntos. Tengo el conjunto de todas las mesas, el conjunto de todas
las sillas y el conjunto de todas las patas de mesas y sillas. Tengo que reunir
en este conjunto todas las mesas, en este conjunto, todas las sillas y en este
conjunto, todas las patas de mesas y sillas. Para poder poner patas acá de
mesas y de sillas, tengo que separar las patas de acá y las patas de acá y
ponerlas en este conjunto. Al mismo tiempo que separo, reúno, porque separar
supone reunir, eso es, sacar algo de un lugar para reunirlo en otro.
El lenguaje hace precisamente eso. Los términos son términos
de clase, los sustantivos comunes. La mesa no es esta, sino toda mesa,
cualquier mesa. Las que existieron, las que existen y las que existirán. Lo que en el lenguaje tenemos como
sustantivos comunes son términos de clase. Para poder construir términos de
clase, el pensamiento tiene que hacer esta operación de separar y reunir.
Separación y reunión no es otra cosa que análisis y síntesis como operaciones
del pensamiento. Si uno tiene que emitir un juicio o hacer un enunciado
descriptivo acerca de una realidad singular, como por ejemplo esta mesa, salvo
que yo no la indique, esta mesa puede ser cualquiera. Si digo “esta”, estoy
acompañando “esta” con un gesto que indica cuál es. Pero si yo digo “esta”
solamente sin indicación, no se sabe cuál es y “esta” puede ser cualquiera. Si
yo tengo que hablar de una mesa determinada tendría que decir “la mesa que está
en el aula 115 de la sede de Constitución de la Facultad de Ciencias Sociales”
no sabemos cuál es. Porque facultades hay muchas, aulas hay muchas, facultades
de ciencias sociales también hay muchas y aulas 115 también hay muchas. Por
ahora, he delimitado mediante términos generales o de clase, un término general
o de clase, que es el de la mesa. La mesa, que es un término de clase, que está
en el aula, que es un término de clase, de la facultad, que es un término de
clase, pero ninguno dice ni que aula ni que facultad, porque aunque yo diga
aula 115, aulas 115 puede haber montones y aunque yo diga facultad de ciencias
sociales, también puede haber más de una. Con lo cual para individualizar tengo
que recurrir a un nombre propio, en este caso la UBA. Para determinar lo
concreto, he limitado mediante un término de clase, otro término de clase. La
posibilidad que tiene el lenguaje de hablar de algo determinado, siempre es
mediante el artilugio de limitar un término de clase con otro. Si yo me refiero
a la mesa que está en el aula, ya no es cualquier mesa. Tiene que estar en
algún aula. Si agrego que la mesa está en el aula de una facultad, no está en
el aula de ningún colegio o instituto. Y si está en el aula de la facultad de
ciencias sociales, no está en el aula de la facultad de arquitectura ni
ingeniería. Todavía no sabemos si es en la Argentina o en algún otro país del
mundo. Pero por lo menos hemos delimitado con otros términos de clase el
término mesa. Así opera el lenguaje. Esa operación del lenguaje es reunir y
separar. Cuando hablo de esta mesa separo a la mesa que está en el aula de las
mesas que no están en el aula. Separo a las mesas que están en el aula de una
facultad de las mesas que no están en aulas de facultad. Al separar las reúno
en un conjunto. Por eso para Castoriadis, la dimensión del lenguaje es una
dimensión conjuntista-identitaria.
Aristóteles descubre
una imaginación que no es reproductiva o combinatoria sino creadora, que le genera a su estructura de
pensamiento un problema mayúsculo: ¿cómo seguir sosteniendo que la verdad es aquella que es alcanzada por
el entendimiento y que nos da al ser en tanto que tal? Si hay imaginación y la
imaginación es condición de pensamiento, se derrumba su esquema de pensamiento.
Descubre esta capacidad de la imaginación, pero acaba ocultándola. El predominio de la construcción
del ser como ser determinado por el pensamiento racional lleva a este
ocultamiento. Hace desaparecer a la imaginación creadora porque ésta lo
pone en crisis.
