Merleau-Ponty - "La espacialidad del cuerpo propio y la motricidad" - Seminario de Diseño Gráfico y Publicitario - Cátedra: Savransky
Merleau-Ponty - "La espacialidad del cuerpo propio y la motricidad" - Seminario de Diseño Gráfico y Publicitario - Cátedra: Savransky
LA ESPACIALIDAD
DEL CUERPO PROPIO Y LA MOTRICIDAD
Por Maurice Merleau-Ponty
El
prójimo, el mundo de los objetos y las cosas, la espacialidad y la
temporalidad, juegan un papel decisivo en la constitución de la unidad del
cuerpo propio.
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El
cuerpo propio es protagonista principal de nuestras prácticas y operaciones
en las que producimos sentido. ¿De donde proviene el sentido?
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También nos va a permitir
abordar algunos problemas propios de las disciplinas proyectuales, como por
ejemplo, la relación entre el pensamiento o reflexión y la práctica, como un
modo de pensar la relación entre un programa de diseño y un proyecto de diseño
(forma). Vamos a ver si las prácticas del cuerpo pueden ser determinadas por los
contenidos de la conciencia, como si uno pudiera plantear de antemano todo lo
que va a hacer y en función de que se lo ha planteado, este programa consciente
determina las prácticas del cuerpo.
En su afán por diferenciarse de la
Psicología Clásica, que plantea una concepción objetiva del cuerpo como
sumatoria de partes individuales, Merleau-Ponty sostiene que el cuerpo propio no es tal.
Plantea que
no es ese el cuerpo con el que yo me encuentro cuando me dispongo a realizar
alguna tarea. Merleau-Ponty retoma la idea gestaltista de que el esquema
corporal es un todo que precede a sus partes. Sin embargo, a la hora de
pensar el esquema corporal y la espacialidad del cuerpo propio no basta con
decir que mi cuerpo es una forma en el sentido de la Gestalt y que es un todo
que antecede a sus partes. Merleau-Ponty está de acuerdo con esto, pero no es
suficiente. La conciencia global del cuerpo propio en el mundo no es una
conciencia explícita, pues no es que estamos todo el tiempo poniendo como
objeto del pensamiento a nuestro cuerpo, sino que es una conciencia perceptiva,
que hace que el cuerpo disponga de sí mismo en cada momento, por eso él habla
de unas partes que están envueltas en otras partes. No es que tengo que ponerme
a pensar dónde está mi mano, para poder agarrar la botella o dónde están mi pie
y mi pierna para patear la pelota, sino que directamente mi cuerpo como un todo
dispone de sí mismo para realizar esos movimientos.
La
interoceptividad es la percepción que tengo de mi interior y la
exteroceptividad es la percepción que tengo de mi exterior. Para el
empirismo, constituyo la unidad de mi cuerpo a partir de la sumatoria y
asociación de imágenes externas e internas que tengo de mi propio cuerpo.
El intelectualismo supone la unidad como previa y como condición de
sumatoria y asociación de cada una de estas partes que dan testimonio de mi
exterior y cada uno de estos hechos que dan cuenta de mi interior
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La
Psicología Clásica y la Psicología de la Gestalt plantean ambas un abordaje
objetivo del cuerpo propio, que no coincide con el abordaje subjetivo del
cuerpo propio planteado por la fenomenología, el cual tiene que ver con
cómo vivencio yo (subjetivamente) mi propio cuerpo. Es posible un desfasaje
entre el orden objetivo y subjetivo de la espacialidad del cuerpo propio.
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El
cuerpo propio o esquema corporal es dinámico y su espacialidad es una
espacialidad vivida en situación y no en posición. El esquema corporal o
cuerpo propio se constituye en una situación particular que consiste en la
relación que establece el cuerpo con sus tareas concretas o abstractas
hacia en mundo de objetos que lo interpela para la percepción y para la
acción. Para que el cuerpo responda o
reaccione a la solicitación del mundo en una situación no es necesario que intervenga ninguna representación o reflexión.
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EJE
PERCEPTO
MOTRIZ
=
UNIDAD DEL
CUERPO
PROPIO
Los objetos
interpelan al cuerpo para que éste reaccione con ciertos comportamientos. Esta
situación de la que estamos hablando supone un mundo que Merleau-Ponty llama
polo solicitante porque solicita al cuerpo respuestas prácticas o reacciones percepto-motrices.
Las respuestas o reacciones con las que el cuerpo propio intenta dar cuenta de
las solicitaciones del mundo se dan de modo inmediato y sin cálculo. Para que el cuerpo responda o reaccione a la solicitación del mundo en
una situación no es necesario que intervenga ninguna representación o reflexión. Por ejemplo, uno va por
la calle y en la vereda del frente alguien levanta la mano y lo saluda a uno.
Entonces uno responde levantando el brazo, sin tener que representarse donde
está mi brazo y mi mano, quién es ese otro y por qué levantó la mano y porqué
la tengo que levantar yo también. Inmediatamente saludamos levantando el brazo
y muchas veces nos pasa que saludamos a gente que no conocemos. Ese es el
cuerpo propio operando en el mundo sin intermediación de la conciencia,
representación o reflexión.
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El cuerpo propio
tiene una intencionalidad operante y significativa que le es propia. Es decir, hay una
intencionalidad operante y significativa a nivel motriz, por un lado y hay una intencionalidad operante y
significativa a nivel perceptual, por el otro. En esto consiste el eje percepto-motriz del cuerpo
propio. En que hay una
intencionalidad operante y significativa tanto a nivel perceptual como motriz.
