SEMINARIO DE DISEÑO GRAFICO Y
PUBLICITARIO
1 ER CUATRIMESTRE DE 2011
CATEDRA: CARLOS SAVRANSKI
DOCENTE: CARLOS SAVRANSKI
TEORICO NO. 13
FECHA: 04-05-11
Voy a comenzar por un texto
de la unidad IV, “Hecho y por hacer”, de Castoriadis. Allí tenemos un
artículo que se llama “Imaginación,
imaginario y reflexión” En ese artículo, Castoriadis emprende un
análisis por separado de dos problemas: la imaginación radical en el sujeto singular y el imaginario radical instituyente en
el sujeto colectivo anónimo, lo que él da en llamar el dominio histórico-social.
Para Castoriadis, esta diferencia es una diferencia analítica. No podemos reconocer por
separado en el proceso real a la imaginación radical, por un lado y al
imaginario radical instituyente, por otro lado. De algún modo, operan conjuntamente en el
proceso de constitución de las significaciones imaginarias sociales. Si no operasen conjuntamente, no serían
necesarias la imaginación radical y el imaginario radical instituyente para que
haya significaciones imaginarias sociales. A los fines analíticos y porque el
mismo Castoriadis plantea que en la historia del pensamiento se ha reconocido
algunas veces la existencia de esta facultad de la imaginación, la facultad de la imaginación le
pertenece al sujeto singular y no al sujeto colectivo anónimo. Respecto
de este sujeto singular, la
cuestión de la imaginación radical tiene un recorrido histórico hecho. El imaginario radical
instituyente no tiene un recorrido histórico hecho. La instancia de lo
colectivo, de lo histórico-social no tiene un recorrido histórico hecho, no
aparece en el horizonte de la historia del pensamiento. En esta historia o
recorrido de la imaginación radical, el primero que se refiere a ella es Aristóteles en su libro “Acerca del alma”
En su libro “Los dominios del hombre: las encrucijadas del laberinto”,
Castoriadis tiene un texto dedicado al tema de la imaginación en Aristóteles.
El texto se llama “El descubrimiento de la imaginación” Castoriadis
descubre en Aristóteles una problematización de la cuestión del tiempo y del
tiempo relativo a la imaginación.
Castoriadis establece algunas
condiciones generales en el sentido de que la imaginación es una facultad de creación de formas. La palabra
imaginación es vista en sus dos connotaciones. Por un lado, su conexión con la
imagen, en el sentido más amplio del término, esto es como una forma. Agrega
dos términos alemanes, bild y einbildung, forma y cultura. Forma
y cultura es lo que Castoriadis pone en juego con el término “imaginación” y la
conexión con la idea de intención o hablando con propiedad, de creación. La imaginación como facultad, capacidad o potencia
del alma o de la
psique y la imaginación
cuyo resultado es la forma y la formación como la cultura. Tenemos la
capacidad y su producto.
Castoriadis también explica
porqué agrega el término “radical” a su noción de imaginación, puesto que esto
no aparecía en Aristóteles. Es para oponerlo a lo que él llama imaginación
segunda. Castoriadis reconoce en la idea del pensamiento y en el mismo
Aristóteles, dos imaginaciones distintas. Una imaginación reproductiva (segunda) y otra imaginación creativa
(primera o radical). La única de la que se habla es de la imaginación meramente
reproductiva. La imaginación radical viene antes de la distinción entre real o
imaginario/ficticio. El término “imaginario” lo encontramos en Lacan y en
Althusser en relación a la conformación de la ideología. Castoriadis no lo
plantea así. En una tradición que aún persiste dentro del marxismo y también
dentro de Lacan, la de lo imaginario como lo opuesto a y diferenciable de lo
real. El imaginario viene a ser así del orden de lo ficticio. Y esto es
justamente lo que Castoriadis no comparte.