Freud hace exactamente lo mismo. Cuando Castoriadis comienza
a explicar su posición respecto del pensamiento de Freud, reconoce que Freud no habla nunca de
imaginación, esto es del término alemán que designa a la imaginación, pero
todo el tiempo habla de
fantasía y de fantasear. Cuando aborda lo que es la fantasía y el
fantasear, liga siempre la
fantasía y el fantasear con experiencias representacionales previas. Cuando uno tiene una experiencia
representacional, tiene una experiencia de lo real y si fantasea con una
experiencia previa de lo real, ¿qué es esa fantasía? Combinatoria o
reproductiva. Reproduzco
mediante la fantasía aquello de lo cual antes tuve una experiencia. “Al
principio, dichos términos tienen una acepción muy estricta. La fantasía y el
fantasear, según Freud, son derivados de cosas oídas y vividas pero entendidas
recién después, agregando en una frase deliciosa que todo su material es
auténtico (proveniente de lo real) No hay nada en la fantasía que el sujeto no haya percibido antes. La fantasía es reproducción. Fantasía y
fantaseo tienen una meta defensiva y son una combinación inconsciente de cosas
vividas y oídas. Más adelante encontramos la idea de que las fantasías son
fragmentos desprendidos de los procesos de pensamiento.
Freud considera a la
fantasía como una capacidad meramente reproductiva de representaciones
provenientes de experiencias sensibles o de la realidad. Se ubica en el esquema racional de
pensamiento del que hablé hace un rato, que daba primacía al ser en tanto que
físico y material. ¿Qué es tener una representación del ser físico-material
real, sino una reproducción de una experiencia sensible y de una experiencia
representacional de esta realidad física y material del ser, en tanto que
físico y material? Freud
no se aparta de la concepción del ser como ser determinado. Incluso al
abordar la cuestión de la fantasía. La fantasía viene a ser un residuo de la percepción de la realidad.
Es un modo de re-trabajar
aquello de lo que ya hemos tenido experiencia.
El “Proyecto de
Psicología” es un texto que Freud nunca publicó en vida. Fue publicado
recién en 1950, pero Freud lo escribió en 1895. Ese texto se convierte en
paradigma de un aspecto del pensamiento de Freud, que es el del ser como ser
determinado. En algún momento Freud mete una cuña a esta concepción de la
fantasía, y hace aparecer otra, tal como pasó con Aristóteles. En la página 269
van a apreciar que dice lo siguiente: “Todo ocurre como si esas fantasías no
fueran más que el producto de una actividad re-combinatoria y en nada originaria
o creativa. Pero en cuanto se confronte con el tema de los fantasmas
originarios, privados de fuente real y actual en la vida, Freud les va a buscar
una mítica fuente real en la filogénesis” Así lo deja, sin mayores
especificaciones. Cabe preguntarse a qué se refieren los fantasmas originarios. En
los comienzos de las investigaciones de Freud, en sus estudios sobre la
histeria, una de las cosas que va a
plantear Freud es la teoría del hecho traumático, que luego descartará. Hechos
traumáticos individualizables, que en la medida en que no ha habido una
descarga por parte del sujeto, respecto del contenido afectivo que estas
experiencias traumáticas han causado, generan síntomas histéricos. Síntomas en
el orden corporal como consecuencia de una represión de la significación
emocional que estos hechos traumáticos han tenido. En términos generales,
muchos de estos casos tienen que ver con casos de abuso. Freud descubre que
muchos pacientes hablan de una situación de abuso allí donde nunca existió. No
hay un hecho real sino una fantasía que crea un hecho como si fuese real, pero
resulta que no lo es. No pasa de ser una creación de la fantasía.
Introduce
la idea de fantasmas originarios. Uno puede encontrar bifurcaciones en relación
a la interpretación de Freud. En “Los
extravíos biologizantes de la sexualidad en Freud”, el psicoanalista
francés Jean Laplange, plantea lo siguiente. Laplange tiene un libro dedicado a este tema. Cuando
Castoriadis dice “privados de fuente real actual”, Freud va a buscar una mítica
fuente real en la filogénesis. Cuando Freud se encuentra con esta cuestión de que hay pacientes que
fantasean sobre hechos que en verdad nunca existieron, como él no quiere
atribuir a estos hechos una fuente en la imaginación como imaginación creadora,
la remite a una filogénesis. En realidad, hay una base real, que es fuente de este fantasma
originario, que tiene que ver con la filogénesis, tiene que ver con aquellos
momentos en donde la sociedad, la vida gregaria del animal humano, todavía no
ha podido instituir la prohibición del incesto. Un animal humano que
vive en un colectivo social, pero que aún no ha constituido una pauta
prohibitiva del incesto. Lo que estaría diciendo Freud con esto es que hay una
base real y esa base real tiene una presencia filogenética y por consiguiente
intenta negarle a este
fantasma originario el hecho de poder ser un producto de la imaginación radical
del sujeto singular.