La intencionalidad
supone estar tendidos hacia un
objeto, que es el objeto
intencionado o sobre el cual tenemos intenciones porque nos interpela.
La unidad del sujeto que es el cuerpo propio o el esquema corporal sólo se da
siempre en relación con un
mundo de objetos y a través de la motricidad y la percepción, de modo tal
que, el cuerpo y el mundo
están entrelazados como si fueran una misma cosa. No hay oposición sujeto – mundo o
sujeto – objeto, sino que el mundo como polo solicitante es una de las
condiciones para la unidad del sujeto o esquema corporal. A esta
relación Merleau-Ponty la llama estructura del comportamiento. Cuando hablamos de mundo hablamos de órdenes de sentido. No es un mundo dado y objetivo el que
está ahí y todos nos encontramos ante un mundo cuyo sentido se encontraría ya
en él, independientemente de cada uno de nosotros. Se trata de órdenes de
sentido que se instituyen tanto en la motricidad como en la percepción.
Dicho de otro modo, la
institución originaria de sentido se instituye con los comportamientos.
Con su filosofía del cuerpo humano, Merleau-Ponty quiere evitar el
materialismo, el idealismo y el dualismo, por lo que insiste en la unidad de la
conciencia con la corporalidad total. El hombre es un cuerpo
consciente o una conciencia corporal. El análisis
reflexivo no penetra el pensamiento y el comportamiento real del hombre.
Cuando ello ocurre, cuando nos detenemos a reflexionar sobre cada cosa que
hacemos o decimos, se trata de un comportamiento patológico. El cuerpo propio
porta un sistema de significaciones cuyas correspondencias, relaciones,
participaciones, no necesitan explicitarse para ser utilizadas.
La
percepción normal es llevada a cabo por el cuerpo propio, que en el mismo acto
de percibir significa y no tiene que traer la significación de otra parte, por
ejemplo, una conciencia reflexiva externa, porque el cuerpo propio es ya un
cuerpo consciente. La percepción patológica requiere que la significación
sea traída de otra parte por medio de un verdadero acto de interpretación
consciente.
El movimiento
normal del cuerpo no requiere ser subsumido en una categoría de la conciencia
para poder ser llevado a cabo porque el cuerpo ya es consciente. El movimiento
patológico del cuerpo requiere ser subsumido en una categoría de la conciencia
para poder ser llevado a cabo.
El eje percepto-motriz
del cuerpo propio no precisa explicitar todo el tiempo por medio de una
conciencia externa las significaciones de las que dispone porque ya es un
cuerpo consciente portador de significaciones como disponibilidades para el
percibir, actuar, hablar.
La percepción y la motricidad son intencionalidad original. La motricidad
no es el pensamiento o representación de un movimiento, la percepción no es el
pensamiento o representación de un percepto y el espacio corpóreo no es tampoco
pensado o representado. La percepción y el movimiento son expresión de la
conciencia como potencialidad de acción por intermedio del cuerpo.
Lo que
diferencia a Schneider de los sujetos normales es que si bien tiene la
capacidad de realizar comportamientos concretos (comportamientos de la vida
cotidiana que viene haciendo desde siempre), para realizar comportamientos
abstractos tiene que hacer un esfuerzo, pensar e interpretar lo que los
normales no. Actúa como un intelectual. Está parado en el presente, en base a
lo ya aprendido, sin capacidad de proyectarse. Sólo puede realizar
comportamientos concretos. Schneider puede hacer zapatos, cerrar la ventana si
hace frío, rascarse si un mosquito lo pica. Ahora si le pido que se toque en el
lugar donde el mosquito picó y él se rascó, si le pido que vaya a cerrar la
ventana, si le pido que se ate los cordones de sus zapatos, tiene que
objetivarse a sí mismo, realizar actos preparatorios, pensarlo todo antes de
hacerlo. Tiene que objetivar su mundo práctico. Schneider no puede de entrada traducir
las consignas verbales en motricidad, y no es porque no las entienda y tampoco
es porque tenga discapacidades motrices o sensoriales. No puede convertir una
significación verbal en una significación motriz. Puede hacer todo aquello que
aprendió antes de la lesión y que le resulta por ende conocido. Pero es incapaz
de ponerse a si mismo en situación. El comportamiento centrífugo hace
comportamientos hacia afuera que rompen con la actualidad, con la habitud, con
la práctica cotidiana. Parar realizar comportamientos abstractos, tiene que
interpretar y prepararse, no los puede hacer si no interpreta y si no se
prepara. Trata por medio de movimientos preparatorios de hacer de su cuerpo propio
un objeto de percepción actual.
El actor o el
hombre normal tienen la capacidad de desprender su cuerpo real de su cuerpo
imaginario y de hacerlo llorar, reírse, hablar, pero el enfermo no tiene esa
capacidad de desprender su cuerpo real de su cuerpo imaginario. No puede
ponerse en situación o proyectarse.
Merleau-Ponty
discute con la psicología intelectualista y empirista. Ambas parten del error de considerar
el mundo objetivo y el cuerpo objetivo.
