TEORICO NO. 9
MATERIA: SEMINARIO DE DISEÑO GRAFICO
Y PUBLICITARIO
CATEDRA: CARLOS SAVRANSKI
FECHA: 15-04-11
Uno podría preguntarse cómo es posible la unidad del
objeto si no hay unidad del sentido del objeto. Por consiguiente uno podría
decir también que la unidad del objeto es la unidad del sentido del objeto. Sin
embargo ocurre en momentos diferentes. Tratemos de analizar porqué. Supongamos
el cubo del cual veníamos hablando en las clases anteriores. La unidad de este
objeto supone que la unidad se construye a lo largo del tiempo y de los
distintos lugares del espacio. Distintos momentos del tiempo y distintos lugares
del espacio. Entre esta percepción y esta otra percepción hay dos ubicaciones
distintas en el espacio y hay dos momentos distintos en el tiempo. Así sucesivamente
si nos proponemos recorrer a este objeto desde distintos lugares posibles y
desde distintos momentos posibles. Uno podría decir que la unidad de este
objeto es una unidad espacio-temporal. La unidad espacio-temporal parecería ser
una cuestión del orden de la física puesto que los objetos están en el espacio
y en el tiempo y nosotros necesitamos recorrerlos desde distintos lugares en el
espacio y desde distintos momentos en el tiempo para poder aprehenderlos. La
unidad del objeto es una unidad relativa a la física. Uno no se daría cuenta
del todo en esta manera de pensar la cuestión del sentido. Porque el sentido no
es del orden de la física. Uno de los grandes logros del pensamiento
contemporáneo del siglo XIX es distinguir las problemáticas del sentido de las
problemáticas explicativas del orden de la física. Las ciencias humanas y
sociales son del orden de la comprensión y del sentido y no del orden de la
explicación. Por consiguiente, si aparece la problemática del sentido, esta
modificación a esta óptica de que la unidad espacio-temporal del objeto
parecería ser del orden de la física, no nos aporta mucho en cuanto a que la
unidad del objeto es claramente la unidad del sentido. Deberíamos salir de este
contexto de considerar a la unidad del sentido como un hecho de la física. ¿Cómo
se constituye la unidad del sentido? Si lo pensamos desde el punto de vista de
Merleau-Ponty, lo que vamos a ver es la idea de indeterminación. Se dice que la
percepción es indeterminada. Suele haber un agregado a esta idea de
indeterminación que es la indeterminación positiva. ¿Por qué la percepción es
indeterminada y porque la indeterminación es positiva? Pero una primera
cuestión respecto de la indeterminación en la percepción es que esa
indeterminación en tanto que propositiva es abierta. Podemos homologar esto con
el carácter abierto del ser de Castoriadis. El ser es indeterminado y como tal,
aquello por ser. El ser es determinable. Está abierto a ser determinado de un
modo o de otro infinitas veces. Reflexionar sobre la indeterminación implica
reflexionar sobre ciertas cuestiones de la percepción desde el punto de vista
de Merleau-Ponty. Existen discrepancias con las teorías clásicas de la
percepción que son la Teoría de las Sensaciones o la del grupo MU, en las que
la percepción acaba dándonos un objeto.
Esto siempre ha estado en los horizontes del pensamiento
moderno. Estamos hablando de un objeto y decimos que la percepción termina en
la construcción del objeto. No hay objeto antes de la modernidad. Porque la
relación sujeto-objeto es una relación moderna. No es una concepción griega.
Encontramos el nacimiento de la problemática del sujeto con Descartes. Decimos
que la percepción termina en un objeto, pero entonces porqué sostenemos que la
percepción es indeterminada. Un objeto vendría a ser algo determinado. Merleau-Ponty
dice que la percepción no termina en un objeto. Termina en última instancia
allí cuando la percepción puede convertir a través de la palabra y a través del
pensamiento a eso percibido en un objeto determinado. Pero entonces ya no
estamos hablando sólo de la percepción, sino de otro acto que junto a la
percepción permite constituir eso que damos en llamar un objeto. Si estamos
simplemente percibiendo ese objeto, ese objeto es indeterminado. Está abierto
por esa indeterminación que es positiva y está abierto justamente porque es
susceptible de ser determinado. Es susceptible de convertirse en un objeto
mediante un acto distinto que se agrega a este acto de percepción. Allí es
donde Merleau-Ponty introducen la idea de que la percepción es indeterminada y
pre-objetiva. Lo que tenemos antes de tener objetos cuando percibimos son
fisonomías. El término fisonomía viene del griego, phisis (física o naturaleza) y nomein
(conocer) Conocer la naturaleza de las cosas, pero no en el sentido de poder
determinarla mediante el lenguaje, el pensamiento o el concepto, sino mediante
esa aprehensión inmediata que tiene la percepción. La percepción nos permite
aprehender eso que tenemos delante y nunca lo aprendimos en su forma
determinada sino en su sentido pre- objetivo y fisonómico indeterminado,
abierto a una serie múltiple de determinaciones.
