Período 1983 - 1989 - Historia Argentina - ICSE - Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado - CBC
Período 1983 - 1989 - Historia Argentina - ICSE - Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado - CBC
Periodo 1983-1989. Radicalismo. Alfonsín
La asunción del
Radicalismo en 1983 se dio en un clima de euforia por la recuperación de la
democracia y las primeras medidas anunciadas apuntaron al optimismo
(juzgamiento a los responsables de las violaciones a derechos humanos,
democratización de la vida sindical y universitaria, entre otras). Sin embargo,
el gobierno debía afrontar difíciles problemas entre los más importantes la
deuda externa, la caída de las inversiones y la inflación.
Modelo Económico: Si bien
el gobierno de Alfonsín se asemeja a ideologías neoliberales, no hay un plan
absoluto de neoliberalismo, sino que se aplican políticas aisladas.
Tanto la política implementada en la última dictadura como los cambios operados en el capitalismo central desde fines de los 70 influyeron de modo decisivo sobre el comportamiento de la economía argentina durante la transición de la democracia.
En un principio, se buscó incentivar la producción industrial, reactivar el mercado de trabajo mediante la generación de empleo, dándose un mejoramiento del salario de los trabajadores. Pero esta política fue sacudida por una nueva devaluación seguida de inflación que trabó gravemente la actividad económica. El ministro de economía a cargo, Grinspun, debió renunciar en marzo del 85, siendo reemplazado por Sourrouille, el cual puso en práctica planes de ajuste con el fin de estabilizar la economía.
Con la aplicación del PLAN AUSTRAL (1985-1988) se congelaron algunos precios y salarios (con el argumento de que los aumentos salariales eran la causa principal del alza de los precios). Al tiempo se fijó el tipo de cambio, todas estas medidas se encaminaban a la lucha contra la inflación. El austral reemplazo al peso como moneda corriente. Por algunos meses la inflación pudo ser controlada pero al intensificarse y combinarse con la recesión, provocó la retracción de la inversión. Cayeron los salarios, continuó la concentración del ingreso y aumentó la pobreza.
Frente al agravamiento de la crisis, a partir de 1988 se llevó adelante el PLAN PRIMAVERA, que contó con el apoyo de los capitanes de la industria. Los dos elementos centrales del plan fueron la devaluación y el manejo de la pauta cambiaria. Ambos componentes permitieron crear condiciones de posibilidad para que los grandes grupos empresariales se lanzasen a la especulación financiera. Esto desencadenó a principios de 1989 una fuerte crisis hiperinflacionaria.
Entre 1984 y 1988 se realizaron 13 paros nacionales desplegados por la CGT, debido a los efectos inflacionarios sobre los ingresos y por políticas de expulsión de personal y reducción salarial.
Los organismos financieros internacionales (en especial el FMI) presionaron al gobierno sugiriendo políticas de ajuste del gasto público y aumento de la presión impositiva que permitiera pagar los intereses de la deuda externa, que se habían duplicado durante la dictadura militar.
Cuando en ese último año estos organismos decidieron no seguir respaldando al gobierno, comenzó un proceso hiperinflacionario que obligó al adelantamiento de las elecciones.
Tanto la política implementada en la última dictadura como los cambios operados en el capitalismo central desde fines de los 70 influyeron de modo decisivo sobre el comportamiento de la economía argentina durante la transición de la democracia.
En un principio, se buscó incentivar la producción industrial, reactivar el mercado de trabajo mediante la generación de empleo, dándose un mejoramiento del salario de los trabajadores. Pero esta política fue sacudida por una nueva devaluación seguida de inflación que trabó gravemente la actividad económica. El ministro de economía a cargo, Grinspun, debió renunciar en marzo del 85, siendo reemplazado por Sourrouille, el cual puso en práctica planes de ajuste con el fin de estabilizar la economía.
Con la aplicación del PLAN AUSTRAL (1985-1988) se congelaron algunos precios y salarios (con el argumento de que los aumentos salariales eran la causa principal del alza de los precios). Al tiempo se fijó el tipo de cambio, todas estas medidas se encaminaban a la lucha contra la inflación. El austral reemplazo al peso como moneda corriente. Por algunos meses la inflación pudo ser controlada pero al intensificarse y combinarse con la recesión, provocó la retracción de la inversión. Cayeron los salarios, continuó la concentración del ingreso y aumentó la pobreza.
Frente al agravamiento de la crisis, a partir de 1988 se llevó adelante el PLAN PRIMAVERA, que contó con el apoyo de los capitanes de la industria. Los dos elementos centrales del plan fueron la devaluación y el manejo de la pauta cambiaria. Ambos componentes permitieron crear condiciones de posibilidad para que los grandes grupos empresariales se lanzasen a la especulación financiera. Esto desencadenó a principios de 1989 una fuerte crisis hiperinflacionaria.
Entre 1984 y 1988 se realizaron 13 paros nacionales desplegados por la CGT, debido a los efectos inflacionarios sobre los ingresos y por políticas de expulsión de personal y reducción salarial.
Los organismos financieros internacionales (en especial el FMI) presionaron al gobierno sugiriendo políticas de ajuste del gasto público y aumento de la presión impositiva que permitiera pagar los intereses de la deuda externa, que se habían duplicado durante la dictadura militar.
Cuando en ese último año estos organismos decidieron no seguir respaldando al gobierno, comenzó un proceso hiperinflacionario que obligó al adelantamiento de las elecciones.
Liderazgo: El liderazgo
democrático alfonsinista se basó concretamente en un discurso con eje en el
estado de derecho y la Constitución Nacional. Planteaba una crítica profunda a
las corporaciones de tradición autoritaria.