Los empiristas
trabajan relaciones de causalidad fisiológica. Porque no ve, no puede realizar
movimientos abstractos. Pero cuando el sujeto normal cierra los ojos, puede
realizarlos. O no puede realizar movimientos abstractos porque tiene un
trastorno motriz. No se trata de cuestiones fisiológicas. Objetivamente
hablando, la regla y el mosquito son el mismo estímulo y los movimientos
llevados a cabo para tocarse el lugar estimulado también son los mismos. Por lo
tanto no es un trastorno visual o motor la explicación.
Los
intelectualistas suponen que lo que falla es la función simbólica o la
capacidad de representar. Tampoco es que no puede entender
lo que tiene que hacer. Tiene que objetivar, tiene que mirarse y
observarse, interpretar y descifrar para seguir consignas. El cuerpo normal
puede colocarse en lo virtual, más allá de lo real. Justamente porque está
encerrado en lo actual, el cuerpo enfermo tiene que prepararse. Pero no es que
se haya dañado la función simbólica o el entendimiento. La significación
intelectual que el médico da al enfermo, el enfermo la comprende. Pero no puede
pasarla a una significación motriz hasta que hace un esfuerzo sobrenatural de
objetivación de si mismo y de su espacio que el normal no tiene necesidad de
hacer.
No se
trastornan los sentidos, ni la motricidad ni el entendimiento. Lo que se trastorna
es el esquema corporal (la unidad del cuerpo propio o la
capacidad de hacer de su cuerpo propio un objeto de percepción y movimiento actual)
y el sistema de equivalencias en el cual las consignas adquieren un sentido
para el esquema corporal. Se ve afectada la capacidad de
traducir la significación verbal en significación motriz aunque se la comprenda
y aunque pueda ver y moverse. Schneider tiene que volver a encontrar
y replantearse su esquema corporal y su espacio corporal. Por eso Schneider no
puede hacer las cosas ni seguir consignas espontáneamente.
Primero, tiene
que encontrar su propio cuerpo. Llevar a cabo toda una serie de movimientos
preparatorios de hacer de su cuerpo un objeto de percepción actual. Al estar
afectado el esquema corporal, esto es la unidad del cuerpo propio como un todo,
no tiene una motricidad ni una espacialidad proyectiva y se encuentra encerrado
en lo que aprendió en el pasado. Solo puede hacer lo inmediato. No está abierto
a ninguna virtualidad.
El cuerpo
propio no es un amontonamiento de órganos yuxtapuestos en el espacio. Lo tengo
como una posesión indivisa y conozco la posición de cada uno de sus miembros
por un esquema corporal en el que todos están envueltos. El esquema corporal o
la unidad del cuerpo propio es un sistema de equivalencias que me permite
realizar tanto las acciones concretas como abstractas sin tener que
interpretarlas o representármelas cada vez, sea percibir, moverme o hablar.
El cuerpo propio es un cuerpo que al accionar significa o intenciona (no es que trae la significación o
la intención de otro lado) y encuentra equivalentes entre la significación
verbal y motriz sin necesidad de pensarlo una y otra vez.
Cuando Merleau
Ponty habla de la conciencia se refiere a la conciencia corporal o al cuerpo
consiente, no se trata de una conciencia pura. Se trata de una conciencia
encarnada (en el cuerpo) y en situación. El cuerpo propio es el cuerpo
fenoménico o de las vivencias y no tiene una realidad objetiva sino una
realidad subjetiva y construye una espacialidad propia y su unidad en oposición
al espacio exterior que lo interpela, mediante la percepción y la motricidad o
los comportamientos (eje percepto-motriz).
El espacio
corporal y el espacio exterior forman un sistema, siendo el espacio corporal el
fondo sobre el cual puede destacarse el vacío ante el cual puede aparecer el
objeto como propósito de nuestra acción. Por la acción intencional sobre los
objetos del espacio corporal es que se realiza la espacialidad del cuerpo
propio. La motricidad constituye la espacialidad del cuerpo propio. Hay un
mundo y en él hay objetos para un cuerpo. Para que el cuerpo accione y realice
prácticas (percepción y motricidad) es preciso que los objetos del mundo sean
para él, esto es, que lo interpelen. De esta manera, constituye su
espacialidad. El cuerpo es un cuerpo en situación porque está orientado hacia
la práctica, hacia las tareas que lo interpelan y hacia objetos que lo interpelan.
El cuerpo propio ya es un cuerpo consciente (consciencia práctica) y no es
esclavo de la conciencia para llevar a cabo sus acciones.
Si la unidad del cuerpo propio o esquema corporal, es
una unidad que se constituye en los procesos dinámicos y el proceso dinámico implica
una relación entre la acción y el objeto sobre el cual se ejerce la acción,
ello deriva a su vez en un doble sentido, que es el sentido de la acción y el
sentido del objeto sobre el cual se ejerce la acción. El esquema corporal se
produce porque nosotros tenemos finalidades, estas finalidades suponen sentidos
y nos llevan a la acción sobre objetos que también tienen sentido para
nosotros. Existe una relación entre el sentido de los objetos para
nosotros y el sentido de las acciones sobre esos objetos que tienen sentido
para nosotros. Supongamos que yo tengo un pedazo de madera con el
cual quiero hacer una tabla. La acción va estar orientada a obrar sobre ese
pedazo de madera para convertirlo en una tabla. Para ello necesito dos cosas en
el orden del sentido. Una, el sentido del objeto que voy a transformar. Dos, el
sentido de la acción que quiero realizar para transformar este objeto. Son dos
sentidos distintos. Si yo quiero obrar para hacer una tabla sobre un pedazo de
hierro, no podré. No es lo mismo que el sentido de mi acción esté orientado
hacia un objeto cuyo sentido permite que yo realice esa acción, que esté
orientado hacia un objeto cuyo sentido no lo permita. Si el objeto es de
hierro, no me permite hacer una tabla. Si el objeto es madera, si me permite
hacer una tabla. Hay dos órdenes de sentido que se ponen en juego:
el sentido del objeto sobre el cual voy a obrar y el sentido de la acción que
voy a emprender sobre ese objeto. Obviamente, se trata de dos
acciones coordinadas o que se entrecruzan. Pero son los dos sentidos los que
pongo en juego cuando voy a realizar una tarea.