¿Qué sucede cuando uno termina de hacer una película?
Siempre digo que hay dos clases de espectadores. Los molestos que siempre se
distraen y hacen comentarios y los que se entregan a ver. Después viene el
desafío de que a uno le pregunten o la táctica de que uno pregunte primero:
¿qué te pareció? Los dos vieron lo mismo, los dos tuvieron el mismo
espectáculo. Podemos suponer que, puesto que sabemos que ver es organizar el
campo visual en el esquema figura-fondo, que las dos personas no pusieron en
cada momento lo mismo una que la otra. Uno organizando el espectáculo a su
propio modo. Lo que es interesante de comparar entre los modos en que unos y
otros exploran el desarrollo de un filme, y por exploración no me refiero a la
exploración a posteriori, es decir en el recuerdo, sino a lo que uno explora
durante el transcurso de desarrollo del espectáculo. Uno puede encontrar cosas
a la que uno prestó atención y puso en figura, pero que el otro dejó pasar y
que sin embargo, como pasa en la relación figura-fondo, lo que está en el fondo
no es que no se ve porque no existe, lo que está en el fondo existe y es algo
visto. El fondo no es imperceptible. El fondo es totalmente perceptible. A
pesar de que ponemos lo que ponemos en figura, el fondo nosotros lo tenemos en
cuenta. Eso lo podemos ver cuándo tenemos que dar cuenta y contar qué nos
pareció el filme. Uno hace el esfuerzo de poner lo percibido en el discurso. El
esfuerzo por poner lo percibido en el discurso es el esfuerzo por determinarlo.
Es pasar de la indeterminación pre-objetiva de la percepción a la determinación
por la palabra. Yo utilizaría provisoriamente dos términos, a saber,
aprehensión y concepción. Supongamos que la aprehensión es aprehensión
puramente sensible y visual. Los dos vimos el mismo filme, pero los dos
organizamos el espectáculo de distinto o igual modo. Tenemos que pasar de esa
aprehensión pre-objetiva e indeterminada, determinada positivamente porque está
abierta a poder ser determinada por otro acto y ese otro acto es el discurso, a
otro acto que viene después, que es la concepción. Tenemos que concebir eso que
aprehendimos de modo inmediato y aparecen los discursos acerca de qué es eso
que vimos. Supongamos que uno va diciendo una cosa y otros van diciendo otras
cosas, y puesto que la organización del espectáculo visual no ha sido idéntica
para todos, la manera de concebir después lo visto, cuando lo queremos
determinar, no coincide. Entonces, uno podría pensar que si la concepción nos
conduce al objeto, vamos a tener un objeto con sentidos diferentes. Habrá
cierta comunidad de sentido, pero en otros aspectos el sentido va a diferir.
Las diferencias en las comunidades de sentido aparecen en el orden de la
multiplicidad de sujetos que perciben un mismo objeto. Por ende, la diversidad
y multiplicidad dan perspectivas posibles distintas acerca de un mismo objeto.
En algún momento puede suceder que uno señale
determinado aspecto que el otro no tomó en consideración. Puede ser que en ese
momento de la percepción no lo tuviera en cuenta, pero cuando alguien se lo
remarca, acaba reconociéndolo. Redefine el objeto. Tengo que concebir lo que
fue mi aprehensión. De un campo perceptual lleno de objetos, tengo que
percibir, construir un sentido y dar cuenta de lo que vi. El sentido se va a
desgranar en un proceso espacio-temporal.
Necesariamente va a haber un proceso espacio-temporal en donde el
sentido se va a ir construyendo desde un primer sentido hacia un sentido que se
va enriqueciendo o determinando progresivamente. Después de varias horas de
poner en consideración muchos aspectos de la película, uno siente que la ha
enriquecido enormemente y que la primera impresión no era la definitiva. Tener
que decir algo es distinto que sentirse agradado o desagradado. Hay que
explicar por qué y justificar. Dar cuenta del sentido no se acaba diciendo que
me gusto o no me gustó.