Castoriadis sostiene que la
imaginación radical viene antes de la distinción entre real e
imaginario/ficticio. Si la imaginación la entendemos como lo
imaginario/ficticio, y por el otro lado entendemos que hay algo que es real y
que se opone a lo ficticio, la imaginación es anterior a ella. La imaginación
como imaginación radical es anterior a esta distinción. No es que esta
distinción no sea posible para Castoriadis. Este imaginario en términos de lo
ficticio no es el imaginario radical instituyente del cual él habla. Esto es
otro uso del término imaginario, que no corresponde con el uso que le da
Castoriadis. Para él la
imaginación y el imaginario nunca es lo ficticio. Todo lo contrario. La imaginación radical y el
imaginario radical instituyente son la condición de la realidad. Hay una realidad porque hay una
imaginación radical y un imaginario radical instituyente.
Castoriadis se plantea porqué
y en qué sentido la
imaginación radical es creación. La creación es creación ex-nihilo o creación de la nada y plantea
la necesidad de justificar que la creación es de la nada. La creación es de la nada en el
sentido de que es incausada, no tiene causa determinante. Es a-causal.
Es una fuerza de dar forma
que no tiene causa. La manera de entender esto de lo incausado tampoco
es demasiado difícil. Piensen ustedes que si algo tiene una causa que lo determina, entonces no es
creación porque es mera consecuencia de la causa que lo determina. Si
nosotros pensamos que hay causalidad, que si yo le pego a una bola de billar de
una manera tal que a su vez ésta le pega a otra y esta otra vaya a dar al hoyo,
no hay creación en los golpes que las bolas de billar dan a otras para que una
vaya a dar al hoyo. Hay determinación causal. Si lo pensamos en el orden de la
naturaleza, todo tiene su causa hacia atrás y hacia adelante. Hay una
causalidad infinita hacia atrás o el pasado y una causalidad infinita hacia
adelante o el futuro. En el orden de la naturaleza todo está determinado. Si
hay causalidad, hay determinación. Si Castoriadis tiene que entender que la imaginación es creación o
invención, no puede sostener que es determinación causal.
En Kant, la libertad no tiene
causa, en todo caso, genera ella una causa. Si yo soy libre, no tengo una causa
que determina mi libertad, pero yo con mi libertad en cuanto acciono,
introduzco una causa, que es la de mi libertad, en el mundo. Si yo no hago
nada, no pasa nada, pero si yo hago algo, aquello que hago incide en el orden
de las causalidades del mundo y por consiguiente, la libertad siempre apunta a
introducir ella una causa. Pero ella misma como libertad, no tiene causa.
Porque si no, no sería libre. Esto, en términos de Kant.
Pero con la imaginación en
Castoriadis pasa lo mismo, puesto que él necesita mostrar que para que haya creación, no tiene
que haber determinación, no tiene que haber causa. Esto no quiere decir que la
facultad de la creación se haga sin nada o en la nada y que yo no esté
utilizando una materia con la cual creo.
Yo di ejemplos. Yo puedo disponer de un léxico y el léxico no es la determinación
causal del poema ni de la novela. Sin léxico no creo ni novela ni poema.
Dependen de la posesión que yo tenga de la lengua, pero la lengua no es una
determinación causal de la novela ni del poema. Si lo fuera, entonces el poema
o la novela no serían creación y estarían comprendidos en el diccionario. El
diccionario, que es el elenco de todos los términos de la lengua, nos
permitiría, si pudiéramos poner el diccionario en la máquina, sacar todos los
poemas y novelas posibles. No habría creación. Se crea (el poema, la novela)
con algo (la lengua) de la nada. Pero ni el poema ni la novela tienen
determinación causal.