Tenemos
dos lecturas interpretativas distintas de la misma posición de Freud. Freud
plantea la cuestión del fantasma originario y Castoriadis afirma que Freud quiere encubrir a través de
la filogénesis la imaginación radical que está descubriendo, como operante o
creadora. Rescata este segundo momento de Freud, donde tira por tierra
la cuestión del hecho traumático real para decir que el hecho que se presenta
como hecho traumático es un producto de la imaginación radical del sujeto
singular en donde él crea una situación como real siendo que esa situación real
nunca ha existido. Y la crea en función de otro tipo de cuestiones que ahora no
tiene sentido explicar ni desarrollar pero que tienen que ver con la vida
funcional de los sujetos, con los modos que tiene los sujetos de investir los
objetos. Las investiduras de objetos son investiduras de sujetos. En donde
Freud habla de los fantasmas originarios es donde aparecería el ser físico, un
ser que en realidad está creado por la imaginación. Un ser por ser. Cuando uno habla del ser por
ser, se refiere a un ser que el sujeto en su acto de creación imaginaria, hace
ser. Decir que el ser
es por ser quiere decir que el ser es lo que yo hago ser mediante la
imaginación. El ser
es lo que está abierto a que un sujeto pueda crear en tanto que ser. El
ser es lo que ya está, lo que creo o lo que voy a crear. Si creo una sinfonía o
sueño un sueño, son creaciones de la imaginación. La fantasía por la cual estoy
creando un hecho que nunca existió, eso es haber convertido al ser en lo que
efectivamente yo hago ser. Por
ser quiere decir que lo hago ser yo. Que no es antes, sino que soy yo
quien lo hace ser.
Dice Merleau-Ponty en el
prólogo de su “Fenomenología de la
percepción”: “Yo soy la fuente absoluta de todo lo que es ser para mí, soy
yo quien hago ser para mí esta tradición que elijo reasumir y de horizontes
cuya distancia en relación conmigo se evaporarían puesto que no le pertenecen
en propiedad si no estuviera yo allí para recorrerla con la mirada” No está diciendo otra cosa que
el ser es lo que yo hago ser. El ser es lo por ser. Por ser quiere decir esto que está
abierto a que yo le otorgue el ser, para mí. En el caso de Merleau-Ponty, él trabaja la dimensión del sujeto
singular, no está trabajando la dimensión de lo histórico social, como
hace Castoriadis. Lo
plantea como el ser para mí, como si yo estuviese aislado del otro. Pero cuando avanzamos en el
pensamiento de Merleau-Ponty, vemos que no hay un ser para mí por fuera del ser
que es para nosotros, es decir, por fuera de un sentido construido socialmente,
en la relación yo-otro. El ser es lo que está siempre entre yo y el
otro. Para entender bien la diferencia entre un autor y el otro hay que
entender bien el punto de partida teórico-metodológico, más allá de que ambos lleguen a postular que el
ser es un “por ser” y “lo que yo hago ser”. Merleau-Ponty hace fenomenología, mientras que
Castoriadis hace una analítica.
¿En qué
experiencia sensible puedo tener experiencia de la actividad de la imaginación?
En ninguna. No tengo en mi experiencia perceptiva, no hay nada que me indique
en la percepción, en el acto de percibir, la operación de una facultad o de una
capacidad de mi psique que antes del estímulo o sobre el estímulo, sobre el
choque con la X, genere, construya o cree lo que podamos llamar percepción.