Por la acción
se realiza la espacialidad del cuerpo y el cuerpo mismo. Considerando el cuerpo
en movimiento se ve cómo es que habita el espacio y el tiempo puesto que el
movimiento del cuerpo no se contenta con
sufrir el espacio y el tiempo, sino que los asume activamente. El cuerpo
instaura mediante la práctica un espacio circundante, un espacio propio y de
las prácticas del propio cuerpo. Si uno camina a oscuras por su propia casa no
es lo mismo que hacerlo en una casa ajena. En nuestra propia casa no nos
llevamos todo por delante porque el cuerpo aprendió a realizar su propio
espacio y aprendió a moverse en su propio espacio. Puedo meter el auto en la
cochera sin necesidad de hacer cálculos matemáticos porque mi cuerpo habita el
auto y el espacio circundante y se dónde está mi pipa (en mi mano) sin
necesidad de hacer cálculos matemáticos, porque conozco el espacio de mi propio
cuerpo. El cuerpo va construyendo la propia espacialidad reteniendo y
protendiendo.
El hábito o la
habitud surgen de las prácticas que sedimentan en el cuerpo y que el cuerpo las
retiene como disponibilidades posibles de ser convocadas en el presente y adaptadas
al presente.
Uno reasume lo que aprendió, pero cada vez de una manera diferente, actualizada
de acuerdo a la situación presente. Por eso el hábito no es ni
mecánico ni repetitivo (acto reflejo). El cuerpo construye mediante
la percepción y la motricidad (eje
percepto-motriz) un espacio propio, la espacialidad del cuerpo propio y de
alguna manera el propio cuerpo porque va adquiriendo habitualidades. Va armando
un esquema corporal. Esto hace que no tengamos que interpretarlo todo cada vez
que hacemos algo: porque ya contamos con un suelo de disponibilidades.
El análisis merleau-pontiano
supera las alternativas clásicas del empirismo y del intelectualismo. La conciencia no es un “yo pienso” sino un “yo puedo” y el cuerpo
merleau-pontiano es un cuerpo consciente. La motricidad
corporal no es una sirvienta de la conciencia porque ella misma es conciencia.
Para que podamos mover nuestro cuerpo hacia un objeto, es menester ante todo
que el objeto exista para el cuerpo y lo interpele de algún modo. Los objetos
no existen para el brazo del apráxico y por ello el brazo del apráxico está
inmóvil. Los objetos pueden estar presentes en la conciencia del apráxico sin
estarlo en su cuerpo y si no están presentes en el cuerpo, entonces no podemos
mover el cuerpo.
El esquema
corporal es un sistema de equivalencias mediante el cual las diferentes tareas
motrices son trasladables de un cuerpo a otro por imitación. Las partes del
cuerpo están insertas en un sistema de equivalencias que las enlaza con las
partes homólogas del cuerpo del otro posibilitando la imitación. El esquema corporal no es sólo una
experiencia de mi cuerpo sino también una experiencia de mi cuerpo en el mundo
y esto es lo que da sentido a las consignas verbales. La función destruida en
Schneider es la función motriz.
Merleau
Ponty cierra el texto con el tema del hábito. El hábito se constituye a partir
de la repetición y la interiorización de un sentido, al punto que nos permite
responder ante situaciones sin tener que estar planteándonos esas situaciones
como un tema de conciencia y reflexión. Esto supone que el cuerpo puede
responder o reaccionar en la práctica sin la mediación de la conciencia. El cuerpo consciente adquiere hábitos que se imprimen en él (en la
conciencia corporal) pero no de manera automática (en cuyo caso serían
reflejos) sino que son actualizables y aplicables de acuerdo a distintas
situaciones. En el hábito se reasumen las experiencias
pasadas con un sentido presente. Por ejemplo, aprendemos a escribir
sobre el teclado de la máquina de escribir y luego sobre el teclado de la
computadora. Cuando escribimos no necesitamos representarnos dónde están las
letras antes de escribirlas, sino, como dice Merleau-Ponty, el cuerpo extiende
sus hilos intencionales al teclado, que le reclama un movimiento y uno
espontáneamente escribe. Ahora, los teclados cambian y se vuelven cada vez más
chicos (notebook, netbook, blackberry) Además, las partes del cuerpo que se ven
comprometidas en la escritura también cambian. El cuerpo puede realizar todos
estos movimientos porque tiene como disponibilidad prácticas anteriores en las
que se ha habituado, en el sentido merleaupontiano del término, al manejo del
teclado.
En el presente
se instituye un sentido originario, por ejemplo, en la percepción o en la
motricidad. Ahora, este sentido convoca unas disponibilidades que son
de experiencias pasadas sedimentadas, éstas existen como disponibilidad, en
tanto son suelo de posibilidades. Si son suelo de
posibilidades, no son prácticas concretas, sino que son simplemente posibilidades abiertas que pueden aparecer en las prácticas concretas.
