Aníbal Quijano “Colonialidad del poder, globalización
y democracia
Con el creciente
proceso de globalización, propuesto por Anínal Quinajo, que se caracteriza por:
1) la colonialidad del poder que utiliza la raza como fundamento del patrón
universal de clasificación y dominación social; 2) el capitalismo como patrón
universal de explotación social; 3) el Estado como forma central universal de
control de la autoridad colectiva y el moderno Estado-Nación como una variante
hegemónica; 4) el Eurocentrismo como forma de control hegemónica de la
subjetividad/intersubjetividad como el único modo posible de producir
conocimiento.
Con estas nociones
podemos decir, en términos de lo que propone Antonio Gramsci, que la
globalización ha impuesto un modelo hegemónico de dominación liderado por un
grupo de países centrales (el G7), países con el modelo del moderno
Estado-Nación, que conforma una estructura de autoridad y una forma consensuada
de dominación colectiva. Estos Estados-Nación poseen una serie de
características específicas: son, supuestamente, democráticos, lo que quiere
decir que fueron elegidos mediante el “voto”, que les da una condición de
legitimidad proporcionada por un consenso que se crea por el liderazgo político
que cohesiona esta concepción “democrática” como la única posible, como el
mejor modelo. Además, este conjunto de países impone su voluntad sobre una
serie de Estados que finalmente dejan de tener autonomía, estos son, según
Quijano, los países que aún no culminaron el proceso de formación del moderno
Estado-nación, con gobiernos “de excepción” o “pre-capitalistas” y se
convierten en estructuras institucionales de administración local de los
intereses mundiales.
Además, este grupo
está conformado por entidades intergubernamentales de control y ejercicio de
violencia (como la OTAN), entidades intergubernamentales y privadas de control
del flujo mundial del capital, especialmente el financiero (como el FMI, el
Banco Mundia, el Club de París, etc.). Esta trama institucional constituida por
las entidades y Estados-nación, que se nombraron arriba, forman un gobierno
mundial invisible, al que el autor llama BLOQUE MUNDIAL IMPERIAL. Se observa
que hay una re-concentración mundial del control de la autoridad política. En
la sociedad civil se generaron discursos que validan estas formas de
dominación, que promueven la explotación de las personas en el trabajo, por
ejemplo, y producen la colonialización en donde el Bloque Mundial Imperial
impone su voluntad sobre el resto del mundo.
En este contexto la
globalización es un momento del proceso de desarrollo histórico del patrón de
poder. La globalización ha ampliado la dominación consensuada de las clases
dominantes del mundo. Ya no se limita al ejercicio de imponer su modelo
hegemónico sobre una sociedad o cultura, esta forma se ha expandido a nivel
mundial, creando una única y legítima racionalidad (eurocentrista).
La globalización es
concebida como una maquinaria impersonal que existe y se desarrolla
independientemente de las decisiones humanas, de un modo natural e inevitable que abarca todas
las acciones humanas hoy.
Para ilustrar este
concepto tomaré como ejemplo la industria de la moda e indumentaria. Con la
industrialización creciente y voraz de este tipo de industria, en donde la
producción en masa es de suma importancia, se ve la necesidad de abaratar
costos. Por lo cual diferentes empresas, como por ejemplo Levi's o Nike
producen sus materiales y manufacturan en distintos puntos del mundo, borrando
el proceso de producción y la explotación que se esconde detrás de la prenda.
La distribución de la producción y los bienes y productos se hará en relación a
los cambios que surjan en las relaciones entre las diversas formas de
acumulación capitalista a favor de la hegemonía de la acumulación financiera.
Se concreta una RE-CONCENTRACIÓN
del control de los recursos, bienes e ingresos en manos de una minoría. Crece
el proceso de polarización social entre una minoría rica (cada vez más
decreciente pero más rica) y la mayoría (más creciente, más pobre)
A esto se le agrega
un incremento de la sobre-explotación del trabajador alrededor del mundo.
La consecuencia
visible es la aparición de una estructura explotadora del trabajo y la
re-aparición de formas no salariales, como la esclavitud y la servidumbre
personal.
Para Aníbal Quijano
fuerza y violencia son requisitos de la dominación, pero en la sociedad moderna
no son ejercidos de manera explícita y directa, se encuentran encubiertas por
estructuras institucionalizadas de autoridad colectiva o pública y
“legitimadas” por ideologías constitutivas de las relaciones intersubjetivas
entre los varios sectores de interés y estructuras: ESTADO. Esto se adapta al
concepto de hegemonía que plantea el autor italiano, ya que la hegemonía es la
forma de dominación de la clase dominante (en este caso el Bloque Imperial
Mundial) que se ejerce mediante la suma de coerción e ideología, que siempre
irán de la mano. Los trabajadores explotados acuden a la fábrica voluntariamente,
como explica Gramsci. Esta forma de explotación laboral está naturalizada en la
sociedad hoy en día. Trabajar constituye para ellos un privilegio y la forma
desigual de la concentración del capital en el mundo actual, donde la distancia
entre ricos y pobres crece cada día más genera produce una desigualdad que se
ve como natural. Las estadísticas muestran que un 20 % de la población mundial
concentra el 80 % de la riqueza del mundo, mientras que el restante 80 %
concentra sólo el 20 % de la riqueza.
Quijano explica que
la explotación y la dominación no son una consecuencia directa de la
integración mundial en el intercambio de bienes, servicios e información ni con
el achicamiento del mundo. La cuestión se debe analizar desde el carácter
capitalista, contrarrevolucionario y predador del poder mundial que implica la
globalización. No se trata de detener el desarrollo de esta integración, sino
de liberarla de la violencia que genera y que las relaciones sociales entre las
poblaciones sean socialmente iguales y libres. Se debe cambiar la distribución
mundial del poder de forma radical.
Se darán entonces,
lentamente, luchas de resistencia para reconquistar antiguos logros, como la
participación democrática y que cese la explotación violenta de los trabajadores
a nivel mundial. Siguiendo el ejemplo propuesto anteriormente de la industria
de la indumentaria, han surgido en estos años movimientos que se oponen a la
explotación del trabajador, por ejemplo el IOU project, I OWE YOU, que trata de
cuestionar supuestos subyacentes de la industria de la moda y proponer una
forma de trabajo alternativa. La empresa, en su página web tiene una historia
detallada, con fotos y textos, sobre los integrantes y personas que trabajan en
el proceso de la manufacturación de las prendas. Esta organización apela al ser
humano como individuo, mostrando las historias de tejedores, diseñadores,
artesanos y hasta consumidores, no como mito del hombre aislado y contrapuesto
a lo social sino, como plantea Quijano, con reciprocidad como forma de
organización del trabajo y de distribución más democrática, lo que
proporcionará un nuevo horizonte para las luchas mundiales.
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