Lo que va a hacer Castoriadis es recorrer
los dos caminos. Tratar de entender
como se ha pensado la imaginación radical en el sujeto singular, por un
lado y tratar de entender
como se ha pensado el imaginario radical instituyente en el sujeto colectivo,
en el colectivo social anónimo o en el dominio de lo histórico-social, por otro lado. Empieza
por Aristóteles y
su reconocimiento acerca de que no se puede pensar sin phantasmas. O bien nuestros
primeros pensamientos son phantasmas, o bien no se puede pensar sin phantasmas.
El término que utilizan
los griegos para imaginación es phantasia. Nosotros decimos que si la phantasia produce phantasmas,
la imaginación produce imágenes. Los phantasmas son las imágenes
y la phantasia es la imaginación. No podemos pensar sin phantasmas
o los phantasmas son nuestros primeros pensamientos.
Castoriadis va a plantear
cuestiones en relación con Kant y Freud. Según Castoriadis ellos redescubren la
imaginación y la vuelven a encubrir, es decir como si reconocer que existe una
imaginación creadora se convirtiese en una dificultad para el pensamiento y
esta dificultad fuese de tal magnitud, que una vez abierta, hay que hacerla
desaparecer por los conflictos que genera y por la falta de soluciones a
estos conflictos.
Nosotros conocemos por
derecho propio, según cierta teoría del conocimiento. Nuestra facultad de
conocer es un espejo de lo real a la cual lo real se da (al espejo) tal como
es. Esto no nos genera ninguna dificultad, siempre y cuando aceptemos que el
conocimiento da cuenta de lo que es tal cual es. Si pensamos que conocer es
eso, entonces tenemos una facultad que es capaz de dar cuenta de lo que es tal
cual es. Castoriadis da por tierra con esto porque sostiene que la imaginación inventa o crea y
está antes del pensamiento, es condición del pensamiento, y está antes de la sensibilidad,
es condición de la
sensibilidad, está
antes de la impresión, es condición de la impresión y así sucesivamente. Además, si la
imaginación pone ella, de sí, una forma, entonces nos hemos metido en un
problema subjetivista donde se introduce la subjetividad. Decimos que la imaginación radical es una
facultad del sujeto singular. No es una facultad universal de Dios. Si
cada sujeto singular pone su imaginación ahí donde tiene que conocer, antes del
dato, antes de la sensibilidad, es obvio que la impronta subjetiva en el conocimiento está alterando
la teoría tradicional del conocimiento. Por eso es que tanto Kant como
Lacan tienden a dejar fuera de juego el problema de la imaginación una vez que
lo han descubierto.
Castoriadis plantea algunas
inconsecuencias de Kant que voy a pasar a explicar. Kant distingue entre una facultad pasiva y una
facultad activa. La
facultad pasiva es la sensibilidad o percepcion. La facultad activa es el entendimiento. Las razones por las cuales Kant plantea facultades heterónomas entre si
es porque es la única manera que ve de dar cuenta de la realidad sin caer en el
idealismo. Porque si la facultad sensible fuese activa, pasaría lo que
acabo de decir respecto de Castoriadis. Porque la imaginación es una facultad activa. Pone de sí y no sólo recibe.
Si yo digo que la facultad
de la sensibilidad sólo recibe, mi facultad sensible como facultad receptiva es
testimonial o especular. Si es activa o espontánea, como el entendimiento, entonces pone cosas de sí misma.
Entonces viene la pregunta del famoso punto 5 (ver texto de Castoriadis de la
unidad I): de aquello que conocemos, ¿qué proviene de lo que es y que proviene de lo que ponemos nosotros?
No se puede saber, postula
Castoriadis. Kant oscila permanentemente respecto a dónde poner la
imaginación. A veces la imaginación es pasiva, a veces la imaginación es
activa. Castoriadis muestra la inconsecuencia desde su lugar de defensor de la
imaginación como facultad activa.
Lo que nos interesa más
desarrollar es lo que tiene que ver con el pensamiento de Freud. La imaginación radical como
fuente de la cualidad perceptiva y de las formas lógicas es lo que permite a
cualquier ser para sí crear un mundo propio, en el que también él se incluya.