Sin embargo, tres fueron los límites que condicionaron el poder de maniobra de Alfonsín desde los inicios de la transición. En primer lugar, el fracaso de la ley de reforma sindical. En segundo término, el colapso del programa de reactivación económica planteada por el ministro Grinspun en 1985. Finalmente la crisis militar de semana santa en abril de 1987. Podemos decir entonces, que la combinación de estos tres elementos influyó de manera decisiva en el fracaso intento de formación del “tercer movimiento histórico” en tanto continuación superadora de los grandes movimientos populares de la Argentina del siglo xx, y pilar fundamental del liderazgo alfonsinista.
Sin embargo, tres fueron los límites que condicionaron el poder de maniobra de Alfonsín desde los inicios de la transición. En primer lugar, el fracaso de la ley de reforma sindical. En segundo término, el colapso del programa de reactivación económica planteada por el ministro Grinspun en 1985. Finalmente la crisis militar de semana santa en abril de 1987. Podemos decir entonces, que la combinación de estos tres elementos influyó de manera decisiva en el fracaso intento de formación del “tercer movimiento histórico” en tanto continuación superadora de los grandes movimientos populares de la Argentina del siglo xx, y pilar fundamental del liderazgo alfonsinista.
Modelo de Estado: La lucha
política por los derechos humanos ocupó un lugar prioritario en la agenda del
gobierno de Alfonsín. El proceso abarca tres etapas: 1) la creación de la
CONADEP y la estrategia del autojuzgamiento militar que se desarrollo en forma
paralela; 2) el juicio a las juntas militares que culminó en la condena de
varios de sus miembros, y 3) una etapa de retroceso en la ofensiva
gubernamental por las dificultades derivadas de los reiterados episodios de
insubordinación militar. Durante ese lapso se sancionaron las leyes de PUNTO
FINAL (que buscaba la fijación de una fecha tope para la presentación de causas
asociadas a la represión ilegal) y de OBEDIENCIA DEBIDA (que permitía
establecer distintos niveles de responsabilidad entre los participantes de la
represión ilegal). Pero el movimiento carapintada logró fortalecer la cúpula
militar, tras protagonizar una represión violenta contra un grupo guerrillero
que atacó el cuartel de La Tablada, provincia de Bs. As, en enero de 1989.
Este sobrevuelo sobre las relaciones entre la lucha política por los derechos humanos y los problemas derivados de la crisis militar apunta a ubicar hacia 1985 el inicio de la desmovilización. A principios de 1989 reapareció la violencia, expresándose en la continuidad de las insubordinaciones militares, el ataque guerrillero a La Tablada y la serie de enfrentamientos violentos y saqueos en diferentes regiones del país, la opinión pública miró hacia ese pasado que creía enterrado. Volvió a resurgir el miedo. Frente a la ingobernabilidad muchos optaron por el cambio encarnando en la figura de Menem.
Este sobrevuelo sobre las relaciones entre la lucha política por los derechos humanos y los problemas derivados de la crisis militar apunta a ubicar hacia 1985 el inicio de la desmovilización. A principios de 1989 reapareció la violencia, expresándose en la continuidad de las insubordinaciones militares, el ataque guerrillero a La Tablada y la serie de enfrentamientos violentos y saqueos en diferentes regiones del país, la opinión pública miró hacia ese pasado que creía enterrado. Volvió a resurgir el miedo. Frente a la ingobernabilidad muchos optaron por el cambio encarnando en la figura de Menem.
EJE SOCIAL
·
Educación: A lo largo de la etapa
alfonsinista, los intentos de revalorizar los principios de gratuidad,
universalidad y laicismo en el sistema educativo, vigentes en la Constitución
Nacional, fueron una expresión clara de una política tendiente a satisfacer las
demandas reprimidas durante la última dictadura militar. Se eliminaron una
serie de restricciones institucionales de acceso al sistema, lo que acabo
produciendo un importante salto en la matricula, sobre todo en el nivel superior.
En el caso de la Universidad de Bs As, se incorporaron todos aquellos que
habían aprobado sus exámenes de ingreso durante la dictadura pero que habían
quedado fuera en virtud del sistema de cupos vigente. Por otro lado, se
implementó el Ciclo Básico Común, con el objetivo de eliminar las desigualdades
generadas en el nivel de educación media en lo que a conocimientos se refiere.
Finalmente, se deterioraron los servicios por falta de coordinación y la
desintegración institucional.
·
Salud: Al comienzo de la gestión
alfonsinista, el sistema de salud estaba en crisis. Por un lado, se segmentaba
en función de la condición económica de la población, factor que dejaba a
importantes sectores sin cobertura. Además se presentaban diferencias en la
calidad de los servicios dentro del propio sistema y con relación al nivel de
ingresos de las distintas obras sociales. La baja del gasto, se expresaba tanto
en el deterioro de la formación de los profesionales como en el abandono de los
enfermos crónicos y de la atención primaria. La crisis del sector público
reflejaba drásticamente la caída de la inversión en el área.
·
Vivienda: El banco Hipotecario tendió a
cubrir a los sectores de ingresos medios con el financiamiento tanto de obras
nuevas como de ampliaciones y refacciones, el Fondo Nacional de la Vivienda se
instrumentó mediante la contratación del sector privado para la construcción de
viviendas multifamiliares destinadas a los sectores de menores ingresos.
·
Trabajo: A lo largo de la transición
democrática la aplicación de programas neoliberales contribuyó a la
profundización de la crisis en el mercado de trabajo, realidad heredada de la
dictadura militar. Los efectos negativos se reflejaron con claridad en el
aumento de la tasa de desocupación, que se manifestó con inusual firmeza a
partir de 1989.
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