Período 1989 - 1999 - Historia Argentina - ICSE - Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado - CBC
Período 1989 - 1999 - Historia Argentina - ICSE - Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado - CBC
La
década Menemista
Periodo 1989 – 1999:
A quince días de las elecciones
nacionales, que le dieran el triunfo al binomio justicialista Carlos Menem –
Eduardo Duhalde, gran cantidad de trabajadores y desocupados sin dirección
orgánica iniciaron saqueos a supermercados en diversos puntos del país. La
respuesta gubernamental fue la declaración del estado de sitio y la represión.
Seis meses antes de la fecha estipulada, el 9 de julio de 1989, Carlos Saúl
Menem asumía la primera magistratura de la República.
Es necesario tener en cuenta el
descrédito que acompañó la salida anticipada del radicalismo del poder. En ese
contexto, cobran especial significado los efectos sociales y políticos
negativos derivados de la crisis hiperinflacionaria desatada en febrero de 1989.
Los mismos amalgamaron sobre un malhumor social generalizado con origen en los
reiterados cortes de energía a los que se vio sometida la población desde
enero. Este problema denudó frente a la opinión pública la profunda crisis en
la que se hallaba el Estado empresarial. Si bien ésta era de larga data, sobre
esa crisis del Estado empresarial se montará posteriormente toda la ofensiva
neoliberal para justificar el proceso de privatizaciones al que apuntaba el
Plan de Convertibilidad.
Modelo
económico: Estado Neoliberal
Si bien durante la campaña electoral
de Menem había retomado viejas banderas del partido al que pertenecía, una vez
en el gobierno se alineó con los grupos económicos mas poderosos.
Paradójicamente fue este gobierno peronista el que aplicó el ideario
neoliberal.
En un aspecto en el que se avanzó a
poco de instalado el gobierno, fue en la política
de privatización de las empresas públicas. A fines de 1990 ya habían sido
transferidos al sector privado los teléfonos y Aerolíneas Argentinas. Más tarde
le siguieron los ferrocarriles, la petrolera YPF, los canales de televisión,
los servicios de agua, gas y luz, y otras empresas. También se hicieron cambios
en el sistema provisional; entre ellos, la instalación de un sistema de
jubilaciones privadas.
Como consecuencia de estas
privatizaciones, y el reordenamiento de estas empresas, dejaron en la calle a
buena parte de los trabajadores. A ellos se sumo la expulsión de miles de
trabajadores del Estado, víctimas de las políticas de reducción del gasto
público, que agravaron las condiciones del mercado laboral.
Con la llegada de Domingo Cavallo,
al Ministerio de Economía a principios de 1991, se sancionó la Ley de Convertibilidad que estableció
una paridad cambiaria de la moneda argentina con el dólar estadounidense y
permitió que los australes fueran libremente cambiables por aquella moneda.
A partir de abril de 1991, la dupla
Menem-Cavallo logró poner en marcha el Plan
de Convertibilidad. Su objetivo central era crear, a partir de la ruptura y
la desregulación de la economía, condiciones de posibilidad favorables para el
ingreso de capitales. Esto implicaba, además del avance sobre el Estado, la
estabilización monetaria y el control inflacionario. Desde entonces el plan se
desarrolló según los pasos previstos, con un desmantelamiento progresivo de la
estructura estatal como el consecuente avance del sector privado sobre áreas
fundamentales de decisión. Otro aspecto clave de la nueva política fue la
desregulación económica interna tanto en cuanto al mercado de trabajo con la
llamada flexibilización laboral que
implicaba la perdida de buena parte de los derechos de los trabajadores en
beneficio de las empresas, como al mercado de capitales, con la libertad para
ingresar y sacar capitales del país.
La políticas de liberalización
comercial, reducción de derechos arancelarios y libre flujo de capital
financiero promovieron la inserción argentina en la economía mundial.
A fines de 1994 comenzó a
registrarse un marcado aumento de la tasa de desempleo. En ese escenario se
desarrolló la campaña electoral para los comicios del 14 de mayo de 1995. Los
argumentos del gobierno buscaban explicar el efecto no deseado del plan como un
resultado inesperado producido por factores coyunturales. Entre estos
destacaban el llamado “efecto tequila”, la mayor cantidad de gente que
presionaba sobre los mercados laborales y la inmigración de países vecinos. La
oposición intentaba señalar que el aumento del desempleo era en realidad un
efecto previsto en la reorganización del capitalismo argentino iniciada en
1976.
Sin embargo, una porción mayoritaria
de la ciudadanía argentina, votó por la reelección del presidente Menem por un
nuevo periodo de cuatro años.
Hacia el segundo semestre de 1997,
la crisis económica empezó a confundirse con el inicio de una crisis
hegemónica. En ese contexto la dupla Menem-Cavallo se fractura. El nuevo
titular de Economía procurará la ultima ofensiva sobre el sector público y la
profundización de la ortodoxia neoliberal.
Modelo
de estado: Neoliberal.