Esta X indescriptible
desde afuera se convierte en algo definido y específico para un ser en
particular a través del funcionamiento de su imaginación sensorial y lógica que
filtra forma y analiza los choques externos. Si hay algo afuera que es una X para nosotros (lo indeterminado), se
produce un choque con la X de lo que resulta un algo que ya no es una X sino un
dato o algo determinado. Este algo está determinado porque aparece la imaginación. Chocamos con algo indeterminado
(la X), la imaginación lo trabaja a esto con lo que chocamos y la imaginación
nos da como resultado el trabajo que hace sobre este algo X con lo que
chocamos, que tiene que ver con la sensibilidad. Esta es la teoría de la percepción en Catoriadis,
no se puede entender la percepción por fuera de la imaginación.
Nos interesa trabajar Freud,
que va a llevar su tiempo, porque hay que combinar a Castoriadis con Freud para entender cómo funciona la
imaginación. Una de las cosas que va a plantear Castoriadis es que el
término que los alemanes utilizan apara imaginación Freud no lo utiliza nunca,
como si para él la imaginación no existiera. Lo que sí aparece es el término “phantasia”
o “phantasie” Hay como cierto uso del término “fantasía” que parece ser
sinónimo de lo ficcional. Alguien tiene una fantasía y es algo que no concuerda
con la realidad. El que fantasea se construye un mundo fantástico que no se
corresponde con la realidad. En términos generales parecería ser que el uso que da Freud a este
término es más coincidente con la noción de fantasía de creación de un mundo
imaginario y no real. Esto
no es así para Castoriadis. Esto lo tenemos que trabajar con otras
cuestiones que vamos a exponer previamente. Castoriadis en un capítulo anterior
al que ustedes tienen plantea lo siguiente.
En cada sujeto…(digresión) Yo
trato de evitar el término individuo. Para Castoriadis, el individuo
está ya socializado. El
sujeto singular es el sujeto que viene al mundo pero que no está socializado.
La socialización es un
proceso y antes de que ese proceso se cumpla este sujeto singular tiene
existencia y él es un flujo representativo de
la imaginación. Castoriadis dice que la imaginación radical es un flujo porque no puede
parar. Estamos permanentemente imaginando. Para hablar de imaginación
del sujeto singular, Castoriadis recurre a ver que entendemos por sujeto
singular antes del proceso de socialización y de que devenga individuo. Castoriadis dice que antes de la
socialización y de devenir individuo, el sujeto singular es una mónada psíquica.
Esta mónada psíquica es un
flujo permanente de representaciones de la imaginación. Además, este flujo representativo de la
imaginación es anterior a la percepción y a la cosa. Antes que el niño
pueda percibir y tener delante alguna cosa como para que la imaginación pueda
intervenir sobre ella, antes de la cosa, antes de que haya percepción, hay
flujo representativo de la imaginación.