La unidad del sentido y la unidad espacio-temporal del
objeto es lo propio del sentido. El sentido transcurre de esta manera. Cuando
yo separo estas problemáticas, lo hago artificialmente porque el sentido
procesa de este modo, construyendo la unidad del sentido del objeto en el
espacio y en el tiempo y en una sucesión espacial-temporal de determinaciones
sucesivas y de esto trata justamente el carácter abierto de la percepción.
Desde esta perspectiva podemos introducir una
referencia a Hegel cuando plantea el tema de la certeza sensible. En el momento
de la aprehensión nos encontramos con una riqueza infinita. Pero cuando pasamos
de la mera aprehensión a la concepción, nos encontramos con que esa riqueza
infinita se convierte en un vacío. Es el momento cuando nos preguntan qué nos
pareció la película y tenemos que justificar qué nos gustó o que no nos gustó,
si es que nos gustó o no nos gustó. Esto es, no quedarnos en el plano del
sentimiento, sino ahondar en la justificación, que no es otra cosa que buscar y
expresar el sentido de lo que vimos. Para Hegel, desde el punto de vista de la
concepción, aquello que en la certeza sensible se presenta como la mera
aprehensión de una riqueza infinita, a la concepción se le presenta como
indeterminado y por consiguiente, como necesario de ser determinado. Es el
juego de la riqueza del mundo percibido y de la pobreza del lenguaje para poder
dar cuenta de la riqueza del mundo percibido (una imagen vale por mil palabras)
La lengua es una posibilidad de dar cuenta de esa riqueza infinita del mundo
percibido, capaz de ser explicitada indefinidamente, una y otra vez. El
lenguaje es la posibilidad de recorrer aquello que vemos y que contiene una
riqueza infinita pero todavía muda, cuyo desafío para nosotros es poder hacerla
hablar. Poder hacerla hablar nos abre el mundo, ese mundo indeterminado, abierto
y positivo a la posibilidad de la determinación.
En El método de
la economía política, Marx dice que parece justo empezar por lo real y lo
concreto, por el supuesto efectivo. Por ejemplo, en la economía, tenemos la
población que es la base y tenemos el sujeto del acto social de la producción
en su conjunto. Sin embargo, si se lo examina, esto se revela como falso. La población es una abstracción si dejo de
lado las clases de las que se compone. Estas clases son a su vez una palabra
vacía si desconozco los elementos sobre los cuales reposan. Por ejemplo, el
trabajo asalariado y el capital. Estos últimos determinan la división del
trabajo y los precios. El capital no es nada sin el trabajo asalariado, sin el
valor, sin el dinero, sin los precios. Si comenzáramos por la población,
tendríamos una representación caótica del conjunto y precisando cada vez más,
llegaría analíticamente a conceptos cada vez más simples. De lo concreto
representado llegaría a abstracciones cada vez más sutiles hasta alcanzar las
determinaciones más simples. Llegado este punto habría que emprender el viaje
de retorno hasta dar de nuevo con la población. Esta vez no tendría una
representación caótica de un conjunto, sino una rica totalidad con múltiples
relaciones y determinaciones. El primer camino fue el que tradicionalmente
siguió la economía política burguesa. Los economistas del siglo XVII comienzan
siempre por el todo viviente, esto es, la población, la nación, el Estado. Pero
terminan de descubrir siempre mediante el análisis un cierto número de
abstracciones determinantes, tales como la división del trabajo, el capital, el
valor, los precios. Una vez que estos momentos fueron fijados y abstraídos,
comienzan a surgir los sistemas económicos que van desde los simples hasta el
Estado, los intercambios entre Estados y el mercado mundial. Esto último es el
método científico correcto. Lo concreto es concreto porque es la síntesis de
múltiples determinaciones. Por lo tanto, unidad de lo diverso. Aparece en el
pensamiento como proceso de síntesis, como resultado y no como punto de
partida, aunque sea el verdadero punto de partida y en consecuencia el punto de
partida de la intuición y la representación. Incluso antes de la representación
perceptual. El concreto representado que nos representamos es esta
multiplicidad caótica inmediata y primera que se nos presenta.
Cuando nos preguntan qué nos pareció el film y nos
encogemos de hombros es que hay una cantidad tan grande y diversas de cosas que
han pasado por delante de mí que no atinamos a poder organizarlas para poder
decir algo de todo eso. Pero que hace el proceso de determinación sucesiva. Lo
va repensando y analizando una y otra vez y así va construyendo el sentido del
objeto. Luego tiene otra aprehensión, de lo mismo que antes tenía, pero ahora
el contenido es determinado, pasa del concreto representado al concreto
pensado. Pasamos de la percepción, esto es de la pura aprehensión inmediata, a
la determinación del pensamiento y del lenguaje.