Es decir, surgen las disponibilidades como en auxilio de una respuesta. El
asunto es que si las posibilidades son abiertas, las disponibilidades no
determinan las prácticas, porque si no serían determinantes y no serían
posibilidades abiertas. Que sean posibilidades abiertas quiere decir que el
sentido sedimentado sirve como un apoyo ante una situación concreta, pero que
el sentido de esa situación concreta, es decir, una situación presente, es una
creación de sentido, porque es presente.
En todas nuestras
prácticas se ponen en juego disponibilidades con las que contamos, pero esas
disponibilidades no determinan nuestras prácticas actuales, sino que las hacen
posibles. Es decir que, todo lo que nosotros hacemos está condicionado, pero no
determinado por nuestras disponibilidades. Es el cuerpo el que las actualiza.
Merleau-Ponty
distingue también entre movimiento concreto y movimiento abstracto. El
movimiento concreto es el que se realiza sobre el fondo de un mundo situacional
dado y el movimiento abstracto es el que se realiza sobre el fondo de un mundo
situacional construido y requiere mi capacidad de ponerme en situación (en una
situación virtual)
Esto nos va
a permitir a nosotros trabajar la relación entre el pensamiento y la práctica
como un problema del pasaje del programa de diseño al proyecto de diseño o a la
forma. Supongamos que el programa es del orden de lo
conceptual-representacional y el proyecto es del orden de la práctica de un
cuerpo. Ambos órdenes suponen sujetos distintos, un sujeto del pensamiento y un
sujeto de la práctica. El sujeto de la práctica es el cuerpo. El sujeto del
pensamiento es la conciencia. Eso hace que tengamos que preguntarnos por la
relación entre pensamiento y práctica y en cómo hacer para que los contenidos
del pensamiento, que son los contenidos con los que se constituye un programa
de diseño, aparezcan en los contenidos de la práctica de un cuerpo, que son los
contenidos con los que se constituye un proyecto de diseño o forma.
El cuerpo
tiene una intencionalidad significativa y operante propia. El cuerpo puede
instituir sentido, independientemente de los contenidos de la conciencia. El
cuerpo puede relacionarse con sus tareas y con el mundo que lo solicita sin la
mediación de la conciencia y sin la mediación de un contenido del pensamiento.
Si hay una autonomía del cuerpo respecto de la conciencia, cabe preguntarse
cómo se hacen presentes los contenidos de la conciencia y los contenidos del
pensamiento en la práctica y en la forma. Cómo los contenidos de la conciencia
y del pensamiento se hacen presentes en la forma/obra. Ese sería el problema.
Porque si el cuerpo hace lo que quiere, entonces la proyectualidad del diseño
no tendría razón de ser.
Schneider
no tenía movimiento abstracto porque las órdenes del médico (significaciones conceptuales-verbales)
no tenían para él significación corporal-motriz alguna. Los sentidos
conceptuales deben estar investidos de sentidos corporales para que el cuerpo
pueda hacerse cargo de ellos en la práctica. El cuerpo se relaciona con las
significaciones intelectuales o los contenidos del pensamiento en tanto estos
son fisonomías para él. Allí donde para el
pensamiento, sus contenidos están determinados y tienen un estatuto particular
de ser conceptos o categorías, el cuerpo, para apropiarse de ellos, debe
volverlos o ellos se deben volver para el cuerpo, fisonomías, cuyo sentido ya
no es determinado como el sentido de los conceptos, sino indeterminado y
abierto a la determinación por parte del cuerpo. En términos de Savranski, para
que los contenidos del pensamiento se hagan presentes en la práctica deben
metamorfosearse en fisonomías. Es decir, dejar de estar determinados y volverse
abiertos a la determinación.
La
conciencia no determina la práctica porque el cuerpo es un cuerpo consciente
que tiene una intencionalidad significativa que le es propia e instituye su
propio sentido a partir de disponibilidades o fisonomías abiertas a ser
significadas por el cuerpo propio en lo que Merleau-Ponty da en llamar
institución originaria de sentido. Los sentidos determinados del pensamiento no
determinan la práctica pero tienen que hacerse presentes en ella y se hacen
presentes en ella metamorfoseándose en fisonomías que están disponibles, es
decir, indeterminando un sentido, en función de que el cuerpo encuentre en esos
contenidos del pensamiento, un proyecto motor.
Entonces, los contenidos del pensamiento y del programa de diseño se hacen
presentes en la práctica de un cuerpo, metamorfoseándose y volviéndose fisonomías
disponibles y abiertas a ser significadas por el cuerpo consciente en un acto
de institución originaria de sentido. Las disponibilidades son las
sedimentaciones de los sentidos de experiencias anteriores. Realizo algo con mi
cuerpo y eso que realicé se sedimenta y se vuelve disponibilidad, es decir, esa
experiencia con la que yo realice algo por primera vez se vuelve una
disponibilidad para mi cuerpo para que pueda ser realizada y resignificada en
otro momento. En todas nuestras prácticas se ponen en juego disponibilidades con las que
contamos, pero esas disponibilidades no determinan nuestras prácticas actuales,
sino que las hacen posibles. Es decir que, todo lo que nosotros hacemos está
condicionado, pero no determinado por nuestras disponibilidades.