El tema de la lógica viene a
cuento de otra cuestión. Hay
que separar psique y soma. Castoriadis considera que toda vida o existencia viviente
funciona de modo conjuntista-identitario y por lo tanto, de modo lógico. No puedo
separar en conjuntos si no funcionan los principios de la lógica (identidad, no
contradicción y tercero excluido) Los principios de la lógica funcionan en toda
existencia viviente. Todo
lo que existe está intrínsecamente regido en el primer estrato natural por la
lógica conjuntista- identitaria. Y por extensión en todos los demás
estratos. Esa misma lógica
domina en forma evidente en el primer estrato natural que es el viviente. Y domina al ser humano en tanto
simple viviente o existente. Pero no en tanto sujeto poseedor de una imaginación radical o
de un flujo representativo de la imaginación. Si tomamos a la monada
psíquica, que es donde existe este flujo representativo de la imaginación, como
parte del hombre en tanto que simple viviente, si decimos que el simple
viviente actúa y se mueve en virtud que la lógica conjuntista-identitaria,
entonces el flujo representativo de la imaginación también tendría que
funcionar en virtud de la lógica conjuntista-identitaria. Esto es lo que no
pasa. Hay que entender esta mónada psíquica en tanto que mónada psíquica como sujeto singular, no en tanto que soma,
es decir en tanto que simple viviente. Como simple viviente, el cuerpo como viviente, es
conjuntista-identitario. Decimos que el cuerpo viviente como conjuntista
identitario funciona en virtud de la lógica conjuntista identitaria. No puede
haber funcionamiento de un cuerpo sin dimensión lógica o
conjuntista-identitaria. Si para nutrirse y en última instancia vivir, las
plantas precisan realizar la fotosíntesis, entonces deben tender hacia la luz
porque la sombra permanente implica la muerte. Desde el punto de vista de la
vida funciona una lógica conjuntista identitaria luz-no luz. Funcionan aquí los
principios de identidad, no contradicción y tercero excluido. Por ende,
funciona la dimensión conjuntista identitaria. No puede haber un cuerpo que
para poder vivir pueda prescindir de la dimensión conjuntista-identitaria.
Pero esto se aplica al ser
humano en tanto que viviente, no en tanto que mónada psíquica porque ahí es
donde Castoriadis plantea que el hombre como viviente tiene una psique que está
por encima de la psique de todo animal porque esta mónada psíquica constituye el flujo representativo
de la imaginación que traspasa la dimensión lógica y conjuntista-identitaria.
Por esta capacidad de la
imaginación y del flujo es que el hombre desarrolla cultura y no vivimos del
instinto como los animales. Para ello (para ser simples animales o seres vivientes) no
precisamos más que la dimensión conjuntista- identitaria. Si hay algo que excede en el ser
humano a la dimensión conjuntista identitaria es justamente porque esta mónada
psíquica es capaz de producir un flujo representativo de la imaginación que
supera y transgrede la dimensión conjuntista-identitaria. En una
perspectiva genética, en esta mónada psíquica, en tanto que flujo
representativo de la imaginación, no hay cultura. Es una mónada para sí y
narcisista. La posibilidad de crear cultura es una potencia de la psiquis del
hombre que no tienen los animales. Castoriadis se vale del término “monada
psíquica” para explicar que la psique en ese estadio es una unidad cerrada
sobre sí misma.
Para que haya cultura, esta mónada psíquica tiene que poder abrirse al
mundo y a la sociedad y la manera de hacerlo es cuando ingresa al campo social. La primera ruptura de la mónada psíquica es la
relación diádica que
establece el niño con su madre. El niño ya no está solo, sino que es él
con su madre. Esa relación diádica es el primer momento de la cultura y el segundo momento de la
cultura es la relación
tríadica que se da cuando aparece el padre.
Esto supone un proceso de socialización.
Este flujo de la
imaginación que no para por sí solo no puede producir cultura. La cultura es un producto del
imaginario radical instituyente y no de la imaginación radical. El imaginario colectivo no es
una lógica de yo+él+él, sino que es una lógica propia del funcionamiento
colectivo. Lo vemos en el ámbito de la familia porque la familia tiene
un modo de funcionamiento colectivo que no es la suma del 1+1+1, sino una
lógica de funcionamiento de conjunto, en donde en ese funcionamiento de
conjunto, no es la imaginación de cada uno la que opera, sino el imaginario
como facultad de lo colectivo.