Entonces, respecto de este tema, que es el tema de la
unidad del objeto, nos encontramos en Merleau-Ponty con la definición acerca de
cómo este sentido se va construyendo en los distintos momentos y espacios de
nuestra percepción. Es lo que Merleau-Ponty llama estructura de horizonte de la
percepción. Idea que él la toma de Husserl. Reconoce una doble estructura de
horizonte de la percepción que es el horizonte temporal y el horizonte
espacial. No es lo mismo construir el sentido que construir el objeto. Puedo
construir el sentido sin objetivar. Puede haber aprehensión de sentidos
fisonómicos y no haber construido nunca un objeto.
Tenemos una dimensión que podríamos llamar dimensión
de la aprehensión perceptiva o perceptual, que es lo que constituye al mundo
fenoménico. Tenemos otra dimensión que es la del mundo objetivo. Supongamos que
dos líneas tienen el mismo largo. Cuando agregamos un detalle a una de ellas,
nuestra percepción de su igualdad se hace problemática. Los elementos agregados
nos llevan a considerar si son o no son iguales. Tendríamos que medirlas para
averiguarlo. Si no tuvieran esos detalles, diríamos que son iguales.
Merleau-Ponty dice que no son iguales ni desiguales. Son distintas en el orden
de lo fenoménico pero son iguales en el orden de lo objetivo. Si la percepción
es fenoménica, es la percepción la que nos da otra cosa diferente de la que nos
da el mundo objetivo. Quien objetiva es el pensamiento. La percepción permanece
siempre dentro del mundo fenoménico. Podemos decir que de la misma manera en que
antes estábamos planteando la variación del sentido en la relación
percepción-pensamiento, puesto que el pensamiento nos determina, también
podemos plantear la variación del sentido sólo en la percepción. Nuestra
percepción puede recorrer los objetos y explorarlos sin determinarlos. Creamos
como un. Supongamos que volvemos a la relación figura-fondo y tomó a alguien
como figura y el resto de algún modo se opaca ya que centro mi mirada en
él. Pero a la vez con respecto a él puedo
detenerme en algún rasgo en particular (ponerlo en figura) y poner el resto de
los rasgos en el fondo. Si observo sus anteojos, no me estoy fijando en su
remera ni en su camisa. Si voy explorando con la mirada y no con la
determinación pensada, la mirada va recorriendo los objetos y va poniendo unos
objetos en figura y otros objetos, en fondo. Por consiguiente, esta exploración
también supone un proceso de modificación sucesiva del sentido, del sentido
puramente perceptual y no necesariamente del sentido determinado por el
pensamiento. El sentido siempre es uno. Yo puedo pasar del sentido determinado
al sentido vivido. El sentido vivido para mi existe, pero también puedo
reemplazar el sentido vivido por el sentido determinado. Yo puedo decir que hay
múltiples sentidos de todo porque no es que hay un único sentido de las cosas.
No es que hay dos sentidos. Lo que puedo decir es que el sentido es algo
abierto permanentemente a un proceso de transformación del sentido como sentido
percibido, de transformación de ese mismo sentido percibido, a través de las
distintas percepciones. De lo contrario, ¿cómo puedo hacer para integrar las
distintas percepciones de un cubo? Si percibo el cubo de distintos lados, es
que estoy teniendo distintas percepciones. Si lo veo siempre del mismo lado y
no giró en torno a él, tengo una sola mirada no voy componiendo el objeto de
acuerdo a distintas miradas. Si lo voy componiendo y me encuentro que de un
lado tiene una cara verde y del otro lado una cara roja. No necesariamente se
perciba esa cara verde o esa cara roja tengo que estar pensando. Entonces,
también está claro que puedo pasar de los objetos que pueblan mi vida cotidiana
y sobre los cuales no pienso y no tengo reflexión porque forman parte de mi
universo vivido y están a mi disposición, puedo pasar a convertir esos objetos
en objetos de la determinación científica y lograr con ellos un sentido
distinto. Pero es una posibilidad de mi pensamiento, pensamiento que estructura
al mismo tiempo los objetos de mi percepción. Lo que a nosotros nos interesa en
este momento es pensar que pasa en el orden de la percepción con el sentido. El
orden sentido en la percepción es fisonómico, pre-objetivo, indeterminado, por determinar y abierto. El orden del
sentido en el pensamiento es determinado por el discurso, pero no
definitivamente. Entonces el sentido nunca deja de estar abierto. Yo puedo
pasar a la objetivación y seguir sin embargo abierto ese sentido en mi vida
cotidiana. La determinación es una operación que hace el discurso, pero mi
experiencia perceptual, la experiencia perceptual de cada uno de nosotros, va
más allá de esos objetos definidos científicamente.