Desde la llamada “crisis del
petróleo” a comienzos de los 70 los grandes grupos económicos y algunos
organismos internacionales, comenzaron a cuestionar las políticas sociales de
los Estados Capitalistas. En la Argentina encontraron en los gobiernos que se
sucedieron en el ultimo cuarto del siglo XX oídos receptivos. Pero sobre todo
fue durante la década del gobierno Menemista cuantos estas políticas
neoliberales en materia de acción social del estado impusieron su rumbo, a
partir de la idea de que la provisión estatal de servicios educativos o de
salud era ineficiente y costosa. Las criticas se extendieron a la legislación
laboral protectora de los trabajadores como las indemnizaciones por despido, la
regulación de la jornada laboral, la fijación de salarios mínimos por el
Estados y otras medidas. Además los sindicatos con capacidad de presión y las
negociaciones colectivas de las condiciones de trabajo también estaban en la
mira de esta corriente.
Menem puso manos a la obra para
lograr la subordinación del poder militar. En el lapso que media entre la firma
del primer y el segundo indulto, que favoreció a un nutrido numero de
procesados y condenados y que luego alcanzó a los miembros de las dos primeras
juntas militares, el presidente logró resolver el problema “carapintada“, la
última condición necesaria para la subordinación del poder militar al poder
político.
Eje
social
Educación:
Se
avanzó en el proceso de descentralización que se había iniciado con la
dictadura. Al traspaso al ámbito municipal o provincial de los colegios
primarios antes administrados por el Estado nacional, se le agregó las escuelas
medias y terciarias desde 1992. La Ley Federal de Educación aumentó, además,
los años de escolaridad obligatoria. Las dificultades se dieron por las limitaciones
presupuestarias, que llevaron a un deterioro del servicio educativo y de los ya
bajos salarios docentes. Un resultado evidente de esta situación fue el
crecimiento de los establecimientos privados en los tres niveles educativos.
Salud:
La
escasez de materiales sanitarios y medicamentos y deterioramiento físico de
algunos centros de salud pusieron en peligro la continuidad en la prestación de
servicio de algunos hospitales. En la década del 90 se dio una fuerte
privatización de los servicios de salud, proliferando los sistemas de medicina
prepaga, tanto como clínicas y sanatorios privados. La crisis por las que
atravesaban las obras sociales sindicales, fogoneadas por razones políticas,
agregó un dato más a la explicación del deterioro general de la atención
sanitaria de los sectores mas necesitados de la población.
Laboral:
La
legislación laboral previa fue prácticamente destruida, los trabajadores
perdieron derechos laborales básicos. La llamada política de flexibilización
laboral incluyó medidas como reducciones de las indemnizaciones por despido y/o
accidente de trabajo, creación de modalidades de empleo temporario y extensión
de la jornada laboral según las necesidades de las empresas, entre otras. Las
descentralización de la negociación colectiva de las condiciones laborales
buscó además debilitar el peso de los sindicatos en la determinación de los
salarios. El resultado de todas estas leyes y decretos fue, en lo económico,
una reducción de costos que benefició a las empresas sin que ello implicara
mejoras en el nivel de inversiones. Otro resultado fue la mayor subordinación
del movimiento obrero a los intereses del capital y un aumento del control por
parte de las empresas sobre la mano de obra.
Las
dificultades generadas en el mercado de trabajo trajeron aparejadas graves
consecuencias sobre las condiciones laborales. Las ocupaciones temporales o
discontinuas, el empleo en negro, los bajos salarios, el aumento de la jornada
de trabajo, han derivado en una precarización del empleo y una creciente marginación
social de magnitudes desconocidas hasta ahora.
Vivienda:
Para
1990 casi el 7% de la población de los partidos distribuidos en el primero y el
segundo anillo del conurbano bonaerense tendió a concentrarse en villas
miseria. Según cifras del censo Nacional de Población de 1991 la tendencia
creció hasta abarcar los partidos que conforman el tercer anillo suburbano. El
carácter excluyente de los ajustes económicos se reflejo tanto en la reducción
de los programas de vivienda como en la caida de inversión en saneamiento
básico. Las condiciones de posibilidad de acceso al crédito privado derivadas
del programa estabilizador de 1991 solo favorecieron a los sectores de ingresos
medios y altos. Muchos de ellos contribuyeron en los últimos años al desarrollo
de un proceso de construcciones ajustado a la medida de sus necesidades sobre
la base de barrios cerrados y countries especialmente en la zona norte y, en
menor medida, en el sur y oeste de la provincia de Buenos Aires, que
constituyen verdaderas fortalezas emplazadas paradójicamente en el medio de la
miseria.
Tipo
de liderazgo: Carismático y personalista.
El origen del liderazgo carismático
Menemista se cristalizo en el inesperado resultado obtenido por Menem en la
elección interna. Fue garantía esencial para la ejecución de la política
transformadora que requería sin duda una reconstrucción hegemónica.
Portador y vocero de una política
audaz, el presidente fue diseñando en los primeros tiempos una estrategia de
construcción hegemónica mediante el empleo del método de ensayo y error, que lo
colocó varias veces al borde del naufragio. Por ello, afirmamos que el tipo de
liderazgo carismático fue fundamental para sortear los efectos negativos de la
crisis económica.
Fiel a su estilo personalista, Menem
se colocó en el rol de político actual y decidido, superador de la vieja
política y único garante para el cambio estructural que necesitaba la
Argentina. Su personalismo resultó fundamental a la hora de acotar el poder de
los sindicatos y el margen de maniobra de su propio partido. Logró emprender la
reforma estructural en condiciones de hegemonía real y con anuencia de una
parte importan de la población.
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