Si no hubiese este flujo
representativo de la imaginación, propio de la mónada psíquica, y sólo hubiese
imaginario, no podría haber imaginario tampoco. No podría existir una capacidad
colectiva si al mismo tiempo cada uno no tuviese una imaginación radical
propia. Castoriadis insiste en que el imaginario radical instituyente no es la suma de las imaginaciones
radicales de cada uno, sino una lógica propia del funcionamiento social, que
funciona de modo distinto que la de cada uno y que supone que sin la de cada
uno, esa lógica tampoco podría funcionar como lógica colectiva. No sólo
no podría funcionar, sino que además suele entrar en contradicción con la
lógica de este flujo de la imaginación propia. Lo que dice Castoriadis es que una monada psíquica nunca acaba
por socializarse del todo. Hay una dimensión de lo monádico que subsiste
aun en los procesos de integración social. Se trata de dos funcionamientos
distintos el de la imaginación radical y el del imaginario radical
instituyente. No es que uno trasciende al otro. Cuando Rousseau habla del bien
o interés común, postula que no es la sumatoria de los intereses particulares.
El interés general está por encima de ellos. La sumatoria de los intereses
particulares nunca puede dar el interés general. Son dos lógicas distintas. Lo
imaginario colectivo tiene una lógica propia distinta de las lógicas de las
imaginaciones individuales.
Necesitamos de las dos. Si
alguna de ellas no está presente…si nosotros tuviésemos flujos representativos
de la imaginación de la mónada psíquica, pero no hubiese cultura, de modo tal
que la cultura funcionase en virtud del imaginario radical instituyente, como
una capacidad de creación colectiva, este flujo representativo de la
imaginación no podría prosperar nunca en significaciones imaginarias sociales.
Permanecería como flujo representativo de la imaginación, pero nunca podría
producir ella por sí misma-porque además no lo puede para Castoriadis- producir
ella, cultura. Uno crea el arte y la literatura dentro de lo que son las
construcciones que ha creado previamente la cultura.
Hay en Castoriadis dos modos
de abordar el tema del surgimiento del flujo representativo de la imaginación.
De algún modo se apoya en Freud para plantear el tema del flujo y del origen
del flujo. Partimos de que el flujo es un hecho. Cabe preguntarse de dónde nace
y por sus condiciones de nacimiento. Uno se podría plantear dos cosas con respecto a la imaginación radical
y al flujo continuo y constante de representaciones que genera, las
cuales están en Castoriadis ¿Es
algo que le corresponde a la monada psíquica por derecho propio o nace de la
relación que la psique tiene con el cuerpo (soma)? Cuando decimos que
somos una mónada psíquica, la
mónada psíquica se refiere únicamente a la psique. Pero somos una unidad psique-soma.
Cuando hablamos del flujo representativo de la imaginación referido a la mónada
psíquica, no decimos nada del cuerpo. Pero si somos una unidad alma-cuerpo, ¿cuál es la relación entre el
alma y el cuerpo? El
flujo representativo de la imaginación, ¿tiene que ver con la relación
entre el alma y el cuerpo?
Castoriadis retoma a Freud
desde la teoría de las
pulsiones. En este texto de Freud que se llama “Pulsiones y destinos
de pulsión” Freud plantea características de lo que él llama pulsión y trata de hacer distinciones y diferencias entre
distintos tipos de estímulos. Trata de dilucidar qué lugar ocupa la noción de
pulsión dentro de todo lo que en el terreno de la fisiología se conoce en
términos de estímulo-respuesta. La fisiología nos ha proporcionado el concepto del estímulo y del
esquema del reflejo, de acuerdo al cual un estímulo aportado al tejido vivo, a
la sustancia nerviosa, desde afuera, es descargado hacia afuera mediante la
acción. En general, se
trata de una acción de huida o alejamiento. Esta acción es acorde al fin, por el hecho de que
sustrae a la sustancia estimulada de la influencia del estímulo, la aleja del
radio en que éste opera. ¿Qué relación mantiene la pulsión con el
estímulo? Nada nos impide subsumir el concepto de pulsión bajo el de estímulo. La pulsión sería un estímulo
para lo psíquico. Pero en seguida advertimos la imposibilidad de