¿Qué conocimiento tienen ustedes del objeto que usan
para hablar por teléfono, que es el celular? Saben de qué color es, saben cómo
se usa, conocen la marca y el modelo. Pero el funcionamiento interno no lo
conocen. Los principios físicos, mecánicos y lógicos de funcionamiento del
celular o de una computadora no los conocen. Los objetos terminan
convirtiéndose en una prolongación de uno. Pero sólo lo sabemos manejar, no
conocemos su racionalidad de funcionamiento, que la tiene, porque si no la
tuviera, no podría haber sido construido. El manejo de los objetos está en el
orden de una experiencia fenoménica. Pero no accedemos a su conocimiento científico.
Así como hay un plano fenoménico de la percepción, hay un plano fenoménico de
nuestras operaciones prácticas en el mundo, en donde los objetos no son objetos
plenos en el sentido del conocimiento pleno del objeto. Para usarlos no
necesitamos saber cuál es su racionalidad. Sólo precisamos saber cómo se
maneja. La dimensión fenoménica es la dimensión cotidiana que tenemos. Nos
manejamos cotidianamente en un mundo fenoménico. El sentido según Merleau-Ponty
se da tanto en la percepción como en las prácticas motrices, nuestras acciones
sobre los objetos del mundo. Porque también aprehendemos el sentido de las
cosas gracias a nuestras acciones. Nosotros podemos ver un objeto y pensar que
el objeto es pesado y resulta que lo levantamos y es de telgopor y no pesa casi
nada. Nuestra práctica nos da también el sentido de los objetos. No sólo la
visión. A veces necesitamos del resto de los sentidos o de la motricidad para
aprehender el sentido de los objetos.
Vamos a retomar el tema de la estructura de horizonte
temporal y espacial en la percepción. Dice Merleau-Ponty: “Nuestra percepción
termina en los objetos. El objeto, una vez constituido, se presenta como la
razón de todas las experiencias que de él hemos tenido y que podremos tener. El
objeto es el punto final en el cual termina la percepción cuando logramos
determinar algo. Llegamos a la etapa de constitución del objeto” Una casa misma
sería la casa en sí. No es ninguna de las apariciones que se nos dan. Sería el
geometral de esta perspectiva y de todas las perspectivas posibles. Es decir el
término sin perspectivas, la casa vista desde ninguna parte. La casa vista
desde todas las partes es la casa vista desde ninguna parte. Esto representa
todo un problema. Cómo conjugo para poder decir que ese objeto es uno y sin
embargo lo he compuesto a partir de distintas perspectivas espacio-temporales
de sentido. Como un objeto llega a ser uno si lo aprehendo desde distintas
perspectivas espacio-temporales. Estas cuestiones que se plantean tanto Husserl
como Merleau-Ponty, también se lo planteaba Kant.
En su Crítica de
la razón pura, él plantea su triple síntesis: “De donde quiera que surjan
nuestras representaciones (se trata de las representaciones de nuestra
sensibilidad) ya sean producidas por el flujo de causas externas o internas, ya
se hayan modificado a priori o empíricamente como fenómenos, ellas, como
modificaciones de la mente, pertenecen al sentido interno. Como tales, todos
nuestros conocimientos están sometidos en último término, a la condición formal
del sentido interno, a saber, el tiempo. Hay tiempos en los cuales todos ellos
deben ser ordenados, conectados y puestos en relación. Esta es la observación
general que se debe poner como fundamento de todo lo que sigue. Toda intuición
contiene en sí un múltiple que no podría ser representado si la mente no
distinguiera el tiempo en la sucesión de las impresiones unas tras otras. En cuanto
contenida en un instante, ninguna representación puede ser otra cosa que
absoluta unidad. Para que este múltiple resulte unidad de la intuición, es
necesario recorrer la multiplicidad y luego en reunirlo a él, acción que llamo
síntesis de la aprehensión. Porque está dirigida directamente a la intuición,
la cual ofrece por cierto un múltiple, pero no puede nunca producir uno como
tal y como contenido, precisamente en una representación, sino concurre a ello
una síntesis”.