Que sea un suelo de
posibles abiertos quiere decir que el sentido de esas disponibilidades que
constituyen ese suelo está indeterminado y abierto, no determinado. El
pensamiento que tenía el orden del concepto y del sentido determinado se
metamorfosea en fisonomía, se vuelve abierto y se convierte en disponibilidad.
Los contenidos del pensamiento se vuelven disponibilidades corporales que no determinan
la práctica sino que la hacen posible. Eso hace que, ante un mismo programa
puedan aparecer diversas formas. Los resultados son distintos porque el
programa se vuelve una disponibilidad que no determina lo que va a suceder,
sino que simplemente se hace posible como un orden de sentido.
El esquema
corporal o el cuerpo propio es para Merleau-Ponty un sistema de equivalencias. El hábito depende del
esquema corporal o del cuerpo propio como sistema de equivalencias, que lo que
hace es volver equivalentes situaciones distintas. Esto en el caso del hábito.
Por otro lado, le permite traducir al cuerpo elementos que existen
objetivamente en órdenes distintos. El cuerpo propio o el esquema
corporal como sistema de equivalencias le permite al cuerpo el pasaje inmediato
de un orden de sentido a otro. El sistema de
equivalencias permite traducir aquello que percibimos en movimiento. Por eso,
Merleau-Ponty, habla del cuerpo propio como el traductor universal. Es el
cuerpo el que permite pasar del sentido objetivado del pensamiento al sentido
práctico del movimiento y del orden visual.
Extraído de los teóricos de Savransky
La unidad del sujeto es condición de posibilidad de la unidad del objeto. La unidad del sujeto también es algo que se construye a lo largo del espacio y del tiempo. Lo que estamos tratando de trabajar es cómo se constituye la unidad del cuerpo, siendo que el cuerpo es el protagonista principal de nuestras prácticas y operaciones.
La unidad cuerpo constituye un proceso, y ese proceso es al mismo tiempo el que nos permite instituir el sentido de los objetos que tenemos alrededor, es decir el sentido del mundo.
Si decimos que el sentido del mundo es un sentido social, tenemos que ver como se constituye el sentido social.
Vamos a ver el proceso a partir del cual ese sujeto constituye su unidad. El proceso de génesis de esa unidad. Esto nos va a permitir entender las operaciones prácticas como unidades de sentido.
Lo que MP va a considerar son dos cuestiones:
1) en qué interviene el prójimo.
2) en qué interviene el mundo (concibiendo al mundo como el mundo de las cosas.
El prójimo y el mundo son elementos con cierto grado de articulación entre ellos. El problema consiste en dilucidar la articulación.
MP va a plantear que un cuerpo es una unidad que va más allá de la sumatoria de sus partes. No obstante ello, reconoce que las partees del cuerpo existen. A pesar de poder distinguir las diferentes partes del cuerpo, el cuerpo tiene una unidad tal que supera la sumatoria de sus partes.
MP considera una especie de psiquismo. Si se postula que por un lado está el cuerpo y que por otro lado está la psiqué ¿cómo explicaríamos las emociones? En todos los casos las emociones tienen concomitantes corporales. No hay un hecho psíquico por detrás de un hecho corporal, sino un hecho corporal que es él mismo un hecho psíquico. No hay tal diferencia dentro de lo que damos en llamar el cuerpo propio entre instancia psíquica e instancia corporal.
Hay una unidad del cuerpo y esa unidad del cuerpo está por encima de sus partes.
Aparece esta idea del esquema corporal como aquello que permite constituir esta unidad del cuerpo como una unidad del cuerpo que atraviesa el sentido en las operaciones que yo realizo en el marco de un en el que me relaciono con otros.
El problema consiste en dilucidar el proceso por el cual se constituye esta unidad que es el cuerpo propio. No nazco con esta unidad, sino que la unidad se construye, hay un proceso de construcción de esta unidad que es el cuerpo propio.
Explicación de los teóricos de Savransky (27-04-2011):
La construcción de la unidad del sujeto a partir de su relación con el otro y de su relación con el mundo. Tenemos dos textos centrales en esta unidad: "La espacialidad del cuerpo propio" y "La motricidad y las relaciones con el prójimo en el niño". En el primero se analiza el problema de la espacialidad del cuerpo propio en relación con las prácticas en el mundo y el segundo aborda la relación con el otro. Nos planteamos la necesidad de juntar ambos textos y las perspectivas de uno y del otro.
Reflexiones en torno a la cuestión del espacio: siempre se planteó y siempre se creyó que nosotros percibimos el espacio como percibimos objetos. Quien da cuenta de la existencia del espacio es nuestra percepción. De la misma manera que mediante la percepción damos cuenta de la existencia de los objetos del mundo, mediante la percepción también damos cuenta de la existencia del espacio, lo que permite suponer la existencia de un espacio objetivo.
Para Merleau-Ponty, la referencia del estudio de la física, no es del orden del pensar, no es del orden de lo explícito o de una comparación intelectual, sino de la relación que el cuerpo propio tiene en el mundo antes de toda reflexión. Es decir, en el dominio del orden de la fenoménico. La relación cuerpo-espacio que plantea Pointcaré (Físico) sería la relación del cuerpo como medida relacional respecto del espacio en el terreno de lo objetivo, mientras que MP está trabajando esta misma idea, pero no en el terreno objetivo, sino en el terreno de lo fenoménico.
Lo que se pone en juego es el sentido del mundo Hubimos visto un problema doble.