Siempre la percepción me es dada como tal. Por consiguiente, en el orden de la
experiencia y en el orden de una fenomenología, la imaginación no aparece como
facultad. Puedo encontrar que en la medida en que mi experiencia en algunos
casos se puede contrastar con algunos hechos equívocos de mi percepción (por
ejemplo, si yo pongo un palo dentro de una cuba de agua, el palo aparece
torcido. Saco el palo y esta derecho), puedo tener la conciencia de que mi
percepción me ha generado un error. Puedo pensar que en realidad mi percepción
acomoda ciertos hechos de manera activa y que la percepción no es pasiva o
receptiva porque la impresión retiniana no coincide con mi percepción. Desde el
punto de vista analítico yo puedo deducir que hay una capacidad que elabora,
que es la imaginación, pero desde el punto de vista fenomenológico, no.
El problema tiene
que ver, no con una diferencia en cuanto a que uno reconoce que hay una
imaginación y el otro no la reconoce como tal, sino con el hecho de que uno
parte de una metodología y el otro parte de otra metodología. En la metodología analítica yo
postulo la existencia de una imaginación, pero es un postulado analítico, algo
de lo cual no tengo experiencia inmediata o real. Incluso lo postulo como una condición,
sin tener experiencia inmediata o directa de ello. Son dos perspectivas distintas la fenomenología y
la analítica de Castoriadis. De hecho, podría pensarse que en la percepción tal
como la entiende Merleau-Ponty la imaginación está incluida, es un presupuesto
del hecho perceptivo. En la descripción fenomenológica de lo que es la
percepción, la transformación y la acción que el sujeto que percibe hace
respecto del supuesto material que recibe del mundo externo, ahí ya está
incluida la percepción. Solo que no lo puede postular, porque si tiene que
postular un hecho de la experiencia para elevarlo a categoría universal en
términos de qué es la percepción, no puede poner algo que esté por fuera del
orden de esa experiencia, como un agregado. Eso lo puede hacer el pensamiento analítico.
Yo puedo dar
cuenta de cómo se produce en la retina la impresión de una imagen. Yo les he
hablado ya de las aberraciones marginales. Si tomo una foto de una persona de
frente, la cámara me la toma de frente. Si de esa foto yo tomo a 45 grados una
foto, se me producen aberraciones en la foto. La imagen de la cara empieza a
tener ciertos alargamientos y se desdibuja. Si de esa imagen tomo otra foto a
45 grados, aumenta la distorsión. Estas distorsiones de la percepción son
aberraciones marginales. Eso mismo que se produce en la cámara fotográfica se
reproduce en la retina. Se puede
comprobar que en la retina se produce la misma aberración marginal, la misma
deformación de la imagen. Y sin embargo, mi percepción la corrige. En la
percepción real, el sujeto que percibe, corrige y modifica lo que se da en la
retina. Puesto que la retina funciona
exactamente como una cámara fotográfica, no llamamos percepción a la impresión
retiniana sino a la experiencia que el sujeto tiene de lo que percibe. Y lo que
percibe no es el proceso de transformación de lo que aparece en la retina sino
el resultado. En el resultado están incluidas todas las transformaciones pero
no apareen postuladas ni como parte de la experiencia del sujeto que percibe, sino que son postuladas
por un entendimiento o pensamiento. De la misma manera en que en la teoría de
la percepción que tiene que ver con las sensaciones el pensamiento también
postula que hay sensaciones cuando en realidad no tenemos experiencias de las
sensaciones. La Teoría de la Gestalt toma la experiencia real del sujeto que
percibe para trabajar con esa experiencia real del sujeto que percibe y no el
modo en que el sujeto piensa el objeto ya percibido. Eso es el prejuicio del
mudo (Merleau-Ponty) y lo que constituye la teoría de las sensaciones como
teoría de la percepción. Construyo con elementos de los cuales no tengo
experiencia una concepción de la percepción que no es el modo en que en verdad
se produce.