Si lo que percibo es una multiplicidad, como lo es la
percepción de un campo, como hago para producir la unidad de ese campo si no es
a través de un proceso de síntesis temporal, en donde voy poniendo en una
unidad esa multiplicidad de elementos que se me presentan.
Recordarán que Castoriadis plantea cuando habla del
ser, que es caos e indeterminación, pero se corrige y aclara que es caos, pero
estratificado. Dentro de esos estratos ve cierta organización. Limita la idea
de caos, no es un caos absoluto. Hay estratificaciones y las estratificaciones
están organizadas. Kant dice: “Si el cinabrio (metal) fuera rojo o negro,
liviano o pesado, si el campo estuviera cubierto de frutos o de nieve, entonces
mi imaginación empírica, no tendría ni siquiera la opción de recibir en los
pensamientos al pesado cinabrio. Si la misma cosa se mostrara de esta manera o
de otra, sin que interviniesen ciertas reglas, a las cuales los fenómenos
pudieran ser sometidos, entonces no podría tener lugar ninguna síntesis
empírica de la reproducción”
Esto es similar a lo planteado por Castoriadis. El
mundo está organizado. Yo puedo construir el sentido del mundo, puedo significarlo
y crear significaciones, lo puedo hacer porque el mundo está organizado. Si el
mundo fuese puro y absoluto caos, no podría construir el sentido de nada.
Sigamos con Kant: “Sin conciencia de que lo que
pensamos es precisamente lo mismo que pensábamos un momento antes, sería inútil
toda reproducción en la serie de la perspectiva” Cuando nosotros hablamos, la
unidad de sentido de las frases (objeto), se despliega en el tiempo. Decimos
que esta es la unidad de sentido de la frase, pero cuando yo me pongo a hablar,
sabiendo lo que quiero decir, o por lo menos desarrollando en la práctica lo
que quiero decir, empiezo a hablar, pero cuando estoy acá, todavía no terminé y
el sentido se acaba de completar al final. Problema: ¿Cómo hago yo, queriendo
construir el sentido de lo que quiero decir, para que ese sentido se realice?
Cómo hago yo, empezando acá para saber qué es lo que quiero seguir diciendo y
cuando estoy acá, saber cómo lo que voy a seguir diciendo queda enlazado con lo
que ya dije antes, cuando sigo acá, acá y acá en cada término que utilizo, en
donde la relación con lo anterior conserva el sentido, pero sin embargo todavía
sigue apuntando al sentido que todavía no está dicho, pero que tengo que
terminar por decir, para que efectivamente esta frase se constituya en una
unidad de sentido. La unidad de sentido se despliega en el tiempo y ese
despliegue en el tiempo de la unidad de sentido, sin embargo tiene que poder de
algún modo mantener lo que yo ya dije y sin embargo no dejar fuera lo que todavía
no dije de esa unidad de sentido.
Por supuesto que voy avanzando en el tiempo y cada uno
de estos elementos es un presente distinto. Esto es el aquí y ahora, esto es el
aquí y ahora y esto es el aquí y ahora. Este es el presente, pero si este
presente pasa y yo paso al siguiente término, en esto que estoy diciendo, mi
presente es este. Si tenemos que pensar en una estructura temporal, toda
estructura temporal es un presente, pero un pasado y un advenir (lo por venir)
El pasado ya no es. El ad venir todavía no es. Lo que tengo como siendo es el
presente. También podría pensar que como mi presente es tan evanescente, ni
bien es presente ya dejo de ser presente y por ende ya es pasado y ya es el
advenir de mi presente. Siempre estoy en una situación en la que lo único que
tengo es mi presente, y es un presente tan evanescente que corre tan
rápidamente que casi no lo tengo.
Merleau-Ponty plantea la cuestión de la temporalidad
de la siguiente manera. Respecto de este presente, este presente tiene un
pasado inmediato. Algo que acaba de ser presente hace un rato y por
consiguiente es mi pasado inmediato. Lo que dejo de ser presente en reemplazo
de este nuevo presente que ahora es presente pero que antes era un advenir
inmediato. Este pasado inmediato es retenido. La idea de retención es
importante. Pasado inmediato retenido. ¿Cómo lo entiende Merleau-Ponty? Para
él, la retención es la presencia en el presente de este pasado inmediato. Que
este pasado inmediato sea retenido quiere decir que está presente en mi presente.