Toda práctica supone una finalidad o sentido. Una intención significativa. Ese sentido de la práctica supone que es relativo a un objeto sobre el cual se va a abatir mi acción o mi práctica. El sentido está destinado a este objeto. Ese objeto tiene él mismo un sentido, y no un sentido autónomo, sino un sentido que está constituido socialmente. No es que el sentido de algo sea un hecho de la naturaleza de es algo, porque si no, caeríamos en el fetichismo, en el mismo fetichismo de la mercancía denunciado por Marx en El Capital. No hay un valor como propiedad química de las cosas, pues el valor es una construcción social. Tampoco hay sentido en los objetos de la naturaleza, pues el sentido es una construcción social. Este sentido, que es una construcción social, está interpelado por el sentido o finalidad de mi acción y de algún modo, se refiere a este sentido socialmente constituido. Si el sentido fuese otro, el sentido de mi acción tendría que ser otro. Para cada tipo de objeto con un sentido constituido socialmente, hay una determinada finalidad o un conjunto de finalidades que yo puedo realizar. Pero el sentido siempre es doble: el sentido del objeto y el sentido de la acción que se abate sobre este objeto. Cuando hablamos de cualquier práctica que yo pueda de algún modo desarrollar una intención práctica en la intención de la acción, desarrollar una intención significativa o una finalidad respecto de este objeto. El objeto sólo puede constituir un sentido en la relación con otro y eso.
En el texto "las relaciones con el prójimo en el niño" hay claves que me interesa desarrollar. En la psicología clásica aparece una dificultad. Tiene que ver con la relación yo-otro. Yo soy un psiquismo y puedo entender que detrás del otro hay también un psiquismo como el mío. Yo tengo experiencia de mi psiquismo, pero no tengo la experiencia del psiquismo del otro. Del otro tengo sólo una percepción, que es la de su cuerpo, la fisonomía que su cuerpo me ofrece. Ej de MP: Si yo me miro al espejo, la percepción que yo tengo de mi sonrisa es la percepción motora, es decir yo estiro los músculos y puedo sonreír porque tengo los músculos adaptados para ello. Cuando veo la sonrisa del otro, no tengo la experiencia de su sensación motriz. No puedo compaginar mi sensación motriz con mi percepción de la sonrisa del otro. Son de distinto carácter. No puedo articular una cosa con la otra. Si hubiese posibilidad de articulación, el problema de cómo yo entiendo que el otro es un psiquismo y un sujeto como yo, sería fácil de comprender.
MP plantea esto como un límite de la psicología clásica. Es decir, cuando la psicología clásica se plantea que el psiquismo está encerrado en mi interior y yo sólo tengo acceso al psiquismo mío y no tengo acceso al psiquismo del otro. Cuando se plantea al psiquismo como algo que está detrás del cuerpo y que para poder descubrirlo yo tengo que generar procesos analógicos o procesos de pensamiento y de relación. Acá está el límite: cuando no pueden superponerse ambos procesos. Mi experiencia interior de la sonrisa y mi experiencia externa de la sonrisa del otro. Como no se pueden superponer ambos procedimientos, yo podría plantear que no entiendo el significado de la sonrisa del otro.
La imitación no resuelve el problema porque sigue teniendo el mismo límite.
Desde muy temprano los niños son sensibles a las impresiones fisonómicas, como por ejemplo, la sonrisa. Este proceso complicado parece incompatible con la relativa precocidad de la percepción del prójimo. Para que la proyección sea posible y tenga lugar, sería necesario que me funde en la analogía que hay entre las expresiones fisonómicas que el otro me ofrece y los distintos gestos fisonómicos que yo mismo ejecuto.
¿Tenemos el medio de hacer esta comparación entre el cuerpo del prójimo tal como aparece a la percepción visual y mi cuerpo tal como yo lo siento por intermedio de la interoceptividad y por medio de la sinestesia? Este es el problema y él plantea que no. Y este es el mismo problema que plantea con respecto a la imitación y dice: "estas dos dificultades son particularmente visibles cuando se trata de dar cuenta del fenómeno de la imitación. La imitación es la ejecución de un gesto semejante al que realiza el otro. Es necesario que el niño ponga en movimiento su rostro para reproducir esta expresión visible del otro que se llama sonrisa. No tiene el sentimiento motor interno que el otro tiene de su rostro. En lo que concierne a sí mismo no tiene una imagen visual de sí mismo sonriendo.
Lo que está planteando MP acá es más de lo mismo en el sentido de que no puedo conjugar la experiencia interna que yo tengo como experiencia motriz de mi articulación o de mi sonrisa respecto de lo que yo tengo como experiencia del otro a nivel visual. La percepción visual y mi percepción motriz son distintas y no son comunicables. Entre la palabra y la cosa hay diferencias. La palabra no es la cosa. Está en reemplazo de la cosa, pero nunca es ella, nunca es la cosa en razón.
MP encuentra algo así como una solución. Esta solución es la idea de conducta o comportamiento.
MP dice: "es necesario renunciar al prejuicio fundamental según el cual el psiquismo es aquello que no es accesible más que a una sola persona. Tal es el postulado de la psicología clásica. Mi psiquismo sería lo que no es accesible sino en mí mismo. Lo que no se puede ver desde afuera. Mi psiquismo no es una serie de estado de conciencia rigurosamente encerrados en sí mismos e impenetrables para todo otro. Mi conciencia está desde un comienzo vuelta hacia el mundo, vuelta hacia las cosas. Es ante todo mi relación con el mundo. La conciencia del otro es también ella una cierta manera de comportarse con el mundo. Es en su conducta o comportamiento, en esa manera en que el otro trata el mundo, que voy a poder encontrarlo. Es en el comportamiento en donde yo voy a poder encontrarme con el otro.