Con respecto al
papel de la imaginación, Castoriadis postula una imaginación de la cual no
tiene pruebas. Puedo tener la prueba de la imaginación en lo que refiere al
sueño o lo onírico. Pero también ahí hay toda una analítica, en la que voy
desglosando el objeto para encontrar allí una actividad que me permita explicar
por qué se produce el sueño y lo onírico. Merleau-Ponty reconoce explícitamente
una capacidad de institución originaria que puede ser postulado como un acto de
creación de sentido. Desde este punto de vista uno puede decir que la
percepción es un acto de creación de sentido y por consiguiente podría decir
que el que crea el sentido es el cuerpo, la percepción, la imaginación, pero de
todas maneras es siempre sobre el resultado de la experiencia sobre la que
trabaja Merleau-Ponty. Castoriadis postula una capacidad específica que tiene a
su cargo esta creación. Para Merleau-Ponty, el cuerpo crea sentido, la
percepción crea sentido y entabla una relación entre la creación motriz, el
cuerpo en movimiento que opera y trabaja sobre el mundo como institución de
sentido y el cuerpo como cuerpo perceptual que también crea sentido y se
establece la relación entre motricidad y percepción que da como resultado el
eje percepto-motriz. Llegan a conclusiones similares pero desde lugares
distintos, desde marcos teórico-metodológicos distintos. La fenomenología, en
sentido estricto, es decir, se propone como objetivo describir y no analizar y
explicar. Es entonces una desaprobación de la ciencia y de la filosofía. Pero
no se puede describir algo sin el análisis simple, eso es obvio. No es que la
fenomenología niegue que haya análisis. Lo que está cuestionando es el método
del análisis como método para llegar a construir un dar cuenta de la
experiencia de vida. Dar cuenta de la experiencia de vida no es dar cuenta de
ella en tanto que análisis de la experiencia de vida, sino en tanto que
descripción de ella, lo cual no quiere decir que para describirla no se valga
del análisis y la síntesis, porque no podría pensar sin análisis ni síntesis.
Son las dos operaciones fundamentales del pensamiento discursivo. Cuando Freud
habla del sueño, ¿cuál es la relación entre condensación y desplazamiento? ¿En
qué medida condensación y desplazamiento no son análisis y síntesis, no hechos
por el pensamiento discursivo, sino por otra instancia de la psique que no
puede prescindir del análisis y síntesis aun en términos del funcionamiento del
inconsciente?
Castoriadis
expone cuestiones fundamentales con respecto a Freud. Después de algunas
consideraciones sobre lo que Castoriadis llama antinomias en el pensamiento de
Freud, él se refiere a las dos esferas de la razón, logos o entendimiento como
productoras de conocimiento y de la imaginación. De esa antinomia entre esferas,
la correspondiente al pensamiento discursivo va a operar según la triada
realidad-placer- lógica. En la página 289, Castoriadis plantea lo siguiente: “En
realidad habría para escribir un libro sobre esa antinomia del pensamiento
freudiano y sobre la historia de la batalla que se libra por un lado entre esos
términos que al principio no le ofrecen dudas y que poco a poco se van
problematizando, esa suerte de trinidad o de trinomio realidad-placer-lógica,
donde el aparato psíquico opera con mayor o menor lógica frente a una realidad
que le es dada, para evitar el displacer o para maximizar el placer. Y por otro
lado, la imaginación, las elaboraciones y las creaciones fantaseadas del
aparato psíquico”
Para hacer un
cierre, si el modo en que cada uno de nosotros concibe nuestra realidad
psíquica, lo que podríamos llamar en términos generales, nuestra subjetividad,
respondiese a pies juntillas a la realidad tal cual es, uno podría decir que,
para dar un ejemplo, ¿cómo explicamos que en el seno de una familia, dos
hermanos hayan construido cada uno una óptica propia a partir de lo mismo? A
partir del padre, de la madre, de sus hermanos, de los amigos y del entorno
familiar, han construido visiones muy distintas respecto de la misma realidad. Hay
una construcción que hace que el sujeto y esa construcción no sean el espejo de
lo real sino una construcción de su imaginación, de su fantasía en el sentido
creador que le atribuyen Freud y Castoriadis. ¿Por qué uno se constituye de una
manera y otro se constituye de otra? ¿Por qué en el seno de una familia hay
resultados en la constitución del carácter y de la personalidad que son
distintos? ¿Por qué surgen caracteres y personalidades tan polares si han
tenido el mismo mundo? Esta explicación tiene que ver con una potencia del
sujeto que es la imaginación en Castoriadis y la fantasía en Freud. En la lectura que Castoriadis
hace de Freud la fantasía de Freud es la imaginación de Castoriadis.
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