Parece difícil porque el lenguaje es difícil. Ilustrándolo se entiende.
Tomemos el mundo de cada uno de nosotros, el mundo de
nuestra experiencia vivida, ligada a los vínculos que hemos tenido. De algún
modo, la vida de uno está poblada por la vida de muchos. Deben saber que quizá
la población más importante de la vida de uno fue la de su infancia, la
familia, los amigos con quienes se
estableció un vínculo afectivo profundo. Puede decirse que esas personas viven
en la vida de uno. Nuestras prácticas están orientadas por mandatos de la casa
paterna. Rebelándonos y creando nuevos mandatos o aceptándolos y
reproduciéndolos. Suelen haber experiencias que nunca fueron impresas por los
padres. Nosotros acá en Argentina
tenemos impresos muy fuertemente los años de la dictadura. Yo puedo
recordar que durante la dictadura de Onganía, teníamos que entrar a la Facultad
de Filosofía y Letras con libreta universitaria y que mostrársela a la policía.
En la última dictadura yo directamente no pisaba la facultad por miedo a
desaparecer. Era la experiencia de muchos que mirábamos para un lado y para
otro. En realidad, no nos atrevíamos a salir. No sabíamos lo que nos podría
suceder. Esto es algo que adquiere presencia en los cuerpos. Es algo que se
transfiere a los cuerpos de la misma manera en que Bourdieu lo dice en El sentido práctico cuando habla de que
se interiorizan mandatos en la más temprana infancia que son todas las concepciones del mundo. Por ejemplo
los modales de la sociedad que se metan en los cuerpos y construyen los modelos
de dominación. Los mandatos se interiorizan en los cuerpos y los cuerpos ponen
de manifiesto estos mandatos. Los cuerpos de los que han vivido persecuciones y
torturas lo ponen de manifiesto. Cuando uno dice que el pasado está presente,
lo que quiere decir es esto. El pasado no es un recuerdo porque el recuerdo es
algo que paso hace mucho tiempo, pero no tiene ninguna operación en mi
presente, no funciona en mi presente. Uno tiene una historia que es un pasado
operante de mi presente. Si yo no puedo pensar que la historia de cada uno es
el pasado operante hoy, no tengo historia. Decir que el pasado es operante hoy
quiere decir que el pasado está retenido y opera en mi presente. Esta es la idea de retención y es preciso
saber distinguirla de recuerdo. El recuerdo no está operando. La retención no
es el pasado ni el recuerdo, sino que es el pasado retenido y operante en mi
presente.
De la misma manera en que Merleau-Ponty plantea un
pasado inmediato retenido, también plantea un futuro inmediato protendido. La
protensión es incluir en mi presente real la expectativa de algo que pasa a ser
parte de mi presente. Está en mi presente igual que mi pasado. Estando todavía
en este lugar de mi frase y teniendo todavía algo por decir para completar el
sentido de mi frase, ese decir todavía no está dicho, pero está protendido. Lo
anterior está retenido y lo todavía no dicho, pero por venir, está protendido. Está conmigo en lo que estoy diciendo porque
está relacionado con lo que voy a decir. Está incluido en este momento del
presente en donde estoy diciendo algo, de la misma manera que también está
incluido todo lo que ya dije. Merleau-Ponty piensa en virtud de qué es posible
constituir en la temporalidad la unidad de sentido de mi mundo. Tanto en el
mundo percibido como en el mundo pensado. La misma estructura que se aplica al
orden de lo percibido, también se aplica al orden de lo pensado. Porque somos
sujetos temporales y tenemos que construir la síntesis de nuestras experiencias
en el tiempo.
Descartes y Kant plantean los mismos problemas, aunque
dan otras soluciones. Como hago para constituir la unidad del objeto si la
tengo que desplegar en el tiempo. La idea que podría resumir esto que uno
querría poder hacer es la idea del instante. Si yo en un solo instante pudiese
tener una totalidad, en ese instante recibiría la totalidad de los tiempos.
Nosotros somos temporalidad y recurso temporal y tenemos que construir el
sentido en nuestra temporalidad. Pero así como tenemos que construir el sentido
en nuestra temporalidad, lo tenemos que construir en el espacio.