Lo que se juega para hacer posible la comprensión del gesto del otro es una propiedad de la corporalidad y no pensamiento o intelecto, capa de generar analogías entre un fenómeno y otro fenómeno.
Acá aparece el término indiferenciación. Esta indiferenciación es la que se encuentra entre un yo y el otro. Esta indiferenciación supondría que la relación yo-otro es más que nada algo así como un nosotros.
Más que tener que ser pensado como déficit o limitación, es una virtud, pero no una virtud del sujeto pensado como un YO, sino una virtud del cuerpo propio. Esta cuestión de la virtud del cuerpo propio respecto de la indifrenciación es algo que hay que poder entender porque además en esto está basada la posibilidad de entender el fenómeno del lenguaje. Es decir, la posibilidad de entender que quiere decir transgresión intencional, en el sentido de Husserl y de algún modo entender esto de que hay una etapa de sociabilidad sincrética, como lo planteaba Henri Wallon, o el acortamiento de una transferencia.
Vamos a ver el modo en que MP desplaza esta noción de sujeto que es el yo pienso, que lo hace en favor de un yo puedo. Se trata de las posibilidades que el cuerpo tiene de obrar. Es un cuerpo operante. Un cuerpo de la acción, un cuerpo de la práctica y no un cuerpo que piensa.
Hay una estructura percepto-motriz que nos permite adquirir el hábito de, por ejemplo, escribir al tacto. La articulación percepto-motriz es la que me permite operar en el mundo. "Todos mis desplazamientos figuran por principio en un rincón de mis paisajes, son transportados al mapa de lo visible. Todo lo que veo está a mi alcance, por principio al alcance de mi mirada, al menos realzado en el mapa del yo puedo. Es decir de las posibilidades de mis operaciones motrices. El mundo visible y el de mis proyectos motores son partes totales del mismo ser".
MP: "Yo soy parte del mundo, soy un cuerpo. El mundo es parte de mí y yo soy una cosa entre las cosas y las cosas son parte de mi tejido, son parte de mi cuerpo". Es justamente lo que muestra la relación protésica. Yo puedo tomar un objeto, incorporarlo a mí y convertirlo en una prolongación de mi propio cuerpo.
"Las cosas son un anexo o una prolongación de mi cuerpo. Forman parte de su definición plena y el mundo está hecho con la misma tela del cuerpo".
La indiferenciación no es una falencia, sino una propiedad del cuerpo propio. Es la posibilidad que el cuerpo propio tiene de dirirmir lo que tiene en derredor como un anexo de sí mismo. Cuando estamos hablando e la indifrenciación no es una falencia sino una propiedad, una capacidad en el sentido positivo. Es el cuerpo propio el que hace posible apropiarse de todo lo que tiene en derredor y constituirlo en parte de sí mismo. Si el cuerpo no tuviera esta capacidad, no podríamos aprender a hablar, no podría constituirse el sentido del mundo como un sentido social y seríamos máquinas encerradas dentro de sí en el mimos sentido en que lo planteaba el cartesianismo. Si el cartesianismo es superable, es porque somos un cuerpo y porque la propiedad del cuerpo es esto que Husserl y Merleau-Ponty llaman transgresión intencional, esta capacidad que el cuerpo tiene de superponerse y de acoplarse al cuerpo del otro y de apropiarse del sentido que el cuerpo del otro realiza y esto sólo es posible en la conducta o comportamiento.
EL PROCESO DE APRENDIZAJE NO ES UN PROCESO DE IMITACIÓN, SINO QUE ES UNA APROPIACIÓN QUE EL CUERPO HACE DEL COMPORTAMIENTO DEL OTRO.
Esta apropiación tiene que ver justamente con esta transgresión intencional o transferencia, en donde como dice Merleau Ponty, las intenciones del otro juegan de alguna manera a través de mi cuerpo y mis intenciones juegan a través del cuerpo del otro.
Con respecto al problema del lenguaje, Merleau Ponty dice casi exactamente lo mismo, con casi las mismas palabras. Detrás de esto está el tema de las posibilidades de mi cuerpo y de las posibilidades del cuerpo del otro. Es decir, la transgresión intencional, esta posibilidad de apropiarme de lo que el cuerpo del otro hace como sentido de sus operaciones, es una virtud del cuerpo y no del pensamiento o reflexión intelectual. Detrás de esto está lo que llamamos empatía y simpatía. Porque la empatía y simpatía son en definitiva posibilidades del cuerpo.
El fundamento de la empatía es la transgresión intencional, esta posibilidad que yo tengo de trasponer los límites de mi propia corporalidad e incorporar y apropiarme de la corporalidad del otro, de su gestualidad, de lo que la gestualidad tiene inscripta en sus actos o comportamientos como sentidos que valen para mí en medida en que yo tenga la misma posibilidad de hacer lo que el otro hace. Aparece el juego de las posibilidades y de la igualdad de las posibilidades. Yo no puedo hablar hasta que no tenga la posibilidad de hablar. El otro habla pero yo no. Todavía yo no tengo desarrollada la posibilidad de la articulación. Lo que el otro habla mientras yo no puedo articular no tiene el mismo sentido que tiene para el otro.
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