equiparar pulsión y estímulo psíquico. Es evidente que para lo psíquico existen
otros estímulos que los pulsionales, los que se comportan de manera muy
parecida a los estímulos fisiológicos. Por ejemplo, si una fuerte luz encandila
mi ojo, no se trata de un estímulo pulsional. Sí lo es sentir acidez o sequedad
en la garganta. Hemos sugerido material para distinguir entre estímulos
pulsionales y otros fisiológicos, que influyen sobre el alma. El estímulo pulsional no proviene del mundo exterior. Proviene del interior de mi
organismo. Por eso, también opera diversamente sobre el alma y se
requieren diferentes secciones para eliminarlo. Todo lo esencial respecto del estímulo está dicho si
suponemos que opera de un solo golpe, por tanto se lo puede despachar
inmediatamente mediante una única acción adecuada, cuyo tipo ha de discernirse
en la huida motriz ante la fuente del estímulo. Para todos esos
estímulos, huir es la acción apropiada. Tales golpes pueden también repetirse y
sumarse. Pero esto en nada modifica la concepción del hecho, de las condiciones
que preexisten a la suspensión del estímulo. La pulsión en cambio, no actúa como una fuerza de choque
momentánea, sino siempre como una fuerza constante, puesto que no ataca desde
afuera, sino desde el interior del cuerpo. Una huida de nada puede valer contra ella. Será
mejor que llamemos necesidad al estímulo pulsional. Lo que cancela esta necesidad es la satisfacción.
Esta sólo puede alcanzarse mediante una modificación apropiada a la meta y adecuada a la fuente
interior del estímulo. Empieza a distinguir estas condiciones de lo que
es la pulsión. La pulsión
tiene una fuente, que es el interior del cuerpo. Después de esto, hay una meta que es la
satisfacción. Hay
un objeto hacia el cual se tiende y es la obtención del mismo lo que produce la
satisfacción. Para poder llevar a cabo esto hay que hacer un trabajo y un esfuerzo.
Estas son las que Freud pone como las características de la pulsión. El objeto de la
pulsión es aquello en o por lo cual se puede alcanzar la meta. Por fuente de la
pulsión se entiende aquel proceso somático interior a un órgano o a una parte
del cuerpo cuyo estímulo es representado en la vida anímica por la pulsión.
Hasta acá, los cuatro puntos que definen a la pulsión.
Después Freud avanza y
clasifica dos tipos de
pulsión. Las pulsiones
de autoconservación o pulsiones yoicas y las pulsiones sexuales o libidinales. Uno
podría producir acá algo así como una superposición de las teorías biologistas
relativas a la vida animal. Hay dos formas de reproducción, la reproducción del
individuo y la reproducción de la especie. Habría dos dimensiones sobre las
cuales trabajaría esto que damos en llamar el instinto. La pulsión no es
exactamente lo mismo que el instinto. Pero Freud no deja totalmente de lado
esta cuestión. El instinto en el animal supone la reproducción del individuo y
la reproducción de la especie. En la pulsión, en el hombre, supone la autoconservación, que es la
conservación del individuo y la pulsión sexual, que no es exactamente la
reproducción de la especie.
La pulsión sexual va mucho más allá de eso y es de algún modo independiente de
la reproducción de la especie. Este va a ser el descubrimiento de Freud
respecto a su teoría de la sexualidad. La teoría de la sexualidad supone no
encabalgarse en la idea del instinto de la reproducción de la especie, sino en construir
una teoría diferente.
Cuando Freud habla de pulsión
de autoconservación, al mismo tiempo entra en juego la pulsión yoica. Lo que
está diciendo es que esta pulsión de autoconservación está de algún modo
conducida por el yo. Si tenemos en cuenta la segunda tópica de Freud, cuando
aún no está desarrollada la instancia del yo, no sabría muy bien cómo es
posible que haya una pulsión de autoconservación a la que se pueda llamar
yoica. Mientras hay puro ello y todavía no hay yo, sin embargo hay pulsión de
autoconservación. Freud llama yoica a esta pulsión porque es cuando aparece el
yo que esta pulsión se puede desenvolver por sí misma. Antes de que aparezca el
yo no puede desenvolverse por si misma. Por ejemplo, el niño que no puede
valerse por sí mismo y que depende para todo de la madre.