El tema del espacio tiene otra característica. Hay
algo interesante en este texto que vale la pena leer. Dice Merleau-Ponty:
“Cuando veo una película, el aparato apunta sobre el objeto y se acerca para
brindárnoslo agigantado, podemos muy bien recordar que se trata de la mano de
un personaje o de un cenicero, pero efectivamente no lo identificamos. Esto se
debe a que la pantalla no tiene horizontes” La pantalla no puede verlo si la
estructura de horizonte que nuestra percepción sí tiene. Estamos hablando del
horizonte espacial. Por ejemplo, yo estoy mirando para allá, pero el pizarrón
para mí esta acá, detrás de mí y tiene presencia, aunque yo no esté dado vuelta
hablado de espaldas a ustedes y mirando al pizarrón. La presencia del pizarrón
junto a la presencia de lo que yo tengo delante es absolutamente indudable para
mí. Yo me puedo ir hasta el fondo del pasillo y mirando hacia la calle, voy a
tener todo el resto del aula, más el pizarrón, más todos ustedes, a espaldas,
pero voy a seguir teniendo la certeza y la vivencia de eso como presencia junto
a mi mirada por la ventana de la calle. Junto a la visión explícita de la calle
Santiago del Estero con sus edificios, colectivos, autos y personas, el resto
va a estar detrás de mí como una presencia del mismo tipo que la relación
figura-fondo. El fondo de mi visión de la calle en el sentido espacial es lo
que yo tengo a espaldas. Está presente junto conmigo. Pero fíjense que en el
cine no pasa eso. En el cine no tenemos esa presencia de lo que está detrás
junto con nosotros en la pantalla. La cámara no puede reproducir la estructura
de horizonte que nosotros sí tenemos. La cámara no puede mantener lo que tiene
a sus espaldas como nosotros sí podemos mantener lo que tenemos a nuestras
espaldas.
La pantalla no tiene horizonte, pero la visión humana
sí. ¿Qué quiere decir esto? Dice Merleau-Ponty: “Si fijo mi mirada en un
fragmento del paisaje, los objetos alrededor se adormecen pero no dejan de
estar allí. Con esto tengo a mi disposición sus horizontes, entre los cuales
está implicado y visto en visión marginal el objeto que fijo actualmente. El horizonte
es pues, aquello que asegura la identidad del objeto en el curso de la
exploración. Es el correlato de la potencia próxima que conserva mi mirada
sobre un objeto que acabo de recorrer y que tiene ya sobre los nuevos detalles
que va a descubrir. Ningún recuerdo expreso, ninguna conjetura explícita,
podría desempeñar este papel. No darían sino una síntesis probable, en tanto
que mi percepción se da como efectiva. La estructura objeto-horizonte, es
decir, la perspectiva, nos perturba, pues cuando queremos ver un objeto. Si es el medio que tienen los objetos para
disimularse, es también el medio que tienen para develarse. Ver es entrar en un
universo de seres que se muestran y no se mostrarían si no pudieran esconderse
unos detrás de otros, o detrás de mí. En otras palabras, mirar un objeto es
habitarlo y desde ahí, captar todas las cosas. Pero en la medida en que también
las veo a ellas, que eran como habitaciones abiertas a mi mirada, percibo ya,
desde ángulos diferentes, el objeto central de mi visión. De este modo, todo
objeto es el espejo de todos los demás. Cuando miro la lámpara sobre mi mesa le
atribuyo no solo las cualidades visibles desde mi lugar, sino también las que
la chimenea, los muros, la mesa, pueden ver. Puedo ver un objeto en cuanto los objetos
formen un sistema o un mundo en que cada uno de ellos informe a los otros en
torno suyo como espectadores en sus aspectos escondidos y garantía de su
permanencia. Toda visión de un objeto por mi parte se reitera instantáneamente
en todos los objetos del mundo que son captados
como co-existentes porque cada uno de ellos es a lo sumo lo que los
otros ven de él. Nuestra forma anticipada hace un instante tiene que ser
modificada”.
La casa misma
no es la casa vista desde ninguna parte, sino la casa vista desde todas las
partes. El objeto acabado es traslúcido y está penetrado en todas sus partes
por una infinidad actual de miradas que se cortan en su profundidad. De esta
manera, Merleau-Ponty concibe la cuestión de la percepción y de la unidad de
sentido de los objetos, que es siempre una unidad pre-objetiva y fisonómica,
puesto que la noción de fisonomía es la que Merleau-Ponty usa para hablar del
mundo pre-objetivo, que es lo que Jean-Paul Sarte llama el mundo pre-reflexivo.
Husserl lo llama mundo pre-judicativo, por ser anterior al juicio y la
reflexión y lo califica también de ante-predicativo, es decir anterior a la
predicación.
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