Por el otro lado, tenemos la
pulsión sexual. La pulsión sexual se estructura históricamente sobre la
anterior. Lo que en principio no es un objeto de la satisfacción libidinal, se
trasforma en objeto de la satisfacción libidinal por una especie de apoyo de
una en la otra. El niño no mama para convertir al pecho de la madre en un
objeto libidinal. Mama porque necesita alimentarse. Pero sobre el hecho de la
necesidad se monta la pulsión sexual o libidinal. Una se estructura sobre la
otra. La libido se estructura sobre el orden de la necesidad, siendo que la
necesidad es la autoconservación.
Castoriadis plantea el tema del surgimiento del flujo de
representaciones de la imaginación en virtud de este esquema porque la pulsión
tiene su fuente en el cuerpo, pero de algún modo la pulsión se hace presente en
la psique a través de la representación. Aquí tenemos cómo se produce la relación
psique-soma. Con respecto a la relación entre el cuerpo y la pulsión corporal,
siempre hay que tener en cuenta que la fuente de la pulsión es el cuerpo.
Hambre y sed son pulsiones. Si la fuente de la pulsión es el cuerpo, entonces
cabe preguntarse cómo aparece algo que es del orden de lo corporal en la
psique. Esto se lo pregunta Freud y esto que se pregunta Freud intentará
solucionarlo con una fórmula que después vamos a analizar, pero que yo puedo
rápidamente enunciar. Esta es una manera de entender el surgimiento del flujo
de la imaginación. Por otro lado, hay un nacimiento independiente que es propio
del sujeto y no propio de la relación psique-soma. Cuando digo que sí tiene que
ver con el cuerpo o con el soma, es porque la pulsión tiene que tener alguna manifestación en la psique. Veamos una cosa. Pensamos en un
ser viviente, supongamos un organismo unicelular. En un organismo unicelular la
membrana es el contacto con el mundo exterior. Esa membrana hace las veces de
un sistema perceptivo o sensible. Es lo que recubre la célula y la conecta con
el exterior. Es este el lugar de la sensibilidad y de la perceptividad del
mundo exterior. En los organismos evolucionados hay sistemas especiales para la
relación con el mundo exterior. En los humanos el tacto está en todo el cuerpo,
no así la vista y el olfato. Hay un desarrollo específico de órganos del tacto,
de órganos de la visión y de órganos de la audición. Para que haya una
especialización en la relación con el mundo exterior, tiene que haber un
desarrollo de un aparato o de unos aparatos específicos destinados a esta
relación.
Lo que Freud plantea es que el cuerpo no tiene modo de poner
de manifiesto la pulsión, que nace dentro del cuerpo, en el mundo, sino a
través de la psique. Tiene
que haber algo en la psique que represente a la pulsión. Pero que no sea
ella misma, sino que sea una
representación que sea algo así como la delegada de la pulsión. La pulsión es el cuerpo y esta
pulsión que es el cuerpo tiene que tener un delegado en la psique. Ese delegado es la
representación. Algo que es interesante de pensar es que si el cuerpo es
el lugar de lo cuantitativo y si la psique es el lugar de lo cualitativo, de
las cualidades y de las representaciones, tiene que haber alguna manera en que
lo cuantitativo-corporal se ponga de manifiesto como
cualitativo-representacional en la psique. Esto es lo que Castoriadis retoma de
Freud, no sin sostener sin embargo, que el origen de la imaginación radical y
por consiguiente del flujo representativo de la imaginación es independiente
del cuerpo. De todas maneras y en tanto hay una articulación entre cuerpo y psique,
es la psique la que retoma mediante las representaciones, la pulsión
corporal.
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